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Etiqueta: religión y política

El Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo (CICDE) presenta: «Llamados a señorear»

El CICDE tiene el honor de invitar a la presentación virtual del libro «Llamados a señorear: El accidentado itinerario político del evangelicalismo en Costa Rica (1981-2014)» , del investigador Andrey Pineda Sancho. Esta actividad será transmitida el 5 de diciembre de 2024 a las 10:00 am a través de las redes sociales de Onda UNED y el CICDE.

La obra ofrece un análisis profundo sobre la evolución del poder religioso en Costa Rica, desde la cristiandad colonial hasta la pluralización religiosa actual impulsada por el protestantismo y el evangelicalismo. Además, explora el papel político que estas corrientes han asumido, analizando su integración en el escenario político nacional e internacional, así como la influencia de la geopolítica estadounidense en estas dinámicas.

Participantes:
Luis Paulino Vargas Solís : Catedrático jubilado de la UNED.

-Andrey Pineda Sancho : Autor e investigador del CICDE.

Transmisión:
Facebook Onda UNED: https ://www .facebook .com /ondauned
-Facebook CICDE: https ://www .facebook .com /CICDEUNED

Los «Rottweiler» del imperio

Mg. José A. Amesty Rivera

Recientemente, conocimos sobre la muerte del cardenal Joseph Ratzinger, quien fuera, Papa del catolicismo y Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, forjador de una de las campañas ideológicas, religiosas y políticas, más feroces de la iglesia católica, llamada “Restauración”, contra el surgimiento de la iglesia popular en América Latina, el marxismo, el comunismo en el mundo.

A propósito de su muerte, se publicó un artículo llamado «Muere Joseph Ratzinger, el «rottweiler de Dios«, quien destaca la ferocidad del cardenal, al catalogarlo como: neoconservador, fiera feroz, anticomunista y algo como la creación de un ministerio de la Ideología y de la información del Vaticano. Calificado por el ateo Richard Hawkins como «enemigo de la humanidad«. Según el escritor Brian Kelly, a la muerte de Ratzinger, Benedicto XVI: ninguna lágrima para el «Rottweiler de dios».

Este artículo no pretende ahondar más al respecto, sino hacer referencia, como lo indica el título, a algunos personajes y acciones imperiales que llamaremos «rottweiler» en EEUU y América Latina.

Con relación a esta raza canina (Rotweiler), es una de las razas más fuertes y poderosas del mundo debido a su gran potencia de mordida de 328 psi (unos 23 kg/cm). Es un perro considerado potencialmente peligroso debido a sus características físicas. Sus principales funciones son: perro policía, perro militar, perro de defensa y seguridad, perro guardián, entre otras funciones, según el uso que le den las fuerzas y cuerpos de seguridad y el ejército.

Como lo indica el artículo señalado arriba, personajes similares al cardenal rapaz, son: Ronald Reagan y Margaret Thatcher.

Últimamente, hemos conocido de acciones feroces del imperio «rottweiler», como los golpes contra Evo, contra Castillo, contra Lula, o el intento de asesinato contra Cristina Fernández, entre algunos.

Reiteramos, la nueva derecha «rottweliana» en América Latina, viene reaccionando con violencia, veamos el fallido atentado contra Cristina Kirchner, veamos la defenestración de Pedro Castillo en Perú, veamos el Golpe a Evo Morales, veamos las reacciones contra la Reforma Electoral propuesta por AMLO en México, veamos los intentos de desestabilización impulsados por EEUU a través de la antigua Asamblea Nacional en Venezuela.

En el caso venezolano, las medidas «rottwelianas», como el Bloqueo, comprenden 928 medidas coercitivas unilaterales que afectan al pueblo (764 directas y 164 medidas restrictivas). Estas medidas están diseñadas para “producir dolor”, y deben aplicarse donde más dolor causen (aplicar dolor, donde más duela).

