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Etiqueta: soberanía

Posición de la Liga Cívica Nacional sobre la revocación de visas del gobierno de Trump a la auditora del ICE

SURCOS comparte la transcripción del video que adjuntamos, el cual puede ser compartido desde este enlace o bien desde la incrustación al final de la nota.

César López Dávila:

La tradición democrática en nuestro país ha hecho que el estado costarricense se desarrolle con una serie de pesos y contrapesos que pretenden evitar que haya quienes quieran concentrar el poder en pocas manos para imponer decisiones con cortes arbitrarios. Dentro de este sistema de pesos y contrapesos se encuentra sin duda la figura de las auditorías, siendo la auditoría interna del ICE alguien que ha actuado en apego y sin excederse al establecimiento de sus funciones.

Por eso, dentro de la Liga Cívica Nacional, como grupo ciudadano, acciones como el retiro de las visas no las vemos como hechos aislados, sino como un intento lamentable por debilitar estos mecanismos de control de pesos y contrapesos que tiene el estado costarricense en su tradición democrática.

Costa Rica no es la República Bananera de 100 años atrás. Un gobierno que realmente defienda nuestra Carta Constitucional hubiese, como mínimo, tomado las medidas de sacar un comunicado defendiendo nuestra soberanía, nuestra institucionalidad y dentro de ella el sistema de pesos y contrapesos que implica también o que abarca también la figura de las auditorías como la auditoría interna del ICE.

Así que creemos que es lamentable que no haya un posicionamiento crítico al respecto de esta decisión que no sólo lacera el sistema de pesos y contrapesos de nuestra administración democrática, del estado costarricense, sino que sin duda también es una lamentable afrenta a nuestra soberanía.

Juan de Dios Cordero Duarte:

Interpretamos las acciones de la Embajada Americana con el retiro de las visas a funcionarios públicos y expresamente a la Auditora General del ICE, como una acción intimidante porque atenta contra la soberanía en primer lugar del país, a la autodeterminación que tienen todos los países y los pueblos y también una violación clara a la Ley de Contratación Administrativa que tiene principios de libre participación, libre concurrencia e igualdad de trato.

Entonces habría que preguntarse qué hay por detrás de estas acciones, qué es lo que está buscando la Embajada.

El ridículo de la diplomacia chavista

Mauricio Ramírez Núñez.

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

La diplomacia es el arte de la prudencia, de la previsión estratégica y de la defensa de los intereses nacionales sin caer en servilismos ni alineamientos ciegos. Sin embargo, la política exterior de Costa Rica bajo el gobierno de Rodrigo Chaves ha sido todo lo contrario: errática, dependiente y carente de un criterio propio. Ahora que la realidad geopolítica cambia drásticamente, con el presidente Trump y el presidente Putin acercándose para poner fin a la guerra en Ucrania, queda en evidencia el ridículo que han hecho muchos países al seguir sin cuestionamiento alguno la narrativa impuesta por Washington y Bruselas.

La paz en Ucrania, que tanto se ha negado durante años por los intereses de una élite occidental, parece inminente. Esto deja en una posición incómoda a los gobiernos que compraron la retórica de defensa de la democracia ucraniana, cuando en realidad todo se trató de una estrategia geopolítica de desgaste contra Rusia. Los países europeos y los aliados incondicionales de la administración demócrata estadounidense quedan expuestos como meros instrumentos de una agenda que nunca tuvo a Ucrania como prioridad ni objetivo final, sino que buscó prolongar el conflicto para beneficios estratégicos.

En este contexto, la pregunta para Costa Rica es clara: ¿qué hará ahora el gobierno de Rodrigo Chaves y su canciller sin experiencia, Arnoldo André Tinoco, cuando su gran aliado norteamericano cambie de postura? ¿Seguirán bailando la música que Washington les imponga, como el propio Chaves admitió vergonzosamente hace unos días? Es un espectáculo lamentable ver cómo la diplomacia costarricense se ha convertido en un eco vacío de la política exterior estadounidense, sin la más mínima capacidad de definir una postura propia que responda a los verdaderos intereses del país.

