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Etiqueta: imperialismo norteamericano

¿III Guerra Mundial?

«…los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad…», Simón Bolívar

Martín Rodríguez Espinoza

El Libertador se ha quedado corto, EEUU no no sólo a América, sino al mundo entero, llena de miserias. Su afán imperial lo quiere todo, absolutamente todo, en este mundo y más allá de las estrellas.

Ucrania sufrió un golpe de Estado, con la ayuda de EEUU se instauró una dictadura fascista que ha asesinado a miles de ucranianos de origen ruso y otras nacionalidades. Desde hace ya más de 9 años, ha bombardeado y destruido ciudades.

Ucrania no es más que una pieza más del juego de los EEUU y su servidumbre europea para avanzar en la apropiación del munfo entero. Su objetivo es destruir Rusia, ya lo intentaron en la II Guerra Mundial, pero fracasaron miserablemente. El objetivo es Rusia y luego van por China. De esta forma acabar con cualquier resistencia global y esclavizar a la humanidad entera.

Acrecentar la guerra, fomentar la muerte y la destrucción es su objetivo en Ucrania. Ya sin ninguna clade de vergüenza, en forma descarada, intervienen más directamente.

Su servidumbre europea enviará tanques a Ucrania, sirviendo, como en la II Guerra Mundial, de carne de cañon a EEUU.

Este miércoles, varios países más de Occidente han confirmado su decisión de suministrar carros de combate a Kiev. Entre ellos están Alemania y España.

En Madrid, no confirmó la cantidad exacta de vehículos que planea proporcionar, aunque medios locales indican que solo 53 de sus 108 tanques Leopard (que el Gobierno español adquirió a Alemania en 1998) son viables.

Se está por conocer la cantidad que enviará EEUU y Alemania, pero ya entrenan a ucranianos en tierras estadounidenses y europeas.

EEUU lleva esto a niveles aún por conocer. Lo que sí es cierto es, que no sucedería como en la II Guerra Mundial, esta vez las bombas sí caerían sobre EEUU.

 

Imagen: https://wsimag.com/

EEUU, criminal compulsivo

Lic. José A. Amesty Rivera

Julio 2022

Deseamos iniciar esta reflexión, con la máxima de Simón Bolívar, que reza: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias, en nombre de la libertad”. Simón Bolívar, 05 de agosto de 1829. Carta al coronel Patricio Campbell redactada en Guayaquil, Ecuador.

De ella enfatizamos la expresión “plagar” (infestar) y “miserias” (desgracias). La primera, sin duda, dos siglos después, las acciones de EEUU se han convertido en la principal causa de muerte de los pueblos que desean ser libres. La segunda expresión denota, amenazas, desgracias, desventuras.

Estas desgracias y amenazas, se han traducido en la historia de América Latina y el mundo, en muertes. El Center for Research on Globalization, ha publicado un estudio de James A. Lucas, donde se muestran la cantidad de muertes por guerras, golpes de Estado y otras operaciones subversivas de EEUU, por ejemplo:

El profesor Michel Chossudovsky, director del “Center for Research on Globalization”, nos recuerda ‎que, siendo aliados de EEUU en la Segunda Guerra Mundial, Rusia y China, pagaron el más alto precio en vidas humanas por la ‎victoria sobre el Eje nazi fascista: 26 millones de soviéticos y 20 millones de chinos murieron en la ‎Segunda Guerra Mundial, mientras que EEUU perdía solo algo más de 400 000 vidas. ‎

Se agrega, según el estudio de Lucas, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (en 1945) hasta hoy, se estima que esa cifra se sitúa entre 20 y 30 millones de muertos, esto es, cerca del doble de muertos en la Primera Guerra ‎Mundial.

“Pero además de los muertos, hay que contabilizar los heridos, que a menudo quedaron mutilados ‎y físicamente impedidos por el resto de sus vidas. Algunos expertos calculan que por ‎cada persona muerta en guerra, hay otras 4/5 personas heridas. Eso significa que el número de personas ‎heridas en las guerras estadounidenses pasan de los cien millones”.

El estudio agrega, a esos estimados, una cantidad indeterminada de muertes, probablemente millones, provocadas desde 1945 hasta nuestros días, por los efectos indirectos de ‎las guerras (hambrunas, epidemias, migraciones forzosas, esclavismo y explotación), daños al ‎medioambiente, sustracción de recursos a las necesidades vitales de las poblaciones para ‎dedicarlos a cubrir los gastos militares. ‎

En otro orden de ideas, “el estudio documenta las guerras y golpes de Estado que EEUU ha realizado en más de ‎‎30 países de Asia, África, Europa y Latinoamérica y revela que las fuerzas armadas de ‎EEUU son directamente responsables de la muerte de 10 a 15 millones de personas, ‎muertes provocadas por las guerras más grandes, las de Corea y Vietnam y las dos guerras ‎contra Irak. Entre otros 10 y 14 millones de personas han muerto en las guerras que ‎EEUU ha estimulado y librado a través de fuerzas aliadas, entrenadas y dirigidas por los ‎estadounidenses, en Afganistán, Siria, Angola, el Congo, Sudán, Guatemala y tantos otros países”.

