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Etiqueta: plebiscito

Aprendiendo de las derrotas

Antonio Elizalde

(Mensaje de un anciano a mucha gente joven que comienza a participar en lides electorales desde una perspectiva progresista).

Quiero evitar la mirada del académico o intelectual progresista que enfatiza el poder y los medios del sistema que buscamos cambiar. Yo lo asumo como un dato de realidad, no como una variable sino como una constante. Está allí y seguirá allí, salvo que cambie abruptamente la correlación de fuerzas. Por eso creo más importante atender a nuestras debilidades, que es lo que podemos y debemos modificar.

El plebiscito recién culminado es una dolorosa experiencia de la cual tenemos mucho que aprender. Intentaré enunciar algunas reflexiones, un tanto apresuradas, que creo necesario compartir.

  1. El compromiso político es para quienes lo asumimos como parte de nuestras vidas algo que nos trae muchas alegrías, pero también grandes dolores. Y para quienes asumimos y nos identificamos con la búsqueda de cambios, llamémonos progresistas o izquierdistas, tenemos que aprender a convivir con la derrota y aprender en cada ocasión de ellas. Más aún cuando lo hacemos desde una condición privilegiada. O dicho en términos más sociológicos, cuando existe una contradicción entre nuestra opción y nuestra posición de clase.
  2. El ejercicio de la política como actividad humana por muy noble que sea en los propósitos que persiga, no puede nunca olvidar las formas. El diálogo es siempre mejor que la descalificación o el insulto. La ira nunca es una buena compañera, la indignación si lo es, como lo enseñó Hassel. Cuidémonos de la “aporofobia inversa”: el tránsito abrupto desde el elogio del pueblo sabio y generoso a la descalificación como “facherío pobre”. Recordemos que los pobres, por quienes luchamos no son mejores ni peores seres humanos, son pobres, personas privadas injusta e involuntariamente de los bienes esenciales de la vida digna. Entre ellos el carecer de la educación cívica y capacidad para discernir en la avalancha de información a la cual están expuestos. Estamos del lado de ellos por una cuestión de justicia.
  3. La política no es un quehacer aislado, es algo que impregna y trasvasa todas las dimensiones de la vida colectiva. Se hace política en la casa, en la escuela, en las plazas, en la calle o en el metro. Somos animales políticos y es algo que hemos olvidado e invisibilizado. Politicemos y democraticemos nuestros entornos, nuestro propio metro cuadrado.
  4. La despolitización de la población es algo que siempre favorece al statu quo, de modo tal que la crítica generalizada y al voleo de los partidos políticos, de la «clase política» y de la política en general, es algo que termina impidiendo los cambios. Recuperemos la condición republicana, el diálogo ciudadano, el escucharnos unos a otros en todo lo que dice relación a la vida en común, a los bienes comunes, a la cuestión pública.
  5. La tarea política consiste en construir mayorías, en sumar y no restar. Se resta cuando se instala el discurso de la superioridad moral, de la descalificación fácil del otro, incluso del que está a nuestro lado, del cálculo pequeño y de la exclusión fácil y mezquina. Se suma con acuerdos amplios e incluyentes. La inclusión suma y la exclusión resta. Quien transita hacia nuestras propuestas e ideas merece siempre nuestros aplausos y nunca insultos y cobradas de cuentas.
  6. Los legítimos discursos reivindicativos de causas particulares que pueden movilizar a grupos o sectores específicos pueden entrar en conflicto con el sentido y dirección del cambio y de los avances globales y no necesariamente pueden tener la misma capacidad de convocatoria o aceptación en el resto de la población. Pudiendo incluso generar rechazo si esto aparece como tozudez y no como convicción. Cuidemos entonces los mensajes y los énfasis puestos en ellos. No nos confundamos en hablar para convencer a otros del hacerlo para nosotros mismos, eso es auto aplauso y no nos sirve.
  7. El voto obligatorio, aunque favorece al statu quo, es un enorme avance democrático pues aumenta la legitimidad y por tanto la gobernabilidad del sistema político, en momentos en que la democracia experimenta enemigos íntimos como lo apuntó Todorov, pero eso nos plantea un desafío político aún mucho mayor, de educación cívica y de trabajo político para sumar estos grupos, los invisibles y los no considerados hasta ahora, al debate republicano.
  8. Honrar la palabra. La credibilidad es el gran activo o patrimonio de quienes dedican su vida al quehacer político. De allí la necesaria coherencia entre palabra y acción, entre lo que se dice y se hace, y el cuidar lo que dice es algo fundamental para un político. Un político es un eterno prisionero de sus palabras. Esto vale para todos y en todo momento.
  9. Los extremos se tocan. La forma tradicional de entender la política en términos ideológicos de tipo polar o de polos situados en los extremos de una escala que nunca se encuentran, debería transitar hacia una visión circular ya que las posiciones extremas terminan siempre coincidiendo, en actuaciones o valoraciones de la coyuntura similares, que si bien, difieren en términos estratégicos, en los aspectos tácticos o de beneficio inmediato, habitualmente antidemocráticos, coinciden.
  10. La política es el arte o técnica de conciliar voluntades y de evitar la tendencia a la concentración del poder intrínseca en su propia naturaleza, la búsqueda del poder absoluto mediante mayorías inamovibles. La alternancia es el antídoto a la adicción y propensión o tendencia a la omnipotencia del poder. Y asumir esto implica aprender a ganar y también a perder, con humildad y con autocrítica siempre.

