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Etiqueta: sindicalización

El papel de los trabajadores sindicalizados y sus organizaciones en tiempos de caos (2)

Gerardo Castillo Hernández / Frank Ulloa Royo
Instituto Sindical de Formación Política

Introducción

Hace días venimos hablando de esto, pero nadie parece reaccionar. Vivimos tiempos de caos. Las guerras abiertas y las guerras económicas redefinen el mapa del poder global, mientras las democracias se tambalean, las izquierdas se fragmentan y la derecha se radicaliza (Bauman, 2017). Todo esto ocurre en un mundo donde millones de personas huyen de la miseria y la violencia, encontrando fronteras cerradas y sociedades crispadas (Sassen, 2014). En este contexto turbulento, el papel de los trabajadores sindicalizados y sus organizaciones adquiere una relevancia especial y se hace necesario un nuevo pensamiento para problemas realmente nuevos, donde las viejas recetas no operan (Hyman, 2001).

Guerras abiertas y guerras económicas

El planeta está en llamas. Ucrania sigue siendo un campo de batalla donde se miden Rusia y la OTAN, con una guerra de desgaste que amenaza con extenderse (Mearsheimer, 2014). Medio Oriente arde con las masacres y la violencia en Gaza, mientras en el Líbano, Siria e Irak persisten conflictos olvidados y sin aparentes soluciones. África sigue siendo un escenario de muerte y desplazamiento de grandes poblaciones originarias por el cambio climático, el hambre y las luchas resultado de los espacios de poder dejados por Francia y otras potencias colonialistas europeas que expoliaron estos países hasta la miseria (Mbembe, 2017).

Pero la guerra no es solo con balas y misiles. Estados Unidos y China libran una batalla económica feroz por el control de la tecnología, las materias primas y los mercados globales. Sanciones, bloqueos, guerra de chips y manipulación de divisas son las armas de esta nueva guerra fría, donde los aliados se reacomodan y la multipolaridad es ya un hecho (Allison, 2017).

Reacomodo de bloques: El fin del mundo unipolar

El dominio absoluto de Occidente se desmorona. China, Rusia, Irán y otras potencias emergentes desafían el orden establecido (Kissinger, 2014). Los BRICS se consolidan como un bloque alternativo, mientras Medio Oriente busca autonomía del control estadounidense. América Latina, siempre oscilante, trata de encontrar un equilibrio en medio de presiones externas y crisis internas (Dussel Peters, 2016).

Europa, mientras tanto, se encuentra atrapada en su dependencia de EE.UU., con economías debilitadas y una crisis política que alimenta el auge de la extrema derecha. La Unión Europea, lejos de consolidarse, se fractura con el auge del euroescepticismo y la desconfianza entre sus propios miembros (Judt, 2011).

Derrumbe de las democracias y el desconcierto de las izquierdas

Las democracias se resquebrajan. El desencanto con los sistemas políticos es evidente: abstencionismo récord, gobiernos débiles, corrupción desenfrenada y una creciente polarización que convierte el debate público en una guerra de trincheras (Levitsky y Ziblatt, 2018). Las instituciones pierden legitimidad y los discursos autoritarios ganan terreno (Mudde, 2019).

Las izquierdas, que en otros tiempos canalizaron el malestar social, hoy parecen perdidas entre discursos identitarios, falta de estrategia y desconexión con las bases populares. Sin un proyecto claro, quedan a la deriva, permitiendo que la derecha radical capitalice el descontento y lo transforme en una reacción violenta contra el statu quo (Mouffe, 2005).

Radicalización de la derecha y los nuevos fascismos

La extrema derecha avanza en todo el mundo. Su estrategia es clara: explotar el miedo, la crisis económica y el fracaso de las élites políticas. Con discursos nacionalistas, xenófobos y autoritarios, líderes como Trump, Le Pen, Milei y otros prometen orden en medio del caos, aunque ese orden signifique la erosión de derechos y libertades (Stanley, 2018). Las elecciones en Alemania parece que nuevamente será la puerta de entrada del fascismo a uno de los principales países europeos donde se consideraba superado (Kagan, 2017).