Costa Rica y su clase política en general, en su mayoría acríticamente pro-occidente, ha apostado por una línea hostil hacia Rusia sin ninguna necesidad ni conocimiento profundo de las razones del conflicto, perjudicando cualquier posibilidad de relación con una de las potencias globales más influyentes de la actualidad. Ahora, con Trump inclinándose hacia un acercamiento con Moscú y un preacuerdo de paz con el presidente Putin, ¿seguiremos con nuestra postura obsoleta y absurda o veremos a Chaves y su equipo dando un giro sensato respecto a Rusia?

Pero el problema no es solo Rusia. Este mismo patrón de sumisión e ignorancia geopolítica se está viendo reflejado en la relación con China. La Casa Blanca dicta la línea, Costa Rica obedece, sin importar si nuestras decisiones benefician o perjudican al desarrollo del país. Lo vimos con Huawei y lo veremos en cualquier otro tema estratégico. La lección es clara: la política exterior de la Costa Rica chavista no responde a una visión soberana ni a un análisis propio de los acontecimientos internacionales, sino a una simple repetición de la narrativa occidental añeja y neocolonial, sin importar las consecuencias.

El tiempo ha demostrado que la visión maniquea del conflicto en Ucrania, promovida por Estados Unidos y la OTAN, era falsa. Que el triunfo de Rusia es irrefutable en todos los ámbitos y que la neutralidad, así como las buenas relaciones con todos por igual, es el único camino viable para un país pequeño como Costa Rica en tiempos de incertidumbre global. Pero ¿ha aprendido algo nuestra clase política que tanto ha criticado al “terrible Putin”? Si seguimos con la misma actitud de sumisión y falta de visión estratégica, el ridículo de la diplomacia chavista solo será un capítulo más en la triste historia de nuestra falta de autonomía internacional.

Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba ante políticas de la administración Trump

El 31 de enero de 2025, el secretario de Estado, Marco Rubio, anunció que comunicó al Congreso de los Estados Unidos la revocación de la suspensión de la posibilidad de que se presenten en tribunales estadounidenses demandas judiciales, a tenor del título III de la Ley Helms-Burton.

Igualmente, aprobó la restitución de la Lista de Entidades Cubanas Restringidas, con las que entidades o personas en los Estados Unidos tienen prohibido realizar transacciones, so pena de ser multadas y sus activos congelados. Informó la decisión de añadir a esa lista a la empresa cubana procesadora de remesas, Orbit S.A.

No son acciones inesperadas. Son pasos que faltaban para deshacer las decisiones tardías, aunque positivas, dadas a conocer por el presidente Joseph Biden, el 14 de enero pasado.

Este anuncio posiblemente sea también la antesala de otras medidas que el equipo a cargo del tema Cuba en este gobierno tiene diseñadas desde el año 2017 para poder endurecer aún más, gratuita e irresponsablemente, el cerco contra Cuba en busca de nuevos y evitables escenarios de deterioro y de confrontación bilateral.

El objetivo de las medidas es intimidar a inversionistas extranjeros y evitar que contribuyan al desarrollo económico de Cuba y el bienestar de los cubanos, mediante la amenaza expresa de ser demandados en cortes estadounidenses. Es también cerrar todas las fuentes de ingresos externos a la economía cubana en su conjunto; sabotear criminalmente la capacidad de todos los actores económicos, públicos y privados, de proveer bienes y servicios; y deteriorar aún más los niveles de vida de la población afectada por el bloqueo y las medidas adicionales impuestas durante el primer mandato de Trump, para crear irritación social y desestabilización, y tratar de lograr el muchas veces soñado y nunca alcanzado propósito de derrocar la Revolución con fines de dominación y escarmiento.

Estas acciones van acompañadas de operaciones comunicacionales de desinformación y descrédito y una poderosa maquinaria de manipulación en plataformas digitales, con el propósito de responsabilizar a Cuba del impacto de las medidas criminales del gobierno de los Estados Unidos, para que el mundo y el pueblo de Cuba no reconozcan a sus verdugos.

Son esos mismos a quienes los anima el compromiso contraído con familias reaccionarias y grupos especiales de interés en los Estados Unidos y la Florida, que se benefician del bloqueo a Cuba sacrificando el bienestar y amenazando hasta el sustento del pueblo cubano. Estos políticos de hoy, son los mismos arquitectos de las decenas de medidas adicionales al bloqueo que se pusieron en vigor entre los años 2017 y 2021.

