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Etiqueta: política

Soberanía y autodeterminación en Latinoamérica: un debate sobre la neutralidad costarricense en Alternativas

El Colectivo Reflexión – Acción ha organizado un panel de discusión en vivo para abordar el tema de la soberanía y la autodeterminación en el contexto latinoamericano, frente a la agresión sistemática del aparato militar industrial de los Estados Unidos y sus gobiernos aliados. El evento también plantea preguntas clave sobre la neutralidad costarricense como instrumento para la paz, la vigencia del Pacto de los Derechos Humanos de 1966 y la Carta de las Naciones Unidas, y las formas de reaccionar y actuar ante esta coyuntura.

El panel contará con la participación de destacadas personas expertas:

  • Valeria Rodríguez Quesada, licenciada en derecho por la Universidad de Costa Rica (UCR) y bachiller en relaciones internacionales por la Universidad Nacional (UNA). Es investigadora en género, ambiente, derechos humanos y medio oriente, y cursa una maestría en género en medio oriente y el mundo en la Universidad de Exeter (Reino Unido) y en el Instituto Al Minbar (Marruecos).

  • Óscar Barrantes Rodríguez, quien ha realizado estudios en ciencias sociales, filosofía, geografía y sismología. Es analista, con militancia comunista e internacionalista. Forma parte del Círculo Bolivariano Yamileth (CBYLO) y es integrante del Movimiento de Solidaridad Amor por Cuba – Costa Rica (MSACCR) y del Centro Popular Costarricense de Estudios Sociales (CPCES).

  • Ricardo Segura Ballar, miembro de la Comisión Nacional de Enlace del Bloque Unitario y Sindical Costa Rica.

  • Cecilia Jiménez Arce, máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Autónoma de México y licenciada en sociología y trabajo social por la UCR. Es presidenta y fundadora de ODEHU, fundadora de varios sindicatos y formó parte de la inscripción del Frente Popular.

El evento se realizará en vivo el 19 de septiembre de 2025, a las 18:00 horas (-6 UTC). Podrá seguirse a través de GUANACASTE – RADIO, RADIO 506, ONDAS 106.1 FM, SOBERANÍA – REVOLUCIÓN y ALAJUELITA RADIO. El programa promueve el lema «Pensar libremente para la acción y la soberanía».

Cerrando la puerta al Autoritarismo Populista

Cuando la manipulación y la demagogia no tienen ideología

JoseSo (José Solano-Saborío)

La historia política del último siglo nos ha dejado un catálogo inquietante de líderes que, desde trincheras ideológicas opuestas, han coincidido en algo esencial: la habilidad para seducir, manipular y someter a sus pueblos bajo un relato cuidadosamente diseñado. El fenómeno inicia en el Siglo XX y se sigue consolidando, con líderes carismáticos como Mussolini y Hitler, con su estética marcial y su retórica de destino nacional; Stalin, con su culto al proletariado y su maquinaria de terror; Bolsonaro, con su nostalgia militarista y su cruzada contra “enemigos internos”; Daniel Ortega, con su revolución convertida en feudo personal. Todos, a su manera, han entendido que el poder no se sostiene solo con armas, sino con narrativas que colonizan la mente colectiva. Y en esto, la psicología social tiene mucho que decir: la construcción de un “nosotros” virtuoso frente a un “ellos” corrupto o peligroso activa mecanismos tribales ancestrales, reforzados por la repetición constante y la simplificación de problemas complejos en consignas fáciles de digerir.

La politología observa que, más allá de la etiqueta ideológica, estos liderazgos comparten un patrón: concentración de poder, debilitamiento de contrapesos institucionales y uso estratégico de crisis —reales o fabricadas— para justificar medidas excepcionales. La sociología añade que, en contextos de desigualdad y frustración, el líder fuerte se presenta como el atajo emocional frente a la lentitud de la democracia deliberativa. Y la antropología recuerda que el mito del caudillo salvador es tan viejo como las primeras aldeas: siempre hay quien promete orden a cambio de obediencia, y siempre hay quien acepta el trato.

En el plano histórico, la popularidad inicial de estos personajes suele estar anclada en un momento de quiebre: la humillación de Versalles para Hitler, la crisis del liberalismo italiano para Mussolini, la devastación de la guerra civil rusa para Stalin, el colapso institucional brasileño para Bolsonaro, la transición fallida en Nicaragua para Ortega. El guion se repite: identificar un enemigo común, desacreditar a la prensa y a la academia, monopolizar la interpretación de la realidad y, cuando es necesario, reescribirla.

