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Etiqueta: IRET-UNA

Iret-UNA solicita a ministra de Salud detener modificaciones al Reglamento para la calidad del agua potable

Comunicado

El Instituto Regional de Estudios en sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (Iret-UNA) se pronunció ante el anuncio realizado por el Ministerio de Salud de modificación al decreto 38924-S “Reglamento para la Calidad del Agua Potable”.

Investigadores piden ampliar discusión técnica de los valores máximos admisibles de contaminantes y sus implicaciones para la calidad del agua para consumo, salud humana y ambiental. Asimismo, hace las recomendaciones para prevenir la contaminación de este recurso.

Transcripción del pronunciamiento con respecto al borrador MS-AJ-CB-2932-2024 para la modificación del DecretoEjecutivo No. 38924-S:

En atención al principio precautorio y al de no regresión en materia ambiental, el Instituto Regional deEstudios en Sustancias Tóxicas (IRET) de la Universidad Nacional, solicita a la señora Ministra de Salud detener la modificación del decreto 38924-S “Reglamento para la Calidad del Agua Potable”, debido a la necesidad de ampliar la discusión técnica de los valores máximos admisibles de contaminantes como el plaguicida clorotalonil, sus metabolitos y otros compuestos químicos, y de las amplias implicaciones que este cambio normativo tendría en la calidad de las aguas de consumo humano, la salud humana y ambiental.

Esta solicitud se hace considerando que:

− La modificación propuesta debilita la legislación para la protección de la calidad del agua, ya que convierte el valor de admisibilidad a un valor de alerta. En el caso de los metabolitos del clorotalonil, esto resulta en unaumento de las concentraciones permitidas por un periodo indefinido.

−  Bajo el principio de no regresión ambiental, la normativa no debería retroceder respecto a los niveles de protección alcanzados con anterioridad. Esto considerando que la Constitución Política de Costa Rica consagra el derecho de toda persona a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, así como el derechohumano, básico e irrenunciable de acceso al agua potable, como bien esencial para la vida. Instamos a mantener el carácter preventivo que impulsó al Estado Costarricense a adoptar estas premisas en sus leyes.

− Aunque reconocemos que el decreto busca operacionalizar una estrategia para la gestión de riesgo ante eventos por contaminación de plaguicidas en el agua, creemos que estos procedimientos deben ser producto de un análisis multidisciplinario e intersectorial, incluyendo a la academia. En este sentido, por parte del IRET estamos en total disposición de aportar insumos científicos a un equipo de trabajo para esta temática, tal como lo hemos hecho con anterioridad.

− El IRET ha publicado diversas investigaciones en las que se han calculado riesgos significativos a la salud yal ambiente por exposición a plaguicidas en distintas regiones del país, considerando diversas fuentes de exposición, un aspecto que este decreto no considera.

Recomendamos, para prevenir la contaminación y los riesgos a la salud pública y ambiental:

− Fortalecer las políticas estatales para la reducción del uso de sustancias peligrosas, con metas yprocedimientos cuantificables. Por ejemplo, fomentar la política agrícola integral para la reducción del usode agroquímicos, incrementando el apoyo técnico al sector agrícola y con un plan para la prohibición de ingredientes activos de alta peligrosidad, reconocidos a nivel internacional.

− Mantener la legislación actual sobre límites admisibles y crear un plan para la atención de emergencias por contaminación de aguas que considere sistemas de evaluación y gestión de riesgo, mediante un abordaje multidisciplinar y con tiempos definidos en los cuales la población recibirá agua por encima del valor máximo admisible y por debajo del Valor Máximo Admisible Ajustado por Riesgo (VMAAR).

− Establecer una ruta de trabajo para el monitoreo de agua por contaminación de plaguicidas, y la remediación de cuerpos de agua contaminados, que incluya un análisis de las fuentes de contaminación, el transporte y eldestino de los contaminantes, así como la revisión de las medidas de protección y seguimiento a estos cuerpos de agua.

Aclaramos que el IRET no se pronunció durante el periodo de la consulta pública que el Ministerio de Salud publicó sobre la modificación del Decreto Ejecutivo No. 38924-S ‘Reglamento Para La Calidad Del Agua Potable’, debido a que coincidió con el receso institucional del fin de año de la Universidad Nacional.

Atentamente,

Comisión de Académicos del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas.

Oficina de Comunicación

Universidad Nacional, Costa Rica

UNA presente en la COP16

Del 21 de octubre al 1 de noviembre se realiza la Convención de las partes (COP16) del Convenio de Diversidad Biológica (CBD) en Cali, Colombia. Fernando Ramírez, participa como investigador en representación del Instituto Regional en Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (Iret-UNA), por medio de la coordinación de la Red Internacional de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas (RAPAL o PAN International).

La participación en esta actividad se da como “ONG Observadora”, ya que las decisiones políticas las toman los representantes gubernamentales que tienen derecho a voz y voto.

