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Etiqueta: populismo autoritario

La paradójica popularidad de Rodrigo Chaves (Parte 2)

Henry Mora Jiménez

En nuestro anterior artículo en SURCOS Digital (La paradójica popularidad de Rodrigo Chaves. Parte I), arribamos a dos conclusiones. La primera, que la frustración, el hartazgo y el resentimiento con los partidos políticos tradicionales fueron hábilmente usados y manipulados por el chavismo para ganar por abrumadora mayoría la segunda ronda electoral en abril de 2022.

Lo que no es tan sencillo de explicar es cómo el apoyo a Chaves se mantiene en un 50 – 55% dos años y medio después de su elección; en medio de la peor crisis de inseguridad en muchas décadas, de un marcado deterioro de la educación pública (más allá incluso del “apagón educativo”), de una profunda crisis de gestión en la Caja con lamentables consecuencias para los asegurados, de una política explícita de reducción de la inversión social y de escasos logros que mostrar al país en otras áreas (y cuando los hay, son muchas veces herencia de gobiernos anteriores).

Además, Chaves no sólo ha mantenido su popular discurso “anti casta” frente a los partidos políticos tradicionales (a lo Milei), sino que, jugando en el filo de la navaja, también lo ha extendido hacia las instituciones básicas de la democracia liberal costarricense: la Asamblea Legislativa (lo que no es nada difícil), el Poder Judicial (incluida la Fiscalía, la Corte Plena y la Sala IV) y la Contraloría General de la República. Durante este tiempo lo hemos visto convertirse en un pretendido representante antisistema que sin disimulo clama por un poder absoluto para “cambiarlo todo”, incluida la Constitución Política (a lo Bukele); aspirando a unificar los distintos poderes del Estado bajo su égida, es decir, la puerta al autoritarismo.

Una explicación usual para este fenómeno es que Chaves es un populista que ha sabido manipular muy bien a población con cantos de sirena (porque lo hechos no se ven). Pero esta respuesta deberíamos afinarla.

La otra conclusión de nuestro texto anterior es que también Chaves usa y manipula un síndrome social que nos aqueja. Lo llamamos (siguiendo al psicólogo estadounidense L. Festinger) “síndrome de disonancia cognitiva”. ¿En qué consiste?

La disonancia cognitiva (o simplemente desarmonía mental) es un término en psicología que describe la tensión interna, el malestar y el dolor (incluso físico) que una persona siente cuando enfrenta una discrepancia entre sus creencias más arraigadas y sus experiencias reales. En este caso, entre sus simpatías hacia Chaves y la observación de que “las cosas no van tan bien”. Pero lo más importante para tener en cuenta, es cómo usualmente se intenta solucionar esa discrepancia (disonancia) y cómo Chaves sabe alimentar esa salida para mantener popularidad entre la mitad de la población.

Por ejemplo, si alguien cree firmemente en la importancia de cuidar el medio ambiente, pero usa productos que dañan el entorno, esa persona puede experimentar disonancia cognitiva. Esta tensión puede llevar a i) que la persona cambie sus creencias sobre la importancia de proteger el ambiente, ii) que justifique sus acciones con autoengaños, iii) que modifique su comportamiento para hacerlo congruente con sus creencias. El problema es que muy a menudo nos inclinamos por la opción ii), esto es, tendemos a justificar nuestras acciones, al grado de autoengañarnos de manera sistemática.

Y si esa disonancia (desarmonía entre lo que creo y lo que veo) es colectiva, el grupo de seguidores seguramente actuará al unísono reforzando colectivamente la forma elegida de enfrentar la tensión (por la negación o el autoengaño).

Pues bien, para alargar y consolidar su romance con la mitad de los costarricenses (aunque en este grupo hay al menos dos segmentos por diferenciar), el chavismo está intentando que esta mitad de la población auto justifique las disonancias entre, por un lado, el comportamiento estridente del presidente, sus escasos logros, sus pésimos resultados en educación, seguridad y salud, los casos recientes de presunta corrupción y, por otro, sus arraigadas creencias en “la democracia, el trabajo y la paz”.

