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Etiqueta: República Popular China

La gobernación y administración de China: una obra que Occidente rehúsa leer

¿Sabías que existe esta obra monumental?

Cuatro tomos, más de 350 documentos oficiales, discursos, entrevistas y textos programáticos del presidente Xi Jinping, traducidos al español, publicados por la Editorial de Lenguas Extranjeras de China y disponibles hace años. Y sin embargo, casi nadie en Occidente los ha leído. Ni en la academia, ni en los gabinetes presidenciales, ni en los comandos de campaña de la derecha. Tampoco en la izquierda, pero esa es otra historia.

Políticos de derechas y ultraderechas, y operadores fascistas en ascenso por todo Occidente, critican a China con una virulencia casi ritual. Hablan de autoritarismo, control, dictadura, amenaza roja. Pero no han leído ni una página de la obra doctrinaria de su principal antagonista. Se indignan, insultan, profetizan el colapso chino, y todo lo hacen en la oscuridad de su ignorancia.

Y no se trata solo de la ultraderecha. La clase política tradicional occidental —de centro, de derecha, e incluso en muchos casos del progresismo cómodo— rara vez lee un libro completo. Se conforman con resúmenes, con frases de ocasión, con titulares de columnas de opinión que no profundizan nada. Y en el caso extremo, esa ultraderecha ignorante que repite hasta la Biblia sin haberla leído realmente. ¿Cómo se combate contra eso? ¿Con libros? ¿Con pensamiento riguroso? Resulta, muchas veces, contraproducente y hasta absurdo. ¿Hacemos memes? ¿TikToks de 3 minutos? ¿Animaciones en 3D con caricaturas? Dejo la reflexión abierta.

Lo que sigue no es un panegírico ni una defensa ideológica. Es una invitación radical a pensar. Leer a Xi Jinping es una necesidad geopolítica. Entender el modelo chino desde su propia voz es una obligación para cualquiera que pretenda gobernar, legislar o escribir con mínima responsabilidad política en este siglo. Este texto está dirigido, sobre todo, a esa clase política occidental que se enorgullece de sus prejuicios y desprecia lo que no entiende. Y está escrito, también, para quienes nos enfrentamos a ella.

Yo también estoy leyendo estos tomos. No desde la devoción ni desde el prejuicio, sino desde la necesidad de entender qué sostiene a una potencia que no solo resiste, sino que avanza. Y lo confieso con la misma honestidad con que escribo estas líneas: me asombran, me interpelan, me obligan a pensar. A cada página, hay una estructura. A cada concepto, una historia. A cada omisión occidental, una página entera de documentos.

¿Quieres que te seduzca? Solo con leer los índices de esta colección uno intuye la vastedad de lo que se intenta gobernar desde allí. Cada tomo abre una puerta distinta: al combate contra la pobreza, a la gobernanza digital, a la moral socialista, a la diplomacia alternativa. Y es por eso que he decidido incluirlos íntegramente en este texto, uno a uno, para que puedan apreciarlos con calma. Pero antes, van los abstractos comentados: pequeñas ventanas interpretativas que abren paso a las venas internas de esta obra.

ABSTRACT GENERAL

La gobernación y administración de China es la obra central del pensamiento de Xi Jinping como secretario general del Partido Comunista Chino. Publicada entre 2014 y 2023 en cuatro tomos, ofrece una exposición ordenada, estratégica y progresiva de los fundamentos políticos, económicos, culturales y diplomáticos del modelo chino en la “nueva era”. Cada volumen contiene entre 79 y 109 documentos oficiales, organizados temáticamente, y recorre desde la consolidación del poder tras el XVIII Congreso del Partido hasta la proposición de un orden mundial multipolar postpandémico. Leer estos textos no es rendirles pleitesía, sino asumir que la competencia global requiere inteligencia.

El Tomo I presenta al “Sueño Chino” como horizonte de unidad nacional, al mismo tiempo que lanza la purga anticorrupción más profunda del siglo XXI. El Tomo II despliega con crudeza la estrategia de erradicación de la pobreza extrema y la convierte en política de Estado. El Tomo III responde a la pandemia con un modelo de control social altamente eficaz, que Occidente no quiso entender. Y el Tomo IV plantea la “prosperidad común” como nuevo pacto social post-neoliberal, mientras sugiere una reforma global del orden mundial. Quien se atreva a leer, no volverá a hablar de China como antes.

RESEÑA CRÍTICA Y ESTRUCTURAL

Esta colección no es literatura propagandística. Es un artefacto de gobierno. Es un instrumento de dirección doctrinaria. Es, sobre todo, una arquitectura de mundo. Xi Jinping no escribe para cautivar a Occidente, sino para sentar las bases de un modelo que desafía la hegemonía occidental desde el poder, no desde la queja.

La derecha europea y americana no quiere leer estos libros porque teme encontrar en ellos algo que funcione. Algo que cuestione su dogma del libre mercado absoluto. Algo que revele que es posible erradicar la pobreza sin democracia liberal, garantizar estabilidad sin alternancia y construir comunidad sin individualismo como ética.

Y más aún: Occidente teme que sus democracias en crisis —muchas veces inoperantes, desvirtuadas, capturadas por élites o vaciadas por la apatía— encuentren sentido en un modelo distinto. ¿Quién dice que el sistema de representación popular en China no es representativo? El Partido Comunista Chino cuenta con más de 98 millones de miembros activos. Dentro de él conviven opiniones, focos, líneas de pensamiento, críticas y propuestas. Y es en ese plano interno, estructurado por un ascenso basado en mérito y formación —donde no se cuela un solo ignorante—, que se discute políticamente el país. Las decisiones se toman por equipos competentes, después de extensos análisis, reflexión, pragmatismo y, sobre todo, principios fundamentales compartidos.

Leer y considerar estos escritos nos obliga a contrastar. ¿Qué sistema de representación representa realmente a sus supuestos representados? ¿Qué democracia? Díganme un solo país occidental donde hoy no haya una crisis estructural de legitimidad, participación o sentido político. ¿Dónde no se esté gobernando con encuestas, emociones o marketing en lugar de con ideas, programas y principios?

La izquierda tampoco los lee. Prefiere mirar con sospecha todo lo que huela a control o disciplina. Pero el problema es estructural: nuestra cultura política occidental, en su conjunto, desprecia lo que no domina. Y en ese desprecio se condena a la irrelevancia.

TOMO I: FUNDAMENTOS Y LIDERAZGO INICIAL (2012–2014)

Este volumen sienta las bases doctrinarias del Xiísmo. El “Sueño Chino” aparece como horizonte nacional de rejuvenecimiento colectivo, mientras se desata una campaña anticorrupción sin precedentes. No hay eufemismos: se trata de una purga política diseñada para reforzar la autoridad moral del Partido, una operación quirúrgica en la élite que marcó el tono de todo el mandato de Xi. En sus primeros discursos, Xi denunció que “el colapso de la URSS fue causado por la pérdida del alma ideológica del Partido”, y dejó claro que no permitiría la repetición de esa historia.

La consigna del Estado de derecho con características chinas aparece tempranamente como una forma de disciplina social, no como un símil del constitucionalismo liberal. El discurso inaugural de Xi en el Comité Central de 2012 ya contiene el germen de esta noción: la ley no es un límite al Partido, sino un instrumento para la cohesión de su proyecto. Por eso, el índice abre con la reafirmación del socialismo a la china y el llamado al renacimiento nacional.

Cuando Xi habla del Sueño Chino, no lo hace desde la retórica emocional, sino desde un programa: reducir la pobreza extrema (logrado antes de 2021), reconectar con la historia milenaria del país y proyectar orgullo nacional en el escenario global. Todo esto se acompaña de una renovación de la diplomacia vecinal, una ofensiva de soft power en Asia-Pacífico y África, y una visión sistemática del desarrollo ecológico, como se plasma en su famoso discurso sobre la “civilización ecológica” (2013), en el que declara que “las montañas verdes son también montañas de oro”.

La inclusión de Hong Kong en el índice —“Un país, dos sistemas”— no es casual. Desde este tomo comienza la preparación ideológica de la reunificación. En simultáneo, se observa una política activa de inserción cultural, revitalización moral y reconstrucción de comunidad, con una advertencia implícita: el Partido no es sólo gobierno, es también conciencia, escuela y estructura de sentido.

