Dr. Fernando Villalobos Chacón Decano de Sede Regional Pacifico UTN. Candidato a la Rectoría UTN Presidente del Concejo Municipalidad de Esparza Presidente Asociación Regional de Desarrollo AREDE MIDEPLAN. Doctor en Mediación Pedagógica y PhD en Administración Pública. Epistemólogo e Historiador. Estudios en Alta Gerencia, Gestión del Liderazgo y Derecho. Académico Universitario, ex director de Docencia UTN. Académico, Gerente público. Científico Social. Político. Escritor. Poeta. Conferencista Contácteme: fernando.villalobos.profesor@gmail.com Cel. 88 12 59 56
En el umbral de una nueva era, las disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) se erigen como el faro que guía hacia un futuro repleto de promesas y desafíos inimaginables.
Las universidades, epicentro de este despertar intelectual y tecnológico, no solo están formando la próxima generación de pioneros y visionarios, sino que están redefiniendo los contornos mismos de nuestra realidad. Al adentrarnos en este viaje, descubrimos cómo estas instituciones están tejiendo el tejido de un futuro que, hasta hace poco, solo habitaba en los sueños más audaces de la ciencia ficción.
Imaginemos un mundo donde los desafíos más formidables de nuestra época, como el cambio climático, las pandemias y la crisis energética, no son sino meros escalones hacia un progreso sin precedentes.
En este mundo, las universidades son los bastiones de innovación que no solo enfrentan estos desafíos, sino que los convierten en oportunidades para forjar un mañana más brillante. Mediante programas educativos que desafían los límites del conocimiento, investigación de vanguardia y colaboraciones sin fronteras, están moldeando líderes STEM capaces de pensar más allá de las soluciones convencionales, abordando las complejidades de nuestra sociedad con creatividad y eficacia.
Este nuevo amanecer en la educación STEM es también un canto a la diversidad y la inclusión. Al abrir sus puertas a una rica variedad de talentos, sin importar género, etnia o condición socioeconómica, las universidades están enriqueciendo el caldo de cultivo de la innovación. Cada nueva perspectiva añade una capa de profundidad y complejidad a la solución de problemas, tejiendo un tapiz de ideas que es tan diverso como resiliente.
En el corazón de esta revolución se encuentran las tecnologías emergentes, que están siendo integradas en los currículos con una visión que va más allá del presente, preparando a los estudiantes para liderar en el futuro.
La inteligencia artificial, la robótica, la nanotecnología y la bioingeniería no son solo herramientas en este nuevo mundo, sino pinceles con los que los futuros líderes pintarán posibilidades aún no concebidas.
La metodología de enseñanza en sí misma ha sido transformada, adoptando un enfoque práctico y colaborativo que refleja los retos interconectados del mundo real. El aprendizaje basado en proyectos, la educación experiencial y el trabajo en equipo interdisciplinario preparan a los estudiantes no solo para enfrentar el mundo tal como es, sino para imaginarlo como podría ser.
Las alianzas entre universidades y la industria están catalizando esta transformación, asegurando que la educación STEM no solo sea relevante, sino revolucionaria. Estos vínculos crean un puente entre la teoría y la práctica, permitiendo que las ideas fluyan libremente del aula al mercado, impulsando así el emprendimiento y la creación de empleo en sectores clave para el futuro de nuestra economía global.
Las universidades no son simplemente instituciones de aprendizaje; deben ser las alquimistas del siglo XXI, transformando la curiosidad y el conocimiento en el oro de la innovación y el progreso. Estamos en la cúspide de una era donde la preparación en STEM es el pasaporte hacia un futuro que rebasa las fronteras de lo posible, un futuro donde los desafíos actuales son los cimientos sobre los que construimos un mundo más sostenible, inclusivo y equitativo.
En este amanecer de la era STEM, las universidades no solo están preparando a los líderes del mañana; están imaginando y construyendo el mundo del mañana.
¿Está preparada la Universidad Pública costarricense para el desafío?
Las investigadoras estudiaron Física en la UCR y realizaron sus estudios de posgrado en universidades europeas y latinoamericanas
Mónica Morales Masís, Kumara Cordero Edwards y Marcela Hernández Jiménez son tres físicas egresadas de la Universidad de Costa Rica, quienes realizaron sus estudios en universidades extranjeras. Dos de ellas trabajan en Europa y una en el Centro de Investigación en Ciencia e Ingeniería de Materiales (Cicima) de la UCR. Foto: Karla Richmond.
