Franz Hinkelammert es teólogo y economista, graduado en Berlín, Alemania. Reside desde hace varias décadas en Costa Rica. Sus numerosos aportes transitan por una crítica a la economía, a la política y a la religión. Su discurso dibuja una ética, cuya máxima es la vida. Introduce categorías de estudio y análisis que promueven una ética material, que asegura las condiciones para la reproducción para La Vida Humana.
En su libro, “Lo indispensable es inútil: hacia una espiritualidad de la liberación”, se abarcan temas importantes como lo son los derechos humanos, la globalización y el neoliberalismo, los mecanismos de funcionamiento, la eficiencia y la banalización del mundo, entre otros; asimismo, el libro fue publicado por la Editorial Arlekín, en el 2012.
A continuación se adjunta el pdf del libro, para todos los interesados en el tema.
La Universidad Nacional (UNA), Facultad de Ciencias Sociales y la Escuela de Planificación y Promoción Social (EPPS) le invita al conversatorio: “Neoliberalismo y el populismo del actual gobierno: una afrenta contra la Constitución Política”.
Será impartido por el Doctor en Gobierno y Políticas Públicas, UCR Académico de UNED Luis Paulino Vargas Solís.
La conferencia esta dirigida al público en general, de manera presencial en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNA, en la Sala de videoconferencia FCS UNA, y en modalidad virtual, en vivo por medio de Facebook en: Facebook/situn universidad nacional, este miércoles 26 de octubre de 2022 a las 10 a.m.
El acompañamiento durante 15 años del Programa Kioscos Socioambientales a distintas comunidades del país ha evidenciado que los conflictos, tanto socioambientales como otros de índole territorial, por ejemplo, el caso de los pueblos indígenas, aumentan y se recrudecen en un contexto nacional de múltiples violencias e impunidad, reflejo evidentemente de las políticas y gobiernos neoliberales que operan sobre nuestro país y en la región latinoamericana.
Defender los derechos humanos, colectivos y culturales, así como los bienes comunes de la naturaleza, ha sido la bandera que izan las organizaciones comunitarias, construyendo alianzas, visibilizando las problemáticas y la desprotección estatal y disputando discursos de odio, profundizados a través de medios de comunicación tradicionales y reproducidos por quienes guiñan con los intereses privados de unos pocos sectores con poder.
Por eso, desde Kioscos, en conjunto con las comunidades que acompañamos, desde el 2021 hemos intentado conmemorar desde el diálogo crítico, abierto y respetuoso, a esas defensoras y defensores que, desde su cotidianidad, crean procesos colectivos que buscan evitar que los rasgos coloniales y patriarcales acaben con la vida en los territorios.
Así nació la Semana por la Defensa Comunitaria de los Territorios. El año anterior, la dedicamos a abordar temas de bienes comunes, migración, lucha por la tierra y por el territorio, este 2022, a partir de las reflexiones a lo largo del año con las organizaciones, se propone como eje central el tema de los intercambios generacionales y de saberes, de manera, que serán las personas jóvenes las participantes centrales de esta Semana, compartiéndonos sus inquietudes, preguntas, reflexiones y alternativas, que buscan continuar con la defensa territorial y el cuido de la vida y de los bienes comunes.
La actividad tendrá lugar del 13 al 16 de octubre en la Universidad de Costa Rica como sede central, y en el Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI). Participarán cerca de 50 personas, tanto población estudiantil y personal docente de la universidad, así como personas provenientes de distintas comunidades, tales como territorios indígenas de China Kichá, Salitre, Térraba, Crun Shurin, Bribri de Talamanca, Chomes, Guacimal, Guatuso, Los Chiles, Buenos Aires, Oreamuno de Cartago y Santo Domingo de Heredia.
El jueves 13 se realizará el conversatorio Intercambios generacionales para la defensa comunitaria de los territorios, a las 6:00 pm en el Auditorio de la Facultad de Arquitectura de la UCR. El viernes 14 se realizará un taller en el Edificio de Educación Continua de la UCR, en el que 20 estudiantes podrán participar, y el sábado 15 las personas de las comunidades tendrán 2 giras simultáneas a Santo Domingo de Heredia, para conocer e intercambiar experiencias en torno a la lucha por el Río Virilla, y a Cipreses de Oreamuno, en Cartago, para conocer a profundidad la realidad de esta comunidad frente a la desprotección y contaminación de las nacientes de agua con agroquímicos.
