¿Quo Vadis Costa Rica? ¿A dónde vas Costa Rica? ¿A dónde te han traído? ¿A dónde te están llevando?
Se supone que toda empresa, toda institución y debería de ser así, todo país, debería de mejorar y de avanzar hacia mayores logros, mayor desarrollo y por ende, mejor calidad de vida y mejores condiciones para todos.
Tuvimos un país cuyos índices en desarrollo humano, en salud y en calidad de vida eran los mejores de América Latina e incluso mejores que muchos países de Europa.
Teníamos una educación y una salud publicas extraordinariamente buenas. Teníamos una economía estable y un tipo de cambio que nos permitía un poder adquisitivo que pocos países tenían.
Las instituciones estaban al servicio de la ciudadanía y eran eficientes ven brindar esos servicios.
La seguridad pública nos permitía vivir en paz y caminar sin peligro y a cualquier hora del día.
¿Qué cambió? ¿En qué momento sucedió? ¿Cuándo se acabó aquel Estado benefactor? ¿Por qué dejamos de ser lo que éramos?
Todo comenzó cuando algunos dijeron que el Estado era muy grande y que muchos de los servicios que el Estado brindaba tenían que ser trasladados a empresas privadas. Cuando se le hizo caso al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial y el Consenso de Washington comenzó a ejecutarse. Y aquí tanto el Partido Liberación Nacional como la Unidad Social Cristiana abrieron los brazos para que se implementaran los Planes de Ajuste Estructural (PAE). Primero Luis Alberto Monge, luego Calderón Fournier, luego Figueres Olsen y ahí se abrieron todas las compuertas para que el Estado dejara de ser lo que era y el pueblo dejara de obtener los beneficios que teníamos. La salud pública se deterioró porque la salud privada tenía que ser fortalecida y la fortaleció la misma CCSS comprándole sus servicios pagando miles de millones de dólares. La educación pública se deterioró y porque la privada tenía que ser fortalecida. Y han tratado de desmantelar la CCSS y trataron de acabar con el ICE, el pueblo lo impidió entonces decidieron debilitarlo. Precisamente en gobiernos de Liberación Nacional y la Unidad Socialcristiana sucedieron hechos muy lamentables en contra de esas instituciones. Óscar Arias Sánchez, Miguel Ángel Rodríguez y su séquito causaron daños que hasta hoy no han podido repararse en esas instituciones.
Y desde luego que vino la corrupción galopante y vino el narcotráfico y vino la mala educación y vino la pobreza y la pobreza extrema y vino la migración del campo a la ciudad y esos politiqueros fueron los que fomentaron los tugurios para luego ofrecerles “bonos” y ganar votos.
Pero lo que más desgracia nos ha causado y que vino junto con todos esos males y porque todo eso se hacía que llegara y se quedara fue La INDIFERENCIA de la gente. El que no le importara nada de lo que sucedía. Permitimos que nos robaran, nos saquearan y nos despojaran de todo lo que teníamos bueno, incluso hasta de nuestra dignidad, porque nos despojaron de nuestro amor por esta patria.
Ha habido intentos por sacudirnos de esa oprobiosa corrupción política, pero los intentos han sido acabados, con la ayuda de la prensa y la indiferencia nuestra. Rodrigo Carazo, mal entendido, mal enjuiciado y mucho peor tratado, hizo lo posible, pero Liberación Nacional no podía permitir que lograra sus deseos y por ello impidió desde la Asamblea Legislativa que se dieran las cosas como tenían que darse.
Hoy no andamos muy lejos de eso. Y ahora hasta nos quitaron la posibilidad de protestar en las calles.
Dios quiera que no olvidemos la historia y que dejemos de lado la indiferencia y asumamos actitudes y conductas más patrióticas ante tanto filibustero que tenemos hoy en día.
El gobierno pretendió un recorte a las universidades públicas de casi una cuarta parte, bueno, alrededor de C129 mil millones, es decir, menos de la tercera parte de lo que la amnistía fiscal en 2018 otorga a los deudores de impuestos y evasores, ya condenados por Hacienda, o juicios en trámite legal avanzado. Nadie del gobierno protestó, ni lo rechazó; para entonces se hablaba de una evasión y elusión superior al 8% del PIB, o sea unos $4.800 millones de dólares.
El señor presidente habla mucho de combatir la evasión y la elusión, el fraude fiscal y no se ve todavía una «socada de faja real» (ya se le envió de parte del Movimiento Patriótico, una propuesta para resolver esa situación, de forma rápida y sencilla).
Al situarse y situar a la educación primaria y secundaria como prioridad, respecto a las universidades públicas, creando o fomentando, no solo una división, sino un potencial enfrentamiento entre el estudiantado de ambos sectores, espero que no de profesionales del MEP y de las universidades.
El Índice de Desarrollo Humano mide tres parámetros:
1- esperanza de vida al nacer
2- nivel de escolaridad, y
3- nivel de ingresos
Este IDH señala en el numeral 2 que los países con mejor índice de desarrollo humano tienen altos niveles de escolaridad, es decir universitaria, además de los grandes ingresos y muchos años de vida y saludable.
La educación es un pilar del desarrollo de los Estados, como factor de gran efecto social, económico y político, la educación pública en sus 4 niveles, para Costa Rica, (primaria, secundaria, técnica y terciaria o universitaria), ha reflejado en el recorrer de su historia, el salto gigante que nuestro país ha dado desde el decenio 1940-49; que todavía tiene mucho que decir a las generaciones actual y futuras.
Con una matrícula de 40 estudiantes de nuevo ingreso, el campus Coto de la Universidad Nacional, ubicado en la provincia de Puntarenas, Cantón de Corredores, pone en funcionamiento para este 2022 una oportunidad para la formación de jóvenes, en uno de los cantones con menor índice de desarrollo humano (IDH) del país.
La carrera de Planificación Económica y Social, a cargo de la Escuela de Planificación y Promoción Social-EPPS-UNA, tiene como objetivo formar personas profesionales con capacidades para la sistematización y la producción de conocimientos teóricos, metodológicos y técnicos en planificación, organización y gestión; que contribuyan con los procesos de desarrollo integral y sustentable de la sociedad, dentro de una concepción inter y multidisciplinaria.
Como parte del proceso académico, este jueves 3 de marzo de 2022, la dirección de la EPPS-UNA en conjunto con las autoridades de la Sede Brunca, organizaron un encuentro en el Campus Coto, entre docentes de ambas instancias educativas de la UNA, con el propósito de iniciar la implementación de la Carrera de Planificación Económica y Social en esta región. De ahí, que se generó una reflexión y análisis del enfoque de planificación que se asume desde el plan de estudios, así como, el perfil profesional que se pretende forjar desde los procesos de docencia y su relación con la extensión e investigación universitaria.
Personas académicas y autoridades de EPPS-UNA abordaron los objetivos, el perfil de entrada, salida y profesional de dicha carrera, propiciando el intercambio abierto de puntos de vista, sobre la pertinencia de este tipo de profesionales para contribuir al desarrollo de la región.
