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Etiqueta: inclusión

Día Mundial de las Habilidades de la Juventud

José Luis Pacheco Murillo

En el año 2014 la Asamblea General de la ONU proclamó el 15 de julio como el Día Mundial de las Habilidades de la Juventud, para divulgar la importancia de impulsar a los jóvenes a través de la adquisición de habilidades y destrezas, que les permitan acceder al mercado laboral global. Hoy en día los jóvenes conforman un colectivo estratégico que contribuye ampliamente en el avance y desarrollo de las sociedades.

Con la celebración de este día se trata de empoderar a los jóvenes para que sean influyentes en el mundo, comenzando desde sus comunidades, para el logro de sus objetivos de vida. Sin los jóvenes será imposible conseguir sociedades justas y sostenibles.

La juventud es un factor fundamental para el logro de una sociedad más justa, inclusiva y sostenible, que contribuya a la solución de problemáticas mundiales como el cambio climático, el desempleo, la pobreza, la desigualdad de género y la migración.

Paradójicamente los jóvenes, especialmente los del sexo femenino, son los más propensos a las desigualdades sociales, asumiendo trabajos precarios. Ello unido al incremento de los niveles de desempleo y dificultades para el acceso al mercado laboral, incluso cuando hayan recibido una educación de calidad.

La principal alternativa para superar tales desigualdades es a través de la formación y la educación, aspectos contemplados en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Pero aún queda mucho por hacer. Los sistemas educativos actuales tienen muchas deficiencias y no responden a las necesidades de aprendizaje de muchos jóvenes.

A los jóvenes se les deben abrir las mayores oportunidades para su desarrollo y el de sus habilidades, que son muchas. Debe ser una tarea constante por parte de los gobiernos el gestionar la creación de posibilidades para que los jóvenes puedan hacer su aporte al desarrollo social, económico, artístico, deportivo y espiritual del país.

Dios quiera no dejen pasar ellos mismos las oportunidades que se les abren y puedan lograr cumplí metas y hacer realidad sueños.

Trilogía latinoamericana -parte 2- Obstáculos que impiden la inclusión

Le presentamos la segunda parte de la trilogía Latinoamericana de Prisma Latinoamérica “Obstáculos que impiden la inclusión”.

En esta entrega se presenta cómo el país ha crecido económicamente pero la desigualdad se ha acrecentado cada vez más, esto por el bagaje social que se arrastra desde la época de la colonia hasta nuestros días, incrementado por la mala distribución del sector productivo del país que no genera oportunidades equitativas para todas las personas.

El sociólogo Daniel Camacho Monge explica en qué consisten los procesos de acumulación y cómo esto deriva en que una pequeña parte de la población tenga una mayor riqueza que el resto; además de explicar por qué el modelo neoliberal nunca ha funcionado ni nunca lo hará. Por otro lado, el sociólogo Miguel Sobrado Chaves explica cómo esta brecha se agudiza gracias al enfoque neoliberal que limita el accionar de las políticas públicas, que desde su ideación, ven a los sectores que se supone pretenden ayudar como “perdedores” y no como un grupo social. Esto lleva al pensamiento de que se les tiene que entregar todo hecho o debe ser hecho por una persona externa, generando así la atomización de los individuos.

Le invitamos a ver el documental completo: 

Programa Alternativas. Ley 7600: 26 años de deuda en igualdad, inclusión y equidad – enlace al video

El pasado viernes 03 de junio del 2022, en el programa Alternativas, se desarrolló el tema: “Ley 7600: 26 años de deuda en igualdad, inclusión y equidad”.

Como panelistas participaron: 

  • Erick Chacón
  • Ericka Álvarez
  • Patricia Ruiz
  • Mario Valverde Madrigal

Durante aproximadamente 2 horas, los panelistas reflexionaron sobre los prejuicios y acciones discriminatorias que aún en la actualidad, 26 años después de que entrara a regir la Ley 7600, tienen que seguir enfrentando las personas con discapacidad desde la sociedad civil, pero también desde el propio Estado costarricense.

