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Etiqueta: instituciones públicas

Crisis de la CCSS y del Estado Social en Costa Rica

El pasado martes 12 de setiembre a las 9:00 a.m., el Instituto Tecnológico de Costa Rica desarrolló un foro titulado “Crisis de la CCSS y del Estado Social en Costa Rica” como acción afirmativa en defensa del Seguro Social y de las instituciones públicas en general, las cuales atribuyen al bienestar de la sociedad costarricense. 

En esta actividad participaron: 

  • María Estrada Sánchez (Rectora del TEC).
  • Marta Rodríguez González (Directiva de la Caja).
  • Karen Marín Arguello (Presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica).
  • Álvaro Ramos Chaves (Expresidente Ejecutivo de la Caja y Rocío Sáenz Madrigal (Expresidenta Ejecutiva de la Caja).   

En aras de aportar en la lucha por el Seguro Social, el Consejo Institucional del TEC decidió designar una Comisión Especial para trabajar en un pronunciamiento en defensa de la CCSS, así como en la elaboración de un plan de acción que pueda ser ejecutado por parte de esta institución. Dicha Comisión está conformada por Osvaldo Durán Castro (Representante de la Cátedra de Agenda Nacional del TEC), Benjamín Campos Chavarría (Cátedra de Realidad Nacional Yolanda Oreamuno), Gabriel Masís Morales (Cátedra Elizabeth Odio), Jhony Gómez (Oficina de Comunicación y Mercadeo), y Kelly Chacón (Asociación de Funcionarios del TEC). 

La crisis del Estado Social de Costa Rica incluye ataques directos a cuatro pilares fundamentales que le han dado una calidad de vida aceptable a la población costarricense: la educación, la salud, la seguridad, la soberanía alimentaría y las garantías laborales. 

En este sentido, la Caja se encuentra bajo un ataque constante, el cual pone en peligro su existencia, pilar del desarrollo de la democracia y la paz social costarricense. No es posible pensar en un Estado de Bienestar, sin contemplar los aportes sociales que la Caja brinda al país. No debe ser aceptable, tal y como expresa la Rectora del TEC, que la sociedad costarricense considere que la Caja sea el problema: la realidad es que el Seguro Social enfrenta un fuerte endeudamiento por parte del Estado, quien no se ha visto comprometido a solucionar ni a disminuir este problema. 

Tal y como comenta Karen Marín, las distintas crisis que atraviesa el país son resultado de un periodo largo de años de ataques e intento de debilitamiento de la institucionalidad costarricense, sin embargo, durante el año de gestión del Gobierno Chaves Robles, estos ataques se han profundizado. En el caso de la Caja, el presidente Rodrigo Chaves ha insistido en hacerle creer a la sociedad civil que la Caja está quebrada y que ya no se puede hacer nada para salvarla, cuando la realidad es que, a partir de intereses privados y mercantilistas, ha buscado desmantelarla desde adentro. 

A pesar de estar atravesando un panorama complejo, expresa Marín, y a raíz de las distintas crisis que enfrentamos, las personas están generando diferentes formas de organización y movilización social en diversos sectores para buscar la unión y el consenso. l

Compartimos el video del foro:

Adicionalmente, otros foros que se estarán realizando: el martes 19 de septiembre en el Auditorio del Recinto Zapote del ITCR, el martes 17 de octubre en San Carlos a la 1:30 p.m. y, por último, se realizarán foros en Limón y Alajuela los cuales están por definir.

Foro de la Alianza por una Vida Digna en defensa de las instituciones públicas

A lo largo de muchas décadas, y gracias al esfuerzo y la lucha de amplios sectores sociales y políticos, Costa Rica ha desarrollado una institucionalidad pública robusta, que es base de su estado social de derecho. Esta institucionalidad, que funciona en muy diversos ámbitos de la vida nacional, incluyendo la educación, la salud pública y la energía entre otros, ha permitido forjar pactos sociales de gran importancia, que han contribuido a fortalecer el tejido social y la calidad de vida en nuestro país.

Pese a la relevancia de esta institucionalidad, en las últimas décadas sectores económicos, políticos y mediáticos hegemónicos han desarrollado una campaña sistemática de debilitamiento, lo cual ha tenido múltiples impactos negativos en la vida del país. Estas tendencias se han recrudecido con la gestión del actual gobierno, y somos testigos de una política de ataque sin precedentes hacia las instituciones públicas.

Esta crítica situación demanda una actitud alerta, proactiva y decidida por parte de amplios sectores de la sociedad costarricense, para forjar un frente común de defensa de las instituciones públicas y del modelo de país que ellas representan.

Precisamente para reflexionar críticamente sobre esta situación, la Alianza por una Vida Digna organizó un foro sobre la defensa de las instituciones públicas el pasado martes 5 de setiembre. Este foro se desarrolló en la plataforma de Facebook Digital de SURCOS.

En al foro participaron tres personas quienes, desde sus respectivas instituciones y colectivos, luchan denodadamente por la defensa de tres instituciones públicas fundamentales, como son las universidades públicas, la CCSS y el Instituto Costarricense de Electricidad.

Participaron en el foro Karen Marín Arguello, presidenta de la Federación de Estudiantes de la UCR, Sergio Ortiz Pérez, administrador de empresas y presidente del sindicato Acotel del ICE, y Natalia Solís Rojas, médica infectóloga de la CCSS y es parte del Movimiento Unidos por la Caja.

En el foro se presentaron diversos enfoques y perspectivas sobre cómo han sido y están siendo debilitada, por sectores hegemónicos, la institucionalidad pública en estos tres ámbitos esenciales de la vida nacional. Se discutió ampliamente las serias implicaciones que este proceso de hostigamiento y debilitamiento tiene para el estado social de derecho y para la convivencia democrática.

También se mencionaron diversos esfuerzos y luchas que los colectivos a los cuales pertenecen estas personas llevan adelante en defensa de la institucionalidad y se discutió cómo, desde la base social, comunitaria e institucional del país, se deben desarrollar formas de organización que incidan para defender y fortalecer este patrimonio.