El PhD Giovanni Rodríguez Sánchez, académico de EPPS-UNA, comentó que el perfil ocupacional y profesional de los estudiantes de esta carrera, les permitirá interpretar la realidad nacional y local, así como su relación con las tendencias globales. Podrá, además, diseñar estrategias de desarrollo adecuadas a diferentes sectores de la población, facilitando una mayor participación en la toma de decisiones: “Cada profesional en Planificación Económica y Social, estará en capacidad de cumplir las funciones de gestión, promoción, organización, investigación, planificación (diagnóstico, formulación, ejecución), capacitación, evaluación, dirección, asesoría en los ámbitos públicos y privados”.
Para el Dr. Ángel Ortega Ortega, Director de EPPS-UNA, dentro de los elementos de mayor interés expuestos en el encuentro, se destaca la concepción de planificación del desarrollo que se tiene en la carrera, la cual es considerada como un sistema en el cual intervienen la investigación, la prospectiva, la elaboración y ejecución y la evaluación de estrategias, así como la participación de todos los actores sociales locales o institucionales involucrados: “Se visualiza además, como objeto de estudio de la planificación, el desarrollo, para lo cual es necesaria estudiar el pasado, comprender el presente y construir el futuro, el cual debe ser conveniente en el marco de un interés por contribuir a una sociedad más justa, equitativa, sostenible y solidaria, y es en ese marco, en el cual se enfocan los esfuerzos de formación de personas planificadoras en el área económica y social, indicó el director de la unidad académica”.
Con el objeto de orientar el desarrollo de la docencia, la sesión concluyó, con un análisis de la interrelación entre los contenidos de los diferentes cursos considerando las cuatro áreas disciplinares del plan de estudios: Área de planificación y administración, área económica y social, área metodológica e instrumental y finalmente el área disciplinar de prácticas.
Cuatro posibles escenarios esperan a Costa Rica en el futuro: uno catastrófico, dos de peligro y el escenario deseable o escenario apuesta.
De no rectificar el rumbo, el país se dirige hacia escenarios muy peligrosos según se desprende de la investigación “Escenarios Costa Rica 2040: Hacia la Nueva Normalidad”, realizada por la Escuela de Planificación y Promoción Social de la Universidad Nacional (EPPS-UNA), mediante consulta a más de 200 representantes de distintos sectores sociales.
Al presentar los resultados de este estudio, Juan Carlos Mora, coordinador y especialista en prospectiva –análisis de futuro-, empezó con el escenario del “país del juego /sueño perdido”, considerado el catastrófico, por ser –dijo- el que más coincide con la situación que está viviendo el país y con la que podría experimentar una vez superada la pandemia.
En este escenario se da la mayor desigualdad social, mientras la producción nacional no crece para lograr un equilibrio en el desarrollo.
“No estamos tan lejos de tomar ese rumbo. Las tendencias del país caminan hacia ese escenario y por eso es que “un cisne negro” como la pandemia que estamos viviendo ha venido a acelerar la marcha”, advirtió el investigador.
Y es que el elemento más claro en el futuro del país, en términos tendenciales, es precisamente la desigualdad social, como lo muestra el comportamiento del coeficiente de Gini.
A esto se suma, una ralentización del crecimiento de la producción, medida por Producto Interno Bruto (PIB), que también contribuye a acercar al país al peor escenario.
No por casualidad, se han venido perdiendo aceleradamente posiciones en el Índice de Desarrollo Humano (IDH), lo que también da cuenta del rumbo poco deseable que lleva el país.
Escenarios de peligro
Entre los cuatro escenarios más posibles, destacan también dos de peligro, de alta inestabilidad.
A uno de ellos se le ha denominado “el país de unos pocos”, el cual está caracterizado por la concentración de la riqueza en un sector muy pequeño de la población, lo que provoca altos índices de desigualdad social, sin que el Estado logre implementar una política pública redistributiva para revertir el proceso.
Costa Rica tampoco está lejos de este escenario de peligro. “Hay una tendencia hacia la concentración del ingreso, que la pandemia va a acelerar”, dice Mora, quien considera preocupante que se esté tratando de contrarrestar esta tendencia con política pública cortoplacista, que no la revierte.
El otro escenario de peligro es “el país que reparte lo que no tiene”, donde se logra mejorar en temas de igualdad, pero a costa de endeudamiento, de un sistema de impuestos regresivo, de una política pública populista, que deja muy comprometidas las posibilidades de desarrollo.
Hacia “el país donde quiero vivir…”
“Es importante indicar que la ocurrencia o no de un escenario todavía está en manos nuestras; por eso, la investigación contempla como probabilidad el escenario apuesta, que es el país donde quiero vivir el resto de mi vida”, subrayó el académico de EPPS.
¿Podría Costa Rica alcanzar cambiar el rumbo y caminar hacia este escenario apuesta, en el que crece el PIB y disminuye la desigualdad?
Este escenario no está cerca, según reconoce el coordinador de “Escenarios Costa Rica 2040: Hacia la Nueva Normalidad”, para quien el empuje hacia “el país donde quiero vivir el resto de mi vida” va a requerir esfuerzo, así como varios gobiernos; “no se va a lograr en cuatro años ni con el mejor gobierno del mundo”.
Aunque las tendencias se oponen, este escenario alcanzó en el estudio un 42% de probabilidad, lo cual es importante –afirma el investigador- porque refleja que se ven posibilidades de que Costa Rica rectifique el rumbo, de manera que pueda superar factores evidentes de desigualdad social, como baja conectividad, educación desigual, disparidad territorial, bajo acceso a tecnología, brecha en ingresos e impuestos regresivos, entre otros.
“En este escenario vemos la Costa Rica del futuro como un país virtual en muchas de las cosas que hace, pero es una Costa Rica donde el Estado universaliza la conectividad y eso hace que la educación, por ejemplo, no sea un factor de exclusión social, sino que podamos llevar las oportunidades a todas las regiones del país”.
Mora fue enfático en que en “el país donde quiero vivir el resto de mi vida” no se podría aceptar que haya estudiantes que reciban clase en la casa con un teléfono celular, tal como se mostró en el reciente informe del Estado de la Educación.
“Tenemos que resolver el problema educativo. Nuestra principal razón de desigualdad social sigue siendo el tema educativo. La diferencia salarial entre una persona que estudió y una que no lo hizo, es abismal. Entonces, ahí está el verdadero problema de la desigualdad”, subrayó Mora.
El país donde quiero vivir el resto de mi vida es un escenario se logra un acuerdo en torno a las decisiones que debe tomar los gobiernos de los próximos 10 0 12 años en este y otros temas esenciales, como economía y en ambiente.
Para lograrlo es preciso poner atención en la relación entre el Estado, el mercado y la sociedad civil, así como contar con solidaridad, liderazgo, compromiso y disciplina.
El investigador de EPPS considera que ese acuerdo nacional es imprescindible. “No podemos atender el futuro, tan disruptivo que se nos presenta, con las mismas medidas y decisiones de siempre. Deberá venir un compromiso del Estado por hacer cosas diferentes. Solo de esa manera alcanzaremos ese escenario apuesta”, advirtió.
