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Etiqueta: Partido Republicano

Profundo rechazo de la AFEP a las declaraciones de la presidenta del Partido Republicano

Félix Madariaga Leiva

Por Félix Madariaga Leiva

La Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos de Chile, AFEP, encabezada por su presidenta Alicia Lira Matus, llegó hoy miércoles 17 de julio, hasta la sede del Partido Republicano, para entregar una Declaración Pública a Ruth Hurtado, presidenta de esa entidad, en la que expresan el rechazo total a sus declaraciones, en las que señaló textualmente que “ojalá que el Partido Comunista no existiera en Chile”.

La sede del Partido Republicano, está ubicada en la calle Presidente Errázuriz 4305 en la comuna de Las Condes, casi al frente de la casa donde vivía el dictador Augusto Pinochet, barrio emblemático de la ultraderecha y del conservadurismo chileno.

Alicia Lira entregó la declaración pública a una funcionaria del Partido Republicano quien se mostró bastante incómoda con la presencia de miembros de la AFEP en la sede del partido, y luego procedió a leerla ante los transeúntes que pasaban por el lugar.

Los puntos principales de la misiva señalan que las declaraciones hechas por Ruth Hurtado muestran el siniestro rostro antidemocrático que violenta la memoria de las víctimas y sus familiares, que por décadas han luchado por la verdad y la justicia, y agrega que “aún buscamos más de 1.100 detenidos desaparecidos. Este sector político, cuya identificación con la dictadura de Pinochet, se expresa con una criminalidad natural que merece el más profundo rechazo”.

Decir que “ojalá que el Partido Comunista no existiera en Chile, es lo que pretendió la dictadura civil militar en nuestro país, bajo el amparo de la seguridad nacional y a través de un ataque sistemático y generalizado contra la población civil como parte de una política articulada e institucional, poniendo al Estado al servicio de una acción criminal, con el resultado de miles de ejecuciones, desaparición forzada y tortura cuyas víctimas no sólo fueron militantes comunistas”.

Además, señaló Alicia Lira que “para nosotros es una actitud repudiable, antidemocrática que nos habla de una derecha fascista. No podemos no estar presentes en esta sede. Queríamos que nos recibieran para presentarles nuestro rechazo, porque aquí, a pesar de los más de 3.500 ejecutados políticos y detenidos desaparecidos, 1.100 personas que aún no se encuentran, tienen la inmoralidad y la mente criminal para ufanarse de la tragedia y del dolor que viven no sólo los familiares, sino esta sociedad. Es inaceptable quedarnos sin venir a enrostrarles la actitud de criminalidad, de negacionismo, el discurso de odio que no permitiremos nunca más. Cada vez que ellos ofendan la memoria y hablen en términos antidemocráticos, aquí estaremos para hacerles presente que en Chile existen personas dignas, que luchamos por la verdad y justicia y por una sociedad más justa e igualitaria”.

Después de leer la carta, procedieron a dejar distintas hojas con la declaración pública en el muro de la sede política. Los funcionarios del Partido Republicano que estaban en el lugar, quedaron muy desconcertados con la presencia de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, no se esperaban esta visita, y luego de que los miembros de la AFEP se fueron del lugar, procedieron a retirar las declaraciones que habían colgado en el muro.

Gestos como los de la AFEP se hacen cada día más necesarios ante fuerzas que pretenden ser parte de la política de este país con discursos negacionistas, antidemocráticos, peligrosos para la democracia y las garantías necesarias de no repetición.

¡Cooperación, SÍ; sometimiento, ¡NO!

Oscar Madrigal

Así proclamó López Obrador ante una multitud antier para enfrentar los intentos de los representantes republicanos de EEUU de intervenir en los asuntos internos de Méjico.

Es la definición moderna del anti-imperialismo: mientras AMLO firma un TLC con Canadá y USA, nacionaliza el litio y la energía. El anti-imperialismo es la defensa de la Soberanía de los Pueblos, como también lo afirmara Sandino.

Es claro y evidente que EEUU es la primera potencia mundial económica y militar del mundo y que su política es la de imponer sus intereses individuales y de seguridad a otros países. Eso, creo, nadie lo discute: se trata de una política esencialmente propia de un Imperio.

Por esa razón la lucha de los pueblos latinoamericanos ha estado marcada históricamente por la defensa nacional ante los intentos de dominación de la Nación del Norte.  

La política latinoamericana actualmente es, junto con otras pretensiones, la Defensa de la Soberanía, lo que significa la defensa de los intereses nacionales, propios del país, ante los intereses ajenos y contrarios a esos intereses nacionales, vengan de donde vengan. Más que política anti-imperialista, hay que hablar de Soberanía Nacional.

Por otro lado, nuestros países están en un mundo globalizado donde la Cooperación entre Naciones es imposible de obviar, tanto en cuanto a la inversión de capitales de un país en otro, como la defensa de las materias primas y el desarrollo conjunto de los países.

Que un país como Costa Rica debe colaborar con EEUU en diferentes campos es una realidad imperiosa. Sin embargo, esa colaboración debe hacerse con respeto entre las naciones.

En el PVP definíamos el carácter o contenido de la Revolución (el cambio en las relaciones de poder) como Democrática y anti-imperialista. Ese anti-imperialismo era inmediatamente una declaración contra EEUU, el país imperialista. Desde ese momento tomábamos partido, en ese entonces de bipolaridad, con la Unión Soviética y sobre todo como enemigos -per se- del gobierno estadounidense. Eso estaba consignado así en un programa concebido teóricamente y, probablemente, en términos abstractos. Pero un partido para gobernar, con vocación de poder y gobierno, la posición internacional no puede ser -por definición y de entrada- contra un país. Las relaciones internacionales, en la realidad, más que posturas ideológicas, deben ser conductas realistas en beneficio del propio país. Un partido de gobierno debe tener presente que vive en un mundo determinado y, para nuestro caso, en una región importante para EEUU.

De todas maneras, hay que comprender que América Latina solo será tomada en cuenta si actúa como una sola voz, si se une para lograr algún peso en esta nueva situación internacional de lucha entre potencias, por un lado, EEUU y por otra China-Rusia.

La defensa de nuestros océanos, la prohibición de la exploración y explotación de petróleo o el rechazo a la minería abierta, son posiciones nacionalistas y casi seguro anti-imperialistas

La política internacional de un país como Costa Rica es la defensa de la Soberanía Nacional y en esta tesitura, tal y como lo definió AMLO, se trata de combinar acertadamente la cooperación con todos los países, pero conservando la altivez y dignidad de nuestra soberanía.

Elecciones en Estados Unidos

En el marco de la Guerra civil y la Perestroika en EEUU

15 de septiembre de 2022

Wim Dierckxsens y Walter Formento

Introducción

El 8 de septiembre de 2022, India y China anunciaron que sus ejércitos habían comenzado a retirarse de su línea fronteriza, un paso en firme para poner fin al enfrentamiento, “agitado” por los intereses unipolares desde mayo de 2020. Con esto se obstaculiza y/o bloquea la réplica del escenario Rusia/OTAN en Ucrania en Asia, tal como la OTAN tenía en “mente”. Mientras, sesenta y ocho países en el Foro Económico Oriental (EEF), con participantes empresariales y gubernamentales, se reunieron en Vladivostok para trazar políticas y proyectos para la integración multipolar de Eurasia. 

Ambos acontecimientos se dan días antes de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), centrada principalmente en cuestiones de seguridad regional, cumbre que tiene lugar en Uzbekistán, a la que asistirán tanto el primer ministro Narendra Modi –India- como el presidente chino Xi Jinping -China. La integración y cooperación del proyecto multipolar, tanto en términos económicos como de seguridad, está dando pasos en firme y las contradicciones internas pasan así a segundo plano.

En esta situación internacional se presentan las elecciones de mitad de mandato en EEUU, con contradicciones profundas entre demócratas y republicanos. Se disputarán los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 35 de los 100 escaños del Senado. The Economist (Revista de los señores de Davos y la OTAN) espera ampliamente que las elecciones intermedias de Estados Unidos, el 8 de noviembre, traigan amargas noticias para los demócratas. Dada la alta inflación y los bajos índices de aprobación de Joe Biden, esta elección podría ser especialmente desastrosa para los demócratas que esperan perder el control de la Cámara y del Senado.

Estados Unidos 2022: Elecciones o batalla electoral

Las elecciones intermedias de EEUU serán decididas en buena medida por la influencia creciente que se despliega en relación a la figura de Donald Trump (según plantean los sistemas de comunicación en EEUU). Es inusual que un expresidente desempeñe un papel tan importante en las elecciones, luego de dejar de serlo. 

Trump ha jugado muy fuerte, ha respaldado a candidatos que le son leales y ha rechazado a los otros.  El logro singular de Biden (Partido Demócrata), es tener el índice de aprobación más bajo de cualquier presidente en ejercicio desde la década de 1950, cuando Estados Unidos era aún la locomotora industrial más pujante del mundo y arrastraba al mundo hacia adelante, hasta 1971-73 cuando su locomotora industrial consolido su diversificación tricontinental (EEUU/Europa Occidental/Japón) y, por lo tanto, empezó a chocar con todo proyecto nacional.

Hoy, el alto costo de la vida ha debilitado la buena voluntad incluso de los demócratas, que ya se preparan para ver contundentes “pérdidas” en las elecciones. En la población en su conjunto, incluyendo a los demócratas, el 67 % piensa que la economía va mal, el 78 % cree que el país va en la dirección equivocada y el 64 % de los demócratas quiere otro candidato presidencial para 2024. Este estado de ánimo debilita la mayoría de las ambiciones restantes de la administración Demócrata.

Es un hecho que conforme se acerca el día electoral del 8 de noviembre, los hechos muestran divergencias cada vez más agudas entre republicanos y demócratas. En el EEUU parecen darse ya todos los elementos necesarios para una “explosión socio-política violenta”. La incursión del FBI en Mar-a-Lago (la residencia de Trump) solo añadió gasolina al fuego. Cuando, el 1 de septiembre, Biden prácticamente le declaro la “guerra” al Trumpismo, dos días después Trump llamó a Biden enemigo del Estado. Confirmando la situación que ya está en boca de todos. En 2019 una encuesta de la Universidad de Georgetown ya había preguntado a los encuestados cuán posible veían una guerra civil en EEUU, en una escala de 0 a 100. La media de sus respuestas afirmativas fue de 67,23 puntos. Los grandes conglomerados de comunicación, asociados a Davos y la OTAN, son quienes hablan de la posible guerra civil. Para el 11 de septiembre, YouGov/Economist (iniciativa globalista) presentó los resultados de una nueva  encuesta sobre la guerra civil, contrastando opiniones demócratas vs las republicanas. Por ello, nuestra pregunta en este artículo es: ¿Quién necesita y promueve la guerra civil como proyecto político en EEUU?