Addenda

Sobre cómo evitar la paradoja del fuego amigo o del dispararse en los propios pies.

Un factor que siempre ha usado la derecha, y el periodismo que está a su servicio, así como la línea editorial de los medios que controla, es el uso recurrente de los errores y desaciertos de quienes militan en las fuerzas progresistas. Para ello hacen uso de ciertos criterios, respecto a conductas y actuaciones nuestras que creo que son necesarias de identificar a fin de no seguir regalándoles el terreno abonado.

  1. Cuidarse de la explotación sistemática y a ultranza de las actuaciones desatinadas de algunos personajes públicos que no tienen la mesura y el criterio necesarios para dedicarse al quehacer político ya que acostumbran a ventilar públicamente los dimes y diretes propios de cualquiera relación humana.
  2. Preocuparse de lo que se dice incluso en los espacios públicos de debate interno ya que hay un uso sistemático de fuentes que filtran hacia el exterior, información que debería mantenerse privada y circular sólo en los debates internos.
  3. Evitar y aislar a aquellas personas y grupos minoritarios que, en función de transformar correlaciones internas de fuerzas, no trepidan en emporcar su propio nido.
  4. Establecer alguna forma o dispositivo que permita un filtraje previo y revisión del historial de las personas que representarán públicamente al colectivo que busca acceder al poder político.
  5. Aprender a callar cuando sea necesario para evitar dañar al colectivo político al cual se representa y evitar hacer uso del «minuto de gloria» cuando aquello pueda dañar las posiciones que se defienden.
  6. Evitar andar dándose «gustitos» para alimentar egos o para tomarse revanchas de antiguos litigios u ofensas vividas.

En síntesis, propongo volver a aplicar y experimentar las tan importantes, aunque depreciadas virtudes de la moderación, del diálogo y del respeto al otro, de la prudencia, cordura o mesura, en el ámbito y quehacer de la política, para que esta pueda retornar a los carriles que nunca debió abandonar.

¿La reforma a la reelección de autoridades políticas resolverá el problema?

Vladimir de la Cruz

Cuando se dispuso separar la elección de Alcaldes de la elección nacional, y le siguió la elección de los miembros de los Consejos Municipales y Distritales, en la misma dirección, primero la de Alcaldes en el 2002 y luego los otros puestos concejales, a partir del 2006, haciéndolas el mismo año electoral, pero a finales, en diciembre, luego de la nacional, que se hacía en febrero, hasta que se llegó a separar totalmente el proceso en el 2014, que de manera excepcional, se prolongaron sus mandatos por seis años, hasta el 2020, para regularizar a partir de ese año 2020, períodos nuevamente de cuatro año, acordes con los períodos presidenciales y legislativos, fue para darle mayor importancia a las Municipalidades y sus respectivos cantones. Así cada dos años habrían elecciones, unas nacionales y otras municipales, cada uno de estos procesos electorales para elegir autoridades con mandatos de cuatro años, las municipales con posibilidad de reelección consecutiva. En el 2002, 2006 y en el 2010 el impacto de las elecciones nacionales quedó grabado en los resultados de las elecciones municipales que le siguieron cuando los partidos gobernantes, Unidad Social Cristiana en el 2002, el 2006 y el 2010 obtuvieran la mayoría bastante amplia, sobre los otros partidos, de los alcaldes electos. Empezó a cambiar esta situación en el 2016, cuando el Partido Acción Ciudadana, ganador en el 2014, no tuvo el músculo político de la elección de febrero de ese año, y tuvo que enfrentar las elecciones municipales en el 2016, con dos años de gobierno en marcha, cuyo resultado municipal no se le reflejó positivamente, sin obtener mayoría política de las municipalidades, que seguían mayoritariamente en manos de los partidos Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana.

