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Etiqueta: presidencia legislativa

Rodrigo Arias Sánchez, su necesaria Presidencia Legislativa

Vladimir de la Cruz

Las elecciones del 2022 fueron altamente sorpresivas e inesperadas, para las cuales la sociedad costarricense no estaba preparada, no por la derrota del Partido Liberación Nacional, que había terminado su jornada electoral en febrero como primer finalista ante la segunda ronda, sino porque para ese momento se había producido una situación cualitativamente diferente en ese resultado.

En las elecciones del 2014 el candidato presidencial de Liberación Nacional, renunciaba cobardemente a su participación, en la segunda ronda, dejando al garete a su partido y a los votantes nacionales, que, aunque veían inminente su derrota en la segunda vuelta, no esperaban que su “líder” saliera corriendo a esconderse.

En las elecciones del 2018 el Partido Liberación Nacional no llegó a la segunda ronda, en su segunda derrota nacional. La disputa se dio entre el Partido Acción Ciudadana, que había emergido desde las elecciones del 2006, con su candidato Carlos Alvarado Quesada, y el líder espiritual y político del actual Partido Nueva República, de Fabricio Alvarado, que ya venía debutando en la política nacional y en la electoral. El tema central de la campaña electoral se concentró, en la segunda ronda electoral, en el área de los Derechos Humanos y Ciudadanos, sintiéndose amenazada la sociedad nacional de retroceder por razones “religiosas evangélicas”, provocando con ello una reacción del electorado que se volcó por la candidatura de Carlos Alvarado, que había terminado de segundo finalista en la elección de febrero de ese año.

La derrota de Liberación Nacional, por segunda vez consecutiva no era novedosa. Ya había sucedido en 1998 y el 2002, cuando la Unidad Social Cristiana gobernó dos veces consecutivamente, con Miguel Angel Rodríguez y Abel Pacheco.

Por su parte el partido Unidad Social Cristiana, como partido histórico, de larga tradición, desde el 2006 dejó de ser finalista electoral para primeras y segundas rondas, disminuyendo su presencia política nacional y de representación popular.

En el 2006 la candidatura de Oscar Arias Sánchez salvó al partido Liberación Nacional de caer en la postración, debilidad y cansancio político que ha caracterizado a su siamés político, la Unidad Social Cristiana, desde ese año hasta hoy, a pesar del aire fresco que le dio Rodolfo Piza en las campañas electorales del 2014 y 2018.

El gobierno de Oscar Arias Sánchez, guste o no, salvó a su partido y su gobierno. También, guste o no, catapultó a Laura Chinchilla Miranda a la presidencia de la República del 2010 al 2014, gobierno, a partir del cual Liberación Nacional se alejó del Poder Ejecutivo, tres veces seguidas, 2014, 2018 y 2022, enfrentando hacia las elecciones del 2026 la posibilidad de acompañar a la Unidad Social Cristiana en su descalabro electoral en sus aspiraciones de Ejecutivo Nacional, o de recuperarse al menos para estar de finalista en las elecciones del 2026.

Para las elecciones del 2022 José María Figueres era, a mi modo de ver, la mejor carta de presentación política que tenía Liberación Nacional para retornar al Poder Ejecutivo, quedando de primer finalista para la segunda ronda. En ese partido sabotearon su candidatura por quienes terminaron rodeándolo en su círculo electoral más cercano y con las políticas electorales conservadoras, y la mala campaña electoral, con la que lo impulsaron, alejada de la historia de ese Partido en el desarrollo nacional y por su alejamiento de las políticas sociales social demócratas que en otros tiempos fueron sus banderas de atracción política.

En todas estas elecciones, el juego estaba entre partidos “tradicionales” que venían de distintas campañas electorales y con candidatos presidenciales “conocidos” en sus partidos y en la vida parlamentaria y política nacional.

En la elección del 2022 irrumpió un nuevo partido político, Progreso Social Democrático, nada conocido, recién formado para esa, su primera participación electoral, por una importante exmilitante del partido Acción ciudadana. Sin líderes políticos conocidos y destacados en la arena electoral y política nacional, se les “coló”, con éxito, un personaje, Rodrigo Chaves Robles, que llegó al país después de un autoexilio dorado de trabajo en un organismo internacional, por más de tres décadas, a trabajar por un breve plazo al Ministerio de Hacienda del gobierno de Carlos Alvarado Quesada.

Rodrigo Chaves Robles supo interpretar el desánimo nacional, la frustración de la población, el desencanto político existente con partidos políticos y con líderes de los partidos políticos y de gobiernos anteriores. Apreció la corrupción institucional que histórica, real o de leyenda se sentía en el país y, sobre todo, el abandono de grandes regiones, con sus poblaciones, de las acciones y políticas públicas que provocaban extrema pobreza, pobreza, debilitamiento de las clases medias, mala infraestructura nacional, abandono institucional de regiones, exclusión, marginación, desempleo trabajo informal creciente y otros muchos e importantes problemas, como el de la inseguridad nacional, la inseguridad ciudadana, y el narcotráfico, que hizo sus banderas para hacerse representar de toda esta población y regiones como su “salvador”, enfrentando violentamente en su lenguaje político a todas las estructuras políticas e institucionales, señalando que él podía hacerlas funcionar para “resolver” esos problemas.