Reconocen que aunque en la actualidad hay muchísimos espacios de lucha, la Ley 7600 sigue representando su emblema normativo y su respaldo en la defensa de sus derechos. Es por tanto, que se vuelve importante señalar que el marco jurídico de protección de los derechos humanos en Costa Rica es “maravilloso” en el papel; sin embargo, está fallando en su debida ejecución, reglamentación y cumplimiento. 

Los panelistas concuerdan en que la institucionalidad costarricense se ha apoyado en la vigencia de la Ley 7600 para que parezca que ya se alcanzó la inclusión, pero la realidad es que hay una enorme deuda histórica en todo el país, principalmente en los territorios fuera del Gran Área Metropolitana (se cita el ejemplo de Nicoya), donde el abandono del Gobierno Central se visualiza en temas de infraestructura, educación, oportunidades de empleo, derecho a salud integral, espacios de recreación inclusivos, entre otros.

Se le invita a sintonizar la grabación del programa accediendo al siguiente enlace: https://fb.watch/dKhEazfxOm/

Derechos Humanos al mejor postor: Mercantilización de la lucha LGBTI

Eduardo Muñoz
Comunicador Social y Activista de Derechos Humanos

Si hay algo es perverso es poner signo de colones a las luchas por construir una sociedad inclusiva y respetuosa de los Derechos Humanos, y para muestra un botón multicolor de la organización del Mes de la Diversidad en Costa Rica.

Mientras en las década de los ochenta y noventa el país vivió una cruenta persecución de parte de los órganos de seguridad del Estado Costarricense, que sin duda se puede calificar como tortura de Estado, en la actualidad el Mes de la Diversidad se concentra más en generar ingresos con actividades con precios absolutamente prohibitivos para la mayoría de la población costarricense.

Al igual que en otras latitudes, lo que deberían ser actos conmemorativos por las personas que mancharon con su sangre las cárceles durante las golpizas recibidas en comandancias policiacas, o por quienes durante décadas tuvieron que vivir con los consecuencias de las torturas psicológicas recibidas por agente policiales, se terminó convirtiendo en una charanga multicolor sin contenido político y vacía de reflexión. Como evidencia el concierto de una otrora reconocida cantante mexicana de los años noventa, que para presenciar sus carencias vocales habrá que pagar entre $200 y $30 para quienes con pocos recursos se tendrán que conformar con estar de pie en la gramilla del Estado Nacional. Igualmente con el resto de actividades, que al estilo de una suerte de Hollywood tico, tendrán su alfombra roja en un hotel en las inmediaciones de Belén, Heredia, y de nuevo, nada es absolutamente gratis. Como ya sucedió en otros países, la comunidad LGBTI paga tarifas mucho más elevadas que el promedio de la población en general, hasta para comprar una botella de agua habrá que destinar un cantidad importante.

De hecho, no está mal que empresas privadas hagan aportes a causas como estas, el punto en discusión es dónde está la frágil frontera entre la conmemoración y hasta dónde el dinero de patrocinadores solo tiene como objetivo el mercadeo dirigido a una población que se supone con mayor capacidad adquisitiva, sin reflexionar en los aportes que otras generaciones hicieron para poner en discusión pública que todas las personas tienen los mismos derechos, sin distingo de ningún tipo.

A excepción de la marcha del domingo 26 de junio, las actividades pagadas seguirán siendo excluyentes para muchas personas, y pensando en términos geográficos están pensadas para el Gran Área Metropolitana. En ese sentido, se debe apuntar que según el último Estado de la Nación las personas que habitan en la ruralidad se ubican en los quintiles de menores ingresos y son excluidas del desarrollo social costarricense.

Pero esa transformación que se vive dentro del movimiento LGBTI costarricense contemporáneo tampoco es ajena de otros similares. Por ejemplo, el Día Internacional de las Mujeres ha sufrido un vaciamiento histórico, y con el “apoyo” de empresas privadas se ha convertido en una fecha para la comercialización de productos del cuidado personal, moda y zapatería. Incluso el ideario político de Ernesto “Che” Guevara hace décadas terminó reducido a productos mercantilizables para las posteriores generaciones “progres”, que estampan la clásica foto del revolucionario en tasas, camisetas, libretas, cuadernos y afiches que adornan más de una oficina; todas imágenes vaciadas del contenido político y que el mercado capitalista hábilmente lo asumió como un producto más para este sector de consumidores específico.

