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Etiqueta: tecnofeudalismo

Feudos digitales entre ruinas democráticas: necesidad de una alfabetización política urgente

Frank Ulloa Royo

Hace unos meses, un buen lector y amigo—maestro rural y dirigente sindical—se acercó con un libro de Yanis Varoufakis, señalando que debía ser lectura obligatoria para entender esta democracia que se nos escapa entre los dedos. Pero más allá de la academia y algunos círculos críticos, su análisis parece importar poco. En este Día Internacional de la Democracia, mientras se alzan discursos que celebran libertades formales, nosotros caminamos entre los escombros invisibles del Estado social, superado por una realidad digital que no se discute, pero que nos reconfigura.

La casa democrática costarricense, construida con pactos entre comunistas y socialdemócratas, con café, bananos, fe en la educación pública y salud universal, está siendo devorada por termitas digitales que no hacen ruido, pero sí marcarán nuestra historia. No es una invasión con tanques: es una colonización silenciosa, algorítmica, disfrazada de eficiencia y modernidad, acompañada de un discurso autoritario que se esconde detrás de la supuesta ineficiencia del Estado y sus instituciones democráticas.

Los sindicatos, guardianes de la dignidad laboral, parecen dormidos en esta nueva selva. Muchos intelectuales, atrapados en bibliotecas sin ventanas, no ven que el feudo ha cambiado de rostro: ya no se llama finca bananera, sino plataforma digital. Y los siervos ya no llevan machete, sino celular. Pero siguen siendo siervos.

Los nuevos señores feudales: del capital transnacional al algoritmo

El capitalismo industrial, con sus fábricas, plantaciones y zonas francas, está siendo desplazado por un orden donde el poder ya no se mide en producción, sino en control de datos, atención y acceso. Amazon, Google, Meta: no venden productos, sino que alquilan espacios en sus feudos digitales. Son los nuevos señores, los nubelistas, como los llama Yanis Varoufakis, quienes “no compiten en mercados, sino que los reemplazan por feudos digitales donde extraen rentas” (Varoufakis, 2024).

Cédric Durand, desde una mirada más estructural, advierte que “vivimos en un feudalismo propio de los tiempos modernos, muy alejado de la libertad y la equidad prometida por las nuevas tecnologías” (Durand, 2021). Las plataformas no solo extraen valor: disciplinan comportamientos, fragmentan el trabajo y mercantilizan la vida cotidiana. Una generación de jóvenes en motos se autoexplota y, sin embargo, se siente libre. Los cambios en las relaciones laborales son tan violentos que no los entendemos a tiempo. Los centros de llamadas no son el problema principal—aunque los sindicatos no tengan acceso a ellos—pero anuncian la crisis del trabajo del futuro y el surgimiento de los esclavos del siglo XXI.

Shoshana Zuboff, por su parte, nos alerta sobre el impacto subjetivo de este modelo: “El capitalismo de vigilancia convierte la experiencia humana en materia prima para prácticas comerciales ocultas de extracción, predicción y venta” (Zuboff, 2020). Ya no somos ciudadanos: somos datos.

La democracia costarricense: del pacto social al simulacro de ciudadanía

Costa Rica construyó su democracia en la lucha social y en la esperanza de un modelo de desarrollo que garantizaba educación, salud y trabajo. Así fue como abolimos el ejército, universalizamos la salud, democratizamos el conocimiento. Pero hoy, esa casa está siendo vaciada desde adentro. La educación pública se convierte en gasto, la salud en negocio, el trabajo en contrato temporal. El Estado social se reduce a gestor de plataformas, y la ciudadanía se transforma en audiencia. En lugar de pensamiento crítico, se repiten estupideces como un TikTok infinito, donde la lectura se abandona y se sustituye por imágenes en una nueva forma de alienación.

Celebramos el Día de la Democracia mientras el autoritarismo se disfraza de algoritmo y la dominación se presenta como innovación. ¿Qué democracia celebramos si las mayorías no comprenden el nuevo modelo que las somete?

