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Etiqueta: Isla del Coco

“¿Por qué no alquilar la isla del Coco?”

Freddy Pacheco León

Allá por el año 1990, nos visitó en la dirección de la Escuela de Ciencias Ambientales (Universidad Nacional) y de entrada nos dijo: “¿Por qué no alquilar la isla del Coco?”, y de inmediato, con plena convicción, nos amplió su propuesta con argumentos que escuché respetuosamente, aunque, obviamente, perplejo. Que era un parque nacional que nadie podía visitar, como si se podía hacer con el Parque Nacional frente a la Asamblea Legislativa, nos dijo; que no generaba ningún beneficio para el desarrollo de Costa Rica; que en el pasado, con el Instituto Costarricense de Turismo había suscrito un contrato que habría propiciado la inversión necesaria, para incluso construir un aeropuerto que incluía parte del mar; que él, entonces como diputado echandista, había logrado el apoyo de muchos colegas de otros partidos, que veían en la idea, una extraordinaria oportunidad de “hacer algo” creativo en esa muy lejana isla, que “era reclamada, incluso, por los colombianos, y que los gringos casi habían comprado para fines militares, después de visitas del presidente Roosevelt en los años 30”; que el famoso tesoro seguía esquivo y que entonces no había por qué seguir pensando en él como fuente de riqueza. ¡Que, este servidor, como director de una unidad académica prestigiosa en el campo ambiental, le apoyara en esa iniciativa!

Aunque por momentos pensé que el caballero, estaba inmerso en una fantasía, y que lo suyo no era más que un sueño, quizá recurrente, que en la de menos requería atención especializada, para nuestra sorpresa traía consigo algo que sí me hizo prestarle mayor atención. Se trataba de una copia de La Gaceta del día de Navidad de 1966, en que se consigna el “Dictamen afirmativo” de la comisión legislativa de Gobierno y Administración, del proyecto de ley “Traspaso en propiedad de la isla del Coco al Instituto Costarricense de Turismo y aprobación de un contrato para su explotación”.

En su aprobación, concluyeron los señores diputados Fernando Gutiérrez Benavides, Enrique Azofeifa Víquez, Ramiro Barrantes Elizondo, Hernán Vargas Ramírez, Jorge Luis Villanueva Badilla y Mario Charpantier Gamboa, que la isla del Coco no puede dedicarse a la agricultura…; que tampoco puede dedicarse a un centro penitenciario…; que por razones de distancia y por el alto costo, no es posible explotar, como fuente de riqueza, sus recursos naturales…; que los tesoros que, se ha dicho, existen en la isla no constituyen patrimonio económico, sino una leyenda, una utopía, aprovechable únicamente como atracción turística; “y, por último, la única alternativa que queda, dentro del mundo moderno, y como único recurso económico para el país, es la explotación turística de la Isla del Coco.

Como ven, amigos, ¡No era cuento ni una fantasía infantil! Se trataba de un pasaje muy poco conocido, de algunos de nuestros políticos.

Y si a algunos les parecerá que la idea desarrollada en ese proyecto de ley podría ser, en términos actuales, descabellada, conozcamos algunos detalles de los compromisos contractuales suscritos entre los señores Ricardo Castro Cañas, por el ICT, y el señor César Augusto Solano Sibaja, nuestro visitante hace tres décadas, aprobados por la citada comisión legislativa, para la explotación turística, en los primeros meses del gobierno de don José Joaquín Trejos.

“El contratista” se comprometió, “en el menor tiempo posible”, a invertir un millón de dólares en los primeros dos años, a “construir un aeropuerto para toda clase de aviones”, “un muelle para el embarque y desembarque  de pasajeros y mercaderías en barcos de regular calado”, así como “todos los locales que el Gobierno considere indispensables para las oficinas públicas”, a la vez que se le otorgó el derecho “para construir y arrendar terrenos a particulares para la construcción de hoteles, moteles, viviendas particulares, locales comerciales, piscinas, gimnasios, y además, toda clase de edificaciones o instalaciones con que cuentan las ciudades modernas o centros turísticos”.