Al concluir las exposiciones, hubo un espacio de preguntas y comentarios por parte de personas que acompañaron la actividad, espacio en el cual se plantearon inquietudes e iniciativas de suma importancia.

Las y los invitamos a ver el video de este foro en el siguiente enlace:

En el poder político… el traje se lleva por dentro

Lic. Javier Francisco Cambronero Arguedas
Educador

En 1918 por primera vez vio la luz la novela El Árbol Enfermo, de Carlos Gagini. Exquisito escrito costarricense, que a través de la metáfora pone de manifiesto la enfermedad de una sociedad y una patria que poco a poco va trastocando sus valores tradicionales y diluyendo su identidad. Finalmente, el árbol cae y aplasta a uno de los personajes de la obra. Y se muestra la muerte como uno de los caminos inexorables e irreductibles de la enfermedad. Desde el ámbito cívico o pedagógico, podríamos plantearnos: ¿Qué entendemos como patria y cómo se manifiesta nuestro amor, fidelidad y vocación hacia ella? Muchos hemos entendido que a la Patria se le sirve, que representa mucho de lo que nos une y nos permite reconocernos unos a otros, sea que hayamos nacido aquí y o quienes conviven con nosotros. De ella, de ninguna manera, y menos cuando se ostenta un puesto de poder o representación popular puede suponerse, que de ella… hay que servirse.

A todos nos toca, Honrar a nuestros antepasados, su memoria y su legado, sobre todo a esta generación. A través del amor al trabajo, de ser solidarios, honrados, agradecidos y dejarnos guiar por la razón y el estudio. Ambas, nunca serán malas compañeras de viaje.

Por ello, ejercer la función pública, sobre todo desde la máxima magistratura, implica tener agallas para enfrentar los retos que desentraña el futuro. Revestidos de fe, determinación, humildad y sabiduría, se asume una mejor posición para combatir las amenazas y los desafíos.

Tras doscientos años de recorrido democrático y civilista, el ejercicio del poder, como tal, no puede convertirse en un fin en sí mismo. Y Costa Rica en eso, no puede ni debe parecerse a otros países. Hay un mandato popular, y allí es el pueblo, el soberano, de manera que en las elecciones, se delega en un grupo de costarricenses y el proyecto político que nos han propuesto. Aquí la política no puede ser escenario para despropósitos, transformándola en vehículo para vanos y pérfidos proyectos personales, con infames y espurias motivaciones; para los demócratas el Estado debe ser concebido como medio para el cambio y transformación social, no como medio para instaurar prácticas insanas de acumulación de riqueza ni como escenario para expresar aquellas formas, sobran todas las formas feas, histriónicas y deprimentes, de cómo mostrar y ostentar el poder, en forma innecesaria e injustificada.

Desde la esfera política, entiéndase en el ejercicio del poder, algunos intentan hacer prevalecer por cualquier medio, sus intenciones; sin importar el atropello a la institucionalidad y de esa manera convertir a la mentira, la demagogia y el cinismo, en filosas espadas capaces de decapitar la verdad y a todo aquel que se interponga.

Siempre, siempre deben ser la unión y la concordia las que nos convoquen para construir, edificar y mirar hacia adelante. Sólo así podremos combatir la pobreza, la desigualdad y emprender la búsqueda del Bien Común.

La obsesión de poder y de perseguir inconfesables intereses económicos, son tan dañinos y mortales como el enquistamiento de parásitos hematófagos, en el organismo humano.

La infamia y la mentira revestidas de lindas palabras encontraron terreno fértil en aquellos sedientos de poder, que para nada comprendían la Política Con “P” mayúscula, como la ruta apropiada para la consolidación de un régimen democrático y republicano que descanse en las ideas y la ley, y no en la fuerza y la difamación; sobre todo cuando van dirigidas contra aquellos que osen pensar diferente.

Ocupamos acciones vigorosas, donde el presidente inspire, lidere; para poder sacar de la opacidad las riquezas amasadas por muy pocos, de manera que el manejo de cuentas, depósitos, ahorros y fondos, bien pudieran dinamizar nuestra economía, allí se ocupa arrojo, determinación y valentía. Persisten esas prácticas nada transparentes donde algunos mantienen fondos en dudosos y cuestionables paraísos fiscales, evaden impuestos, y exigen que el Estado cobre a pequeños empresarios y productores, a asalariados y a empleados públicos, pero no a ellos. Más aún la colusión de políticos y empresarios, pareciera ser saludada por la actual administración cuando se aplican y reforman leyes que permiten que muchas empresas costarricenses, sin recibir inversión extranjera pueden trasladarse del régimen tributario ordinario, al régimen de zonas francas y desde allí disfrutar de beneficios fiscales, diseñados y pensados para otros fines. Ahí encuentra el señor presidente un gran espacio para actuar, corregir y mejorar y dejarse de piruetas y gritos. El tiempo corre y el país demanda mayores acciones. Este grupo de malos costarricenses, son los mismos cuyo concepto de Patria se reduce a saludar la bandera y cantar el himno cuando gana la selección de futbol, si acaso; pero poco o nada quieren saber de justicia fiscal redistributiva y de dar a los que menos tienen, a través de los impuestos. Debo agregar además que el mundo fue testigo semanas atrás como un grupo de costarricenses –víctimas de la desesperanza- se suma también a las caravanas de migrantes centroamericanos en búsqueda de oportunidades hacia el norte. Oportunidades que desgraciadamente su propio país, la tierra que les vio nacer, no ha sido capaz de brindarlas en forma oportuna y decente. Es el tipo de preocupaciones que debe ocupar a un gobernante y mostrar sagacidad y estrategia

Debe de tener muy claro el Poder Ejecutivo y el Legislativo, que no hay cabida ni derecho a traicionar las formas democráticas para resolver nuestras diferencias.