Desde la aprobación de la Ley Helms-Burton en 1996 y hasta 2019, todos los presidentes estadounidenses, incluido Trump en los dos primeros años de su mandato anterior, hicieron uso consecutivamente de la facultad ejecutiva de suspender la aplicación del título III cada seis meses, reconociendo que contraviene el Derecho Internacional y la soberanía de otros Estados. También por comprender que su aplicación generaría obstáculos insuperables para cualquier perspectiva de solución de las reclamaciones y compensaciones a los estadounidenses cuyas propiedades fueron legítimamente nacionalizadas al triunfo de la Revolución.

Como resultado, desde 2019 se han presentado alrededor de 45 demandas en las cortes, fundamentalmente, contra compañías estadounidenses. Estas han tenido que emplear dinero, tiempo y energía para defenderse contra lo que expertos consideran una aberración jurídica, con aspectos que la calificarían como anticonstitucional. Entre las aberraciones más significativas, dicho título extiende su alcance a propietarios que no eran ciudadanos de los Estados Unidos al momento de producirse las nacionalizaciones y cuyas supuestas propiedades nadie ha certificado.

Se trata de medidas que nada tienen que ver con el interés nacional de los Estados Unidos, o los deseos de gran parte de la comunidad empresarial en ese país que desean participar en la economía cubana. Por el contrario, se vincula con los deseos trasnochados de reconquista de los herederos políticos del dictador Fulgencio Batista.

Es una demostración de la naturaleza corrupta con que opera ese gobierno de modo general y, específicamente, de su objetivo de asfixiar económicamente a Cuba, causar daño a nuestro pueblo, y pretender que renunciemos a las prerrogativas soberanas cuya conquista ha costado tantos años, esfuerzos y vidas.

Con la reactivación del título III, se completa nuevamente la aplicación en su totalidad de la Ley Helms Burton, distinguida por su extremo alcance extraterritorial, por ser violatoria de las normas y principios del Derecho Internacional, contravenir las reglas del comercio y las relaciones económicas internacionales y por ser lesiva a la soberanía de otros Estados, principalmente por la afectación de sus disposiciones a compañías y personas establecidas en el territorio de estos. Ha sido rechazada amplia, sostenida y casi unánimemente por la comunidad internacional en las Naciones Unidas, organismos internacionales especializados y organizaciones regionales. Varios países cuentan con leyes nacionales para enfrentar los efectos extraterritoriales de esta ley.

El Gobierno de Cuba reitera los postulados de la Ley de Reafirmación de la Dignidad y Soberanía Cubanas (Ley No. 80) y recuerda la decisión del Tribunal Popular Provincial de La Habana, el 2 de noviembre de 1999, de declarar Con Lugar la Demanda contra el Gobierno de los Estados Unidos por Daños Humanos sancionándolo a reparar e indemnizar al pueblo cubano en la cuantía de 181 100 millones de dólares. Posteriormente, el 5 de mayo de 2000, el Tribunal determinó los Daños Económicos ocasionados a Cuba y sentenció resarcir a Cuba por valor de 121 000 millones de dólares.

Cuba ha reiterado la disposición de hallar una solución a las reclamaciones y compensaciones mutuas. Las nacionalizaciones cubanas se llevaron a cabo amparadas por leyes, con estricto apego a la Constitución de nuestro país y en conformidad con el Derecho Internacional. Todas las nacionalizaciones contemplaron procesos de compensación justa y adecuada, que el gobierno de los Estados Unidos se negó a considerar. Cuba alcanzó y honró acuerdos globales de compensación con otras naciones que hoy invierten en nuestro país, como España, Suiza, Canadá, Reino Unido, Alemania y Francia.

Asimismo, el gobierno cubano denuncia y responsabiliza al gobierno de los Estados Unidos por las consecuencias inmediatas que tendrá en todo el país la nueva medida contra el derecho de los emigrados cubanos a enviar remesas y ayudar a sus familiares, que ya sufren demasiado por el cerco recrudecido debido a la injusta y fraudulenta inclusión de Cuba en la lista de Estados supuestamente patrocinadores del terrorismo.

Cuba rechaza estas decisiones, de manera enérgica, firme y categórica. Las asume como un nuevo acto hostil y arrogante, y repudia el lenguaje irrespetuoso y calumnioso del comunicado del Departamento de Estado, plagado de mentiras para tratar de justificar lo injustificable.