Todas tienen en común su pasión por la ciencia y en particular por un área científica en la que tradicionalmente han predominado los hombres. Su formación inicial en física les permitió especializarse en distintas ramas de la nanociencia y la nanotecnología, saberes fundamentales en este momento para la búsqueda de aplicaciones en la industria tecnológica.
Mónica Morales Masís, Kumara Cordero Edwards y Marcela Hernández Jiménez son egresadas de la Universidad de Costa Rica (UCR) y realizaron sus estudios de posgrado en el extranjero en ciencia de los materiales, un campo de investigación de punta en el mundo actual.
Luego de concluir su carrera de Física en la UCR, las científicas tuvieron la oportunidad de viajar a Estados Unidos, Brasil y a países de Europa a completar sus estudios y en busca de nuevas oportunidades laborales.
Como mujeres, adquirieron conciencia de las dificultades que implica abrirse camino en un medio muy competitivo y masculino, tanto en Costa Rica como fuera del país. Esto, en algunos casos, las ha llevado a vivir situaciones de discriminación por razones de género.
Las tres jóvenes investigadoras participaron en diciembre pasado en el 13.º Simposio en Ciencia de Materiales Avanzados y Nanotecnología (Sciman) 2018, organizado por el Centro de Investigación en Ciencia e Ingeniería de Materiales (Cicima) de la UCR, con el apoyo del Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) y la Universidad Nacional (UNA).
En la actividad, participaron alrededor de 80 investigadores, investigadoras y estudiantes, procedentes de siete países: España, Suiza, Suecia, Brasil, Holanda, México y Costa Rica, quienes presentaron sus trabajos y compartieron los avances en el estudio de los materiales.
Mónica Morales trabaja en el Instituto de Nanotecnología de la Universidad de Twente, Holanda, donde tiene su propio grupo de investigación sobre celdas solares. Foto: Karla Richmond.
Hacerse oír
Las estadísticas muestran que las mujeres continúan estando relegadas del campo laboral en áreas científicas y tecnológicas, pese a que el número de ellas ha aumentado en carreras relacionadas con la ciencia, la tecnología y la ingeniería, alrededor del planeta.
Una forma en la que son desplazadas del ámbito científico es la dificultad para hacerse oír y ser valoradas en los grupos de investigación, espacios donde comparten con colegas masculinos o que son liderados por ellos.
Esta vivencia no ha sido lejana para las tres costarricenses, según manifestaron.
Kumara Cordero está convencida de que trabajar en el área de la nanociencia y la nanotecnología presenta dificultades para las mujeres, ya que en ocasiones se tienen que esforzar el doble para demostrar su capacidad como profesionales frente a sus compañeros y jefes.
Cordero lo ejemplificó con la actitud de algunos investigadores de ignorar las sugerencias hechas por una mujer, pero si la misma sugerencia proviene de un hombre sí es tomada en cuenta.
“He sido testigo de esto, lo he vivido en carne propia. Es una situación muy normalizada en el mundo científico. Pero hay mucho movimiento de mujeres en la ciencia tratando de que haya igualdad de género en este campo”, indicó.
Kumara Cordero realiza su posdoctorado en el Departamento de Materia Cuántica de la Universidad de Ginebra y trabaja en un grupo de investigación sobre materiales ferroeléctricos. Foto: Karla Richmond.
Mónica Morales también dio su punto de vista: “si uno quiere ser reconocido hay que trabajar mucho, porque existe mucha competencia”. Desde que cursaba la carrera de Física en la Universidad –señaló– se ha acostumbrado a estudiar y a trabajar en un medio donde los hombres son mayoría.
“Ahora que crecí en este campo y que soy profesora veo que para las mujeres a veces hay más restricciones que para los hombres”, recalcó.
Marcela Hernández mencionó que cuando era estudiante no sentía que ser mujer le implicara alguna discriminación. “En ese momento nunca me sentí rebajada o hecha a un lado, ni por mis compañeros ni por mis profesores”, recordó.
No obstante, su experiencia como profesional ha sido un poco diferente, pues “empieza uno a sentir mayores dificultades para hacerse oír y poder dar una solución a un problema o tener una voz que sea más escuchada”, apuntó.
Ámbito familiar
Las dificultades para conciliar la vida personal y familiar con las tareas como científicas fueron mencionadas por las investigadoras. Según opinó Morales, la carrera científica exige mucha dedicación, esto en numerosas ocasiones interfiere con las actividades familiares y sociales.
