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Etiqueta: segregación

La exaltación por el muro

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

En varias de nuestras columnas a lo largo de los años hemos reseñado la reflexión impulsada por la intelectual estadounidense Wendy Brown sobre los estados amurallados.

Publicado inicialmente en 2010, su trabajo “Estados amurallados, soberanías en declive” constituye una de las mayores contribuciones analíticas sobre la construcción de muros fronterizos a nivel global y su significado semiótico y simbólico.

Es un trabajo que dicho sea de paso no ha perdido vigencia y resulta útil para interpretar acontecimientos actuales que tienen como tema central la fortificación de las fronteras, en particular en países con una larga tradición como receptores de población migrante.

Recordemos acaso dos o tres ideas centrales desarrolladas por Brown en su análisis.

La primera: los muros fronterizos representan una expresión del debilitamiento de la soberanía estatal, el declive de su funcionamiento. Ante esta condición, el muro expresa una forma de poder material y simbólico.

La segunda, la constatación de que los muros y las vallas fronterizas son expresión de una tensión entre los Estados-nación y agentes transnacionales que son concebidos como amenazas. Entre estos agentes sobresalen las subjetividades en contextos de movilidad, contra quienes pesa el largo y profundo poder de los estados.

Una tercera idea en la propuesta de Brown plantea que con la construcción de muros los estados ganan popularidad al demostrar un poder de protección y garantía de seguridad ante las amenazas externas. Generan procesos de separación, segregación y segmentación.

Estás tres ideas plateadas por la intelectual, condensan la conferencia de prensa realizada hace unos días por el presidente electo de Estados Unidos Donald Trump.

En su primera comparecencia luego de resultar ganador en las últimas elecciones presidenciales en aquel país, Trump dedicó varios minutos a reafirmar una de las promesas que lo hicieron vencedor en la contienda: retomará la construcción del muro fronterizo en aquellas secciones entre México y Estados Unidos donde esté incompleto y para ello destinará millones de dólares. Con esta acción, plantea, se detendrá la “amenaza criminal de quienes intentan entrar a Estados Unidos de forma irregular”.

La exaltación performativa y discursiva de este personaje resulta consecuente con el valor simbólico y material de un muro que ha cobrado cientos de miles de vidas humanas. A este muro vertical debe sumarse las acciones en tierra de agrupaciones antiinmigrantes que tienen como objetivo principal “cazar personas que se muevan a través de la frontera”.

Al asumir la presidencia en enero de 2025, Donald Trump deberá confirmar con hechos sus promesas de campaña. Una de sus primeras Directivas será sin lugar a dudas la de la deportación masiva y el aumento de los controles fronterizos en los que el muro resulta personaje principal.

Estamos a las puertas de una nueva ola epidémica contra las subjetividades migrantes regionales. Alertamos sus consecuencias para nuestros países, sus procesos sociales y culturales y la construcción de ciudadanías que al igual que las soberanías, muestran un franco declive y debilitamiento.

Que la vida humana y la dignidad imperen ante la locura y sinrazón de iba política migratoria abusiva y securitaria.

Segregaciones y segmentaciones que si se ven. ¿Y las que no?

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

En 2022 la zona pacífica costarricense sufrió constantes embestidas de mal tiempo durante el invierno. Fueron frecuentes las inundaciones, deslizamientos y desplazamientos de población afectada por las dinámicas de eventos naturales que, aunados a la mala planificación territorial, el extractivismo y la rampante actividad económica, convergen en el impacto y la vulnerabilizacion para amplios sectores de población.

La antesala de lo ocurrido hace unos días en Punta Leona, zona ubicada justamente en el Pacífico central costarricense, debe ubicarse en ese contexto previo. El deslizamiento de construcciones ubicadas prácticamente en acantilados debe llamar la atención sobre la intervención técnica y política requirida en contextos sociales, económicos y culturales caracterizados por el cambio y la transición. 

