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Etiqueta: libertad de pensamiento

“Denunciamos la captura ilegal, inmoral e ilegítima del ciudadano salvadoreño-canadiense Carlos Bucio Borja” cuando leía artículos de la Constitución en un centro de votación

Nosotros, los abajo firmantes, escritores y artistas salvadoreños, denunciamos ante la comunidad salvadoreña e internacional, la captura ilegal, inmoral e ilegítima del ciudadano salvadoreño-canadiense Carlos Bucio Borja, acaecida en el marco de las elecciones de presidente y asamblea legislativa este domingo 4 de enero de 2024, por parte de elementos de la Policía Nacional Civil (PNC).

Bucio Borja leía los seis artículos de la Constitución salvadoreña que prohíben y penalizan la reelección presidencial, tanto a quien trate de ejercerla como a quienes la apoyen. Además citó palabras de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, canonizado en 2018 por la Iglesia Católica. Esto sucedió en el centro de votación del Centro Escolar Concha viuda de Escalón, en San Salvador. En ese momento, alrededor de seis elementos de la PNC lo sacaron, le decomisaron sus documentos mientras activistas y militantes del Partido Nuevas Ideas lo ofendían y pedían su captura. Hemos sabido que será ingresado al centro de detención conocido como el Penalito, lugar donde son llevado los capturados en el marco del Régimen de Excepción, acusados de pertenecer a pandillas.

La relección presidencial en El Salvador es un hecho cuestionado al interior y exterior del país, sin embargo las elección se están realizando, el gobierno de Nayib Bukele, que controla todas las instituciones del Estado, hasta la fecha no ha derogado la Constitución de la República, tampoco han decretado que  leerla públicamente sea un acto que subvierta el orden, o sea un acto subversivo, en ese sentido, que Carlos Bucio Borja haya sido capturado por leer la Constitución en un acto cívico, es una clara violación al  derecho a la libertad de pensamiento y expresión; considerar lo anterior como un delito solo confirma que en El Salvador ya estamos viviendo una dictadura.

Hacemos el llamado a intelectuales, artistas, escritores, instituciones nacionales e internacionales y defensores de derechos humanos, a sumarse a esta denuncia y a evidenciar las graves violaciones a los derechos humanos en El Salvador.

Firman

Otoniel Guevara, poeta. El Salvador
José Antonio Domínguez, poeta y abogado. El Salvador
Tania Molina, poeta, cantante, partera y artista circense. El Salvador
Rainier Alfaro Bautista, poeta. El Salvador
Alfonso Fajardo, poeta. El Salvador.
Juana M Ramos, poeta, académica y escritora. El Salvador.
Tony Peña, docente universitario. El Salvador.
Jorge Haguilar, poeta y docente universitario. El Salvador.
Moisés Ramos Guerra, cantautor. El Salvador.
César Lazo, poeta, Honduras.

Día Internacional del Derecho de Acceso Universal a la Información

José Luis Pacheco Murillo

El 28 de septiembre se celebra el Día Internacional del Derecho de Acceso Universal a la Información, una fecha cuyo propósito es procurar el acceso a la información digital (principalmente), como vehículo para garantizar otros derechos y poner en evidencia algunas violaciones que ocurren en el mundo.

Precisamente hoy tendrá lugar la Conferencia Mundial sobre el Acceso Universal a la Información. Será en Oxford (Reino Unido). Se analizarán la accesibilidad y la conectividad de Internet como catalizadores del derecho a la información.

Ya nos dimos cuenta en la pandemia cómo muchas personas no tuvieron la conectividad necesaria para tener acceso a la información y especialmente muchos fueron los estudiantes, por lo que perdieron muchas oportunidades para su aprendizaje.

El derecho a la información es un derecho humano, que resulta ser el componente clave para el derecho a la libertad de pensamiento y de expresión.

Este derecho consiste en que toda persona puede buscar cualquier tipo de información de interés que se encuentre en poder de entidades, organismos y empresas públicas, mientras dicha información no sea clasificada o de acceso restringido según las leyes de su país.

Y no debemos olvidar que la información es poder. Quien mejor informado esté mayor empoderamiento tendrá en el ambiente en que se desarrolle.

Dios quiera que podamos, todos, tener ese acceso a la información y podamos conocer todo aquello que nos sea necesario para tener una mejor calidad de vida.

UCR condena acciones del gobierno nicaragüense contra derechos humanos

Zaida Siles R. /Sesión 6498, artículo 7

Fiel a sus principios y políticas institucionales, la Universidad de Costa Rica (UCR) condenó las acciones del Gobierno de Nicaragua que atentan contra la libertad de pensamiento, de expresión y de tránsito del pueblo nicaragüense, así como la afectación al ejercicio de derechos políticos, que ponen en peligro el régimen democrático y la promoción de la paz

La posición de esta casa de estudios superiores fue emitida por medio de un pronunciamiento del Consejo Universitario, este martes 15 de junio, en el que demandó al gobierno de Daniel Ortega la liberación, no solo de las cuatro personas candidatas a la presidencia, sino, también, de las otras que han sido detenidas arbitrariamente, en clara violación a sus derechos fundamentales.