Este primer tomo no solo inaugura una doctrina, sino que codifica un nuevo tipo de liderazgo. Aquí, el índice cobra vida propia: cada entrada se convierte en una pista hacia el diseño de una China que busca afirmarse desde su especificidad.

ÍNDICE DEL TOMO I:

Socialismo con Características Chinas
El Sueño Chino
Reforma General y Profunda
Desarrollo Económico
Estado de Derecho
Una China Culturalmente Avanzada
Emprendimientos Sociales
Progreso Ecológico
Defensa Nacional
Un País, Dos Sistemas
Desarrollo Pacífico
Nuevo Modelo de Relaciones entre los Grandes Países
Diplomacia Vecina
Cooperación con Países en Desarrollo
Relaciones Multilaterales
Lazos Estrechos con el Pueblo
Combate a la Corrupción
Liderazgo del Partido Comunista
Apéndice: Hombre del Pueblo

TOMO II: CONSOLIDACIÓN Y PROYECCIÓN INTERNA (2014–2017)

Este tomo refleja un Partido que ya no necesita justificar su autoridad, sino demostrar su eficacia. Xi ya ha tomado el control absoluto del aparato central, y ahora articula la llamada “disposición estratégica de las cuatro integralidades”: construcción económica, profundización de reformas, gobernanza según la ley y rectitud del Partido. A partir de aquí, los discursos comienzan a operar como verdaderos programas de Estado.

Uno de los momentos más significativos es la declaración de “triunfo definitivo en la culminación de una sociedad modestamente acomodada”, que implicó sacar de la pobreza a más de 700 millones de personas en menos de una generación. En cada alocución sobre pobreza, Xi insiste en su concepto de precisión: no basta con subir el PIB, hay que saber dónde vive la pobreza, qué la causa, y qué políticas funcionan en cada territorio. Eso se traduce en despliegue tecnológico, censos digitales y asistencia planificada.

En materia de cultura socialista, se reactiva la pedagogía ideológica como parte del bienestar. Se distribuyen gratuitamente textos marxistas, se crean canales de televisión educativos y se refuerza la censura no como represión, sino como pedagogía pública. Se habla abiertamente de “crear una atmósfera de pensamiento correcto”.

Este tomo también sistematiza la noción de comunidad de destino compartido, uno de los conceptos clave de la doctrina Xi. Esta idea aparece por primera vez en un discurso ante la ONU y se repite luego en foros africanos, latinoamericanos y asiáticos, apuntando a una arquitectura mundial multipolar, donde los pueblos compartan recursos, infraestructuras y destino, sin la hegemonía unilateral de Estados Unidos.

Es un índice que traduce la maduración de una doctrina. Las categorías ya no son ideas aspiracionales: son resultados, métodos y campos de expansión estratégica.

ÍNDICE DEL TOMO II:

Mantener y desarrollar el socialismo con peculiaridades chinas
Ampliar las perspectivas de la causa socialista
Dirección del Partido como rasgo esencial del sistema chino
Disposición estratégica de las “cuatro integralidades”
Integración del sueño chino con el anhelo popular
Sin olvidar las aspiraciones fundacionales
La Gran Marcha contemporánea
Sociedad modestamente acomodada y revitalización
Popularización del marxismo con características chinas
Triunfo definitivo en la culminación de la sociedad acomodada
Fase decisiva y superación de dificultades estructurales
Lucha precisa contra la pobreza
Reformas estructurales continuas
Democracia socialista y gobernanza científica
Cultura socialista y valores comunes
Civilización ecológica y medioambiente
Modernización del Ejército Popular
Gobernanza moderna y autoconstrucción del Partido

TOMO III: CRISIS, RESILIENCIA Y REFORMA (2017–2020)

Este volumen está atravesado por el golpe civilizatorio de la pandemia de COVID-19. Los discursos y documentos reunidos aquí revelan una capacidad de reacción institucional muy superior a la de cualquier país occidental. Xi articula una estructura de comando político-científico centralizado, con mecanismos de seguimiento digital, cierre preventivo de fronteras internas y cooperación entre regiones para blindar zonas vulnerables.

La frase más repetida en este período es “el pueblo primero”, pero no como consigna abstracta, sino como principio rector de la política sanitaria. Desde marzo de 2020, cada provincia china tuvo planes de emergencia específicos, con coordinación directa desde el Comité Permanente. Al mismo tiempo, se documenta una aceleración de la gobernanza basada en datos, en la que sistemas de trazabilidad, inteligencia artificial y control territorial se funden con el aparato político.

El índice también revela el énfasis creciente en autorreforma del Partido: auditorías internas, rotación de cargos, controles ideológicos, y exigencia de formación continua. Esta parte de la obra confirma que el Partido Comunista Chino no es una máquina cerrada, sino un sistema de perfeccionamiento político permanente, sometido a tensiones, errores y ajustes.

El lector encontrará aquí no solo un registro de crisis, sino una exhibición de resiliencia como modelo. El índice está compuesto como una arquitectura: cada entrada funciona como pilar de una misma estrategia de largo plazo.

ÍNDICE DEL TOMO III:

Socialismo con características chinas para la nueva era
Liderazgo absoluto del Partido
Sistema y capacidad de gobernanza estatal
El pueblo como soberano
Erradicación de la pobreza y sociedad moderadamente próspera
Reforma estructural sostenida
Nueva apertura integral
Prevención de riesgos sistémicos
Desarrollo de alta calidad
Consolidación de la democracia socialista
Revitalización cultural china
Mejoramiento del bienestar social
Ecología y civilización verde
Ejército fuerte y leal al Partido
Hong Kong, Macao y reunificación
Diplomacia de gran país con características chinas
Comunidad de destino compartido para la humanidad
Autorreforma del Partido
Lucha contra el COVID-19 y dirección política en la emergencia

TOMO IV: MADURACIÓN DEL MODELO Y PROPUESTA GLOBAL (2020–2022)

En este tomo, la doctrina alcanza una etapa de formulación integral. La palabra clave es “prosperidad común”, entendida no solo como distribución material, sino como garantía estructural de igualdad de condiciones para todas las regiones y clases sociales. Se trata de cerrar la brecha entre las ciudades hipertecnológicas del este y las zonas rurales del interior. Aparecen propuestas como el “impuesto a la riqueza silenciosa” y regulaciones severas al sector tecnológico, que escandalizaron a los medios financieros de Wall Street.

La noción de “liderazgo global responsable” reemplaza a la antigua retórica de “ascenso pacífico”. China ya no se justifica: ahora propone. Desde los discursos de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, pasando por los foros de gobernanza global, hasta las cumbres climáticas, Xi comienza a hablar como potencia normativa.

Este tomo también revela la integración entre seguridad nacional, tecnología y soberanía digital. Se refuerza el firewall, se desarrollan sistemas operativos propios, y se apuesta por la autosuficiencia tecnológica en sectores clave. El lenguaje de estos documentos deja claro que la gobernanza digital no es un apéndice técnico, sino parte estructural del modelo.

Es el tomo de mayor densidad estructural. En él se ofrecen todas las piezas de una cosmovisión orgánica. Leer el índice no es solo repasar temas, sino recorrer la arquitectura completa de un sistema que se propone a sí mismo como alternativa civilizatoria.

ÍNDICE DEL TOMO IV:

Consolidación del pensamiento de Xi Jinping como guía
Defensa nacional y seguridad integral
Liderazgo total del Partido sobre todos los ámbitos
Desarrollo económico de alta calidad
Reformas institucionales y dirección estratégica
Modernización socialista integral
Estabilidad financiera y autonomía tecnológica
Coordinación regional y desarrollo equilibrado
Seguridad alimentaria, energética y ambiental
Protección ecológica y economía verde
Construcción de un Estado de derecho socialista
Integración digital, cibernética y de datos
Promoción del bienestar común
Lucha sostenida contra la pobreza
Cohesión nacional y unidad étnica
Juventud, educación y cultura
Reforma del sistema educativo
Sistema disciplinario y anticorrupción
Defensa del sistema socialista ante ataques externos
Diplomacia y liderazgo global responsable
Propuesta china para la reforma del orden mundial

EPÍLOGO – ¿Y AHORA QUÉ HACEMOS CON ESTO?