A nadie podrán engañar con sus falsos pretextos para tratar de justificar estos y futuros atropellos. Solo lograrán reforzar el aislamiento y el rechazo universal que concita el abuso bochornoso de los gobiernos de los Estados Unidos contra Cuba y su población.

Hacemos un llamado a la comunidad internacional para detener, denunciar y acompañar a nuestro pueblo frente a la nueva y peligrosa arremetida de agresión que apenas ha comenzado.

Harán mucho daño con sus planes y medidas asesinas y cobardes, pero jamás lograrán su objetivo principal de poner a Cuba de rodillas para someterla.

¡Cuba vencerá!

La Habana, 1 de febrero de 2025

Internacional Antifascista Capítulo Costa Rica respalda la soberanía de Panamá

La Internacional Antifascista Capítulo Costa Rica condena nacional e internacionalmente las declaraciones fascistas, intervencionistas, irracionales y extremistas contra la soberanía de nuestra hermana República de Panamá

Bajo el lema: “Los mártires no se lloran, se imitan en el combate”, la Internacional Antifascista Capítulo de Costa Rica, inspirados en el grito de Victoriano Lorenzo, el valor de Floyd Britton y los ideales de Omar Torrijos, apoyamos la lucha antimperialista, por la soberanía, la independencia y la libertad absoluta de Panamá.

Con el pudor del Pueblo de Panamá, fiel a su historia e inclaudicables en su lucha permanente por la Liberación Nacional y Social, levantamos juntos en este momento crucial, las banderas de la autonomía y la soberanía nacional y sumamos nuestras acciones y voces contra las provocadoras acciones de Marco Rubio, los procónsules yanquis y el discurso cavernario de Donald Trump.

A nuestro pueblos se les respeta; por eso repudiamos el discurso fascista e injerencista, que deviene de las declaraciones irracionales que nacen desde el Capitolio, en su discurso en el acto de toma de posesión el pasado 20 de enero.

Si la solidaridad es el amor a los pueblos, en la construcción de su identidad, entonces declaramos, sin ningún resquemor y repudiamos la afirmación de Trump, la vulgar prepotencia de reafirmar, en su irracional lógica imperialista, el obscuro propósito de retomar el control del Canal de Panamá.

El canal de Panamá pertenece a ese heroico pueblo, las mentiras y los argumentos amañados y las amenazas, no son de recibo. Por esa razón, aunque estamos distantes de la concepción política e ideológica del actual presidente de esa república, José Raúl Mulino, compartimos con él, el llamado de construir un gran frente nacional en defensa de la soberanía de Panamá y su canal.

Donald Trump, como otros testaferros que gobiernan algunos de nuestros países, son cortos de memoria, posiblemente olvidan, adrede, los alcances significativos y los principios esenciales, de lo que se pactó en el tratado Torrijos- Carter y el Tratado de Neutralidad, incluida la enmienda De Concini.

Basta ya de injerencismo neofascista, ya basta de políticas imperialistas contra nuestras soberanías. Los Estados Unidos, país construido bajo el influjo de millares de migrantes, debe hacer un alto en el camino. Le recordamos a Trump, que en la Patria Grande bulle aún la sangre tibia del Libertador.

Donald Trump debe prestar atención a la caída estrepitosa del imperio yanqui. Sobre nuestras espaldas, sépanlo bien gringos, no se podrá edificar el cadáver del imperio. La plutocracia y la tecnocracia de su capitalismo de plataforma, encontrará en cada palmo de nuestra sagrada tierra, la sangre bravía heredada de nuestros pueblos ancestrales, la valentía inquebrantable del movimiento campesino y el discurso comprometido de la clase trabajadora. Con Panamá y su pueblo, con la voz y las manos de nuestros hermanos latinos, haremos resistencia desde Groenlandia, el Río Bravo hasta el estrecho del Fuego.

Somos hijos de un nuevo proyecto que se construye bajo el liderazgo de los BRICS; usted Donald Trump, debe estar claro que la geopolítica ha variado las fronteras del imperio, pero la forma irracional en que usted decide conducir a los Estados Unidos, puede significar la gran derrota del siglo XXI, para todas sus nefastas huestes y pretensiones.