El cambio de un país a otro requiere cierta flexibilidad y, si se desea conformar una familia, tal aspecto puede significar una dificultad para la vida personal de las mujeres.
Marcela Hernández es profesora de la Escuela de Física e investigadora en el Cicima de la UCR. Actualmente, estudia las propiedades ópticas de escarabajos autóctonos de Costa Rica. Foto: Karla Richmond.
No obstante, ella está convencida de que se pueden manejar ambas facetas. “Mi consejo es que estas situaciones no deben detener a nadie, yo conozco profesoras que han tenido hijos y van de un lugar a otro”, dijo.
Recientemente, Hernández vivió la experiencia de la maternidad, un período que se concibe socialmente como una “incapacidad” y no como una licencia, eso implica para las mujeres mayores responsabilidades y las aparta del campo laboral.
“Tenemos poco tiempo de licencia de maternidad, pocas facilidades con la lactancia y con el cuidado del bebé”, aseguró.
En su criterio, como sociedad debemos pensar en cambiar ese sistema e integrar las dos funciones: la parte profesional, que es muy exigente en el ambiente académico, y la parte familiar.
“Con la maternidad es difícil salirse del sistema y después reintegrarse y retomar los proyectos laborales. Pareciera que al tener un hijo, uno pierde todos los títulos y los estudios, y hay que volvérselos a ganar, volver a abrir su campo y asumir las responsabilidades”, comentó la investigadora de la UCR.
Modelo a seguir
Las científicas aspiran a ser figuras ejemplares para otras personas, sobre todo para los más jóvenes, mediante su aporte al avance del conocimiento científico.
Marcela Hernández expresó que le gustaría “ser una docente en la UCR que pueda volver a ver atrás y sentir que le ha aportado a la formación de los futuros profesionales en física y, como investigadora, me gustaría ser parte de una generación que cambie la mentalidad del costarricense que siente o piensa que somos muy pequeños y no tenemos capacidad de crear o de innovar”.
Mónica Morales también quiere llegar a ser una científica modelo para otros. “Como mujer uno puede hacer muchas cosas, seguir la pasión es lo más importante y trabajar mucho”, destacó.
Además, insistió en que hay que promover desde edades tempranas la idea de que la ciencia es igual para mujeres y hombres.
Mónica Morales Masís
Trabaja actualmente en el Instituto de Nanotecnología de la Universidad de Twente, Holanda. Realizó el Bachillerato en Física en la UCR, efectuó la maestría en Estados Unidos y el doctorado en Holanda. Dentro de la ciencia de materiales, se ha especializado en celdas solares y en materiales nanoestructurados que se utilizan en los dispositivos electrónicos.
Trabajó durante varios años en Suiza como investigadora de celdas solares. Este año, regresó a Holanda a crear su propio grupo de investigación.
“En Europa, uno empieza como asistente de profesor, ahí se empieza a concursar por fondos, a tener más estudiantes y a formar un grupo. Después de muchos años de desarrollar el grupo de investigación, uno puede llegar a ser full profesor”, expresó Morales.
Kumara Cordero Edwards
Realiza su posdoctorado en el Departamento de Materia Cuántica de la Universidad de Ginebra. Estudió Física en la UCR y en el 2013 viajó a España a cursar estudios de maestría en la Universidad Autónoma de Barcelona. Posteriormente, realizó el doctorado en el Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología.
En la actualidad, trabaja en un grupo de investigación sobre óxidos, en el que analizan materiales ferroeléctricos que son usados para aplicaciones a nivel nanotecnológico. “Estudiamos las diferentes propiedades de conducción, reversabilidad de la polarización y mecánicas de los materiales, con el fin de darle en el futuro alguna aplicación a este conocimiento”, explicó Cordero.
Marcela Hernández Jiménez
Es profesora de la Escuela de Física e investigadora en el Centro de Investigación en Ciencia e Ingeniería de Materiales (Cicima) de la Universidad de Costa Rica (UCR). Obtuvo el Bachillerato en Física en esta universidad y la maestría y el doctorado en la Universidad de Campinas, en Brasil.
«Yo gestioné la beca para hacer la maestría y luego me la gané para realizar el doctorado», comentó.
Actualmente, trabaja en el análisis de las propiedades ópticas de escarabajos autóctonos del territorio costarricense, con el objetivo de “entender por qué este material tiene las propiedades que presenta, para a largo plazo diseñar un material que estaría inspirado en la biodiversidad costarricense”, dijo Hernández.