No basta con leer a Xi Jinping. Pero es imprescindible haberlo leído para poder discutirlo con seriedad. La política occidental está repleta de opinantes de plató, candidatos de TikTok, tecnócratas de copia-pega y operadores ideológicos que no soportan la complejidad. Se asume que leer es una rareza, y estudiar al adversario, una traición. Así estamos: reaccionando con memes a civilizaciones enteras.

El dilema no es táctico, sino civilizatorio. ¿Cómo se puede gobernar un mundo multipolar si ni siquiera se entiende qué mueve a las potencias que lo configuran? ¿Cómo puede un parlamentario europeo, chileno o canadiense pretender votar sobre China si su conocimiento del país se limita a titulares de The Economist y frases de campaña?

Y aquí es donde el debate sobre “representación” merece ser reventado desde sus cimientos. ¿Cuál es el sistema verdaderamente representativo hoy? ¿El que elige actores, deportistas y herederos de apellidos para cargos de Estado en campañas financiadas por bancos y consorcios? ¿O el que forma cuadros políticos durante décadas, obliga a estudiar, a leer, a servir al pueblo, y permite que asciendan por mérito hasta llegar a la cúpula? Xi Jinping no nació en el poder. Fue hijo de un purgado, enviado al campo, y se abrió paso desde abajo. Trabajó en aldeas, en regiones marginales, en provincias difíciles. Estudió sin parar. Superó filtros internos. Ascendió con disciplina. Es, literalmente, producto de una carrera política basada en formación, evaluación constante y responsabilidad pública.

El Partido Comunista Chino tiene cerca de 100 millones de miembros. Dentro de esa estructura —diversa, tensa, activa— se debate el país. Hay elecciones internas, hay niveles, hay órganos representativos, hay sesiones, hay mecanismos de consulta popular, hay deliberación. ¿Quién vota en las instancias primarias de base, en los representantes de pueblitos perdidos en el campo de la extensa China o desde el desierto del norte hasta los municipios o territorios administrativos de las desarrolladas ciudades del sureste? Pues el mismo pueblo chino de cada territorio. Y quién vota en las instancias técnicas y políticas siguientes? Aquellos que ya han demostrado competencia, compromiso, estudio y responsabilidad. El pueblo chino, lejos de sentirse marginado por esta estructura, confía en que quienes han ascendido dentro del Partido lo han hecho porque saben, porque pueden, y porque han demostrado estar a la altura. No es una fe ciega. Es una legitimidad construida desde abajo y sostenida por resultados.

China sí tiene elecciones. Sí hay sistema interno de debate. Lo que no hay es farsa. No hay marketing político. No hay operadores televisivos ni think tanks pagados por fundaciones imperialistas. Y no hay arcoíris de partidos que no representan a casi nadie y que buscan cuotas de poder por cuatro años para financiar así, desde el bolsillo del Estado, sus estructuras y pseudolíderes. Hay equipos. Hay planificación. Hay doctrina. Hay responsabilidad. Y hay resultados.

¿Dónde está la representación real? ¿En la democracia liberal colapsada de Estados Unidos, gobernada por encuestas, lobbies y estructuras judiciales vendidas? ¿En la Argentina de Milei, donde se hace política como si fuera un streaming? ¿En la Unión Europea, donde los votantes ya no entienden ni a quién eligen ni por qué? ¿O en un sistema que ha logrado sacar a 800 millones de personas de la pobreza extrema y mantener la cohesión nacional de la segunda población más grande del planeta?

Esto no es una apología. Es una interpelación. Rechacen a China, si quieren. Pero háganlo después de haberla entendido. Después de haber leído. Después de haber reconocido —aunque duela— que existe un modelo que, aunque profundamente distinto, ha funcionado. Y amenaza con desestabilizar el cómodo monopolio moral de Occidente.

Leer libros —enteros, difíciles, distintos— es hoy un acto radical. Y si además se discuten, se cruzan y se enseñan, puede que estemos empezando a recuperar algo del oficio político que perdimos cuando decidimos que gobernar era solo repetir eslóganes.

Aquí están los tomos. Está el índice. Está la propuesta. Que nadie diga después que no sabía por dónde empezar.

Y si después de todo esto, aún creen que China no representa a su pueblo, entonces háganse un favor: miren a sus propios gobiernos. Mírenlos bien. Y pregúntense quién los representa realmente. Y si no pueden responder esa pregunta, entonces el problema no es China.

En el fondo, el gran desafío no es leer a Xi Jinping. Es atreverse a repensar desde cero qué significa gobernar. Y quién debería hacerlo. Porque la pregunta que nos lanza China no es “¿te gusta este modelo?”, sino otra mucho más incómoda: ¿por qué seguimos tolerando modelos que ya no funcionan?

REFERENCIAS Y FORMAS DE ACCESO

  1. Editorial de Lenguas Extranjeras de China (外文出版社) – Casa editorial oficial. Todos los tomos han sido publicados en múltiples idiomas y están disponibles en su catálogo internacional. Versión española validada por el Buró de Traducción del Consejo de Estado.
  2. Puntos de acceso oficiales
  3. Versiones físicas – Se venden a través de AliExpressAmazon o librerías diplomáticas. También pueden encontrarse en embajadascentros culturales chinos y universidades asociadas a proyectos de cooperación con China.
  4. Versiones digitales – Aunque el acceso directo al PDF en español ha estado restringido, versiones en inglés y chino pueden descargarse libremente desde plataformas como archive.org o idcpc.org.cn.
  5. Sugerencia práctica – Solicitar una copia impresa o digital directamente al Centro Cultural de China en tu país o ciudad, o a través de la sección de prensa de la Embajada China en tu país.

Fuente:
https://www.pressenza.com/es/2025/07/la-gobernacion-y-administracion-de-china-una-obra-que-occidente-rehusa-leer/

Wang Yaping: la militar china que conquistó el espacio

Gabe Abrahams

Wang Yaping fue la primera astronauta china en realizar dos vuelos espaciales y una caminata espacial. Esta es su apasionante historia.

Wang Yaping nació el 27 de enero de 1980 en la ciudad de Yantai, situada en la provincia de Shandong, China. Sus padres fueron unos agricultores humildes que trabajaron duro para poder dar un porvenir a sus tres hijas, una de ellas Wang.

En 1991, Wang Yaping ingresó en la escuela secundaria en Yantai, graduándose en 1997. Y, a raíz de eso, fue admitida en una escuela de la Fuerza Aérea de la República Popular China.

En 2001, la joven Wang Yaping se graduó en la escuela con el rango de Primer Teniente. Y como piloto, ya participó en ejercicios de preparación para el combate y en la modificación del clima para los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, eliminando nubes y reduciendo lluvias.

Arribado el año 2010, Yaping ascendió al rango de Capitán y se convirtió oficialmente en la segunda astronauta de China. Dos años después, fue candidata al vuelo espacial Shenzhou 9, aunque, al final, resultó seleccionada otra astronauta, lo cual la privó de ser la primera mujer china en viajar al espacio.

En 2013, Wang Yaping sí que acabó siendo admitida como miembro de la tripulación para el vuelo espacial Shenzhou 10, admisión que provocó que se convirtiese en la segunda mujer china en viajar al espacio. Mientras duró el vuelo, Yaping realizó experimentos científicos y enseñó una lección de física a estudiantes chinos mediante transmisión televisiva en vivo.

En julio de ese año, Wang Yaping recibió el título honorario de Astronauta Heroico por parte del Comité Central del Partido Comunista Chino, el Consejo de Estado y la Comisión Militar Central del país, así como la Medalla al Mérito Espacial de Tercera Clase. Las autoridades chinas empezaron a tenerla muy en cuenta y a otorgarle distinciones.

Tras su primera gesta, Wang Yaping estudió en la Escuela de Periodismo y Comunicación de la Universidad de Pekín y obtuvo una maestría en comunicación. Y, en 2018, ingresó en la Escuela de Psicología y Ciencias Cognitivas de la Universidad de Pekín. En ese año, además, Yaping alcanzó el rango de Coronel de la Fuerza Aérea de la República Popular China y resultó elegida diputada de la Asamblea Popular Nacional de China para un mandato de cinco años.

En octubre de 2021, Wang Yaping fue seleccionada como una de las tres tripulantes para el vuelo espacial Shenzhou 13 de seis meses de duración y eso significó su segunda aventura por el espacio. Ninguna mujer china había viajado por él en dos ocasiones hasta esa fecha.