Esperamos que puedan acompañarnos en el foro del jueves, que será una actividad abierta a todo público. Desde Kioscos tenemos el gran interés de seguir fomentando espacios de articulación, encuentro, reflexión y diálogo, para aquellas personas defensoras de la vida y de sus territorios.
El señor presidente, don Rodrigo Chaves, ha optado por el camino fácil. Nos extraña de alguien que habla de tener capacidad y voluntad para comprarse las broncas, que por definición son difíciles. Su argumento, al parecer, más contundente es que el Banco de Costa Rica ya no cumple la función social de una banca de desarrollo, sino que opera como un banco privado o peor. Entonces, ¿por qué opta por el camino fácil de venderlo en lugar de reconvertirlo en un verdadero banco de desarrollo al servicio de la pequeña y mediana empresa?
El camino difícil es comprarse la bronca de hacer del sistema bancario nacional una institución financiera competitiva y eficiente para contribuir a la reactivación económica y social del país. Y esa es una tarea del gobierno, poner en cintura al sistema bancario nacional para que cumpla su función fundamental como banca de desarrollo. Los poderes Ejecutivo y Legislativo son quienes fijan la política de la institucionalidad financiera pública. Entonces, si el banco no está cumpliendo esa función, la responsabilidad recae sobre esos dos poderes, así como sobre la Superintendencia General de Entidades Financieras (SUGEF), y no solo sobre el banco. El banco no se manda solo. Entonces, ¿quién manda en este país?
El camino fácil de la privatización es el que ha llevado a la profundización de la pobreza y la desigualdad a los países de Suramérica, con Chile a la cabeza. Ahora, están de vuelta y, en ese país, a pesar del voto negativo al reciente proyecto de reforma de la Constitución, sigue habiendo consenso, entre tirios y troyanos, de que hay que revertir la privatización que quebró el sistema de pensiones y encareció los servicios públicos privatizados.
No hay explicación razonable para persistir en la chilenización, al estilo de Pinochet, de uno de los países, como Costa Rica, que ha sabido cultivar lo mejor de su patrimonio natural, humano y social levantando en alto la bandera -con algunos traspiés propiciados por quienes piensan más en su patrimonio que en el de la patria- de un Estado Social de Derecho, único frente de resistencia al neoliberalismo frívolo, injusto e inhumano.
Se replican hoy los intentos privatizadores de los gobiernos de don Oscar Arias y don Miguel Ángel Rodríguez. Don Oscar, en su primera administración, buscó privatizar las telecomunicaciones autorizando la operación ilegal de la empresa MILLICOM, algo que logró legitimar con la firma del TLC con Estados Unidos en su segunda administración. Asimismo, con la creación de una “Empresa Costarricense de Telecomunicaciones (ECOTEL)” para la venta de acciones y privatizar parcialmente al Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), como se pretende ahora con el Instituto Nacional de Seguros (INS). Es decir, en este caso, estamos ante un mismo modelo. Por su parte, Don Miguel Ángel, buscó privatizar infructuosamente el ICE con el famoso paquete energético “Combo ICE”, lo que le costó la casi desaparición de su Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), algo parecido le ha sucedido a don Carlos Alvarado con el Partido Acción Ciudadana.
Los vientos virulentos de la privatización se pueden convertir, por efecto bumerang, en tempestades para los mismos partidos que los impulsan. Pareciera que viejos y nuevos partidos no han puesto en la balanza el comportamiento de una ciudadanía que todavía arrastra una cultura política afincada sobre los valores imperecederos de un Estado Social de Derecho. Hay una arrogancia globalista modernizante que busca tirar al tarro de la basura las conquistas sociales del pasado, incluso a quienes las promueven los tratan de “ningunear” con el mote de “nostálgicos”, pero resulta que esa herencia se resiste a morir, no por capricho de esos “cabezas calientes” o “anacrónicos”, sino por la misma fuerza de su vigencia para atender a las calamidades sociales de este tiempo “pandémico”, donde los más vulnerables continúan siendo las víctimas.