Nunca aprobaremos una práctica parlamentaria y un ejercio del poder, distanciados de los más altos valores del civismo costarricense, la decencia, el decoro y la ética. Nunca estaremos en desacuerdo con aquellas formas de crear riqueza en forma legal, prosperidad y que generan empleo de calidad. La política debe de servir para eso. No debe ser para dar cabida al inmovilismo y evitar que el Estado y futura legislación se meta con aquellos y aquellas que protegen y promueven negocios turbios; a espaldas de las formas usuales, honestas y honradas, como hemos entendido, el fraguar riqueza habitualmente.

Como pueblo, debemos acometer con valentía los retos de la época, con gallardía y patriotismo. Nadie, nadie absolutamente está por encima de la nación.

Exabruptos presidenciales de estos días sólo son semejantes a la ignominia de un exministro de educación, de ingrata memoria, que cuando se le preguntó, no supo explicar en qué consistía la Anexión del Partido de Nicoya.

Ni la chabacanería ni la mediocridad son buenas consejeras.

El talante y fuste de quien ocupe la presidencia de la República, requiere de muchos atributos; por eso me permito humildemente aconsejar al presidente Chaves una serena y reposada lectura de El Gobernante y el Hombre, que data desde hace 80 años, extraordinaria obra que debe inspirar a todos quienes ocupen la primera magistratura. La niñez y juventud costarricenses se lo agradecerán.

“Deseo que el estado sea feliz por la paz,
 fuerte por la unión
 y que sus hijos corten cada día una espiga más
 y lloren una lagrima menos”.
 Juan Mora Fernández

 

Imagen ilustrativa, UCR.

Es urgente una planificación efectiva en todas las instituciones

José Luis Pacheco Murillo

La planificación es la posibilidad de desarrollar acciones bajo un orden que permita el lograr los propósitos que se han tomado en cuenta para llegar a la meta. Planificar implica también hacer lo que se pretende si afectar a terceros o a las mismas partes involucradas.

En los Estados por lo general existe el Ministerio de Planificación y en algunos casos les agregan y de Política Económica. La pregunta es: ¿Qué hace ese ministerio? Porque por lo general lo que menos vemos es planificación y tampoco hay una política económica que ayude al desarrollo del país.

¿Qué planificación hay en Acueductos y Alcantarillados? ¿Qué se ha hecho por décadas para fortalecer las instituciones? Tenemos muchas que se encuentran a la deriva, que no saben para dónde van.

Lo mismo sucede en la mayoría de las municipalidades. No hay planificación, no hay orden y las cosas se hacen, como decimos, a la chambonada. Por ejemplo, la Municipalidad de Alajuela, Costa Rica. Deciden levantar el asfalto de una calle en el centro de la ciudad cuyo comercio es pujante y luego no hace nada en casi un mes. Llegaron las lluvias y aquello quedó lleno de huecos y con una enorme afectación al comercio. Ya en una ocasión con los famosos adoquines que duraron colocándolos más de dos años, acabaron con varias empresas. También sucede que asfaltan una calle y al día siguiente rompen el asfalto recién colocado porque había que hacer un trabajo de tuberías.

En eso se gastan miles de millones de cólones y al final los trabajos, las obras no quedan como se esperaba y los comerciantes y los ciudadanos tiene que sufrir la falta de planificación, que junto a la corrupción galopante que existe hace que una obra que pudo haber costado cien resulte en un monto superior a los mil o dos mil millones. Y todo a cargo de quienes pagamos impuestos.

Es urgente que la planificación se dé efectivamente y se logren las obras públicas en el menor tiempo posible y al menor costo posible.

Dios quiera que el pueblo se dé cuenta, abra los ojos y decida acabar con quienes ni planifican ni ponen orden y por el contrario se dedican a cada día más favorece la corrupción y enriquecerse con ella.

Es la misma cosa de siempre

Oscar Madrigal

El país que vivimos centra su atención en asuntos como por ejemplo la poca inteligencia de una ministra o la minusvalía de otro ministro. Son aspectos importantes enmarcados en lo que pretende Chaves y su equipo por el fondo: disminuir la democracia, deslegitimar a las instituciones o violentar principios constitucionales.

Mientras eso se discute, el mundo social nacional sigue acumulando problemas sin que se vea posibilidad de solución.

La semana pasada se informa en La República que Costa Rica está en el podio de países con mayor DESEMPLEO, según la OCDE. Con el 11,6% de tasa de desempleo que cerró el año pasado, el país ocupa el segundo lugar de todos los países miembros de esa organización con mayoría de personas desempleadas, solo superado por España, pero ocupando el primer lugar de los países latinoamericanos miembros de ella.

Hoy se informa que el Régimen No Contributivo, el que paga las pensiones a los más pobres y necesitados del país, inició el año con un faltante de recursos que no presupuestó Hacienda, que hará que no se puedan entregar 5.000 nuevas pensiones y que obligaría a reducir el monto de la pensión de ¢80.000 a ¢70.000.

Por otra parte, también se informa, que las becas para los estudiantes de primaria y secundaria se reducirían en número este año, en una cantidad superior a las cien mil becas.

Todo esto sin hablar de muchos otros asuntos como el deterioro creciente del poder adquisitivo del salario, el alto costo de la vida, que más de la mitad de las familias costarricenses no llegan a fin de mes o que la concentración de la riqueza es un problema obsceno.

Mientras esa realidad golpea a las grandes mayorías, el Gobierno que es el responsable de esta situación se vanagloria de los superávit fiscales aunque lo logren con el empobrecimiento de las personas más necesitadas.

Esta realidad terminará imponiéndose, a pesar de las cansinas promesas gubernamentales que no se concretan en nada.

