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Etiqueta: movimiento social

Lo público y lo privado: buscando el bien común

El Estado procurará el mayor bienestar a todos los habitantes del país, organizando y estimulando la producción y el más adecuado reparto de la riqueza. Artículo 50 de la Constitución de la República de Costa Rica.

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

Se habla hasta la saciedad de recortar salarios, pensiones y en general el gasto público. El peso de la balanza recae sobre este sector, mientras lo privado se mantiene casi intocable, como si fuese el “lugar santísimo” del templo de la patria. Este país, en materia de política pública y privada, es tan laico (de laos: pueblo) como cualquier Estado de Derecho.    

Efectivamente, nuestra Constitución establece que se pueden imponer limitaciones a la propiedad privada en razón del “interés social” (Artículo 45), es decir, del bien común. Hasta ahora, y en medio de un Estado de Emergencia Nacional, no se han impuesto limitaciones de ningún tipo sustantivo a lo privado, y por el contrario se le sigue facilitando su gestión, para que despida, postergue contrataciones y negocie condiciones con los trabajadores, que solo favorecen al gran empresario y su capital.

O sea, el gobierno no está cumpliendo a cabalidad con el mandato constitucional de procurar “el mayor bienestar de todos los habitantes” propiciando un “adecuado reparto de la riqueza”, hoy concentrada escandalosamente. Riqueza que ha crecido exponencialmente, porque ha sido eximida, vía concesiones tributarias y amnistías, de cumplir con la responsabilidad social que le compete en un Estado Social de Derecho, que todavía existe porque tenemos una Constitución que lo respalda.

El Banco Mundial, para nada sospechoso de ser enemigo del sector privado, llama la atención al peligro de festinar con los recursos públicos para enfrentar la crisis producida por el COVID-19. Plantea algunas consideraciones a tener en cuenta. Por ejemplo, proteger los trabajos, tanto públicos como privados, es una prioridad; los funcionarios públicos prestan gran parte de los servicios esenciales para responder a la crisis en primera línea; los Gobiernos deben permitir el teletrabajo y reorganizar las tareas y responsabilidades en vez de imponer recortes y despidos; la crisis ha subrayado la importancia de tener instituciones públicas eficaces para proteger las vidas y los medios de subsistencia de las personas.

Una propuesta razonable y proporcional, y que toma en consideración los aspectos mencionados, entre otros, es la formulada por el economista don Francisco Esquivel, que en sus nueve puntos condensa medidas  que  son una garantía para el cumplimiento del precepto constitucional contenido en el Artículo 50, columna vertebral de nuestro Estados Social de Derecho. No privilegia a ningún sector, sea público o privado, que cuente con la capacidad y responsabilidad de aportar solidariamente, y sin apelar a subterfugios como los que han venido abaratando el concepto de solidaridad, de gran contenido ético-humanista. Una propuesta juiciosa y patriótica.

También se han hecho aportes valiosos por parte de la Asociación Nacional de Empleados Públicos (ANEP), de la Federación Ecologista de Costa Rica (FECON), de la Maestría en Planificación de la Universidad Nacional, entre otras. El movimiento social y la academia han sido proactivos y solidarios en esta lucha de todos y todas.

Solo falta voluntad política, humildad y amplitud de miras para salir adelante, como bien señala Harari, ante los desafíos de este Siglo XXI: “Aunque los retos no tienen precedentes y aunque los desacuerdos son enormes, la humanidad puede dar la talla si mantenemos nuestros temores bajo control y somos un poco más humildes respecto a nuestras opiniones” (21 lecciones para el siglo XXI, p.179).

El gobierno tiene que contribuir a conjuntar las mejores ideas y propuestas, en esta hora decisiva, para ser garante del precepto constitucional que le asigna al Estado, como tarea fundamental, impulsar “el más adecuado reparto de la riqueza”.  

Tenemos que superar, de una vez por todas, los enfoques que han venido propiciando el antagonismo entre trabajadores del sector público y privado, para afirmar el compromiso que ambos tienen en contribuir al bien común, especialmente en situaciones de emergencia como la que estamos padeciendo. Solo a las élites económicas, políticas y mediáticas privilegiadas les interesa poner a pelear a los trabajadores de ambos sectores. No hay que prestarse a ese juego sucio y mal intencionado.

Foto: ANEP

Crisis de la pandemia no debe descansar en hombros de los trabajadores

Vladimir de la Cruz

La crisis de la pandemia del coronavirus no debe descansar en los hombros de los trabajadores, ni en sus salarios ni en sus pensiones. Algunas reflexiones.

La crisis ocasionada por la pandemia del coronavirus, que ha desembocado en una paralización parcial de muchas actividades y procesos productivos, a nivel mundial, regional y nacional es evidente. Nadie sensato puede negarla ni ocultarla.

El sistema mundial de la economía globalizada, y super encadenada a nivel internacional, ha entrado en un laberinto de relaciones comerciales y productivas internacionales y globales, donde incluso se aprecia la prepotencia de algunos países, superpotencias que lo son, que compran al contado instrumentos médicos, que se necesitan en estos momentos, evitando que se vendan a crédito a otros países, que anticipadamente los habían contratado, en una nueva forma de piratería comercial internacional, como está haciendo Estados Unidos, que fragmentaliza y debilita más a los países pequeños y a los que dependen de las tradicionales compras internacionales contra facturas de pago, contra pagos diferidos, y no por compras al contado, de pago inmediato.

Esta pandemia incluso ha provocado teorías y discusiones sobre la crisis actual del capitalismo mundial, en esta fase económica en que se desenvuelve desde 1990, y hasta discusiones sobre su crisis, su falla y su posible muerte, sin que alternativamente se ofrezca un sistema diferente y mejor. Hay quienes quisieran ver al coronavirus como una enfermedad típica del capitalismo.

Antes de 1990 al menos había el escenario de Socialismo versus Capitalismo. Hoy ese escenario no existe en planteamientos políticos, ni político electorales.

También se discute sobre un nuevo escenario de relaciones geopolíticas internacionales, donde siguen destacando como cabezas hegemónicas la República Popular China, Rusia y Estados Unidos. La Unión Europea está relegada a un segundo lugar.

En las sociedades y países capitalistas que vivimos, por su estructura social, por sus graves y bien marcadas diferencias sociales, por la exclusión social, por la marginación social de grandes conglomerados, por las malas condiciones de vivienda, de mala infraestructura, de malas condiciones higiénicas en general, falta de agua, electricidad, letrinas y manejos de aguas negras, por los malos accesos a la salud pública, por la carencia de seguridad social, parecida a la de Costa Rica, el impacto de la pandemia puede ser catastrófico para algunos países más que para otros.

