Alberto Salom Echeverría
El viernes 8 de los corrientes me permití comentar el primer artículo del ex ministro de Ambiente y Energía en el período 2006-2010, Roberto Dobles Arias. Lo hice a sabiendas que vendría otro artículo de su parte; no me esperé con el objeto de que el mío no se me hiciera inconmensurablemente largo; sin embargo, resultó largo siempre, dada la importante temática que se aborda. Ruego paciencia y sapiencia a mis lectores. En lo que sigue encontrarán un conjunto de observaciones al II artículo aparecido en la versión digital de la República.net el lunes 11 de setiembre del 2023, perteneciente a Roberto Dobles Arias.
La importancia de esta discusión.
Este tema de la Transición Energética reviste como se verá la mayor importancia y actualidad. Enuncio de inmediato el concepto de Transición Energética al que adhiero, a fin de evitar equívocos o ambigüedades. Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), la transición energética consiste en un cambio gradual y constante del uso de la energía a nivel mundial desde las fuentes fósiles a un sistema de cero emisiones de carbono para el año 2050.
Como ya muchas personas saben, si esta transición o cambio del uso de energías fósiles para pasar a energías “limpias”, no se produjera a nivel mundial, con la celeridad indicada, nuestra “Casa Común”, valga decir, la única que tenemos para vivir dignamente, sobrevendría con toda seguridad, un colapso o destrucción de la vida humana en ella, así como de las especies actualmente existentes. De ahí se deduce que, nos tenemos que tomar con seriedad las advertencias de la mayoría de los científicos ecologistas, geólogos y demás, y proceder a introducir las modificaciones que se nos han sugerido hacia la descarbonización de la atmósfera, con perentoriedad, es decir, con urgencia. Es el último plazo que tenemos. La temperatura no puede aumentar por encima de 1,5° centígrados, ósea, por encima del clima que imperaba en la tierra (como promedio) en la era preindustrial (estamos hablando, más o menos, de 1850). Pero, las noticias que se nos dan reiteradamente no son buenas. En otras palabras, el clima continúa calentándose más de lo aconsejable.
El umbral de 1,5°centígrados se estableció en la cumbre de París, a pesar de la resistencia de potencias como Estados Unidos y China. No obstante, después de una lucha tenaz, lograron firmar un compromiso para reducir globalmente el CO2 de la atmósfera. Posteriormente en las siguientes “Conferencias de las Partes” promovidas por Naciones Unidas (las COP), las naciones se fueron encontrando decepcionantes resultados en cuanto a las metas de cumplimiento que se fijaron. Una gran parte de los Estados de los países desarrollados defeccionaron, no fueron capaces de acometer con responsabilidad, las metas que habían asumido desde el 2015, en el marco de los compromisos internacionales. Ha habido excepciones, pero son las menos. La acción de los Estados orientada a garantizar el suministro de energía de manera sostenible medioambiental y económicamente, a través del abastecimiento exterior y la generación de fuentes autóctonas, fue sobrepasada por la emisión de CO2, derivada a su vez de la falta de voluntad política o la incapacidad para reducir las inversiones en gases contaminantes de efecto invernadero, a saber: el carbono, el petróleo, el gas natural y el metano.
Escenarios importantes que no favorecen la cooperación entre las naciones y que no están tomados en cuenta en el discurso de Dobles. (Al menos no lo ha dicho expresamente).
Lo anteriormente señalado pone al descubierto, que globalmente la humanidad se encuentra en una situación más calamitosa que aquella de la que se partió en el 2015, en la Conferencia de las Partes celebrada en París. Por lo tanto, el esfuerzo global que se debe hacer hoy es infinitamente mayor que hace ocho años. El panorama internacional, no es auspicioso de un nuevo y mayor impulso de cooperación entre las naciones, para bajar las emisiones de efecto invernadero.
La afirmación que acabo de hacer la sustento en varios hechos que paso a enumerar someramente:
1. La guerra ruso-ucraniana refleja una enorme desconfianza entre los países europeos de la OTAN, encabezados y acicateados por Los Estados Unidos e Inglaterra, que apoyan decididamente a Ucrania frente a Rusia; esta nación por su parte está respaldada por Corea del Norte, Bielorussia y otros países vecinos de Rusia, y parcialmente por China. La guerra ha venido en una escalada, que afecta tanto el clima político mundial, como el clima en sentido estricto, ya que el uso de armas de grueso calibre produce emisiones de CO2 que, en nada contribuyen a descarbonizar la atmósfera.