Manifiesto conjunto por la democracia ante los hechos ocurridos en Brasil

El Servicio Paz y Justicia (SERPAJ) – Brasil, la Asociación Brasileña de Apoyo a la Infancia y la Fundación Vida para Todos – ABAI,  realizaron este 10 de enero de 2023 un manifiesto en conjunto ante el intento de golpe de Estado realizado en Brasil, en el cual comunican:

“Las instituciones de la sociedad civil, antes nombradas, sin fines de lucro, que actúen en la defensa de los derechos humanos, solidaridad, respeto al medio ambiente y producción de alimentos saludables, por sus respectivos representantes, expresan su repudio a los actos violentos de terrorismo real practicados ayer en Brasilia, contra Instituciones Públicas de los tres poderes – Ejecutivo, Legislativo y Justicia, a través de la Corte Suprema de Justicia.

La democracia no es compatible, ni con actos violentos, conspiraciones u omisiones de nadie, y mucho menos de autoridades constituidas para defender los intereses más grandeslulu del país – una vida digna para todos los brasileños y brasileñas, el estado de derecho, el patrimonio público, la riqueza natural y la Constitución Federal de la República.

Brasil necesita paz y unidad para reconstruir el país después de toda la destrucción de economía y derechos fundamentales de los últimos años. En este contexto, nos unimos a todas las fuerzas democráticas, en particular al gobierno legítimamente electo del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva, con el propósito de promover la paz social y la reconstrucción de un país justo y solidario para todos y cada uno”.

 

Imagen recuperada de InfoNews.

De deudas y privatizaciones: Andando por el mundo con el bolsillo lleno y la cabeza vacía

Gilberto Lopes

Diciembre, 2022

El ministro de Hacienda, Nogui Acosta, se vanagloria de que por primera vez, en trece años, el Gobierno va a amortizar el principal de la deuda. Nos sugiere que se cumple así «un hito en la trayectoria de consolidación de las finanzas públicas”.

Abonar al principal, en vez de renegociar la deuda y reactivar la economía no lo hace nadie, salvo en condiciones muy particulares. Ningún gobierno serio hace eso que propone el gobierno de Chaves. Eso es una tontería. Pero vender el patrimonio nacional para hacerlo ¡es más que una tontería!

La propuesta de vender activos para reducir la deuda no solo es un engaño –que oculta la verdadera ambición de comprar, a precios de liquidación, negocios muy rentables–, sino que es el verdadero objetivo de esas propuestas, que tienen poco –o nada– que ver con el tema del manejo de la deuda.

Ciertamente, hay que tratar de manera seria el problema de la deuda, como parte de un programa de desarrollo del país. No de someternos a inaceptables y dolorosas condiciones, con tal de satisfacer a las demandas de los acreedores.

No tiene sentido hacerlo, si se mantienen las condiciones que generaron la deuda. Con la venta de los activos se puede abonar algo, pero nada relevante. Al poco tiempo estaremos debiendo lo mismo, o más. Si vendemos activos nacionales para pagar la deuda estaremos, a corto plazo, no solo más endeudados, sino también más pobres.

La deuda, una bomba a desactivar

Hace tiempo un economista español, catedrático de la Universidad de Sevilla, profesor Juan Torres López, viene tratando el tema de la deuda.

Al profesor Torres lo fui a entrevistar a Sevilla hace ya algunos años y le he dado seguimiento a sus escritos. De sus textos viene la idea de que la deuda es una bomba que debe desactivarse, artículo publicado en el periódico español Público, el 11 de junio del 2021.

Es su opinión de que los datos sobre la evolución de la deuda en todo el mundo nos muestran que “estamos sentados sobre una bomba que va a estallar sin remedio, si no se adoptan medidas adecuadas para desactivarla”.

Le parecían impresionantes los datos sobre las deudas que acababa de publicar el Banco Internacional de Pagos (Bank for International Settlements (BIS), con sede en Basilea, Suiza). Las deudas acumuladas en el mundo a fines del 2020 habían llegado a unos 286 billones de dólares (millones de millones; trillions en inglés), cerca de 3,5 veces el producto mundial.

De esa deuda, 221,4 billones correspondían al sector no financiero: 53,8 billones al endeudamiento de los hogares; 83,4 billones a deuda de los gobiernos; 78,6 billones a deudas de las sociedades no financieras. A lo que había que sumar 65 billones de dólares del sector financiero.

Un año después, esa deuda había trepado a 303 billones, alimentada por la montaña de dinero inyectado en las economías para hacer frente a los efectos de la COVID 19 sobre empresas y personas, según datos del Institute of International Finance (IIF), una asociación de instituciones financieras mundiales, con sede en Washington.

Estos datos son graves por su cuantía pero, sobre todo, por su crecimiento vertiginoso, acelerado a causa de la pandemia. Según el BIS, la deuda total del sector no financiero se había triplicado desde el 2000.

El análisis de la economía de los países de la Unión Europea (UE) es objeto de especial atención del profesor Torres. Según los datos de Eurostat, que cita en el artículo mencionado, la deuda pública de toda la UE era de doce billones de euros. La de los países de la zona del euro (eurozona), ligeramente inferior, alcanzaba los 11,1 billones. Lo que, en su opinión, demostraba que las “mal llamadas” políticas de austeridad no servían para disminuir la deuda, “sino justamente para todo lo contrario”. Desde 2000 –afirma– la deuda de la eurozona ha aumentado en 6,8 billones. Cantidad similar a la que han pagado, en ese tiempo, en intereses.

En 2020, en plena pandemia, los países de la UE tuvieron que dedicar 191,6 mil millones de euros para pagar intereses. Es decir, “en retribución a bancos que le han prestado dinero creado, en su práctica totalidad, de la nada, sin ningún costo para ellos”.

Hace tan solo una semana la BBC publicó una nota revelando que había personas comiendo alimentos para mascotas en Gran Bretaña y calentando su comida con velas. Hace unos meses nos decía que muchos británicos mayores de 50 años, imposibilitados de pagar alquileres, tenían que vivir en casas compartidas. Quizás en pocos países las políticas de privatizaciones y contención del gasto público han sido tan eficaces como en Gran Bretaña.