¿Cómo está logrando Chaves estimular este fenómeno masivo de auto engaño? Muy sencillo: haciendo creer a la población que lo respalda de que él es el mejor presidente en muchos años. En el artículo anterior ya habíamos repasado algunos métodos para lograr este resultado: los males acumulados son de varias décadas, sus intenciones son las mejores, su lucha contra la corrupción y los privilegios es sincera, su valentía es notoria, pero, “no lo están dejando trabajar”. Festinger llama a estos métodos “pensamientos consonantes”. Pero también Chaves recurre constantemente a artilugios como i) trivializar o reducir la importancia de sus incoherencias (en el campo de la corrupción, por ejemplo), ii) ignorar, eliminar o deslegitimar toda información disonante que ponga en entredicho o debilite su gestión y popularidad (“prensa canalla”, “¿cuál es el problema, si se están matando entre ellos?”), iii) hacer de cada visita a las comunidades una “plaza pública”.

Esta forma de actuar del presidente, de su diputada estrella, de sus simpatizantes más “duros” y de su pequeño pero bullicioso ejército de troles se irá acentuando conforme pierdan el protagonismo mediático y, por tanto, el poder de manipular la “agenda “nacional”. El caso de la “póliza para delinquir” parece estar marcando un punto de inflexión.

¿Qué hacer? Poner insistentemente el dedo en la llaga. Por la boca muere el pez

La respuesta a esta pregunta crucial debe partir de diferenciar el núcleo duro de apoyo a Chaves (cerca de un 20% y frente al cual es poco lo que por ahora puede hacerse) y ese 30%-35% de personas que sienten atracción por su estilo grosero y vulgar (seguramente lo ven como “franco”) y confrontativo (seguramente lo ven como “valiente”), y al cual hay que dirigirse prioritariamente, pues ya están empezando a dudar de la bondad de sus políticas y francamente también tienen pocas esperanzas en soluciones prontas. La “tierra prometida” (su nuevo delirio de grandeza al compararse con el Moisés bíblico) se está desvaneciendo con rapidez, como lo demuestra la reacción negativa de la gran mayoría de las intervenciones en redes sobre la “infeliz y nefasta póliza”.

La crítica a Chaves y al chavismo, que no debe cesar y que hay que afinar, debe poseer al menos tres atributos.

  1. i) Debe ser respetuosa con el sector de población que Chaves ha engañado vilmente,
  2. ii) Debe confrontar constantemente sus alardes y sus promesas con la contundente y necia realidad, siempre que esta indique lo contario (no dejar de poner el dedo en la llaga),

iii) No debemos repetir “Chaves dijo …”, sino ponerlo a hablar a él y a su diputada estrella, para acto seguido mostrar la mentira, la incoherencia, la soberbia, la vulgaridad, la desfachatez, etc. (por la boca muere el pez).

Chaves levantó su popularidad con promesas de lucha contra la corrupción, contra la hipocresía, contra la doble moral, contra los privilegios, contra la impunidad, contra el alto costo de la vida, contra la mala administración de los recursos públicos … A favor de la señora de Purral, de los sectores más vulnerables, de una gestión estatal eficiente y transparente ….

No es para nada difícil comparar estas y otras de sus promesas con sus actos y sus acciones de gobierno, y veremos como en la mayoría queda debiendo. Hay que hacerlo una y otra vez, con “malicia indígena” y con inteligencia.

Pero con los sectores más abiertos al diálogo y al veredicto de los hechos, podemos y debemos ir más lejos. Hay que mostrarles que:

– La crisis de la Caja no es sólo impericia, es estrategia. Corresponde a una visión de la salud como “medicina mixta” (a lo Chile), en la cual la empresa privada asume un rol fundamental.

– La crisis en la educación no es sólo impericia, es estrategia. Corresponde a una visión en la cual la educación básica debe ser simple instrucción, la educación superior debe ser autofinanciada en su mayor parte y toda la educación debe estar conforme con el mercado.

– La crisis abierta con los otros poderes del Estado no es impericia, es estrategia. Busca desacreditar al máximo las instituciones democráticas (que ciertamente están debiendo) y aparecer él, nuevamente, como el Moisés de Costa Rica.

– La terrible crisis de inseguridad no es sólo impericia. ¿Es estrategia? Lamentablemente hay algunos indicios en esta dirección.

Sigamos poniendo insistentemente el dedo en la llaga y evitemos las distracciones que tanto favorecen a Chaves (para eso las crea).

