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Etiqueta: soberanía alimentaria

Costa Rica requiere fortalecer una cultura centrada en el respeto a la dignidad de todas las personas

José María Gutiérrez, profesor emérito, Universidad de Costa Rica

El bicentenario de la independencia de las repúblicas centroamericanas encuentra a Costa Rica en una posición tambaleante. Los primeros dos siglos de vida independiente fueron testigos de procesos complejos en los cuales el país, gracias a pactos sociales visionarios en diversos momentos de nuestra historia, pudo generar políticas públicas y una institucionalidad que ha dado réditos valiosos, en medio de múltiples problemas, conflictos y desafíos. Estos pactos sociales, no obstante, se han debilitado notablemente en las últimas décadas. El tejido social se ha deshilachado y el país ha pasado a engrosar la lista de naciones con mayor desigualdad. Los proyectos políticos y económicos hegemónicos no auguran un futuro promisorio y el país requiere buscar nuevas luces y avenidas que conduzcan a una convivencia donde priven la equidad, el bien común, la dignidad de las personas y la relación armoniosa con el ambiente. ¿Cómo lograrlo?

Debemos generar un escenario colectivo de prácticas democráticas renovadas, en el cual la participación de amplios sectores de la población marque la pauta en procura de alternativas en todos los ámbitos de nuestro quehacer. Vale decir, requerimos edificar una auténtica democracia participativa, donde la energía creadora de muchas personas y colectivos abra las puertas a nuevos horizontes. Estos procesos deben ir aparejados del fortalecimiento de las instituciones públicas como garantes de derechos esenciales, con amplia participación popular y en un marco de equidad. Necesitamos políticas tributarias progresivas, que reduzcan la inaceptable desigualdad en que vivimos. El fortalecimiento de la educación y la salud públicas deberán ser ejes centrales de nuestro futuro, al igual que políticas que aseguren la protección del ambiente. Debemos abocarnos a fortalecer un desarrollo científico-tecnológico endógeno, incluyendo las ciencias naturales y las sociales, que ponga el conocimiento al servicio del bien común, mediante una estrategia de resiliencia ante los embates externos, la cual garantice soberanía alimentaria, energética y tecnológica.

Costa Rica requiere fortalecer una cultura centrada en el respeto a la dignidad de las personas y su diversidad en todos los planos, incluyendo los grupos históricamente excluidos. Debemos dejar atrás las lacras del patriarcado, el racismo y el clasismo, para generar un entorno nacional marcado por la generosidad y la solidaridad, lejos del individualismo y del mercantilismo prevalecientes. Una sociedad donde nadie esté de más y donde todas las personas tengamos garantizada una vida digna. Ojalá que en el transitar hacia el tercer centenario de nuestra independencia tengamos la sabiduría y el coraje para construir ese mundo más pleno.

Soberanía alimentaria en Rutas de recuperación justa -diálogos virtuales – 2021

Rutas de recuperación justa diálogos virtuales – 2021 realiza el cuarto encuentro el día viernes 16 de julio 2021 de 4:30 pm a 6:00 p.m. En dicho se encuentro se tratará sobre “Soberanía alimentaria” y se contará con la exposición de:

  • Juan Arriaga
  • Yasi Morales
  • Pedro Salguero

En este encuentro virtual se valorarán las condiciones actuales sobre el tema, se compartirán ideas y se construirán propuestas de acción.

El encuentro es organizado por Fecon y Comunidades Ecologistas la Ceiba.

Orígenes del Día Internacional de la Lucha Campesina

Jorge Luis Hernández Cascante

Hoy es 17 de abril.

Hoy, pero en 1996 estábamos reunidos en Tlascala México en la primera asamblea de Vía Campesina (después de nuestra institución como movimiento mundial en Mons Bélgica 1993). En ese momento recibimos la cruel noticia de la masacre de 19 campesinos, en el Dorado dos Carajás, Brasil; en su lucha por el derecho a la tierra.

Y desde entonces este día lo celebramos en todo el mundo como día de la lucha campesina. Hoy se multiplican las tareas y luchas en todo el mundo:

– Por la globalización de la esperanza
– Por un modelo de desarrollo que se oriente en el respeto a la naturaleza antes que su explotación mercantil
– Por el derecho a la alimentación para nuestros pueblos.