Las contradicciones al interior del Partido Republicano

Tras el “asalto” al Capitolio del 6 de enero de 2021, por parte de miles de “seguidores” de Trump, en Washington hubo 10 congresistas republicanos que votaron entonces a favor de enjuiciarlo políticamente junto a la iniciativa de los Demócratas Globalistas. Luego, en las elecciones primarias para noviembre de 2022, cinco candidatos (Wisconsin, Cennecticut, Ohio,  Washington y Wyoming), que contaban con el apoyo de Donald Trump, se impusieron ante sus rivales en agosto en las elecciones primarias del Partido Republicano y otros cuatro rivales simplemente terminaron su período.

La representante por Wyoming, Liz Cheney[1], hija del ex vicepresidente Dick Cheney (2001-2009), al igual que su padre pertenece a la línea anti-Trump de los republicanos –NeoCon- miembros del Congreso. El éxito principal de los potenciales Senadores MAGA –Make America Great Again- ha creado mayores presiones para los Neocon con Mitch McConnell. Este líder de la minoría republicana del Senado, “socio” de los demócratas globalistas y enconado opositor de Trump, opinó que las elecciones al Senado serían difíciles para los republicanos por su supuesto bajo perfil. 

Durante mucho tiempo ha sido el capo de la política republicana. Su crítica a la «calidad» de los candidatos de Trump le ha valido fuertes reproches públicos del senador de Florida Rick Scott, una figura política con la ambición y los recursos financieros para amenazar a McConnell para presidir el Senado. Mitch McConnell, su súper PAC[2] ha invertido decenas de millones de dólares en estas elecciones internas y procurará que sus referentes se impongan a los de Trump. Estos hechos muestran tanto la feroz y decisiva interna en el partido republicano como el decisivo y rápido giro del Partido Republicano, y su base socio electoral, hacia el espacio MAGA del Trumpismo. Dejando en posición de debilidad a los republicanos Neocon, que vienen siendo “socios” de los demócratas (Clinton-Obama-Pelosi-Harris) en el despliegue del proyecto Globalista de Davos/Otan.

Ron DeSantis, el gobernador de Florida, aliado político de Trump (2017-2021), se ha asegurado el segundo puesto con una popularidad que ya compite con Trump (24% contra 51%, respectivamente), en tanto candidato republicano para las elecciones de 2024. Su retórica es del estilo de Trump en una política estatal, con la particularidad en atacar el estilo impositivo demócrata en el campo de la salud del Dr. Fauci. En otras palabras, con DeSantis como segundo candidato republicano para 2024, esto sumaría a la formula a pesar que hoy aparezca como un feroz opositor de Trump.

Creciente Contradicción entre Demócratas y Republicanos

‎La extralimitación de Biden en su discurso del 1 de septiembre de 2022, en una marco -muy extraño-, acusando no solo a Trump sino al partido republicano como terrorista, ha llevado a la caída de la máscara del poder ejecutivo. Deja expuesto, que ya no hay lugar ni espacios para la decisión ni la pretensión de gobernar para y con todos los estadounidenses. La fuerza bruta y la abolición de las normas de gobierno, como la fachada de una Corte Suprema políticamente independiente, el control estatal de las elecciones o el papel del filibustero en el Senado, ahora todo es aceptado por la fracción globalista unipolar financiera (Davos/OTAN) del partido demócrata en pos de imponerse.

Incluso, existe todo un movimiento del Partido Demócrata dispuestos a utilizar cualquier “medio” para lograrlo y la consigna se resume en: «Atrapar a Trump»[3]. Los artículos, que ahora aparecen en los principales medios de comunicación globalistas –CNN/NYT/CBNC-, exigen derechos más allá de la ley en nombre de «Parar a Trump». “La democracia está en juego”, según afirman. Incluso, los intereses globalistas (Davos) están preparados para sacrificar los derechos constitucionales, las libertades civiles, los principios y el estado de derecho con tal de “Parar a Trump”. Toda una muestra de las formas y modos que asume la guerra civil en EEUU en esta etapa.

Con el objetivo de “voltear a Trump”, todo vale. Así como los republicanos macartistas[4] desde 1950, estaban dispuestos a destrozar la Constitución para acabar con el llamado “comunismo” del Demócrata Roosevelt. Hoy el Partido Demócrata, dominado por los intereses transnacionales financieros, como en 1950 el Partido Republicano, quieren hacerlo para acabar con “Trump». “La democracia está en juego” gritan, por ello estamos preparados para sacrificar los derechos constitucionales, las libertades civiles y el estado de derecho con tal de “frenar” a Trump.

Laurence Tribe, quien enseñó derecho constitucional durante medio siglo, ha abogado por enjuiciar a Trump por el «intento de asesinato» del ex vicepresidente Pence. La iniciativa no prosperó sólo porque requeriría ampliar de forma retroactiva e inconstitucional la ley. 

La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU por sus siglas en inglés),  guardó silencio conspirativo sobre el allanamiento de la residencia de Donald Trump, Mar-a-Lago en Florida. Después que el FBI ejecutó la orden de registro en la finca de Florida, el Partido Republicano rápidamente cerró filas respaldando al expresidente Trump. Incluso el gobernador de Florida, Ron DeSantis, el mayor rival para Trump en las primarias republicanas, se refirió al gobierno del presidente Joe Biden como el “régimen” y dijo que, el allanamiento en Mar-a-Lago en busca de documentos confidenciales, tomados de forma indebida, fue “una nueva escalada en el uso de las agencias federales como armas en contra de los opositores políticos”. Para obtener una orden judicial, una declaración jurada sin argumentos debidos que no señala cómo se infringió o se está infringiendo una ley federal y no revela nada del por qué no prospera. Luego, Trump salió fortalecido.

En una encuesta reciente de USA TODAY/Ipsos, el 59 % de los votantes republicanos dijo que Trump debería ser el candidato republicano para 2024. El Congreso liderado por los demócratas tiene un índice de desaprobación del 79 por ciento, según Statista.  The Economist señala que los republicanos están bien posicionados para recuperar el control de ambas cámaras.

Lo que a partir del laptop de Hunter Biden (hijo del presidente) se conoce ahora con certeza, es que el FBI trabajó activamente para alterar el resultado de las elecciones presidenciales (noviembre 2019-enero 2020) en Estados Unidos, como señaló The New York Post en su momento. Hasta The New York Times y Washington Post (ambos voceros del globalismo) tuvieron que comunicar que la computadora portátil de Hunter Biden y el contenido encontrado en ella son, de hecho, auténticos. Más de 50 ex funcionarios de inteligencia de EEUU, incluido el director de la CIA, John Brennan, quedaron al descubierto con sus falsos testimonios del 19 de octubre de 2020.

Mientras tanto para el Pueblo, en las elecciones de 2022, el costo de la energía y de la vida en general son los temas –realidades cotidianas- que de verdad importan a los votantes, que ya están en “camino de caer” en la línea de pobreza y más allá. No les interesa para nada el tema de Ucrania y el aborto apenas, temas si centrales del partido demócrata. Una encuesta nacional realizada en agosto 2022, por el Instituto Tecno-métrica de Política con sede en Nueva Jersey, revela que un sorprendente 79 por ciento de los estadounidenses opina que el presidente Donald Trump habría ganado la reelección si los votantes hubieran sabido la verdad sobre la computadora portátil de Hunter Biden. Y que (Trump) tenía razón que los demócratas le habían robado las elecciones.

Podriamos concluir que el establishment financiero demócrata no ha podido “eliminar a Trump” (con trampas jurídicas) para las elecciones en 2022 y que se perfila como claro candidato a presidente para las elecciones de 2024. Lo anterior deja a los globalistas ante una situación complicada y, por ello, es que “buscan” con urgencia salir del callejón democrático electoral, que parecería, por sus acciones, no tener salida democrática para ellos.

Del globalismo y el fascismo en EEUU

La confrontación que marca nuestro tiempo, la de la crisis sistémica del capitalismo unipolar financiero y el ascenso del proyecto multipolar plurinacional de los BRICS, con la Nueva Ruta de la Seda como proyecto, no deja de avanzar en medio de esta crisis general mundial.

El Trumpismo en el Partido Republicano defiende posturas aislacionistas, critica la ayuda a Ucrania y felicitó a Rusia en su accionar ahí. En su administración anterior Trump (2017-2021) estuvo en contra de la OTAN, por ser el ejército de los señores globalistas de Davos que hoy han sometido a la Unión Europea. Durante la administración Trump, el globalismo recibió duros golpes al perder, la City financiera de Londres, con el Brexit. Donde ésta ya perdió influencia en la Unión Europea y, luego, el centro financiero de Hong-Kong, luego que Trump derogara su “estatus administrativo especial” –respaldo- para “ejercer su influencia” en Asia. Una victoria hasta rotunda del Trumpismo, que significo una crisis para los Globalistas (Davos) en su objetivo de poder imponer el Economic Reset Global, ya que conllevo a una confrontación aún más profunda y estructural en los EEUU (1999-2001-2008-2013) entre los intereses financieros unipolares: Globalistas vs Trumpistas y Continentalistas (capital financiero vinculado con el proyecto del imperio norteamericano en decadencia).

En este contexto, nada alentador para el partido Demócrata, el presidente Joe Biden pronunció la noche del 1 de septiembre el discurso más polarizado desde que asumió la Presidencia de Estados Unidos. Además de calificar como «amenaza» y «extremistas» a los seguidores del exmandatario Donald Trump, también usó una escenografía acorde con su tono: luces rojas, sombras y posiblemente lo más polémico, infantes de marina. Esa imagen, de Biden haciendo puños con sus manos, expresión de odio, luces rojas y flanqueado por los infantes de marina, fue el detonante para que las críticas se avivaran. El Cuerpo de Marines de EE. UU., como parte de la Armada estadounidense, no debe tener inclinaciones políticas. Textualmente Biden afirmó: “No hay duda de que el Partido Republicano de hoy está dominado, impulsado e intimidado por Donald Trump y los republicanos del Make America Great Again (MAGA). Y eso es una amenaza para este país”. No solo muestra a un partido golpeado (Biden, Kamala Harris, Pelosi, etc.), sino que pretende “proyectar poder” bajo la forma de la fuerza militar. El propósito del discurso, entonces, no solo ve como amenaza a Donald Trump, sino al Partido Republicano entero, por caminar hacia el Trumpismo (https://panampost.com/oriana-rivas/2022/09/03).

Biden llamo a levantarse a todos los que se oponen a Trump, en este caso, a la mitad de la población. Lo anterior ya no solo justificaría cualquier tipo de persecución de la persona, sino que crea el ambiente para que “los partidarios demócratas” busquen cómo rechazar el resultado de las elecciones intermedias de cualquier forma. Lo cual “abre espacios” para poder lograrlo, a la posibilidad de un escenario de intento de magnicidio. Hecho que acabamos de presenciar en Argentina, con un intento de magnicidio al vicepresidente de la nación argentina –CFK-, por un “personaje” que se identifica con los símbolos nazis, como los del batallón de «Azov» de Ucrania, al “servicio” de la OTAN. Otro escenario podría ser un “auto atentado” al estilo de las Torres Gemelas. Este, más impactante aún, no solo para suspender las elecciones, sino para profundizar desplegando o haciendo escalar la guerra civil en Estados Unidos.

