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Etiqueta: libertad de expresión

Un poderoso acuerdo

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

En un país que dejó vencer su contrato social desde hace algunos años, alcanzar acuerdos y consensos es una tarea urgente y necesaria por cuanto lo que está en juego, ahora si, tiene que ver con el rumbo de la democracia y los valores de la convivencia ciudadana. La integración horizontal, en todo caso.

Ahora que los fuegos electorales entraron en veda y la circulación de mensajes y propaganda ha disminuido en su polifonía y volumen, es bueno recordar una acción plural suscrita recién en el mes de octubre.

Se trata del Acuerdo Nacional contra la desinformación y los discursos de odio en el marco de la actual campaña electoral.

Hasta hace pocos años era impensable que algo así preocupara a la ciudadanía de cara a unas elecciones nacionales. Pero las amenazas a la libertad de expresión, la ausencia de debate público y los más de dos millones de publicaciones con mensajes de odio identificados en 2025 en el país encienden todas las alarmas posibles.

El acuerdo incluye entre otros aspectos el respeto irrestricto al rol del Tribunal Supremo de Elecciones, la garantía de la ética en la información socializada y el rechazo a las voces de odio e intolerancia. Uno de los compromisos que claramente dibujan la orientación del documento, tiene que ver con la corrección oportuna ante desinformación verificada.

Firmado por un conjunto importante de organizaciones de la sociedad civil, el proceso cuenta con el respaldo de instituciones de alto nivel en su función de testigos y garantes de lo suscrito, entre ellas la Defensoría de los Habitantes, la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) – Sede Costa Rica, el Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH), el Programa Estado de la Nación y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

En una temporada clave para el rumbo del país en todas sus dimensiones, un contrato como el que presenta este acuerdo es urgente y poderoso en sus consecuencias. La ciudadanía, nosotros y nosotras, debemos acudir en su funcionamiento, pero sobre todo en la protección de su papel en esta delicada hora que se avecina.

¿Pedofilia o Pedofobia la del presidente Rodrigo Chaves?

Vladimir de la Cruz

Mariana Ramos Castro, niña de ocho años, que acaba de terminar exitosamente su tercer grado, avanzando en el 2026 al cuarto grado, que se está formando en una escuela bilingüe, quien es muy destacada en deportes y gimnasia, asustó al presidente Rodrigo Chaves.

No asustó a cualquier persona, hizo temer al presidente que se identifica anímicamente con el animal depredador JAGUAR, que se comporta públicamente como un animal, imitando los rugidos del felino, tratando de asustar al público que le observa, que atentamente le sigue, y que también trata de imitarlo en sus zarpazos, agresiones y exabruptos verbales contra quienes le critican y se le enfrentan.

Se supone que con ese comportamiento animal el presidente es el hombre más valiente, y fuerte de Costa Rica, que con su rugido quiere imponerse.

Su imitación del animal Jaguar, con sus rugidos, me hace recordar, al héroe de mis años infantiles, Johnny Weissmüller, quien impulsó y representó en el cine a Tarzán de los Monos, quien también se comunicaba, “hablaba” con los animales, y emitía un alarido poderoso, un grito ululante, distintivo, el Grito de la Selva, cuando se lanzaba por los árboles o quería imponer su presencia. Johnny Weissmüller, era un nadador rumano, gran nadador, cuya figura le convirtió en un sex symbol de la pantalla grande en su época.

El Tarzán de los Monos, fue una figura de hombre blanco, que vivía en una región africana de pobladores negros, pigmeos, más pequeños que él. Era el símbolo de la civilización en aquellas comunidades “atrasadas”. Pero, a la vez el símbolo del colonialismo, del racismo, del imperialismo en las comunidades indígenas africanas.

El animal de Zapote, el Jaguar, con los “rugidos de jaguar” que hace el presidente Chaves, trata de imitar seguramente a Tarzán, y lo hace sentirse en una comunidad de seres atrasados, más animales que él, donde él con su ferocidad trata de imponerse, de meter miedo, de acobardar a quienes se le enfrenten. Lo hace sentirse como el Rey de esta selva, el Rey de los Monos o, mejor dicho, el Rey de los Jaguares, de este zoológico humano costarricense. Porque si él es un animal a todos nos ha de ver como animales. El Jaguar de Zapote quiere probablemente procura convertirse en un sex symbol de la pantalla grande costarricense.

El libro de Edgar Rice Burroughs seguramente es el libro de cabecera del Jaguar costarricense, que siendo Tarzán de origen rumano, el presidente Chaves lo imitó autodenominándose Jaguar en Zapote de Costa Rica. Quienes lo conocen de cerca me han dicho que en la intimidad, con cariño, lo tratan como el Dragón de Komodo de Monterán, un animal propio de Indonesia… donde él actuaba con la Ley de la Selva del Banco Mundial…

¿Qué asustó al Jaguar de Zapote y al Dragón de Komodo de Monterán? Palabras, expresiones, ideas, un pequeño relato de una niña de ocho años. ¿Qué dijo esa niña que tanto incomodó al Jaguar de Zapote y al Dragón de Monterán?

Las expresiones que dio la niña en una actividad enteramente privada, porque el Jaguar quiere dominar e interferir en toda la vida pública, la política y la vida privada de los costarricenses.

La niña, es a la vez la hija del candidato presidencial Álvaro Ramos y de su esposa Cristie Castro, ambos dedicados a sus hijos extraordinariamente y a tiempo completo, para formarlos de la mejor forma posible para la vida, con sentimientos humanistas, con vivencias democráticas, con valores de inclusividad, de respeto, de tolerancia, de libertad.

La niña No dijo mentiras. NO ha sido educada para eso. NO está marginada de la vida de sus padres, ni de la proyección política de su padre, el candidato Álvaro Ramos. Tampoco se le oculta que su padre es candidato del Partido Liberación Nacional, con el cual la niña, como todos los hijos e hijas de candidatos se identifican con los partidos políticos de los que sus padres participan. Sucede igual con los equipos de fútbol. La niña NO vive un entorno familiar de opresión para seguir políticamente a sus padres. Pareciera que por la reacción del Jaguar este ambiente no lo conocen en su casa, en su guarida en Monterán o en Zapote, donde ha de predominar la Ley del Más Fuerte, del más gritón, como se comporta el Jaguar en sus Guarida, con gritos…

Por todo lado lo decimos, y se dice, que el presidente Chaves es un ser autoritario, con características despóticas, tiránicas, dictatoriales. Decimos y advertimos a los costarricenses y ciudadanos que, de continuar su gobierno, ese es el camino proyectado de su candidata, quien ha dicho con claridad que necesitan gobernar sin controles administrativos y legales, que el Estado de Derecho en ese sentido no les permite gobernar, por lo que tienen que acabar con el Estado de Derecho, y con el Estado Social de Derecho, que es acabar con la Democracia.

La niña Mariana Ramos Castro, de ocho años, en la reunión en la que estaba su padre, el candidato, con quien se identifica, dijo lo siguiente: “Quiero decir que Costa Rica está en peligro, que Costa Rica está en el pico de la montaña al borde de caer. Costa Rica es un país, que ahora está entre el bien y el mal, con un presidente que es un dictador. Depende de nosotros, los liberacionistas, hoy estar diciendo: ¡Somos liberacionistas, vamos a derrotar al mal y vamos a ganar para tener el país que queremos!”.

Palabras similares dice el presidente Chaves constantemente contra todo el ordenamiento político, institucional, jurídico, contra los poderes públicos. También ataca y amedrenta personas y funcionarios públicos, a algunos colocándolos en vallas publicitarias como si fueran los delincuentes más perseguidos del país. ¿Acaso no dijo el Jaguar que todos los presidentes del pasado, desde 1949 hasta que llegó él, habían sido dictadores y tiranos que solo gobernaron para grupos económicos y financieros, y no para el pueblo?

Tamaño alboroto ha creado el felino de Zapote, aparte de los rugidos que pasa haciendo en su guarida de Monterán, por esa simple opinión expresada por una niña de ocho años, que le llama “dictador”.