Estos ejemplos evidencian la necesidad de discutir como enfrentar el problema de la deuda. No se trata de un problema técnico, sino político, como veremos.

¿Quiénes son los adictos a la deuda?

Torres se hace algunas preguntas. Una de ellas es ¿quiénes son los adictos a la deuda? Se trata de un artículo que publicó hace algunos años, en 2017. Poco antes había publicado un libro con el provocador título “Economía para no dejarse engañar por economistas”.

Uno de los mitos más extendidos sobre la vida económica –dice en su artículo– es el de que la enorme deuda acumulada en el mundo es consecuencia de que la gente vive por encima de sus posibilidades. Otro mito es el de que “los partidos de centro-izquierda son muy pródigos cuando gobiernan, produciendo grandes déficits que la aumentan sin cesar”.

Pone como ejemplo declaraciones de la entonces canciller alemana, Angela Merkel, de que ningún Estado puede gastar más de lo que ingresa. Eso tiene sentido en el caso de una familia, pero no tiene ninguno en un Estado, dice Torres. Si el Estado deja de gastar provoca una disminución de los ingresos de la gente, algo que no pasa cuando se trata de una familia.

Se trata, como tantas otras afirmaciones, “de una falsedad que se desmiente fácilmente con el conocimiento elemental de los procesos económicos y con los datos”, asegura Torres.

Los errores económicos tienen propósitos, asegura. Los adictos a las deudas no son las familias, mucho menos las familias de escasos recursos. Son los bancos, “porque esa es la fuente de sus ganancias y de su impresionante poder, no solo financiero, sino también mediático, cultural y político”. Cuando se nos dice que hay que salvar a los bancos, lo que se pretende es crear condiciones para que sigan endeudando a la gente.

La explicación de este proceso es relativamente sencilla y clara. Nos dicen que hay que imponer políticas de recortes de gastos para ahorrar, reducir el gasto y bajar la deuda. Pero lo que se busca –dice Torres– es todo lo contrario: reducir la capacidad de generar ingresos propios para que los bancos vuelvan a prestar, creando así nuevas deudas.

La prueba del engaño es que la deuda subió más “justamente en el periodo de aplicación de políticas de recortes sociales y rescate de la banca”, que las autoridades financieras aseguraban ser indispensables para disminuir la deuda.

Privatizar para pagar

El pasado 1 de diciembre, el economista brasileño José Álvaro de Lima Cardoso denunciaba la deuda pública como un “mecanismo infinito de drenaje de dinero público.

Cardoso se refería a la limitación de gastos para atender las necesidades sociales impuesta al presupuesto brasileño, luego del golpe de Estado contra la presidente Dilma Rousseff en 2016. Medida similar a la adoptada en Costa Rica, mediante ley aprobada sin necesidad de ningún golpe de Estado. En Brasil se congeló, además, el gasto social del gobierno por 20 años, con el resultado de una grave recesión económica y desastrosos resultados sociales.

En 2004, en medio de una nueva crisis financiera internacional, Ernesto Gutiérrez Betancor publicaba, en la revista “Conceptos Sociales”, de la UNAM, el artículo (reproducido por diversos medios) “La deuda externa, ¿quién debe a quién?”.

Ahí nos señalaba que “en los últimos años, las condiciones de vida de la mayoría de la población de África, América Latina y Asia han empeorado drásticamente”.

“En el África subsahariana, por ejemplo, el consumo medio por habitante es menor que en 1970. Los ingresos de la mayoría de los latinoamericanos son también inferiores, en un 20%, a los que recibían en 1980. Esta desesperada situación a menudo se nos presenta como el producto de la corrupción, la incompetencia o la ineficacia”.

Pero –dice Gutiérrez Betancor–, los datos estadísticos muestran una realidad bien diferente. “En 1999, los 41 países pobres más endeudados (PPME) transfirieron al Norte 1.680 millones de dólares más de los que recibieron. En el mismo año, los países del llamado «Tercer Mundo», en su conjunto, realizaron una transferencia neta de recursos de 114.600 millones de dólares”. Pese a esto, una deuda que, en 1982, ascendía a 780 mil millones de dólares había trepado a algo más de 2 billones (millones de millones) de dólares, menos de 25 años después.

A finales de 2019, la deuda externa total solo de los países de ingreso mediano y bajo (no de todo el llamado Tercer Mundo, o de los “mercados emergentes”) ascendía a 8,1 billones de dólares, según datos del Banco Mundial, institución a cargo de los programas de reducción de la deuda y de la pobreza, donde trabajaba nuestro presidente Rodrigo Chaves.

Ya en los años 70, Robert McNamara, exejecutivo de la Ford, Secretario de Defensa de los Estados Unidos durante la guerra de Vietnam y luego presidente del Banco Mundial, entre 1968 y 1981, advertía que “la tasa media de aumento de la deuda luego de la década del 60 representa cerca del doble de la tasa de crecimiento de los ingresos por exportaciones, con las cuales los países endeudados deben asegurar este servicio de la deuda. Esta situación no puede continuar indefinidamente”.

Cuando se hizo evidente que los países subdesarrollados no podrían asumir sus compromisos en las condiciones pactadas, el Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional propusieron como solución las llamadas «políticas de ajuste estructural».

Como medidas fundamentales de esas políticas están la reducción del gasto público y la privatización de las empresas estatales. Cuarenta años de esas políticas han dado como resultado la aceleración de un proceso contra cuyas consecuencias insostenibles ya advertía McNamara, hace 50 años.

En Costa Rica, el gobierno propone privatizar el Banco de Costa Rica, uno de los tres bancos estatales. Se vanagloria el ministro de Hacienda, afirmando que, por primera vez en trece años el Gobierno va a amortizar el principal de la deuda.

Pero el secreto no está ahí, sino en la venta del banco, un negocio excepcional, al que los posibles compradores (incluyendo la banca colombiana) tienen puestos los ojos desde siempre.