La guerra civil en Estados Unidos

Por supuesto, en una guerra civil, las FFAA con sus diferentes “áreas y secciones” podrán estar de un lado o del otro. El Ejército de EEUU informa que en los “últimos años” –¿desde el 1997/2000- está teniendo problemas serios a la hora de reclutar nuevos soldados, del mismo modo que lo tuvo en la etapa final de la guerra de Vietnam 1971-75. A partir de 1973, en el periodo final de la larga Guerra de Vietnam -1964[5]/1975-, la cual beneficio solo a los   Tricontinentalistas[6], los reclutamientos se desplazaron constantemente al sur de la línea Mason-Dixon.

Actualmente, el ejército no alcanza sus objetivos de reclutamiento para los próximos dos años, en casi 40,000 soldados. Como informó el New York Times (globalista) ya en 2018, los reclutadores militares dependían en gran medida de la región políticamente más conservadora del país para los nuevos reclutas: el sur republicano. La decisión del ejército de cerrar muchas bases en los estados del norte, donde hay los largos inviernos, no hicieron más que profundizar y acelerar esta tendencia.

Los distritos escolares de muchas zonas urbanas de los estados azules (demócratas) incluso han restringido el acceso a los estudiantes de secundaria en los últimos años, lo que ha aumentado aún más la dependencia de los reclutas de los suburbios y pueblos rurales de los estados rojos (republicanos). Según el Mayor Paul Lewis, en los últimos años la preparación militar se ha visto afectada por “una combinación tóxica de liderazgo deficiente y la politización del ejército”, erosionando la confianza de los miembros del servicio de base.

El ejército, en otras palabras, es predominantemente republicano, al menos en su base y los demócratas no están interesados en el ejército que es básicamente republicano. Los globalistas tienen su propio ejército en la OTAN, básicamente de mercenarios pagados con las contribuciones de los países miembro y por los grandes consorcios transnacionales. Para los demócratas el ejército, en cuanto a tropa, de pronto es un problema y adversario en una guerra civil.

Si es claro que, la OTAN, recluta su alto mando en los oficiales de los otros países metrópolis y los ha formado desde 1991, en los últimos 30 años de despliegue del globalismo, con mercenarios en Siria, Afganistán, Ucrania, etc. Pero también es claro que, la OTAN, no puede contar de manera monolítica con suboficiales y oficiales norteamericanos, ya que son en forma dominante republicanos. Por ello, la OTAN recluta el alto mando y los niveles intermedios también fuera de EEUU, en GB, Canadá, Australia, etc. Y la tropa la recluta en base a tropas mercenarias provistas por corporaciones “privadas” financieras militares paralelas en EEUU y el mundo. Algo que hemos observado como “práctica política” en todos los imperios en historia, en determinado momento y particularmente en su fase de  decadencia.

En dicho contexto, Biden ordenó a su equipo de seguridad nacional que dirigiera una revisión exhaustiva de 100 días de los esfuerzos del gobierno de EEUU para abordar el “terrorismo interno”, que se ha convertido en la amenaza terrorista más urgente que enfrenta el país hoy. La Administración Biden está lanzando la primera Estrategia Nacional para Contrarrestar el terrorismo interno (enfrentamiento armado interior de EEUU), para impulsar eventualmente la guerra civil.

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha designado al “Extremismo Violento Doméstico” como Área de Prioridad Nacional. El Departamento de Defensa (DOD) está incorporando capacitación para los miembros del servicio que se separan o se retiran de las fuerzas armadas, sobre posibles ataques de actores extremistas violentos contra personas con entrenamiento militar. Según Kelly Offield del Instituto Mises (America´s secret government by proxy 01.09.2022), hay1.271 organizaciones antiterroristas, de seguridad nacional y de inteligencia; 1.931 análogos del sector privado; 10.000 ubicaciones de estas organizaciones y 854,000 personas con autorizaciones de seguridad de alto secreto. La línea que distingue entre lo público y lo privado es “gris” en esta actividad.

El Consejo de Asuntos Exteriores (CFA, por sus siglas en inglés)  afirma  que la principal amenaza terrorista “es más nacional que internacional”. EL CVE es el consejo que está a cargo del control de la información y tiene como misión identificar, definir y catalogar las vulnerabilidades de seguridad cibernética para el gobierno y está a cargo de delimitar qué ideas son aceptables, qué ideas no lo son y cómo hacer cumplir esos juicios con software y técnicas. Esta es la nueva normalidad en EEUU y, en general, cada vez más en el llamado “Occidente”.

El dejar a opositores sin cuentas bancarias, al estilo de Canadá con la huelga de los camioneros, es más eficiente al tener una cripto-moneda, que más pronto que tarde manejaría la Reserva federal. Y la administración Biden está trabajando a toda velocidad en acabar con el dólar papel, para sustituirlo por una nueva moneda digital. Para Biden, y para las fuerzas globalistas, los trumpistas y hasta los republicanos “empiezan” a ser considerados como Subhumanos (como los pueblos originarios, judíos, gitanos y pueblos eslavos en tiempos de nazismo o en todos los tiempos y momentos de la historia en que se necesita “construir al otro” como el “enemigo a desarticular”) a los que no solo hay que reprimirlo sino “neutralizar”.

Entonces, ¿qué mejor que empezar por dejarles sin dinero para poder dejarles por fuera del acceso a todo lo que requiere de Dinero para “poder vivir”? Esto podría claramente ser considerada: “Una declaración de guerra en toda la línea”.

El hecho que YouGov/Economist (una firma internacional de investigación de mercados y análisis de datos basada en Internet, con sede en el Reino Unido) señala que el 57% de los estadounidenses dice que “es probable que estalle la guerra civil en un futuro no lejano”, el 14% lo considera muy probable y el 43% lo considera probable.  El 66% de los encuestados ya creía que la división política en EEUU sería crítica desde que Joe Biden asumió el cargo. Lo anterior es el resultado del trabajo del complejo de comunicación por inteligencia artificial, esencialmente dominado por transnacionales globalistas de la comunicación. Todo, cada vez más nos hace pensar que EEUU está ya en una guerra civil que aún no ha tomado las formas de dos bandos claramente delimitado por sus uniformes y nombres, pero que si observamos el fondo ya está desplegándose claramente. ¡Recordemos, que el fondo del río no es posible ver “claramente” cuando sus aguas ya marchan revueltas!

Una guerra civil en EEUU implica una crisis del Globalismo Unipolar internacional. Y lleva la situación a ese “momento” porque necesita imponer y ganar cada guerra civil que provoca, pero principalmente en EEUU. Con lo cual estamos observando que necesite también “imponer” escenarios de “guerra civil” en otras naciones, pero al modo en como lo ensayo ya en Libia, Irak, Egipto, es decir al modo de las “Revoluciones de Colores”, con fuerte presencia en el terreno de sus ejércitos de mercenarios y sus plataformas de comunicación por inteligencia artificial.  En otras “naciones como en la UE, Rusia, China, Turquía, Argentina, Brasil, etc. Que podrían hacerlas comenzar y denominarlas como “Crisis políticas” o “Gran rebelión” en cada nación/región de país central (principalmente en EEUU y GB). Donde este invierno sucederán crisis profundas por el alto costo de la energía y de la vida en general.

Pero también podrían ser escenarios las naciones tanto Latinoamérica y Caribe como en África. Será un momento más crítico todavía para poder avanzar imponiendo sus condiciones del Economic Reset a todas las naciones y pueblos del Sur. Con el frio invierno y una guerra civil en Estados Unidos, el Globalismo financiero unipolar (Davos-Otan) se encuentra claramente en problemas.

Con una guerra civil ya en despliegue, bajo sus distintas formas y modos, en EEUU, que lo empantana, y Europa en una crisis económica y política profunda, bien podría también producirse un “giro” general de no alineamiento “activo” de las naciones con el proyecto OTAN globalista. La oligarquía globalista se expresa y recorre todos los ex países centrales y periféricos. En la “vieja” periferia, ya en crisis con los y el centro oligárquico financiero, la tendencia es que los países del Sur global opten cada vez más por los BRICS y la Nueva Ruta de la Seda.

Con una guerra civil en EEUU que ya ha empantanado a las oligarquías financieras (Global y Continentales), Latinoamérica y el Caribe en la CELAC tiene las manos gados de libertad crecientes para integrarse al proyecto multipolar y profundizar su propia integración regional como CELAC. En tanto que, África aparece como un continente perdido para los globalistas y más aún después que China haya condonado la deuda externa a los países africanos. Lo anterior implica que el Universalismo Multipolar de los Pueblos y Naciones, con su proyecto de Nueva Ruta Multipolar de la Seda tanto como las nuevas fuerzas productivas en despliegue, con nuevas relaciones de producción, están desplazando a un sistema en decadencia y a una élite ya improductiva, parasitaria y, por lo tanto, obsoleta. Conforme nos aproximamos al año 2023, se vislumbra que la humanidad también tiene la oportunidad histórica podrá dar un gran paso adelante hacia su futuro pluriversal de naciones y pueblos.

¿Cuándo lo harán el FMI, Banco Mundial, etc.? El globalismo procura mantener el control sobre los Pueblos y Naciones de América Latina y la batalla es dura, pero se encuentra ya en pleno desarrollo y despliegue. Sin embargo, una guerra civil en EEUU en proceso y Europa en una crisis económica y política profunda, bien podrían estar dadas las condiciones para avanzar en el no alineamiento con el proyecto OTAN globalista.

Posibles escenarios futuros

Podemos observar dos escenarios plausibles para EEUU, que podrían presentarse en el futuro cercano y que no se excluyen. Los señores neo-feudales de Davos y la OTAN, que tienen presencia en todos los países y en EEUU, en sus bancos centrales, monedas, jueces y cortes judiciales, fuerzas policiales, de seguridad y militares, están jugando con dos planes alternativos para su Economic Reset en EEUU.

El Plan A de la Oligarquía Financiera Globalista (Davos/Otan/Bis), no plantea una guerra civil. El Plan B, plantea la necesidad de la guerra civil. En los dos casos, los beneficios proceden de la confiscación de riquezas a la población. Pero el Plan A requiere asegurar, partiendo de lo que la pandemia “impuso”, la completa obediencia y docilidad de la población: que se conforme con no tener casi nada y estar cuasi felices con la ´comodidad´ de poder quedarse en casa.

El plan A fue derrotado, ya que el Covid-19 no logró su objetivo en los estados republicanos. Tampoco en el Mundo. Según ellos, es el momento de Plan B, en el que los estadounidenses pueden y deberían dispararse unos a otros usando todas las armas en su poder. La Guerra Civil. Plantean también como plausible, la combinación de los planes A y B, donde los estados demócratas se mantienen encerrados y pacificados (Plan A), temerosos de los estados republicanos, donde la guerra civil (plan B) haría estragos.  