No habría que esforzarse mucho, para vislumbrar cómo se encontraría la isla del Coco, apenas un poquito más grande (2.400 ha) que el también pequeño Parque Nacional Manuel Antonio (ambos en sus partes terrestres), de haberse ejecutado esa “brillante iniciativa”, entonces acogida con entusiasmo por los legisladores.

¡Pero viene lo mejor!

Además de la inversión que, supuestamente sería cubierta por empresarios alemanes, nos dijo el señor Solano Sibaja dos décadas después de haberse dictado el dictamen legislativo favorable, en el contrato suscrito con el gerente del ICT, leemos lo siguiente: “1º- Concédese en arrendamiento al contratista por la suma de un colón al año, los derechos exclusivos para la explotación turística de la Isla del Coco y sus islotes…”. Y agrega: “Este derecho se concede por un plazo de cuarenta años a partir de la fecha en que se firma el presente contrato”. Aunque se aclara (¡como gran cosa!) que “Si se aprobare el traspaso, cesión, venta o enajenación de este contrato a personas físicas, jurídicas, nacionales o extranjeras, la adquiriente deberá asumir todas las obligaciones contractuales que aquí se establecen”.

Tal era el convencimiento de que estaban ante un gran negocio en favor de la Nación, que en la sesión de comisión del 13 de octubre de 1966 (lo citamos para evidenciar que también había oposición a proyecto), leemos: “ahora, nosotros estamos, como dicen los comunistas, – ese es el argumento comunista-, estamos entregando la isla del Coco “mediante escandaloso y oscuro contrato”.  Lo que dijo el diputado Villanueva Badilla, es muestra de que, 12 años antes de que el Presidente don Rodrigo Carazo se impusiera la estupenda tarea de crear, por decreto ejecutivo del 22 de junio de 1978, el Parque Nacional Isla del Coco, ya había por entonces costarricenses (no creemos que necesariamente solo “comunistas”) opuestos a esa ofensa a la Patria, que se estaba fraguando aceleradamente.

Con una visión patriótica y conservacionista no considerada por anteriores gobernantes, don Rodrigo Carazo, quien asimismo valoraba la ubicación estratégica de la isla del Coco, como capaz de sustentar un vasto territorio marítimo y sus recursos biológicos, desdeñado por muchos, firmó su Decreto Ejecutivo (Nº 8748-A-MAG) que hoy, 25 años después, adquiere mayor relevancia, pues en él se reafirma “Que es función del Estado velar por, la conservación, protección y fomento de los recursos naturales del país”, y “Que la declaratoria de la isla del Coco como Parque Nacional, es el medio más recomendado para preservar el estado natural de la isla”.

Así, gracias, muy especialmente, a don Rodrigo, se ha conservado en inmejorables condiciones el bosque siempre verde, tupido y denso, que la caracteriza, así como las 235 especies de plantas (70 endémicas), 362 especies de insectos (64 endémicos) y 2 de reptiles endémicos, 3 tipos de arañas, 85 especies de aves (4 endémicas), 57 especies de crustáceos, 118 variedades de moluscos marinos, más de 200 tipos de peces y 18 especies de cocales, en términos generales.

Riqueza invaluable, inmensa, extraordinaria, que, de haberse ejecutado el insólito contrato de desarrollo turístico que hemos comentado, ¡a cambio de 40 monedas de colón por 40 años!, que incluso propiciaba su venta a intereses extranjeros, quizá hoy el mismo solo provocaría lamentos inútiles, ante la impotencia de ver “La Isla del Tesoro”, destruida por desdén, y en manos foráneas.

26 de junio del 2023

Aumento del nivel del mar y acidificación reafirman urgencia de acciones a favor de los océanos

SURCOS comparte el siguiente comunicado de prensa

8 de junio, Día Mundial de los Océanos

  • El incremento de la temperatura de la superficie del mar es una de las grandes amenazas que enfrentan los corales.