En el fondo la cuestión es si la comunidad LGBTI se siente representada por estas actividades comerciales que año con año van borrando de nuestra historia las luchas frontales que se dieron contra el Estado, y cómo con productos de marketing se ha diluido la huella de la sangre y las dignidades humanas arrasadas por las clases políticas dirigentes hoy bañadas con discursos de una diversidad inofensiva, pero que esquiva realizar cambios sustanciales y más bien sigue firme en sus acuerdos con los sectores conservadores político-religiosos que han surgido recientemente en Costa Rica y América Latina que cuestionan los avances en materia de Derechos Humanos a luz de sus creencias religiosas.

No sería de extrañar que como fruto de esos acuerdos el Estado se de a la tarea de “revisar” el camino recorrido hacia la igualdad, mientras los liderazgos LGBTI se siguen conformando con marchas coloridas sin propuestas de transformación política de fondo.

La igualdad, la equidad y la inclusión han costado sangre, dolor, humillaciones y persecución para quienes se atrevieron a exigirla, nada ha sido gratuito ni espontáneo.

Foto Anel Kenjekeeva

UNA: Condiciones en liceos rurales reproducen desigualdad

Una oferta educativa reducida, climas educativos predominantemente bajos en los hogares, dificultades de acceso a recursos didácticos y falta de docentes en las regiones, son parte de las condiciones asociadas a la modalidad de liceos rurales que favorecen la reproducción del modelo de desigualdad prevaleciente en el país, según evidencia la investigación “Factores socioeducativos y dinámicas de inclusión-exclusión en la oferta de Educación Media del Ministerio de Educación Pública”, realizada por el equipo académico del proyecto Perfiles, dinámicas y desafíos de la educación costarricense del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional (Cide-UNA).   

“La desigualdad es un tema complejo, multidimensional, entonces uno no puede decir que la modalidad de liceos rurales de por sí es excluyente, por sí misma no lo es; pero todos los otros factores que están asociados al contexto educativo propio de los mismos estudiantes, como el clima educativo, las distancias, todo eso afecta el que esta población esté en una condición de desventaja cuando está dentro de un liceo rural”, afirma Cecilia Dobles, académica del Cide y coordinadora del equipo investigador que presentó los resultados del estudio, el pasado 9 de marzo, en el auditorio Clodomiro Picado del Campus Omar Dengo de la UNA.

Un conjunto de factores

Aunque aclaró que esta modalidad de liceos rurales surgió para dar derecho y acceso a educación de más calidad en las distintas zonas del país, Dobles insistió en que hay una serie de limitaciones propias de los contextos educativos, que van planteando desigualdades, como es el caso de la falta de docentes formados para las especialidades que se requieren para un colegio académico, así como la malla curricular reducida.

Por ejemplo—de acuerdo con datos del MEP citados en la investigación—mientras  el colegio académico tradicional tiene 126 lecciones en el III ciclo y 88 en educación diversificada, en la modalidad de liceos rurales las lecciones se reducen a 120 y 80, respectivamente.

Y es que—añade la especialista—por la misma condición de falta de docentes en las regiones, no hay posibilidad de impartir artes plásticas, educación física u otras materias,  lo que va en perjuicio de la calidad de la educación que recibe la población estudiantil en los liceos rurales.

La problemática de los docentes también lleva a que deban hacerse contrataciones por inopia en estos centros educativos, las cuales  muchas veces se realizan en forma postergada, cuando ya ha iniciado el ciclo lectivo.

A esto se suma el hecho de que los docentes tampoco tienen acceso a procesos de capacitación o formación continua debido a las distancias geográficas, lo cual también representa una limitación muy grande, según destacó la investigadora.