Con ello, con estas elecciones separadas, a los pueblos, conjunto de personas, de cada cantón, habitantes y electores, se pensaba en rematar en el fortalecimiento de la democracia representativa y electoral, para la mejor escogencia de sus autoridades políticas, separada su elección de la nacional presidencial y de diputados. Era para que los ciudadanos de los cantones pudieran concentrarse en sus propias autoridades, en su propio gobierno, para hacerlo más democrático, más directo, para participativo, y quizá también más efectivo. Eso sigue siendo válido.

El Código Municipal, antes que el Electoral nacional, establecía como figuras importantes la reelección consecutiva, el Referéndum, el Plebiscito y la Revocatoria de Mandato. Estas figuras poco se han practicado en el país. Los partidos políticos nacionales, que “mandan” teóricamente a los cantonales, de la misma bandera, no les ha interesado fortalecer estas figuras de movilización, de discusión y de poder ciudadano, ni a nivel local y mucho menos a nivel nacional. Algo parecido sucede a nivel nacional, con el Referéndum y el Plebiscito que son tan solo letra muerta en la Constitución Política, por esa abulia política que tienen los partidos y sus dirigentes políticos, y porque no les interesa empoderar o darle poder a los ciudadanos.

En ese sentido, en las municipalidades, se arrastraba la experiencia, la tradición y la legalidad de que las autoridades municipales podían elegirse continuamente, mientras sus electores así lo hicieran y quisieran en reconocimiento a obras de trabajo municipal y de buen ejercicio, sano, honrado y honesto, de gobierno local. Era al mismo tiempo una mejor escuela para la formación futura de dirigentes políticos nacionales, de donde podían ir saliendo hacia la Asamblea Legislativa, las instituciones del Estado, y los mismos Ministerios, con posibilidad de que algunos de estos dirigentes pudieran formarse con aspiraciones presidenciales, como resultado de una larga carrera política y administrativa, como hemos visto recientemente que han aspirado a luchas esas candidaturas nacionales. Al interior de algunos partidos importantes y nacionales, como Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana, de hecho los dirigentes municipales han acaparado la toma de decisiones importantes y se han impuesto hasta las Asambleas Nacionales quitándoles poder de nombramientos municipales y restringiendo, incluso, potestades, de los que salían candidatos presidenciales de esos partidos. Ese ha sido, como hemos venido viendo un camino a la muerte de la democracia interna de esos partidos, al autoritarismo municipal que les ha surgido, y a los cacicazgos locales, a veces con dudosos apoyos financieros municipales, y de sus campañas electorales, asociados a grupos tenebrosos de las narco mafias locales, lo que devienen en los liderazgos apadrinados por ellos originando la narco política y los dirigentes políticos sostenidos por estas redes de poder mafioso, y por la macabras y tenebrosas redes de los negocios que ellos mismos fraguan.

Los escándalos de corrupción que sacuden a algunas autoridades, personajes, municipales, nacionales y empresariales, por la telaraña que han construido con el tiempo, de favorecimientos mutuos, con perjuicio al interés público, nacional y municipal, a las obras, que resultaban mal hechas, a propósito, porque el negocio estaba también en la reparación constante de ellas, y no solo en la adjudicación de los carteles para sus construcciones, y por el daño resultante a la imagen pública de la democracia política, de los políticos, de las autoridades políticas, de los partidos políticos, a los cuales están ligados estos personajes, la confianza y fe pública en los procesos administrativos, a la seguridad jurídica que se supone debe haber en igualdad de trato para todos los ciudadanos, y para los mismos empresarios, que también algunos de ellos salieron afectados por este matrimonio y concubinato empresarial discreto, casi secreto, que habían establecido, hoy evidencia que la profundidad de este daño y de esta presencia en prácticamente en todo el país, en todas las municipalidades, especialmente donde estas empresas cuestionadas han actuado, y que deben investigarse a fondo, y con la mayor amplitud posible, si de verdad se desea acabar con esa hidra y con esos tentáculos. Recuerdo hace pocos meses en el Cantón de Santa Cruz, como la municipalidad cerró una calle pública, a Playa Mantas por favorecer intereses hoteleros locales, y la mantiene cerrada sin posibilidad para ningún costarricense, de hecho de poder llegar a esa playa por el camino existente, sobre el cual volcaron árboles para impedir el tránsito de vehículos. En este caso hasta la policía local está comprometida en este mafioso negocio, porque la misma policía impide el paso, aspecto que también debe ser investigado, como debe suceder en otros sitios.

