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Etiqueta: Trabajo Comunal Universitario

Diálogo, vivencias y retos de Presupuestos Participativos en virtualidad

El Trabajo Comunal Universitario “Estrategias frente el desempleo: conectando actores e iniciativas” y la Escuela de Sociología de la Universidad de Costa Rica (UCR) invitan al café virtual “Diálogo, vivencias y retos de Presupuestos Participativos en virtualidad” a realizarse el próximo 05 de diciembre a las 2:00 pm.

La actividad contará con la participación de representantes de las Asociaciones de Desarrollo de Cantonal de Acosta, docentes y estudiantes de la UCR, y se transmitirá vía Zoom y Facebook Live.

 

Compartido en redes por Yasy Morales.

UCR, huertas urbanas: autoabastecimiento durante la pandemia por el COVID-19

En las zonas urbanas no se requiere contar con un espacio verde para cultivar. Existen formas prácticas y económicas que se pueden implementar. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

La propuesta de cultivar en medio de las ciudades surge como alternativa en un proyecto de Trabajo Comunal Universitario (TCU) de la UCR

La emergencia ocasionada por el coronavirus SARS-CoV-2 en Costa Rica y el mundo demanda que diferentes sectores de la sociedad se reinventen. Las ciencias agroalimentarias no escapan de esta realidad, pues urge una propuesta de contención para impedir el desabastecimiento de alimentos.

Según un reciente informe presentado por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la Organización de las Naciones Unidades (ONU), el mundo se enfrenta a “hambrunas de proporciones bíblicas”. Se calcula que la falta de alimentos podría afectar hasta a 265 millones de personas y que más de 30 países en vías de desarrollo podrían sufrir por esta hambruna generalizada.

Ante este escenario, el proyecto denominado “Trabajo Comunal Universitario TCU 468 Agricultura Orgánica Urbana”, con la colaboración de la ingeniera agrónoma Natalia Zúñiga Serrano, del Centro de Investigaciones Agronómicas (CIA), de la Universidad de Costa Rica (UCR), propone apoyar e informar a las comunidades sobre la importancia de la agricultura orgánica.

Costa Rica posee la ventaja de ser un país tropical y esto permite que se pueda producir y cultivar alimentos durante todo el año. En momentos de crisis, como la que estamos viviendo, se reafirma la necesidad de que una nación produzca sus propios alimentos para así no depender tanto de las importaciones.

Por ejemplo, el 99 % del ajo que consumimos se importa desde China y, justamente, en el 2019 los productores de esta planta en el país, ubicados en Santa Ana y en Llano Grande de Cartago, comenzaron a fomentar el cultivo del ajo criollo, lo dieron a conocer y lo incorporaron en el mercado nacional, señaló Zúñiga.

Una medida inmediata que podemos poner en práctica para cuidar el bienestar de nuestros hogares es el autoabastecimiento de alimentos. La investigadora de la UCR define autoabastecimiento como la capacidad de producir la mayoría de los alimentos que precisa, ya sea una nación o un hogar, de manera que se puedan satisfacer las necesidades alimentarias con productos frescos, como frutas, verduras, cárnicos y sus derivados.

El autoabastecimiento nos permite crear una forma de autonomía, ya sea personal (en nuestras casas) o colectiva (si se produce como país) de nuestros propios alimentos. Claro está que Costa Rica, al ser un país con vocación agrícola, no se encuentra en una situación tan grave como algunas otras naciones.

Una solución pronta y relativamente fácil para solventar esta problemática es producir los alimentos que consumimos por medio de huertas caseras. De esta forma, se podrá tener productos frescos, con muy buen sabor, con una mejor maduración y con destacadas características. Esto significará un ahorro de dinero.

Además de brindarnos la satisfacción de comer lo que producimos en nuestra propia huerta, es una práctica que ayuda a tener una buena salud mental. No solo es divertida y entretenida, sino que también exige explotar la creatividad e incluso es una forma de realizar ejercicio.

Huertas urbanas

En las zonas urbanas, donde normalmente no se posee tanto espacio, también se puede idear una huerta, como las verticales. Este tipo de siembra necesita poco espacio y embellece el área, destacó la ingeniera agrónoma.

