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Etiqueta: pandemia

¿Es solo la economía lo que se debe reactivar?

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Minutos antes de conversar en un espacio sobre arte y cultura que desarrollo de forma habitual en redes sociales, el poeta, periodista y promotor cultural colombiano Miguel Iriarte me actualizaba la dimensión clara y humana del impacto de la pandemia en su país.

  • “Hoy han fallecido 500 personas”, me dijo.
    Lo interrogué: –
    “¿Solo hoy?”
    Si, confirmó.

De inmediato le comenté sobre lo que ha sido abril y mayo en Costa Rica, un país tan construido sobre una narrativa de la excepcionalidad y la superioridad biológica. Ya esa narrativa ha ido dando paso a otras construcciones discursivas sobre la necesidad de un nosotros contingente, necesario para salirnos del impacto institucional, sanitario y social en el que estamos sumidos.

Pero ese nosotros no es para nada fácil. Las dimensiones humanas de la tragedia son tales que no permiten ni siquiera tener una conversación pública y relajada sobre las implicaciones de decisiones tomadas sobre la suspensión presencial y virtual del curso lectivo en el sistema educativo costarricense, los efectos de medidas parciales en materia de movilidad y otras acciones tomadas para tratar de frenar el aumento exponencial de casos positivos.

Todo ha sido dramático en Costa Rica, hasta la forma en que tratamos de dialogar sobre estos temas. No nos estamos escuchando porque simplemente no hay comunidad ni imaginada ni construida posible que pueda hablarse, luego de 40 años ininterrumpidos de proyecto sociocultural orientado al individualismo, la competencia y el mercado como orientador de lo social.

Al momento de escribirse esta nota, se contabilizan 3.962 personas fallecidas según datos oficiales emanados por el Ministerio de Salud costarricense. Son 3.962 historias, biografías, vínculos familiares y afectivos que han partido sin tener el ritual de la despedida por parte de los suyos.

Ambiente COVID-19 en San José. Mercado Central

Mucho se ha dicho ya sobre la necesidad de reactivar la economía. Pareciera ser un discurso necesario, único. Pero en medio de un modelo que justamente privilegia lo económico por sobre lo humano, se ha dejado de lado la dimensión psicosocial y subjetiva que debe restituirse primero, para después reactivarse. Es necesario comprender que una economía con subjetividades vaciadas y con miedo, no funciona ni garantiza igualdad y equidad.

Pensar entonces en reactivar lo humano, pasa por algunas interrogantes:

¿Cómo serán los encuentros sociales a partir de ahora, los abrazos, las conversaciones? La confianza en el otro, la otra, ¿será la misma? ¿Cuál política pública será implementada para reactivar de forma inmediata el afecto y la certidumbre?

En días recientes se promovió en Costa Rica una campaña llamada “Frenar la ola” orientada a concientizar acerca de la necesidad del cuido personal para minimizar el impacto de una fuerza pandémica incontenible, que está ganando la batalla a la institucionalidad en salud en el país.

Para quienes hemos perdido familiares, amigos, conocidos en estos días una acción así cuenta en lo socioafectivo. Algunas voces intelectuales y académicas han mirado con desdén esta iniciativa, pero yo la defiendo como acción restaurativa de lo emocional. Urgen propuestas que se ocupen de esa otra dimensión tan necesaria para la vida: la del sentido y el afecto sobre la racionalidad economicista.

Durante las primeras semanas de contingencia sanitaria en el 2020, las investigadoras Silvia Citro y María Luz Roa, pertenecientes a un equipo interdisciplinario de Antropología del cuerpo y la performance, con sede en Argentina, ya advertían sobre la urgente necesidad de reinscribir nuevas dinámicas subjetivas e intersubjetivas para contender como colectivo las trampas de discursos basados en el restablecimiento de los cuerpos y las economías:

“Construir desde lo colectivo, nuevas artes de re-existir, nuevas micropolíticas colaborativas que nos devuelvan la forma de ser sujetxs alegres y ya no sólo vectores, que brinden abrazos virtuales y no sólo enfermedades. No se trata sólo de entretenernos como pasa-tiempo, sino de entre-tenernos para re-existir con otrxs y vivir-en-el-tiempo”. (Recuperado de https://latfem.org/pandemia-yo-me-quedo-en-casa-pero-en-communitas/)

Quizá sea el momento de reescribir ciertos contratos donde lo importante no pase por la contabilización y el mercado. Existir para encontrarnos pareciera ser esa nueva promesa civilizatoria a la que debemos apostar como humanidad, como país. Esto pasa necesariamente por redibujar las arquitecturas de la política, el arte de la convivencia, el rigor del sentido comunitario. Nos desafían los tiempos.