2. En el Pacífico nororiental, se agudizan las contradicciones entre Corea del Norte, apoyada políticamente por China y Rusia, frente a Japón y Corea del Sur principalmente, que cuentan por su parte con el inveterado e incondicional respaldo de los Estados Unidos.
3. Las rencillas entre La República Popular China y la isla de Taiwán se han vuelto a encender en el sureste de Asia. De nuevo ahí, Los Estados Unidos mantienen tanto en el terreno político como en el militar un importante soporte a Taiwán, si bien la guerra no ha sido declarada, pero está latente.
4. Otro punto caliente que no favorece la cooperación internacional para luchar contra el cambio climático, es la región del Medio Oriente, donde el conflicto palestino-israelí aflora a cada instante, en medio de la tensión entre las poblaciones árabes y de Israel, por aparte se desarrollan conflictos que enfrentan a diferentes facciones de las culturas radicadas en el oeste de Asia.
5. En el continente africano actualmente prevalece un hervidero político y militar, a causa de los enfrentamientos étnicos, favorecidos por las artificiales divisiones de fronteras que dejaron las potencias coloniales europeas. La intrincada situación económica fruto también de los resabios de la lucha anti neocolonial en el África, solo favorece el enfrentamiento de muchos gobiernos emergentes con países europeos que devastaron mediante el colonialismo el continente africano. A la vez, en la región latinoamericana aflora una corriente de gobiernos progresistas que no necesariamente se identifican con los de izquierda, pero todos en mayor o menor medida están crispados frente al gobierno de los Estados Unidos por su política belicista a nivel internacional, por su falta de apoyo a las apremiantes necesidades de los pueblos latinoamericanos y por su incongruente e inestable posición frente al cambio climático.
Dentro de este contexto, no se puede dejar de mencionar que en el panorama mundial tiende a fortalecerse una corriente de naciones denominada G-77 + China, que tiene como uno de sus propósitos centrales la lucha contra el unilateralismo y el hegemonismo que ejercen Los Estados Unidos, junto a las principales potencias de Europa occidental e Inglaterra. Es posible que, en el mediano o largo plazo, esta corriente sea auspiciosa de la lucha contra el cambio climático, en favor de la paz y la distención internacionales; pero en lo inmediato se presenta como otro elemento de tensión y discordia frente al viejo y obsoleto paradigma del unilateralismo y el hegemonismo encabezado por los Estados Unidos.
Las principales olas de calor en el mundo actual, que no aparecen en el discurso del exministro Roberto Dobles Arias sobre la Transición Energética.
En primer término, no es posible tampoco hablar de “Transición Energética”, como pretende el señor Dobles, sin identificar además de lo descrito en el apartado anterior, las olas de calor que van creciendo cada día en todo el orbe. En segundo término y muy vinculado con lo anterior, la “Transición Energética” solamente se da, si la cooperación mencionada entre naciones desarrolladas logra crear un polo de poder suficientemente sólido, más allá de discrepancias ideológicas, como para enfrentar los enormes negocios de empresas transnacionales, que no atinan a cambiar el destino de sus inversiones fincadas hoy en la energía de los combustibles fósiles. En tercer lugar, la “Transición Energética” no se puede propiciar mientras prevalezcan los países luchando por separado, insisto, cada uno por su lado, contra el uso de combustibles fósiles.