Gracias a ese vuelo iniciado el 15 de octubre de 2021, Yaping se convirtió en la primera astronauta china de la historia en realizar dos vuelos espaciales y en llevar a cabo una caminata espacial. El registro de 6 horas y 25 minutos de su caminata pasó a ser la nueva plusmarca de caminata espacial de China y Asia, quedando por detrás del récord mundial de la norteamericana Susan Helms (8 horas y 56 minutos) y por delante del primer récord de la soviética Svetlana Savitskaya (3 horas y 35 minutos).

Así pues, el 7 de noviembre de 2021, la Agencia Espacial Tripulada de China anunció el inicio de una caminata espacial a cargo de los astronautas Zhai Zhigang, el comandante del vuelo Shenzhou 13, y Wang Yaping.

A las 18 horas y 51 minutos de ese día, Zhai Zhigang abrió la escotilla de la cabina nodal para iniciar la caminata. Y Yaping salió de la cabina del nodo del módulo central poco después para seguirle. Ambos caminaron hasta la 1 hora y 16 minutos del día 8 de noviembre. La duración de la caminata espacial fue de 6 horas y 25 minutos, tal y como se ha dicho. Nuevo récord de China y Asia.

El vuelo Shenzhou 13 siguió su curso y finalizó exitosamente su misión el 16 de abril de 2022 tras aterrizar en el desierto de Gobi. Wang Yaping fue aclamada por su nueva gesta. Y, en junio de 2022, en señal de reconocimiento, el Comité Central del Partido Comunista Chino, el Consejo de Estado y la Comisión Militar Central china le otorgaron a la astronauta la Medalla al Mérito Espacial de Segunda Clase.

Desde la primavera de 2022 hasta el presente 2025, Wang Yaping no ha vuelto a realizar una gesta. Simplemente, ha seguido formándose y progresando en sus diferentes facetas, como no podía ser de otra forma en una militar y astronauta de su talla.

Por otra parte, en ese periodo de tres años, sus plusmarcas han permanecido intactas, ya que ninguna china o asiática ha podido con ellas.

Casada el 1 de octubre de 2006 con Zhao Peng, un piloto de la Fuerza Aérea de la República Popular China, con quien tiene una hija, no parece que la valiente Coronel china tenga intención de poner punto y final a su carrera. Más bien, todo hace pensar que en los próximos años proseguirá con sus actividades.

Un proverbio chino dice: “El mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años. El segundo mejor momento es ahora”. Wang Yaping deberá tenerlo presente. Suerte.

China e Irán en el nuevo orden multipolar: comercio estratégico sin hegemonía ni sanciones

Mauricio Ramírez Núñez

Mauricio Ramírez Núñez

En medio de una convulsa pero decisiva reconfiguración geopolítica, China e Irán emergen como aliados clave en la construcción de un nuevo orden multipolar basado en la cooperación estratégica, el respeto a la soberanía y la eliminación de sanciones unilaterales. Un claro ejemplo de esta alianza se materializó el 25 de mayo de 2025 con la llegada por primera vez de un tren de carga procedente de Xi’an, en el este de China, al puerto seco de Aprin, cerca de Teherán. Este tren, cargado de paneles solares, no solo representa un impulso para la transición energética iraní, sino también un gesto simbólico de independencia frente a las rutas comerciales clásicas dominadas por potencias occidentales.

A través de una infraestructura ferroviaria que evita zonas controladas por fuerzas militares estadounidenses, o sea, fuera del alcance de la hegemonía occidental, el eje China-Irán está consolidando rutas comerciales seguras y eficientes. En un contexto donde EE.UU. amenaza con reactivar su «máxima presión» sobre Irán y detener incluso buques petroleros, la vía terrestre se presenta como un salvavidas comercial. Mientras que el transporte marítimo sufre demoras y vulnerabilidades geoestratégicas, como las tensiones en el mar Rojo (a causa del conflicto en Yemen) y el estrecho de Malaca, la ruta ferroviaria reduce a la mitad los tiempos de entrega y fortalece la autosuficiencia comercial.

Desde la firma del acuerdo de cooperación económica de 25 años por un valor de 400.000 millones de dólares en 2021, China e Irán han profundizado sus vínculos económicos. El 90% de las exportaciones iraníes hacia China están compuestas por productos energéticos y minerales, que encuentran en esta nueva red logística una garantía de continuidad frente a bloqueos. Además, Irán se consolida como un nodo esencial dentro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) china, un megaproyecto que está redibujando el mapa comercial global sin imposiciones ni condicionalidades. Con toda certeza podemos llamar esto como una alianza contra la dominación económica occidental.

Este eje terrestre impulsado por China, que conecta con Irán, los Estados del Golfo, África y finalmente Europa, no solo compite con el Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa (IMEC), promovido por EE.UU. e Israel: encarna la fractura geopolítica del siglo XXI. La rivalidad trasciende lo económico; es una disputa entre paradigmas. Por un lado, Pekín vende un modelo de cooperación sin condiciones, basado en infraestructuras, no injerencia y retórica de ganancias compartidas.

Por otro, Washington y sus aliados imponen una arquitectura de bloques, sanciones selectivas y controles financieros que buscan perpetuar una hegemonía cada vez más débil. Esta guerra de corredores comerciales es parte también de la lucha por la consolidación de un orden multipolar. Hoy esta se libra no sólo en el campo de batalla, como lo hemos presenciado en Ucrania, sino también en lo cultural, económico y tecnológico; en puertos, ferrocarriles, acuerdos de divisas, innovación tecnológica y nuevas rutas comerciales. China está ganando terreno mientras Occidente insiste en un “libre mercado” que solo aplica para sus aliados.

La reciente reunión en Teherán de representantes ferroviarios de China, Irán, Kazajistán, Uzbekistán, Turkmenistán y Turquía evidencia una voluntad compartida de fortalecer la conectividad comercial a través de tarifas competitivas y estándares comunes en el marco del estricto respeto a la soberanía, así como del modelo de vida propio de cada pueblo. El corredor Este-Oeste y el plan del Corredor Norte-Sur posicionan a Irán como un actor clave en la logística euroasiática de ese nuevo orden que emerge.

El tren China-Irán no es simplemente un medio de transporte más como para que pase desapercibido por estudiosos, empresarios y políticos. Es un vehículo estratégico y una gran señal de hacia dónde se dirigen las cosas, es un símbolo de una alternativa viable al orden global unipolar impuesto por potencias occidentales. Es la prueba tangible de que es posible construir redes comerciales sustentadas en la cooperación, la igualdad y el desarrollo compartido, como lo afirma China. La guerra de corredores no se libra solo en los mapas, sino en la definición del futuro del comercio global: uno donde muchos participen, y ninguno imponga.

Los aranceles de Trump al acero y el aluminio entraron en vigor y generaron reacciones desde China hasta Brasil

La OPEP, la ONU y varios gobiernos advirtieron acerca del impacto negativo de una guerra comercial global.

La entrada en vigor de los aranceles de 25% al acero y al aluminio que importa Estados Unidos llevaron a varios países a imponer sus propios gravámenes a los productos estadounidenses, entre llamados al diálogo y advertencias por las consecuencias que puede generar esta medida en la economía mundial.

El martes, ante un foro de empresarios, el presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó que…

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China: Cuatro Conciencias y Cuatro Confianzas en el Marco de las Dos Sesiones 2025

Mauricio Ramírez

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

Las recientemente concluidas Dos Sesiones del Partido Comunista de China han servido, una vez más, como una ventana para observar la evolución de la gobernanza y el desarrollo de la República Popular. Cabe mencionar, que las Dos Sesiones son los eventos políticos más importantes de ese país, en los cuales se determinan las medidas políticas y de desarrollo económico a seguir.

En este marco, las “Cuatro Conciencias” y las “Cuatro Confianzas” han reafirmado su papel central en la construcción de un destino común para la nación, enfatizando la cohesión, el pragmatismo y la solidaridad, sin perder de vista los principios ideológicos del materialismo histórico y dialéctico. Estos principios, combinados con la sabiduría tradicional y espiritual de una civilización de más de 5000 años, dotan a China de la madurez y autonomía necesarias para seguir su propio camino sin temor ni intimidación externa.