Imágenes: informa-tico.com y Semanario Universidad

Las personas con discapacidad en lucha por nuestros derechos – 29 DE MAYO, DÍA NACIONAL

Luis Fernando Astorga Gatjens

Hace algunos años, en conversación con el entonces diputado, Alberto Salom Echeverría le planteé que en Costa Rica no existía un día nacional de las personas con discapacidad (como en otros países latinoamericanos) y que sería bueno que se aprobara una ley que lo proclamara.

El diputado Salom se interesó en mi idea y eso hizo que también le propusiera como fecha posible, el 29 de mayo, ya que es la fecha que en 1996 fue promulgada la «Ley 7600 de Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad». Esta ley –como es sabido—es la principal referencia en el país, en el ámbito normativo de los derechos de las personas con discapacidad; aún cuando la distancia entro lo escrito y lo aplicado es abismal en aspectos sustantivos.

El legislador Salom convirtió esta idea en un proyecto que fue aprobado por la Asamblea Legislativa el 16 de octubre del 2008, mediante la Ley Nº 8671. Desde entonces y hasta el presente, los 29 de mayo se celebra el Día Nacional de las Personas con Discapacidad. Esa es su historia.

Sin embargo, ya antes que se iniciara esta devastadora pandemia, había pocos avances que reconocer y muy pocos motivos que celebrar para las personas con discapacidad y, con la pandemia, todavía hay mucho menos que recordar. Todo lo contrario. Es seguro que se ha dado un significativo retroceso en materia de derechos de las personas con discapacidad, en todos los campos. Ya cuando podamos mirar la pandemia por el retrovisor y se realicen estudios sobre esta involución, se podrá cuantificar y calificar en todas sus duras dimensiones.

Tanto en el Gobierno como en esta Asamblea Legislativa, este es un tema relegado, de valor meramente simbólico. Ah, pero si es bueno sacarse la foto con personas con discapacidad, por motivos meramente utilitarios para el usufructo político (o quizás sea mejor decir: politiquero). Se hace algún ruido con alguna ley poco trascendente o se anuncia un programa, cuyo impacto en la vida de las personas con discapacidad es tan limitado como efímero. Realmente, no existe una conexión política entre el peso poblacional del sector (18, 2 % de la población nacional adulta, ENADIS 2018) y el alcance, real y efectivo en su atención.

La pobreza y extrema pobreza, y la desigualdad, afectan en forma desproporcionada a las personas con discapacidad. El aislamiento social ha aumentado significativamente ante la enorme brecha digital que las afecta. El derecho a la salud se ve menoscabado cuando las autoridades en este campo, desatienden los argumentos del CONAPDIS, de diciembre del 2020, en la necesidad de priorizar algunos grupos de personas con discapacidad en la vacunación anti-covid, por su grado de vulnerabilidad. La educación que nunca ha sido ni inclusiva ni de calidad, para este sector, hoy con seguridad es más esquiva. El desempleo asociado a discapacidad que siempre ha exhibido cifras muy altas con certeza en presente, serán más elevadas. La seguridad social para las personas con discapacidad es una aspiración hasta ahora postergada y lejana; nunca una realidad tangible y concreta. Y la participación política completamente marginal, casi igual que cero.

Nada o muy poco que celebrar…

Es por eso que muchas personas con discapacidad y muchas otras sin tal condición, que nos cansamos ante la apreciación diagnóstica descrita, decidimos avanzar por un camino propio. Es esta justa y buena razón que nos ha impulsado a crear el PARTIDO FUERZA SOLIDARIA.

Queremos mediante este proyecto que las personas con discapacidad seamos protagonistas políticos de nuestros propios procesos en función de nuestros intereses, aspiraciones y sueños.

Esa es y será nuestra principal contribución en un día, donde la solidaridad y la inclusión social, deben ser guía y propósito de acción justiciera.

(28 de mayo del 2021)

Lenin Hernández reclama falta de quórum legislativo en tema clave

SURCOS comparte la siguiente información:

Lenin Hernández Navas, secretario general SINAE realiza un reclamo a los diputados de la Asamblea Legislativa por la falta de quórum para que el Ministro de Salud diera la comparecencia como estaba programada, pues parece que «le resta importancia a una situación que estamos atravesando en medio de la pandemia, que compromete la salud y la vida de los y las costarricenses.»

Hernández infiere que pareciera que la agenda parlamentaria ha cambiado y que su único interés es abocarse a analizar aquellos proyectos de ley que tienen que ver con temas económicos y los procesos electorales de campaña para el próximo año. Además expone que el Ministro de Salud debe orientar su comparecencia a aspectos técnicos y políticos, como por ejemplo: la revisión del decreto ejecutivo 39433, mismo que en este momento está limitando en relación con las agencias de regulación estricta, y que de pronto, en este análisis exhaustivo se podría posicionar a Costa Rica como un fuerte competidor para traer más vacunas de otras casas comerciales y no depender únicamente de dos casas comerciales, sobre todo con los aumentos en los contagios y el colapso hospitalario que se está viviendo en este momento.