La urgencia de una alfabetización política

Necesitamos una alfabetización política que no enseñe solo a votar, sino a leer el código del poder. Que entienda que el feudo digital no es futuro, sino presente. Que forme sindicatos capaces de resistir no solo al patrón, sino al servidor. Que despierte intelectuales que escriban desde la calle, no solo desde la cátedra. Que enseñe que la democracia no vive por llevar nuevas diputaciones a una Asamblea Legislativa, sino en la empresa piñera que explota migrantes, en la clínica, en el aula, en el sindicato, en la comunidad.

¿Acaso podemos luchar por una democracia social que no se rinda a los cantos de un flautista autoritario que lleva a las mayorías al suicidio colectivo?

La democracia costarricense no debe ser mercancía. Debe ser memoria viva, acción colectiva y horizonte común. Debe escuchar los murmullos del bananal, las voces del aula sindical.

Solo una verdadera formación política puede ayudar a resistir el feudo digital con pedagogía, con organización, con poesía. Nuevas formas de llevar el mensaje político a las mayorías son urgentes, como lo intentan los frentes de defensa de la democracia impulsados por algunos sectores intelectuales, frente a una campaña electoral que no permite la reflexión, donde las redes de ignorancia sustituyen con imágenes el pensamiento crítico.

Porque si no alfabetizamos políticamente a las mayorías inconscientes, el Día de la Democracia será solo una ceremonia para celebrar el fin de una sociedad en grave estado de salud: una democracia en ruinas por el avance del tecnofeudalismo.

Referencias citadas

Varoufakis, Y. (2024). Tecnofeudalismo: El sigiloso sucesor del capitalismo. Ariel.

Durand, C. (2021). Techno-féodalisme. Critique de l’économie numérique. La Cebra.

Zuboff, S. (2020). La era del capitalismo de la vigilancia. Paidós

«El Eternauta»: «El Sur es el Nuevo Norte»

Por: Jiddu Rojas Jiménez

—¿Y de la Resistencia?

—Poco o nada se sabe.

En unas vacaciones forzadas y no pagadas, estaba viendo tardíamente «El Eternauta.(1)» (sí la de Netflix). Creo que tendremos material para reflexionar durante mucho rato. Sobre todo en estos tiempos apocalípticos.

Incluso en mi delirio personalísimo, diría, que «El Eternauta», es una especie de curso de entrenamiento distópico, para capas medias criollas o ladinas latinoamericanas, expulsadas de su “confort de nalgas” (“confort des frases”, citando a Herbert Marcuse), y arrojadas a la barbarie mercantil del próximo «Tecnofeudalismo» (categoría del economista griego Yanis Varoufakis), que finalmente sustituirá al Capitalismo Tardío en sus últimas fases. («Capitalismo de Plataformas», o de la «Vigilancia» dice Shoshana Zuboff, de carácter «Globalitario» decía Hinkelammert, o como quieran llamarlo.)

Por eso, esta serie necesariamente tenía que ser argentina, casi porteña. Y por eso como tico y «vallecentralino», acaso desterrado de las capas medias ilustradas, amparadas en el viejo Estado Social de Derecho defenestrado, me impactó. Capturó nuestro imaginario. Y nos sedujo porque, aunque sudamericana y del Cono Sur, y no centroamericana, es un referente sociológico inevitable.

Todo comienza con la metafórica caída de una foránea nieve neoliberal en pleno verano, y eso es una común historia latinoamericana. Tenemos otra interesante propuesta cinematográfica distópica universal, pero atención, construida e imaginada desde la Argentina en crisis. (Pensar desde América Latina, decía el maestro Helio Gallardo). Un aforismo de Economía Política Neoliberal en Dictadura, al mejor estilo cíclico de la tragedia latinoamericana. (¿Qué pensará Milei? ¿Pensará?) Pero no sin resistencia heroica: “Porque el Sur es el nuevo Norte” (sic), sentencia un personaje.

