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Etiqueta: liderazgo político

La selección de quienes dirigen es clave

Marlin Óscar Ávila.

Por Marlin Oscar Ávila Henríquez

Siempre he pensado en que seleccionar y elegir un buen dirigente es clave para el buen futuro de una organización. Desde un regidor, un alcalde o un presidente de la nación.

Desde que Donald Trump fuera electo en los Estados Unidos de Norte América por primera vez, hemos estado pasando por sin sabores que ahora llegan al extremo de provocar una crisis que supera a la de los 80s.

Hemos estado cruzando los dedos para que el señor Donald Trump, se abstenga de tomar más iniciativas que pretendan hacerlo aparecer como un héroe mundial, con resultados totalmente deplorables para nuestra economía.

Tal parece que no tuvimos la «suerte», puesto que lo previsto está sucediendo.

El imperio estadounidense está cayendo en el precipicio económico por las medidas irreflexivas del gobernante. Si sólo fuera la crisis nacional, la preocupación no sería tan grave como lo es. El efecto dominó es lo grave cuando somos dependientes en varios aspectos de la economía en Washington. Si dependiéramos solamente en los alimentos, el problema se reduce a más de la mitad, pero entre más nuestras sociedades se han modernizado, menos independencia y autonomía tenemos. Nuestros hábitos van tejiendo diariamente los hilos que nos atan a la «modernidad». Un joven estudiante en el área urbana es más dependiente que el del área rural. Sucede igual con los profesionales adultos que viven en áreas urbanas modernas en comparación con los rurales.

Visualizando lo macro, el gobierno de Washington pensó en reducir sus gastos y ajustar sus gastos a sus ingresos, como lo hace cualquier equipo que dirige las finanzas de una empresa. Para ello el gobierno aplicó un listado de aranceles internacionales, sin mayor reflexión a los efectos colaterales.

Ahora, uno de los grandes inversores, como lo es la potencia china, está retirando sus capitales y no menos de una docena de empresas están trasladándose a otros países más cercanos y amigos.

Consecuentemente, se está dando el efecto dominó, dejando a muchos empresarios en la quiebra.

Así es que, además de los Estados Unidos, están muchos países que venimos dependiendo de esas empresas estadounidenses, entramos de inmediato en una probable recesión económica.

Habrá que socarse la faja.

Un sueño recurrente y la continuidad

Freddy Pacheco León

Freddy Pacheco León

Un sueño que a menudo refleja una situación perturbadora, triste, de frustración, que nos afecta cuando estamos despiertos. Ya van varias veces en unas semanas, y paso a compartirlo con ustedes.