De esta situación no escapan grandes países y modelos capitalistas como el de Estados Unidos, hoy el epicentro de expansión de la pandemia. Y no deja de afectar a ricos y a altos funcionarios políticos, como es el caso del Primer Ministro Inglés, que tendría más posibilidades de vivir si estuviera en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital San Juan de Dios, que del hospital inglés en que se encuentra, con todos los cuidados del caso por su investidura política.

Muchos sectores, especialmente, los sociales, sindicales y de ubicación en la izquierda política, se quedan en su ataque en la estructura capitalista económica y política, sin ofrecer alternativas ante la misma crisis, cuando son decisiones que se deben tomar desde las estructuras de Gobierno, Poder Ejecutivo y Asamblea Legislativa principalmente. Esto es obvio porque no están allí, en esas estructuras políticas, de toma de decisiones, y porque tienen pocos márgenes de acción política directa. Su posición en ese sentido es débil, lo que envalentona a quienes sí tienen capacidad de decidir, y lo están haciendo a expensas de los sectores asalariados y pensionados.

En esta crisis pandémica no es suficiente el ataque al capitalismo como sistema. Este es el sistema dominante en casi todo el mundo. Pocos países tienen sistemas económicos y políticos diferentes, la República Popular China, Vietnam, la República Popular Democrática de Corea y Cuba. En América Latina solo Cuba destaca con un sistema diferente, especialmente en salud, en este momento, sin superar a Costa Rica. Venezuela, Nicaragua y Argentina no tienen un sistema económico y político socialista, tan solo gobiernos que se dicen de izquierda. Esa discusión se abrirá, y quizá será muy necesaria, después de superada la pandemia, y faltan muchos meses.

Países suramericanos que estuvieron hasta hace poco tiempo gobernados por sectores progresistas y de izquierda están pésimos en su infraestructura hospitalaria y sanitaria, frente a la pandemia. El caso más dramático es Ecuador, con Rafael Correa que gobernó desde el 2007 hasta el 2017, que con su Revolución Ciudadana no logró desarrollar una base sanitaria y de seguridad social importante, que ha estallado en este momento. En Venezuela, lo que se tiene en salud es lo logrado hasta el 2009, todavía bajo Hugo Chávez y el apoyo de los médicos cubanos, en la Misión Barrio Adentro. En Brasil, desde el 2003 hasta el 2016 con Lula da Silva y con Dilma Rousseff, y con el socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso, desde 1995 hasta el 2002, poco se hizo en infraestructura de salud y sanitaria, exhibiendo hoy a Brasil con graves problemas de atención a esta pandemia. En Argentina, bajo el gobierno de los Kirchner, de Néstor y de Cristina, desde el 2003 hasta el 2015 tampoco se hizo mucho. En Bolivia, con Evo Morales, y su Revolución Multiétnica y Pluricultural, desde el 2006 hasta el 2019, tampoco se hizo mucho en lo hospitalario y sanitario. Bolivia y Ecuador nacionalizaron recursos minerales y naturales cuyos beneficios no se proyectaron en esos campos. El carácter de la pandemia ha afectado a todos los países. Nadie está exento del coronavirus, ni ninguna clase social tampoco.

La pandemia ha obligado a desarrollar soluciones médicas, sanitarias y epidemiológicas para enfrentarla, tanto a nivel mundial, internacional, como locales o nacionales. En esto Costa Rica está, en términos generales, muy bien. Las medidas que se han venido tomando, en este sentido, impulsando y obligando a acatar, por el Gobierno, el Ministerio de Salud, la Caja Costarricense del Seguro Social y el Ministerio de Seguridad están provocando los resultados esperados, con aceptación general de la población en gran medida.

En lo que está mal, me parece, es en hacer descansar el peso de la crisis, y de la situación económica que ella provoca, en los sectores trabajadores de asalariados, y de los pensionados, tanto del sector público como privado.

En esta crisis, hasta hoy, en ningún país del mundo, se ha hecho cargar, con medidas contra los salarios y las pensiones, el peso de la crisis sobre los hombros de los trabajadores.

Solo en Costa Rica se han aprovechado los zopilotes que rondan, permanentemente, sobre las condiciones de vida y del bienestar laboral, y de los derechos sociales, para atacar con virulencia, más fuerte que la del coronavirus, contra los salarios y pensiones de los trabajadores, y debilitar por carambola los derechos sociales y laborales. Algunos de estos zopilotes desearían el marco de las relaciones laborales, y de trabajo, del siglo XIX, o las del feudalismo o el esclavismo.

Históricamente, desde el siglo XIX, ha habido una lucha permanente, válida moralmente, por subir salarios y rebajar jornadas de trabajo. Hasta la Iglesia Católica, con la Encíclica Rerum Novarum se sumó en esta lucha y defensa de los trabajadores.

La historia social y de la seguridad social, en general, está asociada al impulso de los trabajadores por impedir que les aumenten sus jornadas de trabajo y por impedir que les rebajen sus salarios. La lucha ha sido por rebajar jornadas de trabajo, que se ha establecido a escala internacional en ocho horas de trabajo diario, algunos países tienen menos, y por aumentar el salario. Por su parte los patronos o empleadores tratan de luchar por rebajar los salarios y aumentar las jornadas de trabajo, e intensificar de esa manera la extracción de la plusvalía. La vida bajo los sistemas capitalistas ha hecho que esta relación se establezca bajo la modalidad de que los salarios suben en escalera mientras los precios de los productos suben en ascensor, agobiando las condiciones de vida, de trabajo y empobreciendo las condiciones de reproducción de la fuerza de trabajo.

Los patronos y empleadores actuales, ayunos de la filosofía de las políticas públicas sociales y de la seguridad social, y del Estado Social y Benefactor, que ha marcado el desarrollo del país, en los últimos 100 años, y especialmente a partir de 1943 y 1949, se han tirado bravamente, y de manera perversa, aprovechando esta situación de la pandemia, contra todo el engranaje de estas políticas públicas, de salud y seguridad social, del Estado Social de Derecho, y contra los Derechos Sociales y Laborales desarrollados y consolidados en el país, con el ánimo de acabar con ellos o con lo que se puedan reducir.