No estamos ante la venta de un “Rolex”, una mercancía de lujo. Se trata de una institución pública, socialmente rentable, porque sus dividendos sí contribuyen a paliar las necesidades de la “señora de Purral”, y funcionando como debe ser, ella podría emprender un negocio propio para no seguir viviendo del asistencialismo social. Pero, ahora, el señor presidente opta por el camino fácil, para no comerse la bronca con la reconversión del sistema bancario público nacional y con el FMI. Y, además, con esa venta no tener que comprarse la bronca de impulsar una verdadera reforma tributaria y parar, de una vez por todas, la evasión y la elusión fiscal. De seguir por este camino fácil, pobrecita la “señora de Purral”.
Estamos de luto por lo que pasó en Cambronero. Y lo que pasó no fue un accidente sino la consecuencia del modo neoliberal de habitar el mundo y “administrar” lo social.
El Lanamme de la UCR ha advertido, hace varios años, que esa zona tiene fallas estructurales. Pero el Estado no invierte en obra pública porque la regla fiscal se lo impide y porque no es sensible a las necesidades sociales.
El Ministro le pide a la empresa privada que gestiona la ruta 27 que levante peajes para darle fluidez al tránsito. Pero la empresa privada se niega y entonces el ministro decide, a las 1.30, abrir la ruta 1. A las 4.30 se produce la catástrofe que, hasta ahora, mató a 9 personas. Los que pudieron pagar fueron por la 27 y los que no, por la ruta 1 y pusieron en riesgo sus vidas.
Veamos esto: el ministro le “pidió” un favor a la empresa privada. Pero ésta no accedió. Ni para el ministro, ni para la empresa privada existe algo así como “función social de la propiedad” ni siquiera ante las inclemencias del clima. El “poder” político se muestra sumiso frente a la lógica de la ganancia, no vaya a ser qué lo acusen de “expropiador”.
Neoliberalismo en acto: las ganancias empresariales son más importantes que la preservación de la vida. No es, solamente, un modo de explotación de las fuentes de la riqueza. El neoliberalismo está contra la vida.
Publicado por el autor en sus redes sociales, recuperado por SURCOS.
El anuncio de ayer del presidente Chaves de vender el Banco de Costa Rica dilucida claramente el rumbo y el contenido de la política de su gobierno. Estamos en presencia del más rancio neoliberalismo, del más ortodoxo y más entreguista. Mientras los países del mundo y de América Latina retornan de la época de la subasta de los bienes del Estado, tales como Argentina, Méjico, Bolivia o Chile para recuperarlos e incorporarlos al acerbo nacional, el presidente Chaves propone subastarlo, casi inexorablemente, a precio de baratija.
Los propios números propuestos por don Rodrigo prueba que su venta no producirá mayor beneficio, ni redundará en la reducción de la deuda pública. Él dice que el precio de venta puede alcanzar un 3% del PIB, sea de aproximadamente un billón de colones; sin embargo, la deuda pública es de 29 billones de colones.
Como se ve, con la venta del BCR la aguja casi no se movería, mientras perderíamos un bien o activo del Estado que le produce grandes utilidades todos los años. Según proyecciones del Ministerio de Hacienda la relación PIB/deuda pública, se ubicará en el 2027 en un 62% y en el 2032 en un 50%. Como se ve, según Hacienda, sin la venta del BCR la relación disminuirá rápidamente en el futuro cercano. Se ha repetido hasta el cansancio, que el Gobierno pretende que esas utilidades millonarias se las lleve un banquero extranjero y no que se queden en las instituciones nacionales. Esto representa el más puro entreguismo anti-patriota.
El gobierno de Chaves, por otra parte, se ha caracterizado por favores, descarados, a los que pagaron su campaña electoral (tal el caso de la continuación de la concesión de Caldera, el favorecer a los importadores de arroz o ayudar a los empresarios autobuseros) y ejercer la represión contra los funcionarios que discrepen de las opiniones de los ministros (caso de carretera Paquera- Naranjo, comisión de vacunación) o imponer en contrataciones públicas a empresas de su simpatía, como el caso de la empresa que sustituye a Riteve. Es el gobierno de los compadrazgos y no el del interés general. Son actuaciones por lo demás sospechosas y corruptas. Es cuestión de ver los hechos.
El Gobierno se ha especializado en montar la parafernalia, los juegos de pólvora, las distracciones verbales, para ocultar su falta total de beligerancia para afrontar los problemas nacionales.