***Mayores detalles con Juan Carlos Mora, investigador EPPS al 8893-9950 o con periodista Oficina de Comunicación 8334-4150.
La semana anterior el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) y el Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible (CLACDS) presentaron el índice de progreso social turístico.
Los resultados del IPS Turístico revelaron que el primer puesto lo ocupa La Fortuna, con 77,88 puntos, el segundo Monteverde, con 77,74 puntos y el tercero San Vito, con 77,69 puntos. La cuarta posición pertenece a la Zona Los Santos con 74.98 puntos y Turrialba con 74.80 puntos.
Según el ICT y el CLACDS, el Índice de Progreso Social (IPS) consiste en una herramienta para medir y entender de forma concreta el bienestar de las personas en los destinos turísticos, y mejorar, a partir de este conocimiento, la forma en que se establecen las agendas público-privadas para fomentar el progreso social y un crecimiento económico incluyente y sostenible (INCAE,25-2-2020).
No obstante más allá de la medición efectuada, es importante destacar el impacto que el turismo ha tenido en el desarrollo de las regiones del país, en particular de las regiones periféricas y las que presentan los indicadores socioeconómicos más bajos a nivel nacional.
Al respecto la Directora del ICT, resaltó que en términos generales los centros de desarrollo turístico tienen mejores resultados de progreso social que los cantones en los que se encuentran. Esto valida la importancia social y económica del turismo, así como las posibilidades de desarrollo integral que presentan para sus habitantes, principalmente en las zonas alejadas del centro del país.
No obstante, es bueno establecer las dimensiones de ese progreso a nivel local y cantonal, ya que en algunos casos el desarrollo turístico impacta de manera diferenciada los distritos y comunidades particulares como en Monteverde o la Fortuna o lo hace en el ámbito cantonal o regional más amplio, como la zona de los Santos, Turrialba o Coto Brus.
Al respecto, es oportuno señalar que San Carlos se encuentra en el puesto 51 del Índice de Desarrollo Humano Cantonal del PNUD, el cantón de Puntarenas del que Monteverde es el 9º. Distrito ocupa el puesto 59, Coto Brus al que pertenece San Vito tiene el puesto 76, los cantones de la zona de los Santos, Dota ocupa el puesto 68, seguido de Tarrazú el 69 y León Cortés el 71, mientras que el cantón de Turrialba, ocupa la mejor posición del IDH con el puesto 44, evidenciando que el desarrollo turístico podría tener impactos desiguales en el desarrollo humano de las comunidades y cantones.
Esta vinculación entre el índice de progreso social turístico y el índice de desarrollo humano, revela las particularidades del desarrollo turístico en algunos casos localizado en comunidades específicas, que por la riqueza de sus recursos naturales, la capacidad de gestión de las organizaciones locales y la redistribución de la riqueza generada entre los actores locales, han logrado impactar el desarrollo humano y constituirse en una alternativa de desarrollo regional.
Es importante también, valorar la articulación del desarrollo turístico local con las iniciativas y programas gubernamentales de desarrollo regional, como serían las propuestas de la Franja de Desarrollo en la zona Huetar Norte y los programas de Desarrollo del Pacífico Central y la Región Brunca, en los cuales el componente del turismo ha sido incluido como acciones puntuales o como acciones de mediano plazo.
De esta forma aparecen, en la región Huetar Norte, las acciones del proyecto del aeropuerto de Altamira y la ruta Maleku de turismo rural, en el Pacífico Central, el Parque del Muellero en el Paseo de los Turistas, la construcción del Puente de Mata de Limón, el Atracadero de Isla Chira y el Acondicionamiento turístico de la Isla San Lucas, mientras que en la región Brunca, están el aeropuerto de Osa, el muelle de Golfito, la iniciativa Caminos de Osa y el atracadero de bahía Drake.
En la zona de los Santos, ligadas a la producción de café y de otras actividades agroindustriales como los frutales de altura y la producción de truchas, se impulsan los tours del café, las visitas a micro beneficios de café, los tours a la reserva los Quetzales y los emprendimientos para la pesca de truchas. En Turrialba, en el plan Turrialba piensa en Grande, se impulsa la consolidación del turismo, como Ciudad turística inteligente. (Masís, G, 2019).
En los últimos años, el turismo se ha convertido en un nuevo eje de acumulación que ha desplazado o complementado a actividades económicas tradicionales como la agricultura y su impacto en el desarrollo regional puede asociarse a lo que se ha denominado “modelos de desarrollo turístico”(FLACSO,2002, p.48-49) que en el caso de algunos de los lugares analizados ha tendido a un modelo integrado, en los que se logrado una mayor participación de las poblaciones locales en la gestión del turismo, una mejor apropiación de las comunidades locales de los beneficios generados, junto a una adecuada protección y conservación de los recursos naturales y el paisaje.
Ampliamente publicitado, el pasado lunes 9 de diciembre, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentó la medición anual que realiza, al entregar su informe sobre el Índice de Desarrollo Humano (IDH) a nivel mundial (véase informe 2019 en español). En la tabla de clasificación de 189 Estados, ubica a Costa Rica para el 2018 en la posición 68.
Como se recordará, el IDH es un indicador internacional elaborado por Naciones Unidas que clasifica a los Estados cada cierto tiempo, según una metodología validada desde 1995.
Bastante menos publicitado, la posición 68 que ostenta a nivel mundial Costa Rica en el 2019 corresponde a la misma posición que ocupaba en el 2013 (véase informe del PNUD del 2013, p. 17).
Prácticamente imperceptible en los diversos artículos y análisis publicados a raíz de esta presentación del PNUD, con respecto a la última medición del IDH realizada en el 2018, Costa Rica perdió cinco lugares en materia de desarrollo humano en este 2019.
Costa Rica: cinco escaños perdidos
En el 2018, fecha de la última medición, Costa Rica ostentaba la posición 63 a nivel mundial (véase informe del 2018, tabla en página 23), mientras que con esta nueva medición, Costa Rica se sitúa en el puesto 68 (véase precitado informe del 2019, tabla en página 26).
En Costa Rica, salvo error de nuestra parte, pocos analistas hicieron ver esta pronunciada caída, la cual debería de interesar a diversos sectores. En México, la pérdida de dos escaños fue considerada lo suficientemente importante para dar lugar a un titular de prensa en un influyente medio digital (véase nota de prensa del medio Aristegi Noticias del 10.12.2019); de igual forma en el caso de Nicaragua (véase nota de prensa de VosTV del 10.12.2019); al tiempo que, en Argentina, el mantenimiento en el mismo lugar también se considera de cierto interés (véase nota de prensa del medio MDZ del 9.12.2019).
En efecto, perder cinco posiciones de un año a otro refleja evidentemente un notable deterioro, el cual debiera interpelar a muchos analistas y decisores políticos, así como a sectores académicos.
Nótese que en el 2015, Costa Rica ostentaba la posición 69 (véase informe IDH 2015, tablero en p. 214). ¿Qué significa exactamente el encontrar a Costa Rica en el lugar 69? De manera a ayudar a nuestros estimables lectores poco familiarizados con estos rangos, es preciso señalar que el peor puesto obtenido por Costa Rica en su historia desde que existe esta medición del PNUD, es precisamente el puesto 69.