Esta ruta aislacionista (que parece ser la que está presente en el discurso del señor Dobles respecto a Costa Rica), fue la que siguió entre otros países de Europa, el Reino Unido, adoptando por cierto una actitud que los autores denominaron “auto flagelante”, merced a la responsabilidad que les compete por haber causado mucho daño ambiental al planeta, derivado de la “industrialización temprana”; así lo afirman Benedict Macon Cooney y Tone Langengen (ambos asesores del mandatario Tony Blair en su administración, y miembros del “Institute for Global Change” de Blair). Empero, de una manera muy apropiada, advirtieron: “No hay duda de que los gobiernos europeos deben cumplir sus objetivos de reducción de emisiones, pero el cambio climático es un problema global, y los países industrializados deberían lograr esas metas desplegando políticas prácticas y desarrollando soluciones tecnológicas que impulsen el crecimiento económico interno y, al mismo tiempo, sustenten la transición a las energías verdes en el extranjero.” (Cfr. Macon Cooney, Benedict y Langengen, Tone. “Cerremos la Brecha de las Tecnologías Limpias.” La Nación, 5.9.2023 pag. 21) Esta es una de las claves de la cuestión denominada la “Transición Energética”. Cualquier intento individual, desprendido de una estrategia de cooperación internacional, sobre todo cuando pretende ser acometida por países subdesarrollados, está condenada al más rotundo fracaso. Este es el quid de la cuestión.
Identifiquemos ahora en concreto, algunas de las principales “Olas de Calor”, que constituyen una advertencia en el sentido de que no podemos seguir “jugando con fuego”, como lo hacen todos los desatentos de cara a la situación del clima globalmente considerado, que quieren seguir promoviendo los negocios de los hidrocarburos, sin tener en cuenta todos estos fenómenos que describiremos enseguida, y que se suman a la falta de cooperación de parte principalmente de las naciones de mayor desarrollo industrial, que son también por lo general las de mayor producción de gases de efecto invernadero.
1. El investigador del CATIE, Lenin Corrales Chaves, (actualmente es el presidente del Consejo Científico de Cambio Climático de Costa Rica y Asesor Senior de la Unidad de Acción Climática (http://labmeh.catie.ac.cr/) del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE) -www.catie.ac.cr-).establece una hipótesis clave para todo lo que puede sobrevenir, si no somos capaces de atajar las fuentes de estas “Olas de Calor”. La hipótesis de Corrales señala que el Clima en el 2023 es un preludio del futuro. La situación -afirma Corrales- es más alarmante de lo que se pensaba. “Los registros de los meses de junio y julio (del 2023), destacan un aumento en las temperaturas medias mundiales y superan las cifras récord anteriores por 0,2°C y 0,3°C respectivamente… De seguir esta tendencia, es posible que el 2023 se corone como el año más cálido jamás registrado en la historia moderna, [como] lo reconocen algunos científicos.” (Cfr. Corrales Chaves, Lenin. (Investigador del CATIE) “El Clima en el 2023 como preludio del Futuro.” La Nación, sección del Foro, p.26 10.08.2023.)
2. De manera semejante, “Olas de calor extremo sofocan a EE. UU, Europa y Japón”, como se titula un artículo de julio del presente año, en el que se establece que “muchas zonas del planeta registran récords de temperatura”. Italia, por ejemplo, dice después: “declaró alerta roja para varias ciudades del centro”. En Roma la capital, se vaticinaron temperaturas hasta de 36°C y 37°C, que subieron hasta 42°C y 43°C. Esta información proviene del Centro Meteorológico Italiano (CNI). Otro tanto ocurrió en España, donde en regiones como Islas Canarias y Andalucía, se batieron récords de calentamiento, pues los registros marcaron más de 40°C, lo que provocó concomitantemente incendios como el de La Palma en Islas Canarias, donde se quemaron más de 2.000 hectáreas. El mismo fenómeno se presentó este verano en Francia, Alemania, Polonia y Grecia. En Los Estados Unidos se produjo una intensa canícula (período más caliente del año), que se extendió desde California hasta Texas, pero también en Arizona y otros estados. El Valle de la Muerte en California, registró un calor récord al traspasar los 56,7°C establecidos en 1913. Otro tanto se suscitó en Canadá, donde brotaron más de 500 focos de fuego sin control. En Asia, se reportaron olas intensas de calor inéditas en China, Japón, combinadas con fuertes lluvias. El mes de junio se presentó primero, como el más caliente jamás registrado, de acuerdo con datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). No se pueden dejar de mencionar las olas de calor marinas, que dan cuenta de la desaparición de decenas de especies. Frente a todo esto, dice el secretario general de la OMM: “En comparación con la era preindustrial, el mundo ya experimentó un calentamiento de unos 1,2°C debido a la actividad humana, especialmente el uso de combustibles fósiles…[enfatizó el secretario general] en la necesidad urgente de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero lo más rápido y en la mayor medida posible.” (Cfr. Taalas, Petteri. “Hemisferio norte sufre peligrosas y frecuentes olas de calor extremo”. En La Nación, 15.07.2023. P.24. La negrita es mía).