“La agresión de EEUU contra Vietnam, guerra que se extendió a Cambodia y Laos, dejó una ‎cantidad de muertes que se estima en 7,8 millones, además de una enorme cantidad de heridos y ‎daños genéticos a varias generaciones debido a la dioxina que EEUU regaba con aviones ‎en esos países”. ‎

“En los años 1980, la CIA organizó la guerra por intermediarios en Afganistán, donde esa agencia de inteligencia estadounidense entrenó y ‎armó, con la cooperación de Osama Bin Laden y de Pakistán, más de 100 000 muyahidines para ‎luchar contra las tropas soviéticas (que apoyaban al gobierno afgano legítimo y progresista)”.

“El más sangriento de los golpes de Estado fue el que la CIA organizó, en 1956, en Indonesia. ‎La CIA entregó a los escuadrones de la muerte indonesios los nombres de los primeros ‎‎5 000 comunistas que debían eliminar físicamente. Se estima que el número de personas ‎asesinadas está entre medio millón y 3 millones de personas”.

Para seguir recalcando lo anterior, el sitio web El Destape, revela una investigación del Cline Center de la Universidad de Illinois, quien señala que “desde 1982 hasta 2019, Estados Unidos participó en 350 intentos de golpe de Estado, de los cuales 150 fueron exitosos”.

El estudio analiza, a su vez, “el período en el que John Bolton ejerció el cargo de asesor en Seguridad Nacional y cruzó esa línea temporal con los golpes de Estado, en los que Washington tuvo participación. La primera conclusión, a la que llegó el analista Philip Bump, es que de los 350 golpes que intentó Estados Unidos, 191 ocurrieron mientras Bolton ocupaba algún cargo en el Gobierno”.

Finalmente, “el periodista de The Washington Post armó entonces una lista que va desde la invasión de Afganistán a los intentos de hacer un golpe en Venezuela bajo la administración de Trump. En octubre de 1989, hubo un intento de derrocar al dictador panameño Manuel Antonio Noriega. Fue destituido del poder luego de una invasión estadounidense en diciembre. En 1992, un golpe de estado en Afganistán condujo de manera similar a la destitución del líder del país, un aliado de mucho tiempo de la Unión Soviética. También hubo intentos de golpe en varios otros países mientras Bolton sirvió bajo el presidente George W Bush, incluidos Filipinas, Azerbaiyán, Bangladesh y Rumania, donde el secretario general Nicolae Ceausescu fue derrocado”.

“Además de la invasión de Afganistán, el golpe más significativo, según el estudio de Cline Center fue la destitución en marzo de 2004 de Jean-Bertrand Aristide como presidente de Haití, bajo el gobierno de Bush. “En 2018, Bolton se convirtió en el tercer asesor de seguridad nacional de Trump. Fue durante este período que intentaron más de una vez sacar del poder al líder venezolano Nicolás Maduro, sin éxito”.

Para finalizar esta ola de crímenes, asesinatos y homicidios, deseamos ver la opinión del abogado Rolando Prudencio Briancon, en su escrito, “El imperialismo yanqui en su fase terminal prepara una escalada de Guerras de Poder”, quien enfatiza que, “según documentos exclusivos y entrevistas con más de una docena de funcionarios gubernamentales actuales y anteriores, desde 2018 a 2020, el gobierno de Estados Unidos llevó a cabo actividades de contraterrorismo en 85 países; tal como revela investigaciones realizadas por la Universidad de Brown. Estas operaciones incluyen ataques aéreos y con drones, combates en tierra y los llamados programas de la “Sección 127e”, en los que las fuerzas de operaciones especiales de EE. UU. planifican y controlan las misiones de los ejércitos aliados”.

“Una declaración de Joseph Votel, un general retirado del Ejército de EE. UU., quien dirigió tanto el Comando de Operaciones Especiales como el Comando Central de EE.UU., confirmó la existencia de estas operaciones no reveladas anteriormente en: Egipto, El Líbano, Siria, y Yemen, describiéndolas como esfuerzos de “contraterrorismo” de EE.UU. Además, fue implementado en Túnez otro programa de la serie 127e, cuyo nombre en código es Obsidian Tower que nunca ha sido reconocido por el Pentágono”.

Agregando, además, estas “operaciones consideradas Guerras de Poder es la que precisamente EE.UU., ha está ejecutando a través del reclutamiento de miembros de Daesh en Siria, para enviarlos a luchar en Ucrania contra Rusia”.