Como el Can Cerbero del Hades, con sus tres cabezas y su cola de serpiente, procuran, los representantes del capital, en el Gobierno, en la Asamblea Legislativa y fuera del gobierno, que los trabajadores se mantengan en el infierno, que como muertos no salgan de su infierno, y no puedan entrar al mundo de los vivos, de las mejores condiciones de vida y de trabajo. Igual que en el ser mitológico de sus colmillos, de su lenguaje, se desprende un veneno negro y mortal, un mensaje de que la culpa de la situación económica es la de los salarios y las pensiones de los trabajadores.

El Can Cerbero es fiero y agresivo, sobre todo al momento de cuidar su puerta encomendada, la de la culpa de los trabajadores con sus salarios y pensiones. Como en la leyenda mitológica a todo Can Cerbero le llega su Orfeo y su Hércules. Ellos lo hicieron con la música de su lira y su fuerza. Ya habrá tiempo para la reorganización social.

Falta el mensaje alternativo, realista y posible, de parte de los sectores sociales que contribuya a desarrollar salidas posibles a la crisis de empleo, de desempleo y de pobreza que está provocando el coronavirus. La fuerza de Hércules, del movimiento social organizado, quedará para el momento en que se supere la crisis epidemiológica y pandémica que nos afecta.

Por ahora insisto. No hay país en el mundo, un solo país, excepto Costa Rica, que haya hecho descansar, en el discurso y en la realidad, el enfrentamiento de la pandemia congelando aumento de salarios, rebajando salarios y pensiones.

Los salarios y las pensiones no debieron, ni deben tocarse, en este período de crisis. Los salarios de los trabajadores y las pensiones de los trabajadores jubilados son sagrados, son sus medios de vida. Las pensiones, salvo un pequeño grupo de ellas, son reducidas respecto al salario que las provocó.

Los salarios y las pensiones de los trabajadores, en su inmensa mayoría, están comprometidos con las deducciones de ley, con préstamos, con rebaja de pensiones alimenticias, con hipotecas, con embargos. En el caso de las pensiones del magisterio, de la JUPEMA, independientemente de si son altas o no, se les rebaja casi el 60% de su asignación nominal para establecerlas entre un 40% y 55% de recibo efectivo. Y con las leyes que se aprobaron tributariamente se amenaza de reducirlas casi en un 75%.

Los trabajadores, y las personas que, de buena fe, hablan contra las pensiones altas, las “pensiones de lujo”, como las han estigmatizado, no entienden que son resultado de los salarios que devengaban esas personas. Tampoco entienden que luchando contra las altas pensiones, luchan contra las bajas pensiones, para ponerles techo a las bajas pensiones, para reducirles su techo. Cuando se rebajan las altas pensiones se les ponen techos más bajos a las bajas pensiones. Cuando luchan contra los altos salarios, luchan en el fondo por mantener bajos los salarios. Esta es la lógica del engatusamiento en que meten, con cantos de sirena, a quienes levantan estas banderas.

Ciertamente hay empresas que deben reducir su caudal productivo, paralizar ciertas funciones, suspender ciertas tareas. Ello supone que los trabajadores de esos trabajos no teniendo nada que hacer pueden ser despedidos, suspendidos de sus trabajos, con los respectivos ceses de salarios y rebajos salariales, si bajan sus jornadas. Esta es la realidad. Para ello no se necesitaba modificar leyes, ni establecer leyes especiales que no les garantizan nada a los trabajadores víctimas de esta situación.

La paralización que se ha impuesto, en todo el país, es resultado de una situación que sobrepasa los intereses nacionales del Estado y del sector empresarial. La paralización institucional y empresarial impuesta por la pandemia, es ajena a la responsabilidad de los trabajadores. La incapacidad de trabajo de los trabajadores no es voluntaria. Es involuntaria, impuesta a los trabajadores como si les sucediera un accidente, por la fuerza de la naturaleza que les incapacita para trabajar, no porque no quieran trabajar, sino porque tienen un riesgo profesional del que deben cuidarse para mantenerse luego en el trabajo, con las mejores condiciones de salud posibles.

A todos los “suspendidos” de sus trabajos, en este momento de la pandemia, a todos “los despedidos”, mientras dure su condición en tanto esos trabajos no vuelvan a ser activados, se les debe considerar discapacitados, incapacitados, como si hubieran sufrido un accidente laboral que les imposibilita trabajar, y recibir el seguro de incapacitado, que cubre el Estado, la Seguridad Social, o el Instituto Nacional de Seguros, que les permita recibir mientras dure la pandemia, y su “incapacidad” para trabajar, un ingreso mínimo, que está garantizado por ley. Que no se obligue a pagar al patrono lo que le corresponde en casos de estas incapacidades laborales puede ser una medida de emergencia a favor de ellos, pero debe garantizárseles a los trabajadores ese mínimo de ingreso que resulta de su incapacidad laboral a cargo de los sistemas estatales que los cubren. Hay que cambiar la idea de los despidos por la de incapacidades laborales. Así sí contribuimos mejor a atender las necesidades básicas de los trabajadores afectados con las suspensiones de sus trabajos.

En otro escenario están los más de $4000 MILLONES de dólares que han ingresado al país, al Ministerio de Hacienda principalmente, que forman parte de la Deuda Externa, resultado de préstamos de varios organismos internacionales, que en este momento no está claro dónde se están destinando, y se podría estar dando o festinando una danza de millones…

Esos $4000 millones de dólares deben vigilarse muy bien, por los organismos del Estado, por las Defensorías Públicas, para que se destinen a quienes realmente deban ir, si se orientan a ayudar sectores laborales y económicos en este período de crisis, para mantener sus actividades productivas, o para estimular PYMES y MICROPIMES en este período de emergencia nacional, y a productores nacionales, especialmente de alimentos vinculados a la canasta básica.

Ni un cinco de estos $4000 millones debe destinarse a apoyar empresarios que ante la Tributación Directa y el Ministerio de Hacienda no son agentes tributarios, no contribuyen anualmente pagando impuestos, son evasores, de la lista que el Ministerio conoce, y que públicamente se ha denunciado desde hace meses, igualmente con los que son elusores de pagos y de cargas tributarias.

Tampoco pueden destinarse fondos a patronos o empresas que son deudoras de la Seguridad Social, que no pagan lo que deben a la CCSS. Los que no pagan a la Caja son además ladrones de las cuotas de sus trabajadores, que rebajándolas no las entregan a la CCSS, con el doble perjuicio que ocasionan a los trabajadores, de dejarlos fuera de la seguridad social y de perjudicarles hacia el futuro con su pensión, y de cometer el delito de retención continua de salarios, que es como un robo continuado.