Es igual que los negocios de las grandes construcciones, cuyos alcaldes, tiene capacidad de exonerar de ciertos pagos, que pueden ser multimillonarios según la inversión, a empresas constructoras, especialmente de condominios, y de torres condominiales, aspecto que también se puede investigar, seguro que dará positivos resultados, mientras a pequeños constructores, o a personas esas mismas autoridades municipales les ponen todas la trabas posibles para sus posibles proyectos habitacionales o de construcción. Conozco casos.

El punto en debate que se quiere introducir, casi como un distractor de la corrupción, es el de la reelección de alcaldes y de autoridades municipales, porque el de las autoridades nacionales no tiene discusión porque ya hay impedimentos de reelección consecutiva. ¿Por qué no se discute el caso de la reelección de partidos políticos, que son los que nombran y escogen a esas personas que salen malas personas? El que es pillo es pillo, el que roba poco termina robando mucho. El que tiene ocho o más años para ver que roba, tratará de robar en cuatro, si eso es lo que le ofrecen en posibilidad. Son las personas, son los candidatos los que hay que escoger, que sean buenos, correctos, honestos, honrados. ¿Pueden escogerse en un partido políticos buenos y honestos candidatos? Con limitarles el plazo de gobierno no les van a limitar su ansiedad por enriquecerse si el puesto se los permite. Con más avidez, gula y glotonería política irán. Y si están apoyados por grupos mafiosos, de cualquier naturaleza que sea, con más rapidez tratarán de actuar, hasta para dejar “herederos” del puesto, para hacer que la correa de trasmisión siga funcionando. Con limitar el plazo de gobierno de una autoridad a un solo período no van a acabar con la corrupción si no es la corrupción la que debe atacarse, si no es a los corruptos a los que se debe castigar y de manera ejemplar ante la sociedad nacional. Que el que se meta en ese camino sepa que de ser agarrado va a sufrir las máximas penas posibles.

Lo que hay en trámite legislativa son cantos de sirena contra autoridades políticas futuras pero fantasmas, suponiendo de previo que en ese futuro, que se regulará por esos cambios que se desean introducir todos los futuros alcaldes, y miembros de los consejos municipales y distritales son desde ahora concebidos de manera corrupta, salvo de que de previo demuestren lo contrario, lo cual es difícil. La corrupción se da en acto, por quien es corrupto, no de naturaleza, sino porque ha desarrollado una conducta, una moral y un ética de la corrupción, que le permite justificar lo que hace.

Con los límites al ejercicio del poder no se le está metiendo ningún límite a la corrupción ya existente. Ya lo veremos. Lo único que están haciendo algunos diputados con esa discusión es tratando de lavar su conciencia política, la de sus partidos, la de saber que ha hecho malas escogencias. Hay que dejar de hacer esas malas escogencias. ¿Pueden hacer esto los partidos? Para estas elecciones ya no lo hicieron. Veremos los malos frutos si sembraron malas semillas. Para las elecciones del 2022, de alcaldes y de consejos municipales, estaremos pendientes de por dónde va la comparsa política.

Los que están interesados en golpear partidos políticos, en esta lucha, de pronto alimentarán, con sus posiciones las tendencias autoritarias, despóticas y populistas, de cualquier tipo, quizá más peligrosas que lo que se quiere combatir hoy. La improvisación de dirigentes políticos, en todos los niveles de la vida y organización democrática, va a ser una de las variantes más peligrosas.

Chile, ¿Hacia una Verdadera Asamblea Constituyente?