Le invitamos a reproducir el video:

Sector cultura solicita contrataciones para celebración del Bicentenario

SURCOS comparte el siguiente comunicado

Organizaciones del sector cultura demandan a instituciones y empresas públicas invertir recursos para celebración del Bicentenario en contratación de artistas y empresas costarricenses

Desde las organizaciones que suscriben el presente comunicado, ACAM, UTM, AIE, AECR, AGITEP y AGICUP, hacemos un llamado vehemente a las personas responsables de las instituciones y empresas públicas que están organizando y financiando actos protocolarios, eventos artísticos y espectáculos en el marco de las celebraciones del Bicentenario, para que prioricen la contratación de proveedores costarricenses de bienes y servicios requeridos para los mismos.

La crisis económica generada por la pandemia ha golpeado de manera violenta a nuestro sector, sin que hasta el momento se haya podido dar la tan ansiada reactivación.

Hemos sido un sector comprensivo y paciente, que ha entendido la gravedad de la situación sanitaria y que ha sido solidario con las causas más nobles, cada vez que el país lo ha requerido.

Es por eso que consideramos justo que si el Estado, a través de instituciones, gobiernos locales y empresas, va a invertir recursos en actos, eventos y espectáculos durante la celebración del Bicentenario, lo haga para generar trabajo a las y los costarricenses que forman parte de nuestro sector.

Consideramos sumamente inoportuna la iniciativa de destinar recursos económicos en la contratación del alquiler de drones a una empresa española para el acto de celebración del 15 de septiembre, contratación sobre la cual hay una gran nebulosa, en momentos en que el sector artístico, cultural y del espectáculo atraviesa una situación tan difícil.

Es por eso que solicitamos a las autoridades de Casa Presidencial, Ministerio de Cultura y Juventud y Municipalidad de San José, instituciones que forman parte de la Comisión Mixta organizadora de la celebración del Bicentenario, así como de las empresas públicas patrocinadoras de la misma, que rectifiquen y direccionen todos los recursos presupuestados para estas actividades hacia nuestra reactivación económica, favoreciendo el mercado interno y no generando una fuga de dinero hacia el exterior. Esto ayudara a que nuestro sector se vaya recuperando del grave impacto que le ha generado la pandemia.

 

Compartido con SURCOS por Guillermo Dinarte.

La brecha digital y su impacto en la educación, una de las revelaciones de la pandemia

German Masís M.

La pandemia del COVID-19 ha puesto en evidencia varios problemas sociales y económicos, como la vulnerabilidad de las pymes, el crecimiento del empleo informal y la importancia de la brecha digital, que aunque han estado presentes en el desarrollo del país de los últimos años, la crisis económica asociada a la emergencia sanitaria ha revelado sus verdaderas dimensiones.

Los efectos generados en el país por motivo del COVID-19, han tenido severas repercusiones en el sector económico, turístico, social y educativo, en este último caso, el Ministerio de Educación Pública (MEP) se ha visto forzado a establecer planes y estrategias de emergencia que le permita mantener el contacto con el 1,2 millón de estudiantes incorporados al sistema educativo público.

Para continuar con el vínculo entre docente-estudiante, el MEP habilitó una cuenta de correo electrónico a un total de 1.154.227 alumnos matriculados en el curso lectivo 2020, con la idea que aquellos que cuenten con dispositivos tecnológicos y conectividad a internet lograran continuar su proceso educativo por medio de la plataforma de Microsoft Teams.

Sin embargo, muy pronto los registros oficiales del MEP indicaron que de ese total de cuentas habilitadas, únicamente 147.705 usuarios se reportaban como activos en la plataforma.

El principal objetivo de las autoridades educativas en este momento era no perder el rastro de los estudiantes desde niveles de preescolar hasta incluso educación abierta, pese a estar luchando contra un fuerte enemigo: la brecha digital. (CR.Hoy,4-5-2020)

Un año después en esta semana, el MEP logró identificar a los 425 mil estudiantes sin conectividad a Internet, a partir del Censo Inicial del curso lectivo 2021, realizado entre febrero y marzo, que incluyó la variable conectividad.

El resultado de un primer diagnóstico, en mayo de 2020, había arrojado que 535 mil estudiantes del país no tenían conectividad en sus hogares. Esos resultados preliminares evidenciaron la necesidad de depurar la información y planificar estrategias de atención individualizada para los estudiantes.

El dato recolectado por el MEP era incluso inferior a la estimación realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) en su Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) de los años 2019 y 2020, que ubicaban a casi 500 mil estudiantes que no tienen acceso a internet en sus hogares o solo lo pueden hacer mediante dispositivos móviles, como teléfonos celulares de sus padres o tutores.

Durante el 2020, el MEP recurrió a la estrategia de educación a distancia Aprendo en Casa, con componentes virtuales y materiales, que dejó al descubierto la brecha digital en la educación pública.