Las Cuatro Conciencias, introducidas por primera vez en 2016 como principios por el Comité Central del Partido, establecen la necesidad de fortalecer la conciencia política (comprender y considerar el panorama general del país y el mundo), la conciencia del conjunto (ir más allá de intereses individuales o sectoriales), la conciencia del núcleo (liderazgo del Partido) y la conciencia de la alineación (cohesión y disciplina). Estas son fundamentales para asegurar la unidad del Partido y del país, promoviendo una dirección cohesionada en todas las políticas.

Por otro lado, las Cuatro Confianzas se refieren a la confianza en el camino del socialismo con características chinas, en la teoría del socialismo con características chinas, en el sistema del socialismo con características chinas y en la cultura china. Estas confianzas han permitido que el país mantenga su estabilidad y desarrollo único, incluso en medio de las turbulencias geopolíticas actuales.

Este año es particularmente clave, ya que marca la culminación del XIV Plan Quinquenal. A lo largo de este período, China ha seguido una planificación estratégica que le ha permitido consolidarse como una potencia económica, con objetivos realistas y flexibles. Para 2025, el gobierno ha establecido metas concretas:

  • Crecimiento del PIB: Se espera un crecimiento del 5%, lo que en el contexto global actual sigue siendo un aporte crucial al crecimiento económico mundial, con una contribución de más del 30% anual.

  • Generación de empleo: La creación de 12 millones de nuevos empleos urbanos y la reducción de la tasa de desempleo al 5.5%.

  • Energía y sostenibilidad: Se ha propuesto reducir el consumo energético por unidad del PIB en un 3%, mejorar la eficiencia energética e impulsar aún más las energías renovables.

  • Inversión pública: Se fomentará la inversión en sectores estratégicos para consolidar el modelo de desarrollo de alta calidad propuesto por el presidente Xi Jinping, basado en cinco pilares: innovación, coordinación, desarrollo verde, apertura y desarrollo compartido.

Uno de los aspectos más destacados de las Dos Sesiones ha sido la estrategia educativa enfocada en la inteligencia artificial. A partir del próximo semestre de otoño, los estudiantes de educación primaria y secundaria en China recibirán un mínimo de ocho horas de clases sobre inteligencia artificial. En la educación primaria, los estudiantes aprenderán conceptos básicos a través de experiencias prácticas e interactivas, mientras que en la secundaria se enfocarán en la comprensión del aprendizaje cognitivo y su aplicación en la vida cotidiana y los estudios.

Este enfoque contrasta con los debates en Occidente, donde la educación muchas veces se encuentra fragmentada por ideologías sin impacto práctico en la formación de los profesionales del futuro. Mientras en otros países se enfocan en cuestiones teóricas de género como discusiones centrales, China se dedica a formar ingenieros y científicos altamente capacitados, asegurando su liderazgo en la revolución tecnológica del siglo XXI.

Las Dos Sesiones han dejado en claro que China está plenamente consciente de los desafíos internacionales, incluyendo el unilateralismo, el proteccionismo y las tensiones geopolíticas que amenazan las cadenas de suministro globales. Sin embargo, también ha demostrado que el Partido Comunista de China no solo detecta estos riesgos, sino que trabaja con determinación para enfrentarlos, consolidando su modelo de desarrollo sin desviarse de su rumbo.

La interconexión entre las Cuatro Conciencias y las Cuatro Confianzas brinda un marco filosófico y estratégico que cohesiona la dirección del país, permitiéndole avanzar con seguridad en un mundo en constante cambio e inestabilidad. Con la combinación de planificación pragmática y una visión de largo plazo, China reafirma su papel como un actor clave en la configuración del orden global, con una identidad propia, firme e inquebrantable.

Las visas de un imperio

Alberto Salom Echeverría

“Unos de los registros de visa más antiguos del que se tiene constancia se encuentra en el Antiguo Egipto, datando de alrededor del año 2.000 a.c.”

“Con todo el concepto moderno de visa comenzó a tomar forma

en el siglo XVII, cuando algunos países europeos comenzaron a emitir

cartas de seguridad para regular la entrada de extranjeros.”

(Cfr. “Breve Historia de las Visas en el Mundo”. https://mivisahoy.com).

Acto primero.

Primero me ericé todo, cuando, como en tiempos de “guerra fría,” leí en las noticias que “EE. UU cancela visa de entrada a dos diputadas ticas por ser una amenaza a la ciberseguridad. -y después se agrega que- Marco Rubio, secretario de Estado, advirtió semanas atrás que sancionaría a funcionarios ticos que son considerados una amenaza para la ciberseguridad de su país”. (Cfr. Arrieta, Esteban. earrieta@larepublica.net/ 19 de febrero, 2025 06:42pm).

Mas luego, he de admitir que, me desternillé de la risa (casi hasta llegar a matarme de hilaridad), tras haber advertido que, las sancionadas por el señor Rubio fueron dos respetables señoras diputadas pertenecientes al partido político seguramente más liberal y amigo de los Estados Unidos que tiene Costa Rica, el Partido Liberal Progresista, cuyo fundador e inspirador principal es el actual diputado Eli Feinzaig.

Aquí, lo único que cabría imaginar absurdamente es a las dos señoras diputadas haciéndole el trabajo a la República Popular China para lograr insertar a la empresa de esa nacionalidad, Huawei, a fin de que ganara la asignación de frecuencias de “súper internet 5G”. Para convertir esa fábula en realidad, habría que saltarse con garrocha, primero, el hecho de que el gobierno de Rodrigo Chaves asumió el control de la “concesión de frecuencias”, y, segundo, habría que hacer caso omiso también a lo dicho por el señor Federico Chacón Loaiza, presidente del Consejo Directivo de la SUTEL, quien destacó “la transparencia del modelo de subasta”. (Cfr. Arrieta, E. “Concesión de Frecuencias de súper Internet 5G queda en manos del gobierno”. La República, miércoles 26 de febrero del 2025).

Aún más la información señala también que el Ministerio de Ciencia, Innovación, Tecnología y Telecomunicaciones (en adelante MICITT), continuará con el proceso de asignación del espectro y la formalización de los contratos de concesión, los cuales -sigue la información- tienen que ser validados por la Contraloría General de La República. Dos cositas más, se dice que “el proceso de asignación de frecuencias marca un hito en la modernización tecnológica del país” y que, el MICITT es el que dará el banderazo de salida para la implantación de la Red 5G, que impulsará la competitividad y expansión digital en Costa Rica. Cabe entonces preguntar ¿Cómo dos diputadas habrían podido conspirar junto con la empresa China de Huawei, hasta el punto de crear inseguridad cibernética a los Estados Unidos? ¿Será posible que el secretario de Estado de ese país se esté creyendo semejante fábula “conspiranoica”? ¿O será más bien que, estas dos diputadas del PLP resultaban incómodas a los intereses comerciales de empresas de los EE. UU con las que compite comercialmente la empresa China Huawei?

Recordemos que hoy Chaves se ha pasado de bando, ahora resulta que pretende restringir las relaciones con China, cuando en 21 de diciembre del 22, en una reunión de la Cámara de Comerciantes y empresarios China-Costa Rica, expresó su interés de incrementar la relación comercial de Costa Rica con este país. En aquel entonces dijo: “Yo creo que CR se ha beneficiado grandemente de esta relación…con el deseo profundo de que podamos revitalizar las relaciones entre China y CR, para que sigan siendo o se conviertan en un ancho puente que, cruzando el océano al otro lado del mundo, nos encuentre a ambos lados como aliados en generar prosperidad para nuestros pueblos.” (Cfr. Conferencia de prensa 21 de diciembre 2022.) Vistas las cosas desde esta perspectiva, pareciera que, el presidente costarricense, cambia radicalmente su posición, y aparece ahora tan interesado como el secretario de Estado de la potencia del norte, su nuevo socio comercial, en incrementar la relación comercial con Los Estados Unidos, para así estorbar las relaciones comerciales con China que otrora era de su grata incumbencia.

Acto segundo.

El primer acto tiene un corolario que torna el asunto de las visas todavía más peliagudo; el semanario Universidad, confirma junto a CRHoy que, los Estados Unidos suspenden la visa a la auditora general del ICE, Ana Sofía Machuca Flores, y a otros cinco funcionarios más. La señora auditora del ICE declaró a “El Financiero” que comparecerá ante la Asamblea Legislativa, para hablar sobre el decreto de ciberseguridad del gobierno que excluyó a Huawei de soluciones 5G en Costa Rica.