Según Zúñiga, no hace falta disponer de un patio o un área verde en las casas o apartamentos para hacer una huerta, existen diversas formas prácticas y económicas que se pueden implementar.

Las huertas verticales se pueden adecuar a un balcón o una terraza, en envases desechables, estructuras de madera o tubos de PVC. Estos recipientes se deben ubicar en un lugar donde reciban sol en algún momento del día.

“Lo más importante que necesita una planta es agua, luz, nutrientes y sostén. Para el cultivo, podemos utilizar materiales como envases plásticos, recipientes vacíos como ollas y tarimas, con el fin de formar una ‘cama’ y sembrar las plantas”, expresó.

Para aquellos cultivos que no se realizan de forma directa sobre el suelo, hay que asegurarse de que los recipientes tengan suficientes huecos para que el agua se pueda filtrar mientras se riegan las plantas. Además, hay que colocarlos donde estas reciban la luz solar en algún momento del día.

La siembra se puede efectuar directamente sobre el suelo, para lo cual es necesario deshierbar, remover el suelo y darle las condiciones óptimas para colocar las semillas o las plantas que vengan en almácigo (bandeja plástica donde previamente se colocó un sustrato y se puso a germinar la semilla para obtener una planta).

Las semillas y almácigos se pueden encontrar en viveros o tiendas por departamento. En el caso de las semillas, también se pueden extraer de los alimentos que consumimos, pero hay que tener en cuenta que estas no tendrán la misma calidad que una semilla debidamente tratada.

El proceso de siembra

Según la experta, es importante tomar en cuenta el tamaño de la semilla, se debe sembrar a una profundidad de tres veces su diámetro, para facilitar su germinación, además de que se debe colocar en suelo húmedo de preferencia.

Si se utiliza un almácigo, se toma la planta de la base, se saca y se coloca sobre el suelo. Este tipo de siembra es mejor hacerla a primeras horas de la mañana o bien en la tarde, para evitar que la planta se estrese debido al cambio de un lugar a otro. De esta manera, se le da un tiempo prudencial a la planta para que se aclimate a su nuevo lugar.

En las zonas urbanas, las huertas verticales son una opción. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

Para mantener la huerta, lo primero que se recomienda es regar diariamente solo la base de la planta, no todo el follaje, para evitar que aparezca algún tipo de hongo en las hojas. También es aconsejable deshierbar para que la planta no compita con las malezas por la luz o por nutrientes.

Las siembras deben hacerse de forma escalonada para que haya una distribución gradual en el tiempo y así darle continuidad al autoabastecimiento. “Es preferible cultivar los productos que realmente consumimos en nuestros hogares”, indicó Zúñiga.

Control de plagas

El M. Sc. Óscar Castro Zúñiga, docente e investigador del Centro de Investigación en Protección de Cultivos (Ciproc), de la UCR, afirmó que en existen dos tipos de plagas que afectan a las huertas: los insectos, como abejones (vaquitas), grillos y gusanos, y las enfermedades, que dañan las hojas y les produce manchas y colores oscuros, así como las que afectan la base de la planta.

“Podemos darnos cuenta de que el cultivo tiene una plaga cuando vemos que la planta y las hojas no están verdes, como habitualmente se encuentran, o bien, que encontremos la hoja comida. Estas son señales de que nuestra planta no se encuentra sana”, advirtió Castro.

Para el investigador, es importante tener claro que una huerta casera es para el autoabastecimiento familiar y no para cultivar a grandes escalas. Por esto, es esencial que exista una diversificación de cultivos, para así evitar que las plagas, insectos y enfermedades ataquen a todas las plantas.

“Hay que revisar que la planta no tenga plagas, si se encuentra un gusano, una planta muerta o una hoja enferma es mejor quitarlas antes de que la enfermedad se propague en el resto del cultivo”, agregó el especialista.

Además, para combatir las plagas se requiere que el suelo tenga un buen contenido de materia orgánica y una buena nutrición.

