Ir al contenido principal

Etiqueta: pequeña producción agrícola

Mientras el agro se quema, el ministro juega a los drones

German Masís

Haciendo alusión a la parábola de la casa que se quema, mientras un miembro de la familia se encuentra jugando a las cartas, en esa circunstancia podemos ubicar lo ocurrido el sábado anterior en el programa Estado Nacional de canal 7, bajo el título “Importaciones aplastan al agro”, conducido por la periodista Lilliana Carranza y con la participación de Kevin Gómez de la Corporación Hortícola, del consultor Renzo Céspedes y del ministro de Agricultura Víctor Carvajal.

Según la justificación del panel, la presentadora argumenta que las importaciones de cebolla extranjera crecieron un 400%, mientras que en productos como papa, tomate y zanahoria, también se registraron aumentos significativos durante el año. Esta sobreoferta en el mercado ha golpeado duramente a los agricultores.

En un artículo anterior, denominado “La producción alimentaria nacional se debate en sus niveles mínimos: el caso de la cebolla”, mencionamos que mientras las importaciones de cebolla llegan a su punto más alto, la producción nacional disminuye de manera alarmante, por lo que los productores reclaman que esta actividad va a desaparecer. Agregamos que esta actividad, se encuentra ya probablemente en los niveles mínimos a los que puede llegar.

Y ese es precisamente el debate al que el panel de Estado Nacional no logró apuntar adecuadamente al centrarse en el tema de la importaciones, que aunque es el factor desencadenante, no logra explicar la gravedad de la situación productiva, resultado de la reducción de las áreas de producción, la pérdida de áreas productivas, la salida de los agricultores de la actividad, la destrucción de empleos agrícolas y el deterioro de la condición socioeconómica de los agricultores y de las seguridad alimentaria del país.

Aunque los panelistas Gómez y Céspedes, hicieron lo posible por justificar la veracidad de las dimensiones de la importación de cebolla y su impacto sobre la reducción de los precios del producto y las pérdidas de los agricultores nacionales, el ministro de Agricultura hacía un esfuerzo por desacreditar las intervenciones de sus interlocutores y presentar lo que el Ministerio está impulsando por apoyar la producción hortícola, 3 años después del inicio de esta Administración.

En buena medida, quedó la sensación de que efectivamente ha habido un incremento de la importación de cebolla, motivado por las propias medidas que ha promovido el Gobierno, como el decreto de importación de cebolla y papa y la variación de los controles fitosanitarios de ingreso del producto, y también que el Ministro intentó evadir su responsabilidad en la adopción de dichas medidas y justificar que son inevitables ante la reducción de la producción nacional, resultado de las condiciones climáticas de final del año anterior y principios de este.

Sin embargo, en la discusión de las posiciones contrastantes sobre las importaciones, en donde una parte trata de demostrar la veracidad del hecho y el daño causado y la otra relativizar el hecho y su impacto, es difícil profundizar en las causas y en la evolución de la situación de esa actividad y de la producción agroalimentaria del país.

Exponíamos en el artículo antes mencionado, que la reducción de las áreas en la cebolla y otros cultivos, es una tendencia confirmada por los cambios en la Encuesta Nacional Agrícola de los últimos años, que pone en evidencia el deterioro de la actividad agrícola y el acercamiento a niveles de producción mínima en algunos cultivos.

Exponíamos que algunas actividades han llegado a peligrosos límites, cuyo descenso inminente, podría llevar al desabastecimiento de los productos, a la pérdida de capacidad productiva y de seguridad y soberanía alimentaria, a la salida de grandes grupos de productores, a su desempleo y empobrecimiento y cambio de uso de las tierras agrícolas, temas que debieran ponerse a la discusión con el ministro de Agricultura y otras autoridades del Gobierno, en un amplio debate nacional.

También decíamos que en los últimos meses la producción de cebolla, ha entrado en el círculo perverso de disminución de la producción nacional, aumento de las importaciones, pérdidas de los agricultores, aumento de los precios al consumidor y elevadas ganancias de los importadores, en que han ingresado otras actividades como el arroz y la papa.

En la presentación del panel del programa citado, se afirma que los productores agrícolas viven una crisis, (…) porque no solo han tenido que luchar contra las afectaciones por el clima, el alto costos de los insumos y las limitaciones para acceder al crédito, sino además con la creciente amenaza de las importaciones masivas.

Como corolario, expresa que el sector agrícola hace un llamado urgente para proteger la producción nacional, llamado que viene reiterándose desde hace varios años, en las marchas de agricultores del 2023 y en varios comunicados emitidos en los medios de comunicación el año anterior, llamado que ha sido ignorado por las autoridades del Ministerio de Agricultura y que en la actualidad debieran constituir un ultimátum a dichas autoridades que podría conducir a la paralización de la producción alimentaria nacional.

Así mientras que el agro se quema, por efecto de las importaciones y demás problemas de la pequeña producción hortícola, el ministro menciona los proyectos de riego, la agricultura 4.0 y transferencia de tecnología de punta, como el uso de drones, como si los productores y sus actividades no estuvieran a punto de ser abatidos por las llamas del mercado, la pérdida de cosechas y la escasa rentabilidad de sus actividades.

Los proyectos y las medidas mencionadas y otras incluidas en los informes anuales del MAG y en los informes anuales del presidente, debieran ser rechazadas de plano por las organizaciones agrícolas por su carácter paliativo y de bajo efecto en las condiciones de producción de los pequeños productores y hacerlo explícito en la actividades de discusión como la del sábado.

En plena campaña electoral, es necesario volver a poner la problemática agraria entre las prioridades máximas de la agenda política nacional, como se hiso hace 4 y 8 años, exigiendo propuestas y compromisos válidos de los diferentes líderes y grupos políticos, a condición de apoyar o rechazar algunas propuestas políticas y hasta la posibilidad de participar o no como sector en las próximas elecciones.