La auditora Machuca Flores en declaraciones al semanario Universidad, expresó que estas acciones intimidatorias por parte del gobierno de los Estados Unidos contra funcionarios costarricenses deben ser del conocimiento de toda la ciudadanía. Lo importante es que estos hechos de revocatoria de una visa socaban y atentan contra la soberanía del país y la libertad de expresión. La señora auditora dijo además que, el país mediante su gobierno debería declarar un estado de alerta porque se están mancillando los intereses nacionales, ya que la Auditoría Interna del ICE ha liderado investigaciones dentro de la institución en torno a la tecnología 5G y expuso en una comparecencia anterior en la Asamblea Legislativa, los riesgos que enfrenta el ICE, por la gestión de las autoridades actuales del gobierno ante la institución en relación con el tema. La Auditora General ha buscado que el ICE pueda mantener y reforzar su competitividad en el desarrollo de la telefonía móvil de quinta generación (5G). Hoy los negocios del ICE están en riesgo -declaró- tanto como su soberanía administrativa y tecnológica. Antes se enfrentaron a presuntas anomalías de la empresa China Huawei, ahora, existen potenciales contratos que podrían haber incurrido en hechos con semejantes anomalías, relacionados con la tecnología 5G y otros de naturaleza tecnológica, en los que intervienen actores como Cisco y Nokia, afines más bien a los intereses estadounidenses.

Finalmente, es crucial entender que, desde mayo del 22, cuando Chaves llegó al poder, se comenzaron a producir una serie de decisiones de carácter político, regulatorias que han limitado la capacidad del ICE para desarrollar su red 5G, afectando los negocios de la institución. A raíz de ello la Auditoría ha investigado presuntas irregularidades de la Administración Superior de la institución en torno a posibles proyectos tecnológicos que podrían ser claves para el país. La Auditora interna concluyó sus declaraciones para Universidad afirmando que lo que hay aquí son conflictos de naturaleza geopolítica entre estas dos grandes potencias, que respaldan intereses privados de empresas de sus respectivos países, cuya estrategia deliberada es debilitar al operador estatal, apropiándose de los recursos y del mercado (Cfr, Rivero, Adrián. Semanario Universidad, 26 de febrero del 2025.)

Concluimos afirmando que, la restricción de las visas, no reflejan otra cosa que la voluntad de un imperio de cercenar la libertad de que han gozado los diputados y funcionarios en el desempeño de sus responsabilidades. Para ello han inventado la fábula del atentado contra la ciberseguridad de su país. En este sainete el secretario de Estado ha encontrado el compadrazgo del presidente de la República, quien en vez de “jaguar” parece más un camaleón, puesto que, como dice la canción, “cambia de colores según la ocasión….”

103 Años del PC Chino: Transformación, Evolución y Liderazgo

Mauricio Ramírez Núñez.

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

El Partido Comunista Chino (PCCh) celebra 103 años de existencia, marcados por una historia que ha transformado a una de las naciones más grandes del planeta. Desde su fundación en 1921, el PCCh ha recorrido un camino lleno de desafíos y victorias, llevando a China a convertirse en una potencia mundial que compite de tú a tú con las grandes potencias (hoy en declive) de Occidente, que en algún momento vieron al pueblo chino como inferior o incluso como parte de sus conquistas.

La Revolución y la Evolución del Partido

El PCCh inició su travesía con la misión de liberar a China del yugo colonial y feudal, liderando una revolución a cargo de Mao Tse Tung, que culminó con la fundación de la República Popular China en 1949. Esta revolución no solo derrocó a las fuerzas imperialistas y feudales, sino que también sentó las bases para la construcción de una nueva sociedad basada en los principios del socialismo, superando así el periodo conocido como el “siglo de la gran humillación del pueblo chino”.

A lo largo de su historia, el PCCh ha demostrado una notable capacidad para evolucionar y adaptarse a las cambiantes realidades del mundo. Más allá de la teoría, el partido ha aplicado sus principios de manera pragmática, amalgamando valores tradicionales, cultura y economía para crear lo que hoy conocemos como el «socialismo con peculiaridades chinas». Este modelo, único y no replicable, ofrece lecciones valiosas para los países en vías de desarrollo, mostrando que es posible desarrollar un camino propio hacia el progreso y la prosperidad basado en las raíces y tradiciones que caracterizan a cada pueblo.

Una Visión de Nación Completa

Uno de los aspectos más destacados de la evolución del PCCh es su visión del pueblo chino no como una mera clase social, sino como una nación completa. Esto es clave para comprender la China contemporánea. La lucha contra la pobreza y la desigualdad no se limita a la clase obrera, campesina o proletaria, sino que se ha convertido en una responsabilidad colectiva de todo el pueblo chino, independientemente de su clase social o nivel educativo. Este enfoque inclusivo ha sido una de las claves del éxito del partido y marca una diferencia fundamental con los partidos de izquierda en Occidente, especialmente en América Latina, que a menudo permanecen atrapados en un sectarismo doctrinario propio de la Guerra Fría.

Mientras en estas latitudes todavía se enfrascan, tanto la derecha como la izquierda, en debates ideológicos añejos entre lo público y lo privado, el marxismo chino, en una comprensión dialéctica superior, ha entendido en la práctica que lo público y lo privado no son antagonistas, sino complementos de una realidad superior: el bienestar de todo el pueblo. Ambos deben trabajar juntos, no por separado ni de manera egoísta, para lograr este objetivo. El garante de que esto sea así es el Estado.

Política Exterior y Multipolaridad

En el plano internacional, el PCCh se alinea con la verdadera multipolaridad del mundo, la nueva estructura del sistema internacional. Trabajando de la mano con Rusia y otros países, China busca construir un sistema antihegemónico donde las imposiciones ideológicas, económicas o culturales sean cosa del pasado. En su lugar, se promueven relaciones de cooperación y beneficio mutuo, basadas en el respeto verdadero a la soberanía, así como al derecho internacional.

La política exterior de China se basa en cinco principios fundamentales: respeto mutuo por la soberanía y la integridad territorial, la no agresión mutua, la no interferencia en los asuntos internos de otros países, la igualdad y beneficio mutuo, y la coexistencia pacífica. Estos principios son clave para mantener buenas relaciones con todos y para construir un mundo verdaderamente diverso y anticolonial.

Desarrollo de Alta Calidad y Liderazgo Económico

China, bajo la dirección del PCCh y después de la época de la reforma y la apertura llevada a cabo por Deng Xiaoping en 1978, se ha esforzado en alcanzar un desarrollo de alta calidad. En 2023, contribuyó con un 32 por ciento al crecimiento económico mundial, consolidándose como el mayor motor de la economía global. Este logro ha generado incomodidad entre las potencias occidentales, que a menudo predican la competencia y el libre mercado, pero en la práctica buscan impedir una competencia real. Aún hoy, algunos países occidentales actúan como si estuvieran en tiempos de colonialismo imperial, negándose a aceptar que una nación considerada de tercer mundo y con un sistema político diferente pueda superarlos.

Los niveles de modernización que ha alcanzado la China comunista no tienen paralelo en ningún país desarrollado. Occidente sigue sin aceptar que otra nación, con un sistema político distinto, pueda rivalizar o superar sus logros, perpetuando la idea de ser los únicos dueños del «logos» y la verdad.

El Milagro Chino y su Relevancia Global

El milagro chino merece ser estudiado con detenimiento. Desde la forma en que el PCCh toma decisiones hasta el pragmatismo estratégico utilizado para sacar a más de 800 millones de chinos de la pobreza en 2021, cada aspecto ofrece lecciones valiosas. A pesar de las sanciones ilegales y las restricciones impuestas a empresas chinas, China ha logrado no solo sobrevivir, sino también prosperar, demostrando una capacidad de resistencia y adaptación que merece reconocimiento.

Estos 103 años del PCCh y los 75 años de la República Popular China representan una experiencia acumulada y demostrada de dignidad, desarrollo y bienestar popular que pocos países han logrado emular. El PCCh ha creado un modelo de socialismo con peculiaridades chinas, que incluye su milenaria tradición filosófica y espiritual que no solo ha transformado a su nación, sino que también ofrece un faro de esperanza y una fuente de aprendizaje para todos los países en vías de desarrollo.