No satisfecho con la libertad de opinión de la niña, que es una persona menor, ha obligado a que el Patronato Nacional de la Infancia, intervenga investigando a la niña, llevando a su familia y entorno familiar, a investigaciones administrativas, casi policiacas, al estilo nazi fascista, para determinar el daño en la formación y cuido de esa niña que se le ha causado, para determinar si el ambiente familiar que tiene Mariana es tóxico y lesivo a su condición de menor de edad y de mujer menor.

Por el comportamiento público del Jaguar es más probable que el ambiente tóxico y peligroso del Jaguar se viva en su guarida de Monteran, para sus familiares inmediatos, para su esposa, su hija y sus empleados, como la tensión que se vive entre los trabajadores de la guarida de Zapote.

Le ha faltado al Jaguar hacer o pedir públicamente que intervenga Procuraduría General de la República, que también tiene que hacerse presente en situaciones especiales de niños, que para él son como objetos, casi sexuales en algunos casos, que se altera, se excita, cuando una niña de ocho años le dice “dictador”, y que ante ese “exabrupto” le echa encima el Patronato Nacional de la Infancia a la niña y a su Familia, para valorar si vive en un entorno familiar hostil o peligroso, para la chiquita, casi amenazando con quitar esa niña de su familia, para entregarla a alguna institución “guardadora” de niños, o hasta para hacer negocios, si pudiera hacerlos, por la vía de gestionar adopción con esa institución, en una especie de trata de niños desarraigados de su hogar por razones políticas impuestas por el presidente, que se identifica emocional, sicológica, siquiátrica y cotidianamente con un animal, el jaguar, que por su naturaleza, es un animal depredador, lo que explica en mucho la condición que tiene el presidente de animal político depredador del Estado, de sus instituciones sociales, y de los valores democráticos nacionales.

Lo que ha quedado en evidencia pública es que el Jaguar presidente le tiene miedo a la opinión de una niña, lo que constituye un máximo acto de cobardía pedofílica del Jaguar, que fue excitado por las manifestaciones que le hicieron saber de esa niña, que seguro le hizo recordar su infancia, (¿y juventud tal vez?) reprimida, y quizá hasta abusada, que lo hizo reaccionar contra esa niña, que por la forma es actuar contra todos los niños de Costa Rica.

Si el acto del animal Jaguar no es cobardía Pedofílica, entonces debe ser de cobardía Pedofóbica, que es cuando se les tiene miedo a los niños, lo que hace al pedofóbico rechazar a los niños, por actos traumáticos sufridos en su niñez. Es un miedo anormal y persistente de la ansiedad que se le puede producir de criar niños, o de tenerlos a su alrededor, en su hogar o en el hogar presidencial, según se quiera ver, en todo Costa Rica.

El ataque a la niña por el presidente ha sido contra todos los niños, contra todas las personas pequeñas y menores del país. Ha sido un irrespeto total a ellos, a su integridad, a su formación democrática, a su libertad de crecimiento en sus hogares y en escuelas.

En las escuelas y colegios hay elecciones estudiantiles, de infantes, de menores de edad. Incluso hay regulaciones electorales, de estos procesos estudiantiles, al amparo del Tribunal Supremo de Elecciones.

Obviamente, los hijos de los candidatos a cualquier puesto de elección popular están más identificados con sus parientes candidatos, y con los partidos de ellos.

¿Qué se puede esperar de hijos de candidatos a la Presidencia, como la hija del candidato Álvaro Ramos? Lo mínimo, identificación con su padre candidato, con lo que él piensa y con lo que se dice de sus principales contrincantes y de lo que se critica del gobierno, y del presidente de turno, sobre todo si se tienen todas las características de un déspota, un tirano, un dictador, un ser absolutamente autoritario.

El Tribunal Supremo de Elecciones debería salir en defensa de los derechos de los niños, del derecho al sufragio que se les enseña y se los posibilita, en la práctica, el mismo día de las elecciones, donde esos niños están claramente identificados con partidos y candidatos, incluso en contra de los que tienen sus padres, que les respetan esas opiniones.

¿Qué se puede pensar del presidente que actúa violentamente contra lo que dice una niña de él? ¿Y qué se puede pensar de un presidente que ante manifestaciones políticas de una niña le echa encima a ella y su familia toda la institucionalidad del Estado, pidiendo represión contra ellos y atemorizando a toda la población y ciudadanía?

Lo mínimo que se puede pensar es qué a su familia, la del presidente, la trata violentamente, sin ningún respeto, imponiéndoles a la fuerza sus opiniones, sin permitirles ningún tipo de libertad de pensamiento. Podemos entender por ello el descalabro que la educación nacional ha tenido en este gobierno.

Si alguien se debiera investigar en sus relaciones familiares y parentales es al presidente de la República, si él quiere ser el prototipo de los costarricenses.

¿Cuál es la imagen que el presidente proyecta con este escándalo en estas materias? La del machista, la del abusador, la del negacionista de derechos, la del dictador esposo, la del tirano padre, la del presidente macho cabrío despidiendo el olor hircino para marcar constantemente su territorio…en su casa, en la Casa Presidencial, que es la de todos los costarricense, y en todo el territorio nacional…por donde vaya en sus giras…

La reacción que ha tenido el presidente no es solo contra esa niña. Es contra todos los niños de Costa Rica, sin entender cuál es la situación real y actual de la niñez costarricense. Sin entender que los niños son personas, que se les educa para ser ciudadanos en el futuro no muy lejano para ellos.

No entiende el presidente que hoy los niños se educan, en sociedades democráticas como la costarricense, con criterios más amplios, respetándolos como personas pequeñas, con sus propios derechos y libertades.

El presidente parece que cree que está mandando en Costa Rica, como seguramente operaba laboralmente en Indonesia y en los países donde trabajó imponiendo programas…

A la niña del candidato Ramos hay que destacarla. Es un ejemplo para la niñez y los jóvenes, pero también para padres de familia y educadores.

La presidenta del Patronato Nacional de la Infancia fue clara: cuando le informaron de lo que había dicho la niña de ocho años, que llamó “dictador” al presidente, inmediatamente ella llamó al presidente, porque como bien dijo el Jaguar, eso le hubiera molestado, que no le hubieran informado.

Los problemas públicos, notorios y escandalosos que vive diariamente la niñez del país, especialmente la de zonas marginales, de pobreza y extrema pobreza, pero también la de zonas urbanas, pareciera que no son vistos, ni atendidos de ninguna manera por el Patronato Nacional de la Infancia. Los niños de la calle, los niños en la calle, los niños y niñas en abandono, los llamados ninis, los niños de la deserción escolar, los niños del trabajo infantil que se ha ampliado de forma esclavista en el país, en regiones campesinas y de trabajos agrícolas y urbanos, lo niños de ventas callejeras, los niños que abandonaron la escuela o el colegio, lo brutalmente hecho por el gobierno de quitar el subsidio de los comedores escolares, del transporte estudiantil, las niñas y menores de edad embarazadas, ¿Acaso el Patronato Nacional de la Infancia no tiene que interesarse en ellas? ¿Qué ha hecho el Patronato Nacional de la Infancia ante el gobierno que eliminó los programas educativos que tenían que ver con la educación sexual y afectiva de los niños? Lo que se había regulado y disminuido de embarazo adolescente en zonas costeras, como Guanacaste y Puntarenas se ha vuelto crítico nuevamente, a la vista y paciencia del silencioso y cómplice, en este sentido, Patronato Nacional de la Infancia.

Para el presidente esas palabras de la niña Mariana Ramos no fueron espontáneas, propias, no fueron improvisadas o naturales. Así las ve, porque cada ladrón juzga por su opinión. Las actividades de las mesas de prensa del presidente, de los miércoles, son exactamente montadas, con guiones hechos, con preguntas y respuestas preparadas, con las preguntas y las respuestas para sus invitados ya todas cocinadas… Por eso no puede entender que una niña tenga opinión propia.

La niña Mariana no ha cometido delito alguno ni infracción de ningún tipo para que se le investigue a ella, y a su familia, por medio de trámites judiciales o administrativos.