Aprovechar la coyuntura del Covid-19 para impulsar la transformación del agro

German Masís Morales

Este lunes el Presidente de la República y el Ministro de Agricultura y Ganadería han efectuado la apertura de la primera rueda virtual de negocios que se realiza por medio de la plataforma La Finca Agropecuaria, herramienta impulsada por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), donde más de 2.000 productores y 50 compradores han de acercado la oferta de bienes de origen agrícola, pecuario, pesquero y acuícola, a la demanda de las agroindustrias nacionales.

“Esta es la forma cómo la institucionalidad responde para apoyar a los productores en el escenario que nos impone la pandemia por COVID-19. Estas oportunidades son muy valiosas, porque no se trata solo de vender hoy, sino de alcanzar alianzas que nos permitan una relación fortalecida y un mejor conocimiento entre la producción agrícola primaria y la agroindustria para negocios futuros”, declaró el Ministro.

En tanto, el Presidente reafirmó el compromiso de su gobierno de apoyar a los productores al máximo, para lo cual “estamos trabajando duro en mejores condiciones de créditos, acceso a la tecnología y al valor agregado para llegar a mejores mercados”. (ElPaísCr,1-6-2020)

Ante estas manifestaciones de las autoridades del Gobierno actual, nos preguntamos si estas acciones introducen cambios importantes en la producción y en el comercio agropecuario y si se está aprovechando la coyuntura de la pandemia del covid-19 para impulsar una transformación de la actividad agrícola y agroindustrial, de los sistemas de producción o de la participación de los distintos sectores involucrados en dicha actividad, pero la respuesta es que no.

La política sectorial agrícola sigue enfatizando en el crecimiento de la producción, en el mejoramiento de la productividad, en el aumento de la agroexportación y en la adopción de nuevas tecnologías. El monocultivo de exportación en manos de grandes empresas por su aporte a la generación de divisas, sigue siendo el eje del modelo agropecuario nacional.

Por el contrario, una política agraria alternativa, debiera estar dirigida a superar los efectos de las políticas macroeconómicas de liberalización económica y apertura comercial aplicadas en los últimos 35 años, las cuales han afectado seriamente las condiciones de la micro y pequeña producción agrícola y agroindustrial, ha empobrecido a la población rural, ha priorizado en la importación agroalimentaria y ha profundizado el monocultivo de exportación.

Esta política agraria alternativa deberá estar centrada en la promoción de una agricultura más sostenible, en el apoyo a la innovación a partir de los recursos de la finca, en el fortalecimiento de la pequeña producción agrícola y la microempresa agroindustrial familiar, en el impulso de sistemas de comercio de mayor vinculación entre productores y consumidores y en el acceso a una oferta de productos más sanos, saludables y con identidad territorial.

Esta política agraria deberá estar dirigida claramente al mejoramiento de la producción agrícola y agroindustrial para el mercado interno y debe incluir acciones sobre innovación tecnológica, gestión de servicios agrícolas locales, comercialización justa e incluyente, financiamiento alternativo, sistema de riesgo agrícola, desarrollo agroindustrial rural y apoyo a la seguridad y soberanía alimentaria.

El eje central de la propuesta de política agraria alternativa, es el mejoramiento de los procesos productivos y comerciales para el mercado interno, mediante la reactivación de los servicios que ofrece la institucionalidad pública del sector agropecuario con la participación proactiva de los diferentes actores: campesinos, pequeños productores, cooperativas agrícolas, centros agrícolas cantonales y microempresas agroindustriales y agroturísticas.

Los propósitos de la misma serían:

Contribuir a cambiar las políticas agropecuarias y rurales para que respondan a las necesidades del pequeño agricultor, el microempresario agroindustrial y la población de las comunidades rurales

Impulsar una transformación de la actividad agropecuaria nacional, hacia una más sostenible e incluyente, mediante una innovación apropiada y creativa generadora de buenas prácticas y menos dependiente de recursos externos.

Apoyar decididamente la producción agroalimentaria para el mercado interno, que garantice el abastecimiento continuo de productos sanos y de calidad, la ejecución de mecanismos de comercio directo y justo y que favorezca la apropiación de recursos por parte de los productores.

Entre las acciones estratégicas para el cambio estarían:

1.Promover la innovación y el desarrollo de tecnologías sostenibles
2.Mejorar la gestión de servicios de apoyo agropecuario y rural que ofrece el Estado
3.Adecuar y dinamizar el sistema de comercialización de productos agrícolas para el mercado interno
4.Democratizar efectivamente el acceso al crédito de la pequeña producción y la microempresa
5.Establecer un sistema de seguros y de cobertura del riesgo de la producción agrícola
6.Fomentar el desarrollo de la agroindustria rural y del valor agregado de las actividades agropecuarias
7.Apoyar la aplicación de una ley marco de Seguridad y Soberanía Alimentaria y Nutricional

Una política agraria alternativa debe responder a la necesidad histórica de la transformación productiva del agro costarricense, que sea sostenible, equitativa e incluyente y que incorpore el otro eje del desarrollo hasta ahora abandonado, como es la producción para el mercado interno, la cual garantiza la producción de alimentos, el empleo de la población rural, la conservación de la biodiversidad y el arraigo de la población en las comunidades rurales.

Las acciones actuales dirigidas a promover el comercio virtual de productos, el plan anunciado para apoyar la producción de granos básicos y la recomendación del Ministro de Agricultura para que se consuman los productos que el país produce, no vendrán a resolver los problemas estructurales de la producción y el comercio agroalimentario del país. Por lo que no se vislumbran grandes cambios en la realidad de la agricultura costarricense luego de la pandemia.