Frente a esto, en la segunda ronda electoral, el electorado “cansado” de Liberación Nacional, que era el primer finalista de la segunda ronda, y ampliamente “prejuiciado” con José María Figueres, que había ganado esa primera ronda, terminó ante las dos alternativas electorales, Figueres o Chaves, absteniéndose de ir a votar por Figueres y Liberación Nacional, lo que facilitó el acomodo de votos a favor de Rodrigo Chaves quien resultó Presidente de la República, quien se encuentra en su último año de gobierno.

Los tres años de gobierno que ha tenido los ha concentrado en su discurso antisistema, antidemocracia, anti poderes públicos, anti equilibrio de esos poderes públicos, contra todo lo que significa Política tradicional, sean partidos políticos existentes principalmente en la Asamblea Legislativa, contra todos los partidos políticos, todos los políticos, todos los disidentes políticos que no están de acuerdo con su gestión administrativa y política, con todos los que le critican, personas, analistas, periodistas y medios de comunicación en general.

La esencia de su discurso político, que le da réditos de simpatía política y personal, asociado a un líder carismático, de fuerza, autoritario que reclama, constantemente, que no gobierna “porque no lo dejan gobernar” la Asamblea Legislativa y sus diputados con sus partidos políticos, la Corte Suprema de Justicia, la Contraloría General de la República y la Fiscalía General de la República.

Esto se asocia hoy a su deseo de permanecer en el Gobierno, lo que no puede constitucionalmente porque no está permitida la reelección consecutiva de un presidente, por lo que tendrá que esperar ocho años, hasta el 2034, para poder aspirar a una nueva candidatura. En pocos meses, en mayo del 2026, fuera de gobierno, sin tener un partido político propio en el cual él sea el principal dirigente político, por los próximos ocho años, es muy difícil que él pueda desarrollarse como líder político nacional, aunque haya sido presidente. Solo podría mantenerse activo si en un próximo gobierno se le nombra ministro, o si renuncia en julio para lanzarse como candidato a diputado en las elecciones del 2026, lo que sí le daría músculo político para mantenerse activo en política y forjar su candidatura presidencial futura, con posibilidad de modificar la Constitución Política de manera que le permita ser candidato presidencial de nuevo en el 2030. Estas son las opciones constitucionales y legales de su posible partición electoral futura, salvo que intente, por algún motivo provocado por él mismo, de inestabilidad política nacional, que le conduzca a establecer un estado de emergencia nacional, el cual le permita suspender garantías constitucionales y ejercer un gobierno de excepción, de características autoritarias, despóticas y tiránicas, como constantemente señala que se debe gobernar para poder resolver problemas nacionales y desarrollar acciones políticas.

En estos tres años ha saboreado las mieles y los privilegios que da el ejercicio del Poder. Ambicioso políticamente, como se expresa, ha impulsado la creación de nuevos partidos políticos, para que participen en el proceso electoral del 2026, bajo el llamado movimiento de los jaguares, orientado a desplazar a todos los partidos que tradicionalmente han ejercido el dominio de la Asamblea Legislativa, con la intención de llegar a elegir 40 diputados como lo pregona.

En las elecciones de 2022 el partido que lo eligió solo sacó 10 diputados de 57 que tiene la Asamblea Legislativa, lo que no le dio músculo político legislativo para impulsar leyes, ni capacidad para negociar proyectos de ley, por sus ataques constantes a los diputados y a la Asamblea Legislativa como institución y Poder de control político de la República.

El gobierno del 2014, de Luis Guillermo Solís y el del 2018 de Carlos Alvarado, no pasaron de 12 diputados, que si tuvieron capacidad de negociación parlamentaria, y no tuvieron una “crisis política” de relación entre ambos poderes, el Ejecutivo y el Legislativo, como se ha dado en este descalabrado gobierno.

En la estructura organizacional del Estado costarricense tenemos los Poderes Públicos, el Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial y, por asimilación, al Tribunal Supremo de Elecciones, que en teoría política y constitucional se desempeñan como pesos y contrapesos entre sí, no solo por el ejercicio y potestades de cada poder cuyas funciones son indelegables, sino por los controles que se establecen sobre ellos.

Los dos primeros, el Ejecutivo y el Legislativo tienen el mayor peso político por el carácter representativo que los constituye. Son el resultado, en su integración, de la elección directa del pueblo electoral, de los ciudadanos, quienes tienen el poder y la facultad de la representación política, quienes son el Poder Soberano y en quienes descansa la Soberanía Nacional.

Por el carácter de la representación política el Poder Legislativo es el más importante, por tener allí una mayor y más amplia representación ciudadana expresada en los 57 diputados, de una variedad de partidos y sectores políticamente organizados.

Los poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral tienen su máximo representante en quienes lo presiden. De estos Poderes el presidente de la Asamblea Legislativa está facultado para sustituir al presidente de la República en el caso extremo de que deje sus funciones temporal o permanentemente, y por ausencia extrema igual de sus vicepresidentes.