Si la planta se encuentra expuesta al aire libre, es mejor colocar un plástico transparente como techo, a fin de evitar que el agua de lluvia caiga sobre las hojas. De esta manera se logrará que las plantas crezcan vigorosas y que sean menos propensas al ataque de plagas.

Cuando usted empiece por primera vez una huerta, seleccione cultivos de fácil crecimiento, como lechuga, culantro, apio y cebollino. Estos ayudan a mejorar las destrezas y habilidades en esta área y motivan a seguir cultivando más alimentos y de diferentes tipos, recomendó Castro.

 

Daniela Alfaro Aráuz
Periodista del Instituto de Investigaciones Agrícolas
Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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Estudiantes de la UCR aportan más de un millón de horas anuales a comunidades de todo el país

UCR Presente

Trabajo comunal universitario en zonas indígenas del Alto de Comte, Progreso. Foto: Denis Castro.

Cada año, alrededor de 5 000 estudiantes de la Universidad de Costa Rica (UCR) aportan más de un millón de horas, en forma gratuita, a decenas de comunidades en todo el país, gracias al Trabajo Comunal Universitario (TCU), el cual deben realizar como parte de su plan de estudios.

Para la UCR, esta es una forma de retribuir a la sociedad la inversión que realiza en la educación superior pública y tiene el objetivo principal de generar las transformaciones sociales que nuestra sociedad necesita.

Estas actividades permiten una vinculación dinámica y crítica entre estudiantes y docentes universitarios con grupos sociales y comunidades vulnerables.

Al momento se encuentran inscritos 174 proyectos en diversas áreas como el fortalecimiento educativo, salud, desarrollo ambiental sostenible, socioproductividad, derechos humanos, desarrollo comunitario y arte.

El TCU deben realizarlo todos los estudiantes de la Institución como requisito para graduarse, e implica que deben cumplir con 300 horas de trabajo comunal para quienes estudien carreras de Bachillerato y Licenciatura. Mientras que aquellos que cursen diplomados o profesorados tendrán que cumplir con 150 horas.

Acción social

Los TCU tienen como objetivo desarrollar un proceso académico multidisciplinario e interdisciplinario que integre las actividades sustantivas de la Universidad. También, se busca promover una conciencia crítica con respecto a la realidad nacional, a partir de reflexiones éticas, sociales y políticas, según lo define el Programa de Trabajo Comunal Universitario.

Otro aspecto que se busca es contribuir con las transformaciones que la sociedad necesita para el buen vivir, al potenciar las capacidades de los grupos con los que se trabaja y al incidir en la solución de problemas.

Precisamente, Minor Cordero Jiménez, asesor general de trabajo en la comunidad, comentó que con los TCU realmente se da un aporte muy importante en términos académicos.

La labor que se desarrolla va más allá de llegar a las comunidades, pues se constituye en un aula abierta donde no solo se aporta conocimiento, sino que también se rescata.

Para los estudiantes tiene una gran importancia en términos de la sensibilización que obtienen de las diferentes comunidades ya que aprenden a trabajar para resolver situaciones.

Uno de los principales aspectos que destaca Cordero es el abordaje de las necesidades de distintas comunidades, con un enfoque interdisciplinario, pues algunos TCU incluyen la participación de hasta 10 o 11 disciplinas.

En todo el país

Los trabajos comunales universitarios se desarrollan en los 82 cantones del país y llega a las poblaciones con más necesidades.

La mayoría se han creado en la sede central, Rodrigo Facio, en San José, y de ahí se movilizan a cientos de comunidades donde atienden distintas situaciones que enfrentan para mejorar su calidad de vida. También, hay otros TCU que se desarrollan desde las sedes y recintos de la Institución.

En ese sentido, la Sede de Occidente tiene inscritos 16 proyectos; las del Pacífico, Guanacaste y el Caribe, seis cada una; el Recinto de Golfito, dos; la Sede del Atlántico, cinco, y los Recintos de Guápiles y Paraíso dos cada uno.

Como ejemplo del aporte de los trabajos comunales a la sociedad, están los que se realizan con poblaciones indígenas, hay uno que atiende necesidades de los malecus y de los bribris, así como los del Térraba, donde se está recuperando en enciclopedias y diccionarios todos los aspectos de la cultura de este pueblo.