Por otro lado, El Dr. Juan Eduardo Romero Jiménez, historiador, politólogo y profesor universitario, retrata al «rottweiler» Bolsonaro, «Bolsonaro representa un fenómeno mundial: la nueva derecha que transmuta su lenguaje, pero que en el fondo sigue siendo excluyente, segregaría, etnocéntrica, violenta. Bolsonaro se asume como lo hizo Trump cuando ganó la Presidencia de EEUU. O como lo hace Le Pen en Francia, o como lo hizo Macri en Argentina con el PRO. No es un fenómeno aislado y debe ser visto con preocupación, incluso en nuestro territorio. El uso de la religiosidad como arma política no es nuevo, ni lo será. Si algo caracteriza los momentos de crisis, es el recurrir a la fe como impulso vital«.  

Barack Obama, Bill Clinton y Bush, estos tres estadounidenses invadieron nueve países en veintitrés años, mataron de manera directa e indirecta a once millones de civiles y nadie los llama criminales de guerra.

Otro caso es el de Stephen Kevin «Steve» Bannon quien se desempeñó como estratega jefe de la Casa Blanca en la administración del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, durante sus primeros siete meses de mandato hasta el 18 de agosto de 2017, cuando fue despedido. Los puntos de vista políticos y económicos de Bannon han sido descritos por otros como nacionalistas, populista de derecha y paleoconservador.  Él se auto identifica como conservador. Rechaza las acusaciones de que es un nacionalista blanco, llamando a los nacionalistas blancos «perdedores», un «elemento marginal» y una «colección de payasos».

Así, el nuevo conservadurismo americano, el movimiento conservador en desarrollo en los últimos meses en Estados Unidos, rompe los moldes del republicanismo tradicional y evoca el carácter racista, nacionalista y fanático del fascismo.

En otra área, en el campo protestante evangélico norteamericano, según el Instituto Tricontinental de Investigación Social, «el proyecto imperialista de Estados Unidos está íntimamente ligado a esa visión religiosa fundamentalista de que ellos son los enviados de Dios para civilizar a los bárbaros. El protestantismo estadounidense ha sido la justificación religiosa de todas sus acciones imperialistas y no se puede separar al imperialismo del fundamentalismo religioso, cuyos adeptos ven su lucha como una guerra del bien contra el mal que atraviesa no solo la religión, sino la política, el poder militar, la educación y el medio ambiente. El fundamentalismo religioso se inserta en el mundo posicionándose activamente contra sus opositores en varias dimensiones, atravesando la vida cotidiana de las y los trabajadores. En este sentido, convencer al otro es un elemento importante de esta narrativa, dado que justifica la máxima protestante: “convierte al individuo y la sociedad se transformará”. Ya no son más los pecados individuales los que deberán ser purgados, sino el pecado de todas las naciones«.

Finalmente, debemos dejar constancia de la agresividad, en estos momentos, sobre el pueblo peruano, según el diario peruano «El Diario Internacional.com» del Perú, quien señala: «finalmente, cabe resaltar que la feroz represión policial y militar en el Perú donde no hay dudas que la represión se hace bajo la consigna clara de no solo disuadir, sino principalmente aniquilar con armas letales a los manifestantes; viene acompañada de una fuerte carga ideológica donde se entremezclan el macartismo o “terruqueo” (como se le llama en el Perú), racismo, aporofobia y el afincamiento ideológico por el cual se justifican muertes de infra ciudadanos por ser pobres, campesinos y de la sierra por gente que ha asumido el poder y se autopercibe como el último bastión de la lucha anticomunista en Latinoamérica, pues levantan de manera caricaturesca y delirante una narrativa propia de la otrora guerra fría, por la cual las elites peruanas “terruqueano” no solo a la gente del sur peruano y a los manifestantes de otras regiones del país, sino incluso a los gobiernos de Bolivia, Chile, Brasil, Colombia, Argentina y México«.

La lista sería larga de los «roittweilers» imperialistas, gringos y latinoamericanos, solo que este breve artículo lo que desea es mostrar la presencia y acción de estos seres caninos y su influencia en la sociedad.