También se han hecho denuncias muy importantes, de grandes empresarios, y líderes empresariales, que tienen deudas millonarias con la CCSS, de decenas y centenas de millones de colones, perdiendo ellos, como personas o como representares de cámaras empresariales, toda su capacidad moral de exigir sacrificios, de salarios y pensiones a los trabajadores, cuando ellos retienen, se dejan, o se roban, las obligaciones que tienen con el Estado y la Seguridad Social.

En un momento como el que vive el país, es importante que haya un control de movimiento de divisas internacionales.

Que se estudie y verifique que cualquier “ayuda” que se le dé a empresarios no se desvíe en transacciones internacionales para sacar divisas del país, especialmente de las que están destinadas a ayudar para salir de la crisis, que no deben usarse para incrementar capitales, sobre todo capitales especulativos.

Debe estudiarse el movimiento de divisas hacia los bancos off shore, hacia los bancos en las islas del Caribe y de aquellos destinos que se sabe son para ocultar y amasar capitales.

Que una crisis como esta no produzca otro Panamá Papers, caso que no se ha querido investigar a fondo en el país.

Hay que decir que en una situación como ésta hay quienes, con los fondos públicos que se manejan, por la situación de emergencia que los cobija, con la facilidad que se podrían manejar ciertos fondos y dineros, quieran hacer clavos de oro. Las contrataciones del Estado, de la CCSS, de la Comisión Nacional de Emergencias, por citar estas instancias, no deben hacerse con empresas ni empresarios que hayan quedado mal en el pasado en negocios con el Estado, que hayan estafado al Estado, que hayan hecho malos trabajos o hayan incumplido sus obras. Tampoco contratar con empresarios que han cambiado sus empresas deudoras, o estafadoras, por otras nuevas y limpias, ante el Estado, para seguir chupando de los fondos y préstamos públicos.

El movimiento económico para enfrentar la crisis de la pandemia no debe servir para hacer surgir nuevos ricos de la pandemia.

Si se quieren sacrificios que sean parejos. Los ricos y los asalariados, pero en forma proporcional.

Los salarios y los ingresos de los ricos, de dirigentes empresariales, son una discusión. Muchos de ellos no tienen ingresos en el país, no son agentes tributarios como personas, ni pagan la CCSS. Muchos de ellos reciben salarios parciales en colones y otra parte en dólares depositados en el extranjero o con bonificaciones, que no se declaran en el país. Pero son personas que por sus movimientos bancarios puede saberse muy bien cómo viven y cómo gastan. Por esta razón es que se han opuesto, y con bastante éxito, a las medidas de control que el Ministro de Hacienda ha querido impulsar en ese sentido.

Las empresas de zonas francas no pagan impuestos en Costa Rica. Su régimen de establecimiento les permite pagar sus impuestos en los países de origen. Sin embargo, el mismo régimen de impuestos de esas empresas les permite pagar impuestos en Costa Rica, que ellas pueden deducir de sus impuestos en el extranjero. Este es un buen momento para negociar este pago de impuestos de esas empresas en Costa Rica, en la que todos ganamos. Ellos pagan sus impuestos aquí, cumplen con el pago de impuestos y nosotros nos beneficiamos de ellos. Se puede llegar incluso a un acuerdo que mientras dure esta situación ese pago de impuestos se realiza aquí.

Una medida urgente es eliminar todo pago de usura en intereses bancarios y comerciales, que resulte de pago de tarjetas de crédito y similares, o de ventas a plazo, donde los intereses llegan hasta el 55% o más. Las medidas que se han venido impulsando en este sentido son un plato de babas. En una situación como la que se vive en el país, con desempleo forzado creciente, con jornadas de trabajo disminuidas y con ingresos salariales y de pensiones disminuidos, el ordeño organizado sobre casi toda la población, especialmente sobre los trabajadores y asalariados y pensionados, que se hace por medio de los intereses usureros en este momento es criminal.

En esta crisis las tasas de interés no deberían estar más altas de un 5% en todos los órdenes. Cuando los bancos, públicos y privados, dijeron que bajarían sus intereses de los préstamos, nunca dijeron que bajarían los de sus tarjetas. La tasa de intereses de sus tarjetas, de manera especulativa, es la que les produce sus enormes y multimillonarias ganancias. Pueden bajar otros intereses, pero esos no son lo que hay que bajar. Los que urge eliminar en este período de crisis son los de las tarjetas de crédito o débito, cualquiera que ellas sean.

Hay que congelar los incrementos de alquileres que por ley se permiten anualmente. Y, hay que procurar que, en vivienda social, si a un trabajador se le ha reducido su salario, se le reduzca el pago de alquiler o de abono al banco en la misma proporción.

Hay que congelar los incrementos mensuales, que automáticamente se realizan, por el ICE, la Compañía Nacional de Fuerza y Luz, y por el Servicio de Acueductos y Alcantarillados.

Hay que asegurar que en las Zonas de Tugurios y de viviendas sociales, el agua llegue gratuitamente si es del caso.

Lo que no debe ocurrir y hay que rectificar es que la crisis no debe descansar en los hombros de la clase trabajadora y de los pensionados.

Alfredo González Flores, en su gobierno, intentó impulsar medidas tributarias, frente a los efectos de la crisis económica de la I Guerra Mundial, de manera que los ricos pagaran o sostuvieran la crisis, y no los sectores pobres o asalariados de aquellos años, 1914-1917.

A José Figueres Ferrer, no le tembló la mano, en 1948, para establecer un impuesto del 10% al capital, para contribuir a pagar los gastos ocasionados por la Guerra Civil.

Tampoco le tembló la mano para nacionalizar la Banca privada, e impulsar la Banca nacionalizada, que mucho éxito tuvo para el desarrollo del país, del sector empresarial y de desarrollo de los sectores medios productores y de la clase media costarricense. Si la banca se mantiene especulativa y usurera es un buen momento para replantear la nacionalización bancaria.

Enviado a SURCOS por el autor.