En agosto del año anterior, el MEP remitió al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (MICITT), a la Superintendencia de Telecomunicaciones (SUTEL) y al Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), el informe con el dato actualizado (324 mil) de los estudiantes que no contaban con internet en sus hogares. De ellos, 215.936 se ubican en los estratos de bajos ingresos que son los definidos por el MICITT para ser incluidos en los proyectos financiados con cargo a FONATEL. De hecho, 70% de esos estudiantes están en los niveles más bajos de pobreza.

El MEP solicitó atender a estos 215 mil estudiantes, para que fueran los nuevos beneficiarios del Programa Hogares Conectados y de esa manera los 147 mil hogares donde residen esos estudiantes fueran contactados por las operadoras de telecomunicaciones que aceptaran la invitación de SUTEL a formar parte del Programa.(Mep.go.cr,24-5-2021)

En consecuencia, los 535 mil estudiantes identificados sin acceso a internet hace un año, los 425 mil sin conectividad identificados en la actualidad y a 215.936 ubicados como beneficiarios del programa Hogares conectados, son los sujetos concretos de la brecha digital, que han visto afectada su vinculación al sistema educativo el curso lectivo anterior y actual.

Son en su gran mayoría estudiantes de escuelas y colegios públicos, originarios de centros educativos de las zonas rurales, de barrios populares y urbanos marginales, que en nueve de las 27 regiones educativas no alcanzan ni el 50% de la conexión a Internet, es la otra Costa Rica con acceso limitado a la educación virtual que restringe el derecho a la educación a un sector importante de la población en diferentes regiones del país.

“La falta de conectividad en los hogares ha impedido una educación a distancia equitativa, y se ha convertido en uno de los obstáculos relevantes para llevar la modalidad virtual a todas personas estudiantes en tiempo de pandemia”, dijo la Ministra de Educación, Guiselle Cruz. (Cr-Hoy,24-5-2021)

Es una realidad, que a pesar de los esfuerzos para atender vía digital a estudiantes, muchos de ellos se han quedado al descubierto, sin acceso real y eficiente al proceso educativo.  De una población escolar de alrededor de 1 millón, se estima que solo cerca del 43% ha tenido acceso a la plataforma educativa señalada por el MEP, mientras el otro 57% ha tenido que seguir su proceso por WhatsApp, recursos digitales offline y medios impresos. Asimismo, entre el 30% y 40% de estudiantes no ha tenido acceso a equipo electrónico y conectividad a Internet, situación mucho más común en las poblaciones más vulnerables y rurales.

Como agravante, muchas de estas niñas y niños viven en condiciones de pobreza extrema, afectados por la falta o la pérdida de empleo por parte de sus padres, madres o cuidadores, padecen distintos tipos de violencia y quedan expuestos a serios problemas sociales.  El MEP ha informado que se ha perdido el rastro a cerca de 91,000 niñas y niños desde que inició la pandemia, lo cual implica un serio riesgo de exclusión del sistema educativo durante este año

Este momento difícil, debe ser una oportunidad para innovar y seguir avanzando en las acciones que el país ha emprendido para acabar con la exclusión escolar. Debe ser un momento clave para tomar decisiones enfocadas en acabar con las desigualdades educativas, fortalecer los nuevos modelos de educación presencial y también virtual. Estamos claros que la pandemia ha acelerado muchos procesos y cambiará la educación para siempre. Esto puede ser una gran oportunidad para mejorar aún más la calidad y disminuir la inequidad en el acceso a la educación. (Delfino.cr,12-10-2020)

Una de las soluciones al problema de conectividad de los estudiantes, es el proyecto de alfabetización digital que pretende utilizar recursos del Fonatel para proveer de equipo y conexión a internet a hogares de las zonas rurales, sin embargo algunos especialistas consideran que este proyecto no resolvería la brecha digital existente en el acceso a las tecnologías de comunicación y a la educación de los sectores de escasos recursos.

Según la CEPAL, “los países de América Latina y el Caribe han adoptado medidas para impulsar el uso de las soluciones tecnológicas y cautelar la continuidad de los servicios de telecomunicaciones. Sin embargo, el alcance de esas acciones es limitado por las brechas en el acceso y uso de esas tecnologías y las velocidades de conexión”.

“La diferencia entre los estratos económicos más altos y más bajos condiciona el derecho a la educación y profundiza las desigualdades socioeconómicas. Para garantizar una educación inclusiva y equitativa y promover oportunidades de aprendizaje a lo largo de todo el ciclo educativo, se debe aumentar no solo la conectividad y la infraestructura digital sino también las habilidades digitales de maestros y profesores, así como la adecuación de los contenidos educativos al ámbito digital”, subrayó la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.  (CEPAL, Informe especial covid-19, # 7,2020)

La brecha digital en la educación, es una de las mayores expresiones de la desigualdad social y económica vigente y uno de los mayores desafíos de equidad del desarrollo nacional, el cual se ha agudizado durante la pandemia y demanda una solución integral e impostergable.