 

Imagen con fines ilustrativos tomada de movimientopoliticoderesistencia.blogspot.com

Peligros del uso político electoral de las convicciones religiosas

Las agrupaciones, organizaciones e instancias firmantes, queremos llamar la atención de las personas ciudadanas ante acontecimientos derivados en la segunda ronda electoral para elegir el próximo presidente de la República. Estos hechos debilitan el ejercicio ciudadano en la definición de las políticas públicas y derechos consagrados en la normativa del país, así como también, el ejercicio transparente de la fe de las personas. Nos preocupan los siguientes hechos y riesgos para la sociedad costarricense:

1.            El uso instrumental de lo religioso para obtener votos. Cuando la religión se usa de forma calculada para aumentar los votos de candidaturas específicas, pierden las personas ciudadanas, porque, como en otros casos, las decisiones públicas no se toman desde los intereses de la ciudadanía en toda su amplitud y heterogeneidad y, por el contrario, se establecen desde los pactos realizados entre los políticos de turno y unos pocos líderes; se corre el peligro que de esta manera se repartan puestos y recursos públicos de forma poco transparente y antidemocrática. Pierden también las personas creyentes, porque su fe se instrumentaliza y se entrega a cambio de influencias y recursos para líderes religiosos específicos y sus corporaciones religiosas. Así, se corre el riesgo de hacer de la fe un negocio o botín político y luego, esos líderes pueden quedar atados a los privilegios del poder.

2.            De esa manera, los compromisos realizados por candidatos con corporaciones religiosas particulares podrían hipotecar políticas públicas, puestos de gobierno y recursos del Estado, favoreciendo intereses corporativos de líderes religiosos específicos, con el riesgo de dejar de lado criterios de idoneidad y probidad.

3.            El desconocimiento de la diversidad religiosa, espiritual y conviccional de la población costarricense.

4.            El uso malintencionado, engañoso y desinformado de términos como “género”, para congraciarse con determinados sectores, descalificando y desconociendo los derechos de las mujeres y de la población sexualmente diversa, asociados a ese término.

5.            A partir del punto anterior, se debilitan derechos reconocidos por tratados internacionales y la normativa nacional. Así, se corre el riesgo de promover conductas sociales de descalificación y agresión a mujeres y a grupos diversos.

6.            El peligro de empeñar la educación a agendas moralistas determinadas, violentando derechos que ya forman parte del corpus jurídico nacional.

Por lo que manifestamos nuestro rechazo:

–              a cualquier uso instrumental de lo religioso para ganar votos a favor de candidatos específicos,

–              al uso calculado y manipulado del término “ideología de género” para atentar contra derechos fundamentales de mujeres, minorías y diversidades y para pasar por encima de la institucionalidad costarricense.

A cambio promovemos:

–              El reconocimiento de la diversidad religiosa, espiritual y conviccional de la población costarricense.

–              La visibilización y recuperación de la plural y heterogénea riqueza espiritual y cultural de Costa Rica y los aportes que ofrece para construir la paz y la cordialidad, entre los seres humanos y entre estos y el planeta.

–              Pensar el presente y futuro del país desde los valores democráticos, de respeto y convivencia dentro de procesos ciudadanos, colectivos, públicos y transparentes que permitan generar una sociedad cada vez más inclusiva, libre, justa y solidaria.

San José 29 de marzo, 2022

Con convicción y esperanza:

o             Foro Interreligioso de Costa Rica.

o             Foro de Educación Religiosa de Costa Rica.

o             Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión (EECR), de la Universidad Nacional (UNA).

o             Universidad Bíblica Latinoamericana (UBL).

o             Asociación Luterana de Centroamérica (Casa Adobe).

o             Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo (CICDE-UNED).

o             Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI).

o             Centro Dominico de Investigación (CEDI).

o             Red de Ecoespiritualidad.

o             Comunidad Fray Bartolomé de las Casas, Dominicos.

o             Observatorio de lo Religioso.

o             Observatorio de Género y Medios (GEMA).

o             Organización Interseccional Pro Derechos Humanos en Costa Rica (OIDHCR).

o             Colectivo Diásporas Feministas.

o             Iglesia Metodista Wesleyana Costarricense, Señor De La Paz.

o             Grupo Reflexión Acción.

o             Colectivo Festival Ecológico.

o             Colectivo Las de Magdala Podcast.