El enfoque de la gestión del riego no es un asunto meramente teórico. Es determinante para trabajar procesos de prevención, participación comunitaria y y una intervención viva y horizontal con las poblaciones.

Hace unos años trabajamos en los inicios de un proyecto sobre migración ambiental en Costa Rica. Visitamos la comunidad de Calle Lajas en Escazú, en el centro de la capital, devastada por una cabeza de agua que una noche de intensas lluvias mató 25 personas debido a un feroz deslizamiento. Las personas sobrevivientes fueron reubicadas en un terreno cercano al que le denominaron Lajas Compartir.

Los testimonios recogidos en esas primeras visitas de campo nos asombraron no solo porque los recuerdos de esa noche estaban presentes sino porque la realidad de un desplazamiento es quizá de las experiencias más duras que una persona y una comunidad pueden experimentar.

En Costa Rica, bajo una mirada analítica que aborda la segmentación, la segregación y la desintegración social, sabemos qué hay cientos de territorios desconectados y al borde de la tragedia.

Esos territorios no se ven porque justamente están segregados, pero contienen en sí mismos el riesgo latente de nuevas tragedias socio ambientales si la acción de planificación local y la participación comunitaria no accionan ya estrategias para mitigar los impactos que se avecinan en los próximos inviernos.

La discusión de fondo sobre lo acontecido en Punta Leona recientemente en construcciones notablemente visibles y expuestas al ojo mediático, no solo debería expresar variables sociales o categorías despectivas. Eso es tema para otra columna.

De fondo y de por medio se debe puntualizar la desidia política sobre el territorio y lo que es más grave, sobre las poblaciones que lo habitan. Eso es lo urgente.

La huella profunda en las luchas latinoamericanas: memorias sobre un viaje al centro de las resistencias

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Para subir y bajar de el Barrio La Honda, pequeños buses colectivos llamados “alimentadores” desafían la gravedad del espacio y el tiempo. Son topos que van horadando la montaña, volviéndola penetrable, transitable contra toda lógica científica pero amparada a un principio de las epistemologías de esta parte del planeta: resguardar la vida a toda costa. Pienso en los alimentadores como pienso en las famosas “parrilleras” guatemaltecas, tan acostumbradas al vértigo, la tortilla y la frontera entre seguir viviendo o dormir para siempre.

Esa mañana de domingo hemos ido a conocer la experiencia de la Casa Comunitaria que los otros topos, los de Cátedra Libre Martin Baró de Medellín, han ido convirtiendo poco a poco en un espacio lleno de color, lucha, encuentro, alegría, poesía. También horadan la montaña con juegos, acompañamiento y sensibilidad desde otras lógicas disciplinarias de hacer psicología y ciencia social en un país, en una región tan marcada por la necesidad y la resistencia. Es mayo de 2019.

Al regresar en un “alimentador” me percato de que en teoría urbana lo que los intelectuales llaman “fragmentación y segregación” se queda corto como concepto, al escuchar el reclamo airado de cerca de 10 personas que tienen más de una hora esperando transporte que los conecte con la ciudad varios kilómetros abajo y que reaccionan ante la negativa del conductor a subirlos al bus.

“Es que ya no hay campo”, pienso; ¿adonde se subirá y se acomodará esa gente”, reacciona mi pequeña claustrofobia súbita. Pero suben, se acomodan, van. Latinoamérica es eso: una casa común donde la gente, su gente, pese a las adversidades se va acomodando, luchando, caminando. El resto del viaje fue la continuación de una tensión equilibrista entre el conductor, la máquina y el camino apenas preparado para dejar pasar quizá una oruga y su descendencia.

El barrio La Honda es un lugar emblemático de la Comuna 3, en Medellín, conformado hará hace 20 años, por personas que llegaron a sus alturas e irregularidades, provenientes del conflicto interno colombiano. Eran familias desplazadas, arrancadas de raíz en un país donde los movimientos internos forzados han movilizado una fuerza afectiva, social y cultural de más de cinco millones de personas. 15.000 de ellas hoy hacen La Honda, la construyen y la mueven.