 

Imagen: Semanario Universidad.

Desigualdades sociales y pandemia

El día 26 de marzo es miércoles de coyuntura y se realizara un conversatorio sobre: “Desigualdades Sociales y Pandemia” con la participación de Patricia Mora, Diputada en el periodo 2014-2018, Ministra de Condición de la Mujer del 2018 al 2020, Socióloga y Profesora universitaria y Laura Martínez, directora del Semanario Universidad, Periodista y Profesora universitaria.

Se podrá participar en las redes sociales de Programa voces y política o por medio de llamada telefónica al teléfono: 2234 3233.

Día: 26 marzo 2021
Hora: 5:00 pm
Radio Universidad 96.7 FM
¡Nos escuchamos!

Democracia digital: Imprescindible pero ausente

Luis Fernando Astorga Gatjens

Muchas de las tantas cosas que ha puesto en evidencia esta pandemia, es que el país se situaba lejos, muy lejos de estar en lo mínimo preparado para la participación e inclusión social, a partir del acceso a Internet y las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), para la inmensa mayoría de sus habitantes.

Todos debemos de coincidir que en el presente un componente clave para el desarrollo económico y social, es el acceso lo más democráticamente posible a Internet. Pero la pandemia y el limitado desarrollo del Costa Rica en este campo nos muestran un país con significativos desfases, sino abismos, entre regiones, sectores –sociales y poblacionales—y personas.

De esta manera una democracia que de por si es deficitaria en el campo económico, social y político, se hace más agudamente deficitaria en el ámbito digital.

Hoy día, la atención a la salud sería mucho mejor, si más personas tuvieran acceso a una Internet de calidad, a dispositivos adecuados y con suficiente memoria, y si estuvieran mejor capacitadas en el uso de aplicaciones, para desarrollar citas virtuales en todos los servicios médicos, que puedan ser resueltos de esta manera. Pero eso no es así: solo un porcentaje limitado cumple con estas condiciones de inclusión digital efectiva.

Igualmente, el acceso a la educación en esta época aciaga de la pandemia, se ha visto severamente limitado, ya que más de 400 mil hogares carecen de conectividad y demás requerimientos. Esto hace que casi medio millón de estudiantes de primaria y secundaria de la educación pública, no tengan otro horizonte que la educación presencial. Este hecho genera una grave situación relacionada con la calidad formativa ante tal desventaja y que éste sea un contribuyente más en la ampliación de la brecha entre educación pública y privada, en la cual todos los educandos si cuenta con acceso a Internet.

El otro tema es el teletrabajo. Ésta modalidad productiva creció rápidamente en los últimos meses, al compás de las restricciones y de la aplicación de otras medidas de seguridad sanitaria. Sin embargo, más allá que no todas las actividades laborales son sujetas a adecuarse a esta alternativa productiva, lo real es que la precondición de acceso a Internet, está lejos de estar democráticamente extendida para la gran mayoría de trabajadores.

Se combinan varias causas y factores para que la democracia digital en Costa Rica, sea mucho más quimera que realidad. Pasemos revista:

Lo primero que tenemos que destacar es la calidad y alcance en el acceso a Internet. La oferta general de servicios de Internet es de limitada calidad y eso se hace más grave, dependiendo de si el servicio es de zona urbana o rural, o remota.

Le segundo es el costo, la asequibilidad del servicio. Para contar con un servicio de buena o excelente calidad, se deben pagar cifras que son imposibles de cubrir para la mayoría de las familias.

Lo tercero está relacionado con los dispositivos, sean teléfonos celulares, tabletas o computadoras. Igualmente, la mayoría de los hogares y personas no cuentan con recursos, para comprar dispositivos con programas, aplicaciones y suficiente capacidad de almacenaje, que permitan un uso adecuado de Internet.

El cuarto elemento tiene que ver con la alfabetización digital. Es imprescindible que las personas potencialmente usuarias (ya cumplidos los requisitos precedentes), se capaciten de manera práctica, en el uso de Internet, para sacarle el mayor provecho y para que sean participantes de la era digital, que con la pandemia, inevitablemente, se ha tenido que acelerar.

Cabe aquí hacer una mención específica relacionada con las personas con discapacidad y el acceso a Internet y dispositivos, y programas adecuados. Se requerirán ajustes razonables según el tipo de discapacidad, pero antes que nada hará falta que cuenten con esos aparatos y acceso a Internet, y eso no se da en la mayoría de las personas con tal condición.

