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UCR, Voz experta: Migraciones en tránsito por Costa Rica, un complejo escenario con historia

Guillermo Antonio Navarro Alvarado Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

Por el Dr. Guillermo A. Navarro Alvarado, del Instituto de Investigaciones Sociales, Escuela de Sociología y coordinador de la Cátedra de Estudios de África y el Caribe

Este 2022 Costa Rica ha experimentado un crecimiento sustantivo del tránsito sur-norte de personas migrantes por el país, principalmente de personas venezolanas. Según los datos del Servicio Nacional de Migración del Gobierno de Panamá, entre enero y septiembre de 2022 se identificaron un total 107 692 personas migrantes venezolanas, que han cruzado el Tapón del Darién con el fin de atravesar América Central y llegar a los EUA. Comparativamente, el año anterior (2021) esta cifra alcanzaba para todo el año apenas el 2,7% de la cifra actual (2819) de personas venezolanas, caracterizando a este 2022 por ser un escenario de crecimiento sustantivo y acelerado del flujo migratorio venezolano, que alcanzó sus picos de tránsito entre julio y septiembre del presente año.

A esta cifra se suman otras nacionalidades en tránsito por la región, entre enero y septiembre de 2022 se identificaron en el tránsito por el Darién a 43 890 personas, provenientes de países tan diversos como Haití, Angola, Camerún, India, Nepal, Tayikistán, Senegal, Sierra Leona, Siria, etc., en total 37 diferentes nacionalidades identificadas, que en estos meses han sumado un total de 151 582 personas migrantes en tránsito, que encuentran su camino por América Central y por Costa Rica.

Aunque parezca un fenómeno reciente, lo cierto es que la identificación de estos flujos migratorios cultural y geográficamente diversos, así como socialmente heterogéneos, no son un fenómeno novedoso en la región, desde la década de 1990 y particularmente desde la primera década del 2000, estos flujos han transitado las rutas migratorias que cruzan Suramérica, la peligrosa selva del Darién, el territorio panameño, Costa Rica y el resto de América Central y México.

Generando diversas coyunturas a lo largo de este periodo, caracterizadas por transformaciones en los sistemas de atención, y control migratorio nacional y regional, así como complejos fenómenos migratorios que van desde las condiciones de inmovilidad y atrapamiento de personas migrantes en contextos centroamericanos, el establecimiento campamentos urbanos, la creación de centros y estaciones de atención migratoria, y profundas transformaciones culturales en las comunidades de recepción temporal (la mayoría situadas fuera de las capitales), etc.

Estas coyunturas y tránsitos migratorios han variado también de protagonistas, siempre caracterizados por la diversidad y la heterogeneidad, cada año y cada mes la presencia mayoritaria de nacionalidades varía, entre 2013 y 2015 el principal grupo en tránsito por Costa Rica fue el de personas migrantes cubanas, en 2016 haitianos, congoleños tanto de la República del Congo como de la República Democrática del Congo y somalíes, y así sucesivamente hasta llegar a la coyuntura actual. Y aunque se tienda a poner el foco en los principales grupos en tránsito, lo más importante del tránsito por América Central y Costa Rica, es que cada año el tránsito migratorio se conforma por personas migrantes provenientes de muy diversos orígenes y trayectorias.

Estas trayectorias no obedecen al clásico patrón migratorio unidireccional, del punto de origen al punto de recepción, sino que ellas se conforman por complejos trayectos, redes y motivos, que generan estancias migratorias variadas en África, Europa, Medio Oriente y Suramérica, antes de su tránsito por América Central, trayectorias sustentadas en vidas que se conforman en tránsitos permanentes. Esta condición constituye un complejo sistema migratorio global, al que América Central ha entrado como una trayectoria más dentro de un sistema mundo migratorio.