Imagen: http://josehdezcabrera.blogspot.com/2017/04/la-crisis-y-la-reduccion-del-salario.html

El reencuentro

Ítalo Armando Fera Fallas

Esta coyuntura del Covid-19 nos ha obligado a reencontrarnos, primero con nosotros mismos, con las personas más inmediatas, nuestras comunidades e instituciones públicas. Al final con lo mejor de nuestro pueblo. A descubrir la solidaridad, la fraternidad, la justicia, el respeto a los semejantes y a todos los seres vivos, incluida nuestra madre tierra. A recapacitar y comprender lo esencial de tantos valores humanos, espirituales y ecológicos olvidados, manipulados o convertidos en palabras vacías. A reflexionar sobre nuestra historia, donde tanta agua ha pasado bajo el puente, y observar que más allá de las viejas dicotomías de izquierda y derecha, de etiquetas y de bandos, podemos descubrir tantas posiciones demagógicas de muchos líderes y dirigentes, que se sirven del poder enclavados y ausentes de ejercicios democráticos y sin coherencia ética para con sus propias organizaciones o Instituciones, sean estas cooperativas, sindicatos, ADIS, Alcaldías, Ministerios o Instituciones.

En fin, vivimos un tejido social cada vez más destruido por el individualismo, el egoísmo, la avaricia, la acumulación insaciable, venerando al dinero en este capitalismo salvaje.

Los que formamos parte del movimiento social comunal, de los nuevos emprendimientos sociales y ambientales, estamos obligados a rescatar al país: Continuando nuestra actuación en los ámbitos inmediatos personales, familiares, comunales, locales y regionales, hacia una nueva articulación nacional, que haga posible la reconstrucción de la esperanza y una nueva conciencia popular.

Se debe demostrar con hechos esa nueva referencia y sensibilidad humana y ecológica, desde un cambio personal y social simultáneo que tanto necesita nuestro país.

Enviado a SURCOS por el autor, publicado también en https://caminantedelsur.com/

Unidad sindical y social presenta propuesta fiscal

Comunicado de Prensa

UNIDAD SINDICAL Y SOCIAL PRESENTÓ PROPUESTA PARA APROBAR UNA NUEVA REFORMA FISCAL JUSTA Y SOLIDARIA

Ante la falta de voluntad política del equipo negociador gubernamental y tras más de diez horas de diálogo preliminar, para plantear una solución alternativa al proyecto de ley 20.580 (Combo Fiscal), esta noche, la Unidad Sindical y Social Nacional, presentó una propuesta para aprobar un nuevo proyecto de ley de reforma fiscal, justa y solidaria, mediante una nueva vía rápida.

Nuestra iniciativa contemplaría aprobar, por vía rápida en la Asamblea Legislativa, un nuevo expediente legislativo, donde se reunirían las propuestas de una mesa multisectorial y de unidad nacional, integrada por movimientos sociales, Poder Legislativo y Poder Ejecutivo.

El objetivo de esta iniciativa es consolidar la reforma fiscal justa y solidaria, que necesita Costa Rica para sostener el Estado Social de Derecho, exigiendo que se vincule con la Asamblea Legislativa.

La Unidad Sindical asume así, su responsabilidad patriótica con Costa Rica y delega la responsabilidad política, a los(as) legisladores(as) y al Presidente de la República, de que dicha propuesta sea una realidad en el corto plazo.

En el tanto no exista el compromiso político para asumir esta propuesta, nos mantendremos firmes en la huelga general indefinida y el día de mañana hemos dispuesto las partes seguir en una jornada más de diálogo a partir de las 10:00a.m.

20 de setiembre, 2018

Enviado a SURCOS por Albino Vargas Barrantes

Ser joven y la ruta costarricense con las elecciones como crisol

Héctor Ferlini-Salazar

Imágenes de jóvenes recorriendo calles y comunidades costarricenses para llevar el mensaje casa por casa y persona por persona, cuando el país se alista para votar en segunda ronda el 1 de abril inundan las redes digitales. Evidentemente esa no es una muestra de conciencia simple, sino de compromiso, la fase superior de la conciencia. Y es la juventud, gente de menos de cuatro décadas de vida quienes asumieron la tarea creando Coalición Costa Rica y sus agrupaciones en cada localidad; son decenas de grupos en todo el país que suman miles de personas. ¿Es un hecho sin trascendencia o algo pasajero? Creo que no; veamos:

  1. La conformación

Por iniciativa de gente joven, Coalición Costa Rica incluye a personas provenientes de distintas agrupaciones electorales y mucha gente independiente, que confluye en el objetivo de evitar el triunfo de una propuesta de partido-iglesia que pretende gobernar desde los preceptos del movimiento neopentecostal, esto es, desde una visión que habla de “guerra espiritual” contra quienes tienen otras creencias o cosmovisión, que utiliza una supuesta “teología de la prosperidad” para justificar el enriquecimiento de quienes lideran las congregaciones mediante el cobro del diezmo incluso por adelantado y la venta de “milagros”, donde sus líderes se auto-proclaman apóstoles y profetas, y recurren a cultos cargados de fuerza discursiva y notoriedad mediante la tecnología de la información especialmente la televisiva. Al rechazar esta propuesta, la Coalición Costa Rica adhiere la candidatura de Carlos Alvarado Quesada, cuya propuesta se centra en el respeto a los derechos humanos; la inclusión social, económica y cultural; la administración transparente; y especialmente, la idea de un gobierno nacional que incluya a personas de distintas tradiciones o militancia electoral.

  1. Las tareas realizadas

Después del 4 de febrero esta fuerza mayoritariamente joven ha visitado casas y personas, ha llevado el debate respetuoso y los argumentos a cada rincón del país, ha creado espacios digitales, ha impreso y distribuido volantes, ha propuesto estrategias, apoyado a su candidato en presentaciones públicas… y un sin fin de expresiones de la creatividad de que es capaz la gente joven.