Esta desmejorada posición para el 2019 puede también ser comparada al IDH de Costa Rica en el año 2003, año en el que Costa Rica ostentaba la posición 42 a nivel mundial (véase informe IDH 2003, tabla de página 262).
Hay que tener en mente que desde el año 2006, el descenso de Costa Rica en materia de desarrollo humano ha sido notorio. En el 2011, Costa Rica cayó al puesto más bajo en su historia, el puesto 69, lo cual puede plantear algunas interrogantes sobre los efectos, en materia social, de la gestión de la administración del Presidente Oscar Arias Sánchez (2006-2010). Volvió exactamente al lugar 69 en el 2015, al concluir el cuatrienio de la administración de la Presidenta Laura Chinchilla Miranda (2010-2014).
Al haberse mantenido en el 2019 con un IDH en la posición 68, las interrogantes persisten, al no haber logrado ninguna de las administraciones posteriores a la del período 2006-2010 mejorar sustancialmente el IDH de Costa Rica, salvo el repunte logrado – de la posición 69 (2015) a la posición 63 (2018) – correspondiente a la administración del Presidente Luis Guillermo Solís Rivera (2014-2018).
La pobreza: una persistente variable sin incorporarse en el caso de Costa Rica
La curiosidad de algunos puede llevarnos a intentar conocer las diversas variables usadas por el PNUD para calcular el IDH. Al consultar la casilla específica correspondiente a Costa Rica (véase enlace del PNUD), se desglosa el IDH con los diversos valores numéricos usados para cada una de las variables: el único valor que no fue asignado en el 2018 fue el de pobreza, con un rubro que se mantiene con la indicación «n.a /not available».
¿Cómo explicar esta ausencia al contar Costa Rica con diversos estudios y diagnósticos que miden de forma muy precisa la pobreza en el país? Es una situación idéntica a la encontrada en el 2017 al publicarse el informe IDH 2016. Habíamos en efecto tenido la oportunidad en el 2017 de indicar que:
«Se ignora si la gran cantidad de estudios y diagnósticos sobre la pobreza realizados en Costa Rica por entidades estatales impide, por alguna razón, a los investigadores del PNUD cuantificar con algún valor numérico esta variable y se esperaría que, con ocasión de la próxima medición del IDH, sea plenamente integrada» (Nota 1).
Al persistir esta ausencia de valor numérico relativo a la pobreza, no nos queda más que mantener la misma interrogante (y expresar la misma sugerencia que la anteriormente manifestada), de forma tal que sea plenamente incorporado este valor en la próxima medición realizada por parte del PNUD.
El IDH en el resto de América Latina
Con relación a los demás Estados de América Latina, en este informe del IDH 2019 dado a conocer recientemente, Chile lidera la región (puesto 42, a comparar con el puesto 38 ostentado en el 2016), seguido por Argentina (48) y Uruguay (57). Perder cuatro escaños en materia de desarrollo humano es un indicador que posiblemente podría explicar algunas de las cosas que han ocurrido en Chile en las últimas semanas.
La medición IDH 2019 indica también que, justo antes de Costa Rica, se sitúa Panamá (67) y que después de Costa Rica, se registra a Cuba con la posición 72.
En los últimos puestos de esta medición a nivel mundial que realiza el PNUD, figuran por parte de América Latina, Nicaragua (126), Honduras (132) y Haití (169).
Si ahora consideramos a los vecinos directos de Costa Rica, es de notar el notable descenso de Panamá, pasando de la posición 60 en el 2016, 66 (2018) a la posición 67 (2019), al tiempo que Nicaragua desciende levemente del puesto 124 (registrado tanto en el 2016 como 2018) al puesto 126 (2019).
Imagen extraída de artículo de prensa titulado «20% de las familias pobres apenas concentró el 4,2% del total de ingreso de los hogares»(CRHoy, edición del 23.11.2012)
Con relación a la desigualdad social, calculada con base en otra medición internacional (el denominado «coeficiente Gini«), una región tan desigual como América Latina ha hecho esfuerzos significativos para reducirla en estos últimos años, con algunas excepciones, que incluyen a Costa Rica. Nos habíamos permitido escribir, en noviembre del 2018, que:
«Es a partir del año 2007 que la desigualdad social en Costa Rica que mide el coeficiente Gini progresa de manera significativa.
La variación del coeficiente Gini en América Latina desde el 2002 hasta el 2016 en curva sostenidamente descendente se puede también apreciar en el gráfico I.5 (página 49) del Panorama Social de América Latina (2017) publicado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), y disponible aquí.
A notar tres progresiones significativas de un año a otro del coeficiente Gini en Costa Rica en los últimos 10 años (pocamente comentadas, estudiadas y/o analizadas), pasando de 0,507 (2010) a 0,515 (2011), luego de 0,515 (2012) a 0,522 (2013), y posteriormente de 0,516 (2015) a 0,521 (2016)» (Nota 2).
Gráfico extraído de nota de prensa titulada «Cierto: Costa Rica es de los países más desiguales del mundo, según el Banco Mundial, Doblecheck, edición del 27.02.2019
Aunque ello signifique traer a colación promesas incumplidas, cabe recordar que en su Plan Nacional de Desarrollo, presentado en el 2014, la administración del Presidente Luis Guillermo Solís Rivera (2014-2018) pretendía reducir en sus 4 años de gestión el coeficiente Gini de 0,516 (2014) a 0,4924 en el 2018 (véase Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018, p. 67). Al contrastar estos valores numéricos con las mediciones del coeficiente Gini brindadas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), se evidencia que el Gini se ha mantenido en Costa Rica, con la siguiente variación:
0,516 (2014 y 2015);
0,521 (2016);
0,514 (2017 y 2018 y 2019).
A modo de conclusión
Volviendo al IDH, los datos que arroja el PNUD en este cierre del 2019 permiten evidenciar el notable deterioro del clima social, de la calidad de vida, del tipo las oportunidades que ofrece Costa Rica a sus jóvenes, a habitantes de extensas zonas geográficas de su territorio, consecuencia lógica de advertencias tan sostenidas como recurrentes provenientes de diversos sectores académicos y de movimientos sociales de Costa Rica y del resto de América Latina, y que reaparecen en diversos instrumentos de medición en materia social.
Con respecto a estos últimos, resulta oportuno indicar que desde Costa Rica, en el 2013, una alianza entre una entidad como el INCAE Business School, en asociación con las universidades Oxford y de Harvard (con el generoso apoyo de la Fundación Rockefeller, la Pratham Education Foundation, y la empresa Deloitte) propuso una nueva forma de medir el desarrollo social, con la creación del Indice de Progreso Social (véase nota del INCAE). Se puede consultar la plataforma del Social Progress Index en este enlace . No se ha podido conocer cuáles son las deficiencias detectadas en el IDH que elabora el PNUD por parte del INCAE y de sus socios anglosajones para proceder a crear una nueva metodología de medición, en la que, como era previsible, Costa Rica aparece en una posición privilegiada en América Latina.