De esta manera, el grave aislamiento que afectaba a las personas con discapacidad antes de la pandemia, se ha hecho más grave aún en el presente, por no tener acceso a Internet en una época en que para conectarse en casi todas las esferas de la actividad social, es imprescindible contar con este servicio. Así las cosas, todo hace prever que el círculo vicioso entre discapacidad y pobreza, se afianzará para la desdicha de miles de personas con discapacidad esparcidas a lo largo de nuestra geografía. Eso porque el acceso a la salud y la rehabilitación, a la educación y formación técnica, y al empleo y la actividad productiva, en general, se ha hecho sumamente complicado y lejano para este sector poblacional. Lo que debería ser una oportunidad de inclusión social para las personas con discapacidad mediante el teletrabajo, se torna en lo contrario por la falta de acceso a Internet, como una causa fundamental.

El que exista tan enorme brecha entre personas con acceso o falta de acceso a Internet, lo explica en primer término la pobreza y la exclusión social. Esa es la primer causa y barrera estructural a derribar.

Sin embargo, hay otra razón que se suma y que es de carácter coyuntural. Es la incapacidad que ha tenido esta administración de atender este tema mediante una política de Estado, seria y robusta, que habría de impulsar antes de la pandemia y ya una vez con ella instalada como tenaz acompañante, acelerar procesos para avanzar rápidamente con acciones de emergencia.

Y aquí alguien podría decir que lo que planteo no es objetivo ya que a raíz de la pandemia, el Gobierno no cuenta con los recursos necesarios, para echar adelante una política de inclusión digital, como la situación exige en forma imperiosa. Pero si los hay. Están en FONATEL. Veamos que se indica al respecto: “Es el Fondo Nacional de Telecomunicaciones (FONATEL) y es el instrumento de administración de los recursos para financiar el régimen de garantías fundamentales de acceso universal, servicio universal y solidaridad establecidos en la Ley General de Telecomunicaciones, (LGT) N° 8642…“.

Entonces, nos debemos preguntar: ¿Por qué el país no ha avanzado como debe ser en este tema, de acuciante prioridad? La respuesta urgente la deben ofrecer las autoridades competentes, que con seguridad, si cuentan con servicios de Internet de alta calidad; no como la inmensa mayoría de los costarricenses que miran desde muy lejos, la democracia digital.

(24 de mayo, 2021)

Dos vacunas contra la pandemia neoliberal

Luis Fernando Astorga Gatjens

Quienes nacieron en Costa Rica, al final de los años ochenta del siglo pasado, se han encontrado a un país y una sociedad sumergida dentro del totalizador proyecto económico, político e ideológico neoliberal.

Han visto asimismo (y la mayoría lo ha padecido), el progresivo debilitamiento del Estado Social de Derecho, que emergió en los inicios de la década de los años cuarenta del siglo XX.

Esta progresiva erosión, con acciones de distinto alcance e intensidad, la han protagonizado e impulsado las élites políticas, que han liderado a los partidos tradicionales como el PLN y el PUSC, y también del PAC. Este partido que hoy está en el gobierno, ha sido protagonista de un gran engaño porque nació con una prédica antineoliberal y terminó muy pronto, asumiendo esta doctrina hasta el tuétano. Mientras tanto los evangélicos, que han irrumpido más recientemente en el escenario político, también la han convertido en el objeto de sus principales decisiones y proyectos.

Pero quiero detenerme un momento para recordar lo que se define como neoliberalismo. Se trata de una teoría económica y política que se orienta a reducir al máximo la intervención del Estado y cuyos pilares fundamentales incluyen la privatización de las entidades públicas y la desregulación financiera. Asimismo, forma parte de esta doctrina la reducción de impuestos a las personas más ricas, con el supuesto propósito de impulsar el desarrollo de la iniciativa privada y las empresas para la contratación de más trabajadores, a partir de la llamada filtración descendente, conocida también como «teoría del derrame». Es decir, si los muy pocos “de arriba” crecen económicamente pronto beneficiarán a los muchos “de abajo”. Este derrame en los hechos realmente no se da por el afán concentrador de la riqueza, que pareciera que no tiene límite y que funciona como una especie de agujero negro que se traga todo.

El neoliberalismo emerge inicialmente como reacción a la intervención del Estado como garante de una mayor justicia social (el Estado benefactor). Para el neoliberalismo el Estado debe cumplir un papel muy limitado como organismo regente en la organización de la sociedad; lo que incluye un rol marginal en el funcionamiento de la economía, para así mantener a raya las regulaciones e impuestos a la producción industrial, al comercio y las finanzas. Es igualmente partidario de la reducción del gasto social, de propiciar la libre competencia, de las grandes corporaciones, y de debilitar y desintegrar los sindicatos.

¿Se les parece al modelo que domina la escena política del país desde los años ochenta? Pues claro, eso es lo que ha guiado a los sucesivos gobiernos desde esa década hasta el duro presente pandémico y a las mayorías parlamentarias, que paso a paso, han ido desmontando el Estado Social de Derecho, que singularizó al país y que tanto nos costó construir. Empero hoy la embestida de una élite plutocrática, que evade, elude, que exige la rebaja de impuestos y que los «Papeles de Panamá» la desnudaron en su voracidad mezquina y egoísta, quiere borrar de la historia lo que queda del Estado Social de Derecho.