De allí que la elección del presidente de la Asamblea Legislativa, que debe hacerse cada primero de mayo, cobre una importancia política relevante. La importancia y relevancia política del Poder Legislativo descansa en hacer las leyes, interpretarlas auténticamente si es del caso, y ejercer control político sobre el Poder Ejecutivo y las autoridades ministeriales e institucionales, y tener en su seno una mayor representación política del Pueblo Soberano. Las leyes no las hace el presidente legislativo. Las hacen todos los diputados. El resultado de esas leyes se atribuye a los gobiernos, y a los presidentes de la República que lo ejercen, no a los diputados y a sus partidos, salvo cuando esos partidos y diputados destacan que son las leyes que ellos impulsaron y les fueron aprobadas.

El cargo de presidente legislativo por esta razón debe ser bien valorado y meditado políticamente por los diputados. No se trata de nombrar a cualquiera de los diputados, que todos tendrían igual posibilidad y oportunidad, sino de escoger entre todos ellos el que mejor acredite por su experiencia política y atestados personales, pero también por la madurez y sensatez que pueden dar la edad y la experiencia política.

En el momento que vivimos en el país, con las características autoritarias y poco democráticas del actual Presidente de la República, que ataca constantemente a la Asamblea Legislativa, a todos sus diputados, que desearía gobernar si un Poder Legislativo para dirigir el país con Decretos Leyes, como se hizo en la Junta de gobierno de 1948-1949, se requiere que el Presidente Legislativo sea un diputado de gran experiencia política, ecuanimidad personal, inteligencia emocional política, buena formación profesional y política, con señorío para el cargo que representa, con la personalidad suficiente y digna para ejercer la Presidencia de la República en el caso extremo si así fuere necesario.

El presidente legislativo tiene que salir como resultado de una negociación política que produzca 29 diputados a favor de nombrarlo. Es una cifra que tiene que negociarse. No se trata de improvisar candidatos ni diputados con la aspiración de dirigir el Poder Legislativo.

Tampoco se trata de que corresponde elegir una mujer por razón de género. Ya se han electo mujeres presidentas en el Poder Legislativo, Rosemary Karpinski Dodero, en 1986, Rina Contreras López, en el 2000, Carolina Hidalgo Herrera, en el 2018 y Silvia Vanessa Hernández Sánchez en el 2021, representándose en estas mujeres a los partidos Liberación Nacional, Unidad Social Cristiana y Acción Ciudadana, de los partidos que han gobernado el país, bajo gobiernos en que esos partidos ejercían la Presidencia de la República.

La Presidencia Legislativa en el período de la Segunda República, desde 1949 hasta hoy, la han ejercido tres veces consecutivas Marcial Rodríguez Conejo, Gonzalo Facio Segreda, Alfonso Carro Zúñiga y Rodrigo Arias Sánchez, dos veces consecutivas Abelardo Bonilla Baldares, Otto Cortés Fernández, Álvaro Montero Padilla, Daniel Oduber Quirós, Luis Alberto Monge Álvarez, Gerardo González Esquivel. El único, hasta hoy, que la ejercido cuatro años consecutivos ha sido Francisco Antonio Pacheco.

El próximo primero de mayo está la posibilidad de que Rodrigo Arias Sánchez continúe al frente, en su cuarto año de presidencia legislativa, de ser electo para ese cargo.

El Presidente de la República de forma endemoniada, como un energúmeno sin control mental, poseído de sentimientos perversos y malos, metiéndose, invadiendo, alterando la independencia de poderes públicos, ha venido llamando, en un primer momento a los diputados a no votar por la reelección de Rodrigo Arias, en un segundo momento, diciendo que él insta a votar incluso por un diputado del Frente Amplio, que él llama “diputados comunistas” para que presida la Asamblea Legislativa, y en un tercer momento ha amenazado de la manera más estúpida, tonta y absurda a los diputados que si eligen a Rodrigo Arias él no nombrará Ministro de la Presidencia, como si eso fuera a afectar en algo a la Asamblea Legislativa. Si él no nombra este ministro, él es que le pierde contacto con la Asamblea Legislativa para gestionar y negociar sus proyectos de ley, los que el Poder Ejecutivo puede impulsar de manera exclusiva seis meses al año. El presidente Chaves ha hecho de esta elección un problema personal, un berrinche político, contra Rodrigo Arias Sánchez.

Los diputados independientes identificados con el presidente, y leales a él, electos en 2022, son ocho, con unos cuantos más que le son afectos de los partidos Liberal Progresista, Nueva República, algunos de la Unidad Social Cristiana y uno de Liberación Nacional.

El momento político que vivimos de mantener el orden democrático, de asegurar la independencia de poderes públicos, obliga a que los diputados y sus partidos, frente a los ataques que el presidente Chaves hace constantemente contra ellos y el Poder Legislativo, nombren un presidente que garantice esa independencia, que sepa responder al presidente con respeto y señorío, pero contundente y enérgicamente, como lo ha hecho Rodrigo Arias Sánchez. Los ataques del presidente a Rodrigo Arias son la mejor carta de presentación ante los diputados para que lo reelijan. No reelegirlo puede asimilarse a la situación de la votación de la segunda ronda del 2022, cuando por no votar un candidato y un partido se produjo el presidente Chaves que está destruyendo la democracia nacional.