En cada una de las y los ciudadanos costarricenses y en los pueblos de América Latina, está presente la construcción de la solidaridad. Nosotros, como Internacional Antifascista, también reclamaremos nuestro justo papel en esta nueva historia.

Abajo el hegemón, abajo el imperialismo de los EE.UU. ¡La unidad en la acción nos hará grandes contra su nueva doctrina Monroe!

Viva la soberanía, la independencia y la libertad. Defendamos el canal de Panamá y a cuyos legítimos dueños: ¡Yankees go home!!!

San José-Costa Rica, 31 de enero de 2025

Abogo por el derecho de las naciones a su soberanía

Alberto Salom Echeverría

La agresión de los Estados Unidos a Cuba ha sido constante, desde que triunfó la revolución en el año 1959. Con una sola excepción, el gobierno de Barak Obama, cuyos signos de paz desdichadamente, no han tenido continuidad.

Cuba, aparte de tener que luchar por resolver sus problemas internos, tiene ante sí, el desafío de la agresión externa, del bloqueo económico más extremo que haya experimentado nación alguna durante 66 años, por la nación hasta hoy más poderosa de la tierra. Cuba ha resistido, con el valor de sus gobernantes y de la inmensa mayoría de su pueblo, haciendo acopio de enormes sacrificios, Cuba, insisto, ha resistido.

En Naciones Unidas ha triunfado su lucha contra el bloqueo y la amenaza externa, año tras año ha recibido el apoyo de más del 95% de las naciones de la Tierra. En la última votación, la del año 2024, Cuba recibió el apoyo contra el bloqueo de 187 naciones, 3 en contra y solamente 2 abstenciones.

Esto es lo que hace de Cuba un pueblo valeroso y heroico, vivir resistiendo el sabotaje, la agresión económica y política constante, por parte de un país intervencionista por excelencia como es los Estados Unidos.

No obstante, en medio de estas dificultades externas y, contando con limitados recursos que les ha proveído la naturaleza, Cuba ha sido capaz de forjar un vigoroso sistema de salud pública, una educación igualitaria y sólida para toda su niñez y juventud, y ha graduado profesionales y técnicos, en diversos campos, que son un ejemplo en América Latina. El deporte constituye un tercer pivote importante para que crezca un pueblo alegre, con esperanza al futuro y, fortaleza espiritual y física.

Por todo ello es justo decir: ¡Viva la resistencia heroica del pueblo y el gobierno de Cuba, viva La Paz!

El desafío de América Latina frente a Trump: ¿Subordinación o soberanía en el nuevo orden multipolar?

Mauricio Ramírez Núñez

Mi tesis central radica en que las posturas agresivas y unilaterales de Trump hacia la región, lejos de ser exclusivamente negativas, podrían generar un punto de inflexión en el que los países latinoamericanos se vean obligados a tomar una postura más clara, soberana y unificada frente a Estados Unidos, a diferencia de la estrategia «soft» de los demócratas, que suele ser percibida como más sutil pero igualmente intervencionista. Esta es una tesis que países como Rusia la deben de tener muy clara en todo aspecto.

Durante el primer mandato de Trump, México vivió una transformación política significativa. Las posturas abiertamente xenófobas y agresivas de Trump hacia los mexicanos minaron el discurso tradicional de partidos como el PRI, que históricamente habían mantenido una relación servil con Estados Unidos. Esto abrió paso a un sentimiento nacionalista que favoreció el ascenso de Andrés Manuel López Obrador, cuya retórica de soberanía resonó con una población cansada de la corrupción de aquellos partidos, así como de la subordinación política y económica a Washington.

Aquí trazo un paralelismo interesante de considerar: lo que ocurrió en México podría replicarse en toda América Latina. La lógica detrás de esta afirmación es que las amenazas y actitudes confrontativas de Trump, como la idea de recuperar el Canal de Panamá o imponer sanciones unilaterales, podrían obligar a los gobiernos y las sociedades de la región a articular una respuesta más firme y cohesionada, anclada en la multipolaridad emergente liderada por actores como India, China y Rusia. Además de reactivar en la región la semilla para el surgimiento de nuevas fuerzas políticas e ideológicas.