  • FAICO y ACMC realizarán conversatorio “Perspectivas futuras de las Áreas Marinas Protegidas oceánicas en Costa Rica: uniendo voces por el océano”

San José, 7 de junio 2022. A pesar de los múltiples llamados y de las advertencias sobre el impacto que tienen las emisiones de gases de efecto invernadero sobre el planeta, el panorama continúa siendo crítico, según se advierte en el más reciente informe sobre el cambio climático, dado a conocer por la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Dentro de las afectaciones, que más preocupan a los expertos están: una mayor acidificación y el constante derretimiento del hielo marino y de los glaciares, lo que implica que el mar seguirá subiendo y las condiciones meteorológicas serán cada vez más extremas, tal y como se observa en la actualidad.

A pesar de este panorama tan crítico, todavía tenemos una oportunidad para disminuir las consecuencias del cambio climático, pero para lograrlo se requiere sumar esfuerzos y desarrollar acciones que tengan un impacto directo, tal es el caso de la reciente ampliación de las áreas marinas protegidas alrededor de la Isla del Coco, lo que permitió a Costa Rica convertirse en una de las primeras naciones en lograr proteger el 30% de su superficie terrestre y marina, meta que espera lograrse a nivel global en el año 2030.

En el marco del Día Mundial de los Océanos que se conmemora este 8 de junio, FAICO, Amigos Isla del Coco en conjunto con el Área de Conservación Marino Coco (ACMC), hacen un llamado a la acción para poner freno al deterioro en la salud de nuestros mares. Ambas organizaciones replican el llamado de las Naciones Unidas (ONU), que pide UNIR LAS VOCES POR LOS OCÉANOS.

Para Alejandra Villalobos, directora Ejecutiva de FAICO, las acciones y medidas deben implementarse a corto plazo ya que según indica, “los océanos son la principal fuente de vida, que además estabiliza el clima y acumula carbono, actuando como un gigantesco sumidero de gases de efecto invernadero. Los aportes de los océanos son innumerables, recordemos que además albergan una cantidad inimaginable de biodiversidad y apoyan directamente al bienestar humano”.

Por su parte, Gina Cuza, directora del Área de Conservación Marina Coco (ACMC) hace un llamado para desarrollar acciones de mayor impacto y resiliencia “nuestros océanos son los pulmones del planeta, una fuente importante de alimentos, salud, recreación y una parte fundamental para el equilibrio de todas las formas de vida de la biosfera. Lamentablemente, el ser humano ha generado acciones que conllevan a la degradación de los ecosistemas marinos y de no generar un cambio esta afectación puede ser irreversible”, alertó Cuza.

Celebración Día del Océano

En este contexto, El Área de Conservación Marina Coco y FAICO, Amigos Isla del Coco, organizaron un conversatorio virtual denominado “Perspectivas Futuras de las Áreas Marinas Protegidas Oceánicas en Costa Rica: Uniendo Voces por el Océano”.

El objetivo de esta actividad es hacer conciencia y educar sobre el rol fundamental de las áreas marinas protegidas, en la sostenibilidad de nuestro océano. Además, durante el encuentro se pondrá énfasis en los esfuerzos realizados por Costa Rica en temas de conservación marina y en los retos y acciones que aún nos quedan pendientes.

La actividad será abierta al público y se realizará:

  • Dia: 9 de junio
  • Hora: 3pm

Se transmitirá por el Facebook del Parque Nacional Isla del Coco.

Compartimos las declaraciones de Alejandra Villalobos, directora ejecutiva de FAICO y Gina Cuza, directora del Área de Conservación Marino Coco (ACMC).

Primer monitoreo de arrecifes coralinos reafirma resiliencia ante cambio climático en el PN Isla del Coco

Comunicado de Prensa

  • Desde el 2016 y hasta el 2020 fue realizado el monitoreo ecológico, donde los guardaparques cubrieron buceando lo equivalente a 10 canchas de fútbol

  • En las áreas analizadas fueron ubicados peces 42% más grandes con respecto a otros sitios no protegidos

Los datos del monitoreo de arrecifes coralinos que ha recopilado el personal del Área de Conservación Marina Coco (ACMC) desde el 2016 son de suma importancia, debido a que permiten dar seguimiento a la salud de los arrecifes coralinos o mejor conocidos como las «selvas del mar». 

Con el análisis además de obtener detalles sobre la cobertura coralina, se estudiaron las especies que viven y se desplazan por las corrientes cercanas al Parque Nacional Isla del Coco.