En este punto, resulta inevitable que algunos analistas tracen paralelismos con líderes contemporáneos, incluso en democracias consolidadas. En Costa Rica, el presidente Rodrigo Chaves Robles ha sido señalado por especialistas por su estilo autoritario, confrontativo y por el uso de la posverdad como herramienta política. Al igual que otros líderes populistas, ha atacado de forma sistemática a la prensa independiente, desacreditando a periodistas y medios para erosionar la confianza ciudadana en las fuentes de información verificable. La estrategia es conocida: si el mensajero es percibido como enemigo, el mensaje deja de importar. Además, su confrontación con otros poderes del Estado y su retórica de “yo contra la élite” encajan en el molde clásico del outsider que, paradójicamente, se convierte en el centro absoluto del poder.

El método es casi artesanal en su eficacia: conferencias de prensa convertidas en monólogos, interrupciones y descalificaciones públicas a colaboradores para reafirmar jerarquía, uso de un lenguaje que mezcla tecnicismos con frases coloquiales para proyectar simultáneamente autoridad y cercanía. El resultado, como en los casos históricos, es una polarización creciente que fortalece la base leal y margina a los críticos. Y aunque las circunstancias costarricenses distan mucho de los escenarios de represión abierta de un Stalin o un Ortega, la lógica subyacente —controlar el relato, debilitar contrapesos, personalizar el poder— es inquietantemente familiar.

La ironía, claro, es que muchos de estos líderes llegan al poder prometiendo devolverlo “al pueblo”. Pero, como bien sabe la historia, el pueblo rara vez recibe la factura completa hasta que es demasiado tarde. Y entonces, el “salvador” se revela como lo que siempre fue: un hábil narrador de epopeyas que, entre líneas, escribía su propio manual de permanencia. Porque, al final, la ideología puede ser de izquierda o de derecha, pero el molde del autócrata populista aspirante a dictador es universal… y, por desgracia, atemporal.

Narcotráfico y política: una alianza que erosiona la democracia

Gerardo Castillo Hernández

El narcotráfico dejó de ser solo un negocio criminal para convertirse en un actor que penetra las estructuras políticas, económicas y sociales de América. Su poder financiero, sustentado en miles de millones de dólares en circulación, se ha transformado en un factor necesario para economías debilitadas y en un combustible oscuro de campañas políticas.

En Argentina, los informes judiciales y periodísticos han señalado cómo las bandas del narco se infiltran en los barrios populares, no solo controlando territorios sino tejiendo complicidades con autoridades locales y fuerzas policiales. El financiamiento ilícito encuentra rendijas en campañas políticas, lo que convierte al voto en un botín disputado por intereses ilegales.

En Estados Unidos, país que concentra el mayor consumo mundial de drogas, el narcotráfico ha generado una doble paradoja: mientras se promueve la “guerra contra las drogas”, al mismo tiempo la economía bancaria y financiera se ha beneficiado del lavado de capitales. La propia DEA y congresistas han advertido sobre la infiltración del narco en niveles estatales y municipales, especialmente en la frontera con México.

En Ecuador, la situación se volvió explosiva. El asesinato del candidato Fernando Villavicencio en 2023 evidenció que el narcotráfico dejó de ser un problema de seguridad para convertirse en una amenaza directa contra la democracia. El país se ha convertido en un enclave estratégico del crimen organizado, con cárteles que imponen su ley en puertos, cárceles y hasta en las calles de las principales ciudades.

Más allá de fronteras, lo común es el poder económico del narcotráfico: flujos de dinero que se insertan en sistemas financieros, campañas electorales y proyectos de infraestructura, debilitando las bases de los Estados. El narco no solo compra armas o voluntades: compra legitimidad y espacio político.

En Costa Rica, a las puertas de nuevas elecciones, la advertencia se repite en la prensa y en los informes policiales: el narcotráfico no es un fantasma lejano, sino un peligro inminente. Los asesinatos ligados a ajustes de cuentas, el aumento del lavado de dinero y la corrupción en instituciones locales son síntomas de un mal que puede capturar la democracia desde dentro.

El desafío es claro: o se frena esta simbiosis entre política y crimen organizado, o el narcotráfico terminará escribiendo las reglas del juego democrático en la región.

La secta chavista

Óscar Madrigal

Oscar Madrigal

Una señora en EEUU manifestó que en una fecha determinada los Ovnis llegarían a La Tierra en una zona cercana porque ella tenía comunicación con los extraterrestres. Constituyó un grupo de seguidores que cada día crecía más. Llegada la fecha, los Ovnis no aparecieron.

Una secta religiosa pregona que el fin del mundo llegará un día de un año determinado. Esa secta crece a una gran velocidad. En la fecha dicha, el fin de mundo no ocurre. Fija otra fecha para tal Apocalipsis y así sucesivamente.

Ante estos fracasos, la razón indicaría que los seguidores de esos grupos abandonarían indignados la secta ante la evidencia del fallo. Pero ocurre que no es así. Al contrario, la inmensa mayoría de los pertenecientes a esos grupos continúan en ellos y muchos más bien reafirman sus convicciones.

