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Etiqueta: poderes fácticos

Estéticas de la acumulación o un nuevo pacto social

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Un museo con sede en Mexico dedicado a la narcocultura muestra la razón del hiperconsumo llevada al extremo.

Desde lentes con valores inimaginables pasando por armas con incrustaciones de millones de dólares, hasta piyamas blindadas y vestidos valorados en millones de dólares.

En esencia se trata de una acción en la que se conjugan poder y acumulación impulsados por una estética que ha trastocado los valores con los que la sociedad venía construyéndose.

“Ser alguien” no es ya un fin que se consiga con la educación como palanca. En medio de un discurso de la desesperanza, las personas jóvenes encuentran en otras prácticas culturales, económicas y sociales, los mecanismos para construirse cierto lugar donde ser visibles.

En particular en contextos pobres y precarios, el lenguaje de lo pragmático que proponen las actividades delictivas organizadas se superpone a los proyectos educativos, en otros momentos integradores horizontales y verticales de la sociedad.

Por esa razón en el caso costarricense nos enfrentamos a nuevas lógicas de convivencia que tienen como eje formas de relación donde la frugalidad, la acumulación y la violencia sustituyen el proyecto integrador del estado social que alguna vez funcionó para todos.

Al finalizar junio más del 50% de los homicidios perpetrados en el país tenían como causa principal el ajuste de cuentas, indicador de cómo el mercado ha hecho su trabajo en la instalación de los poderes fácticos como organizadores de lo social.

En algunos barrios populares costarricenses la opulencia ya empieza a evidenciarse como estética dejando atrás la precariedad, lo que significa que es otro el contrato social predominante.

Por ahora la perplejidad analítica no nos deja señalar un camino de respuesta. Hemos dicho que la mejor manera de abordar estas nuevas realidades es acudir a un pacto inclusivo con nuevas formas de juntarnos. No se si sea suficiente. Pero sigo aspirando a ello.

Implosionar de la comunidad política costarricense

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

En 2016 un aporte especial del Programa Estado de la Nación titulado “El descontento ciudadano y sus implicaciones para la estabilidad política en Costa Rica” alertaba sobre las implicaciones del enojo social y el resguardo de la comunidad política en los mitos fundacionales (Paz, democracia) como último reducto antes de una posible ruptura del orden social.

El escenario, con los años, se ha complejizado. El enojo es ahora una adherencia a pospuestas que paradójicamente pueden llevar a la implosión del sistema democrático y sus instituciones.

La capitalización de ese malestar ha caído en manos erráticas mal intencionadas, y cuyo accionar, posiblemente acelere el quiebre de esa comunidad horizontal por años construida en el país.

En aquel capítulo especial se alertaba entonces de riesgos asociados con el objetivo del malestar: las instituciones de la democracia representativa, así como los partidos políticos aparecían entonces con un significativo porcentaje de desaprobación.

No cabe duda que esta desazón se ha profundizado y otros mecanismos de regulación, organización y control social han aparecido en el horizonte costarricense.

En los últimos dos años, particularmente, la alarma de la inseguridad ha sonado fuertemente. Para 2023 se espera que sea un año récord en homicidios al finalizar el mismo. Los datos son esclarecedores: al 20 de junio se contabilizaban ya 416 homicidios, de los cuales más de la mitad (254) son por ajuste de cuentas.

Hace algunos días las autoridades locales anunciaban la posible conformación de un mega cartel de drogas en el país. Ante la ausencia de mecanismos integradores, un sistema educativo público en crisis y bajo ataque neoliberal sumado a la gestión de los territorios en manos de poderes fácticos, es fácil constatar que el quiebre de la comunidad política costarricense ha sido declarado y en su lugar un narco estado empieza a instalarse a pasos acelerados.