Luis Diego Conejo, académico del Cide e integrante del equipo investigador, coincidió en que las condiciones de la modalidad de liceos rurales que reproducen el modelo de desigualdad tienen que ver con una oferta educativa reducida, pero también con el contexto familiar del cual provienen los estudiantes, de los climas educativos predominantemente bajos,  así como las dificultades en el acceso a recursos educativos y materiales tanto en el área educativa como en sus hogares, lo cual afecta negativamente su experiencia de aprendizaje. “Es un conjunto de factores”, subrayó.

En el caso del contexto familiar, el especialista explicó que el hecho de que las personas que atienden esta modalidad provengan de climas educativos bajos en sus hogares limita las posibilidades de que se haya fomentado una serie de capacidades básicas, que tienen que ver con la lectoescritura o con acceso a materiales o recursos educativos en sus casas, que les permitan desarrollarse a un nivel que sea comparable al resto de la población. 

La investigación del Cide profundiza acerca de la prevalencia de diferencias profundas entre las modalidades educativas en la educación media, a saber: Académico Diurno, Académico Nocturno, Ambientalista, Artístico, Bilingüe, Científico, Técnico Profesional, Deportivo, Humanista, Indígena, Rural, Telesecundaria y Unidades Pedagógicas.

De esta forma, el estudio identifica desventajas que tiene la población estudiantil nacional, dependiendo de la opción educativa a la que asista y las condiciones propias de las realidades educativas en que se encuentran inmersos los centros educativos.

En ese marco, se encuentra que hay modalidades educativas que lejos de reducir las brechas para acceder a una educación de calidad, reproducen los factores y dinámicas que generan la desigualdad educativa, tal como se hace evidente en el caso de los liceos rurales.

El equipo investigador está conformado por las personas académicas: Cecilia Dobles (responsable); Luis Diego Conejo, Viviana Gómez, Olga Guevara, Gabriela Quirós, Satya Rosabal, Magaly Rodríguez y Giannina Seravalli. Además participaron las estudiantes graduadas Liseth Rojas y Jennifer Vanegas.

Video: 

***Más detalles con periodista Oficina Comunicación UNA 8334-4150.

La cultura costarricense desde el Estado

Adriano Corrales Arias*

CULTURA es uno de los términos que más acepciones tiene. Es un concepto polisémico y dinámico. Sus abordajes han sido diversos y complementarios a través de la historia, por esa razón debería considerársele desde la interdisciplinariedad, para así lograr una integralidad semántica.

En general, podría definírsele como “el conjunto de conocimientos y rasgos característicos que distinguen a una sociedad, una determinada época o un grupo social”. En todo caso, cuando hablamos de cultura, nos referimos a creencias, normas, valores, lenguaje, símbolos, tecnología, patrimonio, identidad. En otras palabras, hablamos de la actividad humana en su conjunto y de sus relaciones con la naturaleza y el cosmos, sobre todo de la producción simbólica a través del tiempo en espacios geográficos y socioeconómicos diferenciados.

En nuestro país la visión estatal de la cultura ha sido excluyente y elitista. Desde el “Olimpo” de los liberales, hasta el nacimiento del Ministerio de Cultura (PLN), se le concibe como la promoción de las “Bellas Artes”, las cuales deberían extenderse al pueblo para “culturalizarlo”, “cultivarlo”. Los liberales la concebían mancomunada con el sistema educativo, cual actividad “civilizatoria” que pretendía homogenizar su visión de mundo, es decir, privilegiaban su intención ideológica.

El dispositivo creado por el PLN en los años setenta del siglo pasado, ha sido vallecentrista y eurocéntrico, léase, colonial, salvo esfuerzos aislados y fallidos de regionalización con débiles discursos antropológicos sobre las culturas populares o “vivas”. Esa visón paternalista todavía subsiste. De allí la gran confusión en muchos artistas, quienes confunden el amplio concepto etnográfico con el de “arte” o “gestión cultural”. Por ello, se habla de un “sector cultura” difuso y asimétrico, el cual no sabemos si se define por su producción, su gremialismo o su filiación con el estado y su políticas, mejor dicho, la ausencia de ellas.