El trabajo de campo estuvo liderado por guardaparques del ACMC y con apoyo de otras Áreas de Conservación; que además de sus labores de protección del Parque Nacional Isla del Coco, aplican el protocolo de monitoreo de formaciones coralinas, dos veces al año en seis sitios alrededor de la Isla del Coco. Durante los primeros cinco años de la aplicación de este monitoreo se calculó la cobertura de los corales ubicados en la parte norte de la Isla, se identificaron entre tiburones y peces más de 100 especies, y se contabilizaron más de 55 000 individuos, también se identificaron 25 especies de invertebrados marinos entre caracoles, estrellas de mar, entre otros contabilizando 3832 macroinvertebrados.

Karol Ulate, bióloga marina e investigadora de la Universidad Nacional (UNA), señala que la cobertura coralina durante los cinco años fue estable, presentando aproximadamente un 60% en promedio de cobertura coralina en cada sitio monitoreado. Sólo hubo un año que la cobertura coralina presentó un blanqueamiento en 17% de las colonias. Esto pudo deberse a un calentamiento atípico de las aguas del Pacífico por el fenómeno de El Niño en el 2016 y el blanqueamiento se reportó unos meses después, pero se puede hipotetizar que, gracias a los buenos niveles de salud y la resiliencia de estos arrecifes, en el 2018 se reflejó una recuperación. 

Monitoreo a cargo de guardaparques 

Los guardaparques Isaac Chinchilla, Moisés Goméz, Diego Madrigal, Keylor Morales, Guillermo Pérez y Geiner Golfín con apoyo de algunos buzos voluntarios y de instituciones académicas, fueron los encargados del muestreo que se realiza en los meses de la estación seca y lluviosa de todos los años desde el 2016 hasta la actualidad y cada expedición dura al menos 7 días. 

Este equipo de guardaparques buzos han recopilado información en diferentes sitios de monitoreo del Parque Nacional Isla del Coco de la cobertura de los corales, peces, invertebrados, rigurosidad de superficies, entre otros factores, durante estos años, y han logrado monitorear un área de 71 070 m2, lo que equivale a 10 canchas de fútbol.

Geiner Golfin, uno del guardaparques encargado de este monitoreo aseguró “nos llena de satisfacción contar con estos datos que vienen a darnos mayor conocimiento sobre la salud de las aguas que rodean al Parque Nacional Isla del Coco. Ahora contamos con insumos científicos sobre la dinámica que ocurre en los arrecifes coralinos, además de la importancia de poder integrar a más guardaparques al equipo de monitoreo del Parque Nacional Isla del Coco”.

Este primer análisis de los datos contó con el apoyo de organizaciones como la Asociación Costa Rica por Siempre (ACRXS), Amigos Isla del Coco (FAICO) y la Universidad Nacional (UNA). 

Alejandra Villalobos, Directora Ejecutiva de FAICO se mostró satisfecha por el apoyo brindado por ambas organizaciones; ya que fue un insumo importante para este primer análisis de datos y que permite dar seguimiento a los cambios que experimentan estos ecosistemas.  Cuando estos sitios están protegidos, se cuenta con factores más saludable y las especies tienen mayor tamaño, lo que nos obliga a seguir cuidando el área para desarrollar de forma sostenible actividades como el turismo, y la pesca en sitios circundantes”.

Actualmente, la Universidad Nacional también realiza otro estudio sobre arrecifes rocosos en 4 áreas conocidas como Juan Bautista, Roca Sucia y el Risco  para poder contar con detalles sobre las áreas que a diferencia de los arrecifes coralinos se caracterizan por la alta energía liberada por el oleaje y los cambios de la marea que afectan la distribución de los organismos que habitan allí, pero aun así son ecosistemas altamente diversos y refugio para muchos otros organismos, como peces y tiburones.

Costa Rica tomó una gran decisión

Alejandra Villalobos, Directora Ejecutiva FAICO.

Alejandra Villalobos

El 2021 concluyó con un enorme paso en la protección ambiental. Costa Rica hizo historia al firmar el decreto de ampliación de las áreas marinas protegidas alrededor de la Isla del Coco, ratificando de esta forma el compromiso de promover la sostenibilidad de los recursos marinos.