Estas gentes con esas convicciones son difíciles de cambiar, aunque los hechos vayan en contra de sus creencias. Cuando se trata de mostrarle las evidencias de la realidad, él cuestionará sus fuentes y su defensa será el ataque personal, el insulto o solo el rechazo irracional. No importa los esfuerzos por explicar la situación, nunca serán suficientes.

Los miembros de esas sectas cuando sus creencias chocan con la realidad, cuando no se cumple por ejemplo una promesa o una afirmación, se refuerzan en su error por influencia del mismo grupo, de los mismos miembros de la secta.

Los dirigentes y miembros del grupo ejercen un control mental sobre la mayoría y una obediencia incondicional.

No importa que los pronósticos del fin del mundo o la fecha de la venida de los extraterrestres no se cumpla, las creencias seguirán intactas.

A este fenómeno se le ha llamado disociación de la realidad o teoría de la disonancia cognitiva.

La secta chavista se asemeja bastante a los grupos que fechan el fin del mundo, pregonan la venida de los ovnis o la sublimación de un líder.

¿Cómo es la secta chavista?

Son un grupo pequeño que se resume a los que se reunieron en el Parque Morazán, que a lo sumo llegan a 3 mil personas, en un 90% constituido por personas bastante mayores de edad.

Su característica principal, como es lógico de la secta, es tener un pensamiento absolutamente acrítico, personas que únicamente esperan órdenes para obedecer. Apoyaré el partido que diga Pilar y votaré por la persona que me diga Pilar y don Rodrigo, dicen. (En el pasado bipartidista votaban por cualquiera que les pusieran los dos partidos, independientemente de quién era el candidato, aunque al interior de estos había cierta competencia. En el chavismo existe solo el “dedazo”).

Existe una incomprensión de por qué se está en la secta. Solo 2 de cada 10 de los presentes en el Morazán, pudieron citar algún logro, por mínimo que fuera, del actual gobierno de Chaves. Sin embargo, la convicción es que ha sido un excelente gobierno. Ni siquiera los líderes pueden decir cuáles son las orientaciones económicas principales de ese movimiento. (Pilar no pudo decir nada al respecto).

Una de las principales motivaciones ideológicas que los agrupa es un furibundo anticomunismo, especialmente el trasnochado. (¡Váyanse para Cuba!). Políticamente son rabiosamente anti-liberacionistas y menos enemigos de otras agrupaciones del antiguo bipartidismo.

Por supuesto que existe el líder, el cual está fuera de toda controversia, crítica o equivocación. Si dice algo inexacto no es una mentira, aunque mienta muy a menudo, sino una falta de precisión.

El líder, en este caso Pilar y Chaves, los llevarán, siempre y cuando sean un rebaño mudo y obediente, a la Tierra Prometida, donde se resolverán todos los problemas creados por los partidos corruptos del pasado.

Esa Tierra Prometida será construida por el triunfo el año entrante de la presidencia en primera vuelta y la elección de 40 diputados. De esta manera se acabarán la corrupción, el entrabamiento de los diputados que no trabajan y podrán construir el nuevo régimen.

Con 40 diputados tendrán más que la mayoría absoluta y podrán reformar la Constitución para establecer la “reelección presidencial continua” como ya lo ha dicho Pilar. Podrán nombrar magistrados y poner a Juan Diego de presidente de la Corte y a Villalobos de presidente de la Sala III-Penal, a Martha, la de la Caja, como Contralora, transformar el TSE y quitar a la tupamara que lo dirige, destituir al fiscal general y al director del OIJ para poner personas complacientes con la secta y así “tomar” todas las instituciones para que dejen de “fregar” o de joder.

También los 40 diputados les permitirán aprobar reducir el salario mínimo como propone Pilar, aprobar las jornadas 4×3, eliminar las horas extras, aprobar impuestos, aplicar la austeridad extrema en educación, salud y seguridad, eliminar las garantías procesales penales, crear más grandes y fortificadas cárceles para encerrar a todo aquel que se pueda, endeudar sin límite el país y convertirlo en un nuevo protectorado estadounidense.

La prensa como es canalla, hay convertirla en prensa vasalla para limitar o eliminar las críticas y que a todo digan que está muy bien, las universidades deben formar profesionales acríticos, aunque esto signifique violentar la autonomía universitaria (¡De todas maneras eso para qué sirve!).

¿Exagero? Desgraciadamente no. Eso es lo que han manifestado en diferentes ocasiones los dirigentes del chavismo.

De esta manera habremos pasado de la corrupción del bipartidismo a la corrupción de la secta, sin contrapeso alguno.

Los miembros de la secta no van a cambiar de opinión. Es como el drogadicto que sabe que las drogas son malas y continúa consumiendo.

Lo importante es tratar de que la secta no contamine al resto de la población que aún puede razonar con menos fanatismo y comprendan el futuro que nos espera si la secta gobierna.