En términos de motivaciones la heterogeneidad es la pauta, la diversidad y el catálogo de motivaciones escapan a la síntesis generalizante de supuestas “migraciones por razones económicas”, el tránsito, orígenes y motivos de estas migraciones son multidimensionales y escapan a esta “razón” o salida fácil. Sin embargo, algunas tendencias nos pueden sugerir procesos globales que han motivado o más bien, estructurado estos complejos sistemas migratorios, razones compartidas de forma transregional y transcontinental:

Fotografía: Guillermo Navarro (2022) Campamento de personas migrantes en las inmediaciones de Calle 5 y Avenida 14 en San José, Cerca de la Terminal de Buses Tracopa Ltda.
  1. El crecimiento sostenido de la desigualdad en perspectiva global, esto no refiere tan solo a la desigualdad económica, sino al cada vez más desigual acceso a servicios, derechos y capacidades de acceso a oportunidades y recursos, una tendencia de la contemporaneidad;
  2. La desregulación de las formas de trabajo y generación de ingreso, y la multiplicación de las formas de trabajo informal: regla que progresivamente generaliza más trabajo informal, con mayores jornadas y con menores ingresos;
  3. La reconfiguración de los dispositivos y controles fronterizos: particularmente posterior a los atentados terroristas del 2001, las fronteras y los controles migratorios a nivel global se ha reconfigurado hacia políticas más marcadas por el control, detención e identificación, esto ha implicado dinámicas de extensión de los controles fronterizos hacia terceros países, fenómeno al cual se llama externalización de la frontera, generando con esto nuevas rutas migratorias.
  4. La fragmentación del monopolio del poder por el Estado-Nación: esto refiere a crisis de legitimación de los Estados-Nación y al control territorial de organizaciones paraestatales de muy diversas características (organizaciones terroristas, paramilitares, narcotráfico, pandillas, etc.,), en complejos contextos de control fragmentado de territorios. A esto se suma la tendencia a formas políticas cada vez más totalitarias y militarizadas, como respuesta a esta problemática.
  5. Recientes conflictos políticos y guerras: particularmente en contextos como África del norte, Asia occidental y Asia meridional, las guerras de Siria, Iraq, Afganistán y Libia han generado profundas transformaciones en las trayectorias y sistemas migratorios internacionales. En este punto debemos contar los propios conflictos en América Latina, particularmente Colombia, en donde la figura del desplazamiento ha generado flujos y corredores migratorios diversos.

Aunque estas razones no son suficientes para captar la heterogeneidad de los procesos y las motivaciones migratorias que contienen estos tránsitos, estas condiciones se encuentra repetitivamente a lo largo de los testimonios de personas migrantes, problematizando a su vez las propias categorías jurídicas de atención migratoria, tales como refugio.

La respuesta de Costa Rica a esta realidad ha sido variada, en las primeras etapas de identificación de estos flujos migratorios el país no adoptó una política de atención, adoptó la ambivalente perspectiva de la irregularización del tránsito migratorio y la permisividad del tránsito, hasta que en 2015 con el cierre de frontera de Nicaragua, las condiciones de inmovilidad de estos flujos migratorios generó una situación de concentración en el país, tanto en el Pacífico Sur como en el Norte, esto se llamó la “crisis de los cubanos”, pues la mayoría de personas migrantes era de origen cubano.

Una vez resuelta esta coyuntura con atención de emergencia y la agencia diplomática del gobierno, trasladando a las personas cubanas por avión a México para que continuaran su trayecto, en 2016 se experimenta otra coyuntura de inmovilidad y atrapamiento, igualmente relacionado al cierre de fronteras en Nicaragua, esta vez con mayoría de migrantes haitianos y de diversos orígenes africanos.

Esta coyuntura, de nuevo titulada como “crisis”, articuló dos soluciones, la atención humanitaria y el control migratorio, y la apuesta por la continuidad autónoma del tránsito migratorio de los diversos grupos. En el primero de los casos se estableció un sistema de atención de flujos mixtos, que contempló un flujo controlado de personas migrantes pactado entre Panamá y Costa Rica, el establecimiento de albergues, posteriormente, dos Centros de Atención temporal para Migrantes (CATEM) en La Cruz de Guanacaste y Golfito, un permiso de tránsito temporal de 25 días, y atención en salud, alimentación etc. Este sistema operó entre 2016-2020, en donde los flujos migratorios sostuvieron su tránsito, con un mejor registro, control y atención.

Entre 2020-2021, en el contexto de la pandemia y con el cierre de fronteras terrestres de Costa Rica dicho sistema fue desmantelado, dando paso a dos años de flujos migratorios en tránsito en condición irregular o irregularizada, paralelamente con el desarrollo de esfuerzos Estatales por el establecimiento de un Plan Integral para la Atención de los flujos migratorios mixtos, esfuerzo que permitió la construcción de la Estación Migratoria Bicentenaria Sur (EMBISUR) situada en el cantón de Corredores, y la planificación de la Estación Migratoria Bicentenaria (Norte) situada en La Cruz de Guanacaste, actualmente en proceso de construcción.