Eso solo es posible si se concretan estrategias nacionales bajo los principios de la soberanía alimentaria y la economía solidaria, una forma concreta y real de asegurar la seguridad alimentaria en nuestras sociedades.

Por ahora las y los campesinos enfrentan:

– Criminalización de las protestas
– Ofensiva de transnacionales con aliados locales pro transgénicos
– Nuevos marcos de fomento a la apertura
– En nuestro caso en todo lo que va del siglo es evidente la orientación de la política y recursos hacia otros sectores, con olvido del agro.
– A la vez la vuelta atrás en todo lo que es redistribución de la tierra y el abandono de las mismas ante la falta de estímulo o apoyo para producir.
– Asimismo la nueva condición productiva que atenaza al campo con la creciente crisis climática, donde el agua es cada vez más escasa y ya en muchas zonas inexistente… es uno de sus detonantes.

En este día 17 abril cabe recordar los diversos esfuerzos por construir una propuesta alimentaria para el país y que desde el 2002 hemos venido apoyando. Diversidad de esfuerzos desde la institucionalidad publica, el congreso, las organizaciones y la academia; que no han logrado siquiera llegar a la discusión parlamentaria nacional.

En este juego de circunstancias cabe preguntarse: ¿Es o no oportuno generar un foro de discusión y propuesta alrededor del cambio climático y la soberanía alimentaria para Costa Rica o la región centroamericana?

¿Habrá aún posibilidad de tender puentes de voluntades entre los diversos actores sociales?

Foto de cabecera corresponde al cierre de la jornada el 17 de abril de 1996.

“Conmemoración del Día Internacional de la Lucha Campesina: su importancia en la Soberanía Alimentaria y la Economía Solidaria” – video

SURCOS comparte la siguiente información:

El pasado viernes 08 de abril se estuvo llevando a cabo el Programa Radial Semillas y Saberes en el que se discutió sobre la Conmemoración del Día Internacional de la Lucha Campesina y la importancia que esta tiene sobre aspectos tales como la Soberanía Alimentaria y la Economía Solidaria.

El mismo contó con los siguientes participantes:

  • Alida Sigüenza- Lideresa comunitaria (Asentamiento San Isidro Labrador) y el Equipo Dinamizador Nacional de RedESS.
  • Carlos Hernandez- Cokomal y el Equipo Dinamizador Nacional de RedESS.
  • Audio Lidieth Hernandez- Lideresa comunitaria (Grupo Abriendo Brechas del Alumbre de Corralillo).

Puede ver el programa nuevamente por la transmisión de Facebook Live de Radio 870 UCR o dando click en este enlace:

Conmemoración del Día Internacional de la Lucha Campesina: su importancia en la Soberanía Alimentaria y la Economía Solidaria

Programa Semillas y Saberes invita a la “Conmemoración del Día Internacional de la Lucha Campesina: su importancia en la Soberanía Alimentaria y la Economía Solidaria”.

SURCOS presenta la siguiente invitación:

El jueves 08 de abril se estará llevando a cabo el programa radial Semillas y Saberes en el que se hablará sobre la Conmemoración del Día Internacional de la Lucha Campesina y la importancia que esta tiene sobre aspectos tales como la Soberanía Alimentaria y la Economía Solidaria.

El mismo contará con los siguientes participantes:

  • Alida Sigüenza- Lideresa comunitaria (Asentamiento San Isidro Labrador) y el Equipo Dinamizador Nacional de RedESS.
  • Carlos Hernandez- Cokomal y el Equipo Dinamizador Nacional de RedESS.
  • Audio Lidieth Hernandez- Lideresa comunitaria (Grupo Abriendo Brechas del Alumbre de Corralillo).

El programa se puede sintonizar en la Radio de 870 UCR (870 AM) por radios.ucr.ac.cr o por el Facebook Live de Radio 870 UCR.

Adjuntamos la invitación formal del evento:

Red de Mujeres Rurales fija posición ante proyecto legislativo que busca control de semillas

SURCOS recibió el siguiente documento con la comparecencia de la Red de Mujeres Rurales ante la Comisión de Agropecuarios de la Asamblea Legislativa realizada el 10 de noviembre del 2020.

Buenas tardes, señores diputados y señoras diputadas. La situación de pandemia nos obliga a comunicarnos de esta manera.