Pinceles en mano y un lienzo de cemento listo, junto a Daniela, en ese entonces colega de Cátedra, me apresto a alterar el orden público con pájaros volando.

Es una mañana hermosa y clara en el barrio, lo que nos permite observar sus distribuciones, sus acomodos sobre el cerro. Sobre una pequeña loma, una casa restaurada, recuperada como todo lo que han hecho los sectores populares latinoamericanos en tiempos de neoliberalismo violento: recuperar su memoria y su dignidad, luchar por ellas, sirve de campo de sueños, espacio lúdico y trabajo de acompañamiento psicosocial en el que primordialmente se busca hacer parte de las lógicas comunitarias y no absorber sus energías y vibraciones. Hay juego, hay cine, hay construcción social comunitaria. No es extractivismo disciplinario: es arte, abrazo, amor.

Hemos conocido esa y otras historias. Lo que vemos en realidad son procesos sociales y comunitarios en medio de lógicas de segregación social y económica. Contra ellas los niños y mujeres del barrio resisten, le dan otro sentido a la acción comunitaria. Se preparan para, todos los días, horadar de nuevo los obstáculos y construir su futuro.

Hemos terminado de plasmar sobre una de las paredes de la casa comunitaria en La Honda, mi alteración del orden público. Quizá en un futuro regrese para pintar allí los pájaros que hacen falta. Mientras tanto, cientos de personas alimentan su vida desde la lucha y la resistencia. Nos queda la tarea hermosa de caminar junto a ellas, con ellas. siempre.

Universidades se pronuncian contra «xenofobia» de Trump

Así título el diario mexicano La Jornada la nota en la cual da cuenta del pronunciamiento de las rectoras y los rectores de América Latina y del Caribe, en relación con las políticas del presidente de Estados Unidos de América. Otros medios que dieron resonancia a la voz de quienes lideran las casas de enseñanza superior son Pulso, diario de San Luis; y Primera Hora, de Nuevo Laredo, Tamaulipas.

Así informó La Jornada: Los rectores y rectoras de las universidades latinoamericanas y del Caribe se pronunciaron este viernes en contra de la xenofobia y la segregación que impulsa el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con la construcción de un muro en la frontera con México.

Reunidos en la VII Asamblea General de la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL), los representantes de las universidades más importantes de la región rechazaron en un manifiesto «la política de segregación del gobierno norteamericano» y se solidarizaron con el pueblo de México.

Demandaron una acción enérgica de los gobiernos y sociedades latinoamericanas y del Caribe a defender la libertad de tránsito en un mundo sin barreras y sin discriminación.

«Los muros como la militarización de las fronteras van en contra de la convivencia civilizada de los pueblos americanos«, sostuvieron en un mensaje difundido al concluir los trabajos de la UDUAL que se celebraron desde el jueves en la Antigua Escuela de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

«Nuestra región forma parte de la comunidad y la cultura de toda América incluidos los Estados Unidos: los flujos de migración han creado históricamente la diversidad cultural de aquella sociedad, fortaleciendo su crecimiento económico y generando una ciudadanía multicultural. Negar esta historia, con muros y militares, no la suprime«, dice el texto firmado por el presidente de la UDUAL y rector de la Universidad de Costa Rica, Henning Jensen Pennington, y el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers.

La UDUAL agrupa a 200 universidades en 22 países de América Latina, entre las que están instituciones como la Universidad de Buenos Aires, Argentina, Universidad de La Habana, Cuba, Universidad Nacional de Colombia, Universidad de los Andes, Venezuela.

«Nuestras universidades, como casas de cultura y conocimiento, se hacen solidarias con el pueblo de México que ha hecho de la vecindad un valor de integración cultural«.

 

Foto de La Jornada http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2018/04/06/universidades-se-pronuncian-contra-xenofobia-de-trump-9875.html

Información compartida con SURCOS por Henning Jensen Pennington, rector de la UCR y presidente de la UDUAL.

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