El diagnóstico no es favorable. Pero la respuesta debe venir pronto. La razón social debe sobreponerse a la razón instrumental del Mercado y su organización fáctica de la sociedad. La colectividad debe recuperar sus espacios y reencauzar el sistema político hacia la integración horizontal como objetivo. Algo de esto pareciera estarse levantando.

Estamos a tiempo.

La prensa mentirosa y chantajista de Costa Rica seguirá impertérrita

COLUMNA LIBERTARIOS Y LIBERTICIDAS (28).

Tercera época.

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense.

La discusión seria y profunda, nunca llevada a cabo en este país centroamericano más allá de lo meramente anecdótico y circunstancial, acerca de la naturaleza específica, los contenidos, la forma y los juegos de poder que giran en torno a la propiedad de los grandes medios de comunicación, con diarios impresos, cada vez más escasos, con menos texto y más dibujitos o infografía, con periodistas decadentes que a lo sumo son operadores políticos del régimen y columnistas alineados a una sola línea de pensamiento, además de las televisoras y emisoras de radio con sus (menti) noticieros, los que en su conjunto se consideran los dueños de la conciencia de los costarricenses, además de presumir o alegar que ellos son sus voceros o intérpretes más autorizados, por lo que este es un asunto y una tarea pendiente mucho más importante de lo que mayoría de la población sospecha o simplemente asume como si fuera eso que alguna gente llama “la verdad”: nos han privado hasta de nuestra capacidad de discernimiento unas gentes que son dueños o simples administradores de esos medios.

En una era en la que los grandes medios de comunicación dejaron de ser el cuarto poder, un fenómeno del que se hablaba hace poco más de un siglo cuando Joseph Pulitzer y Randolph Hearst eran los dueños de grandes consorcios periodísticos, unas gentes que sin embargo tenían la virtud de hacer periodismo y del bueno, acudiendo incluso a los procedimientos más inverosímiles en busca de la noticia, de eso ha quedado una valiosa memoria histórica. Eso se acabó hace mucho tiempo,, ahora esos medios son meros apéndices visibles de algunas cadenas de negocios y esencialmente del capital financiero. Lo mismo ocurre en el plano local, el que ha terminado por fusionarse con el internacional, tampoco existen ahora los empresarios y comunicadores locales que hicieron periodismo de calidad y con sentido crítico en este país. La gran pregunta es sí alguna vez surgirá de nuevo un quinto poder, capaz de reeditar las hazañas del pasado.

Es asunto de darse una vuelta por la vecina Panamá un día domingo cualquiera, para percatarnos de que las portadas y páginas interiores del Panamá América, La Estrella de Panamá y La Prensa, entre otros, son las de unos medios que superan en calidad, diversidad de opiniones y oferta periodística al boletín de la oligarquía costarricense, alias La Nación, el único que circula los días domingos en San José de Costa Rica. Ni siquiera nos hemos dado cuenta de lo bajo que hemos caído. ¿será porque sólo somos capaces de mirar hacia nuestro ombligo, desde una perspectiva en la que el mundo exterior no existe?

Usando la mentira y el chantaje más descarados acaban de protagonizar unas de las campañas electorales más asquerosas de que se tenga memoria en nuestra historia republicana, con el añadido de una serie de insultos y descalificaciones de todo tipo hacia el candidato presidencial que no era de su agrado. El problema es que la mayoría de la gente lo percibe como un evento pasajero, relativo a las campañas electorales y su financiamiento, a lo sumo una travesura de algunos periodistas mal portados.

Con independencia de lo que podamos pensar acerca del presidente Rodrigo Chaves, un personaje que no parece tener grandes diferencias de opinión con sus detractores gratuitos o de oficio, dado que todos comulgan con la religión del estalinismo neoliberal (Luis Mata Guillén, dixit), los medios prosiguen con su campaña sin darle tregua, al parecer con el propósito de lograr su rendición incondicional. Los poderes fácticos necesitan recalcar y recordarnos a los simples mortales ¿quiénes son las gentes que mandan en este país?