En primer lugar queremos decir para analizar el Proyecto de Ley y para emitir nuestro criterio, partimos de nuestra realidad, de la vivencia en los territorios, que nos permite como mujeres de diversas comunidades tener conocimiento, saberes ancestrales sobre la alimentación, el uso de plantas medicinales, el cultivo de nuestra semilla criolla, local, nativa o campesina, que tenemos una espiritualidad que se vincula a nuestra forma de vida, y que tenemos formas de expresión que definen nuestra identidad.

También tenemos consciencia que somos parte importante de este país, que mucho se sustenta en el trabajo que realizamos y el producto que obtenemos.

También somos conscientes que desde muchos lados se desprecia nuestro trabajo, y se invisibiliza nuestro aporte como mujeres indígenas y campesinas. Aporte que se da no solo en la producción de bienes materiales, sino en la preservación de saberes, con nuestras luchas cotidianas y en la dignidad de nuestras comunidades.

Sobre el proyecto de Ley sobre la Producción y control de calidad en el Comercio de semillas, expediente 21087, no parte de una visión integral de la agricultura y el papel de la diversidad de las semillas.

Queremos decir y recordar que la Naturaleza es diversa, pero esa diversidad se está perdiendo rápidamente, dejando al planeta en un gran desequilibrio que está causando desastre de muchos tipos.

La mayor y más fuerte explotación de la tierra, el desarrollo de una productividad que no es sostenible, con más monocultivos, con uso de más pesticidas y semillas alteradas, no naturales, intensifica este desequilibrio. Esto le debe preocupar a toda la población, pero sobre todo a ustedes que están tomando decisiones que van a afectar el futuro próximo de la producción de alimentos, y también el futuro lejano.

Quien controla las semillas controla la agricultura, controla la producción de alimentos y controla la alimentación del mundo y concentra el poder. Podemos decir que hacer leyes que provoquen la concentración de las semillas es al mismo tiempo quitar el acceso a las semillas de la mayoría y por lo tanto atenta contra la democracia.

El control de las simillas afectará la producción de alimentos, la seguridad alimentaria y la vida de las personas. La diversidad de semillas es fundamental en el equilibrio de la Naturaleza, en la diversidad de alimentos, en la resistencia a los cambios climáticos y es fundamental para prevenir el hambre.

Si las semillas campesinas son restringidas se pierden; si no se pueden vender no se van a sembrar igual y si no se siembran se extinguen. Nuestra responsabilidad, en este momento de tanta crisis y destrucción, la responsabilidad de nosotras es reproducir todo lo que se pueda las semillas, todo tipo de semillas y material que ha sido la base de la diversidad alimentaria. La responsabilidad de ustedes es no impedir que las comunidades campesinas fortalezcan su producción, reproducción, conservación, venta, intercambio, regalo, trueque.

No podemos ni debemos dejar que se pierda la diversidad de alimentos, no podemos permitir que se homogenice en unos pocos alimentos industriales nuestra dieta. Si de algo ha servido la pandemia, ha sido mostrarnos la necesidad de fortalecer la producción diversa, local y en pequeñas escalas. El cierre de fronteras nos mostró que no son los mercados globalizados los que resolverán la necesidad de alimentos ante las crisis crecientes. La pandemia y las crisis climáticas nos han mostrado la necesidad de producir para los mercados locales y diversificados. La alimentación está en juego. No podemos hacerla más vulnerable dejándola acaparada en unas pocas manos.

Las grandes empresas multinacionales, productoras de semillas quieren imponerse en el mundo. No crean que es una originalidad de aquí, el control de los sistemas de semillas, y lo que provocará es se reducirá a unas pocas variedades de semillas y de alimentos. Y atrás viene la intención de digitalizar la agricultura para hacernos aún más dependientes. Y eso suma más amenaza a la diversidad; ya que la digitalización de la agricultura es para monocultivos, de alto costo, por lo que además es inaccesible. Este es un proceso de mayor concentración de la agricultura en pocas manos y por lo tanto menos democrática.

El sector agrícola monopólico no tiene ningún interés en la producción ecológica, socialmente comprometida, porque no tiene a las personas en el centro. Si les importaran las personas no fumigarían de manera despiadada a las poblaciones de las distintas comunidades. Sino que más bien promueven el uso de más y más pesticidas sintéticos.