La legislación nacional de Familia la protege en sus derechos de costarricense, de persona menor costarricense, con los derechos y libertades que tiene, como todo ciudadano. La legislación internacional de niños, ratificada por Costa Rica también la protege. Los Tratados de Derechos Humanos que hemos ratificado también la cubren.

La participación política y electoral de un menor no está prohibida. El único impedimento que tienen los menores de 18 años, entre ellos Mariana, es el del sufragio para decidir la representación popular. Pero en imitación de ese proceso se les organizan elecciones “infantiles” para que así se expresen el mismo día de las elecciones.

La censura a las ideas y opiniones de Mariana no caben. No hay censura previa. Y lo que dijo no puede someterse más que a la libertad de pensamiento y de opinión que ella misma ha elaborado por la información que ha recibido diariamente en su casa, en la escuela, en la calle, en los medios de comunicación y en las redes sociales infantiles a las que puede tener acceso.

Los derechos de reunión, de examinar la conducta de los gobernantes, que implica la crítica y la adjetivación de su persona o función, son válidos para Mariana.

Y cuando, en una gira presidencial en una imagen totalmente lasciva, que fue publicada, el presidente pidió que le dieran o entregaran una niña, que la devolvería después… ¿qué hizo el Patronato Nacional de la Infancia, sobre todo por la mala fama, o sombra, que acompaña y trajo del Banco Mundial el presidente? ¿La foto lasciva que se publicó del presidente, con la niña que solicito, acaso no mostraba una poderosa pederastia política, una inclinación “erótica” hacia la niña?

¿En qué quedamos con la niña Mariana y el presidente? El Jaguar se manifestó como un cobarde ante la niña de ocho años. La cobardía política pedofílica del presidente ante la niña se expresó en su falta de valor, su alta incapacidad ante el miedo, el peligro o la adversidad, que le produjeron las palabras de la niña, de que le dijera “dictador”, lo que llevó al presidente a huir, a ocultarse en las enaguas de la institucionalidad que representa la presidenta del Patronato Nacional de la Infancia, para evitar la situación difícil de su condición de “dictador”, de cobarde político amparado a la fuerza institucional del Estado, porque ese calificativo de “dictador” le llegó a su intimidad, y para desde esa tribuna institucional, el Patronato Nacional de la Infancia, disfrazar su Cobardía Pedofílica, el placer, probablemente erótico, que también le produjo el que la niña lo llamara “dictador”, considerando que la pedofilia produce esa atracción en el rango de las edades de 6 a 14 años de los niños.

Bien pudo ser también, que el presidente mostrara su cobardía pedofóbica política de miedo o rechazo a los niños que tienen opinión política propia, que le haya recordado un episodio traumático cuando era niño.

El partido Liberación Nacional y sus padres no tienen por qué ocultarla del escenario que el Jaguar la quería sacar, del ambiente democrático electoral del país, que estamos viviendo… Hasta febrero, abril y mayo próximo, donde se define si avanzamos hacia mayor o menor democracia, hacia una democracia o seguimos el camino de la dictadura y del autoritarismo.

Si todavía pesara alguna duda sobre la capacidad de la niña para tener opinión propia, bien podría someterse ella con el presidente a una comparación científica de la Inteligencia Emocional, y de la Inteligencia Emocional Política, que la niña evidentemente si la tiene, con la que el presidente no la muestra.

Si se quiere ir más allá, podría hacerse una comparación de los Coeficientes Intelectuales del presidente y de la niña. Por la forma con que hemos visto actuar al presidente pienso que en ambos temas es débil.

El aprendizaje, la memoria, la comprensión verbal, la capacidad espacial, la rapidez de procesamiento, la motivación interesada, el alto rendimiento escolar y expresión oral destacada de Mariana, que desde los tres años lee, como su padre que empezó a los dos años y medio la ruta de su éxito intelectual, probablemente supere en mucho al presidente, comparando las edades mentales con las cronológicas como se hace en estas pruebas.

Comparativamente, el presidente no calza en esta posible comparación por su baja expectativa para lograr objetivos mínimos, como lo ha demostrado en su gestión gubernativa.

La niña Mariana se ganó un sitio de honor en esta Campaña
Electoral. En ella se defiende a la niñez costarricense en todas sus libertades y derechos. En ella está, toda la niñez nacional, el futuro del país, así como en una semilla hay un árbol.

Mariana, me recuerda a Marianne, la figura que personifica, además de símbolo nacional de Francia, a la República Francesa, a la Revolución Francesa, a la mujer patriótica, fogosa, guerrera, pacífica, representante del pueblo, los que simbolizan el cambio de régimen, de gobierno autoritario, en aquella época monárquico, por el democrático republicano. Marianne es el símbolo de la Madre Patria, de la Madre que protege a todos los hijos de la República.

¡Bravo Mariana Ramos Castro! ¡Defendamos a Mariana y a los niños costarricenses de cobardes políticos, de pedófilos o pedófobos políticos, como el Jaguar de Zapote!

Mi niñez. Los niños ayer y hoy en la política. Contrastes de vida

Vladimir de la Cruz

Me han preguntado, a propósito del ataque que hizo el Presidente Rodrigo Chaves a una niña que se refirió a él como “dictador”, cómo fue mi infancia en cuanto al respeto a las opiniones que como niño pude tener, haber dicho o hecho.

Tuve la dicha de vivir en una familia, en la que me enseñaron, desde pequeño, a opinar, a respetar mis opiniones, por contrarias que fueran a mi madre o a las personas mayores que me rodeaban.

Lo que importaba era que cuando opinara, o se me interrogara o pidieran mi opinión, dijera siempre mi “verdad”. La mentira no era aceptada, ni moneda de curso familiar. Mi abuelita materna decía: “El que miento poco, miente mucho”.

Se partía en esta práctica familiar de educar con una base de confianza absoluta. Especialmente, se nos enseñaba a actuar como “personas”, que lo éramos, “personas pequeñas”, no simplemente niños sin opinión, o sin posibilidad de poderse expresar. Se nos trataba como pequeños seres humanos, pero seres humanos con derechos y libertades que debíamos aprender a usar, disfrutar o gozar.

La mesa del comedor, en casa de mi abuelita materna, Ofelia, mi querida Ita, todos los días, porque yo pasaba mucho tiempo con ella, por el trabajo y el estudio de mi madre, era un centro de conversaciones importantes alrededor de la Historia de la Familia, donde se nos transmitían los valores familiares y sociales, que tenían mis antepasados, donde jugaban un papel muy importante mi bisabuelo Rafael Rodríguez y mi bisabuela Patricia Rodríguez, que eran primos.

De esta manera se nos enseñó al valorar a nuestra familia, por los ancestros, que también las otras familias del vecindario eran igualmente valiosas que la nuestra, y que lo más valioso de Costa Rica, eran todas las familias, que como la nuestra eran igualmente trabajadoras, honestas, honradas, eran personas de palabra, en la que la palabra valía y en ellos se podía confiar.

Igual sucedía en la mesa del comedor de mi abuelita paterna, Carmen. Fue mi experiencia de nieto con ella.

Años más tarde supe que mi padre y sus hermanos se criaron en circunstancias familiares más severas, con relación a su abuelo Gilberto, mi bisabuelo de origen colombiano, que no permitía que en la mesa del comedor se hablara. Solo mi padre Ignacio, se atrevía a levantarle la voz: “Verdad abuelito, que en la mesa no se habla”, le inquiría con regularidad. Y, nunca mi padre tuvo mordaza para decir lo que quería, ni lo que pensaba.

En 1967, cuando hacía los Estudios Generales en la Universidad de Costa Rica, en una discusión que tenía sobre marxismo, en mi primer año universitario, con el filósofo Teodoro Olarte, suspendió la discusión preguntándome: “¿Usted cómo se llama? Le respondí: “Vladimir de la Cruz”. Se recostó levemente sobre la silla, pensando, sin dejar de fumar su pipa, y sin quitarse sus anteojos negros, dejó pasar un tiempo, que para mi fue eterno, y me preguntó: “Usted que es de Ignacio de la Cruz”. Le respondí: “Su hijo”, y terminó diciendo, “fue también mi alumno”. A partir de ese momento llegamos a tener una buena y respetuosa amistad, él como mi profesor, yo como su alumno y dirigente estudiantil que era en esos años, hasta su fallecimiento. Esto me llegó a afirmar ese espíritu libertario con el que fui criado y formado.