Durante los próximos cuatro años, al igual que durante los ocho que acaban de terminar, la contrarreforma neoliberal proseguirá con la misma intensidad, aunque con una nota ultraconservadora que se ha evidenciado hace ya algunas horas, dentro del equipo del nuevo presidente. Eso no hará disminuir el asedio que mantienen sobre él, en la Casa Presidencial de El Zapote se hace lo que digan los dueños del diario de Llorente de Tibás y la Televisora que está en La Sabana. El nuevo presidente deberá someterse y hacerles concesiones importantes, tanto en el mundo de los negocios como en el desmantelamiento del ICE, la Caja del Seguro Social-cuyos regímenes seguirán siendo saqueados, tal y como ha venido sucediendo desde hace ya medio siglo-, lo mismo que el CNP, a liquidar a precios de remate.

La gran pregunta al margen sigue siendo ¿Se convertirá el partido Progreso Social Democrático en una entidad de política de verdad, con metas y hasta programa incluso? Sin duda que esto traería complicaciones para alguna gente poderosa. Por el momento, estamos viendo que los sotanudos y los panderetos reaccionarios estarán en su charco atacando los derechos de las mujeres y los jóvenes, mientras los trabajadores del campo y la ciudad deberán prepararse para una lucha sin cuartel, la que inevitablemente vendrá.

El abaratamiento partidario

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

Cuando la oferta es mayor que la demanda, según las leyes del mercado, los precios bajan. Aunque con los oligopolios transnacionales ese principio no se sostiene, en el caso de la actual sobreoferta partidaria sí hay evidencias que estamos ante el abaratamiento de los partidos.

En este sentido, se trata de un fenómeno que, aunque no es nuevo, viene en ascenso, y no es, precisamente, un indicador de un fortalecimiento del régimen democrático, todo lo contrario: con el abaratamiento partidario estaríamos asistiendo a una mayor devaluación de nuestra democracia.

Y esto obedece, como argumentan algunos politólogos, a que la política viene cada vez más cediendo espacio a los poderes fácticos empresariales y financieros, o sea, la economía domina a la política. Tal es el caso, del comportamiento de las nuevas propuestas partidarias, entre otras, el Partido Acción Ciudadana (PAC) y los partidos de corte confesional “evangélico” (PRN y PNR), que se convirtieron en más -mucho más- de lo mismo, haciendo causa común con el bipartidismo neoliberal, vía los consensos legislativos dirigidos a desmantelar el Estado Social de Derecho. Y secundados, por una campaña inquisitorial, impulsada por los medios de comunicación dominantes contra el sector público. Es decir, la agenda política ha estado en manos de esos poderes fácticos.

Por otra parte, el fenómeno del pluripartidismo en ascenso se ha convertido en una vía para acceder a la Asamblea Legislativa, ante un sistema que ha supeditado las candidaturas a diputados a la vía partidaria. Solo en este aspecto, es que podría estar contribuyendo a la democratización en la elección de diputados. Una muestra de que el país requiere nuevas alternativas para la elección de diputados, así como la apuesta por un régimen más parlamentario. Para ello, es fundamental que accedan a este primer poder de la república personas con trayectoria en el movimiento social, verdadero liderazgo comunitario, así como quienes han probado, desde diversos frentes, tener vocación y capacidad para servir al bien común. Evitar, así, el abaratamiento también de ese primer poder de la república, cada vez más decadente.

Las ofertas partidarias de hoy no muestran evidencias contundentes de estar marcando la diferencia. No se avizora una propuesta coherente y consistente para encarar los álgidos problemas que vive el país. Podría aducirse que la campaña todavía no arranca. Sin embargo, quienes lideran las múltiples ofertas partidarias ya se han lanzado al ruedo y resultan más ruidosos que propositivos. A estas alturas, y debido a la crítica situación que vive el país, es de que ya se hubiesen levantado las voces de la denuncia de tanta injusticia que colma el vaso y de la propuesta seria y visionaria que haga renacer la esperanza para reconstruir esta maltrecha “finquita”.