Este fenómeno no es casualidad. Es el resultado de años de desigualdad, precarización laboral y crisis de identidad en sociedades que sienten que han perdido el control sobre su destino. Con un enemigo común –migrantes, élites globalistas, feministas, izquierdistas, etc.–, logran aglutinar a sectores descontentos en una ofensiva reaccionaria (Piketty, 2014).

El rol de los trabajadores sindicalizados y sus organizaciones

En este panorama caótico, los trabajadores sindicalizados y sus organizaciones enfrentan un desafío formidable: mantener la cohesión social, proteger los derechos laborales y promover la justicia social en un contexto de creciente desigualdad y polarización (Hyman, 2001).

  1. Defensa de los derechos laborales y ciudadanos: Los sindicatos deben redoblar sus esfuerzos para garantizar condiciones laborales dignas, salarios justos y la protección social de todos los trabajadores, independientemente de su origen o situación migratoria y asegurar espacios de poder político en las comunidades y la sociedad (Freeman y Medoff, 1984).

  2. Lucha contra la precarización laboral: La tendencia hacia la precarización del trabajo y la economía de colaboración entre empresas y personas (economía gig), obviando o neutralizando a los sindicatos, requiere una respuesta robusta de los sindicatos para asegurar la estabilidad laboral y la seguridad económica de los trabajadores (Standing, 2011).

  3. Inclusión y diversidad: Es esencial que los sindicatos promuevan la inclusión y la diversidad en el lugar de trabajo, protegiendo a las mujeres, migrantes y otros grupos vulnerables frente a la discriminación y la explotación (Freeman y Medof, 1984).

  4. Educación y formación: Fomentar la formación política para que los trabajadores puedan entender la nueva sociedad y sus estructuras de poder, así como la mejora de la educación y el reciclaje profesional, será clave para que los trabajadores puedan adaptarse a los cambios tecnológicos y económicos, y mantenerse con alguna vigencia en el mercado laboral, antes que la robótica avance más y sustituya a los humanos (Brynjolfsson y McAfee, 2014).

  5. Participación política y social: Los sindicatos deben involucrarse activamente en la vida política y social, defendiendo los valores democráticos y luchando contra el avance de los discursos autoritarios y xenófobos (Hyman, 2001).

  6. Solidaridad internacional: En un mundo globalizado, será necesario que los sindicatos pongan su barba a remojar, mejoren las propuestas solidarias a nivel internacional, construyendo redes de solidaridad global que no respondan con exclusividad a los intereses de los trabajadores de las naciones en donde se concentran los centros del nuevo poder mundial (Castells, 2010).

A manera de inicio de un debate:

En un mundo marcado por el caos y la incertidumbre, el papel de los trabajadores sindicalizados y sus organizaciones es más importante que nunca. Al defender los derechos laborales, luchar contra la precarización en las calles, promoviendo el nuevo pensamiento político, la inclusión y la diversidad, y participar activamente en la vida política y social, los sindicatos pueden ser un faro de esperanza y justicia en tiempos oscuros. Su capacidad para adaptarse y evolucionar será clave para enfrentar los desafíos del siglo XXI y construir un futuro más justo y equitativo para todos (Hyman, 2001).

Bibliografía

  • Allison, G. (2017). Destined for War: Can America and China Escape Thucydides’s Trap? Houghton Mifflin Harcourt.

  • Bauman, Z. (2017). Retrotopia. Polity Press.

  • Brynjolfsson, E., & McAfee, A. (2014). The Second Machine Age: Work, Progress, and Prosperity in a Time of Brilliant Technologies. W. W. Norton & Company.

  • Castells, M. (2010). The Rise of the Network Society. Wiley-Blackwell.

  • Dussel Peters, E. (2016). América Latina y el Caribe: Lidiando con la Trampa del Ingreso Medio. CEPAL.

  • Freeman, R. B., & Medoff, J. L. (1984). What Do Unions Do? Basic Books.

  • Hyman, R. (2001). Understanding European Trade Unionism: Between Market, Class and Society. SAGE Publications.