En la escuela y en el colegio tuve a mi maestra, la Niña Julieta de Vargas, y los diversos profesores, que nos formaron de igual manera, especialmente en los cursos de Historia de Costa Rica, Estudios Sociales y Formación Ciudadana, respetando nuestras opiniones, y obligándonos en cierta forma, a tener opinión sobre los diversos problemas del país. Estaban cerca todavía los sucesos de 1948, y vivíamos el impacto de la Revolución Cubana y de la Alianza para el Progreso, que impulsaba el presidente Kennedy, de lo cual se nos enseñaba a abordar estos, y otros temas políticos o económicos, con estudiantes que opinaban a favor y en otros estudiantes en contra.

Mis hijos fueron formados de igual manera, con el derecho a expresar siempre desde pequeños sus puntos de vista, sin imponerles el mío de manera paternal y obligatoria, pero también sin ocultarles mis pensamientos y opiniones, como los de su madre.

Cuando se empezaron a desarrollar con más fuerza los Derechos de los Niños en Costa Rica, allá por los años de la década de 1970, el Patronato de la Infancia adquiría una dimensión muy importante para la niñez costarricense. Había propaganda radial muy fuerte en este sentido, dirigida a los niños, señalándoles sus derechos, las atenciones que debían tenerse con ellos, el cuido y las relaciones respetuosas que se debían cultivar al interior de las familias.

Estoy consciente que en no todas las familias los niños tenían estos espacios de libertad, que no en todas las familias se les consideraba como “personas menores”, que se partía de una formación “rigurosa” de imponer valores o formas de conducta de manera autoritaria, identificadas plenamente con las posiciones y valores de sus progenitores, donde se les negaba el desarrollo de sus propias personalidades.

Como todos los niños, en mi infancia, fui bautizado por la influencia de mi familia paterna, hice la confirmación y la primera comunión en la Villa, hoy Ciudad Quesada. Fui a misa regularmente hasta que estuve en tercer año de colegio. Tuve profesores sacerdotes, amigos, que sin acudir obligatoriamente a las lecciones de religión, me invitaban asistir a ellas de “oyente” y asistía, cuando quería. Con uno de ellos, de origen cubano, llegado a Costa Rica, como resultado de la Revolución Cubana, hice muy buena amistad y le gustaba tratar temas sociales en sus clases.

Mi familia materna, por mi abuelita Ofelia, no era de misas, ni de oficios religiosos de ni ninguna especie. Creía en Dios y amaba a Cristo, pero no quería nada con la Iglesia ni con sacerdotes. Fue Teósofa y Rosacruz activa. Discípula de Tomás Povedano. Su padre, el bisabuelo Rafael, fue masón. Mi abuelita Carmen y la familia paterna, era sumamente religiosa. Así me desarrollé en el campo religioso, entre estos dos extremos.

Políticamente, en general, mis dos familias tenían raíces liberales. Por mi bisabuelo Rafael, masón, casi 20 años diputado, miembro de la Asamblea Constituyente de 1917, combatiente contra la dictadura de Tinoco, íntimo amigo del luchador anti tinoquista y presidente Julio Acosta. Se retiró de la política cuando la oposición a su partido le enfrentó, en una campaña electoral disputando una curul legislativa, a un yerno. Se retiró diciendo: “contra un hijo él no peleaba”.

El papá de mi abuelita Carmen, Gilberto Martínez, liberal colombiano, fue “combatiente de la guerra de los 1000 días”. Guardó prisión casi tres años, como compañero de celda de un presidente de Colombia. Le dieron salida a Panamá, entonces territorio panameño, y de ahí se trasladó a las Juntas de Abangares, donde llegó su esposa, la Abuelita Matilde, mi bisabuela, que llamábamos cariñosamente la “abuelita”, y procrearon 11 hijos, dos fallecidos infantes. Luego llegó su amigo, colombiano también, Manuel de la Cruz, quien terminó casándose con su hija Carmen, 30 años menor que él.

Políticamente se crearon mis dos familias, la materna y la paterna, en el liberalismo de la primera mitad del siglo XX costarricense.

Al morir el bisabuelo Gilberto, la abuela Carmen tomó la iniciativa de venirse para San José, pasando por Puntarenas, preocupada por la avanzada edad de mi abuelo Manuel. Llegó en los días de ascenso a la presidencia del Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, quien le ayudó para que a mi abuelo le dieran trabajo en Obras Públicas, como Contador, hasta su muerte en 1949. Eso comprometió a mi abuela Carmen con el Dr. Calderón Guardia y el calderonismo, manteniendo a todos los hijos ligados al calderonismo hasta la llegada de Rafael Ángel Calderón Fournier a la Presidencia, cuando algunos de mis tíos se liberaron de esa corriente política.

De los hijos de mi abuelita Carmen, mi padre se vinculó al recién formado Partido Comunista en los años 40s, junto con uno de sus hermanos, el tío Gilberto que fue militante republicano español, antifascista y calderonista, en esos años y esa década. En esos días conoció a mi madre Zayda de Lemos Rodríguez, cuyo padre, mi abuelo Jacobo, era primo hermano de mi abuelita materna, Ita. Mi bisabuelo Adolfo, padre de Jacobo, fue el primer dominicano que llegó a Costa Rica. Militante en esos años de la sección costarricense del Partido Revolucionario Cubano, fundado por Martí en 1892 para luchar por la Independencia de Cuba y Puerto Rico, lucha que se libraba en esa década, estando en las dos visitas que tuvo Martí a Costa Rica.

La guerra civil de 1948 arrolló a la familia. Yo tenía dos años. Mi padre, que era dirigente estudiantil vanguardista, junto con Álvaro Montero Vega, en la Universidad de Costa Rica que empezaba a dar sus primeros pasos, fue obligado a salir del país. Mamá, por razones económicas y problemas de salud que tuve a los dos años no pudo seguirlo. Terminaron divorciándose. El, en Venezuela, se volvió a casar y me dio seis hermanos.

El ejemplo de mi madre, trabajadora, estudiosa, hasta graduarse de Microbióloga y gran lectora hasta sus días de muerte a los 82 años, me marcaron profundamente. Por el trabajo y el estudio de mi madre tuve que pasar bastante tiempo con mi abuelita materna.

De la guerra civil, el núcleo fundamental de mi familia materna se mantuvo en el caldero-comunismo, y mi madre se mantuvo en el comunismo militante, en el vanguardismo.

Otra parte de la familia se fue con el figuerismo y el liberacionismo que surgía en 1951. Esta situación me mantuvo en el respeto a los miembros de la familia que no pensaban como nosotros, los caldero-comunistas. La familia, por su parte, igualmente reaccionaba con sus distintos miembros, lo que hizo que la Familia Rodríguez, y los De Lemos Rodríguez, se mantuviera compacta, independientemente de con quien se simpatizaba o militaba en el campo político partidario, desarrollándose lazos solidarios importantes, pero respetando siempre las opiniones y decisiones políticas de los distintos familiares.

Ambas abuelitas buenas pintoras, ADN que han heredado mis nietos y nietas. Mi abuelita Ofelia, nieta del gran imaginero del siglo XIX Lico Rodríguez.

Así, el marco de mi formación fue de Libertad, de Respeto a las diversidades de pensamiento. De tolerancia y de enseñar, desde la temprana edad, estos valores, que se fortalecían con la libertad de opinar en y dentro de la Familia, con el respeto a las ideas propias de cada miembro. Así, a los 12 años, en 1958, apoyé a Mario Echandi, a quien se apoyaba por las fuerzas anti liberacionistas, en su candidatura contra Francisco Orlich. Desfilaba en bicicleta con un rótulo que decía: “La oposición triunfará”, y triunfó.