“Estas Guerras de Poder, previamente las preparan, como en el caso de Rusia, considerada una “amenaza” y China un “desafío” rodeándolas por bases norteamericanas. Según el viceministro de defensa ruso, Anatoli Antonóv afirmó que alrededor de unas 400 bases militares estadounidenses. Una similar estrategia ha empleado contra la China, que bajo el concepto de la OTAN de: “desafío sistémico”, la ha rodeado también, usando a Taiwán como punta de lanza”.

 

Enviado a SURCOS por el autor.

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LA GUERRA CIVIL DEL 48: Una lectura historiográfica distinta

Trino Barrantes Araya
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Alfonso Pardo Martínez
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Introducción

Recorrer historiográficamente los hechos políticos de 1948, obliga a armarse de un cuerpo teórico, para no quedar enredado en los intersticios y el tejido con que se ha escrito la historia oficial. En cualquiera de las corrientes, son los vencedores a los que se le ha otorgado la potestad de esa narrativa.

Algunos historiadores dan por sentado la lectura obligada de la Huelga de Brazos Caídos, como antecedente inmediato que supone las bases de los fenómenos que precipitarán más tarde la Guerra Civil (Calderón Hernández, 2002; Molina, 2002, Contreras, 2008, Lehoucq, 19912). Obviamente para explicar los hechos político-militares de 1948, estamos en la obligación de explicar muchos otros factores que precipitaron este conflicto armado. Pero los hechos del 48, no serían completos si no se tiene como marco de referencia el papel del Partido Vanguardia Popular, la política de alianzas y los capítulos de las Garantías Sociales, el Código de Trabajo, la aparición de la Caja Costarricense del Seguro Social y la fundación de la Universidad de Costa Rica. Obviamente, estos aspectos gustan ser soslayados por una parte de los historiadores y principalmente por la historia oficial.

Otros/as han señalado, a partir de los actores sociales, nuevas propuestas para describir el carácter tan violento que asumen estos hechos históricos. Un gran esfuerzo a partir de las memorias de los niños y niñas nacidos en el marco de la guerra. Interpretaciones y explicaciones desde lo militar, lo diplomático o confrontando relatos, recopilan de manera dialéctica visiones distintas del acontecimiento vivido en dicho momento.

I.- Los niveles de los contextos: Lo internacional y lo nacional

La Crisis Económica de 1929-1933, la inestabilidad económica resultado de la Segunda Guerra Mundial, el nuevo mapa bipolar surgido a partir de 1945. La nuevas vías y propuestas para el desarrollo de nuestras economías bajo la hegemonía del imperialismo norteamericano. El marco generado a partir de la “Guerra Fría” representan, sin lugar a dudas, el marco coyuntural de la situación internacional en que queda inscrito nuestro país y consecuentemente la Guerra Civil del 48.

En lo interno, es fácil adivinar que la década de los años 40, tienen en sus cimientos el germen que va a potenciar más tarde el caldo de cultivo en donde se precipitan los hechos político-militares del 48.

Nuevas divisiones políticas, consolidación de lecturas ideológicas diferentes, partidos minoritarios que asumen un papel protagónico, tal es el caso de Confraternidad Guanacasteca, el papel mediático de la prensa y las acusaciones mutuas respecto al fraude electoral, van dándole cuerpo al tejido en donde tendrá lugar el conflicto señalado.

Una pequeña burguesía intelectual, conducida por el Centro de Estudios de Problemas Nacionales, un cierto corrimiento del Partido Vanguardia Popular a las tesis gobiernistas, los pequeños empresarios políticos; nuevas políticas de alianza tendrán como resultado una polarización política cada vez mayor.

Todo lo anterior nos lleva a un hecho desencadenante que tendrá sus prolegómenos más marcados con los efectos generados a partir de las elecciones de 1948. Esta campaña polarizó dos visiones político-electorales, claramente diferenciadas. Por una parte, la figura de Otilio Ulate, encabezando el Partido Unión Nacional y por la otra, el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, líder indiscutible del Partido Republicano Nacional. Monseñor Sanabria, Manuel Mora Valverde, el Partido Vanguardia Popular, el papel decidido de los sindicatos bajo la ideología marxista, forman ese complejo tejido donde se dan estos acontecimientos.

Es necesario tener presente, como lo reseña Iván Molina, que a pesar del contexto de fraude que sirve de aureola a las elecciones de 1944, se introdujo una de la más importante reforma al Código Electoral en 1946, la cual tuvo como objetivo independizar la organización de los comicios electorales por parte del Poder Ejecutivo, para dejarlo en manos del Tribunal Nacional Electoral (2002:181.

El otro elemento que es importante tener presente en esta aproximación, fue la creciente polarización política dentro de la misma oposición entre Cortés y Ulate, que de alguna manera será el que incida más directamente en el desencadenamiento de los conflictos de 1948 (Contreras,2008:190).