  • Judt, T. (2011). Postwar: A History of Europe Since 1945. Penguin Books.

  • Kagan, R. (2017). The Jungle Grows Back: America and Our Imperiled World. Knopf.

  • Kissinger, H. (2014). World Order. Penguin Books.

  • Levitsky, S., & Ziblatt, D. (2018). How Democracies Die. Crown.

  • Mbembe, A. (2017). Critique of Black Reason. Duke University Press.

  • Mearsheimer, J. J. (2014). The Tragedy of Great Power Politics. W. W. Norton & Company.

  • Mouffe, C. (2005). On the Political. Routledge.

  • Mudde, C. (2019). The Far Right Today. Polity Press.

  • Piketty, T. (2014). Capital in the Twenty-First Century. Harvard University Press.

  • Sassen, S. (2014). Expulsions: Brutality and Complexity in the Global Economy. Belknap Press.

Graves amenazas contra dirigente sindical

Foto: Rel UITA

Con Steve Rodríguez

La empresa Frutas Selectas del Trópico S.A., subsidiaria del consorcio agroindustrial guatemalteco Grupo Hame, posee dos fincas bananeras (San Gerardo y La Flor) en la provincia de Puntarenas. El Sindicato Nacional de Trabajadores Piñeros y Bananeros de Costa Rica (Sintrapybcr) ha venido denunciando graves violaciones laborales y de seguridad.

Giorgio Trucchi

Luis Arnulfo Gómez Moraga se desempeña como capataz en la planta empacadora. Al ser testigo de tantas violaciones de los derechos de trabajadores y trabajadoras, Gómez decidió acudir al Ministerio del Trabajo y Seguridad Social (MTSS).

Después de varias inspecciones, las autoridades pudieron comprobar la veracidad de las denuncias y actuaron judicialmente en contra de la empresa.

Ante la reacción amenazante de la patronal, Gómez Moraga decidió acudir a la Federación Nacional de Trabajadores de la Agroindustria, Gastronomía, Hotelería y Afines (Fentragh), que lo remitió al Sintrapybcr.

“Empezamos a trabajar y creamos las condiciones para que varios trabajadores se afiliaran y constituyeran una seccional de nuestra organización. A los dos días de su afiliación, todos estaban despedidos”, manifestó a La Rel, Steve Rodríguez, secretario general del Sintrapybcr.

El dirigente sindical explicó que la empresa adujo motivaciones totalmente falsas para justificar el despido de unas 16 personas, incluyendo a Gómez Moraga.

“La empresa los despide porque no quiere que se siente un precedente y que, a través de la seccional, se sindicalicen más trabajadores. Fue en este momento que comenzaron las amenazas”, explicó Rodríguez.

Según el dirigente sindical, a Gómez Moraga fueron a amenazarlo de muerte hasta su hogar.

“En dos ocasiones fue interceptado por desconocidos en moto que le dijeron que dejara de defender a los trabajadores.

En otra ocasión –continuó Rodríguez– fue uno de los abogados de la empresa que llegó hasta su casa para convencerlo a aceptar el despido, recordándole que debía pensar en el bienestar y la seguridad de él y de su familia”.

Ante esta situación, el sindicato decidió presentar formal denuncia para resguardar la seguridad del trabajador.

Asimismo, fueron presentadas las demandas judiciales para la reinstalación de los trabajadores despedidos, y al menos 17 denuncias por varios incumplimientos cometidos por la empresa.

 

Fuente: http://www.rel-uita.org/costa-rica/graves-amenazas-contra-dirigente-sindical/

Amazon despide y amenaza con la policía a los empleados que buscan sindicalizarse en EE.UU.

Amazon enfrenta una nueva polémica, tras ser acusado de reprimir en Estados Unidos los intentos de sus empleados de formar un sindicato en la empresa. Trabajadores de varios estados del país han denunciado despidos y avisos a la Policía con acusaciones falsas como parte de una “cacería de brujas”.