En la campaña electoral de 1961-1962, bajo circunstancias especiales, se facilitó la participación del Partido Acción Democrática Popular, que postulaba a Enrique Obregón Valverde, que en ese momento se acaba de retirar de Liberación Nacional, partido al que luego regresó. Obregón enfrentó a Orlich en su segunda oportunidad, en la que triunfó. Apoyé junto a mi familia materna, a mis 16 años, todavía menor de edad, a Obregón, y participaba de la Sociedad de Amigos de la Revolución Cubana, desde que se fundó en 1960.

Así, desde mi niñez y adolescencia, como menor de edad, participaba de la vida política y electoral del país. Igual eran mis amigos de infancia y de esa temprana juventud.

Así educamos a mis hijos, respetándoles sus individualidades, sus valores políticos, y ellos respetando mis posiciones y actuaciones políticas, aun cuando no fueran militantes activos de mis tiendas políticas o electorales, pero apoyaron mis candidaturas presidenciales. Nunca se les forzó a seguir posiciones políticas, pero no se les ocultó lo que pensábamos políticamente. Aprendieron a respetarlas. Los valores humanistas eran más importantes en su formación. La presión familiar sobre ellos recaía en el estudio, los idiomas, el deporte y los aspectos culturales.

Mis nietos, todos, menos uno, son menores de 15 años, van en esa dirección de respeto total a sus inclinaciones de pensamiento, inquietudes culturales, fortaleciéndose en el estudio, el deporte (natación de piscina y de aguas abiertas, gimnasia, fútbol, tenis, corredores de pista, bici), las artes (pintura) y la cultura musical (piano, violín, batería), canto y teatro. Mantienen una maravillosa relación con éste su Abuelo, que al decir de uno de los menores nietos, es el “alcahueta más grande del mundo”, por las concesiones y apoyos que les hace, especialmente en comidas y gustos culinarios, por las negociaciones que sabe hacer frente a las disposiciones de sus padres, sin hacerlos perder la autoridad paternal.

Todos acostumbrados a decir lo que piensan, a defender sus posiciones, a reclamar sus derechos si los sienten amenazados. Todos han aprendido a negociar con sus padres. Especialmente, todos acostumbrados a decir la verdad, a no mentir, a pedir permiso cuando deben hacerlo, a aceptar decisiones de sus padres cuando les marcan reglas de comportamiento o de trato social, de manera inteligente y razonada, a dar las gracias siempre que son atendidos, a colaborar en las tareas domésticas, y a estimularlos en la preparación de los alimentos que van a consumir, desde la compra hasta la cocina, con igual respeto con quienes trabajan en sus casas. Especial atención de ellos es el trato a los mayores de edad, a su abuelos y tíos, que casi todos los tienen vivos…todavía.

Esos fueron los factores democráticos, entre otros valores, en que fui criado, educado y formado, y que sigo manteniendo.

A mí me alteró profundamente ver al presidente de la República que no respetara la opinión de una niña, hija del candidato presidencial Álvaro Ramos, cuando le fue adversa, cuando opinó negativamente de él. Lo que me sorprendió fue la reacción de miedo que le tuvo a esa niña. ¿Qué esperaba políticamente? Lo mínimo, la identificación de la niña con su padre el candidato, contra el presidente a quien se le acusa de “autoritario”, que quiere mantenerse arbitrariamente en el gobierno, que trata de impulsar una estructura dictatorial de gobierno, que quiere acabar con la democracia nacional.

En las campañas electorales se acostumbraba, y se sigue haciendo, el de organizar jóvenes, de las familias de los simpatizantes y activistas de cada partido para que el día de las elecciones estén en los centros de votación, participando activamente a favor de sus candidatos, y para servir de guías de los electores a las mesas de votación.

En las escuelas y colegios hay elecciones estudiantiles, de infantes, de menores de edad. Incluso hay regulaciones electorales, de estos procesos estudiantiles, al amparo del Tribunal Supremo de Elecciones.

Obviamente los hijos de los candidatos a cualquier puesto de elección popular están más identificados con sus parientes candidatos, y con los partidos de ellos.

¿Qué se puede esperar de hijos de candidatos a la Presidencia, como la hija del candidato Álvaro Ramos? Lo mínimo, identificación con su padre candidato, con lo que él piensa y con lo que se dice de sus principales contrincantes y de lo que se critica del gobierno, y del presidente de turno, sobre todo si se tienen todas las características de un déspota, un tirano, un dictador, un ser absolutamente autoritario.

¿Qué se puede pensar del presidente que actúa violentamente contra lo que dice una niña de él? ¿Y que se puede pensar de un presidente que ante manifestaciones políticas de una niña le echa encima a ella y su familia toda la institucionalidad del Estado, pidiendo represión contra ellos?

Lo mínimo que se puede pensar es que a su familia, la del presidente, la trata violentamente, sin ningún respeto, imponiéndoles a la fuerza sus opiniones, sin permitirles ningún tipo de libertad de pensamiento. Podemos entender por ello el descalabro que la educación nacional ha tenido en este gobierno.

Si alguien se debiera investigar en sus relaciones familiares y parentales es al presidente de la República, si él quiere ser el prototipo de los costarricenses. ¿Cuál es la imagen que el presidente proyecta en estas materias? La del machista, la del abusador, la del negacionista de derechos, la del dictador esposo, la del tirano padre, la del presidente macho cabrío despidiendo el olor hircino para marcar constantemente su territorio…en su casa, en la Casa Presidencial, que la de todos los costarricense, y en todo el territorio nacional…

La reacción que ha tenido el presidente no es solo contra esa niña. Es contra todos los niños de Costa Rica, sin entender cuál es la situación real y actual de la niñez costarricense. Sin entender que los niños son personas, que se les educa para ser ciudadanos en el futuro no muy lejano para ellos. Sin entender que hoy los niños se educan con criterios más amplios respetándolos como personas pequeñas, con sus propios derechos y libertades.

A la niña del candidato Ramos hay que destacarla. Es un ejemplo para la niñez y los jóvenes, pero también para padres de familia y educadores.

Cuando proteger se convierte en censurar: el riesgo de silenciar la voz de una niña en nombre del interés superior

Por Virginia Murillo Herrera
Presidenta ejecutiva
Defensa de Niñas y Niños Internacional – Costa Rica

El principio del interés superior de la persona menor de edad ha sido una conquista histórica. Es quizás uno de los principios más complejos en su aplicación porque puede pecarse al actuar en su nombre, desde una mirada adultista y adultocéntrica. Costa Rica ha acogido este principio al ratificar la Convención sobre los Derechos del Niño, lo que ha permitido avanzar hacia un enfoque de derechos, superar la vieja doctrina de la “situación irregular”.

La nueva doctrina de Protección Integral viene a reconocer a niñas, niños y adolescentes como sujetos plenos, con voz, criterio y capacidad de participar como actor social y político al tener el derecho de opinar sobre los asuntos que les interesen y les afecten. Ellos y ellas son reconocidos como personas con derechos, con capacidad de opinar, participar, ser parte y sentirse parte dentro de su familia, su comunidad y la sociedad en general.

Por eso preocupa profundamente que, en pleno siglo XXI, una institución rectora como el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) recurra a ese mismo principio para justificar una acción que, lejos de proteger, censura, expone y vulnera a la niña que dice defender.

La apertura de una investigación porque la hija de un candidato presidencial expresó públicamente su opinión sobre la situación del país y del gobierno actual no solo es desproporcionada: es un retroceso conceptual y ético. Es volver a una visión paternalista donde la niñez debe ser callada “por su propio bien”, como si opinar fuera un riesgo y no un derecho.

La libertad de expresión es un derecho de las niñas, niños y adolescentes

La Convención sobre los Derechos del Niño es clara: niñas, niños y adolescentes tienen derecho a expresar libremente su opinión, a ser escuchados y participar en los asuntos que les afectan. La política pública, la situación del país, el clima social, político y económico, la educación, el acceso a servicios básicos, las violencias, la seguridad y el bienestar colectivo les afectan directamente.

No hay nada más legítimo que una niña que, acompañada por su familia, expresa lo que piensa sobre el país en el que vive.