Actores sociales más relevantes en los hechos político-militares de la Guerra Civil de 1948

Debemos reiterar en esta apartado que, un aspecto que influyó decididamente en el espacio político en los años cuarenta, fueron las reformas sociales, orientadas a favorecer a las grandes mayorías y consecuentemente a potenciar su nivel político-ideológico (http://www.museocostarica.go.cr/es_cr/en-detalle/la-guerra-civil-de-1948-una-sintesis.html?Itemid=115)  Pero, con esa misma rigurosidad que vemos los antecedentes de este conflicto, estamos en la obligación de ver objetivamente los hechos ocurridos en el mismo contexto de la guerra. Estos factores y los nuevos actores sociales imprimen un sello de larga data a este acontecimiento (http://historia.fes.ucr.ac.cr/dialogos.htm).

No se trata de darle un lugar de privilegio a los actores que conoce el discurso oficial, a saber: Teodoro Picado M, José Figueres Ferrer, Otilio Ulate Blanco, Santos León Herrera. De igual envergadura es dar lectura al papel del Partido Social Demócrata, el Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales, el Ejército de Liberación Nacional, la Legión del Caribe (Schifter, 1980:68 y 75) y, la doctrina social de la iglesia, el aporte del Partido Vanguardia Popular y claro está, la fracción oficialista.

Sobre la Legión del Caribe, Guillermo Villegas H, en su narrativa testimonios del 48, sostiene como tesis central que varios militares (Juan Rodríguez, de la República Dominicana, Rosendo Argüello, de Nicaragua, Horacio Julio Ornes, entre otros, se hicieron presentes en Costa Rica y su papel en el conflicto fue muy importante, además del aporte en la proporción de armas para darle un contenido real al proceso de la guerra (Cfr, Villegas, PP.: 199, 208, 210).

Recordemos aquí, tal y como lo señalamos en nuestra introducción en este apartado es necesario referir a la Huelga de Brazos Caídos de 1947. Aunque en esencia, este movimiento fue un paro patronal, lo cierto también es que sus demandas fueron aceptadas como definitivas por el Tribunal Nacional Electoral. Cabe destacar que los actores sociales más importantes de este evento lo constituyeron los trabajadores del sistema bancario nacional y los comerciantes. Aunque una buena masa de la clase trabajadora y otro poco más de contingentes sociales populares también sumaron su fuerza a este paro (Cfr. Manuel Rojas, Pp.: 109-110 y 150).

Cuarenta días que sacudieron el suelo patrio: La Guerra Civil de 1948

Distingamos, pues, dos grandes factores que está en la base de este conflicto. En primer lugar, existe, como tesis central por gran parte de la historiografía costarricense que, el “conflicto político-electoral” es sin duda la “chispa que encendió” la apacible pradera del suelo costarricense. Tal vez el punto más álgido del acontecimiento tuvo lugar el 12 de marzo de 1948, cuando los militares y soldados del Ejército de Liberación Nacional toman San Isidro del General, con el grave acontecimiento del asesinato del coronel gubernamental Rigoberto Pacheco; pero de la misma envergadura son los acontecimientos que se suceden en San Ramón de Alajuela, con la muerte de los figueristas Catalino Murillo y Federico Arce (López,2000:292).

A estos eventos político-militares le siguieron el día 13 de marzo con la toma de San Cristóbal Sur y sucesivamente la toma de San Marcos de Tarrazú y Santa María de Dota, por parte del Ejército de Liberación Nacional.

El autor citado, Juan diego López, en su texto: Los cuarenta días de 1948: La guerra civil de Costa Rica, reseña que dos días después los seguidores de Picado toman Buenos Aires, posteriormente el 9 de abril arranca la Marcha Fantasma. Operación bélica conducida por el ELN, que culmina el 12 de abril con la toma de Paraíso y Cartago. Más tarde, con la ayuda de la Legión del Caribe, bombardean Limón y el Ejército de Liberación Nacional se apunta un triunfo más,  tomándose el centro de esa provincia y el puerto de Moin. (http://www.slideshare.net/Socialesdigital/costa-rica-en-la-decada-de-los-40-134602245).

Vale reseñar que el papel jugado en todo este proceso de lucha civil, por los dirigentes comunistas, bajo el alero del Partido Vanguardia Popular, son imprescindibles para entender los alcances del conflicto al que referimos.

El final de la Guerra Civil lleva a un breve espacio de transición en el cual, en el gobierno de los 18 días, le corresponderá a Santos León Herrera, asumir la presidencia de la República. Su gran logro, poner fin, oficialmente, al conflicto político-militar en que se vio envuelto nuestro país. Pero en ese mismo orden, también se dictaron los decretos que pone en manos de los vencedores el aparato militar costarricense, los cuarteles, la Fuerza Armada y la Fuerza Policial.

En esta suerte de impase político, el 10 de mayo se establece formalmente la Junta Revolucionaria, a la cual le corresponderá el ejercicio del poder durante los dieciocho meses siguientes. Este gobierno de facto asume el nombre de Junta Fundadora de la Segunda República y de inmediato se abocó a convocar la Asamblea Nacional Constituyente.