Las áreas marinas protegidas son una herramienta integral que promueven la protección y manejo de ecosistemas enteros, incluido el hábitat y su función. Además, protegen la biodiversidad en tres niveles: ecosistema, especies y genética, y brindan resiliencia al océano contra impactos externos como el cambio climático.

Desde FAICO, Amigos Isla del Coco respaldamos las acciones que se realizaron para pasar de proteger de un 3% de las aguas jurisdiccionales de nuestro país a un 31%. De esta manera se reduce la enorme deuda histórica que existía en materia de protección de nuestro océano.

Durante los últimos 28 años, hemos trabajado hombro a hombro con el Área de Conservación Marina Coco (ACMC) por la conservación de la Isla del Coco. Nos enorgullece saber que hoy protegemos uno de los ecosistemas claves para la biodiversidad del Pacífico Este Tropical y un espacio natural donde se promueva la movilidad, conectividad y dispersión de especies.

Con la ampliación, el Parque Nacional Isla del Coco, ahora mide 54,844 km2, 26 veces más grande que el área anterior, protegiendo así una parte representativa de la Cordillera Submarina del Coco y sus montes submarinos. Mientras que el Área Marina de Manejo del Bicentenario, mide 106,285 km2, promoviendo la conservación y el uso sostenible de una de las áreas marinas de mayor productividad en el Pacífico Oriental Tropical.

Estamos conscientes que, al contar con mayor territorio marino protegido, también debemos asumir nuevos compromisos y retos. Por eso desde FAICO continuaremos apoyando y fortaleciendo la gestión del ACMC y sus usuarios, promoviendo y consolidando alianzas, otro factor fundamental para la efectividad de las nuevas áreas.

Sabemos que con estas acciones claves promovemos la resiliencia de nuestros océanos a presiones como el calentamiento global y la acidificación; y que, de forma paralela tenemos que fomentar la implementación de actividades continuas y contundentes para la protección, manejo y uso sostenible del océano.

La ciencia lo ha ratificado en múltiples ocasiones, la Isla del Coco es un laboratorio natural del planeta y un hábitat esencial para la vida marina global. Las áreas protegidas alrededor de este singular ecosistema son clave para la adaptación de la biodiversidad marina a las posibles modificaciones climatológicas y oceanográficas relacionadas con el cambio climático. Su conservación es un compromiso que asumimos hoy para preservar un planeta azul para las futuras generaciones.

Proteger una parte representativa de la Cordillera Volcánica del Coco y sus montes submarinos, era una necesidad para salvaguardar los hábitats esenciales para especies endémicas, en peligro de extinción, vulnerables y con alto valor comercial.

Sabemos que el mundo, hoy observa a Costa Rica con ojos diferentes y como un modelo para lograr el objetivo global de proteger el 30% de la superficie del planeta para el año 2030.

Desde todas las trincheras este 2022 debemos seguir trabajando y promoviendo un país azul, que ama la vida que empieza en nuestros mares y que da equilibrio al planeta.

Se proyecta que voluntariado en el Parque Nacional Isla del Coco reinicie gradualmente en el 2022

El pasado 5 de diciembre se conmemoró el Día Internacional del Voluntariado, en el caso de la Isla del Coco la labor se ha visto opacada por la crisis sanitaria durante los últimos dos años. En este periodo el Área de Conservación Marina Cocos (ACMC), ha tramitado un total de 30 solicitudes, cifra que está muy por debajo del promedio previo a la pandemia. Para el próximo año se espera retomar el ingreso de los voluntarios de forma paulatina.

En el siguiente enlace se pueden encontrar imágenes y la entrevista de doña Gina Cuza, Directora del Área de Conservación Marino Cocos https://drive.google.com/drive/folders/1TxeO5c4MV7mq56x-C95vP1Rbe-foTuTQ?usp=sharing

Para obtener más información sobre el tema se invita a leer la siguiente nota https://surcosdigital.com/reinicio-gradual-del-voluntariado-en-el-parque-nacional-isla-del-coco-en-el-2022/

 

Compartido con SURCOS por Rebeca Ceciliano.