Representan menos del 1 % de la población del país pero concentran la riqueza que han acumulado, más que con esfuerzos productivos, con nefastas triquiñuelas para nunca cumplir con sus obligaciones tributarias.

Empero lo más grave del neoliberalismo es que también es una ideología que ha penetrado en el cuerpo socio-cultural, en el diario vivir de la gente, en su cotidianidad; incluso en su lenguaje. Erosiona la genuina solidaridad social al compás de un «sálvese quien pueda», profundamente individualista y diluyente del tejido social. Desde que aparece el neoliberalismo, disolviendo doctrinas como la socialdemocracia y el humanismo cristiano, va creciendo, empieza a ganar terreno en la comunicación, en los más influyentes medios informativos, en el intercambio cotidiano de las y los ciudadanos. Lo empieza a dominar todo como una mancha oscura que se expande como un cáncer.

Lo paradójico es que cuando una pandemia tan devastadora para el país, como la que se refleja en las cifras del contagio y de fallecimientos, y en la grave saturación de los hospitales, que exigiría la solidaridad de todos los sectores del país, de manera insensible y soberbia, la élite plutocrática que controla el país, ha pisado el acelerador en su afán de borrar del mapa el Estado Social de Derecho. Hacen caso omiso al hecho incontrovertible de que lo que realmente puede luchar con acierto ante esta pandemia y otras que –con certeza– vendrán en el futuro, es el esfuerzo mancomunado del Estado, desde lo público, con el involucramiento solidario de todos los sectores del país. Jamás la medicina privada habría podido enfrentar como lo hace la pública, desde la Caja y el Ministerio de Salud, la embestida de esta pandemia; aún con errores incluidos.

Y por lo que se observa en el gobierno actual, en la Asamblea Legislativa y en las candidaturas dominantes de los partidos tradicionales de cara a las elecciones del 2022, nadie quiere ponerle el cascabel al gato del neoliberalismo plutocrático; nadie ofrece propuestas con valentía y dignidad que contradigan el proyecto insolidario.

Son personas y partidos que no se percatan (o no quieren percatarse) de lo que está sucediendo en otros países del continente, en donde los serios cuestionamientos al neoliberalismo, se han convertido en una fuerza política que gana elecciones y orienta a gobiernos y parlamentos, y constituyentes (como en Chile).

Tampoco quieren percatarse de que sólo 13 % de los costarricenses, mantienen algún vínculo con algún partido político mientras el 87 % no lo tienen, según se desprende del reciente estudio realizado por el Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica (CIEP-UCR). No leen que la apatía, el rechazo, el hastío, la decepción y la ira, se están acumulando en una caldera de descontento social, que tarde o temprano, puede estallar.

Todavía están a tiempo de rectificar pero es muy probable que no lo hagan. Mientras tanto yo, como un número creciente de grupos y ciudadanos, trabajamos en un camino de participación política real y concreto, al tenor de lo que fija el artículo 9 de la Constitución, para que una Democracia viva, pueda emerger rompiendo las redes de una doctrina que es buena para el 1 % de la población y que la estamos sufriendo, de distinta forma y alcance, los demás costarricenses.

¿Adivinaron cuáles son esas vacunas para revertir esta doctrina y sus dañinas consecuencias para las mayorías, para nuestro sufrido pueblo? Pues, ni más ni menos, que la participación política y la solidaridad social son la cruz y la estaca con el que hay ponerle fin al vampiro del neoliberal.

(23 de mayo, 2021)

Antes de cruzar la frontera

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Escondido entre la polifonía de temas que nos abruman durante estos días, en los que predomina la lenta vuelta a la normalidad en el norte global ya casi vacunado y en lugares como Nueva York ha sido dictado el fin del uso de la mascarilla, la tensión y represión social en Colombia y la escalada de violencia que una vez más sacude la relación entre Israel y Palestina, aparece el drama humanitario de la movilidad humana en la fronteriza ciudad de Ceuta, ubicada entre España y Marruecos.

Como salidas de una triste película documental que muestra la desesperación en alta mar de miles de personas intentando poner pies y esperanzas en las costas españolas, las imágenes sobre la deshumanización son elocuentes.

La orden girada a las fuerzas de seguridad españolas es disuadir, impedir, negar, devolver al vacío de las aguas mediterráneas a todo aquel que procure ingresar a sitio seguro. Por eso la policía fronteriza cumple órdenes y los niños y niñas migrantes no entienden de políticas migratorias criminalizantes. Para ellos la salvación está allí a pocos pasos pero puede más la acción cohercitiva y gendarme de estados que han preferido el miedo como recurso para gestionar las movilidades humanas contemporáneas.