Lic. José A. Amesty R.

El año pasado 2020, escribimos un artículo sobre Chile llamado: “Chile se Encamina Hacia un Nuevo y Profundo Ciclo Político”, donde luego de hacer una breve historia y consecuencias del modelo neoliberal en Chile, nos preguntamos: ¿Hacia dónde va Chile?

En el mencionado artículo recordamos, y ahora lo hacemos igualmente, sobre la Consulta Popular, hacia la redacción de una nueva Constitución para Chile, donde el 78,27% de los ciudadanos que votaron en el Plebiscito, aprobaron iniciar este proceso. Decíamos que sería un proceso largo y tedioso, aunque monumental, desmontar la vieja Constitución de Augusto Pinochet.

La nueva Constitución chilena, será redactada por una Convención Constituyente, compuesta por 155 miembros electos por votación popular, el 11 de abril del 2021.

Estos constituyentes tendrán 9 meses, para presentar un nuevo texto constitucional, pudiendo ser ampliado por 3 meses más, en una sola oportunidad. De esta manera, a mediados de 2022, el país vivirá un nuevo Plebiscito de salida para aprobar o rechazar la nueva Constitución.

Veamos las etapas del Proceso Constituyente, que tiene a Chile en este Momento Histórico:

15 de noviembre de 2019: Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución.

24 de diciembre de 2019: Reforma constitucional que modifica la Constitución vigente para incorporar el itinerario y reglas del proceso constituyente.

29 de marzo de 2020: Presidente convoca, vía decreto, al plebiscito de entrada del 25 de octubre de 2020.

25 de octubre de 2020: Plebiscito en el que se decide si se aprueba o rechaza la idea de una Nueva Constitución; y cuál sería el órgano que la redacte.

11 de abril de 2021: Elección de Convencionales Constituyentes.

Mayo o junio de 2021: Instalación de la Convención Constituyente.

Hasta 9 o 12 meses después: Convención aprueba un nuevo Texto Constitucional.

Aproximadamente 60 días después (agosto de 2022 aproximadamente): Plebiscito para aprobar o rechazar nueva Constitución.

Ya estamos a pocos días de celebrarse este paso histórico en la vida política de Chile. Aunque al momento de estar redactando este artículo, surge la eventualidad, que ante la ola de contagios de la Covid-19, que llega a niveles inéditos en toda la pandemia en Chile, el presidente Sebastián Piñera, presentará una reforma constitucional para que se lleven a cabo el 15 y 16 de mayo, la que necesita de los votos de dos tercios del Parlamento. La oposición, sin embargo, anunció que exigirá al Ejecutivo nuevas medidas sanitarias y de ayuda económica, a cambio de respaldar la medida en el Congreso. Veremos que sucede…

No obstante, la anterior eventualidad, deseamos compartir algunos elementos de tan importante hecho político para la institucionalidad y para la nacionalidad chilena.

  1. Lo cierto es que desde que se propuso la fecha del 11 de abril 2021, para la Elección de los Constituyentistas redactores del nuevo texto Constitucional, no ha habido mucha atención periodística y/o comunicacional de tal evento, por lo menos en América Latina, no sabemos si al interior del país. Dejamos esta inquietud-pregunta para su reflexión…
  2. Algunos sectores del país, señalan que en verdad en Chile no se está en un Proceso Constituyente, que no hay una Asamblea Constituyente, ya que lo “acordado” por los partidos políticos de derecha e izquierda, es celebrar una Convención Constitucional. Agregándose además, que la dicha Convención Constitucional, aprobará la nueva Constitucional con el quorum de dos tercios, que deja en entredicho la verdadera soberanía popular de la Convención.

Parece ser una traición al pueblo chileno, quien demanda una Asamblea Constituyente, con todas las potestades para redactar y someter a votación popular (apoyo masivo de un pueblo), un asunto de especial importancia para la Nación, como lo es una Constitución nueva.

Ojalá, este 11 de abril, preferentemente, le toque al pueblo chileno, iniciar y decidir su destino al escribir con su mano, con verdaderos redactores del pueblo, la primera Constitución democrática de la historia de Chile.