Este contexto reciente ha generado, entre 2020 y 2022, un vaciamiento y ausencia de la atención migratoria por parte del Estado a estos flujos migratorios, una irregularización de los flujos migratorios en tránsito, los cuales han establecido sus estancias temporales en diversos pueblos y ciudades a los largo del Pacífico Sur, San José y el Norte de Costa Rica, implicando el establecimiento de nuevas dinámicas de tránsito, las cuales se han visto marcadas por un acelerado crecimiento del tránsito migratorio por Panamá y Costa Rica entre 2021 y 2022, como explicamos al inicio, identificándose mayores flujos migratorios en estos dos años que en todos los años anteriores a 2020.

El tránsito global de personas migrantes por América Central y Costa Rica es más que una realidad y un patrón, constituye hoy un complejo sistema global, al cual es necesario abocarse en su acompañamiento y del cual aún estamos por conocer sus dimensiones. Este sistema ha implicado complejas transformaciones en las políticas migratorias de las Américas en general, las cuales han registrado su continuidad, heterogeneidad y consistencia a través de estos periodos.

 

Dr. Guillermo A. Navarro Alvarado
Instituto de Investigaciones Sociales, Escuela de Sociología y coordinador de la Cátedra de Estudios de África y el Caribe

“Me encantó”

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Así presenta una mujer en sus redes sociales un video Tik Tok generado por un hombre costarricense desde un vehículo en movimiento. Hace un par de días un familiar cercano lo compartió en mi muro. Me solicitó mi opinión y le dije que estaba sin palabras.

Pero no es cierto. Aquí apalabro mi sentir sobre estas y otras conductas de cierto tipo de costarricenses a quienes la identidad esencial les ha constreñido su capacidad de asombro y de solidaridad.

El hombre del video muestra una molestia evidente. Se escucha por su voz y se nota en sus facciones, duras, casi violentas. “Me tienen cansado”, dice, “que no nos vean la cara de tontos” reclama “que se pongan a trabajar”, ordena.

Coincidir con los planteamientos del hombre en su video que imagino ya se ha hecho viral, es decir, repetir “me encantó” como forma de compartirlo, revela la consolidación de un núcleo duro de opiniones sobre las migraciones que transitan por territorio costarricense. Implica no reconocer de facto el carácter emergente de los procesos de tránsito regional que, constituyendo una verdadera crisis humanitaria, han experimentado muchas personas venezolanas durante los últimos años.

Estemos o no de acuerdo en el contexto sociopolítico de Venezuela, no podemos obviar que la migración constituye una salida, una estrategia de sobrevivencia para miles de venezolanos que ya no se sienten incluidos en su país de origen.

Cuando pasan por Costa Rica su intención no es quedarse, aunque el hombre del video asegure que ya han establecido una permanencia y por ello les invita a “ser productivos” y “no estar de vagos” en nuestro país.

Una percepción así hay que explicarla. Surge, al decir de Carnero (2021) desde la raíz de un pensamiento de Estado sobre las migraciones, construido a partir de las premisas que ven en sus procesos un problema permanente y cuyas categorías (migrante, refugiado, “ilegal”, por decir algunas), han sido construidas para abonar el marco securitario de los estados nación.

Este pensamiento ha sido compartido por los mecanismos de socialización y comunicación, que terminan por naturalizar la forma en que las personas ven a la migración y las personas migrantes.

No tengo duda que en el país existe una actitud solidaria y mayoritariamente enfocada hacia el apoyo y la comprensión hacia estos procesos y las poblaciones que los experimentan.

En cambio, al sujeto del video habría que invitarlo a pasar unas diez veces por El Tapón del Darién para que sus aguas y aires le laven esa identidad esencial que presenta y esa forma particular de referirse a quienes hoy vemos en las calles del país como pedigüeños, ladrones y vagabundos.

Detrás de cada persona solicitando apoyo hay una historia que no conocemos. Es preciso desmontar ese aparataje de pensamiento estatal que nos orienta la mirada hacia lo que requiere (control, seguridad) y considerar una actitud más humanitaria hasta en las redes sociales.