Los registros son una forma de control de nuestra labor de siempre. Son regulaciones que pretende sacarnos de la actividad como productoras de alimentos, nos destruye a nosotras y a nuestras semillas. Si nos obligan a registrar nuestras semillas solo unos cuantos podrán sacar provecho de las semillas.

Esta historia es larga, en el 2002, o sea hace 18 años empezaron a dar pasos aquí en la Asamblea Legislativa. Y luego ha habido intereses de unos pocos que han movido estos proyectos de Ley. Y luego otros intentos: 2010, 2015, 2018. Cambian los diputados, pero la intención se repite.

Y siempre hacen lo mismo. No nos consultan a las organizaciones indígenas y campesinas, que somos población afectada por estos proyectos de Ley. Y nosotras somos las guardianas de las semillas, las que hemos hecho posible que las semillas se hayan conservado.

No se ha cumplido con el Convenio 169. El Convenio dice que “cualquier cosa que vaya a afectar los derechos y la forma de vida de las comunidades indígenas tiene que consultarse con los pueblos indígenas. Y tiene que consultarse en un idioma que entiendan con mecanismos democráticos y por sus propias autoridades”.

Además, debemos decir que el derecho a la soberanía alimentaria, establecido en la Declaración de Naciones Unidas sobre Derechos de los campesinos y de otras personas que trabajan en zonas rurales, votado a favor por Costa Rica, se describe y entiende como el derecho a que se respeten las formas de producir, de transformar, de distribuir y consumir de las comunidades campesinas. Dice también “De manera que se garantizaría a los/ las campesino-a-s el derecho a gestionar los recursos colectivos y a participar al diseño de las políticas públicas para mejorar la regulación de los sistemas agrícolas y alimentarios”. Y nosotras no hemos sido ni consultadas.

Sobre el proyecto de Ley sobre la Producción y control de calidad en el Comercio de semillas, expediente 21087, no parte de una visión integral de la agricultura y el papel de la diversidad de las semillas.

Si la intención es controlar las semillas de grandes empresas semilleras comerciales, no tiene que incluirse nuestras semillas campesinas en el Proyecto de Ley.

El Proyecto de Ley además es inconsistente. Por una parte dice “excepción: las semillas criollas, locales o tradicionales no tienen que inscribirse en el registro”, pero resulta que dice que si queremos vender semillas en Costa Rica, esas semillas tienen que estar inscritas en el registro. Esas contradicciones son engañosas y peligrosas, porque deja sin definir quién decide al final sobre qué hacer. No cuesta mucho pensar que somos las personas en las comunidades las que saldremos perdiendo.

Pronunciamos nuestro acuerdo para que la producción de semillas en variedades mejoradas, las semillas alteradas genéticamente, importadas o producidas en grandes cantidades sean registradas y controlada su calidad. Pero esto no es aplicable a las semillas campesinas, semillas originarias o semillas criollas. Y como tal debe quedar muy claro en el texto del Proyecto de Ley, que ninguno de sus términos afecta a las semillas campesinas.

La destrucción de la diversidad nos deja como país en condiciones de menor capacidad de adaptación a los cambios y a la crisis climática, y aún más vulnerables en términos sanitarios y alimentarios. Por ejemplo, nosotras en el campo usamos diversos tipos de frijoles, unos más resistentes a la humedad y otros más resistentes a períodos secos. Con las variedades estamos desarrollando capacidad de adaptación, de resistencia y resiliencia para enfrentar los cambios de clima que son tan difíciles de predecir. El control y la estandarización de las semillas iría exactamente en dirección contraria a lo que dice el proyecto de Ley para procurar el abastecimiento ante la vulnerabilidad climática, sanitaria y alimentaria.

La promoción de la conservación, para la protección y uso de los recursos fitogenéticos para la alimentación, debe considerar de manera explícita que no se refiere, ni considera, ni incluye a las semillas de producción campesina.

En el Artículo 2. Fines de la Ley, se propone: “Promover la producción y el control de calidad de semillas comerciales, dejando sin definición a qué se refiere con calidad de las semillas comerciales. Las semillas campesinas son de calidad y han sido desde siempre comerciales. Por tanto, debe definirse de manera directa y clara que esa característica de calidad se refiere a condiciones de homogenización, formas de producción exclusiva para semillas, y no a la dinámica equilibrada y diversa de la producción campesina.