El neoliberalismo que lidera la contrarreforma con el afán del desmantelamiento del Estado Social de Derecho, erigido desde los años cuarenta del siglo pasado, le ha entregado esas tareas a las industrias culturales. Los últimos gobiernos del PLUSPAC así lo han venido haciendo y, el Ministerio de Cultura y Juventud (vaya híbrido), a pesar de su ingente labor en sus instituciones adscritas y en el apoyo a algunos productores artísticos, ha devenido en un cascarón desfinanciado y en una suerte de gran agencia de producción festivalera.

Las declaraciones de un candidato ultra conservador y de su escudera (diputada electa) han puesto el dedo en la llaga al gritar a los cuatro vientos, sin inmutarse, lo que otros quieren pero callan desde hace rato: cancelar el MCJ por ineficiente y burocrático (tiene menos del 1% del presupuesto nacional). Es decir, privatizar sus órganos desconcentrados y asignarle a las industrias culturales el resto. De allí a un Hollywood o Disney ticos no estaríamos tan lejos. Quizás ello quiso decir la señora escudera del enviado de los organismos financieros internacionales, quien bien podría convertirse en presidente de esta res ya no tan pública.

El día en que la CULTURA se convierta en el centro de una propuesta política al interior de un robusto proyecto país, tal y como corresponde, estaríamos hablando de inclusión, equidad, justicia social, defensa de los patrimonios tangibles e intangibles, de soberanía tecnológica y alimentaria y de las diversas identidades y expresiones simbólicas de quienes ocupamos este pequeño y bendito territorio. Es decir, estaríamos ante una auténtica acción sociocultural, corazón de toda actividad política.

Sin embargo, por ahora, sepamos que la CULTURA, desde la contrarreforma neoliberal, está clausurada. Aunque sigue viva y resistiendo en nuestras comunidades, en nuestros quehaceres, en nuestros sueños, en nuestras memorias.

*Escritor.

A ESTA HORA, OTRO PAÍS

Por Memo Acuña (escritor y sociólogo costarricense)

Costa Rica se enfrenta a su segunda disyuntiva de este siglo. Debe escoger un proyecto, seleccionar unos planos de construcción para levantar su edificio con distintos materiales, que pueden fortalecerlo o llevarlo a perder los cimientos que durante décadas se han levantado para garantizar inclusión, igualdad, oportunidades.

El primer momento clave fue en 2007 cuando hubo de dirimir también entre dos tesis que partieron en dos el mapa de las culturas políticas locales. El referéndum para decidir la aprobación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos significó no sólo un resultado, sino la escogencia de una ruta que a la vuelta de lo años ha implicado polarización, polifonía, incertidumbre. La imposibilidad de vernos y hablarnos entre diferentes: el diálogo truncado.

Son estos juegos electorales, los sextos del presente siglo. Los primeros de la era pandémica, los que inauguran una nueva posibilidad civilizatoria. Los que marcan la continuidad de las votaciones de la diáspora costarricense que algunos medios comerciales utilizan como anécdota, pero que en lo profundo implica reconocer qué hay gente que se ha ido y se ha alejado del paraíso costarricense por distintas razones.

Serán estos los primeros comicios donde la idea de franquicia ha pulverizado de una vez y para siempre el significado de los partidos políticos en su sentido amplio, como organizaciones intermediarias entre los sujetos y la sociedad.

Si bien se presentan a si mismos como la oportunidad de elegir entre 25 opciones, la cantidad no implica diversidad en un espectro ideológico que tiende a correrse en su amplia mayoría del centro a la derecha, con muy pocas, poquísimas alternativas hacia el otro lado.

Los juegos del hambre electoral no resuelven las profundas fracturas de un país sin proyecto común, sin comunidad amplia, sin ruta integradora hacia el futuro. En su lugar, la idea del consumidor político ha sustituido a la de ciudadano que elige. Por ello la “burguerización” del espectáculo electoral, la hamburguerización del debate, la sensación de superficialidad en la discusión, la confirmación de que el principal partido existente en todas las encuestas de intención de voto sigue siendo el indeciso.