Cerca de 15 mil personas, con delegados de 196 países parte, participan de este encuentro, en donde se discuten los documentos para adoptar decisiones consensuadas con el objetivo de proteger la diversidad biológica de nuestro planeta.

Estas discusiones se dan en la “Zona Azul”; pero además, en la ciudad de Cali, está la “Zona Verde” o la COP de la gente como se le ha llamado, donde la ciudadanía es invitada a participar de actividades culturales, de emprendedurismo, educativas, artísticas y ambientales, entre otras, siempre dentro de un marco de conocer la biodiversidad para poder protegerla.

Dado su nicho de investigación, el Iret-UNA, se centra en buscar que se cumpla la meta 7 del Convenio de Diversidad Biológica: reducir para 2030 los riesgos de contaminación y el impacto negativo de la contaminación de todas las fuentes a niveles que no sean perjudiciales para la diversidad biológica y las funciones y los servicios de los ecosistemas, considerando los efectos acumulativos, entre otras cosas: a) reduciendo al menos a la mitad el exceso de nutrientes que se liberan al medio ambiente, como por ejemplo mediante un ciclo y un uso más eficientes de los nutrientes; b) reduciendo el riesgo general de los plaguicidas y las sustancias químicas altamente peligrosas al menos a la mitad, incluido mediante la gestión integrada de plagas, basándose en la ciencia, teniendo en cuenta la seguridad alimentaria y los medios de vida; c) previniendo, reduciendo y procurando eliminar la contaminación por plástico.

“En este sentido conversamos con diferentes delegados y partes, para que apoyen acciones específicas relacionadas con el uso de plaguicidas, como, por ejemplo, la adopción del indicador “Toxicidad Total Aplicada Agregada” (ATAT, por sus siglas en inglés) recomendado por el Grupo Técnico de Expertos en Indicadores (AHTEG) para el riesgo de plaguicidas, en lugar del indicador de “Concentración Ambiental de Plaguicidas” (PEC, por sus siglas en inglés) propuesto en la pasada COP15. El indicador ATAT toma en cuenta no solamente la cantidad de plaguicidas usados, sino además, calcula la “toxicidad total aplicada” multiplicando el volumen de cada ingrediente activo utilizado a nivel nacional, por su ecotoxicidad”, explica Ramírez.

La adopción del indicador ATAT, es una acción relacionada con la eliminación del uso de los Plaguicidas Altamente Peligrosos (PAP), los cuales presentan toxicidades agudas y crónicas que disminuyen drásticamente la biodiversidad. De acuerdo con el investigador, “hay un gran lobby de la industria de agroquímicos para que no se adopte; la ha estado describiendo incorrectamente, a pesar de que fue propuesta por el grupo de expertos globales y Partes del Convenio de Diversidad Biológica, convocados por éste y la FAO a principios de 2024”.

El IRET, consciente de esta problemática, realiza investigaciones y publicaciones sobre el estado de Costa Rica referente a la importación, uso y efectos de los Plaguicidas Altamente Peligrosos; incluso propuso un Plan Nacional que prioriza los plaguicidas a eliminar de los campos y por ende de los platos de los costarricenses.

Para Ramírez, otro tema importante es la adopción de la Agroecología como una técnica científica para producir alimentos más sanos que respeten la biodiversidad presente, y no comprometan los recursos para las futuras generaciones. “La agroecología se ve como una ciencia práctica, una visión de los Sistemas Agroalimentarios que incluye la protección de la biodiversidad total, y especialmente del suelo, lugar donde se debe de iniciar este proceso de cambio agroecológico, incorporando la mayor diversidad de microorganismos, así como de plantas y animales en un contexto comunitario”.

El lema de la COP16 es “Paz con la naturaleza”, reducir el uso de plaguicidas, especialmente los de mayor problemática en salud y ambiente, es una forma de decirle a la naturaleza: paz. “Es hora de que se empiece a trabajar con la naturaleza, y no contra la naturaleza. En este sentido, el IRET también ha propuesto a la agroecología, como la alternativa deseable para hacer un cambio en los paradigmas productivos actuales, que nos hacen dependientes de los plaguicidas” concluyó Ramírez.

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

Agroecología gana terreno en Costa Rica

De acuerdo con investigaciones del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (Iret-UNA), Costa Rica enfrenta una crisis por el alto uso de plaguicidas en el país y sus impactos negativos en la salud humana y los ecosistemas.

Los expertos han hecho reiterados llamados al uso de prácticas agrícolas más sostenibles, como es el caso de la agroecología. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), estos sistemas buscan optimizar las interacciones entre las plantas, los animales, las personas y el ambiente, y considera las interacciones sociales que deben abordarse para lograr un sistema alimentario justo y sostenible.