Empecemos por cambiar las lógicas de nuestros discursos y nuestras acciones. Un día a la vez. Pero empecemos.

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Laura Chinchilla quiere alumbrar afuera cuando no alumbró adentro

Marlin Oscar Ávila H.

 

Esta tarde he leído en un boletín digital denominado «Confirmado», que la ex presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla se ha unido al grupo de ex presidentes que hacen el juego internacional para derrocar y tomar el poder de los yacimientos petroleros venezolanos por intereses privados internacionales. Es una vergüenza para cualquier costarricense consciente del juego internacional político económico, ver el papel que juega esta señora, que tampoco logró gobernar con dignidad y eficiencia. Ahora anda coqueteando con la ultra derecha estadounidense y suramericana, como una de las ex presidentas y ex presidentes fracasadas que integran ese grupo. En lugar de servirle a los intereses de las corporaciones multilaterales del petróleo en convertir a Venezuela en otra Siria o Libia, debería trabajar por la unión de Centroamérica y su empobrecida democracia. Sabemos que es poco lo que puede hacer por Costa Rica, pero que al menos una sus capacidades e influencias para que Costa Rica no siga cayendo en poder del crimen organizado, hablando con Uribe y otros de esa red internacional, para que no se caiga en Ticolandia como han sido secuestrados Honduras, El Salvador y México, sería algo que serviría más en lugar de andar como candil de la calle y obscuridad de la casa, pues no va a dar luz a Venezuela, pero si baños de sangre.

Si analizamos con más alcance lo que las oposiciones y su derecha internacional está haciendo en América Latina, es respaldándose del actual presidente estadounidense para agudizar las confrontaciones que les lleve al derrocamiento de gobiernos elegidos por sus pueblos. Después de haber estado realizando acciones paramilitares en Honduras y Colombia y ofreciendo sus grandes habilidades para propagar el paramilitarismo y los famosos «falsos positivos», ahora, los muy cobardes, se protegen tras el Pentágono y el Departamento de Estado para desestabilizar nuevos gobiernos, utilizando las grandes corporaciones internacionales y nacionales de noticias para su labor «persuasiva» cundida de mentiras, en movilizar a la juventud hija de la clase enriquecida corruptamente y a la juventud (ahora incluyen la niñez) hija de la miseria y la ignorancia, en sectores empobrecidos por ellos mismos.

La compra de conciencias no solamente se da a niveles medios y bajos, con subsidios y bolsitas de alimentos, se da en las clases altas, con brillantes «cazadores de fortuna», dis-que intelectuales, incluso ex gobernantes, fracasados en su mayoría, pero cínicos y corruptos por excelencia, dispuestos a seguir delinquiendo. La crisis política internacional en el sistema apenas comienza, las clases poderosas están dispuestas a sacrificar no solamente a poblaciones completas, como ocurre ahora en el norte de África y el Oriente Medio, pero a destruir el globo terráqueo si fuese necesario, antes de ceder sus enormes concentraciones de capital. Tampoco hay que creer que solamente luchan en frentes políticos bélicos, porque están en diversos escenarios: intelectuales (universidades y medios) sociales, políticos, económicos y militares. Utilizan cualquier medio sin detenerse a considerar marcos jurídicos, morales o éticos. No tienen escrúpulo alguno. Las actitudes reprochables que resaltan de la personalidad de Donald Trump, son insignificantes al lado de lo que la militancia de la ultraderecha es capaz de mantener en sus agendas y decisiones políticas. Como dice la misma ex presidenta Chinchilla, «el presidente Trump está metido en tantos pleitos, algunos gratuitos o en los que le gusta entrar, la gran sensación es que otra vez existe un vacío, con Washington distraído en sus problemas internos y distraído por otras regiones del mundo, en conflicto, como Medio Oriente, o Asía, en Corea del Norte.» (Confirmado, 11 de junio de 2017)

El Presidente estadounidense para este sector ultra derechista, es un aprendiz al que ellos podrían orientar mejor para ensangrentar los suelos latinoamericanos y extraer ese oro negro tan codiciado, así que, según sus líderes en el Congreso estadounidense y la ultra derecha continental con sede en México y Colombia, aliados del crimen organizado internacional, la guerra que provocan en Venezuela es solamente un paso más para seguir con el sistema de acumulación de capitales.

 

Enviado a SURCOS por el autor.

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