Además, hay otro también sobre pueblos y territorios indígenas mediante el cual se le brinda tutorías y acompañamiento académico a los niños de comunidades como Alto Comte, Amubri, Telire, Ujarrás, Térraba y Rey Curré, entre otros pueblos. Igualmente, se brinda apoyo a los indígenas ngöbe y cabécar en Casona (Coto Brus) y Fila de Carbón (Talamanca). En algunos de estos lugares incluso hay que desplazarse varios días en vehículo y a pie por la dificultad de los caminos.

De esta manera, la Universidad de Costa Rica se proyecta a las comunidades con mayores necesidades en el país. El objetivo es brindarles conocimiento y acompañamiento en el desarrollo de proyectos que mejoren su calidad de vida, en una gran cantidad de áreas como salud, educación, psicología, legal, cultural y artística, entre muchas más.

 

Nidia Burgos Quirós

Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR: Proyecto universitario promueve el aprendizaje a través de música en acción

Esteban Hidalgo Pena

Unidad de Comunicación Vicerrectoría de Acción Social

UCR Proyecto universitario promueve el aprendizaje a traves de musica en accion
El trabajo comunal de Artes Musicales ha visto el paso de más de 450 estudiantes. Entre estos, Paula Segura, estudiante y pianista, ensayando con su compañero de ensamble, Douglas Castillo. Foto: Margoth Montero.

Música en Acción (TC-685), es un proyecto de Trabajo Comunal Universitario (TCU) de la Universidad de Costa Rica (UCR), una propuesta músico-educativa a través de la cual se desarrollan conciertos didácticos, para una diversidad de audiencias y contextos.

Gracias a un esfuerzo integral y colaborativo, este año el proyecto celebra una década de labor continua. Durante ese recorrido, más de 450 estudiantes han formado parte de la iniciativa, a la cual se le han ido haciendo ajustes para extender su alcance.

En sus inicios, el proyecto se planteó de la mano de la entonces directora de Artes Musicales, María Clara Vargas Cullell, como una forma de brindar terapia artística a pacientes en cuidado paliativo; sin embargo, al paso de los años, logró ampliar su audiencia y establecerse como una plataforma para el desarrollo de habilidades en niños, niñas y adolescentes con discapacidad.

Miembros de Música en Acción siendo dirigidos por la profesora Karla Abarca en la comunidad de Oreamuno de Cartago. Foto: Margoth Montero.
Miembros de Música en Acción siendo dirigidos por la profesora Karla Abarca en la comunidad de Oreamuno de Cartago. Foto: Margoth Montero.

Actualmente, las y los estudiantes matriculados en el TCU deben crear ensambles de música de cámara; pequeñas producciones de no más de 6 miembros, pensadas con un enfoque didáctico y atractivo.

Los integrantes también son responsables de la escenografía, selección, musical y vestuario; más que una forma de completar horas, la docente y coordinadora del proyecto, Karla Abarca, ve la iniciativa como una oportunidad de formación, dónde se mezclan experiencias de campo y trabajo en equipo para desarrollar un verdadero compromiso social.

“He tenido estudiantes que terminan y se quedan un año más, me dicen ‘profesora sígame contando las horas’ y tal vez llegan a 400 horas o más y ellos quieren quedarse ahí porque les gusta, les parece interesante”, comenta la profesora y clarinetista.

Presentación de la puesta en escena De la magia de este mundo, a las estrellas con Star Wars en la comunidad de Oreamuno de Cartago. Foto: Margoth Montero.
Presentación de la puesta en escena De la magia de este mundo, a las estrellas con Star Wars en la comunidad de Oreamuno de Cartago. Foto: Margoth Montero.

En las clases de Abarca, todo sirve y nada se desecha; la participación de estudiantes de diferentes áreas genera un espacio inter y transdisciplinario, donde el principal objetivo es hallar el aporte y relación de cada una de las carreras involucradas con los montajes musicales.

Su última puesta en escena, De la magia de este mundo, a las estrellas con Star Wars, se llevó a cabo en el auditorio de Artes Musicales e involucró, además del ensamble musical basado en la banda sonora, una presentación de baile.