3. En otro reportaje por esos mismos días, se afirma: “El cambio climático derrite el sur de Los Estados Unidos.” Esto ocurre así desde la costa oeste que es bañada por las aguas del océano Pacífico, cruzando transversalmente hasta la costa este, colindante con el Atlántico. Toda esta región durante el verano es afectada por temperaturas que están por encima de los 50° Celsius, lo que afecta los tres estados con más habitantes, a saber: California, Texas y Florida. Se puntualiza que los calores extremos están matando más personas que los huracanes y tornados juntos. De acuerdo con afirmaciones del Washington Post, el calor excesivo afecta más a los ancianos y a las personas de bajos recursos. Quiere decir que, “…la desigualdad social -dice el Washington Post- es un factor de riesgo frente a los fenómenos climáticos.” Por eso, afirma finalmente: “Detener el cambio climático es literalmente una cuestión de vida o muerte. [-y luego remata afirmando-]… Tenemos que poner fin a las actividades humanas que ocasionan la crisis del clima, como la quema del petróleo …” (Cfr. “El cambio climático derrite el sur de Estados Unidos.” La Nación, Foro. 15.07.2023.P.26)
4. Igualmente la OMM afirma que: “el Cambio Climático empeora Latinoamérica. Está empeorando en América Latina y el Caribe, con un aumento de la temperatura y del nivel del mar, ciclones tropicales más destructivos y sequías prolongadas, según un informe de la OMM divulgado en la Habana…en el informe presentado durante una convención internacional sobre medio ambiente y desarrollo entre los impactos se describe un aumento de la temperatura, la subida del nivel del mar, los ciclones tropicales, las crecidas y los deslizamientos de tierra, así como las sequías prolongadas, las olas de calor y los incendios forestales.” También se señala que, las sequías prolongadas afectaron el suministro de agua potable, y en amplias zonas de América del Sur se redujo la producción hidroeléctrica, lo que conllevó a un aumento significativo de la demanda de combustibles fósiles. (Cfr. Ibidem. P.24).
5. En nuestro país, San José sufrió el calor más fuerte en 80 años, de acuerdo con registros del Instituto Meteorológico Nacional (IMN). Por su parte, en las regiones del Pacífico y el resto del Valle Central en general, las estaciones meteorológicas registraron un aumento de 1°C por encima del promedio durante el mes de mayo, 0,8°C en junio y 1°C en julio. Santa Cruz en Guanacaste, Buenos Aires de Puntarenas y La Garita en Alajuela son algunas de esas localidades que experimentaron aumentos significativos de temperatura con relación al promedio histórico. Se nos advierte que, son tendencias similares a las que se han presentado en Los Estados Unidos, México, Europa y Asia, según los informes de las principales agencias internacionales que monitorean las variaciones climáticas. Con base en esa información detallada, se pudo constatar finalmente que, el mes de julio de este año se convirtió en el más caliente jamás registrado en el Planeta. A ello han contribuido principalmente dos fenómenos: 1. la presencia del fenómeno del Niño, denominado científicamente “El Niño Oscilación del Sur” (ENOS) y 2. la actividad humana de producción de hidrocarburos. Además de estos dos fenómenos anteriores que son los principales, el mundo conoce la deforestación, la degradación de los ecosistemas, los incendios forestales y las emanaciones de gases de efecto invernadero; esto ocurre cuando la atmósfera atrapa la radiación térmica emitida por la Tierra, generando un aumento del calor. (Cfr. Ibid. P.11)
Conclusión.