¿Acaso no vemos todos los días a niñas y niños leyendo discursos escritos por personas adultas en actos cívicos?
¿No se les entrevista en el primer día de clases, en festividades, en actividades deportivas o culturales?
¿No se les invita a opinar cuando sus palabras resultan “tiernas”, “decorativas” o políticamente inocuas?

Sin embargo, cada vez es más frecuente ver cómo personas menores de edad organizadas hablan, proponen y hacen incidencia para que las personas tomadoras de decisión les escuchen y les tomen en cuenta con seriedad. ¿Por qué entonces se cuestiona su derecho a opinar solo cuando lo que dicen incomoda?

Aprender mirando no significa repetir sin conciencia

Es cierto que niñas, niños y adolescentes aprenden observando, escuchando y repitiendo. Así funciona el desarrollo humano. Pero aprender por observación no significa ausencia de criterio. No significa falta de conciencia. No significa incapacidad para comprender lo que viven.

La evidencia internacional muestra que, desde edades tempranas, niñas y niños desarrollan pensamiento crítico, capacidad de análisis y comprensión de su entorno. Pueden identificar injusticias, expresar desacuerdos, formular preguntas y construir opiniones propias.

Reducir su voz a un simple eco de las personas adultas es desconocer su autonomía progresiva y su capacidad de comprender el mundo que habitan.

Por otro lado, no menos importante, es necesario señalar que el acompañamiento familiar no es un delito. En este caso, la niña se expresó con el consentimiento y acompañamiento de su familia, como ocurre en miles de situaciones cotidianas.

No se cuestiona cuando una madre o un padre autoriza que su hija participe en un concurso, en una entrevista escolar o en un acto público. ¿Por qué habría de cuestionarse cuando la opinión de la niña se refiere a la realidad nacional?

La intervención del PANI no solo desconoce el rol protector de la familia, sino que envía un mensaje peligroso: que la niñez debe callar cuando su opinión toca temas “sensibles”. Ese mensaje contradice décadas de avances en participación de niñas, niños y adolescentes y en el ejercicio de la ciudadanía.

El adultocentrismo disfrazado de protección

La actuación del PANI revela un patrón conocido: el temor de la persona adulta ante la opinión de las personas menores de edad. Cuando una niña expresa un pensamiento crítico, informado y propio, la reacción institucional no debería ser silenciarla, sino reconocerla, apoyarla y potenciar espacios para ser escuchada y tomada en cuenta.

La protección no puede convertirse en un mecanismo para controlar la voz de niñas, niños y adolescentes, ni mucho menos para intervenir en un contexto electoral.

El argumento de que se actúa “en aras del interés superior” pierde legitimidad cuando la propia institución sobreexpone a la niña, la coloca en el centro de un debate nacional y la convierte en objeto de escrutinio público. Lo que pudo haber sido una opinión más en el espacio democrático se transformó, por decisión institucional, en un escándalo mediático que la niña no provocó.

Un país con poca educación político-partidista no puede darse el lujo de censurar

Costa Rica tiene una larga tradición democrática, pero una escasa cultura político-partidista desde edades tempranas. No existe un espacio sistemático donde niñas, niños y adolescentes aprendan sobre ideologías, diferencias programáticas, historia política o participación ciudadana.

En un país donde no se enseña a pensar políticamente, sino a evitar el tema, la censura institucional no solo es injustificada: es contraproducente.

El desafío es educativo: formar pensamiento crítico, autonomía de criterio y capacidad de discernimiento, no impedir que las niñas, niños y adolescentes opinen. La democracia se fortalece cuando se enseña a participar, no cuando se castiga la participación. Por eso, “participando se aprende a participar”, “Participando se ejerce la democracia” y “Participando se ejerce la ciudadanía”.

El riesgo de volver a la “situación irregular”

La doctrina de la situación irregular consideraba a niñas, niños y adolescentes como objeto de tutela, incapaces de opinar, decidir o participar. Costa Rica superó esa visión hace más de treinta años.

Sin embargo, acciones como esta recuerdan que el retroceso siempre es posible si no se vigila el uso —y abuso— del principio del interés superior. Este no puede ser un comodín para justificar decisiones arbitrarias ni un instrumento para limitar derechos. Su función es orientar políticas que amplíen libertades, no que las restrinjan.

La verdadera protección es garantizar la voz, no silenciarla

La pregunta que deberíamos hacernos no es si una niña, un niño o una persona adolescente puede opinar sobre el país. La pregunta es: ¿cómo se siente esa niña cuando la institución encargada de protegerla la expone públicamente, la investiga y la convierte en objeto de debate nacional?

La protección auténtica escucha, acompaña, respeta y reconoce. No censura. No castiga. No instrumentaliza.

La ciudadanía de niñas, niños y adolescentes existe, nos guste o no su opinión

En DNI Costa Rica hemos insistido en que la ciudadanía no empieza a los 18 años. Ni es solamente cuando se ejerce el voto a esa edad.

Niñas, niños y adolescentes ejercen ciudadanía todos los días: opinan, participan, cuestionan, proponen. No votan, pero viven las consecuencias de las decisiones políticas. Por eso su voz es legítima y necesaria. La democracia se fortalece cuando más personas participan, no cuando se les silencia. Y la niñez no es la excepción.

Hacia una estrategia nacional de participación infantil y adolescente

Desde DNI Costa Rica hemos insistido durante años en la necesidad de una estrategia nacional de participación de niñas, niños y adolescentes, especialmente en lo relativo a su presencia en espacios públicos. No basta con reconocer su derecho a opinar: hay que crear las condiciones para que esa participación sea segura, respetuosa, formativa y efectiva.

Hemos impulsado espacios de diálogo con amplia participación de niñas, niños y adolescentes. Recientemente realizamos una consulta que recoge cómo viven la participación y cómo desean que se promueva. Sus aportes son claros, profundos y orientadores¹.

Deseamos presentar al Consejo Nacional de Niñez y Adolescencia los resultados y la propuesta construida con la voz de las propias personas menores de edad. Costa Rica necesita una política pública que no tema a la opinión de las personas menores de edad, sino que la reconozca como un pilar democrático y como aliadas y aliados estratégicos, como ciudadanos y ciudadanas que son.

La voz de una niña no amenaza la democracia. Lo que la amenaza es que las instituciones encargadas de protegerla decidan callarla.

“Las niñas y los niños no son el problema, están en problemas”

Como país estamos en peligro. Cuando la democracia se debilita, cuando la libertad de expresión se restringe y cuando la garantía de los derechos humanos se retrocede y debilita, no solo peligra la institucionalidad: peligra la vida cotidiana de quienes más dependen de ella.

Es igualmente cierto afirmar que “las niñas y los niños no son el problema, están en problemas”. La situación actual de muchas niñas, niños y adolescentes en Costa Rica dista de ser la deseada. No son una minoría: representan más del 30 % de la población nacional, y una parte significativa vive en condiciones precarias, en riesgo y en vulneración de derechos.

El quehacer de la institucionalidad pública no es censurar ni castigar, sino garantizar derechos sin discriminación y crear oportunidades reales. Es invertir de manera correcta y suficiente para hacer realidad los derechos humanos y permitir que se ejerzan y gocen plenamente sin discriminación alguna.

Por todo lo anterior, hacemos un llamado a concentrarnos en lo esencial: el desarrollo integral de las personas menores de edad y el fortalecimiento de una institucionalidad que garantice condiciones dignas para ellas y sus familias. Esa es la verdadera protección y ese debe ser el norte ético de toda democracia que aspire a llamarse justa.

Defensa de Niñas y Niños – Internacional, DNI Costa Rica es una organización con 31 años de trabajo sistemático, independiente, apartidista y aconfesional, dedicada a la defensa de los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes.

Acuerdo nacional contra la desinformación y los discursos de odio – para firmar

En el marco de las Elecciones Nacionales de 2026, y en coherencia con nuestro compromiso de promover una cultura democrática basada en la transparencia, el acceso a la información y el respeto a la libertad de expresión nos complace invitarles a suscribir el “Acuerdo nacional contra la desinformación y los discursos de odio en el marco de las elecciones nacionales del 2026 en Costa Rica”.