Sin embargo, arguye Zhirinovsky, el Plan B no puede comenzar hasta haberse abordado un problema: cómo deshacerse, por un lado, de las responsabilidades del gobierno federal de los EEUU. Hay dos temas: ¿Cómo deshacerse de los gastos de Defensa, del Seguro Social, SSI y de Medicare? En segundo lugar, no menos importante: ¿Cómo deshacerse de las obligaciones ante los acreedores extranjeros (China y Japón en primer lugar)?

Este jubileo auto-otorgado será un primer precedente muy bueno, para que el Sur pluriversal/plurinacional, pueda avanzar con iniciativa propia por el camino del gran jubileo –perdón- pluriversal de las deudas financieras de la naciones[7], un yugo que es el instrumento y modo con que las transnacionales financieras globalistas –Davos- sojuzgan o someten a los Pueblos y Naciones el en Sur Global. Que es un nuevo modo de llamar al histórico Tercer Mundo de los Pueblos y Naciones, el de la Tercera Posición Estratégica, que se reunión en Bandung por primera vez en abril de1955. Hoy más actual que nunca en el Pluriversalismo Multipolar de los Pueblos, Naciones y Regiones. Llamado también hoy el Sur Global.

El Globalismo Unipolar, para lograr sus objetivos, necesita incitar o imponer una guerra civil que saquee Washington –DC- y que “disuelva” el gobierno federal. Recordamos que el derrumbe de la democracia estadounidense ya se evidenció el 6 de enero de 2021, cuando una ‎multitud irritada por la reacción policial “tomó por asalto” el Capitolio en Washington. Hoy ‎se sabe que los manifestantes no tenían intenciones de derrocar al Congreso. Sino que la policía, comportándose como el brazo armado de un gobierno sombra (Shadow State o Estado Profundo), reprimió a los ciudadanos que ‎protestaban y luego, “orientaron” sus reacciones. Sólo después que la policía provocó la muerte de un manifestante, la multitud exasperada ‎se lanzó al asalto de la sede del Congreso. ¿No se trató de un magnífico ensayo general para un próximo auto-asalto de mayor envergadura, culpando una vez más a los republicanos?

Antes que Washington DC esté listo para ser borrado del mapa político, tendría que “suceder” o “producirse” previamente un gran saqueo, a través de un gran episodio de corrupción política. Ucrania, el patio de juegos personal de Joe y Hunter Biden, es utilizado como el principal centro globalista de lavado de dinero. De los miles de millones de dólares que la administración Biden ha emitido sin respaldo para ser gastados en Ucrania, hasta ahora poco y nada ha llegado a Ucrania. Otro tanto puede afirmarse de las grandes cantidades de armas “enviadas” a Ucrania que bien ser podría estar terminando, entre otros países, en Polonia así como  en Siria y en África que ya está certificado, etc. Por estas mismas realidades será que, en la frontera polaca/bielorrusa, Rusia y Bielorrusia ya concentran tropas.

Por ello, ha llamado mucho la atención que en un encuentro reciente de los grandes consorcios del complejo industrial y militar (Lockheed Martin Corp, BAE Systems, Northrop Grumman, etc.), el presidente de Ucrania haya sido “invitado” a participar por zoom, para expresar ´sus prioridades´, supuestamente para el conflicto en Ucrania.

Una vez que, el mensaje que la democracia está muerta se “recibe” y que Washington es una “cueva de ladrones”, el camino estará despejado para el Plan B: la ´guerra civil´ con mercenarios contra la población en los estados rojos, republicanos. El momento más alto de la guerra civil ya en curso. Seguramente los líderes de MAGA –Trumpistas- ya estan en conocimiento y tienen bien claro este panorama, con lo que un empantanamiento no es para nada improbable. La “derrota” en llevar la guerra civil al estadio de la guerra civil armada general, significaría la muerte del unipolarismo globalista. Pero, también, significaría la debacle estructural del Continentalismo norteamericano. Estaríamos presenciando la Perestroika Norteamericana avanzando ya en profundidad.

Otro escenario posible y complementario es que la Reserva Federal (Banco Central), que está inexorablemente ligada al Banco de Pagos Internacionales o BIS (el «banco central de los bancos centrales»), haga “algo”. El BIS es una institución controlada por la oligarquía globalista transnacional, no por la oligarquía estadounidense. Su objetivo podría ser “derribar desarticulando” la economía estadounidense, mediante un “movimiento” que haga estallar su moneda (Dólar), para hacer realidad el sueño globalista de una “utopía socialista mundial¨. Para ello, no tienen tiempo de sobra.

La banca central en EEUU y en la UE ya han hecho “explotar una burbuja” de larga duración, con tasa de interés fija baja, para luego poder subir las tasas en todo el espectro crediticio. Que, de sostenerse, se traduciría en una depresión económica con destrucción de la economía real, sobre todo en la industria. Se puede observar como los mercados comienzan a hundirse y como el desempleo se dispara. En el marco de una inflación auto-inducida “galopante” y sin aumentos de salarios, estarían logrando reducir cada vez más el nivel de vida de la población en general y haciendo crecer en el pueblo norteamericano una situación “desesperante”. Pero, además, afirman que “tienen el control”, incluso de esta “velocidad de caída” aún.

La Reserva Federal –Banca Central Privada Globalista- hoy está en condiciones, con el aumento de las tasas de interés, de producir el colapso del dólar. Igual situación y del mismo modo, también opera el Banco Central Europeo. De lograr hacerlo en tiempos de elecciones en EEUU, podrían introducir incluso una cripto-moneda que reemplace al dólar.  Es poco tiempo el que tienen y ahí está el “punto de estrangulamiento” para los intereses globalistas.

Un decreto presidencial en EEUU estaría previsto para el 20 de septiembre. Si la información es correcta, sería una medida en torno a lograr restringir al máximo el dinero en efectivo a disposición de la población. El objetivo de la cripto-moneda es poder cortar el acceso al dinero en efectivo de modo decisivo y selectivo.

Luego, a cada ciudadano que no se ajuste a las “nuevas reglas”, en teoría a la mitad de la población (republicana), se le podría cortar el acceso a su dinero al bloquear sus cuentas. Tal y como lo hicieron ya en Canadá, durante la huelga de los camioneros. Esta misma política está en marcha a través del BCE en la Unión Europea. Pero el tiempo parece jugar en contra del Globalismo. Estas elecciones podrían incluso “anunciar” que estamos presenciando el fin de la civilización occidental.

Bibliografía

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Dershowitz Alan ¡Consigue a Trump! Maldita sea la constitución, Instituto Gate Stone, 25 de agosto de 2022, zero hedge, 30 de agosto de 2022

Durden Tyler, DOJ probablemente esperará más allá de los exámenes parciales para revelar los cargos de Trump, 31 de agosto de 2022

Durden Tyler, Gingrich: Los medios no reconocerán la llegada de la ola republicana en noviembre, zero hedge, 31 de agosto de 2022

Durden Tyler, Las reservas del Pentágono son ´incómodamente bajas en medio de las transferencias de Ucrania, zero hedge, septiembre de 2022

Escobar Pepe, El suicidio energético de Alemania: una autopsia, zero hedge, 10 de septiembre de 2022

McMaken Ryan, Crisis de reclutamiento en el Ejército de EEUU, prensa-latina, 20 de julio de 2022

Meyssan Thierry, El conflicto en Ucrania precipita el fin de la dominación occidental, Red Voltaire 30 de agosto de 2022

Mises Institute, La caída del reclutamiento militar es otra señal de la disminución de la fe en el régimen, https://mises.org/es, 8 de agosto de 2022

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Orlov Dmitrio, El caso de una nueva guerra civil estadounidense, blog Saker, 6 de septiembre de 2022 

Rivas Oriana , Biden irrespetó a la Armada al usar infantes de marina en discurso partidista, panampost.com, 3 de septiembre de 2022

Smith Brandon, Es un hecho que necesita repetirse: la Reserva Federal es un terrorista suicida, Alt-Market.us, 7 de septiembre de 2022

[1] La familia Cheney, su padre, tiene una historia fuerte por ejercer la presidencia de EEUU junto a Bush, entre 2001-2009, justo cuando se produjeron los dos grandes hechos que marcan la historia de EEUU en su declinación, la llamada Caída de las Torres Financieras Globales Gemelas en 2001 y la llamada Caída de Lehman Brothers, de Los Fondos Financieros Globales en 2008. Dos hechos que marcaron el principio del enfrentamiento y fractura estructural de la Oligarquía Financiera de EEUU, entre Globalistas contra los Continentalistas (Citar Libro la Perestroika en EEUU).

[2] PAC: Fondo de Acción Publicitaria. Estaria recortando millones de dólares.

[3] We can’t let Trump – or Trumpism – back in office

[4] El Maccartismo, la iniciativa del senador Republicano MacCarthy, tenía por objetivo estratégico lograr vetar, neutralizar y perseguir las iniciativas industrialistas y de democratización con inclusión social en EEUU de los seguidores de Roosevelt (luego, de Kennedy). Los Demócratas proponían e impulsaban todo lo que refiere a la democratización y profundización de políticas de desarrollo de la industrialización, de la cultura, de la política y los sindicatos en EEUU. El partido republicano, que expresaba a los grandes bancos y sectores financieros, inicio esta batalla (Maccartismo) para consolidar su posición luego de la victoria en la segunda guerra mundial, para avanzar en su expansión sobre Europa Occidental y sobre Japón y su región en el Asia pacifico. Luego de las dos bombas nucleares lanzadas por EEUU. Incluso por su decisión de imponer la OTAN como nuevo instrumento institucional militar internacional para consolidar el Bipolarismo y su política Tricontinentalista, para lo cual necesitaba subordinar a los intereses nacionales y continentalistas en EEUU, dominantes en el partido Demócrata.

[5] En 1963 se “produce” el magnicidio del presidente de EEUU: JFK –John.F.Kennedy- por el Partido Demócrata. Que reunía, entonces, a los grandes y pequeños industriales, a los trabajadores asalariados formales y al pueblo norteamericano en general, en la línea de J.D.Roosevelt. La oposición del partido demócrata enfrentada a la oligarquía financiera norteamericana, que controlaba entonces el Partido Republicano entonces. Desde 1994 controlando el Partido Demócrata, en nombre de los intereses del capital financiero transnacional Globalista, que se desplazó desde 1984-88 al Partido Demócrata. El cual controla desde 1991-1994. 

[6] Que lograron imponerse e imponer el patrón Dólar/OTAN/Petróleo, hoy solo su fracción superior ha devenido en Globalistas (1991-1999).

[7] El Papa Francisco refiriéndose a la grave “deuda ecológica” que vive la humanidad afirmó que la deuda ecológica remite en cierto modo a la cuestión de la deuda externa “cuya presión suele obstaculizar el desarrollo de los pueblos”, y ahora más todavía ante la crisis causada por la pandemia. https://www.infobae.com/opinion/2021/11/28/el-papa-francisco-y-la-deuda-externa-o-el-virus-de-la-dependencia/

De la Marcha sobre Roma a la Marcha sobre Washington

Vladimir de la Cruz

Los sucesos del 6 de enero en Washington me hicieron recordar la Marcha sobre Roma que organizó Mussolini en Italia, en 1922, momento de su ascenso al poder, comparable con la intención de Trump de hacerse por la fuerza del Gobierno y la Presidencia que perdió en elecciones.