Desde el año pasado, la Escuela de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional (ECA-UNA) realiza desde Centro para la valorización de productos agroalimentarios y artesanales diferenciados por sus cualidades bioculturales y de origen geográfico, un mapeo exploratorio de iniciativas de producción, comercialización y educación agroecológica en Costa Rica.

Por medio de encuestas, entrevistas y visitas de campo, el académico Gerardo Cerdas Vega, con el apoyo de la estudiante Adriana Salazar Mora, se dio a la tarea de recolectar información de 189 experiencias: 137 fincas, 17 iniciativas de comercialización y 35 educativas o de organizaciones.

Se determinó que la provincia con mayores prácticas agroecológicas es Alajuela con un 27,61 %, seguida de San José (17,16 %) y Puntarenas (15,67 %). La principal actividad que se desarrolla es la producción agropecuaria, con cerca del 70 % y la comercialización de productos agroecológicos u orgánicos (50,4 %).

El 50 % de las fincas tiene de 0 a 3 hectáreas, y el 25 % supera las 10 hectáreas. Los productos que más se comercializan son las hortalizas (59,1 %), frutas (56,2 %) y bioinsumos (51,1 %). Cabe destacar que el 74,5 % de las personas entrevistadas afirmó que su método de comercialización es la venta directa, seguida de la participación en ferias municipales o artesanales, y en mercados orgánicos.

Sello Diferenciador

Las prácticas implementadas por estos productores se basan en el uso de abonos orgánicos, la conservación del suelo y el agua, el manejo agroecológico de plagas y el fomento de insectos polinizadores, entre otros. La mano de obra que utilizan es en su mayoría familiar (34,3 %), seguida por la contratación de mano de obra externa de manera ocasional (33,6 %) y la contratación de mano de obra externa permanente (27,7 %).

Los investigadores destacan que el 97 % de los participantes tiene interés en acercarse a otras redes u organizaciones que promuevan la agroecología, y el 64 % coincide en que esta práctica reaproxima a los productores y consumidores sobre la base de la economía solidaria. Además, el 65 % considera que el protagonismo de la transición agroecológica debe ser de los campesinos y campesinas.

“Estas iniciativas, en general, reciben poco o ningún apoyo, y la mayoría de las veces se desarrollan con recursos propios y por interés de los mismos productores. Aunque en Costa Rica la agroecología como enfoque para el diseño de sistemas agroalimentarios es relativamente reciente, está ganando terreno, por lo que es fundamental continuar profundizando en la investigación para generar insumos que faciliten el proceso de adopción o transición a esta práctica”, concluyó Cerdas.

Escuche el podcast completo en Youtube o Spotify:

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

Centroamérica unida para la prevención de riesgos ocupacionales 

Desde el 2003, el programa Salud, Trabajo y Ambiente en América Central (Saltra), adscrito al Instituto Regional de Estudios en sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (Iret-UNA), trabaja en el desarrollo de capacidades para monitorear los riesgos ocupacionales y los daños a la salud en sectores como la construcción, agrícola y la economía informal, que permiten mejorar la calidad de vida y promover un desarrollo sustentable para las familias y comunidades.

Gracias a un convenio de cooperación, operan centros de trabajo desde universidades públicas en Guatemala, Honduras, El Salvador, Panamá y Costa Rica, liderados por la Universidad Nacional, que tienen como objetivo desarrollar capacidades nacionales y regionales en Centroamérica para la prevención de riesgos ocupacionales, con perspectivas de salud pública y de producción sostenible, como condición necesaria para reducir y prevenir la pobreza en la región.

Del 12 al 14 de febrero, los coordinadores de cada centro se dieron cita en Antigua Guatemala, para celebrar la firma de una adenda al convenio marco, dada en diciembre anterior e iniciar el desarrollo de una hoja de ruta para los próximos cinco años.

De acuerdo con Jennifer Crowe, coordinadora de Saltra en Costa Rica, por más de 20 años el programa ha experimentado diferentes fases, siempre con la visión de mejorar la salud ocupacional y ambiental en Centroamérica.  “Saltra nació con apoyo de la Agencia Sueca de Cooperación para el Desarrollo Internacional y creció mediante la participación de universidades públicas de los diferentes países de Centroamérica. Posteriormente, contó con financiamiento de la Unión Europea para establecer centros nacionales de salud ocupacional y ambiental en universidades públicas, fase que permitió garantizar la sostenibilidad del programa después del periodo de financiamiento externo. Hoy Saltra opera desde los centros nacionales para salud ocupacional y ambiental en las universidades públicas, sin financiamiento externo y con un convenio de cooperación firmado para los rectores de las universidades participantes, el cual permite colaboración entre los países para enfrentar los retos de salud ambiental y ocupacional más importantes de la Región».