La paradójica popularidad de Rodrigo Chaves: ¿Perdió la mitad de Costa Rica su olfato político? (Parte I)

Henry Mora Jiménez

En un artículo anterior (La peligrosa trampa de los liderazgos mesiánicos y autocráticos) concluíamos que los liderazgos autocráticos sirven de incubadora para los regímenes autoritarios. También sugeríamos, entre otras, cinco medidas urgentes para contrarrestar este indeseable escenario: i) revertir la creciente desigualdad económica y social, ii) fortalecer las instituciones democráticas, iii) ampliar y fortalecer la libertad de expresión, iv) conformar una ciudadanía crítica y participativa, v) forjar procesos sociales y políticos de unidad en la diversidad (incluso al nivel electoral). Ahora queremos matizar estos puntos y agregar otros.

¿Existe una vacuna contra la consolidación del chavismo?

Por “consolidación del chavismo” me refiero a un triunfo electoral en 2026 de algún partido o alianza afín a Chaves y, en el peor escenario, con 25 – 30 diputaciones, como él y Pilar Cisneros sueñan. Esta posibilidad no es improbable, pero lo cierto es que (por suerte), Chaves no cuenta con un delfín que lo equipare en popularidad (Cisneros no puede ser candidata presidencial, ya que no es costarricense de nacimiento).

Sin embargo, las últimas encuestas de opinión muestran una fisura en la fidelidad a Chaves: si bien su popularidad personal se mantiene alta; crecen, hasta ser mayoría, las voces de incredulidad sobre la capacidad del actual gobierno de resolver aunque sea uno de los grandes problemas del país (inseguridad, narcotráfico, deterioro de la educación pública, corrupción, listas de espera en la Caja, precarización laboral, etc.).  

En una encuesta anterior, el CIEP de la UCR proponía la hipótesis de que la popularidad de Chaves se basa en un apoyo personalista a su figura, no a un partido ni a un movimiento de masas (¿tiene partido?). Esta idea merece ser analizada.

En efecto, Chaves es el típico outsider que con más retórica que propuestas se hace con la presidencia de un país. Lo poderosamente llamativo en el caso costarricense es que su popularidad se mantenga alta después de dos años y medio de un gobierno que no puede presentar ningún logro significativo propio, pero si, muchos frentes de conflicto que ya deberían haber mermado considerablemente su popularidad entre la población.

Se han propuesto distintas explicaciones para este fenómeno: i) a mucha gente le agrada su estilo confrontativo y su pachuquismo, ii) a otros ha logrado convencer de que la oposición, la Contraloría y la Sala IV no lo dejan gobernar, iii) su figura se agranda porque no hay líderes alternativos a la vista que lo contrarresten, iv) el resentimiento con los políticos tradicionales es mucho, v) la gente no se informa o es ignorante, vi) la prensa que lo critica no convence porque representa los intereses de los poderosos, vii) es un hábil político populista, viii) al contar con una fracción legislativa de sólo ocho diputaciones sus proyectos no logran avanzar, etc., etc.

Hay en efecto casos extremos:

  • El joven estudiante que pierde su beca y sigue apoyando a Chaves.
  • El padre de familia que deja de recibir apoyo para la educación de sus hijos (comedores escolares, transporte estudiantil), pero sigue apoyando a Chaves.
  • La madre que espera meses o años por una cita con un especialista y sigue apoyando a Chaves.
  • El vecino que presencia un asesinato múltiple del narcotráfico y sigue apoyando a Chaves.
  • El profesional que reconoce la ausencia de logros del gobierno pero sigue apoyando a Chaves.
  • El trabajador independiente que espera una reducción en sus impuesto, que el gobierno veta, y sigue apoyando a Chaves.
  • El trabajador empobrecido a quien su salario apenas le permite sobrevivir pero sigue apoyando a Chaves.
  • El pequeño agricultor que como nunca se siente amenazado, pero sigue apoyando a Chaves.
  • El maestro o profesor que reconoce la deriva retrógrada de la educación pública pero sigue apoyando a Chaves.

Todo un caso para analizar, sin duda.

Frustración más resentimiento

Al inicio mencionamos cinco áreas en las que se debe trabajar con urgencia para vacunarnos contra líderes autoritarios. Todo un coctel de medidas, la mayoría de las cuales no pueden tener efectos inmediatos; pero falta un ingrediente de enorme importancia. Me explico…

Desde la irrupción del PAC en las elecciones del 2002 quedó claro que la frustración crecía entre las y los costarricense, y que se anhelaba un cambio profundo. Dibujemos esta frustración tal como la perciben muchos compatriotas: i) desilusión tras desilusión con los últimos cinco gobiernos (por lo menos), ii) pérdida de toda esperanza con los políticos tradicionales, iii) incrédulos de que la democracia funcione para todos, iv) desinfladas expectativas de un cambio verdadero, v) insatisfacción con el partido por el que votaron 15, 20 o 40 años, vi) cansados de tanto cálculo electorero en las decisiones políticas, vii) horrorizados de tantos casos de corrupción.