El fascismo italiano se había desarrollado al finalizar la I Guerra Mundial, en 1919, con la complacencia del Rey Víctor Manuel III, y se mantuvo como régimen o sistema político hasta 1945, al finalizar la II Guerra Mundial. Benito Mussolini se había destacado como el principal líder dentro del Partido Nacional Fascista.

En 1922 Mussolini organizó una Marcha sobre Roma, la que se llevó a cabo, en su movilización, entre el 22 y 29 de octubre de 1922.

El resultado político de la Marcha fue que Mussolini se hizo con el poder, acabó con el sistema parlamentario imperante en Italia y más tarde acabó con los partidos de la oposición política prohibiéndolos, imponiéndose como un dictador, un gobernante autoritario.

El discurso de Mussolini era contra los socialistas y comunistas, exaltaba la violencia y las movilizaciones de sus simpatizantes, organizados como brigadas de choque social contra opositores, con grupos armados inclusive. Hacía un discurso violento desde cualquier espacio público que se le facilitara.

En 1921 Mussolini había sido electo diputado desde donde empezó a combatir a todo el sistema político imperante en Italia.

Mussolini atacó al liberalismo y a la democracia desde sus posiciones populistas, que eran muy atractivas para los grupos sociales desplazados por las consecuencias de la I Guerra Mundial, afectados por la crisis social generada por ellas y por la “amenaza” que sentían del surgimiento de la Revolución Rusa, y sus impactos en Italia como en el resto de Europa, especialmente durante los años 1919-1921, y de que pudieran llegar al poder.

En octubre de 1922 Mussolini impulsó convocatorias para que se realizaran concentraciones públicas en toda Italia. Así prepararon su Gran Marcha sobre Roma, llegando a Roma en tren, en autos, o a pie, para forzar o presionar la renuncia de las autoridades políticas, especialmente en las regiones donde había autoridades socialistas, que dominaban principalmente el norte de Italia. El objetivo de la Marcha era tomar el poder para Mussolini. Desde el 22 de octubre de 1922 empezaron a llegar a Roma, amenazando de hecho con la guerra civil si les impedían la llegada. Trump ha creado condiciones para un enfrentamiento civil en la sociedad norteamericana, desde las acciones policial represivas contra negros y afrodescendientes hasta la de enfrentamientos de sus seguidores con otros ciudadanos.

La situación llegó a ser tan tensa que el entonces Primer Ministro italiano, Luigi Facta, impuso un estado de sitio, para la ciudad de Roma, acto que el Rey, Víctor Manuel III, lo suspendió, facilitando que el 31 de octubre se realizará la gran concentración convocada, permitiendo que Mussolini al día siguiente se hiciera con el poder, impusiera su Gobierno e iniciara su dictadura, la que fue estructurando poco a poco, pero de manera acelerada.

Características del fascismo fue su nacionalismo, su totalitarismo, su antiliberalismo, su antimarxismo, su antisocialismo, su anticomunismo, el culto a la personalidad de Mussolini procurando, con ello, un control y la subordinación de todas las autoridades y líderes políticos, el control del Partido Nacional Fascista, convirtiéndose Mussolini en el líder de masas más importante de ese momento en Italia. El culto a la “personalidad” individualista de Trump es parte de su arraigo en una gran masa de ciudadanos y votantes.

Como gobernante Mussolini impulsó una serie de leyes y acciones administrativas de actos de gobierno contra personas y grupos sociales, con un profundo carácter racial, en ese momento contra judíos, exceptuando a los “judíos convertidos en arios”, o que prestaban ciertos servicios al Estado. Estableció leyes que impedían matrimonios con judíos, que emplearan judíos, que impedían el ingreso de judíos a Italia, de retiro de la ciudadanía italiana, que impedían inscribir niños judíos en escuelas públicas.

Estas leyes se impulsaron por la influencia de Hitler en Italia, y por el acercamiento político de Mussolini y de Hitler.

Mussolini exhortó a que los italianos se declararan racistas. Hasta llegaron a elaborar el “Manifiesto de la raza”, con apoyo de una gran cantidad de intelectuales y personajes de la cultura. Allí se hablaba de la existencia de razas humanas, razas grandes y pequeñas, de la raza como concepto biológico, de la pura “raza italiana”, de distinguir entre mediterráneos de Europa, de los orientales y los africanos, excluyendo categóricamente a los judíos de la raza italiana, entre otros conceptos.

En 1922 en Italia había una crisis del sistema político, un vacío de poder. La Marcha sobre Roma fue un movimiento político, una acción política para imponer un gobierno de derecha y autoritario. La base social de Mussolini era el sindicalismo con la Confederación Italiana de los Sindicatos Económicos y la Confederación Nacional de Corporaciones Sindicales, particularmente. La base social de Trump también es de sectores laborales y sindicales, de campesinos y de habitantes de zonas rurales.

El 27 de octubre de 1922 el gobierno italiano, del Primer Ministro Facta, dimitió mientras los fascistas iban controlando el escenario político. La izquierda italiana, incluido el Partido Comunista, nada pudo hacer contra la Marcha. Los otros líderes políticos trataban de llegar a un acuerdo político con Mussolini, que impuso el 30 de octubre un Gobierno de Coalición, controlado por Mussolini, de nacionalistas, de los grupos llamados populares, de los democrático sociales nittianos, giolittianos, salandrinos e independientes filofascistas, mientras la Marcha avanzaba sobre Roma.

La llegada de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos fue intempestuosa. Tradicionalmente no era un cuadro político, un líder político, ni siquiera de larga tradición y vínculo con el Partido Republicano, hasta había apoyado en el pasado a líderes y candidatos del Partido Demócrata. No era en sentido estricto un militante político. Nunca ejerció un cargo de elección popular. Era un intruso en ese Partido Republicano y en la política tradicional norteamericana, donde logró imponerse en las elecciones internas de ese partido, en las llamadas elecciones primarias.

Su campo principal de acción estaba en los negocios e inversiones. En el campo político desplazó líderes tradicionales e históricos dentro del Partido Republicano, haciendo uso social, especialmente, de las redes sociales digitales, que en las elecciones norteamericanas empezaron a desempeñar un gran papel desde las elecciones del 2008, en ese momento usándolas Barak Obama.

Las redes sociales sustituyeron espacios tradicionales de comunicación de líderes, candidatos y partidos políticos, sin que los desplazaren del todo, con la ventaja de que son mecanismos al instante, más baratos, directos a los públicos que están destinadas, fáciles de conexión, con cantidades masivas de participantes o de “seguidores”.

Donald Trump, quienes le han estudiado, afirman, que se vinculó a estas redes desde el 2009, con sus actividades profesionales y empresariales, logrando gran alcance de masas.

A la cuenta de Twitter, su medio favorito de comunicación, se vinculó desde ese mismo año, 2009. Así hizo su campaña del 2016 y así la repitió en el 2020. Pero no solo hizo campañas electorales de esa forma. Todo su gobierno, 2016-2020, lo manejó y comunicó principalmente en sus acciones constantes, al instante, mediante su Twitter, con más de 40.000 twitts, según lo han estudiado, durante todo este período. También utilizó hashtags, retuis, las plataformas digitales como Instagram, Facebook y otras.

La imagen proyectada de Trump es la del Héroe, la del superhéroe capaz de hacer grande a los Estados Unidos y de volverlo a hacer, como planteó para esta campaña electoral.

Para Trump los Estados Unidos estaba primero, había que recuperar su economía, sus espacios económicos, de manera que sus relaciones económicas no fueran deficitarias, de allí el ataque y la rediscusión de los tratados de libre comercio con Canadá, México y su disputa con China. El retorno de empresas a Estados Unidos para revitalizar su economía fue clave, la recuperación de empleos en sus primeros años de gobierno le dieron fuerza, la crítica a la infraestructura vial y de comunicaciones que hacía le depararon seguidores, su preocupación por el empleo fue determinante antes de la Pandemia.

Para Trump el papel de los Estados Unidos se había debilitado internacionalmente, de allí que cuestionara el proceso globalizador del que formaba parte, rompiendo alianzas estratégicas militares, económicas y políticas, saliéndose de algunos compromisos internacionales, impactando los escenarios geopolíticos y geoestratégicos.

En lo interior arremetió contra el Partido Demócrata al que constantemente atacaba de socialista y de querer introducir el comunismo en Estados Unidos, sabiendo que en Estados Unidos el Partido Comunista existe desde 1919. Esta lucha contra el socialismo la quiso llevar, sin éxito, y sin investigaciones del Congreso, casi hasta los niveles de la época macartista de la década del 50, a pura publicidad y ataques mediáticos.

Hizo del Partido Demócrata su principal enemigo político y le convirtió en su principal adversario a derrotar por el bien de los Estados Unidos y del pueblo norteamericano, porque los males internos de los Estados Unidos se los achacaba a este partido y a las estructuras políticas e institucionales dominantes en ese país.

Poca atención prestó a los problemas sociales de los negros, de los afroamericanos, de los latinos. Su discurso contra los mexicanos y puertorriqueños, desde el inicio de Gobierno, lo era contra todos los latinos, contra todos los migrantes, contra los mexicanos, con su lucha por el muro fronterizo, casi una obsesión, logró detener bastante los procesos migratorios terrestres hacia los Estados Unidos, estableciendo una alianza estratégica con el con Gobierno de México el que puso casi 30.000 efectivos militares a resguardar la frontera para contener a los migrantes.

Su principal atención eran los ciudadanos norteamericanos y no los que habían llegado, como migrantes, o ilegalmente, a Estados Unidos. Sus políticas antimigratorias dividió familias, separó niños de sus padres, se acentuaron cotidianamente.

Ley y Orden, consignas fundamentales, que autoritariamente blandía para recordar la mano dura de su gobierno.

Cuando Trump se enfrentó a Hillary Clinton, en el 2016, la presentó como la representante de las estructuras de poder, que él cuestionaba. Cuando se enfrentó a Joe Biden, en el 2020, lo presentó como el parásito de la política, que tenía 46 años de estar en política, que nunca había trabajado, decía.

A Hillary como a Biden los presentó como lo más negativo siendo Trump el factor positivo, el salvador de los Estados Unidos, presentándose, en muchas ocasiones como la víctima de los medios de comunicación, a pesar de que tenía los propios que lo defendían y exaltaban. Este campo para Trump era un campo minado contra la corrupción imperante.

El discurso de Trump fue vulgar, ofensivo, insultante, siempre negativo hacia sus contrincantes, siempre combatiendo todo lo que se le oponía o creía que se le enfrentaba. Atacó instituciones, medios de comunicación, personas, líderes de todo tipo.