De igual forma, el recientemente creado Índice de Felicidad ( Happy Planet Index ), otorga a Costa Rica una envidiable posición como uno de los países «más felices» del mundo.
Estas y algunas otras iniciativas de índole privado encuentran muchas veces mayor eco en los grandes medios de prensa y en la opinión pública, que la medición del IDH elaborada por el PNUD de Naciones Unidas; así como en algunos sectores, empecinados en defender las virtudes de lo que denominan el “modelo de desarrollo económico” fuertemente impulsado a partir de mediados de los años 2000.
—Notas–
Nota 1: Véase nuestra breve nota BOEGLIN N., “Índice de Desarrollo Humano 2016: Costa Rica en el puesto 66”, publicado en el sitio de Hablando Claro (Radio Columbia), y disponible en el siguiente enlace.
Nota 2: Véase nuestra nota BOEGLIN N., “Pobreza en Costa Rica entre el 2017 y el 2018, un nuevo incremento puesto en perspectiva”, Portal de Noticias de la Universidad de Costa Rica (UCR), sección Voz Experta, disponible en el siguiente enlace.
(*)Profesor de Derecho Internacional Público Facultad de Derecho Universidad de Costa Rica, UCR.
Un sistema, con sus programas estratégicos para el desarrollo, se consideraría exitoso si los indicadores sociales y económicos generales mejoran, es decir, son superiores a los de años anteriores. Si su pueblo los tolera, fortalece y fomenta. De lo contrario, son un fracaso, demostrando el pueblo su disgusto con movilizaciones constantes.
Hasta donde podemos observar, en los países latinoamericanos, uno de los países que está presentando anualmente resultados positivos y significativos en lo social y económico, es Bolivia. No nos referimos al conocido índice de crecimiento general sobre el PIB, y los indicadores de inversiones industriales e intercambio comercial globales, pero a la calidad de vida de la ciudadanía.
Según el PNUD quien utiliza tres variables para definir el índice de desarrollo humano: 1) la esperanza de vida al nacer, 2) el nivel de alfabetización adulta y nivel de estudios alcanzado; y, 3) el producto interno bruto por persona y su acceso a recursos económicos, calificando de 1 a 0, siendo éste 0 la más baja y 1 la más alta. PNUD clasifica así tres categorías de países: Los países con IDH muy alto; los países con IDH alto; los que tienen IDH medio y, los con IDH bajo. En grado muy alto, se enlista a Chile, Argentina y Uruguay. En grado alto, la lista está encabezada por Costa Rica, Panamá y Cuba; el grado medio lo encabeza Bolivia, El Salvador y Nicaragua, terminando la lista con Haití con la categoría de IDH bajo.[1]
Esta clasificación nos puede ayudar a comparar los países un tanto académicamente, pero debemos incluir una mirada sobre su desarrollo político también. No sorprendería a nadie prever una caída en el IDH en el caso de Argentina, por las políticas económicas implementadas últimamente por su gobierno, además de las permanentes movilizaciones de su ciudadanía protestando. El crecimiento sin precedentes de su deuda externa, los recortes de los servicios públicos y el creciente desempleo, hace ver esa probable caída.
El caso de Costa Rica, es menos grave, pero, su situación es de un alto riesgo. Ya está publicada la última encuesta de hogares de julio del presente año, se confirma un aumento de 1.1% en la pobreza y de la extrema pobreza en 0.6% entre el 2017 y 2018. Si las amenazas de implementar medidas impopulares, es decir, en contra de las mayorías sociales, se ejecutan, es muy probable que Costa Rica, caiga más debajo de la escala establecida por el PNUD, el próximo año.
Los demás países centroamericanos están en peores condiciones de vida, no solamente por las medidas neoliberales implementadas por sus gobernantes durante el último quinquenio, pero por el crecimiento de la corrupción y la impunidad de sus gobernantes. Es en el caso salvadoreño donde su actual gobierno se ha librado de acusaciones públicas de alta corrupción.
La imposición de círculos mafiosos dentro de los gobiernos, con altos niveles de nepotismo y corrupción, así como de sus vínculos con el crimen organizado, hacen que sus pueblos se dispongan a organizar caravanas masivas de migrantes en busca de mejores condiciones de vida. Son pueblos que dejaron de creer en los discursos vacíos de la clase política. Pueblos que están viviendo los resultados de políticas neoliberales donde si no hay negocio, no se invierte en los servicios públicos esenciales. Honduras encabeza a estos gobiernos del área centroamericana, donde queda muy poco por concesionar y licitar, como recursos y servicios que antes le servían al pueblo empobrecido. Durante los últimos ocho años, su pueblo ha aprendido a sobrevivir con miedo y terror. Los carteles de la droga, del tráfico humano, el negocio del sicariato, del soborno, la extorción, de las pandillas en complicidad con autoridades, etc., hicieron de este país un paraíso centroamericano para la delincuencia. No solamente han coexistido con las autoridades locales, pero con las agencias de los EUA, quienes, desde el golpe de Estado en 2009, han convertido a este país en su aliado estratégico, para experimentar todo tipo de negocio sin obedecer un marco jurídico alguno. Desde luego, históricamente Honduras ha cumplido los dictados de Washington, pero entre 2007 y 2009, ese pueblo tuvo la esperanza de ver una luz de su autonomía y soberanía. Algo intolerable para el imperio yanqui.
Después de ocho años de protestas, demandas y esperanzas, el pueblo catracho se ha dado por vencido. Con más de un 63% de pobreza (6 millones de personas), un 80% de empleo precario y sub empleo arriba del 50%, el pueblo está convencido que no hay medio lícito y “democrático” que permita rescatar un sistema de gobierno y de institucionalidad democrática que priorice a su pueblo. Dejando alrededor de 25 mil víctimas asesinadas, muchos presos políticos y muchas personas con daños laterales, dejando sus barrios abnegados de inseguridad social, de instituciones cadavéricas y altos niveles de desempleo formal, mejor se va. Su emigración es un hecho, aunque sea con pocos Lempiras en su bolsillo, dejando atrás a seres queridos y amistades, se ha dispuesto a tomar la última medida de salvación para cualquier ser humano: abandonar su propia patria, la tierra que le vio nacer y donde tuvo sembrada sus esperanzas de vida.
Por ahora se habla de 4 a 5 mil personas en caravanas, de todas las edades y en diferentes condiciones, pero con el común denominador: POBRES y MISERABLES. Su disposición voluntaria de llegar a cumplir su meta, les ha obligado a saltar obstáculos que pueden hacer temblar a los más valientes, pero siempre con esa voluntad férrea de seguir avanzando.
Este fenómeno es otra prueba más de que los sistemas políticos de libre mercado y desregulación impuestos por algunos gobiernos, agencias internacionales y multilaterales son un fracaso. Este fracaso, evidentemente no es de un gobierno izquierdista como el venezolano. Ese fracaso denunciado por la OEA (Almagro y Grupo de Lima) del cual se conocen sus causas, como las fabricadas por Ronald Regan en Nicaragua en los ochenta, pero con intereses mucho más económicos ahora con relación a Venezuela, esta demostrado por la voluntad de estos pueblos empobrecidos de Centro América.