Tanto para Abarca como para Vargas, el contacto con diferentes comunidades es una parte fundamental del proyecto. Para las educadoras, sacar las presentaciones del ámbito universitario puede incentivar proyectos artísticos propios de las regiones, así como formar un proceso de retroalimentación entre los grupos.

Los integrantes del TCU Música en Acción junto con su profesora Karla Abarca. Foto: Esteban Hidalgo Pena.
Los integrantes del TCU Música en Acción junto con su profesora Karla Abarca. Foto: Esteban Hidalgo Pena.

“De nada nos sirve ser muy académicos si no llegamos a las comunidades, de nada nos sirve adquirir mucho conocimiento y producir mucho conocimiento aquí, si no podemos llegar a las comunidades”, agrega Abarca.

Música en Acción siempre ha realizado giras con la mayoría de sus producciones. Entre febrero y marzo de este año, el grupo visitó Orotina, San Ramón de Alajuela, Oreamuno de Cartago y la Unión de Tres Ríos.

En San Ramón, Abarca y sus estudiantes cuentan con el apoyo de Leda Chavarría, coordinadora de gestión cultural del Centro José Figuerres Ferrer. La funcionaria señala la labor del TCU como innovadora y necesaria. De la misma manera, destaca la importancia de mantener relaciones con propuestas como éstas para el bien de la comunidad.

También retoma la conexión que tuvieron adultos y niños con presentaciones como Mundo de la Boca, en donde se les enseñó a estudiantes de la comunidad sobre higiene bucal por medio de canciones, las cuales, siguieron repitiendo por meses. “Hay mucha agrupación artística, pero no todas tienen ese enfoque educativo, no todos los músicos están dispuestos a explicar, no es un recurso tan abundante”, concluye Chavarría.

Para Karla Abarca, quien ha llevado el mando del TCU por los últimos 10 años, el proyecto no solo desarrolla competencias para la vida, sino que también posiciona a los estudiantes frente a realidades distintas y retos nuevos. La docente ve la experiencia como algo que trasciende lo pedagógico y se relaciona directamente con el bienestar humano y comunitario.

Para la ex directora de la escuela y actual decana de la Facultad de Bellas Artes, María Clara Vargas Cullell, al incorporar las artes con la Acción Social se logra imprimir características únicas de la disciplina.

“Los TCU son fundamentales porque permiten cumplir con facetas que normalmente a las artes a veces se nos olvida, muchas veces dejamos a las artes como un espacio de entretenimiento, pero las artes también permiten la reflexión e inciden en la crítica de la sociedad”, destacó.

Miembros de Música en Acción siendo dirigidos por la profesora Karla Abarca en la comunidad de San Ramón de Alajuela. Foto: Margoth Montero.
Miembros de Música en Acción siendo dirigidos por la profesora Karla Abarca en la comunidad de San Ramón de Alajuela. Foto: Margoth Montero.

 

Información generada desde la Vicerrectoría de Acción Social de la UCR.

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Parque Marino del Pacífico y UCR suscriben convenio para apoyar proyectos conjuntos

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El convenio entre estas dos instituciones permitirá el intercambio de resultados de investigaciones, así como la creación de un museo vivencial de la cultura marítima puntarenense. Foto: Laura Rodríguez / ODI.

Una gran cantidad de proyectos compartidos podrá desarrollar tanto la Universidad de Costa Rica (UCR) como el Parque Marino del Pacífico, situado en Puntarenas, gracias a la firma de un convenio marco realizada el pasado viernes 4 de noviembre.

El acuerdo entre la UCR, el Consejo Directivo Interinstitucional del Parque Marino del Pacífico y la Fundación Parque Marino del Pacífico permitirá a estas instancias la creación de iniciativas como un museo, trabajos comunales universitarios con las comunidades puntarenenses, investigaciones sobre el mar y el apoyo en el mediano plazo a la futura carrera Marino Costera.