Sucedió anoche, y al despertar creí que era una vivencia, que no era algo que había soñado, sino que había vivido, reflejo de un deseo insatisfecho. Fue sobre la Costa Rica que nos ampara, que nos cobija, que nos ilusiona. Fue sobre un presidente tico, que, desde el primer día de su mandato, se fajó a luchar por sus compatriotas, cual padre amoroso. Una persona enérgica, pero amable, de una gran cultura, respetuosa, abierta al diálogo, ejemplo para nuestra juventud. Un presidente con un permanente mensaje de unidad, solidario con los que urgen de mejor educación, de mayor asistencia social, de trabajo digno. Un mandatario de buenos modales, comprometido a cumplir su juramento constitucional, en todos sus extremos. Un señor que, desde el instante en que ocupó el sillón presidencial, demostró, con sus acciones, que la campaña electoral, ya era cosa del pasado; que ahora era el presidente de todos los costarricenses por igual. Un presidente, además, respetuoso de las instituciones del Estado, para quien la independencia y la separación de poderes, son cimientos profundos de la democracia costarricense. Un líder para quien, la conservación ambiental y el desarrollo sostenible, son pilares de un bien ganado prestigio internacional de una Costa Rica, que se atrevió a declararle la paz a la naturaleza. Un estadista capaz de conmoverse, ante el dolor humano, producto de tragedias, que no siendo extrañas en el país, son gigantescas en otros lugares del planeta. Un mandatario, que sufre cual, si fuesen sus familiares, el inhumano dolor que se trata de disimular, detrás de la fría expresión «listas de espera de la Caja», donde los viejitos son los que más las padecen, pese a que existe un yacimiento de oro, que podría acabar con tanto dolor, si se aprovechara inteligentemente, para un sistema hospitalario conocido como Hospital del Oro. Un servidor del Estado, que se desvela, ante el desastroso estado del transporte colectivo de pasajeros, que golpea la tranquilidad y el descanso, de decenas de miles de los más pobres trabajadores y estudiantes, principalmente. Un dirigente que es consciente de la necesidad de recuperar, el buen proyecto de tren eléctrico metropolitano, que, al iniciar su mandato constitucional, estaba a punto de iniciar su construcción. Un costarricense, honestamente preocupado, por el alto índice de criminalidad que azota nuestra otrora pacífica sociedad. Un compatriota, que, con órdenes ejecutivas razonables, combate el violento narcotráfico, que enferma a una juventud que ni estudia ni trabaja, y que él está dispuesto a enfrentar decididamente. Un amigo de todos, al que no hay que convencer, de la necesidad de fortalecer el ejemplar Código de Trabajo, la Caja Costarricense del Seguro Social, el sistema bancario nacional, el sistema universitario estatal, las instituciones autónomas, que, en conjunto, han contribuido a forjar la especial Patria que nos enorgullece.

En fin, nuestros sueños los provoca, quizá, la ansiedad de encontrar una luz al final del túnel, donde, al despertar cada mañana, nos sabemos gobernados por un gran presidente de la República, que nos provoca un sentimiento de paz inigualable, donde, como en otros países vecinos, la figura de un dictador es rechazada por él mismo. Un amigo del pueblo, que odia la demagogia y el populismo, que su pueblo desearía que no se fuese, y que, ante esa imposibilidad, pudiese facilitar, que sus políticas tan profundamente humanas, tuviesen continuidad, en la gestión de un futuro Poder Ejecutivo que nos llene de entusiasmo.

8 de julio del 2025

Con Chaves hemos tocado fondo como sociedad. ¡Qué indignante!

Por Carmen María Muñoz Quesada*

La presidencia de una nación no es un chiste. No es un espacio para la chabacanería, la grosería o el desplante vulgar. Es, ante todo, la representación máxima de un pueblo, de sus aspiraciones, de su historia y de sus valores. Por eso, cuando quien ocupa ese cargo responde con burla, desdén y comentarios triviales ante una pregunta legítima -por más polémica o “inoportuna” que a Chaves le resultara-, no solo fracasa en su deber, sino que degrada, otra vez, la institución que representa.

El presidente Rodrigo Chaves, al ser interpelado sobre la posibilidad de firmar un tratado de libre comercio con Israel, tuvo la oportunidad de responder con altura. Podría haber argumentado su postura con seriedad, explicando las razones económicas, diplomáticas o políticas de su Administración, o incluso haber rechazado los calificativos usados por el periodista, si así lo consideraba necesario. En lugar de ello, optó por la burla, por el comentario soez y ayuno de humanidad, por el gesto infantil de mostrar un lapicero con el que firmaría, como si la pregunta mereciera menos respeto que el que concedemos a una broma de cantina.

Este comportamiento no es solo una falta de respeto hacia quienes esperan seriedad en sus gobernantes, sino también una muestra de profunda inmadurez política y personal. La democracia exige debate, exige confrontación de ideas, exige diálogo y tender puentes, pero nunca el vacío de contenido que provoca el ridículo. Cuando un presidente se ríe en lugar de argumentar, cuando evade la discusión sustituyéndola por gestos vulgares, está diciendo, en esencia, que no toma en serio a sus ciudadanos y ciudadanas, ni a los principios que deberían guiar su cargo.