Para mí la serie fue didáctica acaso, como un gran anuncio de formación política, un vídeo de entrenamiento existencial que profetiza la metáfora política de la Era global de los Milei, de los Trumps, de los nuevos Bukele, de los “Ja-Guaros”, o de los Bolsonaro, de los Uribes colombianos pasados; de la Meloni italiana, de la Ayuso en Madrid, o del holandés Wilders en la Europa imperial; o del nuevo Fujimorismo (porque nadie sabe quién es la Boluarte), y también, de las fallidas respuestas de los Ortegas (por Daniel y Rosario, y QEPD. el comandante Humberto).

¿El Mundo entero será entonces cómo Gaza? Con pequeños líderes nazis locales o regionales, que nos bombardean, queman y devoran vivos en nombre de la Libertad y la Democracia… Un caos organizado.

Se expande una especie de «Neo-Nomadismo» (Deleuze), pero no el del turismo y la gentrificación, sino el de la pauperización y la migración de las grandes masas empobrecidas, y violentamente desplazadas de sus territorios, reducidos a sus cuerpos dolientes y explotados.

Todos los días encontramos a las víctimas de esta violencia estructural, a cuestas con sus familias y su prole en nuestras ciudades y carreteras.

Nuestros Estados Nacionales, debilitados adrede, o casi desaparecidos, «fallidos», aspiran a convertirse en territorios al estilo de la Libia invadida y fragmentada por la OTAN, al estilo del Irak de la posguerra, al estilo del actual Congo o Sudán depredados, de Palestina sin Estado desde 1948, o al estilo de la actual Siria, -donde un sangriento líder Terrorista Islamista termina usando corbata, y como público aliado militar de Israel y de Trump. La amenaza del Narcotráfico en el presunto Estado- fallido, hace el resto del «trabajo sucio» (sic), parodiando localmente al Canciller Alemán, respecto del Genocidio Sionista de Israel y Occidente.

Mientras, un sector de la Academia costarricense ‘progre’ y ‘light’, confunde alegremente al concepto de Estado, con el de Gobierno (de turno). No es el Estado el responsable político, es la falta de Estado Social y Democrático de Derecho. ¿Se olvidaron de las clases sociales dominantes? La economía de mercado no es el enemigo, es la irracional concentración de poder político y económico. La inmoralidad de la creciente Desigualdad social estructural.

Los «malvados extraterrestres antropófagos invasores» de la serie, –cuál teoría de la conspiración–, no pueden ser más que los grandes señores del llamado Tecno-Feudalismo y sus siniestras oligarquías cipayas locales.

La serie como bien sabemos está basada en el Cómic de ese genio argentino Oesterheld; el mismo que fue secuestrado, torturado y asesinado junto a sus hijas por la última Dictadura Militar argentina.

Ese mismo régimen que le hace gracia y nostalgia, a la vicepresidente Victoria Villarruel de Milei, hija de un milico golpista procesado en democracia (teniente coronel Eduardo Villarruel), y a su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. No debemos olvidar estas señales políticas y culturales, en el mundo de la Desinformación deliberada.

De paso, agrego que acabo de corregir la referencia del autor Oesterheld en Wikipedia, y agrego que Montoneros, –cuyos métodos políticos de lucha debemos criticar, superar, y nunca reproducir–, no era tampoco una organización argentina terrorista sino guerrillera. El terrorismo era el del Gobierno Militar, y cualquier ciudadano/a tiene derecho a resistirlo. Le dicen «Terrorismo de Estado», pero era el del Gobierno de la Dictadura militar que destruyó precisamente al Estado Nacional argentino.

Volviendo a la serie, la puesta en escena me parece genial. Y continúo gozando, como la última cena de un condenado a muerte.

Hay que decirlo: La música excelente, como corresponde a Argentina. Los escenarios, las cámaras, las asfixiantes secuencias (que atrapan como los bichos kafkianos) nunca aburren; los decorados y utilería, deprimentes como es lógico; sobrios efectos, los diálogos profundos; los personajes complejos y elaborados; todo como debe ser en Netflix. Las actuaciones y guiones, nivel Ricardo Darin. ¡Chapó!