Quizá lo más llamativo del convenio es que permitirá impulsar un museo vivencial en Puntarenas, proyecto de la Vicerrectoría de Acción Social y de la Sede del Pacífico, que comenzó a gestarse desde el año pasado a través de la profesora Amaranta Villar, especialista en museología. La iniciativa está en la etapa de recolección de información relacionada con el rescate y la difusión de la cultura pesquera puntarenense, según adelantó la M.Sc. María Lizbeth Mora, coordinadora de Acción Social de la Sede del Pacífico.

Posteriormente, se creará un acervo digital que se estaría presentando en el Parque Marino del Pacífico. La idea es mostrar, con la ayuda de la Carrera de Tecnología y Multimedia (que también se imparte en esa sede), prácticas comunes de la vida en el puerto del Pacífico, como la vida de los pescadores, técnicas de pesca, datos de cardúmenes y tortugas, entre otras atracciones, que aportarán información a los visitantes de manera interactiva y entretenida, principalmente para los niños.

Uno de los grupos más beneficiados con este acuerdo serán los estudiantes, quienes podrán realizar en el Parque Marino del Pacífico sus trabajos finales de graduación, voluntariados, prácticas profesionales o el Trabajo Comunal Universitario. Además, se espera que para la carrera Marino Costera, que se impartirá a mediano plazo en la Sede del Pacífico, el parque sirva de laboratorio para apoyar los aprendizajes generados en las aulas, informó la M.Sc. Mora.

Pero la idea va más allá: ambas instituciones pretenden identificar los espacios de trabajo para realizar proyectos como investigaciones, prestación de servicios y producción; todos ellos con el fin de contribuir al desarrollo sostenible e integral de la zona marina y costera puntarenense, así como al mejoramiento de la calidad de vida de esa población.

De acuerdo con la M.Sc. Mora, uno de esos espacios podría ser la colaboración que brinde el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) para realizar propuestas de estudios sobre la fauna marina y las mareas de la costa puntarenense y que podrían aportar información valiosa al Parque Marino del Pacífico.

Además, ambas instancias se comprometieron a capacitar a los profesionales de las dos instituciones, brindar asesorías técnicas, fomentar el intercambio de especialistas, así como la información y los resultados de las investigaciones llevadas a cabo por una de las dos partes. El convenio marco tendrá una vigencia de cuatro años y puede ser prorrogado si una de las dos partes que lo suscriben decide renovarlo.

El Parque Marino del Pacífico fue creado en 2002 como un proyecto socioambiental para impulsar el desarrollo sostenible. Es liderado por el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) y también colaboran en su funcionamiento entidades asociadas como el Instituto Nacional de Biodiversidad, la Universidad Nacional y el Instituto Nacional de Aprendizaje.

Entre sus actividades, promueve la investigación, la educación y el uso sostenible de la biodiversidad marina y es además un centro de recreación abierto al público.

Pablo Mora Vargas

Periodista, Rectoría

 

Información generada desde la Rectoría, Universidad de Costa Rica.

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UCR presentó diagnóstico de la sub-cuenca del río Coto

  • Acción Social impacta la zona sur del país
  • Estudiantes de 10 carreras aportaron para su elaboración

 

Victoria Salazar Chaves,

Asesora de proyectos de TCU

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El TC-655 Gestión comunitaria del agua desde el manejo de cuencas hidrográficas realizó muestreos de macroinvertebrados para identificar la calidad del agua en distintos puntos de la sub-cuenca media del río Coto (foto Marlon Morúa).

El proyecto de Trabajo Comunal Universitario TC-655 Gestión comunitaria del agua desde el manejo de cuencas hidrográficas, presentó el miércoles 24 de agosto en el Edificio de Educación Continua la devolución de resultados del Diagnóstico de la sub-cuenca del río Coto, Buenos Aires y Coto Brus, Puntarenas.

El estudio fue elaborado mediante un proceso colectivo entre las comunidades de Potrero Grande, Pittier, Biolley, La Lucha, El Carmen San Isidro y Gutiérrez Brown. Estudiantes de diez carreras distintas participaron durante este proceso que involucró a las escuelas de Geografía, Biología, Microbiología, Trabajo Social, Derecho, Ingeniería Química, Ingeniería Civil, Contaduría Pública, Enseñanza de los Estudios Sociales y Dirección de Empresas.