En las elecciones que acaban de pasar, el 3 de noviembre, Trump enfrentó su peor crisis de gobierno, de sus políticas y acciones Ejecutivas, especialmente por el impacto del surgimiento de la Pandemia del Coronavirus Covid-19, y su imponente desarrollo en los Estados Unidos, que también paralizó el mundo en sus relaciones económicas internacionales, que bloqueó las redes de intercambios productivos, de comercio, de transportes internacionales y locales, de turismo, de millones de contagiados y de muertos.

En el caso del gobierno de Trump despreciando el papel de los científicos en esta lucha, contra el COVID-19, estimulando con su actitud la expansión de la pandemia en los Estados Unidos, como un elemento de limpieza “étnica”, entendiendo que los afectados con este virus son principalmente sectores y poblaciones pobres, de migrantes, de negros y afroamericanos, de latinos, poblaciones marginales. Quizá su desinterés estaba asociado a la eliminación de votantes, por la pandemia, más del Partido Demócrata que del Republicano.

Irresponsablemente convocando a manifestaciones en el período electoral, de carácter masivo o presencial, facilitando de esa manera los contagios.

Frente a las elecciones últimas, sabiendo de la situación de la pandemia, de las dificultades de las concentraciones humanas, del resultado preliminar de las encuestas desfavorables a él, empezó a cuestionar todo el proceso electoral, presentándose como una víctima del mismo y de los mecanismos de fraude que podían hacerse mediante los sistemas de emisión de votos que hay en Estados Unidos, debilitando la institución federal de correos en este campo, incitando a la población que le sigue fanaticamente a que se estaba fraguando un fraude en su contra, apoyándose en bases sociales incultas, de poca educación, de los grupos fascistas, nacionalistas, racistas, supremacistas, anti migracionistas, misóginos, conservadores en general, en los miembros de la Asociación del Rifle Norteamericana, en la población de tradición religiosa pentecostal, especialmente de la población de los Estados centrales y rurales de los Estados Unidos. Mientras Mussolini combatió y persiguió a los pentecostales, en una sociedad italiana muy católica, Trump los apoyó y los hizo sus aliados estratégicos, en una sociedad no tan católica.

Nadie como Trump había cuestionado el proceso y el sistema electoral de los Estados Unidos, que se tenía como un modelo democrático casi ideal, de larguísima tradición histórica, confiable en todos sus extremos, donde la posibilidad de hacer fraude electrónico es de 0.009 %. Con este cuestionamiento quebró la credibilidad de la misma población norteamericana en su propia estructura democrática. Siempre habló de que las elecciones y su triunfo se la habían robado. Este fue parte del argumento que utilizó para la Marcha sobre Washington, impedir el robo de su elección y triunfo.

Cuestionó el mismo sistema electoral de votos populares donde fue ampliamente derrotado, así como el de los electores del Colegio Electoral, que surgen de esos votos populares, donde también sufrió una amplia y contundente derrota, que son los que en definitiva definen el ganador.

De acuerdo al sistema electoral de los Estados Unidos, cada uno de los 50 Estados, más el Distrito Capital, tienen sus propios sistemas de votación y de conteo de votos. De hecho, son 50 procesos electorales, cuyos resultados tienen que tenerse el 14 de diciembre, habiendo sido las elecciones el 3 de noviembre. Certificados estos procesos electorales de los Estados su informe de resultados se pasa al Congreso el 6 de enero, lo que sucedió, para sobre las certificaciones de votación declarar el candidato ganador de las elecciones para que asuma, formalmente, el 20 de enero la Presidencia de los Estados Unidos.

No satisfecho Trump con los resultados empezó a cuestionar, bajo el pretexto de fraude hecho de distintas maneras, resultados electorales de aquellos Estados que más Electores dan al Colegio Electoral con la finalidad de cambiar el resultado final. Impugnó casi en 60 localidades, de los distintos Estados, la emisión de votos, sin resultado favorable a sus pretensiones, así fallados en su contra por Cortes Federales.

No satisfecho con esto desde el mismo día 14 de diciembre empezó a preparar el ambiente contra lo resuelto que tenía que conocerse el pasado 6 de enero en el Congreso.

Su objetivo, al estilo de la Marcha sobre Roma de Mussolini, una gran Marcha sobre Washington el 6 de enero cuando el Congreso debía conocer los resultados, para detener allí el robo electoral que se le había hecho, sitio en el que todavía se podían impugnar resultados conforme se fueran dando los informes de las certificaciones electorales de los resultados de las votaciones, y tratar de anularlos con el propósito de que, en situación extrema, el resultado pasara a la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, donde tiene una amplia y holgada mayoría de Jueces nombrados por el Partido Republicano, y por su propio Gobierno, todos de características conservadoras en su formación profesional.

La Marcha sobre Washington no solo para presionar con la multitud, sino para actuar, como lo hicieron, sobre los Congresistas reunidos, e impedir de esa manera la proclamación y reconocimiento de la Presidencia para Joe Biden. La Marcha sobre Washington, fue debidamente planeada, hasta en el asalto al Congreso, para cambiar los resultados electorales por la presión de los manifestantes. La Marcha sobre Washington no fue una movilización de desobediencia civil, fue una acción debidamente impulsado de desacato, de desconocimiento, de no aceptación del resultado de la elección del 3 de noviembre, ni fue un simple asalto al Congreso como inicialmente lo pintaron. Fue una acción contra los congresistas, su institucionalidad y contra la misma Constitución Política de los Estados Unidos.

Los movilizados iban con la intención de tomar el Congreso, de asaltarlo, de impedir que sesionara. Minutos antes los convocados a Washington, que llegaron de distintas partes de los Estados Unidos, se habían reunido en la Casa Blanca, donde fueron alentados por miembros de la Familia Trump a actuar violentamente contra los congresistas. De la Casa Blanca fueron invitados a marchar sobre el Congreso, al edificio del Capitolio, para tomarlo. Así se movilizaron las hordas trumpistas.

De hecho, Trump esperaba una imposición de la multitud sobre los congresistas, del “pueblo” sobre sus “representantes”. Estaba a las puertas de un Golpe de Estado, de una situación de sedición popular, que alentó constantemente desde que cuestionó el resultado electoral aún días antes de que se produjera la votación.

Llamaba a que se reconociera que él debía seguir gobernando, que debía mantenerse en la Presidencia, que desconociera a Joe Biden. De hecho, proponía un golpe de Estado institucionalmente ejecutado en su favor.

Las elecciones para Trump habían sido un éxito, aun en su derrota electoral. Había llegado casi a los 75 millones de votantes en su favor, lo que lo convertía en un líder popular, populista, como no tiene el Partido Republicano, como tampoco lo hay en Estados Unidos en el campo político. Trump como fenómeno político había irrumpido como el principal dirigente político de masas en los Estados Unidos. Había desplazado a todos los dirigentes de la estructura organizativa del Partido Republicano y no había casi ninguna duda de que sería el candidato de las elecciones del 2024, a las que ya había anunciado que volvería a participar.

Las elecciones para el Partido Republicano también fueron exitosas a nivel del Congreso, donde aumentó el número de diputados. Perdió el Senado, por la derrota del 5 de enero de los senadores de Georgia, que en parte ya había perdido desde el 3 de noviembre. La actitud de Trump contra el proceso electoral en general, de fraude en su contra, se ha señalado como una causa adicional para que el 5 de enero estos dos senadores republicanos perdieran, dándole un triunfo apretado al Partido Demócrata del Senado, y del Congreso, lo que obligará al Presidente Biden a un gran proceso de negociaciones políticas constantes, en lo que tiene gran experiencia.

La derrota de Trump no ha acabado con la derrota del fascismo en Estados Unidos. Con Trump se ha alimentado esta tendencia política, que en Estados Unidos tiene más de 1000 distintas organizaciones fascistas y filofascistas de diferentes tipos, que agrupan todo tipo de ciudadanos, lo que explica parcialmente también por qué Trump tiene seguidores latinos, afroamericanos, entre otros grupos. Trump puede convertirse en su líder más importante aun cuando lo llegaren a marginar de procesos político-electorales. Trump puede seguir siendo el emblema del fascismo actual en los Estados Unidos y el agitador político más importante de oposición al nuevo gobierno que inicia el 20 de enero. Podría llegar a convertirse en un mártir político si se le llega a apresar con motivo de los juicios y acusaciones que le seguirán.

Con esta tendencia populista de Trump quizás entramos a una nueva etapa de liderazgos políticos en los Estados Unidos, liderazgos de masas, de populismos políticos…

Los sucesos de asalto al Capitolio, que se señalan de terroristas, que le imputan a Trump su responsabilidad, lo que ha abierto es un juicio político contra él, ya aprobado en el Congreso, ahora en manos del Senado, juicio que puede concluir, ya no en su destitución, sino en una sanción político-jurídica que lo inhabilite para participar en futuros procesos electorales y a puestos de elección pública. Este es el resultado óptimo que esto puede tener.

Si de algo no va a escapar Trump es de la persecución judicial a la que será sometido por una serie de acusaciones que ya le tienen montadas, de las que difícilmente saldrá triunfante de todas ellas.

La Marcha sobre Washington sigue latente para el próximo 20 de enero, con posibilidades de altos grados de violencia, y hasta de actos terroristas contra su realización, y de posibles atentados contra Biden y las nuevas autoridades públicas norteamericanas. Lo que tradicionalmente ha sido una actividad de traspaso de poder festiva, popular, y tranquila, la del 20 de enero es un traspaso de poder que se realizará con un público altamente militarizado, con uniformes militares, con medidas extremas de seguridad y posiblemente sin caminata del Congreso a la Casa Blanca…con protestas republicanas y pro trumpistas en diferentes partes de los Estados Unidos. Será, por todo esto, más una ceremonia virtual que física presencial. Estos son los nuevos Estados ¿Unidos?

¿Qué está pasando en las elecciones de Estados Unidos?

El sistema electoral en los EEUU y el poderío de Trump en el Partido Republicano.

Vladimir de la Cruz

El resultado de las elecciones en Estados Unidos no ha acabado formalmente, no se ha terminado de cerrar el proceso en toda su dimensión. Aún no ha terminado el conteo de votos y su verificación correspondiente en algunos Estados, de los 50 que forman la Unión Americana, junto al Distrito Capital. Todavía en enero se eligen dos senadores, que puede ser la diferencia para tener la mayoría de ese órgano político.

Aunque se conozcan los resultados generales, de la votación del pasado 3 de noviembre, no ha habido aún una declaratoria definitiva del ganador. Por ello es que los medios de comunicación, la prensa en general es la que termina señalando, y dando por ganador, a aquel candidato que se sabe por los resultados provisionales que ganó la mayoría de los miembros del Colegio Electoral, que es el grupo de ciudadano, 538 en total, encargado y designado para emitir finalmente los votos, en nombre del resto de los ciudadanos, para proclamar al Presidente y al Vicepresidente de los Estados Unidos.

Los votantes o miembros del Colegio Electoral resultan electos del mismo proceso de votación general y de carácter popular de cada Estado. Así se da el voto popular general y el voto de los miembros del Colegio Electoral.