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Universidad Nacional, Costa Rica

Caja de herramientas busca estimular áreas cognitiva y social de escolares en Matina

Resultados del Programa Infantes y Salud Ambiental (ISA) del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (Iret-UNA) han demostrado que mujeres madres y niños del cantón de Matina en Limón están expuestos a plaguicidas de uso agrícola, aplicados por control de vectores, y de uso casero. El contacto con algunos de estos plaguicidas se ha asociado con un desempeño inferior en pruebas que miden el neurodesarrollo infantil.

Como parte de la búsqueda de alternativas a la problemática ambiental de la zona, se buscó responder de forma efectiva desde el sistema educativo con diversas actividades lúdicas de muy bajo costo. “El cerebro cuenta con la capacidad de cambiar su estructura y funcionamiento a lo largo de la vida, a esto se le denomina “Plasticidad cerebral”, al reaccionar a distintos estímulos, por ejemplo, la rehabilitación de una fuerte lesión provocada por un accidente. Tomando en cuenta esta capacidad cerebral, se plantea la creación de la Caja de Herramientas, una estrategia lúdico-pedagógica cuyo objetivo es estimular las áreas cognitiva y social de escolares de II ciclo en la zona, que a su vez está vinculada con los contenidos temáticos ofertados por el Ministerio de Educación Pública (MEP)”, explicó Reichel Rodríguez Miranda, investigadora de ISA.

Tras una prueba piloto en el año 2021 por parte de nuestra colaboradora Reichel Rodríguez (como parte de su trabajo final de Posgrado en Educación Rural Centroamericana) en la que se obtuvo resultados favorables, se decidió escalar este 2023 a los distintos centros educativos que integran el cantón de Matina y algunos en representación del cantón de Limón. Después de coordinaciones con la Dirección Regional de Limón y los distintos Supervisores de Circuitos, logramos convocar a 44 docentes de II ciclo el 09 de agosto en la Escuela Línea B y 33 de ellas también se apersonaron al II Taller el pasado 20 de setiembre.

Los tres talleres de capacitación que se programaron para el 2023 tienen como propósito acompañar a personal docente para que pueda incorporar en sus clases cuatro juegos. Además, que tengan la oportunidad de evaluar tanto la estrategia como su utilidad con los niños(as), quiénes también construyen y juegan con las herramientas de la caja. “Las personas asistentes a los primeros dos talleres han mostrado gran interés y compromiso por aprender nuevas estrategias y están deseosas de mejorar su práctica profesional con técnicas que no implican un gasto excesivo de recursos o de tiempo”, comentó Rodríguez. Para la investigadora, además de acompañar a los docentes, se evidencia la necesidad de más capacitaciones que contribuyan a su quehacer, y por eso hemos programado un tercer taller el 1 de noviembre, en el que se seguirán tejiendo aprendizajes de manera conjunta”.

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

Iret-UNA: No al uso del fipronil

El uso de fipronil amenaza la seguridad alimentaria del país, y afecta tanto a la salud humana como la de los ecosistemas. Ante la evidencia científica, el Iret-UNA reafirma su criterio de que su uso debe ser prohibido lo más pronto posible en el país.

Un decreto del 26 de agosto de 2022 emitido por el Ministerio de Ambiente y Energía (43767-S-Minae) prohibía el uso del fipronil para formulaciones en plaguicidas de uso profesional, sin embargo, en la actualidad existe una propuesta de decreto para permitir este uso con dos restricciones menores: una advertencia en el etiquetado y en el material de empaque.

Ante esta propuesta el Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (Iret-UNA), emitió un acuerdo donde reafirma el por qué se debe prohibir el uso del fipronil lo más pronto posible en el país.

Este insecticida actúa sobre el sistema nervioso, y se utiliza para el control de múltiples especies como gusanos de suelos y defoliadores, hormigas y termitas entre otras, aplicado foliarmente o incorporado al suelo, así como en aplicaciones veterinarias e industriales para el control de hectoparásitos en animales domésticos y productivos.

De acuerdo con datos del Iret-UNA entre 2017 y 2021 Costa Rica importó en promedio 2.373 kg de fipronil por año, y para el 2021 la importación fue de 4.291 Kg. Está registrado para su uso en cultivos de algodón, café, chile dulce, cítricos, dracaena, frutales, naranja, ornamentales, palma aceitera y piña, sin embargo, en distintos diagnósticos del Iret-UNA realizados entre 2014 y 2020 se encontró su uso en cultivos no autorizados como tomate y repollo. Iret-UNA encontró usos de fipronil muy altos en chile dulce (0,72 kg i.a./ha/ciclo de promedio ponderado) y otros menores en algodón (0,024), cítricos (0,001), tomate (0,01) y repollo (0,04), con el agravante que para estos dos últimos cultivos no existen registros autorizados para su uso.