Además, le pidió que realice elecciones presidenciales libres bajo observación internacional.

Al mismo tiempo, la UCR instó al Gobierno de la República a pronunciarse sobre los actos atroces que ocurren en el país vecino, tomando en cuenta que Costa Rica es respetuosa de los derechos y libertades de todas las personas.

El Consejo Universitario fue enfático al manifestar que la Universidad de Costa Rica promueve el respeto y la garantía en el cumplimiento de los derechos humanos, por lo cual no puede guardar silencio ante actos que violentan los derechos más intrínsecos de la persona, independientemente del país en el que se encuentre.

En las últimas semanas, en Nicaragua se han presentado constantes actos de violencia en contra de su ciudadanía, especialmente, de quienes no comparten el pensamiento de la actual administración. Estas personas han visto violentadas sus libertades fundamentales, así como el ejercicio de sus derechos políticos, ante la posibilidad de que presenten sus candidaturas presidenciales a las elecciones nacionales, por realizarse en noviembre de este año.

De acuerdo con el pronunciamiento, el correcto ejercicio y vigencia plena en un proceso democrático requieren de la participación de partidos políticos que cuenten con garantías de competencia electoral y que representen a diferentes segmentos de la sociedad.

El Consejo Universitario manifestó que se debe asegurar el respeto a la multiplicidad de criterios y de opiniones críticas que emanan de la expresión de la libertad de pensamiento sin que las personas sean castigadas con represiones ni persecuciones.

“Los derechos humanos son universales e intrínsecos a cada persona y deben ser respetados, protegidos y garantizados en todo momento”, destacó el Órgano Colegiado.

El pronunciamiento fue aprobado a partir de una propuesta presentada por el rector, Dr. Gustavo Gutiérrez; la directora del Consejo Universitario, M.Sc. Patricia Quesada y el Dr. Germán Vidaurre, miembro de dicho Órgano.

La libertad de pensamiento y expresión es consagrada como un derecho humano y fundamental en una sociedad democrática, destacó la UCR.

Homenaje a Giordano Bruno

José Manuel Arroyo

El próximo 17 de febrero se cumplirán 420 años de la muerte en la hoguera, -en el Campo de Fiore, Roma-, del filósofo, astrónomo, mago y poeta Giordano Bruno. A este insigne pensador lo persiguió el Santo Oficio (la Inquisición) varias veces y por distintas razones. Desde el punto de vista teológico se atrevió a poner en cuestión dogmas como el culto a las imágenes; el de la Trinidad (Dios tres personas en una); la divinidad de Jesucristo, a quien concebía más bien como un gran Maestro o Mago; la virginidad de María; el celibato sacerdotal; la transustanciación en la Eucaristía. ¡Menudos temas! Desde el punto de vista cosmológico defendió la esfericidad de la Tierra y el sistema planetario copernicano, con el Sol y no la Tierra, en el centro del universo.

Pero además se atrevió, en un ejercicio filosófico-literario-intuitivo, a ir mucho más allá de Copérnico, planteando la existencia de innumerables mundos como el nuestro, inmersos en un universo infinito y homogéneo (constituido por los mismos elementos). Como tema de transición entre lo teológico y lo cosmogónico, concibió un panteísmo donde precisamente el universo es sagrado, Dios es todo y todos, no un señor sentado en una nube.

Sólo para citar una de las consecuencias más revolucionarias del pensamiento de Bruno, si el universo es infinito, su centro no está en lugar alguno o, lo que es equivalente, puede estar en cualquier punto, según la perspectiva, absolutamente relativa, en la que cada quien se sitúe. Esta simple idea no sólo afectaba la cosmogonía; sino que también sugería una cuestión absolutamente subversiva para el ordenamiento social estrictamente jerárquico de su época y de las épocas venideras, así como equiparaba en dignidad/igualdad a todos los seres humanos, por muy distintas posiciones que se ocuparan por razón de clases, talentos, creencias o demás condiciones. Fue la de Bruno, una de las pocas voces que se hicieron eco de Fray Bartolomé de las Casas y condenó el atropello europeo sobre las américas, violentando otras culturas, civilizaciones, religiones y etnias, sólo por ser diferentes.