Confunde y contradice el proyecto de ley el derecho a producir semillas, ya que las homogeniza y son actividades muy distintas la producción de las empresas semilleristas, de la producción campesina de semillas, y ambas son comerciales, pero en escalas y características diferentes. Tal y como está planteado en el texto del proyecto de ley lesiona nuestro derecho a producir.

Las semillas campesinas no deben ni pueden ser certificadas. Ya que nuestras unidades de producción son un todo que busca el equilibrio entre diversas especies y variedades. En la unidad de producción, se pueden encontrar con facilidad más de cien tipos y variedades vegetales, y algunas eventualmente se venderán. Pretender la certificación de cada una nos deja en una absoluta situación injusta e inequitativa para el proceso productivo de alimentos.

Las semillas campesinas, criollas y nativas, son el resultado de miles de años de trabajo de la humanidad, su valor reproductivo no es propiedad de una determinada persona. No es ese el derecho de resguardo, sino el derecho a producir, reproducir, vender, guardar, intercambiar, es que el que debe quedar resguardado.

Para que se pueda garantizar el abastecimiento nacional y el acceso, las semillas campesinas no deben sufrir restricciones.

La base genética se amplía fortaleciendo la producción diversificada de cultivos, salvaguardando la comercialización de las semillas campesinas, que son diversas y adaptables. Esto es lo que pueda garantizar la sostenibilidad. Pero aunque el proyecto lo anuncia como una intención, el cuerpo del proyecto de Ley lo contradice.

Por lo tanto, la Ley debe especificar que regula la actividad de semillas producidas específicamente para el comercio, y no aplicable a todo tipo de semillas.

La Declaración de interés público, del Artículo 4, plantea la protección y conservación de las variedades de semillas tradicionales, locales y criollas, pero las regulaciones que de seguido se incorporan exactamente lo contradice y lesiona los derechos de las comunidades campesinas e indígenas, al no permitirse la libre comercialización de sus semillas.

En este sentido entra en contradicción con la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los campesinos y de otras personas de zonas rurales, Declaración votada a favor por Costa Rica. En esta se consigna el derecho de la población campesina a “guardar, almacenar, transportar, intercambiar, dar, vender y reutilizar las semillas campesinas”. Por lo tanto, no debe ni puede ser sometida a certificaciones.

De manera que, consideramos que el proyecto de ley entra en contradicción con la responsabilidad votada por Costa Rica, que como Estado debe adoptar las medidas para “respetar, proteger y hacer efectivo el derecho a las semillas de los campesinos y de otras personas que trabajan en las zonas Rurales.

En el artículo 5. Se enuncia como Tutela del Derecho, pero contradice en el segundo párrafo lo anunciado en el primero. Tutelar el derecho de la producción campesina es negado al establecer la obligatoriedad de normas, procedimientos y especificaciones técnicas que riñen con la producción y prácticas culturales campesinas. Por lo tanto, no Tutela el Derecho de la población campesina en su producción local.

Este proyecto de Ley propone controles que amenazan la producción diversificada y camina hacia la privatización de las semillas. Planteamos nuestro desacuerdo y consideramos que debe quedar de manera claramente definida que las semillas campesinas no son objeto de las regulaciones de esta Ley.

La ley parece estar hecha para proteger a un sector agroindustrial de producción y comercialización de semillas y no sobre el derecho de la mayoría de la población. En el Artículo 9, se establece concentración de poder con representantes de este sector en la toma de decisiones, sin mayores regulaciones. En eso que ambiguamente se llama “sector semillerista”, sin incluir a los y las campesinas e indígenas, y sin incluir otras representaciones de la población vinculada con las semillas.

Y ese control perjudicial para la producción y conservación de las semillas se evidencia en los detalles en varios artículos.

La ley puede provocar una verdadera persecución a las personas campesinas o indígenas que realizan una labor de mucho valor para la humanidad, conservar las semillas, y para conservarlas deben reproducirlas, y para estimular su reproducción debe poder venderlas. No puede ser que se nos persiga por la sagrada labor de sembrar, guardar y distribuir semillas.

