Adolfo Hitler y Rodrigo Chaves
Vladimir de la Cruz
Hitler y Mussolini, los grandes dictadores y líderes autoritarios de Alemania y de Italia, desde inicio de la década de 1920 hasta 1945, cuando fueron derrotados, al concluir la II Guerra Mundial, por ellos provocada, en el interior de sus países organizaron, a su alrededor cuerpos de seguridad personal, de represión y de apoyo particulares. Estos organismos de seguridad eran dirigidos por ellos, a quienes les reportaban mediante la estructura de conducción política, policial y militar que tenían.
Me detendré en las más tenebrosas, por su mayor y amplio conocimiento público como fueron las policías especiales que impulsó Adolfo Hitler, las llamadas SA, la SS. Y GESTAPO.
La Sturmabteilung o “SA” correspondió a una unidad que se usaba de asalto, la cual se desarrolló como una organización voluntaria de milicias ciudadanas. En Alemania se conocieron como las Camisas Pardas, por el uniforme que usaban. En Italia se les llamó Camisas Negras. En el caso alemán el color pardo era para distinguirlas de las “SS” que usaban uniformes negros con camisas blancas.
El término Sturmabteilung se originó por las tropas de asalto especializadas que tenía el Imperio Alemán en 1918. Las “SA” tuvieron un papel muy significativo en el ascenso de Hitler en la década de 1920 y primer lustro de la década de 1930, hasta cuando fueron integradas a las “SS” en la década de 1930.
La “SA” reclutó soldados o militares de experiencia y de buena preparación física para dar seguridad y proteger a los dirigentes del partido nacional socialista alemán. Luego las hicieron de amplia afiliación. Era la organización a cargo de realizar actos violentos contra grupos opositores.
En Alemania como en Italia estas organizaciones se desarrollaron al calor de los partidos políticos que dirigían Hitler y Mussolini, que ya en el poder se desarrollaron y fortalecieron como parte de la estructura institucional, jurídica, militar y policial.
El presidente Chaves no ha tenido oportunidad de impulsar su particular organización policial-militar desde un partido político, porque no tiene partido político propio, ni formó parte de un Partido político donde él fuera su principal dirigente.
Llegó a la Presidencia como candidato, ad hoc, para la ocasión de la campaña electoral del 2022. Fue la cara electoral de un partido que él no dirigía, del cual no es dirigente de nada.
Como presidente, por sus peroratas de los miércoles, ha logrado calar en sectores populares, bien manipulados con sus cortinas de humo de intentar resolverles sus problemas fundamentales, lo que los partidos políticos tradicionales, poderes públicos y fuerzas opositoras, entre ellas, algunos medios de comunicación no se lo permiten o le entraban las posibilidades de ayuda y de solución de problemas.
En su discurso dirigido a los sectores populares que han estado marginados por años, por diversos gobiernos y partidos políticos, les ha sembrado la idea de qué con él, con Chaves, hay esperanzas si lo dejan actuar, aunque sea a la fuerza, contra las instituciones o sin ellas, que le permitan tomar decisiones sin controles institucionales, constitucionales y legales.
Esta gente que no ha “ganado” nada, “nada” tiene que perder con Chaves. Tiene “posibilidades” de ganar, es el discurso y la imagen de la “esperanza” lo que les ofrece, y le siguen. No es casual el aumento de su popularidad personal, después de la visita de Bukele que empató con la tragedia climática que afectó al país, que el gobierno tuvo que atender, teniendo los recursos para ello.
El presidente Chaves con sus convocatorias provocativas contra instituciones públicas como la Asamblea Legislativa, la Sala IV y la Corte Suprema de Justicia, ha llevado a pequeños grupos, por ahora, de personas fanatizadas con él, a agredir verbalmente a sus miembros, y en cierta ocasión a provocar un conflicto de calle, casi cuerpo a cuerpo, con otros ciudadanos. En una ocasión frente a la Sala IV, uno de los manifestantes, un profesor universitario jubilado, de manera desaforada y desquiciada pidió la muerte del presidente de la Sala Constitucional, camino para pedir la muerte de cualquier otro ciudadano por parte de estas turbas que se movilizan al canto de sirena del presidente.
La “SA” alemana fue la organización encargada de preparar estos actos violentos y confrontativos con otros grupos de ciudadanos y otros partidos políticos.
Los rasgos de mando de la “SA” fueron de obediencia exclusiva a sus mandos militares, quienes rendían obediencia a Hitler. Cuando Hitler asumió el poder, en 1933, la “SA” se consideraba la escolta y la escoria de Hitler que amenazaba a los diferentes líderes del partido nacional socialista.
La “SA” era estimada como una organización radical, extremista y peligrosa. La “SA” fue usada para peleas callejeras con uso de armas convencionales. La “SA” fue la encargada de llevar a cabo la llamada “Noche de los cuchillos largos” y la Noche de los cristales rotos”, acciones que se realizaron contra la comunidad judía. Fueron también los quemaban libros y atacaban locales de opositores. La “SA” hitleriana fue temida incluso por las otras estructuras policiales y militares de la organización institucional hitlerista. La lealtad con Hitler se aseguraba con el control que él mismo tenía de esta organización militar. De la misma forma, la lealtad de la Unidad Especial de Intervención con el presidente Chaves deviene del control personal y jerárquico que él tiene sobre sus miembros. En esta dimensión Chaves es igual que Hitler el “Oberster SA-Führer”.