Entonces aparece Chaves como alguien diferente (eso aparentaba), por el que valía la pena apostar, aunque fuese un perfecto desconocido. Y como no es improbable que muchas de las personas que lo apoyaron en la pasada elección hayan recibido en el pasado alguna negativa, algún maltrato, alguna injusticia, algún desprecio en cualesquiera de las instituciones públicas, a la frustración se agregó el resentimiento.

Y poco importó que su salida del Banco Mundial se diera en medio de fuertes acusaciones de acoso sexual, o su breve paso, con más pena que gloria por el Ministerio de Hacienda, o sus treinta años fuera del país. Caló más su “verbo aguerrido”, su estilo retador y su faceta de tecnócrata con experiencia internacional. Mucha gente apostó por Chaves, una apuesta arriesgada, quizás precipitada, pero, “no había de otra”. Así logró arrasar en la segunda ronda en 2022.

Por eso, quienes vemos en Chaves un grave peligro para la democracia y el Estado social, lo primero que debemos tener es humildad. Humildad para reconocer que quienes hemos tenido algún puesto de responsabilidad en los últimos gobiernos no hemos sabido responder a las esperanzas surgidas. Humildad para reconocer que los innegables logros del Estado Social no cubren a todos o no en la misma medida. Humildad para admitir que nos ha faltado solidaridad frente a los menos favorecidos. Humildad para aceptar que nos faltó decisión para actuar contra la corrupción y los odiosos privilegios. Y Chaves y su legión de troles han sabido aprovechar toda esa frustración, aunque ciertamente, la pandemia por la Covid-19 agravó la situación de desesperanza para muchos, muchísimos costarricenses. Desde luego, también ha sabido manipular a una población en que en mayoría participa en redes sociales no para informarse, sino para entretenerse y, muy propio del ser humano, chismorrear.

Pero después de dos años y medio de un gobierno con escasos logros y muchos frentes de conflicto abiertos, ¿cómo explicar que su popularidad se mantenga superior al 50 por ciento?

Más allá de la frustración y el resentimiento, pareciera que entre un tercio y la mitad de la población enfrenta el síndrome que los neurocientíficos y psicólogos llaman “disonancia cognitiva”, pero en este caso, esta se manifiesta de forma colectiva. ¿En qué consiste? Bueno, todos aborrecemos no tener la razón y a todos nos cuesta muchísimo reconocer que estamos equivocados. Cuando caemos en esta condición, no hay información ni dato que nos haga cambiar de opinión, ya que es nuestra cosmovisión la que se siente amenazada, e inventamos todo tipo de “explicaciones” para autoengañarnos. Repasemos algunas muy usuales: i) no lo dejan gobernar, ii) el estado en el que encontró el país no se corrige en pocos años, iii) lo prioritario ahora es el equilibrio fiscal, iv) la prensa mal informa, v) el Fiscal persigue al gobierno, vi) la burocracia estatal es incompetente, vii) necesitamos un “hombre fuerte”, viii) no obtuvo los diputados que requería, ix) hay que dar tiempo a sus promesas, etc., etc. Mientras tanto, su estrategia de “polarizar” y su estilo de liderazgo hacen lo propio.

Y después de tantas desilusiones no es para nada extraño que este síndrome adquiera proporciones de masas.

Muchas veces tuvimos esperanza, pero la decepción fue mayúscula. A Chaves se le está dando el “derecho a la duda” por demasiado tiempo, y él sabe manipular muy bien esta circunstancia.

Pero entonces, ¿qué podemos hacer? Este artículo ya se ha extendido demasiado, así que abordaremos esta pregunta en un texto posterior.