  1. La base histórica que puede sustentar la preferencia electoral

Cuando desarrollamos el movimiento ciudadano La CCSS Que Queremos (2011-2014), en una de tantas reuniones comunitarias en todo el país, se puso de pie la recordada Myriam Zamora Solera (QEPD) y con su octogenaria sabiduría y compromiso, esta maestra de la lucha social costarricense dijo: “En Costa Rica tenemos escuelas para aprender a manejar carro o para aprender muchas otras cosas, pero también tenemos una escuela de solidaridad que es la Caja Costarricense de Seguro Social y no debemos dejar que nos la destruyan”. Esas palabras de la querida maestra social nos explican el rechazo que un importante sector del país expresa hacia una propuesta electoral del partido Restauración Nacional, que se basa en lo contrario a la inclusión y la solidaridad y apuesta por favorecer a las personas “elegidas” y las que “no viven en pecado” según su estrecho entendimiento. Este sector del electorado incluye a personas que no son de la dirigencia y que con sinceridad abrazan los postulados de la socialdemocracia y del socialcristianismo. Esa escuela de solidaridad mencionada por doña Myriam, la podemos ampliar a todo el sistema de seguridad social alentado por los movimientos sociales, especialmente de perfil laboral, y que desde el siglo diecinueve y especialmente en la primera parte del veinte dieron aliento a la alianza Mora-Sanabria-Calderón y sus fuerzas que lograron las garantías sociales, y así mismo, dieron la base para su continuidad con la Segunda República de Figueres Ferrer, Rodrigo Facio, Benjamín Núñez y otros pensadores socialdemócratas. A esa “escuela de solidaridad” que es nuestro sistema de seguridad social se suma, -y es parte del mismo entramado-, el modelo educativo costarricense (que con sus limitaciones) es universal. Esta conjunción es la tierra fértil para el trabajo que Coalición Costa Rica y toda persona comprometida hace para asegurar el triunfo electoral. Así, encontramos en esa “escuela de solidaridad” el elemento constructor de una sensibilidad especial del pueblo costarricense que hoy debemos levantar para convertir, -esta coyuntura electoral-, en el cuenco o crisol en el que se podrían fusionar los elementos para un camino costarricense que debemos re-construir.

  1. El nuevo pacto socio-político

Esta coyuntura ha provocado un espacio para el reacomodo político, pues ante la posibilidad de caer en una teocracia teñida además de incapacidad programática, distintas personas y fuerzas se han agrupado de uno y otro lado de las candidaturas presidenciales. Este fenómeno, que incluye a medios de información, representantes de los partidos políticos que formaron parte del bipartidismo, importantes sectores críticos dentro del catolicismo y de las otras iglesias históricas de un lado y el neopentecostalismo de otro, y más expresiones sociales, culturales, empresariales, académicas y políticas, podrían abrir el espacio para el desarrollo de un nuevo pacto socio-político que nos permita pensar la Costa Rica que queremos y acordar un programa para lograrla. Ciertamente para ello, es necesario dejar de lado dogmas, rencores, e intereses mezquinos.

  1. Las tareas del futuro y la permanencia de la Coalición

Uno de los valores principales de la Coalición Costa Rica es que no es un partido político, sino una alianza social con posibilidades de convertirse en movimiento, esto es, contar con objetivos de largo plazo, cohesión en torno a ellos y permanencia. Por ejemplo, ¿no podría esta Coalición impulsar una reforma mediante referendo u otra vía para lograr un mecanismo de elección legislativa que si haga honor a una democracia en su sentido de gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo? Este ejemplo propone abrir la posibilidad de pensar en otras luchas o procesos más allá del 1 de abril.

  1. El sentido de ser joven

Si bien es cierto Coalición Costa Rica tiene la agradable y conveniente marca de las juventudes, también es cierto que probablemente se cuentan por miles las personas que ya no clasificaríamos en ese concepto etario, pero si, como escribí en otro texto, en la propuesta de que ser joven es tener hoy metas nuevas para cumplir mañana. El elemento clave entonces es el compromiso, la fase superior de la conciencia que nos mostró doña Myriam. Y con base en ese compromiso, no importa la edad para asumir la tarea de contribuir en la construcción, o re-construcción, del camino costarricense hacia el respeto pleno a los derechos de todas las personas.

  1. La urgencia de un resultado electoral y el estrechamiento del espacio político

Más allá de concentraciones, encuestas o mediciones de fuerza, el resultado de la segunda vuelta electoral costarricense tiene una connotación política clave: el riesgo de un estrechamiento del espacio político. Igual que como ocurre en las sociedades dominadas por el ejército, con un gobierno basado en principios religiosos o sectarios el espacio político, -es decir, la posibilidad de disentir, proponer públicamente sin peligro de discriminación o condena, de organizarse para promover luchas sociales, y en general, para impulsar propuestas distintas a las del gobierno-, se vería limitado. El solo hecho de que la propuesta neopentecostal gane una elección, enviaría a toda la sociedad el mensaje de que existe por definición y con validación electoral lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, lo aceptable y lo inaceptable. Eso no lo podemos permitir y por ello la abstención no es una opción válida. Por esto, lo expuesto en el punto 3 en torno a la base histórica que puede sustentar la preferencia electoral, resulta clave. Para ejemplificar lo que esto significa, recordemos la idea propuesta desde el Partido Restauración Nacional de que “es necesario restaurar la universidad pública”, o bien, lo dicho por Arnoldo Castillo, representante de esa misma agrupación en entrevista con La Nación el 8 de marzo: » Yo esperaría que no coartemos la libertad cultural, yo esperaría que eso no lo hagamos, que no tengamos que llegar a eso».

  1. La construcción de ciudadanía y la ruta hacia la democracia participativa

La reforma del 2003 al Artículo 9 de la Constitución Política de Costa Rica que establece el “gobierno participativo” es una ruta a seguir. El gobierno participativo, como elemento administrativo, requiere de la construcción de una democracia participativa, esto es, que los distintos sectores aceptemos que ese es el modelo político en el cual deseamos vivir y que debemos construirlo. Lograr la democracia participativa como elemento que rige la sociedad junto al modelo representativo que hace viable el gobierno, implica desarrollar la capacidad de proponer desde la ciudadanía políticas públicas, participar en su ejecución, controlarlas y re-formularlas cuando sea necesario, es decir, desarrollar una cultura de ciudadanía, de compromiso con la comunidad, el cantón, la provincia, el país. Será un reto del movimiento social hacerse presente para impulsar este proceso. Será un reto también para un gobierno de Carlos Alvarado aceptar y promover esto en suma a las alianzas que ha hecho con otras fuerzas políticas.

Como vemos, el papel de esta Coalición Costa Rica no es algo de poca importancia, todo lo contrario, puede tomar mayor fuerza e influencia nacional si logra conservar su autonomía y alcanzar permanencia. Las tareas que vienen son de gran importancia estratégica, especialmente si se toma en cuenta que este proceso electoral ha servido para abrir a la luz pública algo que estaba semioculto a la conciencia: la existencia de un movimiento con alta estructuración y cobertura, basado en una lectura ahistórica de la Biblia, con evidentes móviles financieros y de poder político, que opera con base en la obediencia, y se alimenta de la desigualdad socio-económica y la urgencia de soluciones, reconocimiento y apoyo para la población marginada o que es presa de la injusticia social. En adelante, la vida de quienes lideran estas congregaciones, -ahora expuestas a la luz-, y sus alianzas de oportunidad podría no ser la misma; pero ello depende de que el compromiso del gobierno, de los movimientos sociales y de las personas conscientes se haga presente con base en ese camino que puede surgir de la confluencia de quienes no solo queremos votar y trabajar en contra de, sino, por una Costa Rica transparente, inclusiva y solidaria.