Mientras se da la imagen de que los problemas se están enfrentando por el bien común, la inflación, sea el aumento general de precios, sigue disparada (12%), la pobreza crece (400 mil niños y niñas viven en pobreza), la desocupación no cede porque la gente ya se cansó de buscar trabajo y la agenda legislativa del Gobierno de Chaves hasta ahora conocida es la venta de activos como el BCR, el INS y Bicsa y el apoyo decidido al proyecto de jornadas 4/3 que liquida el pago de horas extras. Nada en favor del pueblo.
Esos son los hechos, envueltos en hojas de promesas, bravuconadas y desplantes. Lo que hay es una política típicamente neoliberal de Chaves condimentada con baile, “bombas” y una pizca de autoritarismo.
Todo ello con el fin de impulsar una política neoliberal de lo peor que ha ocurrido en nuestro país, mediante cantos de sirena que engatusan a las mayorías.
Alguien me decía hace unos días: Chaves vende el Teatro Nacional y aquí nadie reacciona. Ya veremos.
Las condiciones objetivas son aquellas que están dadas por la naturaleza o la acción humana, como el frío o el calor en dos países distintos, por su cercanía a los polos o al ecuador, o el tamaño mismo de un país, en lo cual intervino la acción humana, o la pobreza o riqueza (no sus causas o explicaciones), por poner ejemplos muy básicos.
Las condiciones subjetivas, son aquellas que hacen parte del escenario para la marcha de procesos culturales, sociales, políticos, para lograr un propósito, sea este alcanzar un resultado en favor de una causa propia o desmantelar los propósitos de los que están o pueden estar en contra de la causa propia, o simplemente no son parte de ella.
En fin, será en función de los intereses de unos o, ir en contra de los intereses de otros.
En ese sentido, uno de los caminos es deslegitimar en sí mismos, a los actores contrarios como tales, o lo que promueven o sostienen, o sus condiciones de existencia.
Hacer ver los derechos, las conquistas logradas por medio de las luchas sociales, como privilegios, situaciones inmerecidas que van en contra de un conglomerado y que deben quitarse, es una táctica para generar condiciones de opinión, en ese conglomerado, en contra de esos derechos y conquistas.
Eso es lo que han venido haciendo, con maña y labor de zapa, los sectores conocidos como neoliberales y aunque sepa a amargura, hay que reconocer que lo han ido logrando, a tal punto, que muchos de aquellos a quienes les fueron heredados esos derechos y conquistas, están en contra de sus propias conveniencias (claro, no lucharon por ellos ni vivieron las condiciones de no tenerlos).
El desprestigio de la Caja Costarricense del Seguro Social se provoca para pasar a manos privadas, lo que ahí se convierte en beneficio de minorías y no en bienestar de mayorías.
¿Cómo lo han ido logrando? Difundiendo desinformación, discursos interesados por medio de los mal llamados medios de comunicación, que tienen presencia cotidiana en cantidades significativas de población. De manera que se hace creer que, si alguien viste con ropa limpia, “está mal” porque otros visten con ropa sucia, haciendo que se ignore las causas de ambas situaciones.
A menudo se oyen expresiones como “en las noticias dicen”.
En esta conformación de opinión pública, están coludidos personajes políticos, organizadores de espacios de confusión y de enturbiamiento del entendimiento, en canales televisivos, radio emisoras, así como púlpitos, micrófonos de pastores y hasta se crean “comisiones de notables”, para darles “la bendición” a decisiones tomadas o por tomar, en función de intereses de grupos o sectores.
Así, los y las trabajadoras del sector público, sus organizaciones, mensajes, acciones, medios de lucha, condiciones de vida, son desprestigiadas de manera sistemática, por medio de estos “medios”.
El propósito es su deslegitimación, “demonización”, para causar la desmovilización, paralización y desunión de los sectores populares y la generación en éstos, de opinión en contra de sus propios intereses.
La organización y su calidad movilizadora, es la condición principal y fundamental entre las condiciones subjetivas, entonces, mientras un actor político se organiza, debe velar, promover y provocar la desorganización del otro, de su contrario.
Otra condición subjetiva es el descontento, la desaprobación y hasta el enojo y la molestia con algo. El descontento se da por la vivencia, el contacto, la percepción original; o, debe provocarse, crear la idea de alguien, persona, grupo o institución, como el enemigo, como el que está en contra de la conveniencia de otro, por lo tanto, debe acabarse con alguna condición, laboral por ejemplo (ahora están proponiendo la jornada 4 x 3). Cuando esto se logra se tiene la disposición, por parte del “convencido”, de estar en contra o a favor de aquello que le interesa al actor específico que lo provocó.