  1. Otro acuerdo entre las partes fue que el texto Constitucional, será escrito sin amarras a la actual Constitución; es decir que, en ausencia de acuerdos sobre algún punto, no se mantendrá el articulado del texto actual. Sin embargo, la condicionante de la derecha, para ceder dicho punto fue establecer como límites el respeto a la definición de Chile, como una República democrática, el respeto a los DDHH, a todos los tratados internacionales suscritos y a las sentencias judiciales ya ejecutoriadas.

Cosa que ha significado un punto de conflicto, toda vez que pone en cuestión el alcance soberano del proceso.

  1. Otros cambios u “acuerdos” han sido: dada la presión del feminismo, se incorporó la paridad de las y los constituyentes; se encuentran en debate los escaños reservados para los pueblos originarios y se flexibilizaron los requisitos para la participación de independientes en el proceso, pues el modelo de elección replica la elección de congresistas, que favorece la electibilidad de los partidos políticos.

¿Qué está en Juego en el Proceso Constituyente?

Primero, no se trata del cambio de un texto constitucional por otro, sino de la construcción de una Constitución con implicaciones materiales, tanto en relación a la sociedad actual de Chile, como en relación a los alcances de los cambios: la posibilidad de cambiar la orientación neoliberal del modelo actual, de superar ese orden político, social y económico nefasto.

Segundo, debe ser la oportunidad para abrir un proceso de transformaciones, que exceda al propio debate del texto. Las expectativas sociales son altas y, para no acumular frustración social, las fuerzas de cambio enfrentan el desafío de compatibilizar medidas de corto plazo, que tengan implicaciones materiales inmediatas, con cambios estructurales que excedan el propio debate constitucional.

Temas y/o Cambios de la Constitución Actual

  1. ¿Qué país se desea diseñar?
  2. ¿Que significa un nuevo Pacto Social?
  3. Discutir nuevamente la Regla Fiscal.
  4. Lo exclusivo del Ejecutivo en temas como el Presupuesto.
  5. La Independencia del Banco Central.
  6. Soluciones para 30 años de desigualdad económica-social.
  7. Una de las grandes demandas es la necesidad de redefinir la noción patriarcal, colonial y hetero normativa de familia, heredada históricamente de las constituciones autoritarias, que se han impuesto al país desde 1833 en adelante, y que ha sido una fuente de discriminación, exclusión y persecución a importantes sectores de la sociedad.

En definitiva, la discusión constituyente en Chile está abierta, por lo que la manera cómo se definirán a las familias democráticamente, es quizás unos de los puntos más importantes que se tienen que dar, ya que muestra cómo nos vemos a nosotros/as mismos realmente, y no como la elite conservadora ha querido que nos veamos por siglos.

Entonces, para que pueda significar la apertura de un proceso de transformaciones sociales profundas, el debate, y la acción, deberán exceder el plano institucional y reconducirlo hacia los diversos sectores populares.

Desde la calle, Chile debe comenzar a reescribir su historia, dejando en el basurero de su historia a los Pinochet, los Lagos, los Bachelet, los Piñera y otros tantos.

 

Imagen: Diario Jurídico.

Plebiscito en Chile: ¿fin de su “laboratorio” neoliberal?

  • Chilenos tendrán nueva constitución en el 2022

  • ¿Posibles efectos en el resto del Continente?

Gerardo Zamora Bolaños

¿Por qué 8 de cada 10 chilenos, decidieron “traerse abajo” la Constitución Política que los ampara desde hace 40 años? En una decisión histórica, una abrumadora mayoría (78.27%), decidió apostar por el cambio y dejar atrás la Constitución aprobada durante el régimen militar de Augusto Pinochet (1973-1990).

“Esto refleja las cicatrices de su pasado histórico, en una sociedad dividida política, social y económicamente. Recordemos que la Constitución que se pretende reformar es el resultado de las negociaciones que se presentaron para la salida de Pinochet del poder, y en la que se establecían dos principios básicos: la no persecución por los delitos políticos y de lesa humanidad cometidos durante la dictadura, y la consolidación de un sistema económico en el que la iniciativa privada, sustituía cualquier función del estado, el cual tendría un papel subsidiario. Hoy el pueblo chileno exige reformas en los sistemas de salud, pensiones y educativo que permitan su accesibilidad”, recalcó Carlos Cascante, académico de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional (RI-UNA).