o             Colectiva Coexistir de Cartago

o             Asociación Voces Nuestras

o             Red de Interculturalidad

Llaman a no arruinar testimonio evangélico

«Como evangélico bautista creo en la separación de la religión y el Estado, pero no por eso separo fe y sociedad, ni teología y política, ni mucho menos discipulado cristiano y compromiso con la transformación social y la opción preferencial por las personas vulnerables. Lo qué hay que replantear con urgencia es la participación de las iglesias, sus pastores y otros líderes en la política partidista, antes de que sigan arruinando el testimonio evangélico y, lo peor, improvisando con modelos teocráticos en la administración del Estado». TWITTER: @HAROLDSEGURA

 

Harold Segura es pastor Bautista colombiano, líder evangélico latinoamericano, vive en Costa Rica y trabaja para Visión Mundial Latinoamérica.

Foto: https://laicismo.org/

Compartido con SURCOS por Alberto Rojas.

No en mi nombre, estimado monseñor

No en mi nombre, estimado monseñor No formo parte de ese supuesto «clientelismo político» suyo.

Interpelación, respetuosa pero firme, de Pilar Ureña, laica católica, de larga andadura en luchas por la justicia, inspiradas en el Evangelio, al Obispo Manuel E. Salazar Mora, por su discurso del pasado 2 de agosto.

Monseñor

Manuel Salazar Mora,

Obispo de Tilarán y Liberia.

Estimado Monseñor

Como ansiada agua de mayo hemos esperado y finalmente escuchado, la homilía que ha dirigido usted a los costarricenses el pasado 2 de agosto. Homilía ansiada, pues se ha hecho costumbre que el pueblo de Dios siempre espera escuchar de sus hermanos obispos las orientaciones, la luz y la guía del Evangelio que nos ayuden a enfrentar los graves problemas que aquejan a nuestra sociedad costarricense y que día a día, en nuestro diario vivir, enfrentamos cuando tratamos de construir la sociedad más justa posible.

Efectivamente el pueblo costarricense se encuentra hoy día a merced de una serie de corrientes económicas, filosóficas, religiosas, que surgen, en síntesis, desde el más profundo egoísmo. Estas corrientes, todo lo pervierten confundiendo a todos, desde el más pequeño hasta el más poderoso. Sus palabras se esperan porque alientan y consuelan los anhelos más íntimos de todas las personas de buen corazón que se encuentran trabajando un día sí y otro también en la construcción del bien común. Nos invita a superar el egoísmo como raíz de todos los males para construir una sociedad de amor y de justicia.

Sin embargo, tengo la impresión de que su intento de brindar estas luces, se puede haber visto opacado por algunos conceptos que, en mi humilde opinión, generan confusión en este pueblo de Dios que habita la pequeña Costa Rica y desequilibran y desarmonizan el mensaje que ha querido dejarnos a los costarricenses.

Coincido con usted en que los católicos, ciudadanos también de este país, “tenemos el derecho inviolable a meternos en política”. Entendida la política, con usted muy bien señala, como “el esfuerzo para construir el Bien Común”. En ese sentido, como pequeños granos de levadura, los creyentes intentamos fermentar la masa. Intentamos ser sal de esta tierra bendita… sembramos día a día el grano de mostaza, la semilla que el sembrador nos ha dado, a la espera del gran Viñador, cuando venga a recoger su cosecha. Siervos inútiles somos, que trabajamos día a día en Su Viña. Y cuando hacemos esto, lo hacemos con la absoluta certeza de que construimos así su Reino.

Cada creyente, desde nuestros propios carismas y llamados personales del Señor. Cada uno, en nuestro diminuto espacio… grande o pequeño, ejecutando o dirigiendo, como ciudadano o como gobernante.

Sé que estando en el mundo, sin ser del mundo, y en el caso de Costa Rica, en el débil ejercicio de la democracia, los creyentes debemos enfrentar nuestras convicciones, contra viento y marea en un mar turbulento de ideas y de conflictos creados con oscuras intenciones. Sé que la mayoría de las veces saldremos maltrechos (eso se lo digo desde un corazón muchas veces herido y quebrantado). Como creyentes hemos sido vencidos en muchas de esas batallas…comenzando con la más dolorosa y gloriosa al mismo tiempo, la que terminó con Jesús colgado en una Cruz. Con Él y gracias a Él, hemos logrado resucitar, una y otra vez, de todas las experiencias de muerte o de desoladoras “noches obscuras”, consolados siempre por el Dios de la Vida.