Vuelo truncado

El fipronil se ha sometido a procesos de reevaluación de sus usos agrícolas aprobados por diversas agencias regulatorias del mundo, con el fin de evaluar la toxicidad para importantes organismos como los polinizadores, el resultado ha sido su prohibición en 38 países: 7 de África (Cabo Verde, Chad, Gambia, Mauritania, Nigeria, Senegal y Togo), los 27 países de la Unión Europea, Reino Unido, Vietnam, Argentina y Colombia. En todos ellos el punto básico fue evitar que se siga causando daño a las poblaciones de abejas y otros polinizadores.

En Colombia, cita el pronunciamiento, “la razón principal para tomar la decisión de prohibir el fipronil, fue la muerte masiva de cerca de 64.000 colmenas de abejas entre 2016 y 2020. De acuerdo con los análisis del Instituto Colombiano Agropecuario, el valor de pérdida de esas colmenas puede ser de US$7 millones en material biológico y de US$10 millones en producción de miel y polen. Esto sin mencionar la pérdida inestimable de otros servicios ecosistémicos brindados por las abejas, como la polinización de plantas silvestres y cultivos agrícolas, pérdidas de otros insectos benéficos, depredadores naturales de plagas agrícolas. Además, de poder contaminar los cuerpos de agua, afectando negativamente la vida acuática y la biodiversidad”.

Otras investigaciones demostraron que la toxicidad aguda del fipronil para abejas melíferas es alta: entre 4 y 5 nanogramos por abeja, dependiendo de la forma de exposición, oral o por contacto. Estudios realizados por el Iret-UNA demostraron que la sensibilidad al fipronil en abejas jóvenes de la especie nativa sin aguijón Tetragonisca angustula (mariola) con la de Apis mellifera, es similar, y que una exposición prolongada (24 horas) a través de la dieta, causa mortalidad a concentraciones diez veces más bajas a la dosis letal reportada; así como una actividad motora reducida, afectación en el desarrollo y mantenimiento de las colonias, e incluso puede provocar su abandono. En la abeja sin aguijón Partamona helleri, la exposición oral a fipronil presentó cambios en el comportamiento relacionados con alteraciones citológicas en el cerebro que sugieren muerte celular.

“Conociendo la importancia de las abejas y la diversidad presente en nuestro país, argumentamos que el uso del fipronil y de otros insecticidas, pueden poner en riesgo el modelo de seguridad y autosuficiencia alimentaria, al no proteger de forma efectiva a las poblaciones de los cientos de especies de abejas y otros polinizadores que tenemos en Costa Rica, responsables de la polinización parcial o total de cientos de cultivos tropicales como el café (Coffea arabica), aguacate (Persea americana), achiote (Bixa orellana), naranja (Citrus spp), algodón (Gossypium sp), guayaba (Psidium guajava), pepino (Cucumis sativus), sandía (Citrullus lanatus), tomate (Solanum lycopersicum), melón (Cucumis melo), mango (Mangifera indica), chile (Capsicum spp), ayote (Cucurbita moschata), marañón (Anacardium occidentale), chayote (Sechium edule), maracuyá (Passiflora sp), carambola (Averrhoa carambola), tamarindo (Tamarindus indica), vainilla (Vanilla planifolia). También son de suma importancia para la polinización de árboles y especies de plantas nativas de nuestros bosques y zonas protegidas”, citan los especialistas.

Asimismo, el acuerdo remite a que en los últimos años, los apicultores registran afectación de sus colmenas por el uso del fipronil en actividades agropecuarias, provocando la muerte masiva de las abejas. Así lo destacó la Cámara Nacional de Fomento de la Apicultura: “Al menos 18 millones de abejas han muerto durante el 2021, en el país, producto de seis intoxicaciones masivas que, según denuncia, fueron causadas por el uso del agroquímico fipronil en labores agropecuarias”. Estos eventos se han dado en diferentes zonas del país, según informes brindados por el Ministerio de Agricultura y Ganadería, a través del Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa).

Posible cancerígeno

Los investigadores también hacen referencia a que la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) clasifica el fipronil como “posible carcinogénico en humanos” (USEPA, 1995). “Los estudios que han reportado signos de toxicidad por exposiciones inadvertidas, muestran que el fipronil puede causar efectos leves y temporales, predominando dolor de cabeza, mareo, náuseas y vómitos. La exposición prolongada o repetida a fipronil y sus metabolitos, particularmente al fipronil sulfona, se asocia con efectos nocivos para la salud humana y animal, incluida la promoción de lesiones en las células neuronales. También provoca efectos de disrupción endocrina, lo que podría interferir con el equilibrio hormonal en el cuerpo humano”.

Existe además un creciente interés por investigar al fipronil como posible factor de riesgo de la enfermedad de Alzheimer. Asimismo, se sugiere que el fipronil sulfona se transfiere a través de la placenta al feto e incide en efectos adversos para la salud infantil Además, su impacto en células humanas asociadas con la función tiroidea, genera preocupación sobre sus posibles efectos en el desarrollo neurológico y el crecimiento de los niños.