¿Cuánto se amortizaría con la venta del BCR?, le pregunté a un economista que acompaña estos procesos en el país. “No hay un valor definido. Se estima en unos 1.850 millones de dólares. Alcanza para pagar durante seis meses los intereses de la deuda.

Pero este es un valor puramente contable. El valor económico del banco es muy superior. Para el país, debe considerarse su valor social, que incluye la capacitación de su personal –unas cuatro mil personas–, el valor de sus instalaciones, los diversos servicios que presta a la sociedad, no solamente financieros, sino de trámites de documentos, como pasaportes o licencias de conducir”.

Qué significa para un banco privado ser muy eficiente, se pregunta: significa ganar la mayor cantidad de dinero posible. Eso se logra reduciendo personal, reduciendo salarios y los servicios que presta y, sobre todo, aumentando la tasa de interés crediticia, que hoy es de 8,4% anual en la banca pública y más del 15% en la privada.

¡Una estafa para el país!

En cambio, no se propone eliminar o reducir las diversas exenciones tributarias que favorecen a los inversionistas, en particular en el régimen de zonas francas.

Entre las medidas de transferencia de recursos para los bancos está también un proyecto de ley –que se está negociando a instancias del sector financiero– para permitir transferir a los acreedores un 30% de los ahorros del Régimen obligatorio de pensiones complementarias (ROP) de quienes se encuentren con problemas de deudas. Una medida que los afectará posteriormente, al reducir el monto de sus futuras pensiones, además de debilitar el sistema de pensiones.

En su “Estrategia de la deuda a mediano plazo”, publicada en abril pasado, el ministerio de Hacienda afirma que la deuda del gobierno central equivale a 66,46% del PIB. Y agrega que, “gracias a la dinámica de los ingresos y la contención del gasto pareciera que el país se dirige hacia una estabilización de las finanzas públicas”.

Nada dice de las condiciones sociales, del desempleo estructural, de la creciente concentración de la riqueza, ni del asalto sistemático a las eficientes instituciones públicas –la banca, las telecomunicaciones, la energía, la salud, la educación, las carreteras, los aeropuertos– donde las medidas privatizadoras han venido debilitando los servicios públicos, sin que ningún proyecto de país ofrezca un modelo de desarrollo que reduzca la deuda o la pobreza.

Durante años los promotores de esos proyectos han andado por el mundo con el bolsillo lleno y la cabeza vacía. Tratan de vendernos las viejas ideas, que nos han traído a esta crisis, como solución a nuestros problemas. Para eso cuentan en Costa Rica con el control de la presidencia y una holgada mayoría en la Asamblea Legislativa.

Con la venta de activos no se va a resolver el problema de la deuda, sino a agravar un proceso de concentración de la riqueza y de mayores sufrimientos sociales para la población costarricense.

Privatizaciones y contención de gastos, receta infalible para el deterioro de las condiciones de vida de la población costarricense, como lo ha demostrado la historia.

FIN

¿Salvarán los cambios políticos a Liberación Nacional?

Vladimir de la Cruz

El Partido Liberación Nacional, de los actuales partidos activos, en la vida nacional, es el más viejo y el que más ha impactado el desarrollo institucional del país desde 1951, cuando se fundó, y desde 1953 cuando empezó a ejercer gobiernos. Si se retrotrae su historia a sus raíces desde la Junta de Gobierno, 1948-1949, cuando su fundador, José Figueres gobernó, a la fuerza, de facto, con los Decretos Ley que aprobaron, en ese período de Gobierno, que sentaron las bases de la Costa Rica de la segunda mitad del siglo XX, más importancia se le puede reconocer en el desarrollo institucional nacional al Partido Liberación Nacional, que dirigió el país en 9 ocasiones, 9 gobiernos, 1953, 1962, 1970, 1974, 1982, 1986, 1994, 2006 y 2010 de los 18 gobiernos que ha tenido el país desde entonces, incluido el actual.

El resto de los gobiernos se los han repartido 3 coaliciones en 1958, 1966 y 1978, de tradición opositora liberacionista con ribetes socialcristianos, 3 del Partido Unidad Social Cristiana, 1990, 1998, 2002, dos del Partido Acción Ciudadana, 2014 y 2018 y el actual Gobierno de Partido Progreso Social Democrático, 2022-2026.

De esa acción de gobiernos liberacionistas se desarrolló el Estado asistencialista, benefactor y el Estado Social de Derecho que se construyó especialmente hasta 1978, fortaleciendo un conjunto de instituciones públicas poderosas, claves y estratégicas para el desarrollo nacional, como han sido la Universidad de Costa Rica, las universidades públicas que se impulsan en los Gobiernos de Figueres y Daniel Oduber, 1970-1978, la Universidad Nacional, el Instituto Tecnológico, la Universidad Estatal a Distancia, el Instituto de Vivienda y Urbanismo, el Consejo Nacional de la Producción para sirvió para asegurar precios justos a los productores nacionales, asegurar sus cosechas para el consumo y para regular precios para los consumidores, la Banca pública estatal que se puso al servicio de distintos sectores empresariales, comerciales y productivos y del público, la Caja Costarricense del Seguro Social, que fundada en el gobierno de Rafael Ángel Calderón Guardia, 1940-1944, se desarrolla, amplía y universaliza sus servicios por el impulso que le da Liberación Nacional, el Instituto Costarricense de Electricidad, el motor del desarrollo y de la economía nacional, y el Instituto Nacional de Seguros, por citar algunas de las instituciones que durante los gobiernos liberacionistas se fortalecieron, al menos hasta 1978.

Fue la Liberación Nacional el que impulsó y fortaleció la clase media nacional, que a pesar de los embates económicos con que se ha venido golpeando a toda la población del país, sigue siendo fuerte, poderosa y sobreviviente, una parte de ella y la otra, sectores amplios de la clase media amenazados en su estatus de vida, con tendencia a ser excluidos y expulsados de esta clase media, reduciendo su tamaño, y a pasando, parte de ella, a formar parte de la composición social de los sectores pobres del país.