Sin duda Trump seguirá la doctrina Monroe que busca reafirmar el control estadounidense sobre la región mediante una estrategia directa y matonesca, a diferencia de la estrategia más «soft» de los demócratas, que se reviste de un lenguaje progresista y diplomático pero que, en esencia, busca los mismos objetivos hegemónicos. Este contraste pone de relieve una cuestión clave: ¿es preferible enfrentar una hegemonía explícita y directa o una que actúa tras bambalinas? Desde mi perspectiva, la primera opción, aunque más dura, podría ser un catalizador para una mayor autonomía o despertar regional.

En este contexto, queda en evidencia la decadencia de Estados Unidos — por su desesperación por recuperar influencia y recursos— lo cual representa una oportunidad única para América Latina de redefinir su papel en el sistema internacional, dejando de ser un «patio trasero» y posicionándose como una región estratégica dentro del nuevo orden multipolar. Creo que Rusia y China pueden tener una lectura algo similar de esto.

La pregunta central es, ¿Qué postura tomaremos?, es tanto un llamado a la acción como un desafío político. En un escenario de crisis y confrontación, América Latina podría optar por dos caminos: mantener la subordinación histórica a Estados Unidos o construir una respuesta soberana y colectiva que aproveche las dinámicas del sistema multipolar. Esto último implicaría fortalecer la integración regional, diversificar las relaciones exteriores y revalorizar los principios de autodeterminación y soberanía.

Tampoco podemos dejar de lado riesgos de esto. Aunque Trump pueda actuar como un catalizador de cambios, la posibilidad de enfrentar sanciones, desestabilización económica o conflictos internos podría complicar la consolidación de una postura unificada en la región. Además, la creciente influencia de actores como China y Rusia en la región plantea sus propios desafíos en términos de dependencia y negociación.

Es momento de pensar en lo que desde hace tiempo ya varios políticos y académicos han planteado sobre un No Alineamiento Activo que nos permita tener equidistancia estratégica, así como una postura independiente y soberana en la política internacional.

La exaltación por el muro

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

En varias de nuestras columnas a lo largo de los años hemos reseñado la reflexión impulsada por la intelectual estadounidense Wendy Brown sobre los estados amurallados.

Publicado inicialmente en 2010, su trabajo “Estados amurallados, soberanías en declive” constituye una de las mayores contribuciones analíticas sobre la construcción de muros fronterizos a nivel global y su significado semiótico y simbólico.

Es un trabajo que dicho sea de paso no ha perdido vigencia y resulta útil para interpretar acontecimientos actuales que tienen como tema central la fortificación de las fronteras, en particular en países con una larga tradición como receptores de población migrante.

Recordemos acaso dos o tres ideas centrales desarrolladas por Brown en su análisis.

La primera: los muros fronterizos representan una expresión del debilitamiento de la soberanía estatal, el declive de su funcionamiento. Ante esta condición, el muro expresa una forma de poder material y simbólico.

La segunda, la constatación de que los muros y las vallas fronterizas son expresión de una tensión entre los Estados-nación y agentes transnacionales que son concebidos como amenazas. Entre estos agentes sobresalen las subjetividades en contextos de movilidad, contra quienes pesa el largo y profundo poder de los estados.

Una tercera idea en la propuesta de Brown plantea que con la construcción de muros los estados ganan popularidad al demostrar un poder de protección y garantía de seguridad ante las amenazas externas. Generan procesos de separación, segregación y segmentación.

Estás tres ideas plateadas por la intelectual, condensan la conferencia de prensa realizada hace unos días por el presidente electo de Estados Unidos Donald Trump.

En su primera comparecencia luego de resultar ganador en las últimas elecciones presidenciales en aquel país, Trump dedicó varios minutos a reafirmar una de las promesas que lo hicieron vencedor en la contienda: retomará la construcción del muro fronterizo en aquellas secciones entre México y Estados Unidos donde esté incompleto y para ello destinará millones de dólares. Con esta acción, plantea, se detendrá la “amenaza criminal de quienes intentan entrar a Estados Unidos de forma irregular”.

La exaltación performativa y discursiva de este personaje resulta consecuente con el valor simbólico y material de un muro que ha cobrado cientos de miles de vidas humanas. A este muro vertical debe sumarse las acciones en tierra de agrupaciones antiinmigrantes que tienen como objetivo principal “cazar personas que se muevan a través de la frontera”.