Paralelo a la Constituyente, los nefastos Decretos Ley de la Junta Fundadora de la Segunda República, proscribiendo los sindicatos clasistas y al mismo partido comunista bajo el nombre de Partido Vanguardia Popular, tienen su epílogo más amargo en el asesinato impune de los mártires del Codo del Diablo. Necesitamos, entonces, reescribir la historia desde las voces de las grandes mayorías.

Sin lugar a dudas, estos acontecimientos siembran las bases del Estado Social de Derecho mediante el Estado Benefactor que tendrá lugar en los próximos quinquenios.

Una página que requerirá de un nuevo examen es la firma del Pacto de Ochomogo. Sin la verdadera y correcta interpretación de estos hechos históricos, no se le está otorgando a nuestra historia el contenido objetivo que como ciencia requiere. Si un atroz crimen como el que se ejecutó contra los mártires del Codo del Diablo, no se aclara, nuestra historia seguirá cargando grandes vacíos.

 

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Notas sobre la Venezuela Bolivariana y Revolucionaria a partir del año 2021

Lic. José A. Amesty R.

La Revolución Bolivariana, inicia el 2 de febrero de 1999, por lo que en este año se celebran 21 años de Revolución. La actual escalada de asedio continuo, en múltiples áreas de la vida de la Nación venezolana, lleva al menos dos décadas por parte del imperialismo norteamericano, cuyos objetivos son: imponer un Golpe de Estado que ponga fin al Chavismo, y cerrarle las puertas a la posibilidad de una nueva y/o continua opción revolucionaria y socialista en América Latina, que se suponía muerta y enterrada.

Este cerco inmisericorde, es inevitablemente parte de la lógica revolucionaria, ya que cuando se trata de la creación de una sociedad nueva, de un hombre nuevo y una mujer nueva, hay que estar preparado para luchar toda la vida. La revolución es una trinchera sin fin. La revolución es permanente o no es revolución. Y este es el camino optado por Venezuela.

En este sentido, en este año nuevo y los siguientes, Venezuela debe corregir, enrumbar, replantear, redefinir algunos elementos importantes para su subsistencia revolucionaria y caminar hacia el horizonte pensado por su líder Hugo Chávez Frías. Así, mostramos algunas líneas-notas en torno al porvenir de la Venezuela Revolucionaria, si es que deseamos proseguir por ese camino.

Venezuela revolucionaria

No hay revolución sin brega revolucionaria. Toda revolución supone irremediablemente cambios, a veces dolorosos, de opciones y actitudes renuentes a los cambios.

En este sentido, a Venezuela revolucionaria, se le impone la necesidad de enrumbar el modelo socialista existente, lo que replantea echar mano a lo que, de una manera general, se deriva de los ideales socialistas revolucionarios; ahora con una visión más amplia de lo que fue desde sus inicios, al nutrirse en la actualidad de elementos pertenecientes a otros pueblos, culturas y grupos sociales. Más todavía cuando estos mismos pueblos, culturas y grupos sociales mantienen una lucha de resistencia prolongada, en contra de la exclusión, la explotación, la desigualdad y la miseria a que han sido condenados desde siempre, por el sistema capitalista, no importa cuál sea el rostro con que éste pretenda presentarse.

Así mismo, Venezuela debe corregir, lo que históricamente han sido las revoluciones: ninguna ha iniciado su proceso por los oprimidos, las masas como sujeto protagónico, independientemente de su apertura hacia ellos. Para que ésos sujetos, produzcan el colapso del régimen existente y para la toma del poder.

En otras palabras, se debe romper totalmente con la autoridad del Estado capitalista, que en algunos casos se encuentra intacta, y se debe desmoronar.

Hay que buscar que el pueblo venezolano, se sienta verdaderamente protagonista de su emancipación, se ha avanzado en este sentido, pero hay que profundizar aún más.

Ideología revolucionaria

No hay revolución sin ideología revolucionaria. La ideología como sistema de valores, creencias y principios que nos permite legitimar el orden social revolucionario, se sustenta en los factores emocionales del ser humano, el modelo de la revolución bolivariana se edifica sobre el sustento de la espiritualidad emocional que conduce a la conciencia.