Como sociedad merecemos más: liderazgos que comprendan que la política no es un espectáculo circense, que entiendan que las palabras presidenciales llevan no sólo el peso de la historia, sino también la urgencia de labrar futuro y que cada risa innecesaria, cada comentario soez, cada evasión grotesca, erosiona la confianza ciudadana y mancha el prestigio de un país que, a pesar de nuestras contradicciones, ha sabido proyectarse al mundo con dignidad.

Hoy, más que nunca, es necesario recordar que gobernar no es actuar como un bufón, sino asumir con responsabilidad el mandato de un pueblo que es rico en su diversidad, crítico y exigente. Si el presidente Chaves no está a la altura de ese desafío, la historia -y el pueblo- se lo cobrarán. La frivolidad no es un lujo que un mandatario pueda permitirse. Menos aun cuando lo que está en juego es el respeto hacia una sociedad que merece algo mejor que el espectáculo bochornoso de un gobernante que un día sí y otro también, confunde el poder con un acto circense.

Aclaración:
Presidente Chaves el gobierno de Israel no come chiquitos, no más los asesina.

*Publicado en el espacio de Facebook de la autora y compartido con SURCOS por varias personas. La imagen es tomada del mismo espacio.

¿Qué hace a Rodrigo Chaves el hombre y el político más fuerte del país?

Vladimir de la Cruz

La situación de debilidad política, organizativa y movilizadora de los partidos tradicionales y de las organizaciones civiles, sociales y sindicales nacionales, es quizá la razón del matonismo institucional del Jaguar de Zapote.

El Jaguar sabe rugir, como animal político salvaje, el zoon politikón que todos llevamos dentro, ropaje con que se auto presenta, que se expresa en la doble dimensión aristotélica, en lo social y en lo político. En lo social, auto presentándose como el líder, el “mesías salvador”, el “Moisés” como alguna vez se presentó, de las masas populares a quien dice representar y conducir, a las que quiere resolverle sus problemas, alegando que no lo dejan.

En lo político, destruyendo en todo lo que puede el andamiaje político institucional del país, debilitando el Estado de Derecho. Con ello provocando desconfianza en el sistema democrático institucional que tenemos, especialmente en sus poderes públicos, el Legislativo y el Judicial, en las instituciones controladoras de la legalidad como la Sala Constitucional y la Contraloría General de la República, de seguido en los partidos políticos que han gobernado, que los ha pintado como las estructuras de los dictadores y tiranos que han ejercido la presidencia de la República desde 1949 hasta su gobierno.

En lo político, también, aniquilando el Estado Social de Derecho, debilitando y disminuyendo hasta donde pueda, los beneficios sociales históricos que se han logrado para los trabajadores y todos los costarricenses, congelando y reduciendo salarios e ingresos de los trabajadores y pensionados, elevando el costo de la vida, empobreciendo por esa vía a los ciudadanos y a los diferentes sectores asalariados del país.

En lo política, además, aniquilando hasta donde pueda a los líderes que hasta ahora han sido las cabezas de los partidos políticos, procurando improvisar líderes débiles, sin valores ni ideologías políticas, que actúen más instintivamente, situación que ha penetrado al interior de los grandes partidos en los conflictos que ha logrado provocar entre facciones contra quienes han dirigido o dirigen esos partidos.

Como jaguar sabe gruñir mostrando siempre su disgusto y repugnancia, murmurando entre sus dientes, refunfuñando, emitiendo voces confusas, a veces contradictorias, ininteligibles, amenazando, intimidando, acusando de manera directa personas, con nombres y apellidos, cuyo efecto colateral es el de inhibir a las personas que pueden opinar en su contra o críticamente, para que no lo hagan, porque en paralelo les echa la maquinaria estatal, y la organización policial personal, que tiene para que los investiguen en todo lo que puedan.

El animal político sociable aristotélico, en el caso del inquilino de su guarida en Zapote, es el menos sociable. Es confrontativo, peleador callejero, se comporta como el gritón del barrio, como un pachuco desbocado, sin control ni ligamen de su lengua con su cerebro.

El animal político aristotélico lo manifiesta en las decisiones que toma en ejercicio de su gobierno y mandato, más en contra de la comunidad que debe representar que a favor de ella. Su idea más maquiavélica se orienta a ser mejor temido que amado.