Con el Gobierno de Rodrigo Carazo, 1978-1982 se empezó a desmantelar el Estado, se empezaron a privatizar instituciones que eran empresas públicas. A partir del Gobierno de Luis Alberto Monge se impulsaron los Planes de Ajuste Estructural y al inicio de la década de 1990 se impuso la política de Tratados de Libre Comercio, que han atendido todos los gobiernos desde entonces, entre otros cambios importantes que afectaron estructuralmente el desarrollo institucional del país.

El proceso de desmantelamiento estatal no ha cesado. La apertura bancaria, o la desnacionalización que se impuso en el Gobierno de José María Figueres, 1994-1998, culmina no solo con el sector bancario financiero nacional gobernando el país, sino que conduce ahora a deshacerse de más instituciones bancarias públicas, como es el intento de vender el Banco de Costa Rica y el Banco Internacional de Costa Rica.

La descentralización por la privatización de servicios en las instituciones estatales ha debilitado su esencia, camino cada vez más seguro hacia su total privatización y desaparición de las mismas. Es la pinochetización fina, que se ha venido haciendo de la atención primaria de los servicios públicos esenciales, para imponer la privatización de todos los servicios públicos.

La educación pública la han debilitado, la han disminuido en su papel estratégico. La tendencia es hacia la privatización de toda la enseñanza.

La salud pública la han debilitado, fortaleciendo la atención de la salud en manos privadas, y sometiendo a la Caja Costarricense del Seguro Social a depender en diversos servicios de esa salud privada, con grave desatención a los asegurados. Las listas de espera son su mejor emblema.

Al ICE le llevan ganas desde hace muchos años. Del Consejo Nacional de Producción mantienen sus viejos edificios por avenida 10 como símbolo del abandono que se hizo de los productores y consumidores nacionales. Las Universidades son sujetas de ataques constantes en sus finanzas y en su autonomía institucional y funcional, como de reducirles su papel hasta donde puedan. El sector cultura, desarrollado institucionalmente desde el Gobierno de José Figueres, 1970-1974, lo tienen en capilla ardiente, casi artículo mortis en algunas de sus expresiones.

En este breve escenario se han fortalecido unos pequeños grupos nacionales, pero la inmensa población se ha empobrecido. Los índices de pobreza y pobreza extrema crecen. De la misma manera los índices de riqueza se concentran cada vez más en menos manos. A mayor riqueza nacional, concentrada en pocas manos, según los datos, se produce mayor pobreza y pobreza extrema, se reduce fácticamente el volumen de la clase media. Esto es más dramático en las regiones rurales y en las regiones de polos turísticos de desarrollo, donde esto se evidencia más.

La pobreza, la pobreza extrema, el trabajo informal, el desempleo creciente, el desempleo de mujeres cabeza de familia, el ausentismo forzado del proceso educativo, en parte por la pandemia, la no recuperación de los empleos perdidos por la pandemia, las casi 1000 instituciones escolares y educativas paralizadas sanitariamente son apenas una ligera foto del país más feliz del mundo que tenemos…

El asunto es que el Partido Liberación Nacional es parte causal de todo esto. Las banderas sociales que Liberación Nacional tenía las arriaron hace mucho tiempo. Liberación Nacional perdió su memoria histórica, ya ni celebran sus fechas emblemáticas, en las campañas electorales carecían de historia y de conquistas institucionales impulsadas por ese partido. En las últimas campañas electorales se olvidaron de los sectores sociales, que fueron sus bases de apoyo histórico. La renovación de sus liderazgos partidarios se hizo cada vez más alejado de las bases y del pueblo. Se incrustó en Liberación Nacional una verdadera mafia administrativa, desde las instancias cantonales que impusieron cambios que controlaron la vida interna de ese Partido, descabezando a sus líderes históricos, y desmemorizando al Partido.

Las tres derrotas consecutivas electorales que arrastra Liberación Nacional, 2014, 2018 y 2022, a pesar de que en el 2014 y en el 2022, lograron inscribirse para la segunda vuelta electoral, no les alcanzó porque carecieron de mensaje, de identificación con sectores sociales, no pudieron levantar una sola propuesta social frente a un pueblo electoral necesitado de soluciones a los graves problemas que los aqueja, volcándose más fácilmente por nuevas opciones políticas, aunque les fallaran, porque los partidos tradicionales ya les habían y estaban fallando, y era preferible confiar, ensayo y error, en nueva opciones por peligrosas que pudieran ser. El canto de sirenas fue válido hasta el 2022.

Liberación Nacional fue cómplice del descrédito con el que se empezó a cuestionar a los políticos, a los dirigentes políticos, a los líderes tradicionales de los partidos, a los partidos políticos, a la Política como tal, al sistema político, al sistema democrático que lo han desacreditado facilitando las tendencias políticas autoritarias anti todo. En su propio seno se han comido a sus dirigentes históricos y las bases de su propio Partido.

Las medidas que han impulsado no son salvadoras. De no desmantelar la estructura mafiosa que controla el Partido para la escogencia de sus dirigentes y candidatos, desde las asambleas cantonales, no van a salir adelante.

El Partido dejó de ser un Partido Político hace mucho tiempo. Su Directorio Político era simbólico, de papel. En los últimos 20 años, me atrevo afirmar, que no se ha pronunciado públicamente de manera importante sobre ningún tema nacional.

La cabeza del Partido terminó siendo su cola, mientras las fracciones legislativas de Liberación Nacional se convertían de hecho en varias cabezas que trataban de gobernarlo.

No se sentía por ninguna parte que el Directorio Político fuera un baluarte de dirección política partidaria, hacia fuera del partido y hacia adentro.

En su Directorio llegó a mantenerse representantes de expresidentes que públicamente se habían retirado del Partido. Se aceptó a personas que se habían ido del partido, que se les habían enfrentado políticamente y electoralmente, de nuevo en el Directorio, como si nada hubiera pasado.