Y ¿qué hay del “milagro chileno”?, esas extraordinarias cifras económicas que ese país ha disfrutado por años: “ese crecimiento económico y de riqueza, se concentra en sectores muy puntuales, pero la mayoría de la sociedad chilena hoy presenta desigualdad en términos de ingresos, salarios, pensiones, y de los servicios de educación y salud”, agrega Alejandro Barahona, investigador de la escuela de RI-UNA. “A partir de los 80, Chile fue un laboratorio del modelo neoliberal, con resultados interesantes, pero basado en el autoritarismo y la dictadura, un modelo que nunca llegó a favorecer a todos los estratos de la sociedad chilena, estratos que hoy le dicen a sus gobernantes, que se ven de lado, no integrados en ese sistema político”, añadió Rosmery Hernández, también académica de esa unidad.

Podría este acontecimiento, tener un efecto “dominó” para el resto de América Latina: “el ejemplo chileno debe llamar a la reflexión para países como Costa Rica, dado que si no se abordan debidamente los problemas de desigualdad social, de inclusión en lo que respecta a la generación de riqueza, podríamos enfrentar mayores manifestaciones sociales y de encrispamiento, de las que incluso hemos vivido¨, concluyó Cascante.

Chile debe volver a las urnas el 11 de abril de 2021 para elegir directamente a los integrantes de una convención constituyente. Elegirán a 155 miembros repartidos equitativamente entre hombres y mujeres, con un número de escaños reservados para los pueblos indígenas. La nueva Carta Magna se someterá luego a la ratificación del pueblo en lo que se ha llamado «plebiscito de salida» o ratificatorio, que será por voto obligatorio a realizarse el segundo semestre de 2022.

***Información: Oficina de Comunicación UNA, tel. 2237-5929 / 2277-3067***

Investigador de la UCR participó como observador en plebiscito colombiano

Andrea Marín Castro,

Periodista Oficina de Divulgación e Información

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El politólogo Jesús Guzmán fue parte del grupo de observadores internacionales que supervisó el plebiscito colombiano que se realizó para aprobar o rechazar los acuerdos de paz firmados por el gobierno y las FARC (foto Laura Rodríguez).

El Lic. Jesús Guzmán Castillo, investigador del Centro de Investigación y Estudios Políticos (Ciep) de la UCR fue uno de los observadores internacionales que participaron en el plebiscito sobre los acuerdos de paz, que se realizó en Colombia el pasado 2 de octubre.

La oportunidad llegó gracias a contactos profesionales con el Partido Liberal Colombiano, que tuvo a cargo el reclutamiento de algunas de las personas que conformaron la misión de observadores.

Como parte de su labor, le correspondió recorrer varios centros educativos, en su caso visitó cinco escuelas en Bogotá y estuvo en Corferias, el centro de votación más grande de Latinoamérica.

“En la primera escuela que visitamos el ambiente era muy frío, principalmente por el mal tiempo, cuando llegamos apenas habían votado tres personas, sin embargo en la tarde ya el panorama cambió y vimos mucha gente votando”, contó Guzmán.

Al momento del conteo de los votos, los observadores tuvieron acceso al centro de datos para cerciorarse de que el proceso se llevaba cabo de manera transparente. Uno de los aspectos que rescató Guzmán, es que el conteo fue muy rápido y los resultados se dieron en poco tiempo.

Una de sus críticas fue que se notó cierta falta de imparcialidad en algunas instancias e instituciones que debían mantener la objetividad ante la decisión que se estaba tomando.

Para el politólogo esta fue una experiencia personal y profesional muy importante, pues tuvo la oportunidad de vivir de cerca un acontecimiento histórico en un país con una realidad muy diferente a la costarricense. Además las lecciones aprendidas servirán para ponerlas en práctica en el proyecto de observación electoral que tiene la Escuela de Ciencias Políticas, el Posgrado y el Ciep, y en otras áreas de su quehacer.

También comentó, que pudo conversar con algunas personas y conocer de cerca lo que pensaban sobre el plebiscito y las razones de su voto.

“Había mucha gente que estaba inconforme con el acuerdo pero decía que era la mejor opción, que era lo mejor que se tenía”, señaló.

Ante los resultados, la incertidumbre fue uno de los sentimientos que se apoderó de los ciudadanos colombianos, especialmente porque aún no se tenía muy claro cuál era el procedimiento a seguir o el futuro de los acuerdos, según relató Guzmán.

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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