A esta hora otro país espera y aguarda. Estaremos a punto de decidir o ya habremos decidido. En la novela Cruz de Olvido del escritor costarricense Carlos Cortés el personaje central comenta “En Costa Rica no pasa nada desde el Big Bang”.

En efecto, habremos de haber pasado de nuevo por una hora clave y probablemente el estupor y la cacofonía de las redes sociales disputarán para si el sentido de la discusión profunda y necesaria.

Otra vez, de nuevo, temas como la desigualdad, la pobreza, la desterritorialización de los pueblos originarios, la violencia, la fragmentación territorial, cederán a la lectura epidérmica y con ello la memoria irá de plano dando paso a la urgencia del presente.

Muchas veces hemos dicho en esta columna la necesidad de recomponernos como comunidad, ampliada e imaginada. No para homogenizarnos. Sino para salvarnos.

A esta hora, otro país que no necesariamente sea el de la bullaranga electoral, aguarda por lo segundo.

COVID-19 y oportunidades para políticas sociales inclusivas

SURCOS comparte la siguiente información:

En América Latina la emergencia sanitaria creada por la pandemia  se convirtió de inmediato en emergencia social y económica. La región ha retrocedido una década o más en términos de desarrollo humano, pobreza y desigualdad, a la vez desde la política analistas y organizaciones como la CEPAL, han manifestado con optimismo que la crisis podría dar lugar a un proceso de reconstrucción que aborde la desigualdad histórica de la región.

Las nuevas medidas sociales contaron generalmente con todo el espectro político y con una opinión pública favorable a la intervención estatal, sin embargo, su alcance fue de corto alcance. Por lo que les invitamos a ver el siguiente video elaborado con ayuda de la Universidad de Costa Rica y Catedra Humbolt por Juliana
Martínez y Diego Sánchez, en donde se explican acciones y narrativas favorables para la política social inclusiva.

Esta es una producción de la UCR.

LUZ PARA EL VIAJE

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

En Guatemala decretaron tres días de duelo. Esa noche empezábamos una amena conversación con el poeta y diseñador visual Julio Cúmez, originario de San Juan Comalapa, una comunidad de artistas y artesanos de la palabra, ubicada en las cercanías a Quetzaltenango.

Una de las personas de la audiencia a nuestro programa informaba sobre lo ocurrido recién: un accidente en el sur de México, en el que habían fallecido varías personas migrantes, muchas de ellas, la mayoría, provenientes de Guatemala.

La noche del 9 de diciembre, mientras nos aprestábamos a conversar de arte y vida con Julio en nuestro espacio dedicado a esos temas, supimos que una herida más se le había abierto a la región centroamericana.

En un año que cierra con la imposición de Estados Unidos hacia México para contener los flujos migratorios y activar el programa “Quédate en México” como política migratoria disuasiva, los hechos recientes colocan de nuevo el pesado lastre de la acción securitaria e institucional sobre los cuerpos de las personas en contextos de movilidad.

Hacinados casi hasta la asfixia, cerca de 250 personas migrantes habían pagado entre 2.500 y 3.000 dólares para ser transportados en un camión cuyo contenedor les ofrecía una distribución inhumana, por decir lo menos.

De hecho, las hasta ahora contabilizadas 55 personas fallecidas, estaban colocadas en la pared que volcó haciendo contacto con un puente peatonal de hierro. Quienes salvaron su vida se apretujaban casi sin aliento, en el centro del contenedor.

Dimensionar la magnitud de una tragedia como ésta en un año en que la cifra de personas fallecidas en contextos de movilidad en tránsito ya alcanza más del millar, según cifras aportadas por OIM, implica necesariamente tener claras las dimensiones antihumanitarias de una política migratoria que un día sí y otro también se ensañan contra las personas migrantes.

En el sur de la región centroamericana quizá la narrativa no alcanza a avisorar lo que ocurre desde Honduras hasta la frontera entre México y Estados Unidos, donde los efectos de la imposición de una política migratoria dura se dejan sentir con toda su furia sobre las personas migrantes. Por eso lo verbalizamos e insistimos.