Por eso es que se provoca que mucha gente piense que las condiciones de vida digna de unos, que han alcanzado con sus luchas y no por la divina providencia, van en detrimento de otros.
Una cosa es que en un país haya pobreza, esa es una condición objetiva; el descontento por esta situación es una condición subjetiva pasiva, la organización con miras a hacer algo, es una condición subjetiva activa. Se requiere trabajo para que la primera se transforme en la segunda.
En Ciencia Política, la visión y gestión conocida como “Suma Cero”, promueve que nada es neutro ni está “en el aire”, lo que no aprovecha un actor en contra de su enemigo, lo aprovechará el enemigo, todo, en su contra; lo que no toma un actor, lo tomará todo el contrario. Así, las riquezas del país, se las apropia determinado actor, porque si no, van a dar al pueblo.
Recuerdo el pensamiento del taxista: “Es que, si robaran, pero le dejaran algo a la gente.”
En cuanto al ejemplo de la ropa sucia, parece que la tendencia es a la baja: Todos con ropa sucia. Menos yo y los míos, por supuesto.
Una de las “armas” para crear condiciones subjetivas es la mentira goebeliana: “Miente, miente, miente hasta que te crean.”
Además, la demagogia no falta, por ejemplo, la directriz del Banco Mundial: “El combate a la pobreza”.
Una de las reflexiones del líder Mao Tse-Tung dice, “El pueblo es como el agua para el pez”. Lo que pasa es que las pirañas también son peces y lo devoran todo. Y en eso los sectores neoliberales van ganando, en el convencimiento de la opinión pública.
La clase gobernante de Costa Rica, jugando fútbol con una bomba de tiempo.
No hay que caer en las estratagemas de la clase gobernante. A saber; que a Costa Rica no le queda más remedio que “vender la finca de los abuelos”, o “empeñar las alhajas de mamá”, porque ya no hay más a qué echar mano.
No nos comamos ese cuento.
El pueblo de Costa Rica no es culpable de este descalabro fiscal.
Los culpables son la clase gobernante y la burguesía que vive de la explotación.
Costa Rica es un país con grandes recursos. Lo que sucede es que los que tienen que pagar impuestos los evaden y el gobierno los alcahuetea. Además, les perdonan deudas millonarias.
El déficit fiscal del país es igual a la evasión y la efusión fiscal. Y esa riqueza que ellos se dejan es producida por los trabajadores que son los únicos que producen riqueza.
Pero ¿qué se puede esperar de los gobiernos de derecha, empeñados a quebrar las instituciones y no tocar a los millonarios?
Toda América Latina sufre de ese cáncer llamado neoliberalismo, o capitalismo neoliberal, donde los gobiernos están a merced de la agenda que le dicten las gigantescas empresas multinacionales (del norte), las corporaciones transnacionales y del Banco Mundial.
Los gobiernos neoliberales siempre van a desprestigiar y quebrar su patrimonio nacional y sus activos, para privatizarlos y venderlos a precios ridículos. Una vez que el país pierde “hacha, calabazo y miel”, no le queda otra que humillarse y volver a firmarle OTRO PAGARÉ a los poderosos prestamistas Mister Banco Mundial y su hermano Mister Fondo Monetario Internacional – los dos igualmente usureros hasta más no haber. Y así la deuda externa sigue aumentando y se convierte en un problema de nunca acabar.
Lo bueno es que, poco a poco, toda la América Latina está abriendo los ojos y eligiendo gobiernos con el corazón en el lado del pecho donde el corazón siempre debería estar, que prefieren la justicia y el bienestar social de sus pueblos.
Solo la clase obrera costarricense sigue creyéndose ese cuento de hadas, de que los ticos “somos otro nivel”, social, económica y políticamente. Y por eso continúa eligiendo los mismos amos… con diferentes nombres y colores, pero que al final son los mismos ladrones.
* Trabajador Social, Gestor de Desarrollo Comunitario. Defensor de los Derechos de las y los refugiados. Expastor Bautista.
El capitalismo no le ha dado al ser humano más que pobreza y explotación, guerras y sufrimientos, desigualdad y destrucción del medio ambiente, ignorancia y desempleo.
La pobreza y no el bienestar sigue a este régimen como su sombra.