La reciente sindicalización del almacén JFK8 en el distrito de Staten Island, el más grande de la empresa en Nueva York, ha impulsado las esperanzas sindicales de empleados de otras sucursales. Sin embargo, desde esa victoria, los esfuerzos por intimidar a los trabajadores que buscan asociarse en defensa de sus derechos laborales van en aumento. Amazon ha sido acusada de despedir ilegalmente a trabajadores en Chicago, Nueva York y Ohio, así como de tomar represalias contra empleados en Nueva York y Pensilvania.

Para más información pueden leer la nota completa en https://actualidad.rt.com/actualidad/432792-amazon-despedir-amenazar-empleados-sindicato

Represión sindical en empresa MASS – Limón

El pasado miércoles 21 de octubre en un predio ubicado en la comunidad de Búfalo de Limón, Maikol Hernández acompañó a un grupo de trabajadores / as que fueron despedidos injustamente por la empresa Maritime Service Solutions (MASS) después de que se unieran al Sindicato Costarricense de la Industria de Transporte y Afines (SCITA).

Aprender del Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia

Vladimir de la Cruz

Cuando el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia asumió la Presidencia de la República, en su discurso del 8 de mayo de 1940, manifestó que seguiría los lineamientos, que habían contribuido en su formación personal, desde el hogar y de sus estudios en Europa, en Bélgica, cuando se formaba como médico, de la doctrina social cristiana, en ese momento, 1940, la Encíclica Rerum Novarum, el Código Social de Malinas y la Encíclica Cuadragésimo Anno. En ese momento no mencionó Garantías Sociales ni Código de Trabajo.

Su formación en la Europa de la post guerra, de la I Guerra Mundial, y de sus estudios y lecturas, le profundizaron su sensibilidad social, junto a la que la formación de médico le daba.

Al regresar a Costa Rica, a finales de la década de 1920, vio con dramatismo, que lo marcó para los años siguientes, los males sociales que se vivían en el país, en esos años, el desamparo social, los “desheredados”, como él los llamó, la injusticia social, las malas viviendas carentes de aire y de luz, las enfermedades que agobiaban a la población nacional, la indigencia, el hambre, la alta mortalidad en partos, los malos salarios, la falta de protección social, el negarle a los trabajadores el derecho que lo que les produce su trabajo les genera.

Observó la caridad y la beneficencia de la época como una práctica “humillante”. Señaló contundentemente que con desnutrición en la niñez y en la población “las medicinas sobran” y, enfatizó que a los niños pobres se le negaba el derecho a la vida.

Claramente sentía que nadie podía sentirse orgulloso al observar ese panorama de la Costa Rica de finales de la década de 1920, que no parece muy alejado al de la Costa Rica actual.

Consideraba el Dr. Calderón Guardia que las causas de estos males eran las condiciones económico-sociales que se vivían, que se están volviendo a repetir, de manera agudizada y evidente, en este momento de la Pandemia, y que por ello él no podía perder la noción de la Justicia.

Para él su paso por la Universidad europea fue la que le abrió los ojos para ver mejor esta realidad, y para no ser indiferente ante ella, especialmente ante los problemas sociales, como él mismo señalaba, y no ser indiferente ante el dominio del poderoso sobre el débil y ante la esclavitud económica de las grandes mayorías sociales.

Su paso por la Municipalidad de San José, 1930-1934 y por el Congreso de la República, 1934-1939, le dieron la visión política, que le permitió, al asumir la Presidencia en 1940, tener claro su propósito de Gobernante.

Apoyado e impulsado a la candidatura presidencial por fuerzas conservadoras, y ganando con un gran apoyo popular, 88% de la votación presidencial, entendió que él tenía una gran responsabilidad personal y política frente a quienes le habían confiado el destino del país, en un momento crucial de la vida internacional, sin dimensionar aún, en 1940, el peso que tendría la II Guerra Mundial iniciada en setiembre de 1939, en la economía nacional y en la vida social del país.

Al asumir la Presidencia esbozó su camino en la dirección de que Costa Rica seguiría una senda de bienestar y progreso.