Frente a su poderío hegemónico del ejercicio del poder, en la forma autoritaria como lo lleva a cabo, opaca a cualquier “dirigente” político de todos los partidos políticos existentes en el país. No hay uno solo activo que lo iguale, menos que lo supere. No hay dirigentes políticos partidarios que destaquen por sí mismos en el escenario nacional. Eso es lo que lo tiene de punta en las encuestas, a punta de su demagogia, sus insultos y bravuconadas. La sociedad nacional en esto refleja una violencia y un irrespeto como no se había visto antes. Refleja una sociedad altamente machista, de matones de barrio, de peleadores callejeros, a quienes Chaves les dirige sus mensajes que los acogen con aplausos y gritería, con ánimo de enfrentamientos, de peleas, de agresiones, como se ve en algunos de sus seguidores, pagados o no, que moviliza el Presidente hacia las instituciones públicas cuando quiere amedrentar a sus miembros.

Me atrevo a afirmar que “nadie”, en términos generales, conoce a los miembros de los directorios políticos de los partidos porque no tienen vida propia, ni como dirigentes de sus partidos ante el país, ni de sus personas porque no hablan, no opinan, no se pronuncian sobre los problemas políticos nacionales, ni sobre nada. Lo único que atienden, de vez en cuando, es responder a los improperios del presidente, y provocar algunas gestiones de acusación ante la Fiscalía General de la República, ante el Poder Judicial o ante el Tribunal Supremo de Elecciones, para que lo investiguen sobre algún punto en particular, sin seguirle el paso a la denuncia o acusación.

En este momento hay dos gestiones ante el Tribunal Supremo de Elecciones acusándolo de beligerancia política. Una acusación fue hecha por el presidente del partido Liberación Nacional, motivo por el cual se le menciona en un periódico. Si no fuera por eso, sería un desconocido ciudadano, con lo cual se demuestra que él como presidente de ese partido, y ese partido, está a la cola de lo que hace el presidente. La iniciativa política, si así se puede llamar, de lo que sucede en el país, la pone y la tiene el presidente. Antes la ponían los partidos políticos. Cuando los partidos abandonaron esa iniciativa lo hizo la prensa costarricense por medio de sus editoriales o grandes temas de discusión que trataban, lo que hizo también que la prensa asumiera el papel de control político que los partidos políticos habían abandonado o perdido, motivo por el cual también gobernantes como el Jaguar de Zapote enfrentó a la prensa, a la prensa llamada por él “canalla”, equivalente a mezquina, sinvergüenza, miserable, agregándole que no le deja gobernar.

En el ambiente nacional no hay una agenda política de temas que se debatan. En las páginas de opinión de los medios de prensa hay diversidad de opiniones, pero dispersas, que no provocan debates entre los colaboradores de esos medios. Los comentarios de esas opiniones hoy se cargan más con los troles a favor del gobierno, llenos de insultos e improperios, sin ideas, contenidos ni razonamientos en contra de los artículos que cuestionan, donde atacan a los mensajeros y no entienden ni comentan a fondo los mensajes.

Desde el gobierno solo hay actos distractores de las acciones de gobierno, y actos distractores de la agenda parlamentaria, de manera que toda la información política gira alrededor del presidente y de sus intervenciones vacías y provocadoras de los miércoles, y de su principal diputada experta en mentir, lo que hace que los diputados giren alrededor de ellas, y de casualidad, como este caso, ante el Tribunal Supremo de Elecciones, un presidente de un partido político accione para tener alguna publicidad y presencia en algún medio de comunicación.

Los partidos políticos nacionales han desaparecido en la práctica política nacional. No sirven para nada. Se han enquistado únicamente en ver cómo realizan sus asambleas cantonales, provinciales y nacionales para cumplir con los requisitos de la inscripción electoral para las próximas elecciones, o para actualizarlas de conformidad a las exigencias legales. En los cantones, en los ciudadanos y habitantes de las municipalidades, no se siente ninguna actividad de los partidos políticos que en ellas se representan. En ningún cantón ni cabecera municipal hay locales abiertos de los partidos que están representados en la Municipalidad.