El Partido fue tomado por sectores bancario-financieros más que por políticos, respondiendo en ese sentido a esos otros intereses, más que la visión política que debe tener una organización que se precie de ser un partido político. Se ha impuesto una visión financiera de hacer negocios con el partido. 

El discurso manejado contra los líderes históricos, los poquillos que le quedan, es errado. Los nuevos que han sido nombrados no son menos tradicionales que los que se han convertido en blanco de los ataques, y quizá si el pensamiento político que los otros tienen.

A Liberación Nacional le faltan líderes políticos. Deberían tener espejos de los líderes socialdemócratas europeos y latinoamericanos que están en la lucha política, al lado de sectores populares.

A Liberación Nacional lo ha perjudicado mucho los vínculos con la corrupción y la narcomafia con que se ha vinculado a dirigentes suyos, de todo nivel, sin que el Partido haya podido hacer nada. No hay en este momento ninguna propuesta para modificar los Estatutos de manera que se permita actuar contra este tipo personas, y dirigentes de distinto rango, que se enquistan en el partido y sus estructuras internas, como públicas en las que participan, municipales, diputadiles o partidarias. Si eso no lo corrigen están manteniendo al paraguas que les filtra agua por todo lado.

Liberación Nacional dejó de ser un Partido pensante, ideológico, teórico doctrinario, visionario del país. En cierta forma dejó de ser un Partido político, como existían los partidos socialdemócratas. Carece de una perspectiva política, ideológica o teórica, y social para trazar el camino de la Costa Rica de los próximos años, carece de banderas sociales y políticas. Carece de identidad con sectores sociales.

Las renuncias de Laura Chinchilla, de Fernando Zamora y de Claudio Alpízar, parecieran ser las más importantes de los últimos meses en ese Partido. Por ahora son solo dirigentes y destacadas figuras del Partido.

Vienen las elecciones municipales dentro de un año. Este será el reto de Liberación Nacional, mantener las casi 50 alcaldías que tienen en su poder hoy.

El alcance de la última Asamblea Nacional solo ha trascendido en el nombramiento de dos de sus principales dirigentes del Directorio del Partido, apoyados por José María Figueres y Oscar Arias. Pareciera que esa Asamblea no dio para más.

Si es así, no ha habido más que un cambio cosmético, y en esa foto siguen siendo los más importantes dentro de ese Partido, guste o no, José María Figueres y Oscar Arias.

Ataques por distintos frentes por parte del Gobierno

Juan Carlos Durán Castro

En la actualidad es muy común escuchar en los medios y noticias expresiones como:

  • Proyectos de ley
  • Recorte de presupuestos a los sectores más vulnerables para pulverizar instituciones
  • Alianzas en la Asamblea
  • Pactos oscuros por eurobonos
  • Desfinanciar el Poder Judicial en proyectos antidrogas, anticorrupción, debilitar OIJ
  • Listas de espera en CCSS, privatización en sus distintas modalidades tercerización, decisiones en sector educación, entre otros frentes

Que solo buscan ultimar la fase dos de los objetivos incompletos que encubrían la ley 9635 de » fortalecimiento de las finanzas públicas”, la ley 9808, que elimina el derecho a la protesta social (incluida la huelga en el sector público y sus efectos e impactos en los sindicatos del sector), y la ley de empleo público. Todo en un ataque a las autonomías constitucionales creadas en la Constitución Política de 1949.

Una táctica ruin del presidente Rodrigo Chaves y su gobierno de derecha más antiguo y descarado del país, aprovechándose de la popularidad le quita al pueblo en frente de sus narices, las instituciones que tanto le dieron a Costa Rica y que provienen de luchas sociales de derecho. 

“Estamos transitando como país hacia una peligrosa concentración del poder como la que existió antes de 1949”.

 

Compartido con SURCOS por el autor.

El pueblo deberá defender las instituciones que considera fundamentales

José Luis Pacheco Murillo

Por lo general, los sabios y los entendidos nos inculcan la filosofía de vivir “ligeros de equipaje”. Es decir, no obsesionarnos con la acumulación de cosas materiales. El fundamento es el estar preparados para alzar vuelo en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia. Ese pensamiento es válido para seres humanos.

Sin embargo, ese principio no necesariamente es bueno cuando del Estado se trata. La venta de instituciones públicas no siempre ha sido un buen negocio para el Estado y por ende para la ciudadanía. Mucho menos cuando esas instituciones son exitosas y proveen al país oportunidades de desarrollo. Ya conocemos lo que ha sucedido en otros países cuando se han despojado de las instituciones que brindaban bienestar, el pueblo termina pagando las consecuencias.

Quizá haya que poner orden en algunas. Quizá haya que mejorar la forma de prestar servicios o quizá haya que ponerlas a competir para hacerlas más eficientes, pero deshacerse de ellas no siempre es la mejor decisión.

El dinero que pagarán por ellas durará poco y luego ya no tendremos ni dinero ni instituciones y eso simplemente es empobrecernos más y hacer que el futuro sea poco halagüeño.

El pueblo deberá defender las instituciones que considera fundamentales para que tengamos un futuro promisorio y especialmente para las nuevas generaciones. No siempre nuestros representantes en la Asamblea Legislativa tienen los mismos pensamientos e intereses que el pueblo y por ello también ahí se debe presionar y hacer saber que no queremos despojarnos de lo que tanto ha costado mantener.

Vender lo que ha sido bueno es un pensamiento de pobreza y abandono en manos de otros que vendrán a explotarnos. Tengan mucho cuidado señores del gobierno, Presidente y diputados con lo que hacen con lo que pertenece al pueblo.

Dios quiera que entiendan que eso de las instituciones no son bienes de difuntos sin herederos, por el contrario, nuestros antepasados lucharon mucho por tener y dejarnos algo para nuestro futuro. No despilfarren y no hagan de lo que no les pertenece una fiesta para beneficio de amigos y financistas de campaña.