Hasta el 1 de mayo de 1941 informó que enviaría al Congreso su Proyecto de las Garantías Sociales. Ya había impulsado la apertura de la Universidad de Costa Rica el 26 de agosto de 1940, y en marzo de 1941, la Universidad iniciaba sus primeros pasos. Al señalar los Seguros Sociales manifestó que eran un instrumento de paz social y que respondían al deber del Estado de prevenir que la sociedad se debilitara. Eran los seguros de enfermedad, invalidez, vejez y muerte los que iniciaban.

Un año más tarde, el 1 de mayo de 1942, con contundencia anuncia el inicio de la Caja Costarricense del Seguro Social. De nuevo señala que esta institución es en beneficio de la clase trabajadora, que es una institución imprescindible de Costa Rica, que es un Derecho inalienable del pueblo, que asegura las bases de la paz.

En esta misma dirección se pronunció ese día a favor del salario mínimo, de la jornada máxima de 8 horas de trabajo, del derecho de sindicalización de trabajadores y patronos, de la protección del anciano, la madre y el niño y, anunció el Proyecto de Garantías Sociales y la Reforma al Artículo 29 de la Constitución Política, el equivalente al actual Art. 45 de la Constitución Política, para darle un uso social a la propiedad cuando fuere necesario, al mismo tiempo que inicia la redacción del Código de Trabajo.

En diciembre de 1941 tomó la decisión de declarar la Guerra a Japón, Italia y Alemania, como resultado de los ataques a las bases norteamericanas de Pearl Harbor, en solidaridad con los Estados Unidos. Esto provocó que los sectores políticos que hasta ese momento le habían apoyado le zafaran su apoyo, y hasta intentaran sin éxito un Golpe de Estado, advirtiendo en setiembre de 1942, que había sectores y “amigos” que le decían que estaba “acabando su carrera política” y que “estaba quemando las naves”.

Esto lo llevó, inevitablemente, a separarse y a enfrentarse a esos sectores, y al mismo tiempo a buscar otros aliados sociales y políticos, lo que se materializó en los sucesos políticos de junio de 1943, cuando públicamente se unieron, alrededor de las políticas sociales y de la Reforma Social impulsada, el Partido Comunista de Costa Rica, dirigido por Manuel Mora Valverde, el gobierno del Dr. Calderón Guardia y la Iglesia Católica dirigida por Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez, uno de los pactos de mayor trascendencia política que ha tenido el país, que se materializó, también, en el pacto electoral de la Coalición el Bloque de la Victoria, que impulsó la candidatura de Teodoro Picado, que lo llevó a la Presidencia de la República, en 1944, para asegurar la continuidad de la Reforma Social que había nacido a la vida jurídica y constitucional en 1943.

Cuando el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia asumió esta responsabilidad manifestó públicamente, en setiembre de 1942, que esa era su responsabilidad como Gobernante, y como Hombre, ante el Problema Social que vivía el país.

Enfatizó que el Gobernante debe actuar en conciencia de sus Deberes, Ideas y Motivaciones, con pensamiento abierto con los Deberes históricos. Decía que respondía a la conciencia colectiva de la opinión pública y se colocaba en juicio ante la posteridad. Su decisión era un acto de rendir cuentas y de responder por la acción social del Gobierno, que estaba impulsando.

Para el Doctor Calderón Guardia el Gobernante no podía darle la espalda al pueblo en su misión social, porque en su sitio presidencial se debatía entre gobernar a favor de los intereses creados o en gobernar para el pueblo. Para él, el problema más difícil que tenía el gobierno era la miseria, situación similar a la que está desarrollándose en el país hoy.

Por eso, él asumió, en sus propias palabras, el esfuerzo a favor del “proletariado nacional”, por elevar la condición económica, social, moral y cultural del pueblo. Por ello impulsó políticas contundentes de Asistencia Pública en salud, el Consejo Nacional de Nutrición, el saneamiento de poblaciones, el suministro de agua potable, el desarrollar y fortalecer la educación, la política de calzar campesinos, trabajadores agrícolas, “peones”, y niños, atacar el costo de la vida golpeando hasta donde pudiera el agiotismo y el acaparamiento de víveres, estableciendo la Ley de Inquilinato para regular y congelar alquileres, impulsó la Junta de Habitación y la Cooperativa de las Casas Baratas o de la “Familia”, revisar salarios, no para bajarlos, sino para asegurarlos como base del futuro bienestar de los trabajadores. Así también desarrolló el Derecho “Obrero”, el Derecho Laboral. Para el Dr. Calderón Guardia Trabajo y Salarios tenían que garantizar una vida digna y un régimen de trabajo “realmente Humano”.