Reinicio gradual del voluntariado en el Parque Nacional Isla del Coco en el 2022

  • Este 5 de diciembre se conmemoró el Día del Voluntariado Internacional

  • Quienes realizan voluntariado para el Parque Nacional Isla del Coco, podrán hacerlo desde continente o directamente en el área marina protegida donde permanecen durante al menos 30 días

La importante labor de los voluntarios en la Isla del Coco, se ha visto opacada por la crisis sanitaria durante los últimos dos años. En este periodo el Área de Conservación Marina Cocos (ACMC), ha tramitado un total de 30 solicitudes, de ellas un 45% se han concentrado en labores de monitoreo, lo que equivale a 2 voluntarios mensuales, cifra que está muy por debajo del promedio previo a la pandemia.

Con el fin de ir retornando a una normalidad, el Área de Conservación Marina Cocos, valora para el próximo año volver a recibir solicitudes de voluntariado, apegados a los estrictos protocolos de medidas sanitarias y valorando las necesidades de gestión del área marina protegida. 

Desde el programa de Voluntariado del Parque Nacional Isla del Coco, se está analizando solicitar adicional a los requisitos establecidos, el carné con el esquema de vacunación completo y la prueba negativa COVID 19.

Gina Cuza Jones, Directora del Área del Conservación Marina Cocos, ratifica la importancia de los voluntarios que ingresan al Parque Nacional Isla del Coco,para protegerla en periodos de 30 días consecutivos, “para nosotros es fundamental la labor que realizan las y los voluntarios, es hermoso ver cómo las personas llegan y durante el mes se vuelven parte de nuestra familia junto con los guardaparques, ese acercamiento lo extrañamos y esperamos que el próximo año nuevamente podamos retomarlo”.

Los voluntarios que ingresan al Parque Nacional Isla del Coco asumen diversos roles en los procesos de la gestión, fungen como colaboradores y potenciadores en varias de las funciones de los guardaparques, facilitando todas las labores realizadas. Ellos aportan conocimiento, experiencia, habilidades y mucha voluntad en la protección.

Faico Amigos Isla del Coco, aplaude la labor de cada hombre y mujer que realiza voluntariado y se convierte en un vigilante más de los parques nacionales. Desde la organización, ven con ojos esperanzadores que el próximo año se pueda retomar paulatinamente el ingreso de voluntarios al Parque Nacional Isla del Coco.

Alejandra Villalobos, Directora Ejecutiva de FAICO detalla “aplaudimos a quienes de forma desinteresada se inscriben y llegan al Parque Nacional Isla del Coco, declarado Sitio de Patrimonio Mundial desde 1997 a realizar diversas labores, desde monitoreo, apoyo en cocina, investigaciones. Cada aporte cuenta en la protección del ecosistema que es importante para Costa Rica y el planeta”:

Recordemos que el Parque Nacional Isla del Coco es considerado un laboratorio natural, por lo que expertos han enfatizado en que se requiere cuidar y preservar para las futuras generaciones. En este significativo territorio, habitan por lo menos 1688 especies marinas, 45 de ellas son endémicas; y convierte a Costa Rica en un país de mar, con una zona oceánica casi 10 veces mayor que su extensión terrestre.

El voluntariado es uno de los programas del Área de Conservación Marina Cocos, quienes deseen conocer más sobre los requisitos y poder participar el próximo año pueden ingresar al sitio:  www.isladelcoco.go.cr

Información compartida con SURCOS por Rebeca Ceciliano.

Isla del Coco: guardián de tsunamis

Oficina de Comunicación, UNA

Viernes científico

  • Mareógrafo en la Isla del Coco alertará posibles tsunamis para el país
  • Transmisión de datos será en tiempo real

 

Desde marzo, los costarricenses tenemos un nuevo aliado en la alerta de tsunamis. Está a 532 kilómetros, unas 36 horas en lancha: se trata de un moderno mareógrafo instalado en la Isla del Coco. “Varios tsunamis han sido observados allí, incluso grabados en video. Si sabemos cuan grande es el arribo de un tsunami ahí, podemos estimar que tan grande sería en Centro y Suramérica. La llegada del tsunami a nuestras costas, desde la isla, tardaría hasta una hora y media; la transmisión de datos del mareógrafo es en tiempo real”, explica Silvia Chacón, oceanógrafa de la Universidad Nacional (UNA).