Según las encuestas su influencia electoral está limitada a un 10% de los votantes. Hay que limitarla cada vez más. Aunque los hechos, la realidad, no le haga mella a la secta, el resto de la población podrá entender la situación actual y el futuro que nos acecha.

La lucha se concentra mucho en las redes sociales, pero me pregunto:

¿Hay vida después de las redes sociales?

Y…

¿Hay política fuera de las redes sociales?

CICDE-UNED presenta estudio sobre la trayectoria del movimiento evangélico en la política costarricense

El Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo (CICDE) de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) recientemente publicó una investigación centrada en la trayectoria del movimiento evangélico en el campo político-electoral costarricense para el periodo 1980-2014, a cargo del investigador Andrey Pineda Sancho.

El trabajo busca explorar los motivos que llevaron a una facción de este movimiento religioso a participar en procesos político-electorales, los cuales hasta finales de la década de 1970 resultaban tan ajenos para este tipo de movimiento. También se busca describir el rol de los partidos políticos de orientación evangélica en esa participación política.

A su vez, el proyecto también procura mostrar el desenvolvimiento del movimiento evangélico costarricense a lo largo del siglo XX y el cómo su influencia desde muy temprano traspasó el ámbito estrictamente religioso.

El documento está compuesto de la siguiente forma; introducción como primera sección, seguido del problema y objetivos de la investigación, posteriormente se dedica un capítulo a las fundamentaciones teóricas del tema, luego se aborda el aparato metodológico empleado en el trabajo, y por último se presentan los resultados y principales conclusiones.

Si desea consultar la investigación, puede hacerlo por medio del siguiente enlace: https://cicde.uned.ac.cr/images/investigaciones/25.Incursi%C3%B3n_y_participaci%C3%B3n_del_Movimiento.pdf

La estrategia del Puercoespín: Centroamérica y el paso entre los océanos 1821-1969

El festival cultural La cordillera del viento invita el sábado 28 de junio a las 4:00 pm -en Las Cabañas de Apaneca, El Salvador- a la presentación del libro de Mauricio Valdez: “La estrategia del Puercoespín: Centroamérica y el paso entre los océanos 1821-1969”.

El libro analiza momentos cruciales de la historia de Centroamérica, enfocándose en la quimérica, pero real resistencia que los gobiernos y movimientos políticos liberales opusieron a las grandes potencias que deseaban controlar el canal interoceánico y sus rutas de acceso. Al igual que el puercoespín que eriza sus púas para intentar disuadir a los depredadores, los centroamericanos desplegaron un arsenal de medidas políticas, económicas y militares.

La política de los poderes autocráticos

Juan Huaylupo Alcázar1

1 Catedrático pensionado de la Facultad de Ciencias Económicas. Universidad de Costa Rica.

La política contemporáneamente ha sido concebida popular y mediáticamente como el quehacer de los gobernantes, o de las intencionalidades y actuaciones de los políticos, para transformar las realidades y obtener determinados resultados en la sociedad. Es una falsa concepción que ignora la historia, la epistemología y la ética, a pesar de ser una recurrentemente visión alimentada por el discurso del poder prevaleciente y por una cotidianidad que promueve la apatía, el conformismo y la ignorancia, que asume y divulga que la problemática social y el desarrollo nacional, son decisiones y acciones, que se resuelven con las políticas del poder estatal.

La política no es una facultad individual del autócrata, tampoco ha existido siempre. La política surge en la historia con la Revolución Americana y la Revolución Francesa, cuando se erradicaron, en sus tiempos y espacios, las formas autocráticas del poder estatal y emergieron decisiones y acciones que inauguraron nuevas sociedades con democracia, libertad e igualdad, así como se constituía la ciudadanía, la política, la nación y el Estado Social.

La articulación de la sociedad civil y la sociedad política fue una conquista continuada por los Estados de Bienestar, hoy liquidada en Costa Rica, inconclusa en EE.UU y en acelerada descomposición en Europa. La política o la facultad ciudadana de decidir y actuar sobre sus necesidades y anhelos, así como la acción estatal es dependiente de las decisiones sociales y del interés nacional.

En el pasado esclavista y feudal no existían las políticas, el poder adoptaba decisiones absolutas y arbitrarias que se imponían a las poblaciones subalternas. Los esclavistas, los señores feudales, ni en los actuales autócratas de la colonialidad del poder, subordinados al poder imperial, no han tenido o han perdido las facultades sociales otorgadas al Estado para ejecutar los mandatos ciudadanos.