En 1820, cuando el capitalismo tenía más de cien años de madurez, el número de pobres en el mundo rondaba el 90% de la población. ¡90%! Solo una décima parte de los seres humanos eran no pobres.
Ese régimen social, el capitalismo, creció custodiado por la filosofía del liberalismo económico, una teoría que pregonaba la no intervención en las leyes del mercado. Dejar hacer, dejar pasar, decían los franceses, que el mercado se regula solo. Era lo que llamaban, y aun llaman, la mano oculta del mercado, que más bien debía llamarse la mano peluda del capitalismo.
Casi un siglo después, en 1900, las cosas habían cambiado poco. La pobreza seguía siendo de un 80%. Pero algo comenzó a cambiar. La lucha de los trabajadores y de sus sindicatos, por un lado, y el miedo de las oligarquías, que ya ha habían visto arder el mundo con revoluciones y grandes huelgas, hicieron que a ese capitalismo se le introdujeran reformas. No fue la economía, no fueron las leyes económicas, pues estas solo conducen a la miseria de las masas, sino las medidas extraeconómicas, que le vienen a la economía desde fuera, desde la lucha social y desde la política. Esas reformas permitieron cierto alivio a las condiciones de pobreza.
Eso pasó en nuestro país. Hubo que amarrar la mano peluda e introducir las Garantías Sociales y el Código de Trabajo, reformas que vinieron desde fuera de la economía, vinieron desde la lucha social de los sindicatos y del gobierno del Dr. Calderón Guardia.
Entonces en Costa Rica y en el mundo empezaron a superarse las injusticias más notables. Surgió el llamado estado de bienestar general. En 1950, la pobreza había bajado al 70% en el mundo. Y en 1980, era ya del 40%. En los países desarrollados y algunos países en desarrollo como el nuestro, las cifras mejoraron aún más. Nuestro país logró su récord en 1980, con un 20 ó un 24% de su población en pobreza, porcentaje que no ha bajado desde entonces, desde hace cuarenta largos años.
Pero pronto las cosas comenzaron a cambiar. Grupos surgidos principalmente de las altas esferas del capital financiero, los banqueros y prestamistas, los jerarcas del mercado mundial, demandaron ponerle fin a esos que ellos llamaban privilegios. Pregonaron entonces volver a la juventud, volver a la libertad de empresa, volver al capitalismo salvaje exento de cortapisas. Eso es lo que se llama neoliberalismo.
Esa distopía, que antes solo veíamos en las películas, es lo que viene incubándose y ahora quiere salir a luz.
Los gobiernos anteriores, sobre todo los dos gobiernos anteriores, dejaron las bases listas. Dejaron preparados aquellos huevos del depredador. ¿Se acuerdan de la película? Y ahora este gobierno encuentra la mesa servida. El bicho ese está listo para saltarnos a la cara, y meter en nuestros cuerpos y nuestras almas su semilla siniestra. Esa semilla del capitalismo salvaje. Los dos gobiernos anteriores le dejaron a este las limitaciones al sindicalismo, la prohibición de huelgas y convenciones colectivas, la congelación de salarios, la reducción creciente del gasto social a través de la Regla Fiscal, la espantosa ley de empleo público, la pérdida de las autonomías, y todo lo demás que ustedes conocen bien. Ahora este depredador que tenemos como presidente se dispone a poner esas normas en vigencia.
Yo veo que todavía hay mucha gente pobre o ingresos medios que se hace ilusiones con este gobierno. Yo les pregunto: ¿Cuál fue el primer acto de gobierno de este gobierno? Respuesta: subir el sueldo a sus ministros en un 100% y a los trabajadores del sector privado en un 1%. Para los del sector público no hubo ningún aumento. Métanse eso en la cabeza. Ese es el gobierno que tenemos. Ese y no otro.
El presidente Chaves dijo que iba a acabar con el alza del costo de la vida, pero hemos visto cómo todo sube y sube. Los economistas predicen una inflación del 15 % para final de año y un aumento de la pobreza hasta un 30%. Ya hoy la pobreza es mayor que la peor que tuvimos durante la pandemia. Para el fin de año este rubro será similar al que teníamos en 1970, hace cincuenta años.
¿Y qué propone el gobierno? Propone liberalizar. Así lo acaba de hacer con el arroz comuna medida que conducirá a la desaparición de la producción nacional, que cubre solo el 30% del consumo.