No necesariamente la mayoría de los votos populares asegura la mayoría de los votos del Colegio Electoral porque ello depende de cada Estado, en el número de sus votantes. Así puede darse, a favor de un candidato, una mayoría de votos populares y una minoría de votos en el Colegio Electoral, como le resultó a Hillary Clinton en el 2016 contra Donald Trump. Del mismo modo, en las actuales elecciones Joe Biden ha ganado abrumadoramente el voto popular y, de igual manera, el voto mayoritario de los miembros del Colegio Electoral, situación que no acepta, en este caso, Donald Trump, quien ha perdido las elecciones.

48 de los 50 Estados tienen un sistema eliminatorio de voto, por el cual el candidato que obtiene la mayoría de los votos populares se lleva todos los Votos Electorales, los del Colegio Electoral, a su favor.

Los miembros del Colegio Electoral, una vez que se certifiquen los resultados de votación por cada Estado, se reúnen en la capital de cada uno de los Estados, para emitir sus votos, en la primera quincena de diciembre. Realizada esta votación, estos votos se envían a Washington, para que, en sesión conjunta del Congreso y el Senado, se cuenten y se haga la proclamación oficial del ganador a la Presidencia de los Estados Unidos, en los primeros días de enero, quien asume unos días más tarde ya oficialmente. Así, es el Colegio Electoral y no los votos populares los que eligen al Presidente y Vicepresidente de los Estados Unidos.

En las elecciones que acaban de pasar Joe Biden y Kamala Harris han ganado ambos procesos, votos populares y votos electorales. Queda en los próximos días por confirmar estos resultados de acuerdo con los procedimientos de cada Estado, lo que debe hacerse antes del 14 de diciembre.

De todos los procesos electorales que ha habido en Estados Unidos para elegir Presidente y Vicepresidente, en 18 ocasiones, incluida la de Trump, el ganador no ha obtenido la mayoría de los votos populares. La primera vez que ocurrió fue en 1824 con John Quincy Adams y en las dos últimas fue con George W. Bush en el 2000 y Donald Trump en el 2016.

Como en todo proceso electoral se pueden impugnar sus resultados. En el caso de los Estados Unidos eso procede hacerlo en cada Estado, y al interior de cada Estado. Por esta razón es que se aprecia a Donald Trump impugnando casi 50 procesos electorales en los distintos Estados, con ánimo de recortar o eliminar votos del candidato ganador, para cambiar, de serle posible, los votos electorales a su favor, situación que ya no es posible hacer. Los resultados son contundentes a favor de Joe Biden y Kamala Harris.

El sistema electoral de los Estados Unidos es propio de ese gran país, del mismo modo como hay sistemas electorales en otros países de manera particular.

De acuerdo con la Constitución de los Estados Unidos los Estados son los que tienen ciertas facultades de manera propia y exclusiva, entre ellas aspectos de educación, de salud y de carácter electoral, mientras que el Gobierno Nacional o Federal, atiende la política exterior y los asuntos de defensa y seguridad nacional, por ejemplo. Por ello se han producido, junto con el Distrito Capital, 51 elecciones estatales para elegir al Presidente y Vicepresidente, con el doble de resultados de votos populares y votos electorales.

El sufragio en los Estados Unidos, como Derecho, se desarrolló históricamente, como en la mayoría de los países, para alcanzar a la totalidad de la población mayor de 18 años. La primera vez que hubo una elección, en 1789, de la que resultó electo George Washington, solo participó el 6% de la población mayor de 21 años, de 13 Estados, en esa época, que podían votar. Hoy pueden hacerlo todos los mayores de 18 años.

Otras instancias de votación son el Congreso, de 435 miembros, y el Senado con 100 miembros.

Las elecciones para cargos federales se deben realizar en años pares, las de los diputados cada dos años, para períodos de 4 años. Los senadores duran en sus puestos seis años, cambiándose por tercios, 33 senadores, cada dos años.

Al Presidente solo se le permite, por reforma constitucional realizada en 1951, solo una reelección consecutiva o alterna. Los demás puestos de elección popular pueden reelegirse. Joe Biden tiene 47 años de ser Senador.

El Senado se compone de 100 miembros a razón de dos por cada Estado, mientras que en el Congreso se elige un miembro por cada Estado y el resto por resultado proporcional de votos según la población votante.

Desde 1852 todos los Presidentes de Estados Unidos han pertenecido a los partidos Republicano o Demócrata. Del mismo modo ejercen un control similar de las Gobernaciones estatales.

El sistema electoral de los Estados Unidos está hecho para que los partidos pequeños tengan muy poca capacidad de elegir representantes populares al Congreso o al Senado, por la forma del sistema mayoritario uninominal, por distrito, que existe de candidaturas.

Junto a esto, el sistema del Colegio Electoral afirma y consolida y refuerza, el poder bipartidista de los Estados Unidos.

Las encuestas electorales en Estados Unidos juegan un papel muy importante. En esta campaña electoral y en la anterior del 2016, respecto a los votos populares fueron muy acertadas, no así en los votos electorales. Del 2016 al 2020 se hicieron correcciones para la medición de los datos de encuestas, que aún no satisficieron en sus resultados, lo que llevará a nuevos procesos de ajuste y de formulación regional de las encuestas, en todas las dimensiones que lo hacen en Estados Unidos, para lograr mayor precisión y certeza en sus resultados, para futuras evaluaciones.

Las elecciones en Estados Unidos, las nacionales o federales, se realizan desde las bases de las comunidades. No existen normas generales para todos los Estados, que pueden tener sus particularidades de organización y conteo de votos. Hoy se obliga a que haya papeletas de votación de varios idiomas para asegurar los votantes que no tienen el inglés como primer idioma, por lo que puede haber distintos tipos de papeletas y de votación.

En la mayoría de los países hay un órgano institucional, director, organizador con capacidad de declarar el resultado electoral de manera definitiva. No es así en Estados Unidos.

El resultado de la reciente elección ha desnudado a la sociedad norteamericana, exhibiéndola altamente dividida en el campo político, entre las dos fuerzas que se expresan en los partidos Republicano y Demócrata, representando cada uno de ellos tendencias conservadoras y liberales, donde los conservadores son extremistas, y a los liberales, que calzan más con postulados socialdemócratas, los acusan de socialistas y casi comunistas.

Las elecciones han hecho surgir caudillismos políticos que no eran evidentes en la sociedad norteamericana, de tipo populista, siendo Trump su mejor representante, que se ha impuesto como líder de masas, con su propia fuerza, de carácter conservador, derechista, populista, de cierto estilo fascista. No casualmente le apoyan los movimientos nacionalistas, anticomunistas y antisocialistas en general, profascistas, religiosos conservadores, supremacistas, armamentistas, antimigracionistas.

Trump perdió las elecciones ganando en lo personal. También se impuso como líder, hasta hoy, en el poderoso Partido Republicano. Ha generado un terror y un miedo a los propios dirigentes nacionales de este Partido, que no lo han podido frenar, ni imponérsele como Partido para que reconozca el resultado de las elecciones, ni el Partido como tal lo ha hecho. Logró aumentar el número de congresistas sin haber obtenido la mayoría, mantiene la mayoría del Senado, salvo que la elección de los últimos dos senadores el 5 de enero, los pierda. Si los mantiene ejercerá un control poderoso sobre el próximo Gobierno de Biden y Harris. Ha anunciado que seguirá en política, en caso de aceptar su derrota, para volverse a postular en el 2024, con lo cual está desplazando a cualquier candidato que quiera hacerlo dentro del Partido Republicano. Ha fortalecido su presencia en dos medios televisivos con ese propósito. Desarrolló un estilo de comunicación por Twitter que no va a dejar de lado con sus fanáticos seguidores. Ha enseñado a sus seguidores a movilizarse como milicias ciudadanas, incluso armadas. Ha sostenido, discurso que mantendrá, que las elecciones le fueron robadas, que el triunfo de Biden es resultado de un fraude, lo que tiene que reivindicarse. Ha fomentado un discurso divisor de contenido antisocialista, casi al nivel del macartismo de los años cincuenta.

Trump está forzando el sistema institucional, peligrosamente, a no reconocer el triunfo de Biden, y a forzar que sea el Senado y la Corte Suprema de Justicia, con mayoría de jueces conservadores, nombrados por el Partido Republicano y por el mismo Trump, para que se desconozca ese resultado electoral y se afirme su continuidad en el Poder del Gobierno Federal, lo que parece ser una fórmula jurídica en posibilidad de llegarse a aplicar, sin considerar el peligro que eso entraña para la propia democracia norteamericana, su sistema político y para el escenario de una guerra civil de incalculables consecuencias, con un gobierno autoritario, que surgido de esa manera, no sería más que una dictadura y una tiranía.

La salida de Trump y la llegada de Biden es también otro reto para el Partido Demócrata, de desarrollarse más como un partido de masas, con clara y fuerte presencia nacional del Presidente Biden y su Vicepresidenta, Harris, de desarrollar una acción de gobierno fuerte, vigorosa, trascendente a toda la sociedad norteamericana, con posibilidad real de unir a la nación y de derrotar las tendencias populistas de Trump.

Al menos hasta ahora la llegada de Biden a la Presidencia de los Estados Unidos se ha visto a escala universal como un nuevo amanecer, como un fortalecimiento de las relaciones internacionales que se habían alcanzado alrededor de metas comunes en muchos campos, a la no desglobalización y debilitamiento de los organismos internacionales que hoy de muchas maneras influyen, con sus limitaciones, en la paz mundial, en el comercio internacional y en el desarrollo y fortalecimiento de los Derechos Humanos en todas sus expresiones.

Artículo publicado en Wall Street International Magazyne el lunes 23 de noviembre del 2020 y enviado a SURCOS por el autor.

El contexto de las elecciones presidenciales en EEUU. Trump y las ideologías políticas que han definido históricamente al Partido Republicano y al Partido Demócrata

Vladimir de la Cruz

El Partido Republicano de los Estados Unidos hoy encarna a la derecha política y conservadora de ese país.

Originalmente, fue fundado en 1792 por Thomas Jefferson, lo que lo convierte en el partido más viejo de los que participan en el proceso electoral del próximo 3 de noviembre, aunque su fecha de fundación, para la actualidad, la remontan al 20 de marzo de 1854, como una organización que también hundía sus raíces en el Partido Whig que existió desde 1834.

El Partido Demócrata, su principal contrincante, considerado liberal, progresista, fue fundado en 1828 hoy acusado por Donald Trump de representar la “izquierda”, y algunas veces lo ha acusado de “comunista”, cuando realmente responde más a las corrientes actuales políticas que podrían encajar en socialdemócratas.

El Partido Comunista de los Estados Unidos que no está participando en las elecciones, con candidatos propios, pero que existe, fue fundado en 1919. Sus raíces estaban en el Partido Socialista de América. Los otros partidos políticos que están en la lista electoral estadounidense son más recientes, entre ellos los partidos Libertario, el Verde y 17 partidos más. En algunos Estados de la Unión Americana también se llevarán elecciones legislativas y estatales gubernamentales.