Estoy cautivado, atrapado mi imaginario. También asombrado con la posibilidad real, de un cercano futuro distópico, porque cuando leo noticias y reviso la Geopolítica o pienso en el Cambio Climático, todo me parece hasta una tragedia global plausible.

Una confrontación total y nuclear entre súper-potencias a partir de los nuevos sucesos en el Medio Oriente, nos llevaría a un escenario post apocalíptico global. Pero también, la inercia mercantil y autodestructiva e irracional, de nuestro Modo de Producción depredador, nos llevaría a la misma ruta distópica. Nuestras sociedades y ecosistemas están en peligro real.

Sin más, invitar a ver esta serie de Netflix, y a seguir sus desarrollos y propuestas, y más allá del goce estético, a ensayar una peregrina sociocrítica de este texto cinematográfico.

A veces, vale la pena ver más allá, de lo meramente apariencial, incluso de la propuesta exclusivamente estética, y de su necesaria autonomía. “Sapere Aude”, Kant Dixit.

Habrá que tratar de esforzarnos vitalmente, para encontrar significados y nuevos sentidos, y construir esperanza ontológica (Ernst Bloch) y resistencia. Se nos va la vida en este esfuerzo existencial.

Saquemos el rato, para buscar y disfrutar la serie de Netflix y rumiarla, haciendo un esfuerzo humano crítico, y creando más tejido social y humano. Termino acá, al menos de momento, para no hacer más “spoiler”. (La verdad no me importa, me importa un final abierto, como la Vida misma.)

La agenda subyacente tras la nueva embestida imperial en el continente

SURCOS le invita a leer este artículo publicado por Prensa Comunitaria, de Guatemala.

Por Mario Godínez

En nuestros análisis de coyuntura, al estilo conspirativo ochentero, iniciados de lo general a lo particular, de lo simple a lo complejo, de lo local a lo global y todas las combinaciones posibles, cuesta aguantarse la tragada de saliva y nudos que implica quedarse callado ante las barbaridades que la nueva versión del tecnofeudalismo nos muestra todos los días, por medio de su poderosa y efectiva arma mortal para idiotizar sociedades enteras: las redes sociales.

Incluso este humilde comentario virtual forma parte de los tetratrillones de megabytes que alimentan el flujo en las redes que enajenan nuestras morbosas mentes, sea X, Instagram, Facebook, TikTok, WhatsApp, Signal, y las que están por venir, luego de que descubramos que el multipolarismo también ubicará sus propias redes sociales, para no seguir en el circuito de Elon Musk.

Las invasiones fachas tienen mucho en común desde antaño. Su estrategia de manipulación, hasta nuestros días, ha cambiado el medio de comunicación y lo ha masificado. Por ejemplo, en 1954 los aviones denominados “sulfatos” provocaban la gran cagazón en los niños y las familias que los veían sobrevolar sobre sus casas, sobre todo, luego que en la radio se decía que iban a bombardear Guatemala y que los comunistas les iban a quitar sus pertenencias, que éramos una cabeza de playa, que si usted tenía una cuerda de tierra se la iban a quitar, etc., etc. En esa época, el cachurequismo ayudó a propagar semejantes mentiras, para hacer caer al gobierno que intentaba una reforma, incluso en el mismo estilo de modernización capitalista, que pregonaban los teóricos del mismísimo norte.

En las décadas de los años 60, 70 y 80 como estrategia manipuladora de masas, para caer en las trampas del conservadurismo, se divulgó que había que militarizar nuestros países para liberarnos del “enemigo interno” para mantener la “seguridad nacional”. También se transmitía información que sugería que aquellos compas de verde olivo eran unos terroristas que venían desde Rusia, Cuba, Angola y de otros lados, nuevamente para robarnos nuestras tierras y a implementar el totalitarismo.