Ustedes tienen la valiosa oportunidad de reivindicar el propósito de servir a las comunidades, a las personas, y no los intereses egoístas de unos pocos. Tienen la oportunidad de promover la agricultura diversificada para la soberanía alimentaria, y de dar pasos para el cumplimento de la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y de Otras Personas que Trabajan en Zonas Rurales.

Muchas gracias.

Red de Mujeres Rurales de Costa Rica
10 de noviembre de 2020

Imagen de cabecera: Fabiola Pomareda en Revista La Agroecóloga

Feminismos rurales: cuarto número de la revista La Agroecóloga

Fecha: martes 10 de noviembre de 2020, hora: 5 p.m.

Transmisión en vivo por: https://www.facebook.com/RevistaAgroecologa

La crisis sanitaria y económica ha hecho evidente que vivimos también una crisis de los cuidados. La atención médica hospitalaria y en las casas, la creación de redes de apoyo mutuo para salvaguardar la salud, el desafío en el que se ha convertido para muchas personas tener techo, comida y agua limpia; son sólo algunos ejemplos de lo central que son los cuidados en este momento. Pero, además, es evidente que muchos de estos son brindados principalmente por mujeres y el medio rural no es la excepción.

Existe la urgencia y la necesidad de hablar de la crisis de los cuidados, la disidencia sexual en el campo, el trabajo de las organizaciones de mujeres rurales, los feminismos fuera de la ciudad y el aporte científico de mujeres investigadoras para el avance de la agroecología, la soberanía alimentaria y la organización social en el escenario post pandemia.

Aprendizaje de calidad y Economía Social Solidaria – Profesionales de un futuro sostenible

SURCOS comparte este texto publicado por la Fundación Friedrich Ebert, titulado “APRENDIZAJE DE CALIDAD Y ECONOMÍA SOCIAL SOLIDARIA – Profesionales de un futuro sostenible” y cuya autora es Lorea B. Pino. En su presentación, se indica:

“Las personas en la agricultura deben ser valoradas y las personas jóvenes involucradas, según Rattan Lal, Premio Mundial de Alimentación 2020, y es necesario el aprendizaje de calidad en profesiones agropecuarias y agroecológicas.

Los países con formación técnica y profesional se adaptan y reinventan mejor ante las crisis, tienen menos desempleo, empoderan a jóvenes y cuentan con empresas capaces de transformar la economía y el futuro del trabajo.

La formación técnica y profesional en empresas asociativas a través del aprendizaje de calidad innovador y constructor de una agricultura sostenible para la soberanía alimentaria y la seguridad nutricional es la propuesta de la Granja social y solidaria 4.0”.

Compartimos el documento para descargar en el siguiente enlace:

Desafíos para la soberanía alimentaria y organizaciones comunitarias fueron los ejes centrales en la segunda jornada del seminario CICDE

El miércoles 14 de octubre se llevó a cabo la segunda sesión programada dentro del seminario «Crisis de la democracia en los tiempos del COVID-19. Crítica y propuesta”, con motivo de celebración de los 10 años de creación del Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo (CICDE), el cual inició el miércoles pasado.

Para esta sesión la temática fue “Territorios, ambiente y organizaciones comunitarias” y la moderación de esta segunda estuvo a cargo de Eva Carazo Vargas, investigadora del CICDE. Las dos ponencias presentadas fueron a cargo de Tanya García Fonseca y Francis Muñoz Calvo, ambos investigadores pertenecientes al Programa en Gestión de Alternativas con Organizaciones Indígenas y Campesinas (PROICAM) del centro.

Antes de comenzar con la presentación de las primeras dos ponencias para la jornada de este día el director del CICDE, Luis Paulino Vargas Solís, hizo una reflexión sobre el momento de crisis que actualmente está atravesando el país. “De alguna manera, y de una forma no anticipada ni prevista, planteamos que el tema de este seminario fuera la crisis de la democracia y coincide precisamente con un momento nacional convulso como el que estamos viviendo en estos días, en estas semanas. Un momento que alguna manera pone en evidencia, dramáticamente, que efectivamente de democracia costarricense atraviesa por una crisis profunda, que esta cuarteada por profundas rupturas, por profundos desequilibrios, por graves asimetrías. Es lo que estamos viviendo en un ambiente de violencia que no deseamos para nuestro país, seguramente ambicionando que se encuentren vías para recuperar la paz y el entendimiento”, comentó Vargas Solís.