La concepción epistemológica individualista de la política, en la actualidad, es la imposición del individuo, el autócrata, quien se ha arrogado la facultad de decidir, delimitar y ejecutar acciones para pretender lograr predeterminados propósitos, aun cuando sin mediación social ni conocimiento sobre la realidad intervenida. La mecanización y estandarización de la política es digna de orates, pues estiman tener la capacidad de alterar las realidades a su antojo y obtener cualquier resultado deseado. El conocimiento sobre los espacios sociales, inéditos, complejos y multideterminados, nunca son técnicos ni iguales a otras realidades, son aspectos ignorados por los políticos que prefieren la estandarización de las cosas y las simplificaciones del pasado y el presente.

Emular alguna política estatal por los resultados en un contexto y tiempo particular, es error como lo es, el asumir que las determinaciones de los fenómenos en contextos específicos obedecen a causas y efectos similares. La particularidad y dinamismo de cada realidad, impide la obtención de resultados similares. Las realidades sociales no son objetos mecánicos, ni los fenómenos son producto de determinaciones ni efectos estandarizadas.

La proyección el pasado y el presente hacia un futuro inventado, es una ilusa o intencionada práctica del aparato institucional estatal y de los políticos que engañan ofreciendo bienestar, justifican desaciertos, acusan a otros y no asumen responsabilidades, modos infantiles de pretender ganar legitimidad social y presentarse como inocentes víctimas. No obstante, es una regularidad de la política autocrática, el dilapidar los recursos públicos para propósitos ajenos a la ciudadanía y al progreso nacional, para ser fuente de compras de dudosa legalidad empresarial y de procesos poco transparentes en la administración estatal.

La visión de política es el mecanicismo aplicado en la actuación estatal en la sociedad. Así, la materialización de los fracasos de la política no son errores ni omisiones, son resultados obvios e intencionados que el discurso del poder distorsiona la realidad y divide social e ideológicamente a las poblaciones.

La política como se conceptúa y ejecuta es inconsistente, enuncia ofrecimientos imposibles de resolver, no solo por lo expresado previamente, sino porque se efectúa en un sistema y una estructura, sustentado en una legislación que reproduce la clase en el poder y el capitalismo imperial en el espacio nacional, así como, porque es la alternativa impuesta como forma de vida de las relaciones sociales. De este modo, las políticas de los Estados contemporáneos son contradictorias, demagógicas y segregacionistas socialmente, porque son manifestaciones como se reproduce y expande la clase global nacional y mundialmente.

La política de ningún modo es una actuación autoritaria de autócratas. La apropiación de la facultad ciudadana es una regresión histórica, democrática y cognoscitiva del Estado.

La defraudación social de la política en las poblaciones se agudiza incesantemente, en sus formas ideológicas y partidarias, posibilitando una eterna e insustancial competencia electoral. La política actual, no persuade y se revela como un juego de engaños y traiciones contra la ciudadanía que crea decepciones e indiferencias sobre el devenir político, así como miedos y visiones fatalistas de inevitabilidad de la situación ciudadana y nacional.

La política vive una profunda crisis causada por los autócratas que se han apropiado del derecho ciudadano de decidir su propio futuro privatizando el bienestar, por empobrecer y esclavizar a las poblaciones con salarios miserables, desempleo, así como, por la descomposición, corrupción y desfinanciamiento de los servicios públicos en Costa Rica y en los hermanos subalternos de nuestra América.

El reconocimiento de la crisis de la política es parte del camino para restablecer la democracia y la libertad por la política del pueblo para el pueblo.

No todo es política, pero todo pasa por la política

Cuando usted va a comprar alimentos, aunque usted no lo crea, la política está presente. Cuando es contratado para realizar algún trabajo, la política está ahí. Cuando usted siembra, cosecha y vende, la política está a la par suya. Y por supuesto que la política está presente en el hospital, en la escuela, en las carreteras, en los puentes, en la recolección de la basura y en el servicio de agua.

No todo es política, pero eso sí, todo pasa por la política.

Cuando usted va a la tienda debe llevar dinero para pagar lo que compra. Los precios de algunos productos y el salario con el que usted compra son regulados por los representantes que fueron elegidos en los tiempos de la campaña, de tal manera que, dependiendo de la política, el dinero no le alcanza o es suficiente para comprar lo que necesita y hasta para ahorrar. La política económica del gobierno influye sobre toda la población, no hay quien se salve. El cambio del dólar, los paquetes de impuestos, el sistema tributario son decisiones políticas que pueden beneficiar a unos y perjudicar a otros.

Cuando usted siembra, cosecha y vende debe tomar en cuenta las decisiones políticas con respecto a los diversos productos. Hay políticas que benefician a los productores, otras que los perjudican. No es lo mismo sembrar con respaldo del Estado, con créditos blandos, semillas garantizadas, subsidios y protección, que sembrar con el riesgo de que abran las fronteras y permitan el ingreso de productos a costos tan bajos que no valga la pena ni recoger la cosecha. Todo esto tiene que ver con decisiones políticas.