Especialistas nacionales y extranjeros participan esta semana en simposio
Patricia Blanco Picado,
Periodista Oficina de Divulgación e Información
Investigaciones sobre el uso y propiedades del grafeno, un material bidimensional que ha despertado mucho interés en la comunidad científica (foto tomada de: http://fundaciongym.webs.upv.es).
Cuando todavía el mundo ni siquiera hablaba de nanociencia o nanotecnología como un campo de estudio, en un pequeño laboratorio de la Universidad de Costa Rica (UCR) ya se trabajaba en esta materia.
Fue el investigador M.Sc. Neville Clark, ex director de la Escuela de Física y Profesor Emérito de la UCR, quien en el Laboratorio del Estado Sólido logró en 1980 hacer películas menores a 100 nanómetros (un nanómetro es una millonésima parte de un milímetro).
Una década después, en 1990, nació en la UCR el Centro de Investigación en Ciencia e Ingeniería de Materiales (Cicima), justo en el mismo momento en que se inicia la era de la nanociencia y la nanotecnología, con la definición de estos términos por National Sciense Foundation (NSF). En la fundación de este centro de investigación participaron el Dr. José A. Araya y el Dr. Luis F. Fonseca.
El crecimiento de la actividad de investigación y la incorporación de nuevos científicos con el grado de doctorado en Física impulsó la creación de ese centro especializado en el estudio de los materiales, que al día de hoy ha acumulado importantes logros.
El Cicima cuenta con ocho investigadores, en su mayoría de Física, aunque también hay especialistas en Química. Precisamente, en estos 35 años de trabajo se ha podido potenciar la investigación interdisciplinaria al lado de investigadores de otras unidades académicas de la UCR, como el Centro de Investigación en Electroquímica y Emergía Química (Celeq) y el Centro de Investigaciones en Enfermedades Tropicales (CIET). La actividad investigativa del Cicima se ha cristalizado en más de 100 artículos científicos publicados en revistas internacionales indexadas.
Asimismo, son muy fructíferas las relaciones establecidas con centros de investigación de universidades de países como Suecia, México, Estados Unidos, Brasil, Colombia, Alemania, Francia y España, entre otros.
El Dr. Arturo Ramírez, investigador del Cicima, señaló que un logro relevante de este Centro es el desarrollo de equipos propios, como un sistema de ultra alto vacío, diseñado por el Dr. José Araya.
El Cicima además organiza anualmente el Simposio en Ciencia de Materiales Avanzados y Nanotecnología (Sciman), que este año llega a su décima edición y ha empezado a atraer a destacados científicos de reconocidas universidades del mundo.
El Cicima de la UCR realiza investigación interdisciplinaria en su laboratorio con materiales hidrogenados, materiales biológicos, materiales magnéticos, semiconductores nanoestructurados, modelado de materiales y grafeno (foto archivo ODI).
El próximo año, la UCR empezará la construcción del Edificio de Nanociencias, que albergará al Cicima, y se adquirirán nuevos equipos con recursos provenientes del préstamo con el Banco Mundial. Esta edificación estará ubicada en la Ciudad de la Investigación.
En opinión del Dr. Ramírez, este nuevo edificio significará un paso muy importante para dar mayor empuje a la investigación en nanociencia y nanotecnología en Costa Rica.
Actualmente, el Cicima realiza estudios en áreas como materiales hidrogenados, materiales biológicos, materiales magnéticos, semiconductores nanoestructurados, modelado de materiales y grafeno, un material que ha adquirido notoriedad en los últimos años gracias a sus propiedades.
El Sciman
El 10° Simposio en Ciencia de Materiales Avanzados y Nanotecnología se realiza del 7 al 9 de diciembre en el auditorio del Lanamme-UCR, en la Ciudad de la Investigación, Sede Rodrigo Facio Brenes.
En el simposio participan ocho charlistas internacionales de universidades de Europa y Estados Unidos, entre ellos el Dr. Xavier Moya, del Departamento de Ciencias Matemáticas y Metalurgia de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido; el Dr. Richard Partch, del Centro de Procesamiento de Materiales Avanzados de la Clarkson University; el Dr. Dieter Bimberg, del Centro de Nanofotónica de la Universidad Técnica de Berlín, en Alemania y el Dr. Jairo Velasco, de la Universidad de California en Santa Cruz.