Esa medida ha sido una insensatez. En momentos en que el mundo se adentra en una crisis de alimentos, nosotros decidimos no producir y poner las mesas de los trabajadores al vaivén de los precios internacionales, dominados por tres o cuatro monopolios a nivel mundial.
Ya hicimos lo mismo con los frijoles, una de las principales fuentes de proteína de los hogares. Simplemente, ya no producimos. Hoy solo generamos el 20% de ese grano. Mandamos a los agricultores al desempleo e importamos el grano de China y de la India.
Por cierto, la otra gran fuente de proteína del hogar costarricenses es el pollo y los huevos, dos alimentos que en su producción emplean maíz, del cual importamos prácticamente el 100%. Mientras tanto los maiceros lavan carros en San José, una locura.
Ahora piensan seguir con la papa, la cebolla, la zanahoria y otros.
Amarrarle las manos al trabajador es un gran negocio para el capital. Pero ahora viene el segundo negocio: apoderarse de los bienes del Estado. ¿Qué nos propone? Nos propone que vendamos las instituciones más rentables: el BCR y el INS. Esas dos entidades financieras, que los grandes banqueros nacionales y extranjeros ven con hambre, dejan al estado grandes beneficios año con año. Pero además son entidades muy rentables. Entonces esa rentabilidad debería usarse para beneficio de los trabajadores, para bajar los seguros y para asegurar créditos más baratos. En otras palabras: es un gran negocio para los capitales privados, pero un pésimo negocio para la población costarricense, además de que no va a resolver ningún problema, ni el del déficit, ni el de la deuda, ni la crisis fiscal. Sería a lo sumo un paliativo.
Lo que sí resolvería los problemas fiscales es acabar con la evasión fiscal y con el fraude fiscal. Pero de reforma fiscal no se ha dicho nada. El mismo presidente ha dicho que aquí se dejan de pagar 3 millones de millones de colones cada año por impuestos establecidos legalmente, y nada se hace al respecto. Con ese dinero en cinco años ya no tendríamos ni deuda, ni déficit fiscal ni ninguna otra enfermedad. Pero no quiere enfrentarse a los grandes evasores, que son los de su clase y son los financistas de su partido.
Él es la representación de ese neoliberalismo fatal que él mismo impulsó en Indonesia, donde se depredó una extensión de bosques del tamaño de Costa Rica y se echaron de sus tierras a millones de indígenas, todo para promover el cultivo de la palma aceitera y promover la minería a cielo abierto. Ahí está el informe del Oakland Institute que nosotros publicamos en la revista Surcos. Búsquenlo para que vean.
¿Cuál ha sido el resultado del neoliberalismo? Que en el mundo el 1% de la población se apropia del 51% de la riqueza global, mientras que la mitad más pobre solo posee el 1% de la riqueza. Esa la demostración más palmaria del fracaso del neoliberalismo como camino de desarrollo. Pero tenemos otra muestra de ese fracaso, y son las grandes victorias del pueblo de Chile, el triunfo de Petro en Colombia y el próximo triunfo electoral de Lula en Brasil (¿seguiremos nosotros después?). Los pueblos se cansaron de que les roben su bienestar y su dignidad y empiezan ya a decir ¡Basta!
En un reciente programa de Alto Voltaje de Radio CRC 89.1, la exministra de Cultura señora Mimi Prado y el analista político don Fausto Amador hicieron una referencia comparativa al estilo de desarrollo de Uruguay y Costa Rica, mostrando que, para la década de 1980, mientras en Costa Rica el índice de pobreza era de 20%, en Uruguay era de 39%, y que actualmente Uruguay lo ha reducido a un 8% mientras Costa Rica lo ha incrementado en más del 20%.
Por otra parte, destacaron que en Costa Rica se inició un programa de capacitación en informática educativa y acceso a computadoras 15 años antes que Uruguay, bajo un convenio entre la Fundación “Omar Dengo” y el Ministerio de Educación Pública, sin embargo, hoy Uruguay la ha superado al contar con cobertura total de internet para estudiantes de primaria y secundaria, así como acceso a computadoras, facilitadas por el Estado, gratuitamente, a estudiantes y profesores. Efectivamente, en Uruguay ya para el año 2009 el 100% de sus estudiantes de colegios públicos poseía un dispositivo para conectarse gratis a internet desde su centro educativo. Un primer logro del plan Ceibal, una política de Estado que puso a Uruguay a la delantera en virtualidad, de tal manera que lo sembrado durante trece años evitó que la emergencia por el COVID 19 tuviese un impacto mayor en el aprendizaje de los estudiantes (https://www.elespectador.com/educacion/el-secreto-de-uruguay-para-ser-el-lider-en-educacion-virtual-en-a-latina-en-cuarentena-article/).