 

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Miércoles de lucha

Este miércoles 15 de noviembre frente a la Corte Suprema de Justicia de San José, se llevará a cabo tres actividades para decir presentes

8 a.m.

Auto-Convocados contra la CORRUPCIÓN frente a la Corte Suprema de Justicia en San José.

11 a.m.

Conferencia Irregularidades del Recurso Hídrico en Guanacaste. Una importante denuncia que usted no debe perderse. Será en el Centro de Amigos para la Paz.

5 p.m.

Actividad informativa Cantando por el Agua Libre. Todos los Auto-Convocad@s de los diferentes colectivos y movimientos sociales se unen por la defensa del Agua y ALERTAN a la población sobre las negociaciones con nuestra Agua que se están dando en la Asamblea Legislativa sin que muchos lo sepan.

Recuerde miércoles 15 de noviembre

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Miercoles de lucha

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Especialistas y movimientos sociales de la ruralidad Latinoamericana se encuentran en Costa Rica

Especialistas y movimientos sociales de la ruralidad Latinoamericana se encuentran en Costa Rica

El Encuentro Internacional “Configuración del capital y del poder en los territorios rurales de América Latina: extractivismo, agro e hidronegocios y propuestas de resistencia e integración desde abajo” reunirán a más de 100 activistas y académicos del Grupo de Trabajo de Estudios Críticos del Desarrollo Rural, perteneciente al Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (GT-CLACSO).

Se espera que asistan participantes de unas 20 organizaciones sociales, estudiantes de posgrado de 16 universidades y centros de investigación y miembros académicos del GT-CLACSO. Las personas participantes provienen de Cuba, Honduras, Nicaragua, Haití, Colombia, Ecuador, Brasil, Chile, Argentina, México, Bolivia, Guatemala, Ecuador, República Dominicana.

Este será un proceso donde el trabajo en campo y las experiencias de organizaciones campesinas e indígenas sea prioridad y guía para las reflexiones durante la semana” aseguro José Mora del Programa Kioscos Socioambientales para la Organización Comunitaria una de las instancias promotoras del evento.

Las actividades se realizarán en las instalaciones de la Universidad de Costa Rica y en una gira a comunidades rurales entre el 18 y el 23 de septiembre del 2017. Habrá mesas de análisis de coyuntura del desarrollo rural en América Latina, una gira de campo a comunidades rurales del Pacífico Sur costarricense. Entre las actividades abiertas están: “Acuerdos comerciales y propuestas de integración desde abajo” y “Ascenso del conservadurismo y política del despojo en América Latina” ambas a las 6:00 p.m. el 18 de septiembre en el auditorio de la Facultad de Educación y el 22 de septiembre en el auditorio de la Biblioteca de Ciencias de la Salud.

El encuentro busca analizar la coyuntura actual de configuración del capital y el poder en los territorios rurales de América Latina y al mismo tiempo que conocer y profundizar sobre experiencias de resistencia e integración desde abajo.

Para Maria Jose Guillén del Centro de Investigación y Estudios Políticos el encuentro busca “fortalecer los lazos de intercambio académico y ayudar a colocar los problemas actuales de la región centroamericana en el debate latinoamericano e internacional. Ayuda a profundizar el diálogo con organizaciones sociales campesinas e indígenas, que difícilmente han sido tan visibilizadas como otras de mayor impacto mediático como el Movimiento de Trabajadores rurales Sin Tierra (MST) de Brasil”.

Según Gloriana Martínez del Instituto de Investigaciones Socialesen Costa Rica se está viviendo una renovación de los estudios agrarios, ambientales, rurales, notándose en el aumento de trabajos finales de graduación, proyectos de acción social, trabajos comunales, iniciativas estudiantiles, proyectos de investigación, publicaciones científicas y actividades de reflexión pública”.

La expansión de los monocultivos, la firma de convenios comerciales, la intensificación de los conflictos socio ambientales, la profundización de los efectos del cambio climático y los cambios en la agricultura tradicional, son algunos de los temas más destacados del Encuentro.

Además, muchos de estos temas han configurada una fractura profunda en las sociedades centroamericanas, que siguen sin resolverse luego de la firma de los acuerdos de paz que finalizaron nominalmente la guerra civil en la década de los 90, acuerdos que fueron la antesala de las reformas de ajuste estructural. En la actualidad, el despojo y la violencia en el campo siguen siendo los factores principales de expulsión de la población local que es obligada a migrar a Estados Unidos. En la actualidad, entre el 12% y el 15% de la totalidad de la población vive fuera de la región.

Por lo menos el 60 por ciento de los defensores y activistas que fueron asesinados en 2016 vivían en América Latina y el 40 por ciento de las víctimas eran indígenas y otro porcentaje campesinos ambos sectores enfrentan el extractivismo y despojo de sus territorios, señaló un informe de la organización no gubernamental Global Witness en el que se reveló una cifra récord de 200 activistas ambientales asesinados en el mundo durante ese año.

Contacto María José Guillén +506 8880-2524, maria.guillen.araya@gmail.com

Especialistas y movimientos sociales de la ruralidad Latinoamericana se encuentran en Costa Rica2

Especialistas y movimientos sociales de la ruralidad Latinoamericana se encuentran en Costa Rica3

 

Enviado por Kioscossocioambientales UCR.

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UCR: La protesta social es un derecho humano

  • En Foro Institucional 2017 se analizan casos de protesta en defensa de derechos ambientales

 

Patricia Blanco Picado,

Periodista Oficina de Divulgación e Información, UCR

La protesta social es un derecho humano UCR
La protesta social, y en particular la protesta socioambiental en Costa Rica, fue tema de análisis por parte de dos académicos de la UCR y una activista social en el Foro Institucional 2017 dedicado a la libertad de expresión, comunicación y democracia (foto archivo ODI).

La protesta social, entendida como una acción colectiva de la ciudadanía en defensa de sus derechos, ha sido una parte sustancial del país a lo largo de su historia. Sin embargo, en los últimos años el Estado costarricense ha puesto en práctica herramientas legales con la finalidad de inhibir estas manifestaciones y llevar al plano judicial estos conflictos.