La defensa de la democracia nacional, con todo lo que significa, es la tarea política del momento. El Frente Amplio, con sus seis diputados, tiene una gran obligación y responsabilidad política de asegurar esta elección, más allá de las diferencias políticas partidarias y personales que puedan tenerle a Rodrigo Arias y a su partido. No es Rodrigo Arias ni el partido Liberación Nacional el que está en juego. Aquí se juega parte del futuro del país. Abstenerse, votar por ellos mismos, o por otro candidato de otro partido, o impulsar como se quiere una tendencia “feminista” para presidir el Congreso de la República es hacerle el juego al gobierno, es fortalecer al presidente Chaves en su discurso anti asamblea legislativa y anti diputados que él tiene, es fortalecer en este período electoral el autoritarismo y alentar sus grupos “jaguares” en sus intenciones diputadiles. El no elegir a Rodrigo Arias es darle su primera victoria legislativa y política a Chaves hacia las elecciones nacionales del 2026.

Rodrigo Chaves es más audaz de lo que el común de la gente valora. No se está haciendo una lectura correcta de hacia a dónde va Chaves. Ya ha quitado incluso “banderas” a la izquierda. Hay un spot publicitario, bastante bien hecho, alrededor de la figura del presidente Chaves, con el himno de la izquierda “El pueblo unido jamás será vencido…”

Lo único que se está percibiendo es que Chaves va a cambiar el modelo institucional con la destrucción del modelo actual. Si Rodrigo Arias no es electo, por ceguera política, por disidencias en Liberación Nacional, por no tener claras las intenciones del chavismo y sus partidos, por la incapacidad y prejuicios políticos que el mismo presidente Chaves alimenta hacia Rodrigo Arias, los partidos que así actúen están jugando al ahorcado y van hacia su descalabro electoral.

La primera derrota que hay que darle al chavismo, frente a las elecciones próximas es nombrar presidente de la Asamblea Legislativa a Rodrigo Arias Sánchez.

En el 2022 sin fuerza parlamentaria y por los ataques verbales denigrantes que había hecho contra los diputados electos no le dieron el beneplácito ni el favor de nombrar un presidente legislativo de su partido.

En el 2023 frente a una derrota electoral en la elección de la presidencia de la Asamblea Legislativa el presidente Chaves le dio el apoyo público a Rodrigo Arias, para su segunda presidencia legislativa.

En el 2024 el presidente Chaves se apartó públicamente de dar apoyo o pedir votos en contra de Rodrigo Arias. Este año está con los tacos puestos contra Rodrigo Arias.

Rodrigo Arias Sánchez, aparte de su formación de abogado y notario, ha sido y es empresario activo, con un amplio conocimiento de las instituciones públicas, del sector privado y financiero. Su carrera política ha sido siempre en el Partido Liberación Nacional como presidente municipal del Cantón Central de Heredia, diputado y ministro de la Presidencia.

Lo que le conviene al país desde ese alto cargo político e institucional es una persona como Rodrigo Arias, un cuadro político bien formado, maduro, con esa capacidad que lo distingue de negociador y visionario del momento político que vivimos. Su gestión como presidente del Congreso, en estas tres Legislaturas que han pasado, ha sido muy buena, ampliamente satisfactoria y políticamente bien recibida por la ciudadanía y defensores del Estado de Derecho.

Rodrigo Arias ha sabido dirigir el Congreso con respeto hacia las fracciones parlamentarias, ha llevado bien la Agenda Parlamentaria, ha sabido distanciarse del Poder Ejecutivo con elegancia, con energía, señalando adecuadamente el rumbo que debe seguirse. Cuando ha tenido que enfrentar al gobierno lo ha hecho, le ha marcado los pasos no solo de la agenda legislativa y de la nacional, ha señalado las prioridades del país y las prioridades legislativas.

Lo que más le conviene a las fracciones parlamentarias, más allá de sus distancias históricas, o coyunturales, con Liberación Nacional, como partido, o con los reclamos que le hacen a su hermano, el presidente Oscar Arias, es la Presidencia Legislativa en manos de Rodrigo Arias, tanto para la dirección y representación del Poder Legislativo,

En imagen pública, en este momento político que vive el país, es conveniente que la Presidencia de Rodrigo Arias tenga la mayor cantidad de votos legislativos. Hasta ahora ya está asegurada aparentemente su Presidencia.

En mi opinión, de observador político, lo que más le conviene a la Asamblea Legislativa y al país, al margen y fuera de todo prejuicio político que se pueda tener, con él o su partido, es que el diputado, y actual presidente legislativo, Rodrigo Arias Sánchez, continúe en la Presidencia de este Poder de Estado.

En este momento político del país la Presidencia de la Asamblea Legislativa no se puede ni se debe improvisar.

El berrinche del presidente Chaves ante la candidatura a la presidencia legislativa de Rodrigo Arias Sánchez

Vladimir de la Cruz

El animal de Zapote, el Jaguar, ha perdido el horizonte político. Ha perdido el límite donde se juntan los poderes políticos del Estado costarricense, que justamente este año cumplen 200 años de existencia. La cueva donde se guarece en Zapote solo le ha permitido conocer ese escenario, como si fuera el único existente a su alrededor. Está, con tres años de morar en esa guarida, descontextuado, sin perspectivas de su entorno político, sin entender cómo deben ser las relaciones entre los poderes públicos, sin respetarlos, creyendo que solo el Poder Ejecutivo es el único válido, y creyendo además que el Poder Ejecutivo debe dirigir autoritariamente a los otros poderes del Estado.