Para tiempos críticos como los actuales, se requieren liderazgos valientes, atrevidos y disruptivos, decididos a propiciar cambios estructurales, mostrando independencia frente a los poderes fácticos y los intereses particulares. Liderazgo político que genere confianza, trascendiendo el gremialismo partidista, y mostrando voluntad para conjuntar a las mejores personas, que se conviertan en garantes de una propuesta con visión de un país inclusivo, equitativo y solidario. Un liderazgo decidido a relanzar el país por los caminos de la paz y la justicia social requiere entereza, para poner a toda la ciudadanía a contribuir con generosidad -sin exclusiones, como se hace ahora con los que más tienen-, y a aportar lo mejor de sus recursos y capacidades, para proyectar la Costa Rica digna, justa y soberana en que habrán de vivir las próximas generaciones.

Quizá todavía estemos a tiempo para cambiar de rumbo, y no continuar abaratando la política, pilar esencial para una convivencia humana con justicia y paz social.

Tres apuntes urgentes por Costa Rica

Juan Carlos Durán Castro*

1-Debemos desprendernos de enfoques corporativos gremiales, sectoriales o personales y optar seria y patrióticamente por la defensa del país en su conjunto, definiendo además una agenda nacional muy puntual, pero estratégica, que busque cambios sistémicos que sean inclusivos y piensen en las mayorías más vulnerables.

2- Apoyar, impulsar y orientar respetuosamente cualquier forma de protesta en cualquier sector, entendiendo que estas luchas están inscritas como parte de un proceso que apunte a una enorme ALIANZA CÍVICO-PATRIÓTICA NACIONAL, que permita modificar la correlación de fuerzas para aspirar a la disputa del poder en un marco de lucha democrática.

3- Redoblar toda acción política con sentido de urgencia para acelerar un proceso social y político que potencie las condiciones para alcanzar en un mediano plazo (4 o 6 semanas a lo sumo), un proceso real de alianzas intersectoriales de alcance nacional que realmente coloque a los poderes fácticos en una disyuntiva histórica y permita condiciones para UN NUEVO PACTO SOCIAL.

HACIA EL PACTO DEL BICENTENARIO POR LA PAZ Y LA JUSTICIA SOCIAL.

* Secretario de Seguridad Social CTRN

Bailar con el enemigo

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

Para enfrentar la pandemia del Covid19, nos dicen los epidemiólogos, se requiere un medicamento efectivo, que no existe todavía, o una vacuna, cuyo descubrimiento es incierto en el mediano plazo. Con más angustia que resignación, se nos convoca a aprender a convivir con la amenaza del contagio, procurando tomar las medidas preventivas, de manera disciplinada.

Para ello, se ha sugerido, y se está aplicando, la estrategia de la “danza y el martillo”. Cerrar las puertas de los negocios con suaves martillazos con la esperanza de reabrirlas, en el menor tiempo posible; o flexibilizar medidas y optar por “bailar” procurando esquivar o sortear el virus, dependiendo del estilo del bailarín.

El asunto de fondo sigue siendo que “quien paga la fiesta manda el baile”. De tal manera que, ya sea que aprendamos a convivir con el virus o que se logre el antídoto milagroso, posiblemente tendremos que continuar bailando al ritmo que nos marquen los poderes fácticos del capitalismo mundial globalizado, acompañados de los organismos financieros internacionales que, en el caso de los países pobres siempre los ponen a bailar con la más “fea”: la danza con la muerte. El trago amargo que, debido al Covid19, hoy también les ha tocado tomarlo a los países ricos, con Estados Unidos a la cabeza.