La atención en los centros de salud o en el hospital, el que haya más o menos especialistas, el que las medicinas sean de calidad y a tiempo… también tiene que ver con decisiones políticas de un gobierno, en torno a la salud. Una decisión puede ser fortalecer el sistema de salud y otra decisión opuesta puede ser impulsar la medicina privada deteriorando los servicios públicos.

La calidad de la educación pública, la capacitación de las y los educadores, los sistemas de evaluación, incluso la cantidad de días del periodo escolar, son decisiones que tienen que ver con políticas de un gobierno y en este campo se puede aumentar la inversión en educación o se puede disminuir, se puede seguir apoyando las universidades públicas o darles más apoyo a las universidades “de garaje”, depende de las políticas que el gobierno fije en materia educativa.

La basura que usted produce y el agua que usted toma, tiene que ver con la política. Un gobierno municipal puede provocar que las calles se llenen de basura, tirarla en un botadero sin ningún tratamiento o puede impulsar una política de manejo adecuado de los desechos. El agua puede ser abundante o escaza, puede ser potable o contaminada, puede proyectarse al futuro o abandonarse… depende de la política que el gobierno local apruebe en cada caso.

En todas estas circunstancias y en todas las acciones que realizamos en nuestra vida diaria, la política está presente, pero esa política para bien o para mal, la ejecutan personas que usted elige o deja de elegir en las elecciones.

Por esto hay que participar activamente en política como candidato honesto o como como votante inteligente.

Salir a la calle

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

Había que salir a la calle” dice la voz en off del actor argentino Guillermo Francella, mientras un mar de gentes inunda las inmediaciones del Obelisco, en Buenos Aires. “Nosotros éramos el tsunami”, dice mientras se suceden las imágenes de una Argentina desbordante, sufriente, altiva, luchadora, en el mundial de fútbol de Qatar en 2022.

Un documental epidérmico y profundo como pocos, es el que llegué a ver tardíamente dos años después de su estreno. “Muchachos: la película de la gente” es una producción dirigida por Jesús Braceras, que intercala en varias ocasiones imágenes de los distintos partidos que la selección de fútbol de aquel país jugó en ese mundial, con videos de las y los aficionados en sus casas, transporte público, restaurantes, bares, altares. Una antropología de las emociones.

El resultado ya todos los sabemos.

Pero eso es una anécdota alrededor de lo que implica una actividad que, como pocas, puede generar en algunas ocasiones un pacto social a prueba de todo ataque, de todo intento de disolución.

Porque sí. El fútbol en Argentina es un acto devocional y el más político de los actos fuera de la cosa orgánica, esa que hizo instalar una figura que supo traducir el enojo y el descontento colectivo, en un discurso sospechosamente incluyente, absolutamente populista.

No sé por qué razón el ejemplo me sobrecoge y un temblor extraño recorre mi cuerpo. Quizá sea la cercanía de esa deriva para el caso costarricense.

Había que salir a la calle como tantas veces” continúa Francella en una narración soberbia, que no necesitó sobreponerse a las imágenes. Durante muchos minutos su voz se apaga para dejar emerger el color, la intensidad, el brillo, el abrazo.

Y también dejar escuchar una soberbia banda sonora que acompaña la producción: “no me pidas que no vuelva a intentar, que las cosas vuelvan a su lugar”, dice una de las piezas.

Nada más puntual que esto.

Si. Fue ese momento una válvula de escape para el pueblo argentino. Ese pueblo, no el que inventan los populismos cualquiera sea sus extremos.

La relación entre fútbol y política no siempre nos trae recuerdos felices. La misma Argentina campeona del mundo de 1978 fue testiga de uno de los horrores jamás cometidos por dictadura alguna contra su gente.

Por si acaso, recomiendo la película “La noche de los lápices” que muestra la crudeza con la que el general Jorge Rafael Videla, ese mismo que entregó a Daniel Alberto Pasarella la copa del mundo, hizo trizas literalmente a sus adversarios políticos, desapareciéndolos, matándolos. Y rasguña las piedras, la canción emblemática de Sui Generis. escúchenla. Siéntanla.

Salir a la calle en un contexto así es complejo de explicar. Por eso en el documental narrado se muestran imágenes de la “Argentina del Corralito” a inicios de la década de los 2000, una de las peores crisis económicas que cualquier país latinoamericano haya experimentado en este siglo.

Ahí la gente salió a la calle por otras razones”, explica el actor. Salió porque su bronca ya no le permitía quedarse en casa.

Y su misma voz vuelve a significar la importancia del fútbol como herramienta para el abrazo y el reconocimiento colectivo. Eso, solo eso, equilibra la balanza de una actividad transnacional que genera muchas desigualdades, mucha violencia de género, mucho racismo.

Si esas cosas no son reparadas, seguiremos hablando de ese deporte desde las luces y las sombras.