Ante la situación que vive el país hoy, el embate que se produce contra las clases trabajadoras en general, contra las clases medias y el empobrecimiento de los profesionales, el ataque contra los salarios y las pensiones, contra los micro, pequeños y medianos productores, empresarios y comerciantes, de la guillotina que se ha dejado caer contra los beneficios sociales históricamente logrados, con el aumento de la pobreza y de la pobreza extrema, del desempleo de hombres, de mujeres y especialmente de mujeres cabeza de familia, el desempleo de jóvenes, hace falta un Presidente, y líderes políticos, que como el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, con su estatura moral, hable libremente con sinceridad, muestre sus verdaderas intenciones y motivaciones, que se inspire en el amor al pueblo, en el bien de la Patria, sacrificando conveniencias personales, y actuando de acuerdo a la necesidad de Justicia, porque quien niega sus convicciones se niega a sí mismo.

Los herederos del Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, su Partido Unidad Social Cristiana, el Partido Republicano Social Cristiano, principalmente, con sus líderes y diputados más destacados hoy pareciera que no tienen ni idea de quien fue el Dr. Calderón Guardia, desconocen su pensamiento y obra, reniegan cotidianamente desde la Asamblea Legislativa de su herencia político social, y le escupen a la cara constantemente con sus políticas antipopulares y anti clases trabajadoras.

De los otros partidos políticos, representados en la Asamblea Legislativa y en el espectro político electoral nacional, menos le son fieles a esa herencia social, y en su conjunto carecen de una visión histórica de cuáles son las fuentes y raíces que han construido la Costa Rica actual, de cómo se edificaron las bases y las estructuras de edificio político de la democracia social, que ellos mismos están cavando.

Ni qué decir de la ausencia de un Presidente de la República que ante este recuerdo del Dr. Calderón Guardia, parece caminando solo en un desierto, sin orientación política de hacia dónde dirigirse y, lo peor, sin alma ni sensibilidad social.

El demonio del año

Oscar Núñez Olivas

Cada época tiene sus demonios. Para la Edad Media, las brujas. Para el siglo XVI los protestantes. Para la Alemania nazi, los judíos. Para el siglo XX, el comunismo (o el capitalismo, según quien lo viera). Para la Costa Rica de 2015, las convenciones colectivas.

De repente, pareciera que el enemigo público número uno son estos acuerdos laborales, a los que se señala inquisitoriamente como generadores de déficit fiscal y privilegios “desaforados” para los empleados públicos.

Usted pone la radio y alguien está expresando su indignación contra las convenciones colectivas; prende el televisor y un diputado libertario promete empeñar todo su poder de representación para abolir las convenciones colectivas; abre el periódico y un economista escribe sobre los efectos dramáticos de las convenciones colectivas para la economía.

En redes sociales, usted encontrará andanadas de insultos y comentarios insufribles contra los empleados públicos y sus dirigentes sindicales que “inventaron” las convenciones colectivas.

En fin, que el interés y la ignorancia se fueran a pasear un día…

Sé de muy buena fuente, aunque usted no lo crea, que las convenciones colectivas no son invención de don Albino Vargas, ni de ninguno de los dirigentes sindicales del sector público.

Existen desde hace muchos años en la inmensa mayoría de los países occidentales, y constituyen verdaderas instituciones de derecho en las democracias más avanzadas del mundo.

En Europa los convenios colectivos de trabajo están generalizados no solo en el sector público, sino también en el privado. En algunos países funcionan como acuerdos de validez nacional para todos los trabajadores de un mismo gremio; en otros –como en el nuestro- se negocian y suscriben entre los trabajadores y los patronos de cada empresa.