La Biblia dice que se juzga a alguien por sus obras y la causa por sus resultados. Siguiendo esta lógica, el Partido Comunista Chino es digno de respeto y admiración. Ha recorrido un camino impresionante desde su fundación, transformando a China en una potencia mundial. Su capacidad para evolucionar, adaptarse y liderar con pragmatismo y visión inclusiva lo convierte en un modelo digno de estudio, donde los resultados hablan por sí solos y rompen estereotipos.

Si el mundo civilizado no los detiene, estos salvajes nos llevarán a la tercera guerra mundial

Gilberto Lopes
San José, 25 de mayo de 2024

Las ofertas son las más variadas, todas orientadas a la derrota de Rusia, incluyendo la desintegración de su Estado. La Federación Rusa está integrada por muchas naciones, que podrían conformar estados separados luego de la derrota de Rusia, opinó la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, en un debate en la capital del país, Tallin, el 18 de mayo pasado. Es una de las voces más agresivas en el escenario de este conflicto, junto con sus colegas de los demás países bálticos, Letonia y Lituania. Imponen el tono de un debate en el que se siente cómodo, entre otros, el primer ministro polaco, Donald Tusk.

Hay que detenerse un minuto para revisar el escenario de la guerra y pensar en lo que esta propuesta significa. Estamos en un momento en el que Rusia mantiene la iniciativa y avanza en todos los frentes, mientras Occidente redobla su apoyo militar a Ucrania, discute escenarios que podrían implicar su participación directa en el conflicto y se alista para apropiarse de los recursos rusos congelados en Europa y Estados Unidos, para financiar a Ucrania.

  • No pierden la esperanza de derrotar a Rusia. Es la “Teoría de la victoria”, que defienden, en un artículo publicado en mayo en la revista Foreign Affairs, Andriy P. Zagorodnyuk, ministro de Defensa de Ucrania (2019–2020), y Eliot A. Cohen, consejero del Departamento de Estado entre 2007 y 2009, catedrático en Estrategia en el Center for Strategic and International Studies (CSIS), una institución con sede en Washington “que busca ideas prácticas para enfrentar los grandes desafíos mundiales”.
  • “Occidente necesita explicitar que su objetivo es una decisiva victoria de Ucrania y la derrota de Rusia”, reclaman los autores, para quienes el compromiso de apoyar a Ucrania “todo el tiempo necesario” es una propuesta que carece de un sentido más preciso.
  • “Con el apoyo y el enfoque adecuados, Kiev todavía puede ganar”, aseguran. “Amenazar a Rusia en Crimea e infligir graves daños a su economía y sociedad será, ciertamente, difícil”. “Pero es una estrategia más realista que la alternativa de negociar un acuerdo con Putin”. “Ucrania y Occidente deben vencer o enfrentar devastadoras consecuencias”, afirman.
  • Sus colegas del CSIS, Benjamin Jensen y Elizabeth Hofmann, sugieren cinco problemas estratégicos, que deben resolverse para que Ucrania alcance el triunfo, incluyendo su mayor incorporación al orden económico y de seguridad occidental.
  • Zagorodnyuk y Cohen apoyan los mismos objetivos contenidos en la propuesta de paz de Ucrania que será discutida nuevamente, el mes que viene, en Suiza. Moscú, que no va a participar de esa discusión (lo mismo que otros países, como China y Brasil), la considera desvinculada de la realidad y la rechaza de plano.

La idea de ambos (y de los líderes políticos que tratan de convencer a los ciudadanos europeos de esas consecuencias) es que, si Moscú triunfa, no se detendrá en su ambición. Algo que Moscú rechaza también de plano. Es difícil vislumbrar un objetivo para esas conquistas, que no tienen sentido político, económico, ni militar, y que solo se podrían llevar adelante a riesgo de provocar una guerra nuclear.

Pero ese es el tono del artículo de Zagorodnyuk y Cohen. Desde sus puntos de vista, la solución del conflicto debe ser la derrota militar de Rusia. Para ellos, los recursos, los fondos y la tecnología favorecen abrumadoramente a Occidente. Si son canalizados en cantidad suficiente, Ucrania podrá ganar.

Descartan la posibilidad de una respuesta nuclear de Rusia, caso tenga éxito el triunfo de Occidente. Pero, ¿se podría descartar sin más esa posible respuesta nuclear, si el conflicto escalara, con la participación directa de la OTAN, como sugieren cada vez con más insistencia, tanto el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, como otros líderes europeos, desde el presidente de Francia hasta los gobernantes de Polonia o de los países bálticos?

Me parece evidente que no se puede responder afirmativamente a esa pregunta sin correr un enorme riesgo de llevar el mundo a una guerra nuclear. ¿Se seguirá negando toda atención a las advertencias rusas sobre los desafíos a su seguridad, incluyendo los primeros ejercicios nucleares tácticos realizados el pasado 21 de mayo?

Aunque, como veremos más adelante, no faltan quienes estiman que tanto en el conflicto en Ucrania, como en Taiwán, con China, Estados Unidos debe inspirarse en las políticas de los años de la Guerra Fría, especialmente cuando rechazaron las presiones soviéticas en Berlín, entonces ocupado por las cuatro potencias ganadoras de la II Guerra Mundial.

¿Ganar la guerra a una potencia nuclear?

Para el ministro de Defensa británico, Grant Shapps, la única manera de terminar el conflicto es infligiendo una derrota militar a Rusia. Shapps usa el mismo argumento de que, si Putin triunfa, no se detendrá en Ucrania. La victoria de Rusia es “inimaginable e inaceptable”. Simplemente “no permitiremos que eso ocurra”. “Es del todo impensable que Putin pueda ganar esta guerra”, dijo, el pasado 13 de mayo, en una conferencia en la Royal Navy.

Para el primer ministro, el conservador Rishi Sunak, “defender Ucrania es vital para nuestra seguridad y la de toda Europa”.

Si eso es lo que está en juego, estamos frente a una escalada que no se detendrá hasta esa eventual victoria. Inglaterra es, probablemente, el país más directamente involucrado en operaciones militares en Ucrania, con apoyo logístico y de inteligencia. Ha multiplicado su ayuda a tres mil millones de libras por año, el mayor paquete de ayuda militar jamás otorgado por el país. Aun así, es una cifra muy inferior a los 60 mil millones de dólares recientemente aprobados por Estados Unidos.

En el verano del año pasado, cuando todas las expectativas de Occidente estaban depositadas en una gran ofensiva ucraniana, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo que se asegurarían de que Rusia no saliera victoriosa de esta guerra. Reunido en París con sus colegas alemán y polaco, Olaf Scholz y Andrzej Duda, en junio del 2023, afirmó que esperaban el mayor éxito posible de esa ofensiva “para luego poder iniciar una fase de negociación en buenas condiciones».

Como sabemos, nada de eso ocurrió y la ofensiva ucraniana fue un gran fracaso. Casi un año después, en mayo de este año, con Rusia habiendo asumido la iniciativa en el campo de batalla, el presidente francés amenazó con enviar tropas a Ucrania. “Si Rusia gana en Ucrania, no habrá seguridad en Europa”, afirmó.

¿No habrá seguridad en Europa? ¿Por qué no se negoció con Rusia sobre esa seguridad cuando Putin lo propuso, hace ya varios años, incluyendo su discurso en la Conferencia de Seguridad de Múnich en 2007?

“Si Rusia logra sus objetivos políticos en Ucrania por medios militares, Europa ya no será la misma que era antes de la guerra”, estiman, por su parte, Liana Fix, miembro residente del German Marshall Fund, en Washington, y Michael Kimmage, miembro visitante del mismo Fondo. No solo Estados Unidos habrá perdido su primacía en Europa, como la idea de que la OTAN (el “brazo armado” que ha garantizado esa supremacía) habrá perdido su credibilidad.

En enero pasado, Anders Fogh Rasmussen, exsecretario General de la OTAN y ex primer ministro danés, y Andriy Yermak, jefe de la oficina de la presidencia de Ucrania afirmaron, en un artículo en Foreign Affairs, que la victoria de Ucrania era “el único camino verdadero para la paz”. Para ellos, “Ucrania pertenece al corazón de Europa”. Mientras Putin esté al frente del Estado ruso, “Rusia será una amenaza no solo para Ucrania, sino para la seguridad de toda Europa”. Para evitarlo, Rusia debe ser derrotada en el campo de batalla.