Los pilares ideológicos de la revolución bolivariana, se deben preservar, a saber:

  1. Su fuente de inspiración: como punto de partida y emblema del nacionalismo, patria, soberanía y emancipación continental lo constituye el ideario de Simón Bolívar, fuente primaria que se complementa con el pensamiento de Simón Rodríguez y se refuerza con los postulados liberadores de Ezequiel Zamora. La fuente de inspiración es, también, el pensamiento rector de las masas populares de Hugo Chávez. Resalta en él, su apego al rescate de los valores patrios, la difusión constante de la historia nacional, su posición irreductible antiimperialista y la continuación de la obra de Bolívar orientada a la unidad latinoamericana.
  2. Los principios políticos: la concepción del poder popular y los cambios estructurales a nivel de las relaciones de poder, sociales y de producción. Como premisa, sobresale el postulado que señala que el gobierno revolucionario se transforma en instrumento del pueblo. Esto elimina el sistema cupular de la reforma representativa, sustituyéndolo por la democracia directa. Es decir, la participación del pueblo organizado en todos los procesos de la toma de decisiones para definir su propio destino.
  3. La base espiritual: se produce con base en el precepto derivado del cristianismo primitivo como lo es el bien común: la satisfacción de las expectativas más elevadas en lo moral, lo espiritual y lo material del ser humano, soportado en el amor al prójimo y la buena voluntad. Amor es el pregón de Cristo, primer revolucionario del mundo. El amor también era el motivo que hacía la fortaleza del Ché Guevara. La lucha revolucionaria sólo se justifica si se alcanza el amor fraterno entre los semejantes. La revolución para el Ché es amor. Y de amor entre los revolucionarios se fundamenta la palabra orientadora de Chávez.

También se debe beber de la ideología del Comandante Fidel Castro, cuando señala: “La lucha debe venir primero y la conciencia revolucionaria vendrá inevitablemente detrás con un ímpetu cada vez mayor”. El líder revolucionario consideraba un error alterar el orden de los términos, pues entendía la lucha de clases como “un vasto proceso de aprendizaje, una escuela irreemplazable”.

Señala además que, “sin propaganda no hay movimiento de masas, y sin movimiento de masas no hay revolución posible”. En este sentido, no se trata sólo de potenciar la agitación y la propaganda, hay otros elementos que cultivar, por ejemplo, la paciencia. “El gran secreto del éxito es saber esperar”, aprendió Fidel Castro de José Martí. El Comandante tenía claro que la lucha revolucionaria depende de la correlación de fuerzas, y que el objetivo es avanzar por etapas “sin quemarlas”. Sin generarse enemigos de modo inútil, ni enfrentarse contra todos a un tiempo. “Mucha mano izquierda y sonrisa con todo el mundo”, otra lección martiniana.

En síntesis, en la lucha revolucionaria, la ideología desempeña un rol importante.

Ejército revolucionario

No hay revolución sin ejército revolucionario. En el caso venezolano, no deben ser unas fuerzas armadas conservadoras, sino una milicia enteramente radical en lucha contra un imperio capitalista, esto lo han comprendido los altos mandos venezolanos, el problema está en los mandos medios y bajos, cuando se enfrentan en la lucha diaria a la inclemente posibilidad de ceder a la corrupción. Aquí hay que reforzar la formación sociopolítica y blindar una ética revolucionaria poderosa, como diría el Presidente obrero Nicolás Maduro.

Lo que sí hay que mantener es la premisa fundamental del líder Hugo Chávez: el pueblo hecho ejército. Hoy “el pueblo venezolano cuenta de nuevo con su ejército revolucionario, con su Ejército Libertador, el mismo de Bolívar, el mismo de Carabobo, impulsando junto al pueblo la revolución de Bolívar, porque la revolución nuestra es la de Bolívar, por Bolívar y para Bolívar”.

Recordando a Andrés Eloy Blanco, dice Chávez que “la democracia es como una nube: el agua es el pueblo, pero tiene por dentro un rayo, y ese rayo es el ejército, que cuando no ha de herir alumbra, y cuando alumbra con luz propia se une al agua”.

“Pueblo y ejército son como agua y luz, la fórmula del arco iris, camino rumbo al socialismo, la fórmula de la revolución”.

Como lo señala también el líder Diosdado Cabello, hay que ir conformando otros ejércitos, a la par del oficial como: los jóvenes que apoyan la revolución bolivariana, y que la mayoría se está preparando para su defensa ante cualquier ataque de la derecha capitalista. “Lo que ustedes están haciendo sobre tener su propia vocería es, quizás, el mayor avance de la revolución”, ese ejército de jóvenes dispuestos a defender la patria, de manera espontánea, esa Venezuela joven que no se arrodilla, que se niega a ser una patria indigna arrastrada a los gringos.

En síntesis, es la preparación de todo el pueblo para la guerra. Esta corresponde a una tradición y recoge una amplia experiencia histórica. Refleja la práctica militar revolucionaria y popular de muchos años. Es un paradigma que se nutre de la sabiduría militar popular acumulada en las guerras y los conflictos bélicos en que las masas explotadas debieron recurrir a la violencia y a las armas para contrarrestar estructuras de dominación política arbitrarias y sistemas económicos de extorsión que dan sustento a privilegios de minorías sociales y ocasionan la miseria de multitudes humanas.