Es parte de las modalidades de la Vicerrectoría de Acción Social (VAS) que plantea un proceso académico interdisciplinario en el que estudiantes y docentes universitarios se vinculan de forma dinámica y crítica con grupos sociales y comunidades para contribuir con las transformaciones que la sociedad necesita para el buen vivir, potenciando oportunidades e incidiendo en la solución de problemas.

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Los estudiantes tomaron muestras del tanque de captación de la Asada de Potrero Grande, en Tres Colinas, para corroborar características físicas y químicas, así como la condición infraestructural de las captaciones – foto Marlon Morúa.

En concreto, el TC-655 se propone contribuir con el proceso de mejora en la gestión comunitaria del agua, para la óptima coordinación entre acueductos comunales dentro de una misma cuenca hidrográfica. Para ello organizó sesiones de trabajo entre las comunidades de la subcuenca, entre ellas Gutiérrez Brawn, El Carmen, Biolley, La Lucha y Santa Rosa de Buenos Aires de Puntarenas.

Según el Lic. Marlon Morúa Pérez, responsable del proyecto, el 50% de la población nacional es abastecida por el Instituto de Acueductos y Alcantarillados (AyA), que por ley es el ente rector del agua para consumo humano.

Por otra parte, las Asadas (sistemas comunales que administran los acueductos) son un actor indispensable en el manejo del recurso hídrico, que proveen más de un 26% del líquido por sistemas de gestión comunal que no reciben ningún reconocimiento económico; poco menos de un 24% de la población es abastecido por las municipalidades.

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El Lic. Marlon Morúa Pérez, responsable del proyecto, junto con las y los estudiantes que participaron de la devolución de los resultados del diagnóstico – foto Victoria Salazar.

Participación y empoderamiento comunal

El eje central del diagnóstico es el Ordenamiento Territorial y el Análisis Geográfico aplicado a la unidad de estudio cuenca hidrográfica. La información se segrega en cuatro ejes de entendimiento: uso de la tierra, calidad de aguas, ámbito educativo e indicadores socioeconómicos.

El estudio expuso el rol de cada uno de los actores que se desempeñan y tienen influencia en el sistema de cuenca, entre los cuales se puede mencionar: las Asadas, el Parque Internacional la Amistad (PILA), asociaciones de desarrollo y de mujeres, así como centros educativos de primaria y secundaria de las diferentes comunidades. Esto con el fin de realizar un análisis de la sub-cuenca del río Coto como un sistema geográfico y así relacionar todas las variables que lo componen.

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Gina Araya Araujo, estudiante de la carrera de Derecho, expuso los resultados del eje legal del diagnóstico logrado en las comunidades beneficiadas – foto Marlon Morúa.

Gina Araya Araujo, estudiante de la carrera de Derecho, expuso que desde el Derecho Ambiental y Administrativo, en específico analizaron la situación de las tomas de agua dentro del PILA y los límites que el ordenamiento jurídico establece para estas áreas de protección, información de gran trascendencia para los acueductos rurales, no sólo en la zona sino en otras comunidades que conviven con la misma problemática. Además, la estudiante afirmó que un aprendizaje significativo que obtuvo del trabajo en comunidad es “el abordaje humano de cualquier situación, la sensibilidad con la que se pueden manejar escenarios delicados y cómo el conocimiento que la Universidad de Costa Rica nos ha dado no es antojadizo”.

Al respecto, el Ing. Minor Cordero Jiménez, director de la Sección de TCU, consideró que “es sorprendente ver todo este trabajo y la integración de las diferentes disciplinas; porque realmente es un TCU bastante nuevo de la Escuela de Geografía«. Cordero agregó que iniciar el trabajo en comunidad con un diagnóstico es de suma importancia, debido a que permite identificar los problemas y/o necesidades que tiene la población. Además, permite visibilizar cuáles son los recursos con que cuentan y las posibilidades propias del espacio local”.

De esta forma, el TCU no sólo colabora con las comunidades en la identificación de sus inconvenientes para juntos desarrollar soluciones en donde las poblaciones se empoderen y participen activamente, sino también procura construir procesos de enseñanza-aprendizaje a partir del intercambio de las distintas disciplinas.