El presidente Rodrigo Chaves, trata de impulsar la Unidad Especial de Investigación, que depende directamente de la Presidencia de la República, que solo a él le reporta y obedece.
Los miembros de esta Unidad Especial de Investigación le rinden obediencia a su jefe directo, inmediato, que se desempeña como viceministro de Seguridad, y con él al presidente Chaves, pasándole por encima al mismo ministro de Seguridad Pública.
La “SA” tenía una serie de funciones y oficinas vinculas a su quehacer militar. La Unidad Especial de Intervención tiene igualmente una serie de funciones ampliadas, por el decreto inconstitucional publicado el pasado 21 de noviembre en La Gaceta, que le da el carácter político represivo y de tipo militar que tenía la “SA”.
La “SA” fue una organización paramilitar institucionalizada de voluntarios que imponían su ley. La Unidad Especial de Intervención no tiene todavía ese carácter, pero cada día le están ampliando las posibilidades de actuación y de intervención institucional, con posibilidad de crear los falsos escenarios de inseguridad ciudadana que les dé la potestad de actuar violentamente.
Recientemente, se ha propuesto un proyecto de ley para eliminar el Ministerio de Gobernación, de manera, que entre otras cosas, la Policía de Migración se pase a Seguridad Pública para ir concentrando, por ahora, en esa instancia todos los órganos e instancias policiales del país, sobre los que la Unidad Especial de Intervención podría dirigir y someter desde sus potestades ampliadas desde el pasado 21 de noviembre.
En el Decreto del jueves 21 de noviembre se aumentan las potestades de un órgano policial administrativo, que está en la Ley General de Policía, adscrito a la Presidencia de la República, y es dependiente y obediente directamente del presidente, llamado Unidad Especial de Intervención, considerada como un cuerpo especializado en operativos de alto riesgo contra el terrorismo y el narcotráfico, términos que pueden ser fácilmente atribuibles a distintos comportamientos.
En sus funciones también se le dieron la de proteger a los miembros de los supremos poderes, el cuerpo diplomático acreditado en el país y todos los jerarcas del Poder Ejecutivo, en su diversidad de ministerios e instituciones públicas, cuyos directivos se considere merezcan esa protección.
La Unidad Especial de Intervención se ubica por la realidad como un brazo policial y militar de la Dirección de Inteligencia y Seguridad, independiente de ella, para contener acciones terroristas, intervenir contra las acciones orientadas a la seguridad nacional y contra secuestros y actividades similares, que puedan afectar a los diferentes miembros del gobierno y de atender todo aquello atinente a la seguridad nacional de Costa Rica.
Estrictamente la Unidad Especial de Intervención no es un cuerpo netamente de inteligencia. Para ello tiene que apoyarse en la Dirección de Inteligencia y Seguridad y en el Organismo de Investigación Judicial, cómo en aquellos otros organismos policiales y de seguridad que desarrollan la llamada inteligencia policial.
La Unidad Especial de Intervención puede realizar seguimientos de personas, intervenir sus comunicaciones, desde ministros, diputados, magistrados y cualquier opositor político o antigubernamental, según se considere, y según Chaves ordene actuar contra él, como se hizo contra el diputado Ariel Robles y el Fiscal General de la República, Carlo Díaz. El Fiscal mismo ante la Asamblea Legislativa denunció que estas funciones y acciones eran realizadas por la Unidad Especial de Intervención, señalando acciones de espionaje.
En la práctica el Decreto del 21 de noviembre ha justificado lo que se ha venido haciendo desde el año pasado, se ha “legalizado o decretado” lo que inconstitucionalmente el gobierno de Chaves ha venido realizando.
Hitler quería en Alemania mantenerse en el poder, para llegar a dominar a la población y poder justificar la necesidad de ‘limpiar’ a Alemania. Cuando el presidente Chaves acusó y denunció que todos los presidentes de Costa Rica desde 1949 hasta el 2022 habían sido dictadores y tiranos, que solo habían gobernado a favor de grupos afines a ellos, en contra del pueblo, lanzó el mismo mensaje de Hitler, de limpiar al país de los grupos corruptos que han gobernado antes que él para poder satisfacer las necesidades del pueblo que él, Chaves, quiere hacer. Para ello, con Bukele afirmó la necesidad de gobernar con “seguridad para lograr la prosperidad”, el binomio ideológico que necesita para gobernar a la fuerza.
La “SA” fue una fuerza policial política. La Unidad Especial de Intervención es igualmente una fuerza policial política, al servicio exclusivo del presidente Chaves, que se acompaña con la idea mesiánica que Chaves tiene de sí mismo, que vende, como se llamó a sí mismo, el Moisés que conduciría al pueblo por el camino correcto, casi como “salvador de la Patria”, lo que le da estos resultados emocionales en las encuestas que le siguen valorando como persona, no tanto como gobernante, de manera favorable.