A Giordano Bruno lo persiguen, procesan y ejecutan por atreverse a pensar libremente y, en esa opción de vida, cuestionar las verdades intocables de su tiempo. Para la segunda mitad del siglo XVI los viajes de exploración y conquista alrededor del mundo, las observaciones, así como las mediciones conforme los avances tecnológicos y científicos, hicieron que esta mente preclara cuestionara “verdades” que resultaban insostenibles. Sin embargo, a Bruno lo liquida una combinación de poder político-religioso, mezcla explosiva que tiene vigencia aún hoy día y que busca reabrir las hogueras reales y metafóricas todavía en este tercer milenio.

En el proceso judicial que finalmente se le siguió, Bruno estuvo preso esperando sentencia por largos siete años (viejo vicio del procedimiento inquisitivo clásico), fue confinado a una celda, torturado y reiteradamente acusado de herejía, blasfemia, impenitencia, inmoralidad y otros muchos cargos que le fueron ampliando y agravando con el tiempo. Curiosamente, sus verdugos le ofrecieron varias veces la opción de retractarse. El mismo Papa, Clemente VIII, temiendo convertirlo en un mártir, dudó de condenarlo y entregarlo a la jurisdicción civil para su ejecución, -de conformidad con otra de las normas del proceso inquisitorial-, actitud que en el fondo revela la mala conciencia que, pese a todo, siempre ha tenido la humanidad respecto a la pena de muerte. Al final, el acusado se negó a retractarse, se le condenó y la sentencia se ejecutó conforme se hacía con quienes no se desdecían, directamente consumido por las llamas y no dándole muerte primero, y quemando el cadáver después.

El mejor homenaje que podemos hacer a este precursor e ícono de la libertad de pensamiento y de la ciencia moderna, es enfrentar con espíritu crítico los dogmas y supuestas verdades absolutas de nuestro tiempo.

Dejando de lado los fundamentalismos religiosos de toda índole, que aún hoy aprovechan la fe religiosa de la gente para construir estrategias de control político, podemos decir que un importante centro de discusión teórica, más de cuatro siglos después, se ha desplazado, de la Teología o Cosmogonía hacia la Economía Política. Así, las verdades incuestionables de hoy (y con esto sólo sigo a Z. Bauman ¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos? ), tienen que ver con que el “libre mercado” está dirigido por una “mano invisible” que automáticamente regula y supera cualquier asimetría; que todos los problemas de la humanidad se van a resolver si logramos un “crecimiento económico” constante e inagotable; que ese crecimiento debe estar acompañado por una “capacidad de consumo” por igual permanente y cada vez mayor; que en esa lógica de los procesos económicos es normal y aceptable que haya “desigualdades”, ganadores y perdedores por derecho propio, dado que existen seres humanos individuales que son “naturalmente” talentosos y superiores y de cuya potenciación y desarrollo dependerá que algo le toque a todos los demás; y, finalmente, que todo esto se inscribe en el contexto de la “competitividad” a toda máquina, única condición que posibilitará la justicia y la reproducción del orden social ideal.

Pero la terca realidad actual, como la que tuviera que enfrentar Bruno en su momento, se impone de manera descarnada y las grandes cuestiones actuales quedan sin explicar si nos atenemos a los paradigmas socio-económicos oficiales.

Los dogmas de una economía centrada en el “libre mercado” han traído, como principal resultado, una desigualdad o inequidad brutal, cada vez mayor, entre países y a lo interno de cada país. El mundo regido por las verdades del neoliberalismo no resiste las observaciones y mediciones de nuestro tiempo. La “mano invisible” es perfectamente reconocible en la especulación bancaria y financiera, así como en el subsidio a la producción, practicada por las grandes potencias y prohibida a las naciones pobres; el modelo de explotación incesante y despiadado para asegurarse un “crecimiento constante” tiene al planeta al límite de sus recursos y del colapso climático.

Tampoco es cierto que la felicidad humana pueda comprarse conforme su capacidad de consumo y la acumulación de insumos y dispositivos desechables año a año, ni podemos aceptar y ver como normal las profundas desigualdades incubadas, puesto que éstas se explican por las condiciones generales en que nacen y se desarrollan las personas (nivel económico de familia, calidad de escuela y universidad a que acceden, oportunidades laborales reales), es decir, las ventajas que efectivamente han tenido de trazarse un plan de vida y alcanzarlo, y no por supuestos talentos o virtudes especiales que unos afortunados poseen y respecto de los cuales al resto de la humanidad sólo le queda extender la mano para recibir limosnas. Y en fin, que esta humanidad no puede seguir apostando a la “competitividad” como clave de las relaciones inter-personales e inter-nacionales, porque ésta es sólo un eufemismo para denominar a la guerra, no sólo la comercial, sino para todas las formas de guerra-guerra que padecemos en pleno siglo XXI. Por supuesto que todo esto tiene que ver con el respeto efectivo a los derechos humanos de hombres y mujeres, de lo que nuestro filósofo también fue el precursor que apuntamos.