Según los científicos, el nuevo mareógrafo también beneficiará a guardaparques, investigadores, voluntarios y turistas de la isla, pues el estudio de tsunamis que la afecten, permitirá validar la investigación sobre eventos de mayor magnitud que podrían dirigirse hacia ella.

Desde los años 90 existía el interés por colocar uno, pero la carencia de estructuras a las que pudiera fijarse el mareógrafo, el elevado costo de dicho equipo, cercano a los 12 millones de colones, así como el fuerte oleaje en la isla durante la mayor parte del año, postergó su instalación.

En Costa Rica, desde el 2014 existe una moderna sala de monitoreo de tsunamis, la única de Centroamérica, ubicada en el Departamento de Física de la UNA. Ésta pertenece al Sistema Nacional de Monitoreo de Tsunamis (SINAMOT). Según los protocolos establecidos, cada vez que hay una amenaza, así declarada por el Centro de Alertas de Tsunamis del Pacífico en Hawaii, los oceanógrafos e ingenieros marítimos de SINAMOT emiten un criterio científico para Costa Rica. Es la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE) la encargada de decretar posibles alertas para la población, con base en dicho informe técnico.

La instalación del mareógrafo fue posible gracias a la colaboración de varias entidades, entre ellas la CNE, el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC), el Servicio Nacional de Guardacostas (SNG), la Unidad de Ingeniería Marítima, Ríos y Estuarios (IMARES) del Instituto de Investigaciones en Ingeniería (INII) de la Universidad de Costa Rica (UCR), el Programa de Tsunamis de la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA), el Centro de Nivel del Mar de la Universidad de Hawaii (UHSLC), la empresa Undersea Hunter, patrocinadora del transporte y la alimentación, y CORELSA, proveedora de la estación mareográfica. La coordinación general se realizó desde la Red de Observación del Nivel del Mar en América Central (RONMAC-UNA), la cual maneja la red de mareógrafos en Costa Rica, ubicados en Quepos, Limón, Papagayo y Herradura.

 

***Más detalles: Oficina de Comunicación. Tel 2237-5929 / 2277-3067***

 

Enviado por UNA Comunicación.

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UCR aporta experiencia científica en estudio de corredor marino entre Isla del Coco e Islas Galápagos

  • Científico del CIMAR coordina expedición en la que utilizan cámaras remotas para el monitoreo de las especies migratorias

UCR aporta experiencia cientifica en estudio de corredor marino entre Isla del Coco e Islas Galapagos
El Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) de la UCR, aporta su conocimiento y experiencia en la expedición científica que se realiza en el corredor marino entre la Isla del Coco y las Islas Galápagos (foto Andy Mann).

Biólogos marinos del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) de la Universidad de Costa Rica (UCR) aportan su conocimiento y experiencia en la expedición científica iniciada el 2 de abril -y que concluirá el 13 de abril-, con el fin de estudiar el valor biológico del corredor marino entre el Parque Nacional Isla del Coco y las Islas Galápagos, en Ecuador.

«El papel de la UCR es aportar su experiencia técnica y recursos científicos para determinar, mediante el uso de tecnologías, el valor biológico de este corredor marino para varias especies altamente migratorias», aseguró Mario Espinoza Mendiola, científico del Cimar, quien brindó declaraciones desde altamar.

Según el experto, existe información de que esa ruta es usada por tiburones, tortugas, delfines, ballenas, entre otras especies, en sus largos desplazamientos en busca de alimento o para reproducirse. De allí que uno de los objetivos de la expedición es «entender mejor la conexión de estos ambientes marinos para la conservación de estas especies migratorias», dijo.