La negociación colectiva es, sin duda, un instrumento de gran importancia en la procuración de justicia social, porque frente al poder del patrono, el trabajador individual no tiene la fuerza suficiente para negociar mejoras en sus condiciones de trabajo, ni siquiera para hacer valer sus derechos mínimos, garantizados por la ley.

La convención colectiva regula las relaciones laborales en su sentido más amplio (salarios, jornadas, periodos de descanso, condiciones ambientales) entre muchas otras, así como los mecanismos de solución de conflictos.

En Costa Rica solo hay convenciones colectivas en el sector público, pues sabemos que en el sector privado la sindicalización está prohibida de hecho, aunque sea legal en el papel, y sin sindicatos difícilmente podría haber convenios colectivos de trabajo.

Posiblemente a esta diferencia se deba en parte la significativa brecha que existe entre los trabajadores del Estado y los de la empresa privada en casi todos los aspectos. Una brecha que algunos políticos y medios de comunicación aprovechan, con despliegue de cinismo, para alimentar la discordia entre ambos sectores laborales.

Las convenciones no solo son legítimas sino que son instrumentos necesarios de la democracia y es un deber del Estado garantizar a los trabajadores de todos los sectores el derecho de sindicalización y de negociación colectiva.

La trampa

De lo anterior no debería deducirse que todo esté bien en relación con las convenciones colectivas vigentes en el sector público. Ciertamente, hay abusos y desproporciones y eso es algo que hasta los propios dirigentes sindicales se ven obligados a reconocer en voz baja.

La política ha puesto la trampa. Y hablamos de la política en sentido amplio, la que desarrollan tanto los sindicatos como los partidos políticos.

Luego de firmarse las primeras convenciones colectivas en el sector público, algunas a finales de la década de 1960, pero la mayoría en las décadas de los años 70 y 80, se fue imponiendo una dinámica que a la postre se volvería insostenible. Dicha dinámica consiste en que cada vez que se renegocia una convención, generalmente al cabo de dos años de vigencia, se hace imperativo introducir nuevas mejoras en las condiciones de trabajo.

Con ello, los dirigentes sindicales exhiben triunfos que afirman su compromiso con los trabajadores que representan y garantizan su reelección, mientras que los políticos que dirigen las instituciones atraen votos para sus partidos y, eventualmente, para ellos mismos.

En algún momento, las reivindicaciones salariales empezaron a ponerse difíciles, ya sea por directrices del Poder Ejecutivo o porque generaban desequilibrios en los escalafones internos. En compensación, los jerarcas empezaron a ceder beneficios de otra naturaleza (permisos especiales, pagos por llegar temprano al trabajo, por trabajar en un segundo piso, etc.) sin detenerse a considerar su racionalidad y sus efectos presupuestarios.

Esa lógica se ha convertido en una bola de nieve, sobre todo en momentos en que existe una creciente preocupación por el déficit fiscal. Los sectores más favorecidos, tradicionalmente reacios a pagar impuestos, han encontrado el argumento ideal para seguir negándose: ¡que el gobierno elimine las convenciones colectivas, recorte el gasto y después hablamos!

Por supuesto, quienes manejan este discurso no mencionan las multimillonarias exenciones que han disfrutado durante décadas diversos sectores empresariales: exportadores, generadores turísticos, empresas de zona franca, para mencionar algunos. Ni se refieren a la masiva evasión fiscal que, según estudios del ministerio de Hacienda, representan una suma igual o ligeramente superior a la que el Estado recauda. Es decir, que sin evasión no existiría déficit fiscal, con convenciones colectivas y todo.

En suma: es demagógico satanizar las convenciones colectivas y hacerlas culpables de todos los males del país. Las convenciones deben seguir existiendo, aunque sería deseable establecer ciertas normas que eviten la reiteración de abusos.

Sin embargo, Costa Rica es un estado de derecho. La racionalización de estos acuerdos laborales es un proceso que debe conducirse de forma ordenada, respetando derechos adquiridos y procurando mantener los beneficios justificables que inciden positivamente en la calidad de vida de los trabajadores y sus familias.

 

*Imagen con fines ilustrativos.

Enviado a SURCOS Digital por Marcela Zamora Cruz.

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