A saber, procesos como: 1) La lucha guerrillera española contra la invasión napoleónica; 2) Las campañas militares lideradas por Simón Bolívar para romper la dominación colonial española y europea; 3) La revolución francesa; 4) la guerra de independencia americana, 5) las formulaciones y análisis de Karl Marx, F. Engels y V. Lenin; 7) las experiencias de la segunda guerra mundial; 8)La obra y la práctica de Mao Tse Tung, del partido Comunista Chino y de la revolución popular China; 9) Los aportes teóricos y estratégicos del general vietnamita Vo Nguyen Giap; 10) la experiencia de la revolución cubana, de su comandante Fidel Castro y de las Fuerzas Armadas de Cuba; 11) La lucha del movimiento guerrillero colombiano representado en las FARC, el ELN y los otros movimientos armados; 12) Los procesos de lucha armada revolucionaria en Nicaragua, El Salvador, Malasia y Filipinas, entre muchos otros.

Ética revolucionaria

No hay sociedad nueva sin Hombre y Mujer Nuevo. Las experiencias socialistas que se dieron a lo largo del siglo XX, intentaron poner en marcha un nuevo ideario, una nueva ética superadora de viejos vicios. Sucede, sin embargo, que más allá de extraordinarios logros en el campo socio-económico que obtuvieron estos proyectos (se terminó con la miseria crónica, con el hambre, con la marginación, se redujo considerablemente o se abolieron distintas formas de explotación, se redujeron tasas de morbi-mortalidad, la noche oscura de la postración y la ignorancia secular se iluminó), más allá de todo ello, la construcción del “Hombre y la Mujer nuevos” siguió siendo una agenda pendiente. ¿Por qué?

Porque la ética (es decir: la tabla de valores que rige la vida, la normativa social, la moral dominante en un momento histórico determinado) no se puede fijar por decreto, no cambia por un acto de voluntad. Es decir: no se puede ser “buena” o “mala” gente por decisión simplemente porque…. no hay “buena” o “mala” gente.

La realidad en las revoluciones es que, cuando efectivamente mejoran las condiciones objetivas de las grandes mayorías (también se construyen grupos privilegiados, burocracias con prebendas, a veces insultantes para el pueblo), llegándose a excesos increíbles como lo sucedido en algunos movimientos guerrilleros latinoamericanos donde problemas entre “comandantes” se dirimían a balazos: ¿quién es el más revolucionario?, mandándose a matar al “menos” revolucionario.

En Venezuela es una tarea inconclusa, que hay que abordar con toda la seriedad necesaria en este caso.

Cultura revolucionaria

No hay revolución sin cultura revolucionaria. Entre algunos de los problemas que debilitan la cultura revolucionaria están, según el líder Fidel Castro: las penurias materiales o las dificultades económicas, que sin dudas son extremadamente influyentes. Es cierto que ese debilitamiento puede ocurrir por un grupo de factores combinados, que van desde la influencia de la cultura globalizada y capitalista a través de sus infinitos canales de diseminación, la pérdida de los referentes, valores y paradigmas revolucionarios, erosionados por los errores y carencias propias, por la fiera batalla de ideas con el enemigo, y también, precisamente, como reflejo en la superestructura de problemas en la base económica no debidamente resueltos, o no suficientemente atendidos a tiempo, y que van ahondando paulatinamente la brecha entre la realidad y el discurso.

Cuando Fidel insiste, hasta la saciedad, en que hay que hacer que cada ciudadano del país adquiera una cultura general integral, está apostando por el desarrollo de las ideas y la conciencia como antídotos contra las asechanzas del enemigo y lo pernicioso de nuestros propios errores y nuestra propia soberbia. Un pueblo culto, ya se sabe, tienen conciencia de su libertad y es inconquistable. Un destacado papel en este campo juega, y han de jugar, los artistas e intelectuales revolucionarios, en cierta medida, la vanguardia de estos procesos culturales. Y podrán cumplir mejor sus misiones, en la medida en que ellos mismos, desde su arte, demuestren que poseen una elevada cultura general integral, de la que son piedras angulares la cultura histórica, la cultura política y el más profundo humanismo. “Las probabilidades de que surjan artistas excepcionales (profetizaba el Che, en 1965, en su luminoso ensayo “El socialismo y el hombre en Cuba” (serán tanto mayores cuanto más se haya ensanchado el campo de la cultura y la posibilidad de expresión”.

Sin duda alguna, la cultura revolucionaria venezolana, buscando al hombre y la mujer nuevas, debe constituir un elemento esencial para que perdure en el tiempo el modelo socialista. Debe buscarse una cultura general histórica, política al alcance de todos, propiciando el internacionalismo, el patriotismo, la defensa de nuestros principios, la solidaridad, la capacidad de sacrificio, la cohesión social, el optimismo colectivo, los momentos más brillantes y creativos de la propia política revolucionaria y socialista. De esta cultura depende, en grado sumo, la continuación de la Revolución.