UCR aporta experiencia cientifica en estudio de corredor marino entre Isla del Coco e Islas Galapagos2
El científico de la UCR, Dr. Mario Espinoza Mendiola, lidera y capacita a otros científicos y guardaparques de organizaciones no gubernamentales, del Parque Nacional Isla del Coco y del Parque Galápagos sobre el uso de tecnologías para el monitoreo de especies y ecosistemas marinos (foto cortesía Mario Espinoza).

La expedición fue promovida por la Fundación Pacífico, organización no gubernamental de la Asociación Costa Rica por Siempre, que buscó el apoyo del Cimar dada la experiencia de este centro universitario en el uso de cámaras remotas que filman bajo el agua. Esta tecnología se ha empleado con fines de investigación en sitios como la Isla del Coco y en otras áreas del Pacífico costarricense.

En este caso, explicó Espinoza, las cámaras se colocan en aguas abiertas a lo largo de varios puntos clave del corredor marino, sobre una especie de línea de pesca, y desde el barco se rastrean.

El científico resaltó que la obtención de datos sobre la distribución, abundancia, depredadores, así como la influencia de ciertos factores ambientales en las especies migratorias, es vital para coordinar esfuerzos regionales y mejorar las políticas de manejo y conservación de esa ruta.

En el barco viajan, además de Espinoza, la estudiante de posgrado Marta Cambra; Esteban Herrera, del Parque Nacional Isla del Coco; Jennifer Suárez, del Parque Nacional Galápagos; un representante de la Fundación Pacífico; dos representantes de MigraMar, una ONG que estudia la migración de especies marinas en el Pacífico tropical oriental; un instructor de buceo y un fotógrafo de National Geographic.

 

Patricia Blanco Picado

Periodista Oficina de Divulgación e Información

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR inicia estudio sobre tiburón tigre en la Isla del Coco

  • Investigación analizará el comportamiento de la especie en la Isla

 

Científicos de la Universidad de Costa Rica (UCR), junto a un grupo de buceadores y fotógrafos, emprendieron un estudio acerca de las poblaciones de tiburones tigre (Galeocerdo cuvier) en el Parque Nacional de la Isla del Coco.

El objetivo principal de esta investigación es tener mayor certeza del tamaño de la población actual de esta especie, su distribución, su comportamiento y desarrollar mejores protocolos de seguridad al bucear en la Isla del Coco.

No sabemos si están todo el año ahí o si migran hacia otros lugares, pero sabemos que la Isla del Coco es un ecosistema tan rico en diversidad, que tiene alimento todo el año y no tendrían que irse,” explicó Mario Espinoza Mendiola, biólogo especializado en ecología y comportamiento de tiburones del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) de la UCR.

Actualmente, el equipo a cargo del estudio está elaborando una base de datos de fotografías del tiburón tigre para analizar a los individuos que residen en la Isla del Coco. Adicionalmente, se planea marcar algunos ejemplares para darles seguimiento satelital y así poder conocer su desplazamiento.

El tiburón tigre fue alcanzado por el ojo mediático el pasado diciembre debido al ataque mortal de un individuo de esta especie a una turista estadounidense en la Isla del Coco, mientras ella se encontraba buceando.

Los accidentes más comunes con tiburones ocurren con surfistas y bañistas, ya que confunden la silueta de la tabla o del bañista con su presa. Generalmente, realiza un ataque o un mordisco de prueba que en muchos casos puede resultar letal.

Es poco probable que ocurra con buceo. El incidente de diciembre fue un evento bastante aislado. Las empresas turísticas tienen más de 25 años de llevar a miles de turistas a bucear entre cientos de tiburones, pero hay que recordar que son tiburones, no son patitos o mariposas”, aseveró Espinoza.

El tiburón tigre es un depredador tope, esta especie controla las poblaciones de otros depredadores más pequeños en su ecosistema, ya que se alimenta de ellos. Espinoza aseguró que cuando este tipo de especies escasea, el ecosistema comienza a colapsar.

 

Contacto:

Mario Espinoza Mendiola, biólogo especializado en ecología y comportamiento de tiburones.

Teléfonos: 8593-5546 / 2511-2208

Correo electrónico: marioespinozamen@gmail.com

 

*Imagen con fines ilustrativos tomada de qcostarica.com

Información de la Oficina de Divulgación e Información, UCR.

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