Las oleadas de desinformación deliberada, acompañadas con frecuencia por la proliferación de discursos de odio, están provocando un deterioro progresivo de la calidad del debate público. Este fenómeno resulta especialmente preocupante en contextos electorales, ya que amenaza la legitimidad de un proceso que constituye la base misma del sistema democrático.

Tal como lo ha señalado la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la libertad de pensamiento y de expresión es un pilar esencial del debate electoral, en tanto fortalece la deliberación pública y garantiza el derecho de la ciudadanía a formarse una opinión informada.

En este marco, el Acuerdo constituye una iniciativa de alcance multisectorial, impulsada por la academia, organizaciones sociales, medios de comunicación, sociedad civil y organismos internacionales, cuyo propósito es fortalecer la confianza pública y promover un entorno informativo transparente, responsable y libre de violencia.

En el sitio web https://ojoconladesinformacion.org/ podrán encontrar el texto completo del Acuerdo, así como el enlace para firmarlo de manera digital.

Les invitamos con especial aprecio a revisar el Acuerdo, suscribirlo y compartir esta iniciativa con colegas y redes de trabajo.

Programa de Libertad de Expresión y Acceso a la Información (PROLEDI)

UNA alerta vicios legales y constitucionales en subasta de frecuencias de radio y televisión abierta

La Universidad Nacional (UNA) emitió un pronunciamiento oficial en el que advierte a Costa Rica sobre los riesgos democráticos, sociales y constitucionales asociados al proceso de subasta de frecuencias de radio y televisión abierta impulsado por el Poder Ejecutivo y la Superintendencia de Telecomunicaciones (SUTEL). El acuerdo fue aprobado en la sesión ordinaria 43-2025 del Consejo Universitario (UNA-SCU-ACUE-429-2025).

Según la institución, el diseño actual de la subasta amenaza la pluralidad de voces, puede afectar el ejercicio de derechos fundamentales como la libertad de expresión y el acceso a la información, y pondría en riesgo la continuidad de medios comunitarios, regionales, culturales y religiosos, que durante décadas han sido actores fundamentales en las comunidades rurales, costeras, fronterizas e indígenas del país.

La UNA subraya que el espectro radioeléctrico, como bien público estratégico, debe asignarse según criterios de interés social y no únicamente económicos, pues constituye un recurso esencial para el acceso equitativo a la comunicación, la cultura, la educación y la participación democrática.


Argumentos principales del pronunciamiento

1. El espectro radioeléctrico y su función social

El comunicado destaca que el espectro es esencial para medios como la televisión, la radio o el internet, y que su uso debe democratizarse para favorecer la transformación digital y el desarrollo social, económico, cultural y político. La concentración mediática afectaría directamente este objetivo.

2. Resolución del Tribunal Supremo de Elecciones

El TSE ordenó al Poder Ejecutivo abstenerse de modificar frecuencias durante el proceso electoral 2026, por considerar que ello podría afectar el acceso ciudadano a información político-electoral. Pese a ello, el Poder Ejecutivo y la Sutel continuaron impulsando cambios normativos y administrativos.

3. Vicios legales y medidas cautelares vigentes

La UNA recalca que la subasta se abrió pese a:

  • múltiples procesos contencioso-administrativos,

  • medidas cautelares dictadas por la Sala Constitucional,

  • órdenes vigentes de mantener el estatus actual hasta resolver el fondo de los casos.

4. Retroactividad normativa y afectación de derechos adquiridos

Los cambios normativos emitidos por el Poder Ejecutivo en 2024, a dos días del vencimiento de las concesiones, alteraron contratos que garantizaban prórrogas automáticas. La UNA sostiene que estas acciones violan:

  • artículo 34 constitucional (prohibición de retroactividad),

  • artículo 41 constitucional (seguridad jurídica).

5. Riesgo de monopolización

Los montos base fijados para participar en la subasta, que van desde $24.545 hasta $1.601.786, privilegian a unos pocos consorcios económicos y excluyen a medios pequeños. Esta situación, según la UNA, atenta contra el mandato constitucional que prohíbe los monopolios (art. 46).

6. Amenaza a la diversidad cultural y derechos fundamentales

La desaparición de emisoras comunitarias y culturales implicaría:

  • pérdida de patrimonio comunicacional,

  • debilitamiento de identidades locales,

  • afectación del acceso a la pluralidad informativa,

  • daño a derechos culturales y a la participación social.

La UNA recalca que la concentración mediática está reconocida por la jurisprudencia interamericana como un riesgo directo para la libertad de expresión.

7. Rol de la Universidad Nacional

La institución, comprometida con la probidad y la defensa de los recursos públicos, sostiene que no puede permanecer indiferente ante un proceso que:

  • modifica derechos contractuales sin aval legislativo,

  • erosiona principios constitucionales,

  • afecta la calidad democrática del país.


Petitorias del pronunciamiento

El Consejo Universitario acuerda:

  1. Rechazar el proceso de subasta por vicios de legalidad y constitucionalidad.

  2. Exigir a la SUTEL y al MICITT suspender la adjudicación hasta que se resuelvan las controversias constitucionales y se cumpla lo dispuesto por el TSE.

  3. Solicitar al Poder Ejecutivo presentar ante la Asamblea Legislativa un marco regulatorio que:

    • proteja medios comunitarios, culturales, regionales y religiosos,

    • asegure pluralismo y diversidad,

    • garantice acceso equitativo para pymes,

    • preserve el patrimonio comunicacional histórico.

  4. Pedir a la Asamblea Legislativa asumir competencia mediante ley expresa para regular el tema.

  5. Exhortar a la Asamblea Legislativa a reconocer que la asignación de frecuencias no es un asunto únicamente técnico o económico, sino constitucional y democrático.

  6. Hacer un llamado a la ciudadanía para informarse adecuadamente sobre el proceso y a las instituciones públicas para actuar con responsabilidad en defensa de la democracia y los derechos fundamentales.

El pronunciamiento es suscrito por el Dr. Braulio Sánchez Ureña, presidente del Consejo Universitario de la UNA.

La Iglesia Católica rechaza idea de concesión diferenciada para las emisoras religiosas y pide equidad para todas

La Conferencia Episcopal de Costa Rica emitió un comunicado oficial en el que expone su posición frente a la propuesta del Poder Ejecutivo y del diputado Fabricio Alvarado para otorgar concesiones diferenciadas de radio y televisión a medios religiosos. La Iglesia reconoce las inquietudes surgidas en el contexto de la subasta de frecuencias, pero advierte sobre los riesgos para la equidad, la pluralidad y el uso democrático del espectro radioeléctrico, al tiempo que rechaza ataques infundados contra el arzobispo metropolitano. A continuación, se presenta el texto íntegro del pronunciamiento.


Conferencia Episcopal de Costa Rica

A la opinión pública

La Iglesia Católica en Costa Rica ha analizado con atención la propuesta del Poder Ejecutivo y del diputado Fabricio Alvarado de otorgar frecuencias de radio y televisión mediante concesiones diferenciadas para medios religiosos.

Comprendemos las inquietudes que motivan dicho planteamiento, especialmente en un contexto de subasta de frecuencias que ha resultado excluyente para muchas emisoras de menor escala.

No obstante, en coherencia con nuestro primer pronunciamiento sobre este tema, por respeto a la pluralidad de voces y sectores que conforman nuestra sociedad, la Iglesia considera que no es prudente ingresar en una lógica de prebendas especiales que pongan en riesgo la equidad en el acceso al espectro radioeléctrico. Un mecanismo de concesiones privilegiadas para medios de orientación religiosa podría abrir la puerta a decisiones arbitrarias y a un manejo desigual del bien público.

Creemos firmemente que el diálogo social debe sustentarse en la justicia y en la igualdad de condiciones, no en excepciones que fragmenten el espacio mediático. La comunicación pública —radio, televisión o prensa— es patrimonio de toda la ciudadanía, no solo de quienes profesan una fe o una doctrina.