Efectivamente, bailar con el enemigo –más bien enemigos que hoy se disfrazan de amigos “protectores”– se ha venido convirtiendo en una danza de la muerte. En América Latina, hay más de 5 millones de niños con desnutrición crónica y 700.000 en riesgo de muerte. En Guatemala murieron 492 niños por desnutrición en tres años (2015-2017), casi la mitad de la población infantil (46.5%) están desnutridos, y entre los indígenas aumenta a un 65%. Para Julio Berdagué, funcionario de la FAO, “a estos niños les hicimos algo tan salvaje como cortarles una mano”, pero como la desnutrición crónica no resulta tan visible “no provoca un escandaloso espanto”, como lo causaría una mutilación física[1].

Son los estragos que causan las políticas económicas neoliberales que, a pesar de sus comprobados fracasos, persisten en aplicarlas en países que se consideran predestinados a empobrecerse y sumar muertes por causas remediables, como la desnutrición. Y ahora, hasta exponiéndolos al contagio de un virus mortal, con tal de mantener activada la máquina de producir dinero. Países a los que solo se les receta socarse la faja, reduciendo la inversión social en educación y salud, para seguir pagando la deuda que alimenta con creces los bolsillos y el estómago del mundo rico, incluidas las élites económicas privilegiadas de nuestros países.

Enfrentamos un desafío fundamental, que el teólogo Raimon Panikkar[2] lo ha planteado en términos de preguntas claves: “¿Para qué curar al hombre? ¿Para que vuelva a ser carne de cañón? ¿No es una coincidencia que la medicina haya logrado la mayor parte de sus progresos en los campos de batalla?”[3].

Con las Guerras, al igual que con las crisis, como la financiera del 2008, por lo general se pone en evidencia la tragedia humana de la meta cumplida (Oscar Wilde[4]), porque lo urgente aplaza a un tiempo indeterminado lo importante: un futuro de prosperidad que nunca llega ¿Acaso pasará también con la pandemia actual?

Panikkar apunta al problema medular de las sociedades tecnocráticas modernas, donde la medicina y la salud están al servicio del productivismo, la mayoría de las veces empobrecedor y esclavizante, y no al servicio del disfrute de la vida digna: “Para la gran mayoría de las instituciones médicas modernas, la salud consiste en mantener a las gentes en condiciones de trabajar. Decir que alguien “ha vuelto al trabajo” equivale a considerarlo sano […] En nuestro mundo tecnológico la actividad humana creativa ha sido confundida con el trabajo remunerado y el empleo […] un mero medio indirecto de “ganarse la vida” (como si la vida tuviese que ganarse), es parte de la maldición asociada al pecado original: “con el sudor de tu rostro comerás el pan”, en vez de hacerlo con el gozo del banquete compartido”[5].

Por el contrario, en las medicinas tradicionales “el criterio de salud no está dado por la capacidad de trabajar, sino por la capacidad de disfrutar […] Sin embargo, en ciertos ámbitos puritanos el goce frecuentemente ha sido considerado sospechoso, aunque ello vaya en contra de la tradición cristiana más auténtica”[6].

Es pertinente la advertencia de que “la medicina puede ser peor que la enfermedad”, si no alcanzamos a proyectar un cambio cultural sustantivo, para una convivencia justa y solidaria, que también nos reconcilie con toda la creación. Es decir, que reivindique el derecho al disfrute y la celebración de la vida, esa comunión amorosa y dignificante entre seres humanos diferentes –pero siempre complementarios–, y con todos los demás bioecosistemas planetarios.

Para el teólogo y psicoanalista, Rubem Alves, la cultura es del orden del disfrute –del verbo latino frui: gozar de un bien que se ha deseado–, por consiguiente no tiene que ser algo útil sino bello, que nos produce placer; tiene que ver con la felicidad y la vida de las personas: cultura de la vida. Y la vida no existe en función de la practicidad; la practicidad en la vida es solo un medio para alcanzar la felicidad. Según el Génesis Dios trabajo seis días, se entretuvo con el dominio de lo útil para disfrutar del gozo del descanso, el sábado. Y en el paraíso solo había belleza y placer, no había ni ética ni política; estas son actividades pertenecientes al mundo de quienes perdieron el paraíso; la ética y la política se practican para ir más allá: a la experiencia del gozo[7].