Además, los creyentes, lentamente, hemos aprendido a discernir y reconocer las “semillas de Reino” presentes en el mundo… La presencia silenciosa y permanente del Dios Creador que descubrimos en el encuentro con todas las culturas y en todos los tiempos.

Quiero hacer una pequeña anotación sobre este espacio particular del Reino de Dios, donde el creyente participa en todas las esferas de la política (entendida como usted lo dice, como la búsqueda del bien Común). Ese espacio de la política ha sido asignado al pueblo de Dios en su estado laical, desde el Evangelio y desde la Doctrina Eclesial. Estoy convencida de que no es necesario que ahonde más en la esencia de la misión de los Obispos y de los sacerdotes, quienes, con una gran sensibilidad social, formación y claridad, deberán acompañar al laicado en esta gran tarea de la construcción del Bien Común con la acción política.

Es aquí donde siento yo que existe un desafortunado concepto expresado en su homilía: Hace usted afirmaciones muy serias sobre el derecho de los creyentes a participar en la política (cosa de lo que, en mi opinión, en Costa Rica nadie puede quejarse, pues hasta un Pastor Evangélico estuvo a punto de ganar las pasadas elecciones). Esta confusión nace, al terminar usted con una frase que perfectamente podría confundir a cualquiera que desconozca nuestra historia nacional y nuestra eclesiología católica. Dice usted “Y los clérigos políticamente tenemos derecho ¡a no ser ciudadanos de segunda categoría, minoría discriminada”

Antes de continuar, debo aclararle que no soy partidaria de don Carlos Alvarado. Tengo dificultades para defender su gestión y su capacidad de comunicación con los diversos sectores sociales del país. Tal vez esta aclaración me permita hacerle este comentario sin que lo considere usted que me mueven pasiones político-partidarias.

Ustedes, sacerdotes y obispos no han sido discriminados de la participación política en Costa Rica. En el momento de recibir y aceptar la llamada de Dios a tan maravillosa vocación renuncian voluntariamente a esa posibilidad, de igual manera a como asumen, por ejemplo, el celibato, la pobreza y la obediencia. Son decisiones personales de obediencia a lo interno de la vida eclesial. Estos conceptos son elementos básicos de nuestra formación catequética, documentada en nuestro básico Catecismo, pero además sustentados en infinidad de documentos doctrinales. Es igual a la renuncia que hacemos los laicos, a tener varios esposos, o a divorciarnos (aunque exista una ley que lo permita) o nuestras elecciones personales de llevar una vida austera. Son renuncias y opciones personales, tanto las suyas como las nuestras, las cuales asumimos porque creemos en ellas. En este tipo de decisiones, el Estado no participa, ni debiera participar nunca.

Es por eso, que, en esta pequeña Costa Rica, desconcierta escuchar en un documento eclesial, la frase con la que finaliza su párrafo: “Los creyentes tenemos derecho a la libertad religiosa, la exigimos.” Afirmar eso en la Costa Rica histórica y la Costa Rica actual me parece que hace exacerbar los ánimos en un pueblo confundido y que requiere de la mayor lucidez en este momento histórico.

Debo decirle, que como creyente, nunca me he sentido discriminada, en razón de mi fe o en el ejercicio de mi vocación laical, la cual trato de asumirla con la responsabilidad y la entrega que mis pobres limitaciones personales permiten. Creo que debemos tener mucho cuidado con las generalizaciones expresadas sin fundamento concreto. No es cierto que “Como católicos nos sentimos a veces marginados e invisibilizados, por autoridades civiles”. Victimizarnos a nosotros mismos, por asunto de nuestra fe, cuando muchos sectores sociales viven en la más absoluta y sistemática marginación e invisibilización, sin voz y en el absoluto abandono, para mí ha sido vergonzante, estimado Monseñor. Los pueblos indígenas, las mujeres pobres y marginadas, las personas migrantes, los pueblos despojados de su derecho a una nacionalidad, las personas asesinadas por defender la Naturaleza y a sus pueblos y a sus tierras, ¡cuántos rostros del Cristo sufriente, realmente marginados e invisibilizados por las autoridades civiles!… ¿con qué cara puedo presentarme ante ellos a decirles que he sido marginada e invisibilizada por mi fe?