Nunca en la Historia Política, en la Historia Institucional costarricense, había sucedido nada así. Hasta la llegada del actual y transitorio inquilino en Zapote siempre se habían respetado los poderes públicos, se había ejercido un respeto a la Independencia, a la Autonomía y a la Libertad de ejercicio funcional de dada uno.

Los tres Poderes estatales, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial se originaron en el siglo XIX, hace 200 años, con poderes independientes entre sí, con funciones propias, exclusivas e indelegables entre ellos. Eso significa que ninguno de los poderes puede “meterse” a decidir en los otros, que ninguno de los poderes debe indicar, señalar, o exigir quienes deben dirigirlos cuando de su interior institucional y constitucional, su propios miembros son los encargados de hacerlo, con absoluta INDEPENDENCIA, de los otros poderes.

Por su origen los Poderes Ejecutivo y Legislativo surgen del voto popular, del sufragio libremente de los ciudadanos, por las personas autorizadas para ejercer ese derecho de voto, expresado por medio de partidos políticos que postulan candidatos para integrar esos poderes.

Así, el Poder Ejecutivo se integra en su totalidad, por la elección del Presidente y sus dos Vicepresidentes, siendo el Presidente el único que puede nombrar sus Ministros de Estado o de Gobierno. El Presidente puede escogerlos de la forma que mejor le parezca. En el caso actual se dijo que una empresa le preparaba hojas de vida, currículos, de candidatos para que de esa forma los seleccionara. En ello influyó que el Jaguar no tenía vida política nacional, estaba desarraigado, había merodeado por distintos países y continentes, carecía de partido político con experiencia de gobierno, y con un partido político que lo postuló sin líderes políticos nacionales con historia política conocida.

Probablemente por su trabajo, en la selva internacional que habitaba, acostumbrado a imponer programas a gobernantes débiles, autoritarios, poco democráticos y corruptos, pensó que la ínsula que se le presentó para ejercer un gobierno, que la redujo a su guarida de Zapote, podía ser administrada de esa misma forma, autoritaria, despótica, dictatorial o tiránicamente, de manera poco democrática, alterando o rompiendo todos los límites constitucionales entre los poderes públicos existentes.

El Poder Legislativo, a contrario del Poder Ejecutivo se integra de manera más amplia por ciudadanos, llamados diputados, que son electos, como el Presidente de la República, por distintos partidos políticos que logran los votos suficientes para que sus candidatos propuestos sean electos. En la actualidad, la Asamblea Legislativa se integra por representantes de seis partidos.

Esta representación popular más amplia, que la que se expresa en la votación del Poder Ejecutivo o presidencial, hace que se reconozca al Poder Legislativo como el más importante, políticamente, de los tres poderes, porque constitucionalmente ellos se consideran absolutamente iguales entre sí. Es decir, porque en la Asamblea Legislativa hay una mayor representación popular, de más partidos políticos en el ejercicio parlamentario.

La Asamblea Legislativa tiene, además, como función importante ejercer lo que se llama “control político” sobre las autoridades del Estado y del gobierno. El control político se ejerce especialmente por los diputados, que pueden convocar a los funcionarios para que “rindan cuentas”, “den informes” o para ser interrogados por sus actuaciones, con posibilidad de que resultado de esas indagatorias puedan elevarse sus investigaciones a investigación judicial. Las autoridades políticas o de gobierno que se convoquen o llamen a Comisiones legislativas no pueden negarse, pudiendo si fuera del caso ser llevados por la policía. En el caso del Presidente por protocolo y trato especial se le puede interrogar en su Despacho presidencial sin obligarlo a ir a la Asamblea Legislativa.

Este control político pasa constantemente por la crítica pública que se le hace al Presidente, a su gestión y sus funcionarios, lo que no le gusta al Presidente. De allí sus constantes ataques a los diputados y al Poder Legislativo como institución. El control político lo realizan los diputados prácticamente todos los días por una hora en su sesión plenaria.

La Asamblea Legislativa también elige a las autoridades superiores de la Contraloría General de la República, que es un órgano auxiliar de la Asamblea Legislativa, que en sus funciones tiene el control presupuestario de toda la Administración Pública, que puede parar acciones del Poder Ejecutivo en general, lo que tampoco le gusta al presidente Chaves, por lo que quiere eliminar esas potestades de control y de nombramiento de las autoridades de la Contraloría General de la República, para gobernar y administrar el Presupuesto Nacional sin controles institucionales…manejando la plata o el erario público por la libre, prácticamente.

En la elección nacional que se elige a los diputados no se elige a uno solo de ellos como Presidente del Poder Legislativo, como sí sucede con el Poder Ejecutivo, que el electo presidente lo es Presidente del Poder Ejecutivo.

Así, los miembros del Poder Legislativo, los diputados de los distintos partidos, por acuerdo entre ellos, tienen que decidir quién los representará oficialmente como su máximo jerarca, como Presidente del Poder Legislativo, que es un personaje de gran nivel político, porque en caso extremos, de ausencia de los miembros del Poder Ejecutivo, los puede sustituir, como sucedió con Francisco Antonio Pacheco, en la segunda administración de Oscar Arias, en varias oportunidades. Por ello, el Presidente Legislativo debe ser un diputado de altos kilates personales, políticos, morales, por lo que debe ser bien escogido.

Esta decisión se hace cada primero de mayo, cuando inician las labores anuales de la Asamblea Legislativa, que se conocen como Legislaturas.

Los miembros del Poder Judicial no son de elección popular. Los magistrados, sus autoridades superiores, los nombra la Asamblea Legislativa. Ellos constituyen la Suprema Corte de Justicia, que en su seno nombra su Presidente, su Vicepresidente y su Secretario, sin intervención directa de partidos políticos ni de ciudadanos.

La Suprema Corte de Justicia a su vez nombra los Magistrados del Tribunal Supremo de Elecciones, que internamente también elige, sin interferencia directa de los otros poderes, ni de una elección popular a sus propio Presidente. El Tribunal Supremo de Elecciones tiene hoy rango y reconocimiento de Poder de la República, con la misma Independencia, Libertad, Autonomía, Soberanía, exclusividad e indelegabilidad de funciones, como los otros poderes públicos.

Las elecciones nacionales eligen presidentes, vicepresidentes y diputados por un período de cuatro años. Esta ha sido una característica dominante en la vida política del país desde el siglo XIX, lo cual es también un valor democrático nacional que distingue a Costa Rica, en su estabilidad institucional.

Estos cuatro años de gobierno se caracterizan por dividirse en cuatro Legislaturas. En el caso actual, la Primera, del 1 de mayo del 2022 al 30 de abril del 2023, la Segunda, del 1 de mayo del 2023 al 30 de abril del 2024; la Tercera, del 1 de mayo de 2024 al 30 de abril del 2025, que es la que está terminando, y la Cuarta, del próximo 1 de mayo, de este año 2025 hasta el 30 de abril del 2026, cuando termina oficialmente sus labores la Asamblea Legislativa, para dar paso a la nueva que se nombre en febrero del 2026 y asume su ejercicio el 1 de mayo del 2026.

La escogencia de quienes dirigen la Asamblea Legislativa, en cada Legislatura, es potestad decisoria de los diputados. Escogen su Presidente, su Vicepresidentes, sus Secretarios y Prosecretarios, que generalmente son diputados de distintos partidos, porque así lo acuerdan.

En el actual gobierno, para las tres primeras Legislaturas ha sido nombrado Presidente de la Asamblea Legislativa el diputado Rodrigo Arias Sánchez. Así se ha decidido por los diputados, como resultado de negociaciones propias de los partidos políticos, y sus diputados, que están representados en la Asamblea Legislativa.

Para nombrar al Presidente legislativo se necesitan 29 votos de los 57 que representan la totalidad de los diputados.

Rodrigo Arias Sánchez, de los diputados actuales, es quizá el que más experiencia política ha tenido. Empresario y abogado de profesión le ha permitido conocer muy bien el mundo político e institucional del país.

Regidor, que ha sido, diputado y Ministro de la Presidencia, le ha formado como un gran conocedor del mundo político, empresarial, financiero, económico, y social nacional.

Como Ministro de la Presidencia que fue en dos ocasiones, 1986-1990 y 2006-2010, le formaron mejor en entender las relaciones de los podres públicos, porque el Ministro de la Presidencia, de cada gobierno, es el que debe manejar, negociar y representar, ante los distintos poderes públicos y ante los distintos sectores de la sociedad costarricense, los intereses y políticas del Poder Ejecutivo.

Como Presidente de la Asamblea Legislativa le ha tocado vivir una relación de atropello, de intimidación, de agresión, de desvalorización, de desprestigio que se ha lanzado, con toda la fuerza, contra este Poder de la República y contra sus diputados en general, cuando no de manera directa contra bastantes diputados por parte del Presidente de la República, situación que nunca se había dado.

De todos los diputados, el que mejor ha defendido a la Asamblea Legislativa de los ataques que le profiere el presidente Chaves es Rodrigo Arias Sánchez, en su condición de Presidente Legislativo. La defensa de Rodrigo Arias es de la Asamblea como institución, como Poder de la República independientes y es la mejor defensa que ha tenido los diputados de su condición representantes populares. Por eso también es que el presiente Chaves está contra la posible y eventual elección de Rodrigo Chaves como Presidente legislativo, porque el presidente Chaves no acepta opositores políticos, no acepta en su condición de iguales a los otros presidentes de los poderes públicos.

De la misma manera, de la forma más soez, grosera, irrespetuosa, ofensiva, de manera denigrante, el presidente de la República se ha lanzado contra la persona de Rodrigo Arias Sánchez, en su condición de persona, de ser humano y de Presidente de la Asamblea Legislativa.

En su agresión a Rodrigo Arias Sánchez el Presidente ha violado la independencia, la soberanía, la autonomía que la Asamblea Legislativa tiene, al intervenir directa y públicamente pidiéndoles a los diputados que el próximo primero de mayo NO VOTEN por Rodrigo Arias Sánchez para la presidencia de la Asamblea Legislativa. Se ha inmiscuido, ha tomado parte sin tener autoridad para ello, en los asuntos internos de los diputados y sus partidos. Los ha amenazado directamente de que si proceden votando por Rodrigo Arias tomará represalias contra los diputados y contra la Asamblea Legislativa. Ha intervenido al interior de los partidos políticos y sus fracciones parlamentarias tratando de dividirlos para que le ofrezcan resistencia electoral y política a la postulación que pueda tener Rodrigo Arias Sánchez para la presidencia legislativa.

El presidente Chaves ha metido caballitos de Troya, en algunos de los partidos políticos y fracciones parlamentarias, con la intención de “tener” sus propias “candidaturas” en la lucha que quiere ocasionar para la escogencia del próximo Presidente de la Asamblea Legislativa.

En el Partido Unidad Social Cristiana, y en el propio Liberación Nacional, el Presidente de la República ha logrado permearlos, ha logrado que en esos partidos “aparezcan” candidatos. En un caso aduciendo la necesidad y la importancia que una mujer pueda ser la Presidenta Legislativa, como parte de las políticas nacionales de género, que de paso la Guarida de Zapote no respeta, utilizando a esa diputada en sus legítimas aspiraciones que podría tener pero moviéndola más por las bajas pasiones políticas que se agitan en las peroratas presidenciales. En esta ocasión no está en discusión un tema de igualdad de género para la presidencia legislativa. Quien así lo quiera ver le hace el juego a la división parlamentaria y se pone al servicio, casi de alfombra de la Casa Presidencial., de la guarida del Jaguar. O, con el discurso de “darle oportunidad” a otro diputado de que dirija o presida el Poder legislativo, como un acto de “democracia”. En el caso de Liberación Nacional, estimulando, de la misma manera bajas pasiones dentro de ese partido y dentro de esa fracción, tratando de dividirlos.

Estos dos partidos, Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana son los que con más saña el presidente Chaves ha atacado, porque ha sido los partidos más gobernantes del país, de los 19 gobiernos que ha habido desde 1953, estos dos partidos los han ejercido 16 veces. Los ha llamado dictadores y tiranos que han gobernado solo para sus amigos y grupos corruptos, y le ha echado la culpa de todos los males nacionales. ¿Qué confianza pueden tenerle los diputados de estos dos partidos al presidente Chaves si los mantiene en la mira de sus ataques? ¿Acaso no se han dado cuenta que el discurso político, de beligerancia política que tiene Chaves, para las próximas elecciones es llamando a la gente a no votar por estos dos partidos principalmente? ¿No tienen claro que cuando Chaves llama a que en la próxima Asamblea Legislativa haya 40 diputados nuevos, distintos, se refiere a que no haya diputados de estos dos partidos?

Los elementos que en Liberación Nacional y en la Unidad Social Cristiana no entiendan ese discurso, y promuevan candidatos propios contrarios a la postulación de Rodrigo Arias, le está provocando un gran daño a la institucionalidad y a la democracia nacional.

El Frente Amplio y el grupo de Eli Feinzaig harían muy mal si deciden no votar por Rodrigo Arias. El próximo primero de mayo NO se está decidiendo en la Asamblea Legislativa el futuro de Rodrigo Arias. Se está decidiendo el futuro de Costa Rica, de su institucionalidad, de su democracia, de la estabilidad política nacional. Esto es lo que está en juego con los desplantes autoritarios y despóticos de Rodrigo Chaves en Zapote contra los poderes públicos. El Frente Amplio y los diputados de Eli Feinzaig, y los llamados diputados independientes deben hacer frente común con la candidatura de Rodrigo Arias. Es también lo que más les conviene a ellos. Los ataques, las burlas y los bajonazos de piso del presidente Chaves a los diputados del Frente Amplio y a los de Eli Feinzaig son credenciales para enfrentar cómo debe ser, desde la Asamblea Legislativa, el desgobierno que impulsa el Presidente Chaves en estos últimos meses de su desastre de gobierno.

La amenaza más tonta e idiota del presidente Chaves contra los diputados es advertirlos que si nombran Presidente de la Asamblea Legislativa a Rodrigo Arias NO NOMBRARA MINISTRO DE LA PRESIDENCIA. ¿Para qué sirve y a quien le sirve el Ministro de la Presidencia?

La Asamblea Legislativa, en cada una de sus cuatro legislaturas trabaja en Sesiones Ordinarias y Extraordinarias, en un total de seis meses cada una. Es decir, de los doce meses de cada Legislatura la Asamblea TRABAJA SEIS MESES, de manera exclusiva, única, que no puede alterar, SOLAMENTE PARA ATENDER, en las Sesiones Extraordinarias, LOS PROYECTOS DE LEY QUE LE ENVIE EL PODER EJECUTIVO, es decir, EL PRESIDENTE para su trámite. Si el Presidente no envía Proyectos de Ley, los diputados en esas Sesiones Extraordinarias no pueden sesionar, no pueden reunirse a tramitar Proyectos de Ley, porque la Agenda de estas Sesiones Extraordinarias la hace el Presidente o el Poder Ejecutivo.

Para eso es que se necesita un buen Ministro de la Presidencia, para que negocie con los diputados, con los partidos políticos en la Asamblea Legislativa, los Proyectos de Ley que envía el Poder Ejecutivo. Si no hay Ministro de la Presidencia, ¿quién los va a negociar? ¿El Presidente insultando a los diputados?

La amenaza del Presidente solo muestra su falta de entendimiento político, su falta de cerebro y de inteligencia emocional política, sino que a pocos meses de dejar el gobierno, a nueve meses de las próximas elecciones, no tiene nada en sus manos como grandes proyectos políticos, como acciones políticas legislativas, que le contribuyan a buscar votos para sus partidos jaguares o para él mismo si se tira al ruedo en julio próximo para buscar una diputación.

Si el Presidente está enojado y furioso con la Asamblea Legislativa, con los partidos y los diputados que la integran; si está enojado con Rodrigo Arias Sánchez, por sus apellidos, por su partido y por ser el mejor vocero parlamentario a sus diatribas y peroratas, y el mejor representante parlamentario en defensa de la institucionalidad y la democracia nacional, y por ser el Presidente Legislativo que lo recibiría, con respeto como él lo hace, lo que debe hacer el presidente Chaves es NO PRESENTARSE A LEER el Informe Anual, que constitucionalmente está obligado a hacer y entregar el primero de mayo.

Está obligado a enviarlo NO a leerlo. Tradicionalmente se ha hecho un acto público, político, de recepción de ese Informe, en el cual el presidente, acompañado de sus ministros, se presenta a leer ese Informe, en una ceremonia muy protocolaria.

Si NO se presenta personalmente, el Informe enviado de la gestión de gobierno, lo leería el Secretario de la Asamblea Legislativa en la fecha señalada para ello, el viernes dos de mayo. La Constitución Política estaría cumplida y el presidente Chaves feliz de no haberse presentado hipócritamente sonriente, y amigable, ante los diputados.

Los ministros están igualmente obligados a entregar un Informe anual de sus labores, en los primeros quince días de mayo. Esos Informes de ministros NUNCA se han leído como se hace con el del presidente. Tan solo se presentan. Los diputados tampoco los leen porque nunca se les da tiempo de análisis y discusión, entre los diputados, como se hace con el Informe presidencial, al que se le dedican tres sesiones parlamentarias para que se hable a favor o en contra de ese Informe. Si el presidente Chaves sigue sin nombrar Ministro de la Presidencia, seguirá sin que nadie le acepte el cargo, que puede ser el problema que tiene; sigue sin poder negociar sus proyectos de ley e iniciativas ejecutivas en la Asamblea Legislativa y, seguirá mostrando que no tiene nada en sus manos para dirigir el país; que seguimos sin brújula, sin sextante, sin astrolabio, sin velas y sin rumbo.

2014 y aquel increíble primero de mayo

Henry Mora Jiménez

Ese trepidante día mis asesores más cercanos y yo llegamos muy temprano al recinto legislativo. Había una poderosa razón: aún no contábamos con los votos necesarios para obtener la presidencia del Congreso.

Las negociaciones con el Frente Amplio resultaron rápidas y transparentes, gracias a un acuerdo sobre proyectos de ley que nos comprometíamos a impulsar. Algunos de ellos, como la reforma al código procesal laboral, que contó con el apoyo decidido de otras fracciones, se hicieron realidad. Otros, como Territorios Costeros Comunitarios fueron veladamente saboteados al inicio y abiertamente después.

También habíamos superado una agria y penosa disputa con un compañero y una compañera de la fracción, que objetaron mi “atrevimiento” (que no fue mío) a postularme para la presidencia legislativa. Decidieron mantener sus diferencias en privado, aunque un año después sí las harían públicas.

Las negociaciones con el PUSC se mantenían en vilo y no fue posible concluirlas hasta minutos antes de la votación, a cambio de ceder las dos secretarías del Directorio. Aunque sería más correcto decir que la votación no se realizó hasta que se amarraron los votos. Con don Luis Vázquez y don Jorge Rodríguez mantuve una linda y leal amistad durante nuestro paso por el Directorio, a pesar de que a menudo discrepábamos en el debate parlamentario.

Fue un año de intenso y acelerado aprendizaje, con yerros y aciertos, virtudes y defectos, penas y alegrías. Y no podía ser diferente estando en el centro de un torbellino llamado “política parlamentaria”. Doce meses después me convencí de lo obvio: la política partidaria “no era lo mío”, regresando a mi papel de “intelectual orgánico” en octubre de 2017, aunque ahora con mayores reservas. Y es que ese paso por la política me enseñó, entre otras lecciones, a valorar con mayor humildad la presunta “sabiduría académica”.

Me sirvo de la ocasión para volver a agradecer profundamente a quienes me acompañaron de cerca en esa imborrable aventura entre mayo de 2014 y abril de 2015. A Oscar, Gabriela, Lorena, Leonardo, Jorge, Rolando, Miguel, Cyd y Margoth. Sin sus consejos y apoyos no habría sobrevivido.