En junio de 2024, en una mesa de lectura poética en la hermosa Ciudad hondureña de Cantarranas, la querida poeta y gestora cultural Marta Miranda iniciaba sus intervenciones preguntando a los niños, niñas y jóvenes por Messi o Maradona. El clic era inmediato. El lenguaje universal no necesitaba explicación.

En una sociedad como la costarricense, que necesita urgentemente una válvula de escape, es necesario volver a reconocernos en lo colectivo, salir a la calle a defender esta particular forma de llamarnos país. Si es el fútbol que pueda articularnos, bienvenido sea. Porque a falta de opciones orgánicas, lo pasional podría más. Lo sé.

Mientras tanto reinventémonos a toda escala, que los desafíos por venir necesitarán más que un balón para lograr vencerlos.

El Estado en la política y lo político

Juan Huaylupo

Reflexionar sobre la política y lo político es importante para conocer la situación por la que atraviesan las sociedades que inciden sobre la calidad de vida ciudadana y su futuro cercano, no obstante, constituye una tarea que semeja a navegar contra corriente por haberse construido significaciones conceptuales superficiales y arbitrarias que son útiles y funcionales al quehacer estatal y sus protagonistas. La exploración de dos conceptos que tienen una aparente semejanza, sobre una realidad compleja y cambiante que se redefinen permanentemente su significación, es una labor que será parcial y relativa que solo pretende ser una fundada y breve aproximación interpretativa.

La política tiene una común concepción en el espacio mediático, en la cotidianidad conversacional, como en el académico y estatal que están asociadas regularmente con el quehacer de diputados, gobernantes y de aquellos que detentan un poder determinado que decide, aprueba e impone sus disposiciones, desde el aparato estatal o comunitario, dirigidas hacia los ámbitos sociales de sus poderes, independientemente de su planificación o actuación autocrática.

Desde ese punto de vista, creer que la política es una hechura de quienes se les otorga la espuria capacidad para imponer obediencia a la ciudadanía violentando, sus derechos y liquidando la institucionalidad en el ámbito de su función pública, es una arbitraria concepción que niega y falsifica la política en las sociedades. La política no es la actuación de los políticos en la sociedad. Esa concepción dominante no solo está alejada de los intereses ciudadanos y del desarrollo nacional, también ignora la significación analítica sobre el poder, la representación y legitimidad social, así como desconoce el rol del Estado en la diversidad social y las raíces históricas y culturales de cada sociedad.

La política representa un poder, pero no todo poder es política. La política es una facultad ciudadana que emana de la igualdad de derechos que fundamenta la constitución unitaria y plural de la sociedad civil, de lo no estatal, que define, delimita y supedita la función estatal (sociedad política). En una sociedad y Estado de derecho, nunca será política ni democracia, lo que se pretende y hacen aquellos que usurpan, arbitraria y autocráticamente el poder contra el soberano: el pueblo. Esa significación y práctica usada por el Estado y sus funcionarios institucionales sobre la política, omite la participación, las necesidades y anhelos ciudadanos, es la asociación de la política con el ejercicio autocrático del poder que se arroga la representación de una colectividad que desconoce y niega. Las políticas de Estado no son creaciones desde ese poder, son mandatos ciudadanos que deben ser ejecutados estatalmente con su institucionalidad pública.

La demagogia de los pseudos representantes de la ciudadanía, afirman por doquier ser democráticos y hacer política pública, cuando favorecen y protegen a empresarios en su explotación cotidiana, la corrupción en las funciones públicas y al amparar a las mafias que saquean las arcas estatales, así como se enriquecen desfalcando los recursos existentes y pretendiendo perennizarse en el poder. Evidentemente, ello es una actuación privada que niega la política y lo público, para ser la manifestación dictatorial de encomenderos del poder de una clase sobre la pluralidad social.

La expresión y significación de la política procede etimológicamente de la palabra griega polis, que representa la unidad social de una comunidad administrada bajo la supeditación del pensamiento, decisión y actuación colectiva por el bien común. Se podría afirmar que la expresión polis, fue pionera de lo que hoy se denomina sociedad civil y de lo público, de lo común a todos, pero también sintetiza el papel dependiente de la administración de las decisiones comunes, atributo por lo cual las poleis son conocidas como ciudades-Estado. La política es una práctica estatal dependiente, nunca autónoma, de los requerimientos ciudadanos que garantizan un orden particular de la representación social, diversa y múltiple, en el marco de las relaciones de poder construidas histórica e institucionalmente. Las políticas no son medios para legalizar dictadores ni los parlamentos son instrumentos para erigirlos.

Imaginar que los Estados son monarquías que poseen todo el poder en la sociedad, es indudablemente una regresión cognoscitiva digna de ignorantes, que creen haber viajado al pasado para imitar L´État c´moi de Luis XIV, en la Francia absolutista de 1655. En la actualidad no son pocos quienes electos o designados con leyes indignas, o impuestos violentamente, se creen emperadores en nuestras sociedades y el mundo. Suponen que los gobernados solo son objetos y no sujetos del poder, una aberración que contraviene lo público, la democracia y el conocimiento. La autarquía estatal es la visión utópica de los dictadores.