Chaves: además… misógino

Frente Nacional de Lucha

Es preocupante el contexto nacional en que sólo en el 2024 se han duplicado los femicidios y casos de violencia contra las mujeres, producto de la falta de voluntad política, la agudización de la feminización de la pobreza y el debilitamiento de programas para prevenir y afrontar la violencia hacia las mujeres. Problemática que forma parte de una cultura patriarcal, capitalista, colonialista y racista donde la violencia simbólica y verbal junto a discursos de odio hacia las mujeres se han convertido en el “pan nuestro de cada día” gracias a un presidente que sobresale en sus reiteradas formas de arremeter contra la dignidad de las mujeres, deslegitimando toda iniciativa y movimiento que se impulsa para garantizar el respeto a los derechos humanos por una vida segura, libre de violencia; incluyendo a mujeres quienes, desde sus cargos políticos, ponen en duda su proceder.

Situación que tiene implicaciones mucho más profundas para la democracia y el desarrollo a nivel nacional, no solamente para las mujeres y otros grupos discriminados y estigmatizados, al ser parte de un fenómeno ético, sociopolítico y cultural de mayor complejidad. No debe sorprendernos si recordamos que fue elegido presidente de la República un individuo que en el 2019 el Banco Mundial sancionó por acosador sexual, según Resolución 649. Y paradójicamente dos días después, el entonces presidente Carlos Alvarado lo nombra ministro de Hacienda. 

La tendencia de Chaves dentro del populismo autoritario y políticas de estado misóginas va en sintonía con la lógica de poder de sujetos políticos como Trump en Estados Unidos, Bolsonaro en Brasil y hoy Javier Gerardo Milei en Argentina, entre muchos; leales prototipos de la masculinidad hegemónica, en cuya actitud temeraria se autodenominan “héroes que combaten a los corruptos”, impulsando agresivamente proyectos y mecanismos de desmantelamiento y privatización de instituciones fruto de conquistas del pueblo, deslegitimando el movimiento social, comunal, sindical y popular. Así, garantiza un control social, político e ideológico contra aquellas mujeres que desafían el patriarcado y legitima los discursos que propician los femicidios, el abuso y la violencia en contra de las mujeres.

Chaves viola los Derechos Humanos de manera sistemática y hay incontables manifestaciones concretas en esta línea, sin embargo, su discurso es particularmente ponzoñoso cuando se refiere a las mujeres. Subrayamos solo algunas que datan del 2022: cuando el Instituto Nacional de la Mujer (INAMU) lamentó las declaraciones emitidas siendo candidato presidencial, donde afirma que prefiere que lo etiqueten de “cavernícola” antes de firmar un compromiso contra la violencia de género. En el 2023, en el marco del Día Internacional de la Mujer, miles de mujeres exigen el pleno respeto a sus derechos denunciando al presidente como gestor de un gobierno misógino y autoritario.

En ese mismo año, el 8 de junio en la Asamblea Legislativa, con 41 votos a favor y ocho en contra, se aprueba moción para instar a Chaves a no fomentar la violencia de género a nivel político. Un mes después la expresidenta ejecutiva del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), Gloriana López Fuscaldo, denuncia la violencia política de género ejercida contra ella y contra su hijo, mientras que, en noviembre, Martha Rodríguez González, representante sindical en la Junta Directiva de la CCSS, continúa siendo víctima de persecución política por parte de él y la maquinaria estatal. A pesar de que durante el presente año, diputados y diputadas utilizan un lazo o pañoleta morado durante el Informe Presidencial de Labores, en protesta contra la violencia política hacia las mujeres, en marzo Chaves embiste con violencia política contra las legisladoras. Además, el reciente 7 de junio, en Zapote, sede de violencia de Estado contra las mujeres, manda a callar y obliga a desdecirse a la ministra de la presidencia, Natalia Díaz, con respecto al dictamen constitucional sobre la Ley Jaguar y el referéndum.

Tener un presidente misógino es un atroz ejemplo para la sociedad porque ostentando el puesto de más alta responsabilidad política, con sus actitudes y lenguajes atiza las violencias contra las niñas, las jóvenes, las mujeres adultas y adultas mayores sin distinción alguna. Continuaremos denunciando las múltiples formas de violencia que se dan desde el gobierno costarricense contra las mujeres, paralelo a imponer proyectos y diferentes mecanismos para arrebatar al pueblo las conquistas que históricamente ha logrado. Así, reiteramos nuestra lucha en defensa de programas sociales, de la Caja Costarricense de Seguridad Social, del ICE, del agua, de la educación pública, de la justicia agraria, respeto al medio ambiente y al derecho de defender los pueblos indígenas sus territorios ancestrales; en síntesis, defendemos una vida con verdadera justicia social.