La Unidad Especial de Intervención, como la “SA”, es usada para investigar, seguir y controlar a todas las personas que trabajan directamente con el presidente, entre ellos los mismos ministros. De paso investigan y rastrean opositores, como quedó en evidencia cuando el Poder Ejecutivo, al referirse a un diputado del Frente Amplio lo exhibió en todos los pasos que había realizado en varios días. También ha sido usada para seguir políticos, empresarios y otras personas.
La Unidad Especial de Intervención tiene que verse como una organización extremista y peligrosa, como un brazo policial militar de un terrorismo de estado que puede estarse montando con este grupo militar por su esencia, formalmente camuflado de carácter policial.
En sus posibilidades operacionales tiene capacidad de intervenir conversaciones telefónicas, computadoras, de extraer información y de “meter”, “sembrar”, “plantar”, información falsa que comprometa para que la persona investigada pueda ser detenida y sometida a procesos judiciales, después de reducirlo a procesos policiales, que podrían incluir torturas por el grado de entrenamiento de algunos de sus oficiales, que tienen el entrenamiento militar altamente especializado en esos campos, como en el de franco tiradores, es decir de especialistas en disparar selectivamente a una persona con capacidad de matarlas desde distancias de más de 1000 metros.
En esta dimensión de “sembrar “ información pueden incluso llegar a crear la sensación de una desestabilización política que se le quiera hacer al presidente, un intento de golpe de estado, que le permita solicitar suspensión de garantías y actuar dictatorialmente, siguiendo al presidente Bukele con esos períodos, lleva 32 aprobaciones legislativas, de suspensión de las garantías, con lo cual el presidente puede actuar como un dictador, un tirano, un déspota, sin controles judiciales, mientras los ciudadanos frente a eso quedan totalmente desprotegidos e inermes.
La organización de las “Escuadras de protección” que impulsó Hitler, las llamadas Schutzstaffel , conocidas como “SS” era el grupo selecto, la élite del ideal alemán impulsado por Hitler.
Las “SS”, fundadas en 1929, cuando las crearon, les dieron la funciones de la seguridad, la identificación del origen étnico, la política de establecimiento demográfico, y la recopilación y el análisis de información de inteligencia; controlaban las fuerzas policiales alemanas y el sistema de los campos de concentración, represivos y carcelarios. Entre otras cosas, también atendieron la eliminación de los judíos, lo que llamaron la “solución final”. Cuando el gobierno del presidente Chaves impulsa el control en Seguridad Pública de la Policía de Migración, da esta sensación de impulsar una “limpieza” de extranjeros en el país.
Las “SS” se basaron en la lealtad a Hitler, como la Unidad Especial de Intervención lo es al presidente Chaves. Hitler nombró a Heinrich Himmler como el líder de las “SS”. Chaves ha designado como el líder de la Unidad Especial de Intervención al viceministro de seguridad, a quien le dio la tarea de iniciarla con 14 oficiales escogidos por él, como una guardia élite, y les dotó de nuevos vehículos y otros medios de trabajo.
De las organizaciones represivas del régimen nazi, estas “SS” fueron las más prestigiosas. El Tribunal de Núremberg, cuando juzgó a los nazis, declaró a las “SS” como una organización criminal.
Otra organización nazi de carácter represivo fue la Geheime Staatspolizei o Gestapo, que era la que actuaba como Policía Secreta del Estado. Algo similar tiene la Unidad Especial de Intervención. La “SS” fue la organización policial y militar que más brutalmente actúo contra la población. La Unidad Especial de Intervención, en potencia, tiene esta misma función.
La Gestapo, como policía política, era la responsable de proteger el régimen, y a sus gobernantes, de sus supuestos enemigos. Tenía autoridad para investigar y combatir todos los intentos de amenazas al Estado, al gobierno, o autoridades. Tenía facultades para investigar traiciones, espionaje, sabotaje, ataques criminales. Para ello se valía de informantes, vigilantes, de poder realizar cateos en domicilios, usar métodos brutales de interrogación, como los que se usan en los manuales de interrogación, y de tortura, en las cárceles que tiene Estados Unidos en Guantánamo. ¡Cuidado, que instructores militares especializados en estos interrogatorios estén entrenando a los miembros de la Unidad Especial de Intervención y de otros organismos similares en el país!
Sobre estas policías como la SA, la SS, la Gestapo y la Unidad Especial de Intervención, continuaré en próximos artículos.
El peligro de esta última, es que con ella se incuba la posibilidad de un instrumento de carácter represivo de incalculables dimensiones, de peligro a las mismas libertades y derechos constitucionales y de enorme preocupación sobre el futuro democrático de Costa Rica.
En ciernes tenemos la formación de un dictadorzuelo, o un gran dictador, según sea su evolución, que está en proceso acelerado de maduración, llamado Rodrigo Chaves Robles, que conduce al país por la vía de la militarización y la destrucción de las instituciones democráticas.