No se puede afirmar como hace el señor Dobles Arias a rajatabla, es decir, cueste lo que cueste, que durante la transición debemos seguir invirtiendo tanto en el desarrollo de las nuevas fuentes de energías (renovables), como también en las tradicionales, o sea en el petróleo y el gas. Que quede claro, la inversión en las energías tradicionales no puede significar que continúen creciendo las actividades económicas basadas en estas energías tradicionales (combustibles fósiles, o sea carbón, petróleo e inclusive gas natural y metano), por encima de las energías limpias y renovables, como el hidrógeno verde, la energía eléctrica, la eólica, la geotérmica, la biomasa, en suma, todos aquellos que no contribuyan a introducir más carbón a la atmósfera.
Es menester un esfuerzo conjunto de las naciones más desarrolladas, para impulsar las energías renovables a su interior y en apoyo a los países subdesarrollados de la Tierra, en lugar de esfuerzos aislados. La Transición debe querer decir que se le está ganando la partida al cambio climático y no a la inversa que es lo que está ocurriendo, como dejamos probado supra.
En el caso costarricense, el mismo señor Dobles Arias afirma que en Costa Rica estamos en una “transición energética” hacia atrás, o sea, una frecuente “petrolización” de la economía. Significa un desplazamiento continuo de las fuentes nacionales renovables de energía por las crecientes importaciones petroleras. Además, habla de que debemos atenernos a un “Trilema Energético”; que implica: 1. Asequibilidad energética (costos bajos y competitivos internacionalmente), 2. Seguridad energética y 3. Sostenibilidad ambiental.
No se entiende como, a partir de lo anterior, el señor Dobles insiste en que el país debe ir a la explotación y exploración del gas natural y petróleo, cuando: 1. Importantes estudios científicos son concluyentes en que el cambio climático tiene como una de sus fuentes principales la quema de hidrocarburos por los seres humanos, carbón, petróleo e inclusive el gas natural. (Cfr. Id. P.11) 2. El país no se encuentra en condiciones de acometer por su cuenta y riesgo la exploración la explotación del petróleo ni del gas, ya que carecemos en conjunto de la experiencia y el conocimiento para ello. Por tanto, quienes piensan de esa manera, favorecen los negocios de empresas extranjeras, sin saber de cuántos años se trata. Algunos importantes estudiosos del tema afirman que, para estar en condiciones de explotar los yacimientos, en caso de existir en condiciones comercializables, no bajaría de 8 a 10 años; es decir, cuando la matriz energética mundial estará mucho más diversificada, mientras tanto Costa Rica estaría comenzando a impulsar apenas una peligrosa concentración basada en fuentes de hidrocarburos. 3. Finalmente, solo una parte, (no necesariamente la más abundante en la experiencia mundial) de las fuentes de gas se encuentra en el subsuelo cerca de la superficie, sin estar mezclada con el petróleo. Es en cambio muy frecuente, encontrar el gas natural a una profundidad que oscila entre los 500 metros y los 5.000 metros, detrás de las rocas de esquisto poco porosas, revuelto con el petróleo. Por ello, por tratarse de rocas poco porosas, con frecuencia se recurre a la técnica del “fracking” o fractura de la roca para su extracción, produciendo recurrentemente una alta contaminación en tierra o en el océano. Por esa razón, en muchas partes han prohibido el uso de la técnica del “fracking”. “Esta técnica consiste en realizar una perforación en el subsuelo para levantar un pozo que alcance entre los 1.600 y los 2.000 metros de profundidad, con el propósito de crear canales de elevada permeabilidad por medio de la inyección de agua a alta presión para vencer la resistencia de la roca, generalmente pizarra.” Las desventajas de esta técnica están a la vista: alta contaminación de los acuíferos; escapes incontrolados de gas, produciendo inclusive fugas de gas metano, o sea CO2 a la atmósfera; supone un uso intensivo del agua; riesgo sísmico, como lo han señalado los geólogos; junto a los escapes de gases; a la vez, se ha documentado el riesgo de explosiones que pueden liberar sustancias radiactivas y la generación abundante de residuos como lodo y otras sustancias contaminantes.
No olvidemos que, la transición energética es un proceso de cambio de una forma de producción de energía a otra, e incluye fuentes de energía renovables y no renovables. Entre los cambios se encuentra el reemplazo paulatino pero progresivo de combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas natural, por fuentes renovables, como la energía solar, la eólica, la geotérmica y la biomasa, principalmente.