Ante la evidencia científica, el Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional, reafirma que:

  1. El uso del insecticida fipronil debe ser prohibido lo más pronto posible en Costa Rica debido a sus efectos negativos, no solo en la salud humana, sino también en el medio ambiente, al ser un insecticida altamente tóxico asociado con la muerte de abejas, organismos que desempeñan un papel crucial en la polinización y el equilibrio ecológico. Además, se ha demostrado que tiene efectos dañinos en otros insectos benéficos y organismos acuáticos, afectando la biodiversidad en los ecosistemas. Además, se ha encontrado que el fipronil puede tener efectos perjudiciales para la salud humana, como la disrupción endocrina y la toxicidad para el sistema nervioso. Por lo tanto, su prohibición en Costa Rica sería un paso importante para proteger el medio ambiente y la salud de las personas.
  2. En consecuencia, el Iret-UNA demanda actuar según los principios que rigen la materia ambiental, recordando que, la doctrina especializada ha señalado que el principio preventivo demanda que, cuando haya certeza de posibles daños al ambiente, la actividad afectante debe ser prohibida, limitada, o condicionada al cumplimiento de ciertos requerimientos.
  3. Por lo tanto, recomendamos la cancelación de todos los registros de productos que contienen fipronil y la prohibición de la importación, formulación, transporte, exportación y uso a nivel nacional, tanto para uso profesional, como veterinario y agrícola.

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

Especialistas de la UNA y productores de Zarcero combaten uso de agroquímicos

En el 2016 el Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (Iret-UNA), realizó un análisis en la zona de Zarcero que evidenciaba el uso de agroquímicos muy tóxicos, los cuales afectan no solo el ecosistema sino también a la salud humana.

De acuerdo con los datos, de los 20 plaguicidas de mayor uso en la zona agrícola, el 60% están clasificados como “altamente peligrosos” (AP). Clorotalonil y mancozeb son los plaguicidas con la mayor dosis utilizada (5,9 y 5,2 kg i.a./ha/ciclo) y representan el 78,8% y 50% de uso por parte de los agricultores. Clorotalonil, abamectina, cipermetrina-zeta, oxamil y paraquat representan grandes riesgos de mortalidad por inhalación (alta toxicidad aguda), mientras que cipermetrina, acefato, clorpirifos, abamectina, zeta-cipermetrina y oxamil, son altamente tóxicos para las abejas.

Como respuesta a esta problemática, el Iret-UNA, la Escuela de Ciencias Agrarias y la División de Educación Rural del Centro de Investigación y Docencia en Investigación (DER-Cide), todos de la Universidad Nacional, impulsaron un proyecto para fomentar un proceso educativo científico, con el fin de promover el uso racional de plaguicidas y el desarrollo de tecnologías que llevaran a minimizar la contaminación ambiental en Zarcero.

Esta iniciativa se ejecuta desde sus inicios, en 2018, mediante la construcción de manera participativa con materiales educativos para ser utilizados en días de campo, sesiones virtuales y visitas a fincas.

“La investigación que realiza la UNA con los productores ha sido muy importante para el cantón. Nos ha ayudado en la eliminación de plagas y a trabajar de una manera más orgánica. Hemos recibido sesiones virtuales durante varios meses para aprender sobre buenas prácticas agrícolas y todas han sido muy provechosas”, dijo Dennis Castro, productor de papa de La Palmira de Zarcero.

Como resultado, investigadores, académicos y estudiantes universitarios, trabajaron con más de 60 agricultores y sus familias en 10 buenas prácticas agrícolas, y en dos tecnologías limpias para ser promovidas: la biocama, un sistema diseñado para recibir y retener derrames de plaguicidas que ocurren durante su preparación, y durante el llenado y lavado de equipos de aplicación para evitar su paso al suelo y la biorremediación de suelos, que consiste en la eliminación de plaguicidas en suelo mediante la acción de microorganismos. En total se instalaron 40 biocamas y 17 parcelas de biorremediación.

De acuerdo con las investigadoras Marisol Vidal, de la DER, y Martha Orozco del Iret, se realizó un intenso trabajo en conjunto con la Escuela de Las Brisas para posicionar la necesidad de practicar una agricultura saludable; a su vez, se plasmaron las voces infantiles y del equipo docente en diversos materiales escritos, los cuales son utilizados en distintos cursos de grado y posgrado de la DER.

Presión

Los productores reciben día a día diversas presiones comerciales debido a las altas exigencias y requerimientos de sus clientes y consumidores. Esto genera un incremento de agricultores con poca capacidad de respuesta que recurren a deudas para competir en mercados dominados por la intermediación, mientras que otros productores cumplen con las exigencias de calidad y homogeneidad de los productos, pero son presionados a intensificar el uso de agroquímicos, que afectan no a su salud sino también a la de los consumidores finales.