Praxis revolucionaria

La praxis revolucionaria en Venezuela, está asociada directamente al fortalecimiento de la participación popular aunque, esencialmente, en su forma tradicional, o para decirlo de otra forma, a través de los limitados canales de la democracia representativa, y también, a través de un conjunto de organizaciones sociales y políticas propias que van encontrando nuevos espacios y van rompiendo viejos mitos y hábitos de los “viejos” tiempos de clandestinidad y de hostigamientos de los aparatos de represión y vigilancia de la anterior oligarquía dominante.

En este sentido, se ha avanzado mucho y se debe seguir avanzando para consolidar el Poder Popular, y a su vez, en otros ámbitos como el militar, político, tecnológico y económico, para producir otra variación cualitativa en el nivel de la formación ideológica.

Internacionalismo revolucionario

La solidaridad internacional es inseparable del quehacer revolucionario y de su vocación internacionalista. Durante decenios la izquierda latinoamericana ha mostrado una gran sensibilidad solidaria con proyectos revolucionarios y progresistas sometidos a la injerencia agresiva de Estados Unidos. Hoy la izquierda no puede vivir de espaldas a los movimientos reivindicativos populares, no importa cuáles formas adopten.

En este aspecto, la revolución bolivariana, debería avanzar mucho más de lo que ha hecho. Por supuesto, esta práctica solidaria, depende mucho en lo que avancemos en el campo de la ética, la cultura y la conciencia revolucionaria.

No obstante, debemos recordar que los sujetos de la práctica internacionalista son: las grandes masas excluidas, los sectores medio arruinados, los defensores de la vida y la naturaleza, las mujeres patriarcalmente y socialmente oprimidas, las etnias y nacionalidades oprimidas, discriminadas y marginadas, las comunidades abandonadas, las poblaciones bombardeadas o desplazadas, todos los sujetos dominados y oprimidos, todos los actores de las luchas contra la globalización neoliberal, y contra las diversas modalidades de expresión.

Más específicamente, las fuerzas del trabajo explotado, a sus dos géneros (masculino y femenino) sometidos con intensidad diferenciada por el capitalismo neoliberalizado, las fuerzas del trabajo expulsadas de la esclavitud asalariada, excluidas del sistema económico, lanzadas al desempleo, a la incertidumbre y al desamparo, la juventud que llega a la edad laboral y no encuentra fuente de trabajo remunerado, las mujeres ligadas al trabajo doméstico no remunerado, las mujeres súper-oprimidas por un capitalismo neoliberal y patriarcal, la diversidad social que integra el mundo de la llamada economía informal, los campesinos sin tierra y sin medios de producción, los pequeños y medianos propietarios o empresarios urbanos y rurales en proceso de ruina, los empresarios que producen para el mercado interno y han sido golpeados por la apertura y el impacto de las mal llamadas “áreas de libre comercio”, las etnias oprimidas y discriminadas y los pueblos originarios excluidos y maltratados, las naciones en proceso de recolonización, especialmente sus fuerzas sociales y políticas excluidas de las decisiones del poder dominante, la niñez abandonada y maltratada, los / as adultos mayores despreciados / as y abandonados / as, el llamado Tercer y Cuarto Mundo, excluidas sus elites privilegiadas, los y las protagonistas de las diversas corrientes culturales, artísticas, creativas afectados / as por la uniformidad cultural que se nos quiere imponer y por el totalitarismo ideológico en desarrollo, la gran parte de la humanidad afectada por la desertificación, la contaminación, el calentamiento de la Tierra, la depredación de su flora y de su fauna, y todo el deterioro ecológico en marcha, las diversas fuerzas sociales y políticas que reclaman participación poder de decisión, y cese del autoritarismo y de la exclusión política, entre otros.

Ya que, una estrategia imperial obliga a una estrategia revolucionaria continental y mundial, sin desmedro de la diversidad y las particularidades nacionales. Por lo que hay que coordinar, sincronizar, más las luchas. Hay que articular y darle más simultaneidad a los procesos liberadores en todo el continente y en todo el mundo. Hay que construir nuevos espacios para un internacionalismo revolucionario innovador, para una orientación común de la diversidad revolucionaria.

El internacionalismo de las cúpulas capitalistas del mundo, exige de un nuevo y revitalizado internacionalismo de todos / as los / as oprimidos / as y afectados / as. Si más global es el dominio del gran capital, más global deberá ser la respuesta necesaria para liberarnos de él.

Venezuela, escenario de una nueva ola transformadora, con sus procesos sumamente originales y esperanzados, pasan a ser blancos fundamentales del poder imperialista estadounidense asociado, por lo que necesita atender a las arriba notas modestas que hemos planteado, que son los enunciados principales del artículo de Luis Britto García “Son y sentido cubano”.

Finalmente, como señala Narciso Isa Conde, Venezolanos: no debemos tener miedo a ser felices, ni escatimar esfuerzos y sacrificios para conquistar el pan y la alegría, y merecernos el cielo prometido aquí en esta tierra, donde las oligarquías capitalistas se proponen seguir construyendo un paraíso para ellas, y un infierno para la inmensa mayoría de sus habitantes.