La transgresión estatal contra el bienestar de los protagonistas de la sociedad civil son violaciones a la propia constitución moderna del Estado. La pretensión de reeditar caducas regresiones oligárquicas y colonialistas nos condenan a eternas guerras por territorios, riquezas, dominación cultural, ideológica o religiosa, que la historia ha conocido y que desaparecerán liquidadas por sus contradictorias obsolescencias. Las manijas de la historia son implacables contra los ignorantes que caricaturizan el pasado en el presente. No obstante, no es posible omitir la posibilidad, en la actual modernidad tecnocrática, el convertir las sociedades en inventados objetos técnicos que sustituyan las relaciones sociales y la humanidad.

La desinformación mediática de los poderes en Latinoamérica y particularmente el costarricense ha creado un círculo perverso que falsifica la realidad y pretende deslegitimar toda ilusión, esperanza e identidad social, a la vez que otorga protagonismo a anodinos personajes, que sin principios tienen en los medios la razón de su existencia en los poderes del Estado. La alianza de las publicaciones privadas con autócratas gubernamentales y empresariales ha concentrado y centralizado las especulaciones y las falsas noticias contra las expresiones del sentir y demandas ciudadanas, como un intento de erradicar toda crítica a su quehacer y práctica, así como para imponer determinadas interpretaciones. La manipulación monopólica de la información muestra la utilidad de lo inútil, al construir un mundo ficticio donde, inmune e impunemente, se actúa contra la ciudadanía, su organicidad y la reconstrucción social del Estado.

Lo político. La afirmación de Aristóteles “El hombre es un animal político”, a la que también Julien Freund (1968) hace referencia, entre otros, está circunscrito a la diversidad de intereses, pensamientos y compromisos existentes entre de los individuos propietarios y libres, o del antagonismo existente en un contexto heterogéneo, desigual y conflictivo. Así, lo político es el espacio identitario e igualitario de las contradicciones de clase que se manifiestan entre individuos en la dinámica interactiva constructiva-deconstructiva entre los actores de cada sociedad.

Asimismo, el vivir en una sociedad heterogénea permite reconocer e identificarse con lo que se valora entre lo igualitario o lo desigual, de lo deseado o despreciado, de lo justo o injusto, que permite diferenciarse de los otros, que crea separaciones, disensos o conflictos, así como el reconocimiento del compañero y amigo del adversario o enemigo, sin que ello implique el dirimir el destino de las polis, que determina y particulariza la conformación de grupos de interés y jerarquías en las relaciones sociales, a la vez que consolida lo político y su dinamismo, que construye la política.

El interés común de la política tiene su correspondencia con lo político o, dicho de otro modo, de la interacción entre distintos grupos de interés que deberán negociar y descifrar lo común en la heterogeneidad social, para compartir una vida y un devenir propio, ante la absurda posibilidad de aniquilar a los otros y su propia existencia. Los enfrentamientos contemporáneos en el ámbito político, en muchos casos, no están protagonizados por diferenciaciones sociales formales y legales, sino por relaciones delincuenciales, como manifestaciones dramáticas de poderes ilegales que monopolizan los sucesos, que acallan la diversidad social en la construcción de políticas por el bien común. Este fenómeno relativamente nuevo en nuestros países se impone con la radicalidad de la inmunidad e impunidad de la burocracia policial y judicial estatal, en colusión con el mundo financiero y los poderes imperiales.

Así, en el ámbito costarricense y geoestratégico, se ha erradicado la política al privilegiar a la clase del sistema, contra los subalternos, así como se liquida lo político al ignorar estatalmente a los distintos y desiguales intereses que interactúan en una mutua y desigual existencia social. La ceguera del omnipotente solo ve el triunfo de sus imposiciones coyunturales, pero no imagina su destrucción estructural ante la liquidación de su contraparte existencial.

En este contexto de equilibrio catastrófico de profunda diferenciación e inequidad social, el ente estatal que es el mediador y regulador de la inequidad y desigualdad de la sociedad tiene la obligada responsabilidad de establecer o imponer el interés general con las políticas públicas o políticas de Estado, en el ámbito del poder de la institucionalidad pública. Sin embargo, las orientaciones y acciones neoliberales desde segunda mitad del siglo pasado al presente han evidenciado la agudización de los desequilibrios, la pobreza y los antagonismos sociales, a la vez que muestra fehacientemente su fracaso político global y la eliminación del papel protagónico estatal en la sociedad.

En la actualidad el camino global ha sido trasado e iniciado con la guerra fascista, como una opción elegida por el imperio para establecer un único poder, o como un impotente recurso suicida contra las sociedades y la humanidad.