El presidente por su parte, sin tener partido político propio, con el cual él se identifique, todos los días realiza pronunciamientos, hace intervenciones, opina sobre los partidos existentes, especialmente los que cotidianamente ataca de la oposición, reclamándoles lo que sea, pidiéndole a la gente que vea en el próximo proceso electoral quienes dañan al país, insinuando que son esos partidos criticados por él, con lo cual interviene en la política nacional electoral. El presidente llama a votar en las próximas elecciones por una fracción política parlamentaria que sea mayoritaria, que domine la Asamblea Legislativa para poder hacer los cambios que cree se deben impulsar en el país. La sanción extrema para el presidente que se le compruebe beligerancia es la destitución del cargo o una inhabilitación política de dos años. ¿Alguien sensato cree que esto pueda proceder en este momento, a 13 meses de la próxima elección nacional? ¡Pura bulla!

Para los que hayan llegado hasta aquí, en esta lectura, les digo que no me preocupa que el presidente opine sobre temas partidarios, políticos o electorales. Desde la legalidad existente el delibera, él se mete en la política, y en temas electorales, lo que le está vedado. Por supuesto, que me pueden decir que si la ley le impide opinar, no debe hacerlo. ¿Por qué tenerle miedo a la discusión política? ¿Por qué limitarle al presidente deliberar? ¡Qué lo haga! Estoy seguro qué, si se le permitiera, la política nacional se enriquecería en atención, en compromiso ciudadano y en la reducción del abstencionismo electoral.

Soy de la tesis de que esa restricción no debe existir. Todo lo que hace el presidente es político. Tiene todo el derecho a defenderlo. Igualmente, todas las fuerzas políticas nacionales tienen, en esa dimensión, la posibilidad de combatirlo, confrontarlo, criticarlo, debatirlo. Si el presidente opina, más derecho tienen los ciudadanos de hacerlo. Pero, además es hipócrita que se le impida al presidente actuar en la política nacional con actuación directa, defendiendo sus acciones gubernativas, defendiendo las posiciones políticas de su partido y de sus diputados.

En todas partes del mundo los presidentes y gobernantes tienen plena participación política sobre todo lo que rodea su gobierno, su ejercicio presidencial, sobre el ejercicio y la práctica política de los demás partidos.

En la vida nacional, antes de 1948, los presidentes y mandatarios eran activos dirigentes políticos. Eran grandes polemistas sobre el acontecer político en los temas nacionales que se discutían, y de manera fuerte, con las razones, con el análisis y las tesis políticas que se sustentaban.

La carencia de liderazgos políticos nacionales, la carencia de liderazgos políticos en los partidos, la ausencia de importantes líderes parlamentarios, la ausencia de debates nacionales sobre los temas más significativos del país, los ataques constantes del presidente a todos los dirigentes de los partidos que han gobernado, y a todos los partidos que han tenido la responsabilidad de conducir el país por cuatro años, en cada período presidencial desde 1949, la estigmatización que se ha hecho de algunos de esos presidentes y dirigentes políticos, ha provocado un gran vacío político nacional, donde el presidente, por su condición, por sus montadas conferencias de prensa, ha hecho que el presidente Rodrigo Chaves se muestre, por él mismo, como el hombre y el político más fuerte del país, como el único en posibilidad y capacidad de conducir el país hacia un nuevo derrotero nacional, como el lo solicita y demanda.

Si los partidos políticos, y los sectores políticos en sus diversos partidos políticos, en marcha hacia las elecciones nacionales, en los próximos 13 meses, no se ponen las pilas, si no surgen buenos y reales liderazgos partidarios y nacionales, nos van a llevar al carajo o nos va a llevar la trampa… vamos a continuar engañados y con presidente en el 2026 que puede ser peor que lo que tenemos.

Compartido con SURCOS por el autor.