Para este año, la UNA impulsa, entre un grupo de agricultores de la zona, un trabajo dirigido hacia la agroecología en contraposición a la agricultura tradicional. La agricultura convencional es un sistema de producción de alimentos basado en monocultivos, uso de agroquímicos y semillas mejoradas, en algunos casos genéticamente modificadas, mientras que la agroecología se basa en trabajo colaborativo, diálogo de saberes y construcción social de conocimiento para disminuir el uso excesivo de de químicos en la zona.

Aunado a este trabajo interdisciplinario, desarrollado por la Institución, usted puede trabajar por la justicia social del país: compre productos saludables, conozca cómo se producen, compre directamente y pague un precio justo.

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

Buscan eliminar plaguicidas altamente peligrosos en cultivos del café

Entrega especial de Viernes Científico

  • Investigación del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (Iret-UNA) promueve el uso de tratamiento alternativos al uso de plaguicidas altamente peligrosos, que ponen en riesgo la salud de los productores y el ambiente

 

Laura Ortiz C./Periodista UNA

Costa Rica importa cerca de 12 millones de kilogramos de ingredientes activos de plaguicidas por año, la mayoría proviene de China, India y Estados Unidos, de esa cantidad, cerca del 80 por ciento se considera Plaguicidas Altamente Peligrosos (PAPs), es decir, pueden causar graves daños a la salud y el ambiente, tanto de forma aguda como crónica.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la red PAN (Pesticide Action Network), han propuesto la reducción en el uso y la prohibición gradual de los PAP como una demanda mundial ante los riesgos para la salud y el ambiente que ocasionan estas sustancias químicas.

Desde el Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (Iret-UNA) se desarrolla el proyecto “Alternativas para la reducción y eliminación del uso de PAPs”, financiado por el Programa de Nacionales Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) y basado en el “Enfoque estratégico para el manejo de sustancias químicas (SAICM)”.

“A nivel internacional el fin es buscar controles y alternativas efectivas para los productores, con el propósito de abandonar por completo el comercio y empleo de estos plaguicidas y reemplazarlos por alternativas más seguras y agroecológicamente más sustentables. En el proyecto, lo que hicimos fue diagnosticar el uso, las prácticas agrícolas riesgosas y las alternativas de menor impacto en salud y ambiente a lo largo de todo el ciclo de vida de los PAPs (importación, regulación, distribución, uso y disposición de residuos), en los cultivos de café y piña que se desarrollan en el país”, dijo Fernando Ramírez, investigador del Iret-UNA y coordinador del proyecto.

Según el Censo Nacional Agropecuario realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), en el 2014 se reportó que a nivel nacional se siembran 82.511 hectáreas de café y 37.644 de piña, de acuerdo con el diagnóstico realizado por el Iret-UNA, en promedio se utilizan 2,37 kilogramos (kg) de ingrediente activo PAPs por hectárea por año (i.a/ha/año) en la producción de café y 29,52 kg i.a/ha/año en el cultivo de piña, este último dato, tras un análisis en Pital de San Carlos, Alajuela.

Contra la roya

Una de las enfermedades más importantes que enfrentan los cultivos de café en el país es la conocida como “roya”, ocasionada por el patógeno Hemileia vastatrix. De acuerdo con el Centro de Investigaciones en café (Cicafé), durante muchos años los caficultores han controlado la plaga por medio de diferentes prácticas, una de ellas el empleo de fungicidas químicos sintéticos, pero el abuso de estas sustancias, ha producido incrementos en los costos de producción, riesgo de aparición de fungorresistencia, contaminación del ambiente, destrucción de la fauna beneficiosa y riesgos contra la salud pública.

Para este estudio se trabajó en dos fincas cafeteras de manejo convencional, la primera ubicada en Santa Lucía de Barva de Heredia, y la segunda en Pirrí de Alajuela.

En ambas fincas los ensayos se hicieron para evaluar la eficiencia contra la roya de los productos alternativos Bacillus subtilis, caldo bordelés, extracto de árbol Melaleuca alternifolia, caldo sulfocálcico y el hongo Lecanicillium lecanii, comparado con la eficiencia de tres fungicidas catalogados como PAP (triadimenol y epoxiconazol + piraclostrobina) y un sintético catalogado como no PAP (trifloxistrobina + ciproconazole). Se evaluó la incidencia y severidad de roya 30 días después de la aplicación de los tratamientos, los cuales se aplicaron en cuatro ocasiones durante el ciclo del café.

De acuerdo con la investigación, en lo referente a las alternativas, la que dio mejores resultados, es decir menor incidencia y porcentaje de hojas con menos lesiones, fue el extracto comercial de té + fungicida no AP, sin embargo, es el más costoso de todos y por lo tanto poco accesible para los productores.