La “seguridad nacional” fue una estrategia aprendida por los milicos guatemaltecos en escuelas militares de iuesei para cometer genocidio, someter y convertir a Guatemala y otros países de América Latina en verdaderos laboratorios de represión, tortura, desplazamiento y retar la conducta humana ante el dolor y el sufrimiento (algunos psicólogos conductistas habrán hecho muchos miles de dólares con apoyar esos enfoques, aplicándolos en nuestros territorios). Ahí se dieron las primeras migraciones masivas: ¿adivinen hacia dónde?

En los 90, predominó la estrategia de una supuesta “Estabilidad Nacional”, que en pocas palabras se trató de ahorcar hasta casi ahogarse al considerado “enemigo” y al que se salía del canasto, aplicarle de todas maneras la “seguridad nacional” y la “contrainsurgencia”. Eso sí, iniciamos la moda de las elecciones supuestamente libres, para fundar lo que hoy se llama “democracia electoral”. Pero no les gustó que la democracia pasara más allá de las buenas y bonitas palabras, cuando se trató de incorporar en la legislación “democrática” aspectos relacionados con la “propiedad social” de la tierra, o bien, apoyar un verdadero intento de “desarrollo” para los menos favorecidos. Ahí la cosa ya no les gustó y entonces ¡no servía! y, nuevamente, se usaron los fantasmas del “comunismo” y “anticomunismo” para frenar los cambios tan necesarios en muchos países latinoamericanos, como Guatemala.

A finales de la década de los 90, nos cantaron las mañanitas con una nueva estrategia, la supuesta maravilla del NEOLIBERALISMO, en su máxima expresión. Un enfoque falso para decir que querían nuestras riquezas nuevamente, solo que ahora habría que firmar TRATADOS DE LIBRE COMERCIO y otros instrumentos legales que nos terminarían de amarrar a la dependencia y subordinación con respecto a los yunaites.

Nada más contradictorio al liberalismo clásico que, firmar tratados de miles de páginas que fueron leídos por contadas personas en el continente, pero que se firmaron sin chistar por la mayoría de nuestros gobiernos. Cuando se pretendían firmar esos tratados, se ENCAJONARON Y ENCUADRARON MENSAJES de manipulación que provocaron miedo e intereses vendidos cuando nos dijeron que si no se firmaba el TLC (Tratado de Libre Comercio) no tendríamos exportaciones, que se vendrían abajo nuestros empleos, que Guatemala se beneficiaría porque tendríamos acceso al MERCADO MÁS GRANDE DEL MUNDO, etc.

Pero otra vez nos dieron paja. Otros espejitos a cambio de tratados que no nos favorecieron. Por esos años el mercado más grande del mundo no era por allí, ya era hacia la sociedad de los de ojitos rasgados, pero aquí nos dijeron que vendría mucha inversión luego de la tal firma. A los salvadoreños les dijeron que sus pususas se venderían como agua de mayo por allá, a los hondureños les dijeron que Palmerola era solo un chiste y que el TPS (Estatus de Protección Temporal) sería para siempre, a los nicaragüenses les dijeron que el premio sería derrocar a don Dany (Daniel Ortega), a los ticos les dijeron que si no firmaban esa vaina se irían las piñeras y los trabajadores rurales y alguna industria se quedaría sin fuentes de empleo y productividad, etc., etc.

Entre las cosas que planteamos para proteger a Guatemala frente a todo eso estuvo decirles a los gobiernos de turno que lo que era necesario era retomar de varias maneras y asegurar nuestras SOBERANÍAS, la política, la alimentaria y nutricional, la energética, la soberanía sobre los bienes naturales, etc. Y que para ello, había que desconectarse del gran hermano norteño. Sin embargo, en aquellos momentos se nos dijo que eso era una barbaridad, que eso era imposible, etc., etc.

A 20 años luz de aquella balacera y matacinga en la que impusieron su TLC con los yunaites, no sucedió lo del ingreso de inversiones, no se generaron suficientes miles de empleos nuevos. Promesas “mediáticas” que seguiremos esperando sentados. Curiosamente no se ha pronunciado la gremial empresarial guatemalteca ante la instalación de aranceles para los productos de nuestros vecinos del inmediato norte y de Colombia y, me imagino que pronto nos tocará similar aquí, me imagino que, se aceptarán los aranceles sin chistar, como se aceptaron las páginas entreguistas de aquel TLC.