«Algunos sectores, que tienen coptado al Estado, buscan intimidar, inhibir o ejercer algún tipo de presión psicológica sobre personas que en algún momento de su vida participan en una protesta social en Costa Rica», expresó el Dr. Nicolás Boeglin, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Boeglin y el Dr. Jorge Lobo Segura, docente de la Escuela de Biología de esta misma universidad, participaron con expositores en la mesa redonda «Protesta social como manifestación de la libertad de expresión», actividad organizada como parte del Foro Institucional 2017 Libertad de expresión, comunicación y democracia.

Los académicos han brindado acompañamiento técnico a organizaciones comunales en varias protestas ambientales y, por tanto, hablaron desde su experiencia personal.

La protesta social es un derecho humano UCR2
«Tenemos aún medios de justicia para la resolución de confictos socioambientales», aseguró el Dr. Jorge Lobo Segura, profesor de la Escuela de Biología y uno de los expositores en el Foro (foto Laura Rodríguez).

«Los procesos de protesta socioambiental en nuestro país han sido una forma concreta de expresión de insatisfacción y de reclamo de derechos ambientales de la población y de la naturaleza, como resultado de la preponderancia de los intereses privados sobre lo social y lo natural», aseguró Lobo.

La protesta en el campo ambiental ha aumentado en la última década según cifras del Informe Estado de la Nación y se expresa mediante campañas en contra de megaproyectos mineros, hidroeléctricos, agrícolas, urbanísticos, reformas legales, la defensa del algua y temas relacionados con la región marítimo-costera.

Lobo y Boeglin coincidieron en que la criminalización de la protesta social es un hecho en Costa Rica, ya que a quienes participan en estos movimientos se les trata como delincuentes. Mencionaron varios casos recientes, entre ellos el juicio penal en el que fueron absueltos en abril pasado cinco estudiantes y un profesor de la UCR por participar en el 2012 en una marcha en defensa de la seguridad social.

Los expositores plantearon además que las manifestaciones de inconformidad social no tienen cabida en los medios de comunicación masivos y son solo tomadas en cuenta cuando adquieren gran envergadura, incidencia politica o se convierten en conflictos violentos. «Existe una enorme dificultad de los actores sociales de conseguir atención en los medios», detalló Lobo, sobre todo cuando los movimientos sociales son incipientes.

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El Dr, Nicolás Boeglin, profesor de Derecho Internacional Público en la Facultad de Derecho de la UCR, alertó sobre el uso de técnicas legales y mecanismos sutiles para inhibir el derecho a la protesta social y mandar una señal calra al movimiento ambientalista (foto Laura Rodríguez).

Para el biólogo, la ausencia de medios comunitarios o de prensa con alcance local «es una gravísima omisión de nuestro sistema de comunicación».

Por su parte, Boeglin explicó que en Costa Rica se ha empezado a relacionar el derecho penal y la protesta social, lo que es muy peligroso y preocupante, ya que este tipo de derecho está pensado para sancionar conductas y lograr que las sanciones sea ejemplarizantes.

«El derecho penal en ningún momento tiene que empezar a acercarse de esa manera a la protesta social. La protesta social no es más ni menos que un ejercicio legítimo en la defensa de intereses colectivos, muchos de ellos reconocidos por la institucionalidad costarricense y en una gran cantidad de leyes», afirmó el jurista.

Boeglin y Lobo mencionaron la experiencia vivida ante la demanda por injurias, calumnias y difamación interpuesta en su contra por la empresa minera canadiense Infinito Gold, que pretendía desarrollar el proyecto de minería a cielo abierto Crucitas, en Cutris de San Carlos, provincia de Alajuela.

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Eva Carazo, integrante de varios colectivos sociales y expresidenta de la Federación de Estudiantes de la UCR, enfatizó que las universidades públicas tienen una responsabilidad directa con las comunidades, que requieren el acompañamiento técnico y legal ante la judialización de las protestas sociales (foto Laura Rodríguez).

«Muchos de los que participan en estas marchas -expresó Boeglin- tienen la Constitución en la mano y no entienden que un Estado haga el juego a ciertos sectores e intente sostener lo insostenible, como lo vimos en el proyecto Crucitas, donde vimos a un Gobierno actuar como vocero de una empresa canadiense».

«Eso es algo nunca visto y es profundamente indignante para quienes entendemos un poquito cómo funciona el aparato estatal costarricense», aseguró el profesor universitario.

«Estas experiencias me han mostrado lo importante del proceso de investigación, el trabajo de gabinete, el respaldo a los reclamos con argumentos científicos, técnicos o legales y la importancia de la búsqueda de caminos legales y administrativos como parte de los procesos de protesta socioambiental que ocurren a diario en nuestro país», manifestó Lobo.

La protesta para cuestionar

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Las sesiones del Foro Institucional 2017 se realizan los miércoles 8 a.m. a 12 m. en el auditorio del Centro de Investigación y Capacitación en Administración Pública (Cicap) de la UCR. Las próximas sesiones son el 21 y el 28 de junio (foto Laura Rodríguez).

La necesidad de garantizar la libertad de expresión y el derecho a la comunicación deben constituirse en reivindicaciones de los movimientos sociales, opinó la activista, expresidenta de la Federación de Estudiantes de la UCR y psicóloga, Eva Carazo, quien participó en la mesa como comentarista.

Carazo reafirmó la importancia de la protesta social como procesos de defensa de derechos e hizo un llamado a cuestionarse «qué le dice la protesta a nuestra sociedad sobre el tipo de modelo depredador y de relaciones y procedimientos que tenemos disponibles para tomar decisiones y resolver los conflictos».

Indicó además que estas manifestaciones colectivas forman parte de la cotidianidad de mucha gente en nuestra sociedad y son aspectos esenciales de su supervivencia. Sin embargo, señaló, no forman parte del mundo que los medios de comunicación presentan: «llegan a los medios hegemónicos solamente como conflictos o aparecen como la nota roja o con un abordaje superficial».

Finalmente, Carazo dijo que en vez de mirar la protesta social como una amenaza, se debería analizar cómo los movimientos sociales han presionado por cambios institucionales necesarios, porque las leyes y el Estado no han funcionado en la protección de los derechos ciudadanos.

Estos temas se aboran en el Primer Foro institucional del 2017 que trabaja el tema «Libertad de expresión, comunicación y democracia». Las actividades del foro se realizan los días 6, 7, 14, 21 y 28 de Junio de 2017, Auditorio del Centro de Investigación y Capacitación en Administración Pública (CICAP).

Video Cuarta Mesa Redonda:

https://youtu.be/7f7AzEXw5b0

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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