Los nicaragüenses huyen hacia Costa Rica, los hondureños y guatemaltecos hacia México, Estados Unidos y Canadá, además de España. Los catrachos podrían hacer lo que hacen los nicaragüenses, huir hacia el Sur, pero su razonamiento es que en Nicaragua hay otra dictadura, con una pobreza igual o peor que en Honduras. Así que no se trata de ir a vivir a un contexto con ideología (dis que izquierdista) determinada, pero en mejores condiciones políticas y económicas. El mito de que EUA es el “sueño americano” sigue calando en las mentes de estos pueblos. Pero queda la esperanza de unas condiciones mejores en México con un nuevo gobierno más democrático. Es de esperar a diciembre próximo.
Son muchos los esfuerzos realizados por diversas organizaciones internacionales para dar cuenta de los elementos que componen el progreso de un país de forma multidimensional. En esta oportunidad, se hará referencia al Índice de Desarrollo Humano (IDH) y al Índice de Desigualdad de Género (IDG) para Costa Rica, ambos elaborados por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El IDH es un índice compuesto que estudia el progreso de un país a través de tres dimensiones: el disfrute de una vida larga y saludable, el acceso a la educación y tener una vida digna; por su parte, IDG hace hincapié en la salud reproductiva, el empoderamiento y la participación de las mujeres en el mercado laboral. En este sentido, el enfoque de dichos índices, da cuenta de los desafíos que enfrentan los países para un óptimo desarrollo humano, donde los indicadores económicos se acompañan de indicadores de índole social.
Según el último Informe (2016), de los 188 países que analiza el PNUD, Costa Rica ocupó el puesto 66 en el IDH, catalogándose como un país con “desarrollo humano alto”. Dentro de los datos más relevantes a resaltar, es que la esperanza de vida al nacer es de 79,6 años (hombres: 77,2; mujeres: 82,1), los años esperados de escolaridad rondan los 14,2 (Hombres: 13,8; Mujeres: 14,5), los años promedio de escolaridad los 8,7 (igual entre hombres y mujeres) y, el ingreso nacional bruto (INB) por persona (ajustado a PPA), ronda los 14 mil dólares anuales, monto muy cercano al de Brasil ($14.145), Tailandia ($14.519) y China ($13.345). Con respecto a este último indicador, si se desagrega por sexo, el INB de las mujeres es de S9.995, mientras que el de los hombres es prácticamente el doble: $18.052.
Con respecto al IDG, Costa Rica se ubica en la posición 63. Entre los indicadores más preocupantes de dicho índice está la elevada tasa de natalidad adolescente (56,5 nacimientos por cada mil mujeres de edades entre los 15 y 19 años) y la escasa ocupación de las mujeres en escaños políticos (para el 2014 eran del 33,3%, porcentaje que asciende en las recientes elecciones al 45,6%, cifra histórica más alta). Otro aspecto por resaltar es que, aunque el porcentaje de población con algún tipo de educación secundaria es mayor en las mujeres (mujeres: 54,5%, hombres: 53.8%), la tasa de participación en la fuerza de trabajo de ellas es bastante menor que la de ellos (46,8% vs. 76,6% en el 2015).
Lo anterior resulta preocupante ya que después de tres años, no hemos logrado incrementar la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo. Según los datos de la Encuesta Continua de Empleo realizada por el INEC, para el II trimestre de 2018, la tasa de participación laboral de los hombres fue 74,9%, mientras la de las mujeres sigue siendo del 46,8%. Peor aún, aunque la tasa de participación femenina no ha variado en los últimos años, sí lo ha hecho la tasa de desempleo femenina, la cual pasó de un 10,6% a un 12% en el último año. A lo anterior, deben sumársele las manifestaciones de violencia sexual, psicológica y simbólica contra las mujeres que según datos del INAMU se han mantenido constantes en los últimos años, a pesar de las inversiones que ha realizado el Estado con el objetivo de reducirlas.
En síntesis, Costa Rica ha presentado avances en materia de desarrollo humano y en acceso a oportunidades para el desarrollo de una vida digna, que incluso nos acerca a los estándares de países desarrollados; sin embargo, siguen existiendo disparidades en torno al desarrollo económico-social que impactan negativamente a grupos particulares. Es de este modo que, en términos de género, las mujeres siguen siendo uno de los grupos que, aunque presentan características favorables en el acceso a la educación y salud, experimentan dificultades en el acceso al empleo, al salario equitativo y en la ocupación de curules políticas en toma de decisiones.
Por último, después de analizar los datos anteriores y dadas las manifestaciones de violencia contra la mujer que han sacudido al país en lo que llevamos del año, es necesario que el Estado, junto con el sector privado, articulen esfuerzos con miras a reducir la desigualdad de género -en todas sus dimensiones-, lo anterior considerando que se requiere de un esfuerzo país para poder alcanzar este objetivo, más aún, conociendo la situación fiscal que de no resolverse a corto plazo, podría terminar impactando negativamente a los grupos más vulnerables, entre ellos a las mujeres y las niñas.
*Observatorio Económico y Social, Escuela de Economía UNA.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) dio a conocer el pasado 21 de marzo los resultados de su medición anual en materia de Desarrollo Humano (Índice de Desarrollo Humano – IDH) para el 2016, ubicando a Costa Rica en el puesto 66 (véase, de las pocas editadas en Costa Rica, esta nota de prensa de Elpais.cr).
A nivel global, Costa Rica y Serbia comparten el puesto 66, escoltados por dos Estados isleños del Caribe: Trinidad y Tobago (en la posición 65) y Cuba (en el puesto 68). En la medición anterior correspondiente al año 2015, estos mismos cuatro Estados se situaban en el siguiente orden: Trinidad y Tobago (64), Serbia (66), Cuba (67) y Costa Rica (69).
En el 2016, el primer Estado miembro de la Unión Europea aparece en la posición 4 (Alemania), el primero del hemisferio americano es Canadá en el puesto 10, mientras que el primer Estado asiático es Japón con la posición 17. El Estado de África mejor ubicado es Mauricio (64), mientras que en la península arábica, es Catar (33).
El IDH en breve
Como bien se sabe, el IDH es un indicador desarrollado por Naciones Unidas desde varias décadas, que clasifica anualmente a los Estados con base en información proporcionada por los mismos Estados. El Informe Global 2016 sobre el IDH (véase texto completo del informe) precisa la metodología y la clasificación obtenida en el 2016. Se lee en esta nota oficial del PNUD que:
«El IDH se creó para hacer hincapié en que las personas y sus capacidades —y no el crecimiento económico por sí solo— deben ser el criterio más importante para evaluar el desarrollo de un país. El IDH índice también puede usarse para cuestionar las decisiones normativas nacionales, comparando cómo dos países con el mismo nivel de ingreso nacional bruto (INB) per cápita obtienen resultados diferentes en materia de desarrollo humano. Estos contrastes pueden impulsar el debate sobre las prioridades normativas de los gobiernos».