En las elecciones principales está en juego la Presidencia, sacar o mantener a Donald Trump, derrotar la mayoría republicana en el Senado o mantenerla, igualmente derrotar la mayoría Demócrata en el Congreso o mantenerla.

El escenario se orienta hacia una posible derrota de Trump y hacia una derrota de los republicanos en el Senado. Pero, hasta que no haya elecciones no se sabrán sus resultados.

En sus orígenes el Partido Republicano fue la fuerza política antiesclavista, abolicionista, y proteccionista desde el punto de vista económico, que agrupaba más a los pobladores de los estados norteños de los Estados Unidos. En las elecciones de 1860 fue el Partido de Abraham Lincoln.

Desde 1869 hasta 1933 la mayoría de Presidentes de los Estados Unidos han pertenecido al Partido Republicano, que gobernaron, de este período, 48 años, y les siguieron 20 años, hasta 1953, de gobiernos del Partido Demócrata. Este período fue el de auge de las políticas reformistas, impulsadas por el Partido Demócrata, en el contexto del impacto de la Crisis Mundial de 1929 y de la Segunda Guerra Mundial, políticas de salarios, pensiones, incentivos laborales, legislación laboral, fortalecimiento sindical, reformas sociales y económicas que no pudieron ser abatidas por los republicanos a su regreso en 1953.

En la década de 1960 se invirtieron los papeles de estos partidos. El Demócrata avanzó hacia el progresismo social, defensor de los derechos de los negros y de minorías, y el Republicano agrupó los grupos conservadores, racistas y todavía “esclavistas” existentes en los Estados Unidos.

Con Ronald Reagan el Partido Republicano consolidó sus posiciones dentro del conservadurismo estadounidense. Reducción de impuestos, inversiones, ahorro público, más empleo, más ingresos, reducción del gasto público, eliminación de la burocracia estatal, reducción y eliminación de programas sociales, economía de libre mercado fueron sus consignas, al impulso de la llamada Revolución Conservadora, con fuerte manto protector religioso, convirtiéndose desde ese momento en un partido altamente conservador, lo que lo ubica, en el plano político, en la derecha del espectro electoral norteamericano, con una base social más compacta y unida, más homogénea.

En la tradición norteamericana, desde el punto de vista del lenguaje político, se acuñó ser Liberal como ser del sector de izquierda, y no de la derecha como significa para casi el resto del mundo. En su lugar ser Conservador es ser de derecha.

El Partido Republicano está afiliado a la Unión Internacional Demócrata, donde también participan partidos demócratas cristianos.

Como en todos los partidos políticos en el Partido Republicano hay sus fracciones, desde moderados hasta ultraconservadores, así como hay distintos componentes sociales y raciales, entre ellos blancos, hispanos, negros y afroamericanos. Muchos de los negros y afrodescendientes que participan bajo las banderas del Partido Republicano responden a militancias en movimientos nacionalista negros, de tipo conservador y también anticomunistas. En este último sentido también participan latinos, especialmente cubanos. Por ello se encuentran como activistas del Partido republicano e identificados plenamente con Trump. No casualmente es importante el Estado de la Florida en estas elecciones. El anticomunismo organizado, aún existente, en cientos de asociaciones en el territorio de los Estados Unidos es parte de la base de apoyo de Trump, por ello sus discursos anti izquierda y anti comunistas del Presidente contra el Partido Demócrata y su candidato Joe Biden.

En el caso del Partido Republicano, en los últimos 40 años, han llegado a tener un gran peso político interno los sectores más conservadores, unidos a grupos fundamentalistas, de tipo religioso, de distintas iglesias y grupos religiosos no católicos, dando origen también a tendencias políticas teoconservadoras, o de la derecha cristiana.

El conservadurismo político del Partido Republicano se expresa, principalmente, en temas sociales, familia, matrimonio, gays en general, LGTBIQ, aborto, sexo, conservadurismo fiscal relacionado con recortar gastos públicos, reducir impuestos, establecer menos regulaciones, aunque también hay republicanos opuestos a estas políticas.

La base social de blancos del Partido Republicano se identifica con ser blancos no hispanos, de tradición más europea, no española ni portuguesa, más sajones y protestantes religiosamente.

La elección de Donald Trump, como candidato presidencial en el 2016, creó mucha tensión interna, en el Partido Republicano, por ser considerado un intruso político, sin trayectoria militante política, que se ha mantenido hasta hoy, porque no se apega al “guion” histórico de los presidentes republicanos. Incluso desde el 2017 hubo voces disonantes contra Trump en el propio partido Republicano, pero desde el 25 de enero del 2019 el Comité Nacional del Partido Republicano le dio un respaldo no oficial a la candidatura a Donald Trump.

Como candidato actual mantiene esa tensión, y hoy más, por su individualismo extremo en su toma de decisiones, por su manera temperamental de atender asuntos, por su intransigencia, por sus posturas supremacistas, por su desprecio a los hispano mexicanos, puertorriqueños y latinos en general, por su abierto apoyo a los grupos racistas y supremacistas, por la defensa de la represión policiaca brutal, por su negativa a dar informes tributarios, que por ley está obligado, por sus disparates expresados constantemente en su cuenta de twitter, por su poca educación y mal trato con gobernantes y líderes de gobiernos, por sus juicios poco pensados sobre mujeres, latinos, afroamericanos, por sus tendencias dictatoriales y aislacionistas internacionalmente, por sus posturas desglobalizadoras, considerando que con ello se benefician los intereses norteamericanos.

Su tendencia dictatorial, autogolpista que impulsa cuestionando el propio proceso electoral y su legitimidad, negándolo, afirmando que está preñado de fraude, intentando postergarlo, acusando públicamente al Partido Demócrata de estar realizando el fraude con el voto por correo, su cuestionamiento al voto de las minorías negras, afroamericanas, hispano mexicanas, está en función de considerar que su postura autoritaria y dictatorial es para proteger la democracia norteamericana, “su” democracia, su mantenimiento en el Poder, puesto que el exceso de democracia puede ser peligroso para la misma Democracia y para resguardar o proteger los valores democráticos.

A propósito de este supuesto fraude en marcha en las elecciones de los Estados Unidos, la Organización de Estados Americanos, de la cual Estados Unidos es miembro, debería integrar una Misión Oficial de Observación del Proceso electoral de los Estados, así como se integran para vigilar y supervisar procesos electorales en América Latina, con el voto y anuencia de los Estados Unidos. Desde 1962 la OEA ha desplegado en el continente casi 250 Misiones de este tipo, en 27 países, de los 34 que integran la OEA.

Para Trump el posible triunfo del Partido Demócrata es un paso hacia el crecimiento del socialismo, de la izquierda, del comunismo, que pone en peligro la democracia norteamericana y la estabilidad de su sistema.

Trump impulsa una nueva Guerra Fría internacional, en torno a la competencia comercial que tiene Estados Unidos con la República Popular China, y presiona, en ese sentido a los países, como se hacía durante la Guerra Fría contra la Unión Soviética y los otros países socialistas, para su ruptura, si fuera posible hoy, o por el debilitamiento de esos lazos comerciales. No es ya, un problema de relaciones políticas, como lo era en preocupación de Estados Unidos hasta 1990, sino que es de relaciones económicas y de control de mercados. La Ruta de la Seda, que impulsa la República Popular China, no la puede evitar en el nivel mundial que puede llegar a alcanzar.

Estas posturas conservadoras, o neoconservadoras, linda con elementos fascistas, de allí también el movimiento AntiFa, como parte de los movimientos que adversan la candidatura de Trump, que se ha desatado en los Estados Unidos.

Una expresión de estos movimientos conservadores fue el surgimiento en los Estados Unidos de los Libertarios, con repercusiones internacionales, en oposición a los liberales clásicos.

La apelación religiosa, que constantemente hace Trump, está en función de enfatizar la religión como la base esencial de la sociedad, lo que ha fortalecido el surgimiento de movimientos políticos religiosos, o movimientos religiosos con fines y objetivos políticos.

“Hacer Grande a América”, el grito de guerra de Trump, en este momento, recuerda el “Pacto con América”, agitado en la elección de 1994, donde no hubo un triunfo político en toda la línea, en la posibilidad de que Trump pudiera ganar la Presidencia.

Donald Trump impulsa un nacionalismo extremo, en su lucha contra los migrantes, una justificación contraria a la naturaleza misma de los Estados Unidos, que nació como resultado de procesos migratorios intensos, multiculturales, que hoy tiende Trump a quebrar, de esa manera, que es la esencia e identidad de la grandeza de los Estados Unidos.

Esta posición lleva a Trump a dirigirse en sus discursos y actuaciones a la derecha típica norteamericana, que en los Estados Unidos, tiene cerca de 1000 grupos, que abarcan desde partidos políticos hasta asociaciones, de todo tipo, muchos de ellos de larga tradición histórica. Quienes han analizado la derecha en Estados Unidos sostienen que surgió desde los mismos días de la Independencia.

Derecha e Izquierda se traduce hoy en Estados Unidos como Conservadores y Progresistas, aunque desde la campaña electoral del 2016, por los ataques que le hacía Donald Trump a Hillary Clinton, se exaltó en el lenguaje popular el término de Izquierda para calificar al Partido Demócrata y el de Derecha para referirse al Partido Republicano, y para significar en ese concepto de Izquierda al comunismo. Los nazi americanos se identifican más con la derecha y extrema derecha y rechazan la identificación con el conservadurismo o el neoconservadurismo. La Organización del Ku Klux Klan, fundada en 1865, tampoco se reconoce como conservadora o neoconservadora.

El conservadurismo norteamericano es hoy una articulación de movimientos que se expresan en las luchas callejeras, con expresiones muy importantes en el campo intelectual, que ha permitido que se exprese, en distintos momentos, en la propia Casa Blanca, desde Nixon hasta Trump.

Un elemento importante del conservadurismo en Estados Unidos es su nacionalismo y su anticomunismo, que es la esencia común de los movimientos conservadores norteamericanos. En su anticomunismo hoy no está la URSS pero está China, la República Popular China, que Trump la exaltado en su discurso electoral, no así la República Popular Democrática de Corea o la de Vietnam, ni tampoco está en es nivel Cuba, a pesar del debilitamiento de relaciones que ha hecho respecto a lo que el Presidente Barack Obama había avanzado.

La base social del Partido Republicano, en el sector rural y central de la geografía norteamericana deviene, de la identificación de estos sectores productivos que desde hace décadas se manifiestan contrarios a las intervenciones estatales reguladoras de mercados, de precios, y por sus tradiciones históricas conservadoras, que los lleva a mayor identificación con el conservadurismo político y religioso. En las condiciones actuales, de la crisis de la Pandemia del Coronavirus y el descalabro económico que eso ha significado para todos los países y todas las economías, esta situación se ha desbalanceado y hoy el Partido Demócrata tiene más proyección con este electorado, lo que se manifiesta en el menor respaldo que recibe Trump ante Biden.

Ronald Trump es hoy el Presidente Republicano número 19. ¿Continuará su mandato? Eso está por verse el próximo 3 de noviembre.