En la finca El Cántaro, independientemente del tratamiento ya sea químico o alternativo, no hubo diferencias significativas en los rendimientos, lo que concluye que estos últimos pueden incorporarse en el manejo fitosanitario de la roya.

Según los resultados, el caldo sulfocálcico + Lecanicillium lecanni, fue el de mayor rendimiento, a pesar de que la incidencia alcanzó un 26 por ciento a finales de setiembre, este tratamiento tuvo un costo de 116.000 colones/ha, mucho menor al costo del tratamiento con extracto comercial del árbol de té + fungicida no AP, pero más costoso que los tratamiento químicos. El uso de caldo sulfocálcico +Lecanicillium lecanii constituye una opción para el manejo efectivo de la roya del café.

Además de Ramírez, en este estudio participaron las investigadoras Silvia Luna, Martha Orozco y Stephanie Williamson. Estos resultados fueron presentados el pasado 27 de abril en un taller regional denominado “Alternativas para la reducción y eliminación de plaguicidas altamente peligrosos en el cultivo de café”, donde participaron productores y representantes de organizaciones públicas y privadas relacionadas con la producción.

En Costa Rica se utilizan 21 plaguicidas conocidos por ser extremadamente o altamente peligrosos según la clasificación de la OMS.

¿Qué es un PAP?

Un plaguicida se considera altamente peligroso si:

  • Tiene toxicidad aguda alta o extrema.
  • Puede causar muerte por inhalación.
  • Tiene toxicidad crónica (efecto a largo plazo).
  • Cumple con más de uno de los siguientes criterios: persistente, tóxico para organismos acuáticos y/o bioacumulable.
  • Es altamente tóxico para las abejas.
  • Está incluido en convenios ambientales internacionales.

 

***Para mayor información comuníquese con Fernando Ramírez, investigador del Iret-UNA (8812-2914) o con la Oficina de Comunicación de la UNA (2277-3660.

 

*Imagen de portada con fines ilustrativos.

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Investigadora UNA gana premio internacional en epidemiología

Por estudios sobre efectos del uso de plaguicidas en las zonas bananeras de Matina, en Limón

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El reconocimiento le fue entregado a la Dra. Ana María Mora Mora, en Roma durante 28a Conferencia Anual de ISEE.

La búsqueda de factores ambientales y sociales que pueden perjudicar la salud de poblaciones que viven en condiciones vulnerables ha sido la consigna de la médica epidemióloga Ana María Mora, académica del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (IRET-UNA), quien el pasado 4 de setiembre obtuvo el premio “Rebecca James Baker”, otorgado por la Sociedad Internacional de Epidemiología Ambiental (ISEE, por sus siglas en inglés).

La Dra. Mora forma parte del equipo de investigadores del Programa Infantes y Salud Ambiental (ISA), coordinado por la Dra. van Wendel de Joode, cuyo objetivo principal es evaluar los efectos de la exposición a plaguicidas y el metal manganeso en la salud de los niños que viven en comunidades cercanas a las plantaciones bananeras en el cantón de Matina, Limón. “El manganeso es un nutriente esencial que nuestro cuerpo necesita en niveles relativamente bajos, pero en niveles altos éste puede afectar de manera negativa el crecimiento y el sistema nervioso de los niños. El manganeso se encuentra de forma natural en la corteza terrestre, pero el fungicida mancozeb, aplicado por vía aérea y de forma frecuente en plantaciones bananeras, también contiene un 21% de manganeso. Mi objetivo, y el del grupo de investigadores del Programa ISA, es determinar si el contacto con manganeso durante el embarazo puede afectar el crecimiento y neurodesarrollo de los niños que viven cerca de plantaciones que son fumigadas con el fungicida mancozeb”, dijo Mora.

Reconocimiento

El premio Rebecca James Baker se otorga cada año en la conferencia anual de ISEE a investigadores jóvenes destacados en el área de epidemiología ambiental. La Dra. James fue una profesional particularmente comprometida con la epidemiología como herramienta para mejorar la salud pública y con ello la calidad de vida y trabajo de personas de diferentes culturas y orígenes. En el 2004 y con tan sólo 33 años, ella murió inesperadamente debido una afección cardiaca relacionada con su embarazo. Para honrar su memoria e incentivar a los nuevos investigadores a seguir su ejemplo, la ISEE entrega anualmente un premio a su nombre.

Este reconocimiento fue entregado a la Dra. Mora en la 28a Conferencia Anual de ISEE, realizada del 1 al 4 de setiembre en Roma, Italia. En este evento participaron alrededor de 1,500 investigadores.

“El reconocimiento es muy importante porque me permite dar a conocer la calidad del trabajo que hacemos en nuestra Universidad, y en Costa Rica en general. Las conferencias como la de ISEE nos permiten establecer vínculos con otros investigadores y fortalecer nuestras colaboraciones nacionales e internacionales”, dijo Mora.

 

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