En la tradición judía, precisamente, el año sabático (jubileo) apunta a esa experiencia gozosa de disfrutar y celebrar la vida. Es el año de gracia y liberación: “Y contaréis siete semanas de años[…] Entonces harás tocar fuertemente la trompeta […] Y santificaréis el año cincuenta y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo” (Lev. 25:6-10). Jubileo hace referencia a la trompeta del cuerno de carnero (Jobel) que convoca a una fiesta de libertad[8], similar a la fiesta de los panes sin levadura que celebra la salida (éxodo) y la liberación de la esclavitud en Egipto, aunque en el caso del jubileo se trata de la liberación de las diversas formas de sometimiento y esclavitud endógenas. Se convoca a defender y celebrar la vida con la liberación de los esclavos, el perdón de las deudas, la recuperación y distribución de las posesiones y el descanso de la tierra y de los animales (Éx. 23:10-11; Dt. 15:1, Lev. 25:20,21).

¿Por qué no decidirse a apostar por esta pequeña agenda de tres desafíos: económico, social y ecológico, que podría significar un viraje radical hacia una verdadera normalidad? Una demanda al sistema financiero internacional, hoy de nuevo interpelado por un selecto grupo de economistas[9] para condonar una deuda externa que ya ha sido pagada de manera generosa por nuestros pueblos empobrecidos. Asimismo, una exigencia de equidad: mejor distribución para superar las injustas desigualdades. Un llamado a erradicar, una vez por todas, las nuevas formas de trabajo esclavizado, por parte de quienes se resisten a humanizarlo y a reconocerlo como el principal generador de valor y de riqueza. Y, un decreto para brindar un merecido descanso a los animales y a la tierra, que “gime […] con dolores de parto hasta ahora” por su liberación (Rom.8:22).

Hay que resistir, hoy más que nunca, a las fuerzas que están induciendo a la humanidad a un suicidio colectivo, con la estrategia de la “danza y el martillo” de las políticas económicas neoliberales, hechas a la medida de los más nefastos y frívolos intereses de quienes pretenden perpetuar un sistema humana y ecológicamente insostenible.

¿Por qué no emular la fiesta de la libertad del jubileo y también las danzas comunitarias liberadoras con las que celebraban las cosechas y las victorias nuestros pueblos originarios? Reivindicar, así, el derecho al disfrute de una vida digna: “el gozo del banquete compartido”.

[1] https://www.bbc.com/mundo/noticias-46100675

[2] Entre los muchos motivos para agradecer al profesor Dr. Amando Robles, merece mención especial el haberme introducido a la lectura de la basta y maravillosa obra del filósofo y teólogo Raimon Panikkar. Pensador y maestro cuya obra merece una lectura detenida, particularmente en estos tiempos de búsqueda de nuevos y mejores horizontes. Cfr. Robles, Amando (2006) Para una nueva espiritualidad (cosmoteándrica). Aportes en Raimon Panikkar. Guatemala, Centro Ak Kutan y Costa Rica, CEDI.

[3] Panikkar, Raimon (2014) La religión, el mundo y el cuerpo. Barcelona, Herder, pp.107.

[4] “En este mundo hay solo dos tragedias. Una es no conseguir lo que uno desea, y la otra es conseguirlo. La última es la peor”. Frase del escritor Oscar Wilde.

[5]Panikkar, op. cit, pp.110

[6] Ibid, 109.