La primera ponencia fue la presentada por García Fonseca titulada “Más allá de la piña: contiendas sociambientales y alternativas comunitarias”, la cual se deriva de la investigación “El agronegocio de la piña ¿es realmente un buen negocio para Costa Rica?, que actualmente desarrollan García Fonseca y Carazo Vargas.

La exposición presentó datos sobre la situación socioeconómica de la Región Huetar Norte, datos que comprueban el rezago en que se encuentra esta región y lo poco que se ha visto beneficiada por la actividad agroindustrial piñera, la cual se ha extendido en este territorio, genera grandes sumas de dinero en concepto de exportaciones, pero esto no se traduce en mejores condiciones para estas comunidades.

En lugar de ser un beneficio para estas comunidades, se convierte en el origen de más problemas, por la transformación del paisaje y de los usos del suelo poniendo en riesgo la seguridad alimentaria no solo de la región sino también del país; el uso intensivo e irregular de agrotóxicos y sus impactos en la salud humana, así como de la flora y la fauna; las condiciones de explotación, inseguridad y vulnerabilidad a los que son sometidos los y las trabajadoras.

Pero ante este oscuro panorama, se expuso sobre las acciones que vienen realizando las comunidades, ejemplo de ello es un grupo de familias de La Virgen de Los Chiles, principalmente mujeres, grupo llamado la Feria Agrícola y Cultural El Cornizuelo, quienes se han organizado para producir alimentos y comercializarlos, y así demostrar que en Los Chiles aún se producen alimentos, que sus saberes y conocimientos aún cuentan y pesan.

Seguido de la ponencia se presentó el video “Sembrar para cosechar” que está incluido en el audiovisual “La era de sembrar”, producción audiovisual realizada entre el Programa de Producción de Material Audiovisual (PPMA), de la UNED, y el CICDE.

Francis Muñoz Calvo presentó la ponencia “Transformaciones socioproductivas de las economías campesinas durante la fase neoliberal: el caso de Potrero grande y la estrategia del sector agro-alimentario del Estado”, en la que exhibió pequeños avances de su investigación “Memorias agrícolas de Potrero Grande.”

Muñoz explicó que los pueblos de la zona sur del país estuvieron desvinculados del Valle Central y sus procesos políticos, sociales y culturales durante la colonia y el inicio del período republicano. Sin embargo, desde tiempos precolombinos los pueblos originarios tenían fluidas relaciones económicas y culturales con los pueblos del norte de Panamá. Fue hasta mediados de S.XIX que empezaron los intentos de las autoridades costarricenses por construir una vía de comunicación entre Cartago y el Valle del Diquís. Esta condición favoreció las migraciones de personas provenientes de la provincia de Chiriquí Panamá y la conformación de pueblos como Potrero Grande.

Es hasta mediados del S.XX que el Estado costarricense comienza a tener un poco más de presencia en la región e instala diferentes instituciones como el Banco Nacional, a través de las Juntas Rurales de Crédito, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), el Consejo Nacional de Producción (CNP) y la Caja Costarricense de Seguro Social. Antes de eso lo que existían eran diferentes corresponsales del estado (cartero, policía y el cura de la iglesia).

Además, el investigador plantea el concepto de Unidad Productiva Potrereña, que son las formas campesinas de producción en Potrero Grande. “Se caracterizaban por formas cooperativas de trabajo y sobre todo por lo que los teóricos llaman unidades económicas campesinas, que en realidad son pequeñas económicas basadas en la mano de obra familiar.” La economía en la región, tuvo un cambio importante a raíz de los énfasis de la política durante el desarrollo del proyecto histórico neoliberal.

Al terminar la exposición de las ponencias se presentó un mapa colaborativo, en donde días previos se les pidió a las personas participantes identificar los distintos conflictos socioambientales que se vienen dando en el territorio nacional, y propuestas que vienen desarrollándose desde las comunidades. Finalmente se facilitó un espacio de reflexión e intercambio entre todas las personas participantes.

Para acceder el video completo de la sesión lo pueden hacer aquí y el próximo miércoles 21 de octubre será la tercera sesión “Arte, cultura, política y subjetividad”, a partir de las 9 a.m.