Giordano Bruno tiene un monumento desde 1889 en la Plaza Fiore de Roma, producto de un movimiento internacional que quiso inmortalizar su aporte a la libertad de pensamiento y a la ciencia moderna. Mientras su espíritu crítico sobreviva tendremos, como especie, alguna esperanza. El Cardenal Roberto Belarmino, principal inquisidor que dirigió el proceso en su contra y pocos años después también condujo el proceso contra Galileo Galilei, fue canonizado por la Iglesia Católica en 1930, declarado doctor de la Iglesia un año después y en su honor se creó un título cardenalicio que lleva su nombre. Esto último sucedió en 1969. Apenas ayer.

(*) José Manuel Arroyo Gutiérrez, Ex-magistrado y Profesor Catedrático UCR.

Artículo compartido con la Alianza por una Vida Digna por José Manuel Arroyo Gutiérrez, publicado además en http://www.elpais.cr/2020/02/10/homenaje-a-giordano-bruno/

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Urgente: ley general sobre libertad de pensamiento

Hugo Mora Poltronieri (*)

 

La libertad de pensamiento, de conciencia, ideológica o de creencia –como quiera llamársela- es uno de los mayores logros de la civilización occidental en los últimos siglos. Ella y su consecuencia manifestada públicamente, la libertad de expresión, están entre lo más alto alcanzado por la civilización de Occidente en su afán de exaltar lo humano, como la meta necesaria para asegurar el desarrollo personal y social en toda su potencialidad.

La actual sociedad costarricense –multiétnica y pluricultural, según el artículo 1 recietemente reformado de nuestra Constitución Política- está ya demandando, desde diversos sectores, la obligación estatal de recoger mediante legislación nueva el cumplimiento efectivo de esas realidades sociales expresadas con tales conceptos.

Por lo mismo, cae como un balde de agua fría saber que los grupos religiosos instalados en la actual Asamblea Legislativa promueven un proyecto de ley “para la libertad religiosa y de culto”. El título no más ya es excluyente: por un lado, se da por un hecho que todo ciudadano necesariamente “pertenece” a alguna religión, dejando de lado no solo al creciente sector de los no creyentes (librepensadores, ateos, agnósticos, racionalistas, indiferentes, etc.), sino también al creciente sector de los que, dentro de las distintas creencias religiosas, viven su particular ateísmo “práctico” diario. Por otro lado, la agenda oculta (y ni tanto) es el afán de los líderes “cristianos” de colocarse en plano de igualdad con el catolicismo oficial, compartiendo con este todos los privilegios y beneficios posibles, como carga adicional para un Estado que ya no da para más. El proyecto pretende, además, crear más organismos y burocracia, recibiendo del Estado mucho más de lo que pueden las distintas sectas devolver a la sociedad. En suma: lo que se pretende paladinamente es convertir el actual Estado oficialmente católico en un Estado multiconfesional, otro adefesio jurídico, como el actual, monoconfesional, que haría de este país objeto de toda clase de chistes a escala mundial.

Urgente: lo que se necesita no es una ley como la propuesta, sino una más incluyente, general y objetiva. En tal sentido, los sectores progresistas debemos insistir con nuestros diputados para que se dediquen a preparar una ley general de libertad de conciencia y expresión que satisfaga a todos los sectores de la sociedad. El enfoque no es errado puesto que en punto a jerarquías, la libertad de religión es parte de algo más amplio, que es la libertad de conciencia. Y esta a su vez debe verse como algo íntimo, privado y propio de cada individuo; y que solo cuando se expresa públicamente adquiere su verdadera dimensión como libertad real. Para el creyente, esta libertad se manifiesta en su “culto” público. En tanto, el no creyente, al no tener nada parecido a un“culto”, lo único que requiere es libertad, justicia, respeto y aceptación por parte del Estado; y libre de la intervención en su vida pública y privada por parte de las organizaciones religiosas convertidas en poder político. Eso es paz social asegurada para todos.

En el presente siglo, todas las sociedades avanzadas se encaminan hacia el Estado laico, una figura jurídica en que el Estado es neutral en asuntos de conciencia. Costa Rica debe ir preparando el terreno para tan ineludible paso. Que no pase lo que ahora en Europa: la avalancha de inmigrantes, legales e ilegales, que llegan con otra cultura provista de un islamismo prepotente y excluyente. Fiel a su tradición como país de asilo y respetuoso de los derechos humanos, el nuestro debe recibir a todo grupo inmigrante con reglas muy claras: igual trato para todo grupo o individuo, cualesquiera sean sus creencias religiosas o filosóficas, en apego estricto a la separación obligada entre el Estado y las creencias de los ciudadanos dentro del marco de la ley. Tal es la esencia del Estado laico aquí propuesto.

(*)Ensayista, profesor universitario. Correo: tikoguau@gmail.com

 

Imagen con fines ilustrativos tomada de www.taringa.net

Enviado a SURCOS Digital por el autor.

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