[7] Alves, Rubem (1989) Cultura de la vida. En: Simón Espinoza (1989). Hacia una cultura de paz. Caracas, Nueva Sociedad, pp.16-20. Cfr. Los excelentes trabajos del teólogo mejicano Leopoldo Cervantes Ortiz sobre Rubem Alves. https://www.academia.edu/15021091/La_teolog%C3%ADa_ludo-er%C3%B3tico-po%C3%A9tica_de_Rubem_Alves_una_introducci%C3%B3n_m%C3%ADnima_en_13_asedios_1999_file:///C:/User

[8] https://protestantedigital.com/print/33946/El_Jubileo_de_Dios_para_israel.

[9] https://surcosdigital.com/por-una-condonacion-de-la-deuda-publica-externa-de-america-latina/

 

El final del discurso del “libre mercado”, ceteris paribus – I parte

Marco Soto Umaña

Un abordaje de las diversas informaciones que pululan en la red, medios de información, organizaciones financieras, organizaciones internacionales, etc., abren un claro panorama de la situación actual y futura del sistema económico planetario existente y de la diversidad de formas en que política y económicamente se particulariza en cada nación, dado la diversidad de procesos históricos y proyectos de vida construidos.

El panorama no es muy positivo, se avecina una recesión de carácter global, que incidirá en cada país de manera diferente, dependiendo de sus características, de los procesos y contextos históricos particulares, de la aglutinación de fuerzas a lo interno, de la inserción al mercado global, ya sea de su total o parcial dependencia, del nivel de deterioro o destrucción del mercado y producción nacionales, causada por el modelo de desarrollo neoliberal, y por supuesto, del desarrollo de la institucionalidad propia, de cada país, es decir, el nivel de privatización, parcial o total logrado por los poderes fácticos nacionales.

Como mencioné, la incidencia de dicha recesión en cada sociedad en particular dependerá de una diversidad de factores, sin embargo, es previsible que economías que otrora fueran referentes de la ficción del “libre mercado”, de las famosas CONSTRUCCIONES elaboradas desde institutos como CATO para demostrar los logros de las “economías libres”, vayan cayendo como castillo de naipes.

Hace ya varios años, me avoqué a estudiar la realidad de Singapur, una economía netamente importadora de lo que consume y, cuestionaba en ese entonces, cómo sobreviviría Singapur en un contexto como el que se avecina, bueno, el momento llegó, esperamos, por el bien de todo un pueblo, que puedan sortear la crisis, sin llegar a, como lo vaticinaba en ese entonces, convertirse en un país fantasma.

El caso de Chile es interesante y preocupante, una economía totalmente privatizada, y peor, una institucionalidad totalmente desmantelada, con pocas capacidades de maniobra, y que ya se encontraba ante una situación de movilizaciones y protesta social, así como de represión sistemática.

En el caso particular de nuestro país, la situación, en principio, no es tan grave, partiendo de que los intereses y procesos privatizadores, no han logrado plasmar todo ese ideario en su totalidad, aún y a pesar de haber logrado, adelantándose a los acontecimientos, blindar las posibilidades en la toma de decisiones, que como ciudadanos tenemos con el instrumento del referéndum y la CRIMINALIZACIÓN DEL DERECHO A LA PROTESTA SOCIAL.

Repito, toda sociedad, depende en la coyuntura actual de sus propias capacidades y características internas, de las condiciones materiales, infraestructura, recurso humano, institucional, relativa capacidad auto alimentaria, etc., y Costa Rica reúne, considero, todas esas características, exceptuando, la social, esa base social con capacidad de EXIGIR cambios estructurales, esa aglutinación de fuerzas capaces de dirigir el barco hacia un puerto donde podamos embarcarnos todos y todas sin exclusión, y eso requiere un gran esfuerzo de construcción, dejando de lado posiciones extremas, parcelitas e intereses.

Hoy por hoy, la batuta la tienen los grandes intereses corporativos, los poderes fácticos, los que han construido la crisis, fueron llamados para arreglar lo que destruyeron, ahondando aún más el modelo, cargando sobre las espaldas del sector trabajador, público y privado, sobre los micro, pequeños y medianos empresarios, el peso de la crisis.

“Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”.