La idea se repite, una y otra vez, en los think tanks conservadores, norteamericanos y europeos. Esta guerra –dice, por ejemplo, un informe preparado por la Rand Corporation, publicado en enero del año pasado– “es el mayor conflicto entre Estados en décadas y su evolución tendrá las mayores consecuencias para los Estados Unidos”.

El Informe sobre Seguridad que la Conferencia de Múnich publica anualmente destacó, este año, la insatisfacción de parte de la comunidad internacional (de “poderosas autocracias” y del “Sur global”) con la desigual distribución de los beneficios del actual orden internacional.

El informe de este año afirma que la guerra de Rusia contra Ucrania es solo el “ataque más atrevido” a ese “orden basado en reglas” que Occidente y su líder, Estados Unidos, impusieron al mundo al final de la Guerra Fría. Preservar este orden es el interés fundamental de Washington y sus aliados europeos.

Rusia, esta vez, no fue invitada a Múnich. La guerra en Ucrania es el centro de las 100 páginas del informe. Eso explica los miles de millones de dólares invertidos en Ucrania, que no guardan relación alguna con ninguna otra inversión en la solución de los grandes problemas de la humanidad.

¿Tienen razón Rasmussen y Yermak? Ellos creen que todos los países civilizados apoyan sus propuestas. Pero yo quisiera sugerir otra cosa: que no son parte más que de esa Europa que nos debe ya dos guerras mundiales y que, si no les amarramos las manos, nos llevarán a una tercera…

Las aspiraciones del “mundo civilizado”

Las opiniones citadas reflejan lo que está en juego para el “mundo civilizado”, el de Rasmussen y Yermak, o el de Zagorodnyuk y Cohen, el mismo que nos ha llevado a las dos guerra mundiales anteriores.

Queda claro lo que está en juego, las razones de una escalada, hasta ahora imparable, de Occidente en esta guerra, y los riesgos que esto representa para el verdadero mundo “civilizado”, que busca un acuerdo negociado para evitar una posible tercera guerra mundial.

Macron causó desconcierto y debate en Europa cuando sugirió, en febrero pasado, la posibilidad de enviar tropas de la OTAN a Ucrania. Era su política de “ambigüedad estratégica”, que dejaba abierta las puertas para una confrontación directa de Moscú con la OTAN. Ni Estados Unidos, ni Inglaterra, apoyaron la idea… todavía. Habrá que ver qué ocurre si la situación en el terreno sigue empeorando para Ucrania.

Pero en Europa –tanto sus gobiernos como su prensa– solo se habla de guerra. La ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, una antigua “pacifista”, miembro del Partido de los Verdes, una de las voces más agresivas en el gobierno alemán, pidió a Occidente el suministro urgente de más armas a Ucrania, en una visita a Kiev el 21 de mayo pasado.

Los preparativos para una guerra con Moscú se multiplican. El primer ministro polaco, Donald Tusk, anunció la construcción de una línea de defensa en sus fronteras con Bielorusia y Rusia. Hablando en una conmemoración militar en Cracovia, el 19 de mayo, anunció que Polonia invertiría 2,3 mil millones de euros en la creación de fortificaciones y barreras, así como en la adecuación del terreno y de la vegetación para esos objetivos, a lo largo de 400 km de frontera. Obras que, en su opinión, harían “impenetrables” las fronteras polacas, en caso de guerra.

¿En qué guerra estará pensando Tusk? El mes pasado, el presidente Andrzej Duda sugirió que el país estaría feliz de alojar armas nucleares de la OTAN (o sea, norteamericanas).

En enero pasado, la vecina Estonia anunció su intención de construir unos 600 bunkers a lo largo de su frontera con Rusia, proyecto al que se sumarían Letonia y Lituania, para conformar la “línea de defensa báltica”.

El presidente de Finlandia –país que, junto con Suecia, son las dos más nuevas incorporaciones a la OTAN– Alexander Stubb, expresó su entusiasmo con la disuasión nuclear, asegurando que las armas de destrucción masiva son “una garantía para la paz”.

Como dijo Zelensky al New York Times, Occidente debería participar en la guerra derribando misiles rusos, dando a Ucrania más armas, y autorizando su uso para atacar directamente el territorio ruso.

En su opinión, no es un problema involucrar los países de la OTAN en la guerra. Idea similar a la de la exsubsecretaria de Estado para Asuntos Políticos de Estados Unidos, Victoria Nuland, para quien llegó a la hora de ayudar a Ucrania a atacar objetivos militares en territorio ruso. «Creo que es hora de dar más ayuda a los ucranianos para atacar estas bases dentro de Rusia», afirmó.

La única posibilidad para que Rusia retorne eventualmente a la “sociedad de naciones civilizadas” es mediante una derrota que ponga fin a las ambiciones imperiales de Putin, estiman Zagorodnyuk y Cohen en el artículo ya citado.

¿Cómo en la Guerra Fría?

“Taiwán es el nuevo Berlin”, dice Dmitri Alperovitch, presidente de Silverado Policy Accelerator, una organización dedicada a promover la prosperidad y el liderazgo norteamericano en el siglo XXI. Definido como un “visionario”, empresario de mucho éxito, exasesor del Departamento de Defensa y de Seguridad Interna, Alperovitch piensa que Estados Unidos debe inspirarse en las políticas adoptadas en los años 60’s para enfrentar los desafíos presentados entonces por la Unión Soviética en el Berlín ocupado por las potencias triunfantes den la II Guerra Mundial.

¿Qué políticas fueron esas? Las de defender los “intereses estratégicos norteamericanos, aun a un costo inimaginable”. O sea, de una guerra nuclear. Para Alperovitch, se trata de convencer a Rusia –y, sobre todo, a China– de esa misma disposición hoy.

Me parece que la propuesta de Alperovitch carece, sin embargo, de un elemento fundamental. La posición estratégica de las potencias involucradas en este conflicto, el escenario político, es hoy muy distinto al de los años 60, cuando Estados Unidos no tenía rival. La pretensión de encarar estos problemas con el criterio de la Guerra Fría ha sido denunciada por China, y puede llevar a errores de consecuencias dramáticas, considerando el papel de cada actor en el mundo de hoy, incluyendo el de Estados Unidos, pero también los de China y Rusia. Taiwán no es, de modo alguno, un “nuevo Berlín”.

El mundo civilizado

“Ha llegado el momento de que los aliados se planteen si deben levantar algunas de las restricciones que han impuesto al uso de las armas que han donado a Ucrania», dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en entrevista a The Economist.

Es un paso más en la escalada de la OTAN para hacer frente a los avances del Ejército ruso. Pero Stoltenberg insiste en que “no serán parte del conflicto» en Ucrania. La realidad es que la OTAN lleva el peso del conflicto. Sin sus recursos, sus armas, sus servicios de inteligencia, sin su entrenamiento de las tropas ucranianas, esa guerra no podría seguir. Este es un nuevo paso, sin que, ante un inminente triunfo ruso, se pueda descartar ningún otro, dado lo que, para Occidente, está en juego en esta guerra. No se trata solo de las armas. Pese a las muchas advertencias en contra, parece acordado ya el uso de los dineros rusos congelados en Bruselas y Washington, para financiar a Ucrania.

Occidente apuesta por la solución militar y el mundo se ve enfrentado, nuevamente, al riesgo de que Europa nos lleve a una tercera guerra mundial. Lo harán, si no les amarramos las manos.

¿Cómo hacerlo? Intentando. Hay que conformar una alianza del mundo civilizado que vaya cerrando los espacios políticos a quienes han impuesto al mundo las guerras más devastadoras del último siglo. Las dos orientadas a derrotar a Rusia.

En ese esfuerzo del mundo civilizado, el encuentro entre Wang Yi, el principal representante diplomático chino, y Celso Amorín, asesor especial del presidente brasileño Lula, es la iniciativa más reciente. Reunidos en Beijing, el jueves 23 de mayo, emitieron una declaración de “Entendimiento común entre China y Brasil para una solución política a la crisis de Ucrania”.

El documento, de seis puntos, reafirma que el diálogo y la negociación entre las dos partes son la “única solución viable” para la crisis. Como alternativa a la cita de Occidente para respaldar la propuesta ucraniana, el mes próximo en Suiza, sin la presencia rusa, invitan al mundo civilizado –a la “comunidad internacional”, según los términos del documento– a apoyar esa propuesta, un intento por amarrar las manos a quienes amenazan con llevarnos a otra guerra mundial.

FIN