¿Cuál es el encuadramiento de mensajes actual? La expulsión de miles de migrantes y la amenaza de gravar las remesas, la amenaza con aranceles a los productos que lleguen desde nuestros países, el control del narcotráfico.

Recuperar el canal de Panamá, porque lo tienen los chinos, uyyyyyyy, ¡los chinos ya llegaron y están ganando territorios estratégicos!!!!!

Combatir al “diabólico” Tren de Aragua y la Mara Salvatrucha. Pedirnos una diplomacia del dólar a cambio de continuar la relación con Taiwán. Sanciones para los gobiernos, con eliminación, cancelación o negación de visas.

Falta ver si en el encuadramiento a partir, de hoy 4 de febrero, entra el famoso “combate a actores corruptos y antidemocráticos”, o bien se le da el espaldarazo al mismo, a partir de que a la nueva oligarquía norteña le gusta la política del escándalo disruptivo y aplicarnos “terapia de choque”, cuando se agita el “espantapájaros” para que salgamos corriendo o volando y luego se recula, cuando se logra el objetivo de ponernos de “cuclillas” corrijo, de “rodillas”, más bien de “culumbrón”.

Digamos que ahora el encuadramiento combinó el método tradicional de la amenaza con el garrote, al garrotazo directo con la implementación de verdaderas ejecutorias que dieron lugar a pensar que no se estaba bromeando al respecto y que los daños a los migrantes, la posibilidad de afectar los más de 20 mil millones de dolorosos que recibimos en Guatemala por remesas en dinero de los trabajadores migrantes guatemaltecos, sean afectadas con impuestos, solo será considerada un “daño colateral” como en toda guerra del nuevo siglo 21.

Creo que lo que hay de fondo, con todo y que, lo de los migrantes es real, lo de los aranceles se podría concretar, y muchas cositas más; lo que está en juego es realmente una cosa muy práctica:

  1. Una nueva fase de control de los recursos geo-hidro-estratégicos de nuestros países. Por eso es urgente salir de la sociedad petro-hólica y prepararse comunitariamente para la era postpetróleo.

  2. Los minerales que son insumo básico para impulsar la nueva economía de los aparatos que impulsen la nueva etapa de las TICs.

  3. Un reimpulso a la tecnología y la industria militar global.

  4. Una escalada de fascismo al estilo hitleriano, si nos descuidamos como sociedades, permitiendo los abusos sin chistar, o con miedos de la corrección política para no generar aspaviento en el colorado.

  5. Una sacudida al capitalismo nacional norteamericano que le permita dar pasos propios a partir de generar un nivel de ocupación más privilegiada, a su 60% de habitantes blancos.

  6. Una profundización de una nueva industria global: la del terror, el sometimiento, la profundización del barbarismo, de la opresión a partir de practicar métodos de sometimiento ya probados en algunas cárceles en el Caribe, junto a algunas tácticas que creímos enterradas pero que se desenterrarán en cuanto a control de gobiernos, asesinatos inexplicables de algunos líderes molestos, uno que otro escándalo mediático de barrio viralizado, entre otros, pero que ya validadas como industria les generarían también unos cuantos miles de millones más en dinero.

El peligro de todo esto, no es solo la implementación del fascismo en sí mismo, sino en la cantidad de “imitadores” que surgirán en la aplicación del método en nuestras veredas y barrancos que nos harán un poquito más fregada la vida. Lo bueno es que a los “imitadores” aquí ya se les conoce y será un poco más fácil ir derrotando mulada tras mulada.

Pero, como todo el mundo parece caerse, y no hay de dónde agarrarse que no sea del mismo pueblo, pues ahí está la respuesta, en volver al pueblo y en forma consulta y de base, resistir como se pueda, al final de cuentas, ya nos quitaron todo. Hasta el miedo.