En relación con los procesos de intercambio de las distintas disciplinas, la estudiante Gina Araya acotó “que como parte de un grupo de futuros profesionales tan diverso, pudimos vivir todo lo que conlleva un proceso de inter y transdisciplinariedad en carne propia, aprendimos muchísimo de las carreras y los aportes de los demás en cada una de las etapas que requirió construir los resultados recién presentados. Construimos un diagnóstico y unos lazos muy fuertes a nivel interpersonal. Como equipo de trabajo el resultado es reflejo de toda la pasión y la responsabilidad que conllevaba estar ahí, abrazando un proyecto tan ambicioso”.

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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Proyecto promueve autogestión comunitaria en Bahía Drake

Esteban Cubero Hernández

Extensión Docente

Proyecto promueve autogestion comunitaria
Milena con estudiantes en el taller de investigación. Fotografía proporcionada por el ED.

Con el fin de propiciar procesos de identificación de proyectos de vida, un grupo de docentes de distintas disciplinas decidió plantear el proyecto de Extensión Docente ED-3168“Promoción de la autogestión comunitaria en Drake: Probabilidad para la vida cotidiana”, de la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica.

El proyecto se llevó a cabo durante el año 2015, especialmente en el mes de julio, en el cual se realizó la gira a Drake y contó con tres etapas. La primera consistió en un diagnóstico con la comunidad para conocer sus necesidades y las condiciones educativas de los niños y niñas. La pregunta de este diagnóstico fue cómo fortalecer las escuelas de la región para que se propiciara una auto-gestión de las necesidades de la comunidad.

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La Escuela las Caletas fue uno de los centros educativos beneficiados con el proyecto. Fotografía proporcionada por el ED.

A partir del diagnóstico surgió la segunda etapa: un taller para que niños y niñas de varias escuelas (Agujitas, Caletas, Los Planes y Rincón de Drake) aprendieran procesos básicos de investigación como lo son la pregunta de investigación, la recolección de datos mediante una bitácora y la respuesta a la pregunta inicial. Los temas de investigación surgieron a partir de los intereses de las niñas y los niños respecto a la comunidad y sus recursos.

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Registro de estudiantes participantes del taller de investigación. Fotografía proporcionada por el ED.

“La idea era llegar e involucrar a los chicos en una dinámica que fuera alternativa a la tradicional en la escuela y que ellos pudieran construir su propia comunidad” comentó la coordinadora del proyecto, Dra. Milena Castro. Además de ella, el proyecto contó con la asistencia de la BSc. Carol Fernández (antropóloga) y del Lic. Jonathan Pérez (psicólogo).

“Yo creo que cada chico se fue con la idea de bueno, quiero ser guardaparques, quiero ser un gerente o quiero ser arquitecta o dibujante” indicó Carol. Por su parte, Jonathan comentó que “Ellos fueron investigadores por un momento.Lograr que investigar fuera algo divertido, interesante, era uno de los objetivos.”

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Mapa del distrito de Bahía Drake, ubicado en la Península de Osa. Fotografía proporcionada por el ED.

La tercera y última etapa del proyecto consistió en un producto de comunicación para divulgar lo realizado durante el taller, así como los resultados. Esta divulgación se ha realizado en la comunidad de Bahía Drake y también en la universidad.

De Extensión Docente a Trabajo Comunal Universitario. El proyecto seguirá vigente y se convertirá en un Trabajo Comunal Universitario, por lo que podrán extenderlo a otras escuelas y comunidades.

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Carol también formó parte de los talleres. Fotografía proporcionada por el ED.

“TCU: Taller de Investigación en Salud Comunitaria” será el nombre del nuevo formato del proyecto, el cual está actualmente en proceso final de inscripción. Seguirá coordinado por Castro y además contará con la participación del Ph.D. Pietro Scaglioni, de la escuela de Ingeniería Mecánica.

Ella indicó que el objetivo principal es “seguir trabajando en las escuelas, pero con grupos interdisciplinarios de estudiantes y propuestas de ellos mismos”.

 

Información tomada para SURCOS Digital del Portal de Acción Social, UCR.

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