Quienes sobrevivieron al accidente del 9N en Chiapas refieren escenas de terror al observar la muerte desperdigada por entre las latas retorcidas del camión volcado y en la propia calle. Algunos de ellos serán repatriados a sus países de origen quizá con alguna fractura producto del percance. Muchos, pese al evento, lo intentarán de nuevo.

Y entonces volverán a engrosar las estadísticas del riesgo y el horror en un ciclo que no se detendrá hasta que la inclusión, el cese de la violencia y la igualdad vuelvan a existir en todos los países desde donde se origina la migración.

Al tiempo que terminamos de escribir estas notas se conoce de acciones de violencia contra grupos de migrantes que llegaron al centro de México en medio de las festividades en honor a la Virgen de Guadalupe. Muchos de ellos han sido llevados a la propia basílica: mujeres con sus niños pequeños que funcionaron como primer escudo ante las arremetidas de la seguridad mexicana, personas jóvenes, personas con alguna discapacidad.

Esto seguirá repitiéndose indefinidamente hasta que el modelo no cambie y la industria migratoria deje de lucrar con el dolor y la necesidad de la gente.

En Guatemala decretaron tres días de duelo. Esa noche Julio y yo hablamos de poesía, de arte. También encendimos nuestra luz interior para acompañar en su viaje definitivo a quienes lo emprendieron por última vez. Luz para ellos y ellas.

Imagen de cabecera: https://www.latimes.com (Lugar del accidente de un camión donde viajaban migrantes en Chiapas.)

LA POBLACIÓN “OTRA”

(Por Memo Acuña, Sociólogo y escritor costarricense)

Recientemente se desarrollaron en Tokio, Japón, las justas paralímpicas, competencias destinadas a posibilitar la participación de miles de atletas con capacidades diferenciadas en varias disciplinas.

Para muchas personas, la gran mayoría, la novedad consistió en que ahí mismo en Tokyo, se llevarán a cabo unas competencias bajo ese prisma integrador, donde semanas antes se cumplieron los primeros Juegos Olímpicos de la era pandémica, los disruptivos juegos de Biles, Osaka, y tantos otros deportistas que se esforzaron no solo para ganar medallas, sino para mostrar simplemente humanidad.

No es de extrañar la sorpresa producida sobre la realización de los juegos paralímpicos si la cobertura mediática local se limitó a presentarlos en cápsulas de corta duración durante los espacios de las noticias dedicados a los deportes.

La reducción de los espacios noticiosos o de cobertura para estas competencias tiene su explicación en la conducta de desatención que históricamente se ha tenido con estas poblaciones, que según estimaciones globales representa el 10% de la población total.

Quizá resulten glamorosas las imágenes de cuerpos incompletos bregando en una piscina o en una pista de atletismo. No siguen la estética del mercado y sus signos totalizantes y homogenizantes.

Sirva esta ocasión para recordar los desafíos que todavía como sociedad nos asisten en la inclusión de estas poblaciones. Conviene repasar los desafíos para esa población “otra”.

En primer lugar, una dimensión política que cruza transversalmente los discursos sociales relacionados con las personas con discapacidad: la agencia y la autonomía que les asiste. Esto pasa, entre otras cosas, por borrar del vocabulario palabras limitantes, castrantes que les asignan roles pasivos como personas con derechos.

En segundo término, considerar y hacer consciente que, pese a los esfuerzos institucionales, las barreras de acceso en espacios públicos y también privados siguen siendo un pesado obstáculo cotidiano que deben sortear.

La ley 7600 debe revisarse con urgencia pues surgió en un contexto infraestructural y social distinto al que tenemos hoy en día en el país.

Finalmente, en el marco de la tan promocionada democracia Bicentenaria costarricense es importante reflexionar sobre esas tantas costaricas que somos y que traspasan los conceptos totalizantes bajo una supuesta comunidad de iguales.

Igualiticos nunca hemos sido, decía el querido Carlos Sojo. Actuemos en consecuencia, para incluirnos todos en nuestras diferencias, sin excepciones.

 

Imagen ilustrativa.