A finales de la década de 1980, Uruguay mostraba una población con un rostro de adultos y adultos mayores; había emigrado, a diferentes países, casi toda una generación relativamente joven -“generación perdida”-, debido a la persecución, represión y tortura a que se vieron expuestos desde la década de 1970 por los regímenes dictatoriales represivos que adherían a la denominada doctrina de seguridad nacional, y que devastaron la institucionalidad democrática de la mayoría de países de Suramérica. Por su parte, Costa Rica mostraba una “generación perdida” de estudiantes que no habían logrado concluir sus estudios secundarios, lo que contribuyó a incrementar el índice de pobreza, debido a otra forma de represión: el sometimiento a los dictados de los organismos financieros internacionales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que imponían el derrotero neoliberal de menos Estado y más Mercado, cifrando esperanzas en un mercado globalizado, donde la copa del crecimiento económico una vez llena se derramaría para “bendición” de los pobres.
A diferencia de Uruguay, para los analistas citados, Costa Rica perdió el rumbo, precisamente por haber apostado a un estilo de desarrollo donde no se ha logrado articular el crecimiento económico con la integración y cohesión social, la equidad. Hoy, después del comprobado fracaso de ese estilo de desarrollo, se continúa priorizando el crecimiento económico, apelando al viejo cuento de que “no se puede hacer chocolate sin cacao”, cuando lo que sucede es que el cacao está en manos de una minoría, y así la mayoría está destinada quedarse sin chocolate.
Un ejemplo de este equivocado derrotero salta a la vista en la negociación del Fondo Especial para La Educación Superior (FEES). En un conversatorio propiciado por La Revista, el exministro de Hacienda, don Guillermo Zúñiga, señalaba que un presupuesto de gobierno expresa las prioridades del mismo; y llamaba la atención sobre la necesidad de poner a la educación en primer plano, ante el desafío que representan los acelerados procesos de cambio. Por su parte, el jurista constitucional, don Rubén Hernández, destacaba que independientemente de cuál fuese el nuevo gobierno su expectativa era que este tendría que prestarle atención especial y urgente a la educación; el “apagón educativo” sería una prioridad.
El país puede pretender jugar en primeras en calidad de vida y bienestar social. Tenemos condiciones para hacerlo, precisamente, gracias a la apuesta decidida y valiente que hicieron nuestros grandes estadistas, particularmente en el siglo pasado, por la salud y la educación, dos pilares esenciales de nuestro Estado Social de Derecho. Eso sí, se requiere retomar el rumbo fortaleciendo el régimen de seguridad social en salud y revolucionando el sistema educativo, invirtiendo más y mejor en todos sus niveles. Es decir, poner de nuevo a la educación como prioridad de una política de Estado.
Para ello, hay que renovar el pacto social ciudadano por la equidad y la solidaridad, buscar mecanismos para renegociar la deuda pública, impulsar una verdadera reforma fiscal que ponga a tributar a las grandes empresas nacionales y extranjeras y dejar de golpear el bolsillo de la clase media y de los pobres. No se debe continuar raspando la olla de estos sectores, como se pretende ahora, poniéndole impuestos al aguinaldo y al salario escolar, mientras se continúa llenando la olla de los que más tienen.
Es tiempo de dejar atrás el discurso populista de quienes llegan al poder hablando a favor de los pobres para luego gobernar a favor de los ricos. Necesitamos un gobierno de mayorías y para las mayorías. Estas mayorías están apoyando y cifrando sus esperanzas en el gobierno actual. Se le ofrece, así, una gran oportunidad para darle un nuevo rumbo a este país. Urge hacerlo para bien de la democracia y la paz social.
Ya no es posible recuperar a la “generación perdida” de los años 1980, pero sí es posible crear condiciones para no perder a una nueva generación, fuertemente golpeada por la pandemia sanitaria y las pandemias de la pobreza y la desigualdad.