La casilla correspondiente al IDH de Costa Rica medido en el 2016 se puede acceder en este enlace oficial del PNUD: en ella, se desglosa el IDH con los diversos valores numéricos usados para cada una de las variables. Nótese en este desglose que el único valor que no fue asignado fue el de pobreza, con un rubro que se mantiene con la indicación «n.a /not available». Se ignora si la gran cantidad de estudios y diagnósticos sobre la pobreza realizados en Costa Rica por entidades estatales impide, por alguna razón, a los investigadores del PNUD cuantificar con algún valor numérico esta variable y se esperaría que, con ocasión de la próxima medición del IDH, sea plenamente integrada.
La evolución de Costa Rica en materia de IDH
En el 2015, Costa Rica ostentaba la posición 69 a nivel mundial, según se desprende del Informe IDH 2015 (véase texto). La desmejorada posición para el 2016 puede también ser comparada al IDH de Costa Rica en el año 2003, año en el que Costa Rica ostentaba la posición 42 a nivel mundial. Desde el año 2006, el descenso de Costa Rica ha sido significativo. En el 2011, cayó al puesto más bajo en su historia, el puesto 69, lo cual puede plantear algunas interrogantes sobre los efectos, en materia social, de la gestión de la administración del Presidente Oscar Arias Sánchez (2006-2010). Al haberse mantenido en el 2014 con un IDH en la posición 68, las interrogantes son mayores, al no haber logrado la administración de la Presidenta Laura Chinchilla (2010-2014) mejorar sustancialmente el IDH de Costa Rica: en el 2015, Costa Rica volvió a ocupar la posición 69.
ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO (Costa Rica)
2003———–Puesto 42 a nivel mundial
2004———– Puesto 45 a nivel mundial
2005———-47
2006———-48
2007———-48
2008———-50
2009———-54
2010———-62
2011———-69
(Fuente: Informe Estado de la Nación / PNUD. Informe EdN, XVIII (2012), p. 363. Cabe señalar que en las últimas ediciones del Estado de la Nación, por alguna razón que desconocemos, ya no se incluye en sus listas de indicadores el IDH desarrollado por el PNUD como tal).
El IDH (2016) en el resto de América Latina
En América Latina, mientras que Chile permanece con el puesto más alto (39), Haití se mantiene como el último Estado de América Latina, con el puesto 163.
De manera a comparar el puesto 66 de Costa Rica con el de algunos de los otros Estados de América Latina, el Informe Global IDH (2016) indica lo siguiente: Argentina se sitúa en el puesto 45, Bolivia en el 118, Colombia en el 95, Cuba en el puesto 68, Ecuador en la posición 89, México en la 77, Perú se ubica en la posición 87, República Dominicana en la 99, Uruguay en la 54 y Venezuela en el puesto 71. Una comparación con el Informe IDH 2015 (véase texto), el Informe IDH 2014 (véase texto) y el Informe IDH 2013 (véase texto) permite apreciar quiénes progresan y quiénes no, y quiénes se estancan.
Para el 2016, en América Central, Belize se sitúa en la posición 103, El Salvador en el puesto 117, mientras Nicaragua en el puesto 124, Guatemala en el 125 y Honduras en el 130. Panamá lidera a los Estados de Mesoamérica en el puesto 60.
Foto extraída de artículo de CRHoy del 2012 titulado «20% de las familias pobres apenas concentró el 4,2% del total de ingreso de los hogares».
El irresuelto problema de la desigualdad social
Es de notar que Costa Rica es uno de los Estados de América Latina en los que la desigualdad ha crecido en mayor proporción, así como en República Dominicana. En este estudio de la Comisión Económica para América Central (CEPAL) del 2015, se lee que: «Los cambios en los indicadores de desigualdad de la región han ocurrido de manera gradual y son apenas perceptibles en las variaciones interanuales, pero resultan evidentes al comparar períodos más largos. Durante el período 2002-2013, en 15 de los 17 países considerados se evidencian mejoras distributivas, reflejadas en la disminución del índice de Gini (véase el gráfico I.1). Las excepciones son Costa Rica y República Dominicana, cuyos índices de Gini son superiores en 2013 que en 2002» (p. 14).
Gráfico sobre variación anual del coeficiente Gini en el que República Dominicana y Costa Rica presentan una evolución distinta a la de los demás Estados de América Latina, extraído de este análisis sobre crecimiento y desigualdad (UNAM, 2013).
Al ser considerada América Latina la región más desigual del mundo, figurar en posiciones tan destacadas debió haber interpelado a muchos sobre los correctivos a incorporar al modelo económico actualmente en voga en Costa Rica y en otros Estados de la región: no cabe duda que sin estos, se convierte en un generador de abundante riqueza, la cual tiende a concentrarse cada vez mas en menos sectores, mientras los índices de mayor pobreza aumentan.
La tendencia es confirmada en el último panorama social de América Latina publicado por una entidad como la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) (véase estudio), en el que se analizan las medidas correctivas implementadas con algun grado de éxito por algunos Estados de América Latina.
Foto extraída de artículo de prensa (El Financiero) del 2013 titulado «Crece desigualdad de ingresos en Costa Rica según Informe de Estado de la Nación».
El coeficiente Gini en Costa Rica: breves apuntes
Un indicador internacional como el coeficiente Gini que mide la desigualdad social en función del ingreso (véase sitio del PNUD con medición del coeficiente Gini al 2014) advierte que, en el caso de Costa Rica, pasó de 0,485 en el 2005 a 0,524 (2013): en este mismo 2013, un artículo de prensa publicado en Informa-tico se tituló «Costa Rica ya es modelo de desigualdad social en América Latina». En el precitado estudio de la CEPAL publicado en el 2014 (véase documento), los dos gráficos sobre índices de desigualdad (el Gini y otro denominado Theil en la página 100) evidencian lo anómalo de la situación de Costa Rica en comparación con el resto de América Latina.
En otro acápite del mismo estudio sobre el índice de bipolarización en la distribución del ingreso (índice de Wolfson) se lee que:
«En cuanto a la evolución del índice, en el gráfico II.4 se constata que la bipolarización del ingreso disminuyó en 15 de 18 países entre 2004 y 2012, mientras que aumentó solo en tres países (Costa Rica, el Paraguay y Guatemala)» (p. 105).
En este estudio del 2012 de la Fundación Konrad-Adenauer-Stiftung sobre pobreza y desigualdad en América Latina, en el capítulo sobre el caso de Costa Rica, se indica que: «Para el 2009, el coeficiente de Gini se ubica en torno a los 0.44 puntos, cuando en 1990 tomaba un valor de 0.37.5 Como el coeficiente de Gini es más sensible a los cambios en la parte media de la distribución, se puede complementar con otros indicadores de desigualdad como el índice de Theil, más sensible a la parte alta de la distribución, o la varianza del logaritmo del ingreso, más sensible a lo que sucede en la parte inferior de la distribución. Estos otros indicadores ofrecen la misma tendencia hacia el aumento en la desigualdad en las dos últimas décadas» (p.76).