Al asumir la presidencia en enero de 2025, Donald Trump deberá confirmar con hechos sus promesas de campaña. Una de sus primeras Directivas será sin lugar a dudas la de la deportación masiva y el aumento de los controles fronterizos en los que el muro resulta personaje principal.

Estamos a las puertas de una nueva ola epidémica contra las subjetividades migrantes regionales. Alertamos sus consecuencias para nuestros países, sus procesos sociales y culturales y la construcción de ciudadanías que al igual que las soberanías, muestran un franco declive y debilitamiento.

Que la vida humana y la dignidad imperen ante la locura y sinrazón de iba política migratoria abusiva y securitaria.

Chaves y la destrucción de la neutralidad costarricense

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

La neutralidad histórica de Costa Rica ha sido un pilar fundamental de su política exterior, generando enormes beneficios para el desarrollo del país a lo largo de décadas, así como posicionando nuestro nombre en el mundo. En un contexto global marcado por crecientes tensiones geopolíticas, esta postura no solo nos ha permitido posicionarnos como un mediador confiable, sino también mantener relaciones cordiales y constructivas con diversas potencias, independientemente de sus orientaciones políticas o ideológicas. Sin embargo, nunca falta un pelo en la sopa, el gobierno de Rodrigo Chaves parece dispuesto a destruir esta tradición, tomando partido de forma innecesaria y actuando como un brazo ejecutor de los intereses de Estados Unidos en la región, lo que está dañando relaciones estratégicas que llevaban años en construcción.

Una política exterior subordinada

El alineamiento del gobierno de Chaves con las exigencias del norte es evidente. Se ha deteriorado la relación con Rusia, una nación con la que Costa Rica ha mantenido vínculos desde 1872, utilizando como excusa el conflicto en Ucrania. Tanto ha sido así, que el gobierno envió al vicepresidente Stephan Brunner a una “cumbre de paz” organizada por la OTAN en Suiza relacionada con el conflicto en Ucrania, como parte de una campaña global anti-rusa y donde no se invitó a Rusia, un gesto vacío que solo refuerza la percepción de un gobierno sin criterio propio.

Resulta curioso y hasta contradictorio que el gobierno de Chaves, que se autodefine como conservador y cristiano, critique las relaciones con Rusia, un país que comparte muchos de esos mismos valores, especialmente en lo referente a la familia tradicional, mientras refuerza los lazos con Emiratos Árabes Unidos, una monarquía federal sin tradición democrática ni fundamentos cristianos. No estoy en contra de que se fortalezcan las relaciones con Emiratos; al contrario, considero que es una decisión acertada, ya que demuestra que es posible mantener vínculos mutuamente beneficiosos con países cuyas ideologías y sistemas políticos son diametralmente opuestos al nuestro. Esto evidencia que dichas diferencias no tienen por qué ser un motivo de distanciamiento o conflicto.

A esto se suma el distanciamiento con China, con quien establecimos relaciones diplomáticas en 2007 y país que se ha convertido en nuestro segundo socio comercial, utilizando pretextos como el supuesto espionaje de Huawei con el tema del 5G y la influencia del gobierno chino. Espectáculo al que algunos medios de comunicación también se han prestado. Estas decisiones no reflejan una evaluación crítica o autónoma de nuestros intereses nacionales, sino un servilismo preocupante que ignora el contexto global y las dinámicas del Sur Global, del cual Costa Rica forma parte.

La reciente declaración de la embajada china en Costa Rica, rechazando la injerencia de Estados Unidos en nuestras relaciones bilaterales, pone en evidencia la gravedad de la situación. Mientras China muestra disposición para fortalecer vínculos, el gobierno de Chaves se presta para ser un peón en la guerra comercial de Estados Unidos contra la segunda economía más grande del mundo. ¿No es eso acaso dispararnos en el pie? ¿Cuál es el objetivo final, romper con China y volver con Taiwán por el tema de los semi conductores?

Es particularmente alarmante que estas medidas sean selectivas y contradictorias. Mientras se alega moralidad para justificar el distanciamiento con Rusia y China, el gobierno negocia sin reparos un Tratado de Libre Comercio con Israel, pese a los graves crímenes perpetrados por ese gobierno contra el pueblo palestino, algo que el propio Comité Especial de Derechos Humanos de la ONU desde noviembre de 2024 ha calificado de genocidio y a pesar de que existe una orden de captura internacional contra Netanyahu por crímenes de guerra. Este doble estándar muestra una falta de coherencia y pragmatismo en nuestra política exterior que nada tiene que ver con la tradición diplomática del país.