Por ello, la Iglesia se mantendrá prudente: continuará promoviendo sus valores a través de los canales que ya posee y mediante los medios tradicionales de evangelización, sin reclamar privilegios especiales para acceder a frecuencias. Somos absolutamente respetuosos del ordenamiento jurídico del país y en particular de los procesos judiciales en marcha en este tema.

Al mismo tiempo, reiteramos nuestra disposición al diálogo respetuoso con todas las autoridades y con los demás sectores sociales interesados en garantizar un espectro plural, diverso y democrático.

Invitamos a los ciudadanos, a los medios de comunicación y a las autoridades a reflexionar con seriedad sobre el bien común por encima de cualquier interés particular. La fe vive de verdad y servicio, no de atajos institucionales; y la dignidad de la Iglesia no necesita depender de concesiones especiales, sino de la coherencia de su mensaje y del testimonio de su misión.

Con vehemencia, rechazamos cualquier señalamiento personal sin fundamento ni conocimiento sobre la organización y el servicio de nuestras emisoras de radio (Radio Fides – San José TV, Radio Santa Clara y Radio Sinaí). En concreto, refutamos el ataque contra el arzobispo metropolitano Mons. José Rafael Quirós.

Como Iglesia no entramos en descalificaciones personales. Nuestro deber es seguir acompañando y sirviendo al país con respeto y con la palabra que construye, no que divide. Seguiremos manifestando nuestras preocupaciones con claridad, pero siempre con la serenidad que exige nuestra misión.

+ Javier Román Arias
Obispo de Limón
Presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica
Presidencia

+ Bartolomé Buiguez Oller
Obispo de Alajuela
Secretario General de la Conferencia Episcopal de Costa Rica

Arquidiócesis de San José emite comunicado tras declaraciones del presidente Rodrigo Chaves

La Arquidiócesis de San José, por medio del arzobispo metropolitano, monseñor José Rafael Quirós Quirós, difundió un comunicado en el que reafirma la misión pastoral de la Iglesia basada en el respeto, la serenidad y la construcción del bien común. El pronunciamiento responde a recientes declaraciones del presidente de la República. La Iglesia enfatiza que no ingresará en confrontaciones personales y que continuará señalando, con respeto y firmeza, los temas de interés nacional, entre ellos el proceso de otorgamiento de frecuencias de radio y televisión.


Comunicado (texto íntegro)

COMUNICADO DE PRENSA

Ante las recientes declaraciones del señor presidente de la República, Rodrigo Chaves Robles, Monseñor José Rafael Quirós Quirós, arzobispo metropolitano de San José, desea expresar:

“La Iglesia no entra en la lógica de las descalificaciones personales.
Nuestra misión pastoral exige respeto, prudencia y serenidad. La palabra que ofrecemos busca construir, jamás dividir. Por ello, no responderemos en el plano personal, pues creemos firmemente que el país necesita diálogo responsable y altura en el debate público.

Seguiremos manifestando nuestras preocupaciones con transparencia y sentido de servicio.

En asuntos de interés nacional —como el proceso de otorgamiento de frecuencias de radio y televisión— continuaremos señalando, con respeto y firmeza, aquello que consideramos importante para la pluralidad, la libertad de expresión y el bien común. Lo haremos siempre desde nuestra vocación de acompañar al pueblo costarricense.”

La Arquidiócesis reitera su compromiso con la paz social, el respeto institucional y la construcción de una convivencia democrática en la que todas las voces puedan ser escuchadas.”

Arquidiócesis de San José
San José, Costa Rica
26 de noviembre de 2025

Ciudadanas presentan recurso de amparo contra la subasta de frecuencias de radio y televisión

Las ciudadanas Rocío Ramírez Varela y Sonia Sandí Zúñiga presentaron un recurso de amparo ante la Sala Constitucional contra el presidente de la República, Rodrigo Chaves Robles, y la ministra de Ciencia, Innovación, Tecnología y Telecomunicaciones, Pabla Bogantes Zamora, debido a las condiciones establecidas para la subasta del canon por el uso del espectro radioeléctrico para radio AM/FM y televisión abierta. Según las recurrentes, estas reglas vulneran derechos fundamentales, favorecen la concentración mediática, amenazan el pluralismo informativo y ponen en riesgo la continuidad de medios regionales, comunitarios, culturales y religiosos.

La acción se presentó en defensa de los derechos propios de las firmantes y “de la ciudadanía costarricense en general”.


La subasta y sus efectos: argumentos del recurso

El recurso explica que, mediante instrucción del Poder Ejecutivo del 26 de junio de 2024, la Superintendencia de Telecomunicaciones (SUTEL) abrió un proceso para subastar las frecuencias de radio y televisión, estableciendo como fecha límite para presentar ofertas el 21 de noviembre de 2025.

Los segmentos incluidos en la subasta son:

  • Radio AM: 525 kHz – 1705 kHz

  • Radio FM: 88 MHz – 108 MHz

  • Televisión: 174 MHz – 216 MHz y 470 MHz – 608 MHz

Las recurrentes consideran que los montos base fijados para la subasta resultan desproporcionados y excluyentes, pues:

  • Las frecuencias de radio FM nacional inician en $193 051 y pueden duplicarse según el ancho de banda.

  • Las frecuencias de televisión nacional oscilan desde $157 629 hasta $1 601 786.

Esto, exponen, crea un escenario en el que solo grandes grupos económicos pueden participar, mientras que los medios pequeños y comunitarios quedan fuera. Como consecuencia directa, varios medios han advertido que no podrán seguir operando, lo cual afectaría la diversidad informativa, la producción cultural y el acceso ciudadano a contenidos relevantes.

Además, el recurso alerta sobre peligros democráticos asociados a esta dinámica:

  • Riesgo de acaparamiento del espectro por conglomerados económicos o personas vinculadas a actividades ilícitas.

  • Concentración mediática que restringiría las voces regionales, alternativas o con otras perspectivas.

  • Posibilidad de que solo grupos o personas afines al gobierno accedan a las licencias, obstaculizando la diversidad ideológica y el debate público plural.

Las recurrentes retoman incluso la preocupación expresada por la Conferencia Episcopal al señalar que “las frecuencias de radio y televisión no se pueden decidir solamente por dinero”, recordando que el espectro radioeléctrico es un bien público y que de él depende la libertad de expresión en su dimensión social.


Derechos fundamentales que se alegan como vulnerados

El recurso detalla que las medidas adoptadas lesionan varios derechos constitucionales:

  • Libertad de expresión y comunicación

  • Derecho a la información, individual y colectiva

  • Derecho al trabajo de las personas empleadas en los medios que están en riesgo de cierre

  • Principio de legalidad y proporcionalidad en la actuación administrativa

Asimismo, se reconoce que el espectro radioeléctrico es un bien público cuyo acceso debe garantizar condiciones equitativas y no discriminatorias.


Fundamento jurídico destacado

Las recurrentes sustentan el amparo en:

  • Artículo 48 de la Constitución Política, que regula el recurso de amparo como tutela inmediata de derechos fundamentales.

  • Ley de la Jurisdicción Constitucional, artículos 25 y siguientes.

  • Jurisprudencia de la Sala Constitucional que protege la libertad de expresión y la pluralidad informativa frente a actos administrativos que puedan restringirla.


Petitorias dirigidas a la Sala Constitucional

En la parte final del recurso, Ramírez y Sandí solicitan:

  1. Admitir el recurso de amparo.

  2. Suspender de inmediato los efectos del acto administrativo que dispuso la subasta con las condiciones actuales.

  3. Restablecer los derechos fundamentales lesionados, lo cual incluye garantizar la continuidad de las transmisiones de los medios afectados y proteger el derecho al trabajo de sus empleados.

  4. Condenar a las autoridades recurridas al pago de costas, daños y perjuicios.


Quiénes presentan el recurso

  • Rocío Ramírez Varela, oficinista, vecina de Hatillo

  • Sonia Sandí Zúñiga, abogada, vecina de Tres Ríos

Ambas actúan en representación propia y “de la ciudadanía en general”.