Es notable el impacto que aún genera el cambio en la estrategia europea de atención a las contingencias migratorias al promediar la década anterior, al pasar del programa de salvamento y rescate “Marenostrum” a uno más álgido enfocado en la contención fronteriza denominado Tritón.

En un contexto de excepción como el actual, las movilidades continúan siendo visualizadas como amenazas que solo logran conmover cuando la comunicación global espectaculariza lo que podría ser una acción humana natural: un abrazo para consolar, solidarizarse, brindar apoyo.

Lo hizo Luna, una voluntaria de la Cruz Roja Internacional, al ofrecer su hombro a un inmigrante africano en plena línea divisoria. La imagen ha sido viral pero también lo ha sido una reacción en cadena donde el racismo y la violencia verbal contra la voluntaria denotan que más allá de la pandemia sanitaria, otra enfermedad todavía más potente como el odio mezclado con racismo y xenofobia campean libremente por el planeta.

A miles de kilómetros de Ceuta, hace apenas unos años, la escritora chiapaneca Chary Gumeta documentaba el paso incesante de las movilidades humanas centroamericanas, en un incontenible conteo que al día de hoy no se detiene.

Sus observaciones y conversaciones fueron plasmadas en un texto poético titulado Despatriados publicado en 2018 por Editorial Metáfora (Quetzaltenango, Guatemala). Sobre la escritura de este poemario la autora ha dicho que se trata de un ejercicio de poesía testimonial donde impulsa la idea de hacer visible desde la voz poética, esas condiciones de dolor y drama que viven aquellos que se movilizan como estrategia de sobrevivencia.

En una sesión de trabajo realizada recientemente en el Taller del Sur, espacio de escritura creativa que acompañamos en la Universidad Nacional (Costa Rica), Chary compartió su experiencia y su voz llena de sensibilidad y reconocimiento hacia el otro.

Quizá el drama en Europa nos parezca lejano pero un abrazo como el de Luna también debe llegar a quienes se movilizan buscando sobrevivir y alcanzar su sueño en la región centroamericana. Tal y como lo dice Gumeta en el siguiente texto:

ANTES DE CRUZAR LA FRONTERA

Antes de cruzar la frontera
Antes de poner un pie en ese territorio de tinieblas
Te daré un beso como muestra de amor
Y Te diré como aprendí a amarte
Bajo las sombras de los árboles
En nuestro lejano Quezaltepeque.
Una vez que nos pegue el viento extranjero
Dejaremos que nos devore el humo y el ruido
De ese animal maldito,
Y si todavía estamos juntos
Cerraremos los ojos
Y haremos de cuenta
Que estamos soñando.

El ejercicio de la empatía inicia por cruzarnos en nuestros cuerpos las marcas del despojo y la pérdida de dignidad a la que miles de personas en el mundo son sometidas cuando caminan a través de las fronteras. Empecemos por sentir sus pasos como nuestros y colectivizar el entendimiento. Cerremos fronteras al odio. Es posible hacerlo.

I Informe de Coyuntura Global “Pandemia, vacunación y retorno a clases presenciales en América Latina y el Caribe”

Este 20 de mayo se presentó el I Informe de Coyuntura Global “Pandemia, vacunación y retorno a clases presenciales en América Latina y el Caribe” con la participación de Luis Bonilla Molina; Nelson Ortega; Lourdes Velásquez Urbáez; Rose Mary Hernández.

En la reunión se informó que se va a realizar cada mes un análisis de coyuntura sobre lo que está pasando en América Latina y el Caribe.

En la sesión de tocaron temas como que en el 2015 se planteó el riesgo de que ocurriera a nivel mundial de pase abrupto a la virtualidad sin que existieran plataformas virtuales nacionales, sin que existieran nubes de contenido digitales, sin que se hubiese formado adecuadamente a los y las docentes para trabajar en entornos virtuales y en la generación de contenidos digitales, y diversos eventos en torno al tema de la tecnología y sus avances, las consecuencias en la educación a raíz de la pandemia que se está afrontando a nivel mundial.

En el Facebook de “Enlazando voces” se puede encontrar una breve nota que respalda algunos de los puntos tratados en el vídeo

La vacunación de trabajadores/as de la educación debe ser prioridad por la gran cantidad de personas estudiantes que atendemos y por su permanencia en espacios cerrados. Además, las personas menores por sus características propias de la edad con dificultad cumplen con los protocolos a cabalidad, sin contar todo el tiempo de movilidad entre la casa y el educativo con supervisión adulta y en relación con sus pares como es su naturaleza.

Urge proteger al gremio docente y a todas las familias de la comunidad educativa.

La nota se puede encontrar en el siguiente enlace: https://www.facebook.com/101662372114209/posts/102720048675108/

 

Compartido con SURCOS por María Trejos Montero.