Las consecuencias de un alineamiento innecesario

El distanciamiento de Costa Rica de China y Rusia no solo es absurdo, sino también profundamente contraproducente. No existe ninguna razón lógica para que nos involucremos en disputas geopolíticas que no nos corresponden, especialmente siendo un país sin ejército y con recursos limitados para enfrentar posibles consecuencias económicas o diplomáticas. Rusia y China son actores clave en el escenario global de hoy, guste o no, y Costa Rica debería esforzarse por mantener relaciones constructivas con ambos en lugar de alinearse ciegamente con una potencia que busca imponer su agenda por encima de nuestros propios intereses. Podemos llevarnos bien con todos por igual en el marco del respeto y sin condicionamientos, como lo hemos hecho históricamente a pesar de las turbulencias geopolíticas. Eso es algo que no debemos cambiar por capricho político o intereses particulares de terceros.

Además, es preocupante la ausencia de una crítica seria por parte de los partidos políticos y los medios de comunicación. La falta de perspectiva crítica para cuestionar estas decisiones refleja una peligrosa indiferencia hacia la erosión de nuestra soberanía y neutralidad. Costa Rica no puede permitirse este nivel de ignorancia y complacencia en un contexto internacional tan complejo.

Recuperar nuestra neutralidad

La política exterior de Costa Rica debe regresar a sus raíces: una postura neutral, soberana e independiente que priorice el diálogo, la cooperación y el respeto mutuo. Enemistarse con potencias como China y Rusia no solo es un error estratégico, sino un acto de irresponsabilidad que amenaza nuestra posición en el escenario global. El gobierno de Chaves debe reconocer que la neutralidad no es un signo de debilidad, sino una herramienta poderosa que nos ha permitido prosperar en un mundo de tensiones y conflictos.

Es momento de que los actores políticos serios y pensantes de este país exijan al gobierno una política exterior verdaderamente soberana, guiada por los intereses de Costa Rica y no por los de otros países. La neutralidad no debe ser sacrificada en el altar de intereses ajenos; debe ser defendida como un principio fundamental de nuestra identidad y proyección internacional.

Los BRICS y las Zedes

Marlin Ávila

23 de septiembre de 2024

Es de mucha satisfacción ver a la población hondureña celebrando un año más de independencia, el 14 y 15 del presente mes. Esta celebración coincidió con el haber abortado la denunciada conspiración de un golpe de estado contra el gobernante partido Libre. Aun no estamos seguros si esa fue una verdadera conspiración o fue un autogolpe táctico que hiciera mover todas las fuerzas sociales y políticas del pueblo, que consolidara el poder de la presidenta Xiomara Castro de Zelaya, luego de doce años de gobierno del Partido Nacional de oposición. Si este fuese el caso, no cabe dudas en que el partido Libre logró con creces el cometido.

Si el Partido Nacional hubiese seguido al mando de los destinos de Honduras, es muy dudoso que este país hubiese quedado como uno de los cinco que conforman la región centroamericana (sin incluir a Belice) dado el proyecto de las ZEDES (Zonas de Empleo y Desarrollo Económico) o “ciudades modelo” que el Partido Nacional tenía pendiente de implementar sí seguía gobernando. Con este proyecto se pretendió dividir la administración del país en zonas independientes, para atraer inversión extranjera, aprobadas por la Corte Suprema de Justicia en junio de 2021, sin embargo, el gobierno de Xiomara la derogó por considerar que cedía soberanía al extranjero dentro del territorio hondureño. Después de constituir una ZEDE, estaría a un paso la separación y división del territorio nacional en pedazos.

No cabe duda de que después de las grandes concentraciones en las calles de la capital y en el estadio nacional, el gobierno de Libre se consolidó. A 16 meses por concluir su período.

No obstante, el asecho existente para cambiar el poder político en Honduras está latente. No se puede confiar de la amistad en Washington quien ve con recelo la autonomía con que actúa la presidenta Xiomara y, sus acercamientos con el grupo de BRICS, acercamiento que cada día son más los países del sur global que buscan unirse.