En el caso de Chile, que ha logrado frenar y luego reducir sus niveles de desigualdad en materia social, se precisa en un documento de trabajo del PNUD que aún queda mucho por recorrer: «No obstante, el país está aún lejos de lograr los niveles de equidad y progreso social que presentan las naciones más desarrolladas. En efecto, la desigualdad de ingresos sigue siendo elevada, por lo que hay diferencias muy marcadas de los estándares de vida que logran distintos grupos de la población. El coeficiente de Gini debe caer aún 20 puntos adicionales, para que la desigualdad del ingreso en Chile converja al nivel promedio de la OCDE» (Véase LARRAÑAGA O., RODRIGUEZ M.E., «Desigualdad de Ingresos y Pobreza en Chile 1990 a 2013», Documento de trabajo, Dic. 2014, Santiago de Chile, PNUD, p. 37). La mención de Chile en materia de desigualdad social cobra particular relevancia al tratarse de un Estado que ha ingresado a la OCDE, aspiración que tiene Costa Rica desde el 2013.
La evolución del coeficiente Gini en Costa Rica entre 1987 y el 2012 puede ser revisada en este estudio del Informe del Estado de la Nación del 2013 (gráfico p.2). Se ha intentado obtener un gráfico reciente (al 2016) sobre la progresión del coeficiente Gini en Costa Rica con relación al resto de América Latina en los últimos 10 años, sin éxito a la fecha: al respecto, agradecemos desde ya a nuestros estimables lectores el hacernos llegar alguna publicación digital que lo contenga. Posiblemente este gráfico arroje algunos datos que puedan explicar mejor este notable declive del IDH en Costa Rica durante ese período, mientras que otros Estados progresan en materia de Desarrollo Humano.
Con relación a la pobreza en Costa Rica, en el 2014 se leyó en este artículo de La Nación, que: «La pobreza en los hogares de Costa Rica llegó al nivel más alto en cinco años al alcanzar en el 2014 un 22,4%. Esto significó un incremento de casi dos puntos porcentuales frente al 2013 según reveló, la mañana de este jueves, la Encuesta Nacional de Hogares 2014 realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC)». Otro documento del Ministerio de Planificación (MIDEPLAN) del 2016 arroja cifras similares con relación a la pobreza (véase documento). Tanto MIDEPLAN como el INEC son entidades estatales, sus datos no han sido cuestionados, por lo que surge nuevamente la pregunta de saber porqué el IDH 2016 se estableció para Costa Rica sin contar con un valor numérico correspondiente a la variable de la pobreza.
El desmejoramiento de la calidad de los servicios públicos, también puede estar influyendo, entre otros factores, en esta medición en la que Costa Rica se ve superada por ocho Estados de América Latina y del Caribe con respecto al IDH en este último ejercicio correspondiente al 2016.
De otros indicadores y datos preocupantes
En una materia como la ambiental, en la que Costa Rica figura en diversos foros internacionales como un Estado a la vanguardia, un indicador desarrollado por dos universidades norteamericanas (indicador EPI) arrojó en el 2014 un vertiginoso descenso de Costa Rica, pasando del puesto 5 al puesto 54 (véase nota en este mismo sitio). Los investigadores norteamericanos consideraron oportuno elaborar una nota sobre Costa Rica a raíz de algunas declaraciones oficiales de Costa Rica cuestionando la metodología EPI (véase nota).
Posiblemente relacionado con el tipo de partículas que circulan en el aire que respiran a diario los costarricenses, en particular los habitantes de la Gran Área Metropolitana (GAM), este dato se leyó en un reciente artículo en temas de salud: «Cerca de un 12% de la población costarricense padece de asma, de acuerdo con la Iniciativa Global para el Manejo del Asma, en tanto que con un 32%, Costa Rica es el país con mayor prevalencia de asma en niños en América Latina».
En un ámbito muy distinto, este otro gráfico extraído de un informe del 2014 del Mecanismo Nacional de Prevención (MNP) de Costa Rica (órgano técnico adscrito a la Defensoría de los Habitantes) ilustra otro alarmante síntoma que debería de haber interpelado a los decisores políticos costarricenses desde hace muchos años: el aumento vertiginoso de la tasa de personas privadas de libertad por cada 100.000 habitantes en Costa Rica.
Estos datos (así como muchos otros) permiten evidenciar el notable deterioro del clima social, de la calidad de vida, de la salud, consecuencia lógica de advertencias tan sostenidas como recurrentes de los diversos instrumentos de medición en materia social en Costa Rica.
Estos datos (así como muchos otros) permiten evidenciar el notable deterioro del clima social, de la calidad de vida, de la salud, consecuencia lógica de advertencias tan sostenidas como recurrentes de los diversos instrumentos de medición en materia social en Costa Rica.
De algunas iniciativas privadas recientes
Con respecto a estos últimos, resulta oportuno indicar que desde Costa Rica, en el 2013, una alianza entre una entidad como el INCAE Business School y las universidades Oxford y de Harvard (con el generoso apoyo de la Fundación Rockefeller, la Pratham Education Foundation, y la empresa Deloitte) propuso una nueva forma de medir el desarrollo social, con la creación del Índice de Progreso Social (véase nota del INCAE). Se puede consultar la plataforma del Social Progress Index en este enlace. No se ha podido conocer cuáles son las deficiencias detectadas en el IDH que elabora el PNUD por parte del INCAE y de sus socios anglosajones para proceder a crear una nueva metodología de medición, en la que, como era previsible, Costa Rica aparece en una posición privilegiada en América Latina.
De igual forma, el reciente creado Índice de Felicidad (Happy Planet Index), otorga a Costa Rica una envidiable posición como uno de los países «más felices» del mundo.
Es de notar que estas y algunas otras iniciativas de índole privado encuentran mayor eco en los medios de prensa que la medición del IDH elaborada por el PNUD.
A modo de conclusión: la persistente pertinencia del IDH en Costa Rica
Jugar con variables, datos y metodologías para reflejar de la manera más precisa la realidad social constituye siempre un desafiante ejercicio. Con relación a la metodología utilizada para establecer el IDH, es posiblemente perfectible, y podría incluso ser mejorada en el futuro. En el 2014, el economista costarricense Pablo Sauma discutió y analizó algunos aspectos metodológicos relativos al IDH, concluyendo su artículo de opinión publicado en La Nación en los siguientes términos: «En cualquier caso, se concluye que el IDH sigue siendo un indicador importante para comprender la situación del desarrollo a nivel mundial y de Costa Rica en particular, y que con una perspectiva de mediano y largo plazo se confirma que como país hemos perdido impulso en el avance hacia el logro de mayores niveles de desarrollo, por lo que debemos realizar esfuerzos renovados en las dimensiones consideradas, especialmente en educación».
La posición 66 obtenida por Costa Rica en año 2016, precedida por la posición 69 para el 2015, confirman ambas que, además de haber perdido impulso, los esfuerzos de sus autoridades no han (aún) logrado extraer a Costa Rica de las posiciones en las que la administración (2006-2010) concluyó su ejercicio gubernamental.
(*) Nicolas Boeglin, Profesor de Derecho Internacional Público, Facultad de Derecho, Universidad de Costa Rica (UCR).