El otro de los puntos que me ha generado un gran desconcierto, es su discurso sobre las personas sexualmente diversas. Sin ánimo de ofenderle, debo decirle que ha actuado usted como lo hace la típica persona homófoba: “Yo no soy homófobo… pero” Ese terrible “pero” que cae como losa pesada sobre las personas que viven en la más profunda angustia, porque no se entienden, porque no saben qué es lo que les pasa, porque no saben cómo amar a su hijo o hija amada, que buscan con desesperación una salida a lo que está viviendo. Algunas de estas situaciones, fruto de abusos que nacieron en nuestra amada Iglesia. Ese “pero” maldito, que termina condenando al otro: “Pero también es cierto, que tenemos derecho a exigir respeto a las creencias cristianas de la mayoría de la sociedad costarricense”.

No solo se ha contentado usted con borrar con el codo, la maravillosa lección cristiana de amor, nacida del mismo Maestro Jesús, sobre la acogida en el amor a las personas sexualmente diversas que señala al inicio del párrafo, sino que además, ha osado aglutinarnos a los creyente en un supuesto y “fuerte caudal político” para defender sus ideas, sean las que sean, que por cierto, según su texto, parecen ser la mismas que hemos escuchado a los fundamentalistas y recalcitrantes cristianos, ahora sus aliados .

No en mi nombre, estimado Monseñor. No formo parte de ese supuesto “clientelismo político” suyo, que reclama algún tipo de regalía. No desde mi fe en el Jesús del Madero y por su padre Resucitado. Mi obediencia, a prueba a lo largo de los años de trabajo en la Iglesia, no llega a tanto.

Los derechos humanos de las minorías no afectan de ninguna manera los derechos humanos de las mayorías. No se preocupe usted. Un derecho humano alcanzado por una persona beneficia a toda la humanidad. Un derecho humano violentado a una persona, violenta a toda la humanidad. Este principio básico, nos debe llenar de paz, Monseñor. Como creyentes no debemos temer: leyes que traten de humanizar los derechos (humanos y civiles) de una minoría no afectan a nuestra vida cristiana y nuestra libertad de vivirla. Es tarea nuestra, interna, de los cristianos, formar a nuestros hijos en el amor, en el respeto, en la tolerancia, en los principios de la justicia y de la paz, formarlos en la fe, y ser contrapeso, desde el amor, al egoísmo. Ahí tiene usted razón: a mis hijos los educo yo… pero agrego: en el Amor y la tolerancia.

Como lo dijo el Maestro: «Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al padre de familia que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo”.

Me encantó por cierto su frase: “La política es el arte de negociar: a veces ceder para ganar todos.” Con todo respeto, Monseñor, debería comenzar a ponerla en práctica.

María del Pilar Ureña Álvarez

Compartido con SURCOS por el Centro Dominico de Investigación (CEDI).

Alberto Rojas analiza ruptura en Restauración Nacional

El catedrático de la Universidad Nacional y profesor de sociología en la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión de esa casa de enseñanza superior, Alberto Rojas, realizó en el programa Desayunos de Radio Universidad, un análisis de la ruptura que se produjo en la fracción del Partido Restauración Nacional.

Junto a los conductores el politólogo Constantino Urcuyo y el economista Ronulfo Jiménez, AlbertoRojas hizo una amplia y profunda exposición de los elementos sociológicos y doctrinarios implicados en el nacimiento de una nueva fracción independiente afecta a Fabricio Alvarado y la reducción de los votos legislativos del partido que encabeza Carlos Avendaño.

SURCOS recibió de Alberto Rojas el enlace mediante el cual se puede escuchar la conversación, la cual, inicia en el minuto 19 del programa. Siga este vínculo y espere a que cargue el programa: