Red de Solidaridad con Palestina
En el año 2007 se realizó un referéndum muy apresurado para que el país decidiera si quería un Tratado de Libre Comercio con EEUU. Las críticas y objeciones a este tratado tenían que ver con la defensa de la soberanía del país y de la soberanía y aseguramiento de la producción local y de nuestro Estado Social.
A pesar de la población costarricense estaba comenzando a tomar consciencia de los riesgos, el TLC fue aprobado en ese año, por la manipulación mediática y por maquiladoras como la Jockey, que habían presionado para que sus empleados se manifestaran a favor, diciéndoles que si no se aprobaba el Tratado, perderían sus empleos. Resultó que con el TLC perdieron -de todas maneras- sus empleos pues la fábrica cerró un tiempo después.
Y así pasó con otras industrias y muchas otras actividades, como la agrícola, que terminaron siendo liquidadas, ya que entraron a competir con productos de EEUU, México y Canadá que eran subvencionados por sus gobiernos y que tenían mayor valor agregado y más bajo costo.
Nuestros campesinos se han ido extinguiendo por esto y tenemos un país vulnerable y dependiente de los precios y de la afluencia de productos que antes producíamos y daban trabajo a muchos costarricenses y residentes.
Igual, se fueron desmantelando instituciones como el ICE, en razón de cumplir con la apertura de mercado y la privatización de bienes y servicios del Estado.
El símbolo de esa lucha fue el corazón rellenado con la bandera de Costa Rica y las letras NO al TLC. En esa lucha, el pueblo costarricense vibró por miles en cada comunidad y en las calles de las principales ciudades del país. La mitad de la población votó contra el TLC. La otra mitad, muchos de ellos, fueron engañados para que respaldaran ese tratado. Hubo muchas amenazas y artimañas que lograron meter temor, especialmente en la última semana previa a la votación.
Hoy los mismos que entregaron el país están negociando un TLC con Israel. Un Estado artificial que es juzgado y condenado internacionalmente por G3NOC1D1O. No estarán en juego con este tratado bienes y servicios de lo poco que nos queda de patrimonio, pero lo que sí se entregaría es el aval moral y los principios que tiene Costa Rica como país de paz, no militarista y defensor de los Derechos Humanos.
Más allá de las «piñas» que unas empresas piñeras (contaminadoras además) le vendan a los «mataniños» y de recibir productos, especialmente de seguridad y ciberseguridad (lo que ya constituye un enorme riesgo para Costa Rica) de las manos ensangrentadas de las empresas israelíes, lo que el TLC con Israel significa es la aprobación, complacencia y respaldo político y moral a un ente de apartheid, g3noc1da, supremacista, expansionista y, a todas luces, violador del Derecho Internacional.
Por eso, vuelve nuestro corazón a latir contra el TLC -ahora con Israel- que, más que comercial, se convertiría en un Tratado de Impunidad G3noc1da. ¡No permitamos que nuestro país se convierta en un cómplice más!