Organizar la resistencia
Esteban Beltrán Ulate
esbeltran@yandex.com
La paradoja de quienes confrontan el poder hegemónico radica en la aparente imposibilidad de establecer una agenda común que permita consolidar un músculo popular capaz de disputar la administración del poder institucional, no obstante, esta visión de imposibilidad -debido a enfoque o método- no debe limitar la posibilidad de constituir de manera táctica escenarios de resistencia compartida, focos de diversidad en la confrontación contra el opresor que se encuentra dirigiendo el poder desde la estructura que orquesta la institucionalidad de la nación.
Lo anterior es mucho más que solo unificar pasos en el concierto de una marcha anual o temática, me refiero más bien a la constitución de escenarios que sean duraderos en el tiempo, sin que implique erradicar las diferencias que lejos de adversar a los grupos contrahegemónicos, deberían alimentar la posibilidad del diálogo en la resistencia, así como animar la acción colectiva -creativa- de la protesta.
La trinchera de la resistencia creativa desde la diversidad no debe confundirse con los ejercicios oportunistas, de aquellos que llaman vivo a conglomerados de letra muerta -bajo el pretexto de agenda-, acciones oportunistas que reiteran ecos de planteamientos derivados de estructuras partidarias añejas que han sido responsables de la condición social actual. Los oportunistas buscan rendijas para alimentar el ego electoral, con discursos acomodadizos, con la mirada en puestos más que en un proyecto país.
Organizar la resistencia en diversidad es una posibilidad que parte de realidades vividas, así como han existido causas en las que diferentes grupos contrahegemónicos (izquierdas, socialismos, comunalistas, progresistas, intelectuales, ciudadanos y ciudadanas de pensamiento crítico y acción transformadora) se articulan por causas comunes, así, de igual manera, la situación política actual -me refiero al gobierno de turno y sus políticas-, nos plantean la posibilidad de fragmentarnos en el discurso de oposición o crear las condiciones para una gran asamblea popular de resistencia y acción.
El desafío es el diálogo en diversidad, pero es a su vez la fortaleza, por conducto de medios de comunicación alternativos, abiertos a las diferentes voces. Así como el llamado a la acción por la causa común, evitando el culto a la personalidad, demandando una autocrítica permanente de la estructura y un compromiso sostenido de las personas que asumen los ejes de acción (ejes en un modelo horizontal de acción) en las tareas compartidas.
Se organiza la resistencia en el diálogo y la acción, no desde el escritorio, ni desde el perfil de una red social, organizar la resistencia es una tarea permanente.