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Etiqueta: vida digna

Una nueva época

Por Esteban Beltrán Ulate. Profesor

Las contradicciones del capitalismo desencadenan crisis humanas y más recientemente desequilibrios en el entorno natural de escala global. En este escenario emerge como condición necesaria los sacrificios que se revelan connaturales del sistema hegemónico, supresión de: productos elaborados, fuerzas productivas y medios naturales.

Debo reconocer que discrepo de la visión lineal de la historia como progreso, incluso, discrepo de la concepción sobre el capitalismo como sistema que se agota y que tiende inevitablemente a la autodestrucción de manera natural. Considero que el mismo sistema capitalista muta según las condiciones del entorno social, y que se mantiene bajo la lógica moderna de colonialismo, patriarcado, y control epistémico. En esta dinámica los sacrificios del sistema imperante son una condición necesaria del mismo, sin embargo, siendo los grupos vulnerables aquellos que son los “desposeídos-productores” según la pirámide de retención capitalista, a esto debe sumarse el grito de la Tierra como resultado de los sacrificios que atentan contra el equilibrio de la vida.

La pandemia por la COVID-19 desvela los sacrificios que requiere el sistema capitalista en nuestro días, para continuar en funcionamiento. por medio de la pandemia, se ha revelado el sacrificio de productos, fuerzas y medios naturales, siendo las zonas del Sur Global (parafraseando a Boaventura de Sousa Santos) las más vulnerables. La desigualdad internacional de las vacunas es un resultado de la desigualdad internacional instalada en el sentido común neoliberal; lo anterior encuentra eco en la situación que acontece en estos momentos en países que sufren una catástrofe humanitaria como la India.

El capitalismo ingresa a una fase digital, pero sigue funcionando bajo la misma fórmula. Esta fase digital no está enraizada en todo el Planeta, sin embargo, desde las zonas donde lo digital está instalado se configura un modo de operar con aspiración a lo universal, incluso al mundo no digital. Las tensiones entre Centro-Periferia ahora se descubren entre lo Digital-NoDigital, los Vacunados-NoVacunados. Así, con estas líneas invisibles se trazan las nuevas fronteras del mapa mundi de la desigualdad.

Frente a a crisis de las vacunas que es la condición sacrificial del capitalismo en nuestros días, los grupos sociales que empujan la historia hacia una transformación, deben plasmar alternativas desde diversas áreas y dimensiones de la sociedad, sin pretender una respuesta única que atienda a la problemática que es global e histórica. Crear alternativas contra el gobierno, desde el gobierno y desde fuera del gobierno, propiciar alternativas desde los pueblos, desde los ausentes, desde la vida natural misma.

De manera concreta, en el aquí y ahora inmediato, frente al sacrificio planetario que vivimos, los grupos de alternativa en todo el mundo, debemos clamar por liberarnos del “vacunicidio” que afrontamos, nuestra aldea global tiene mecanismos para frenar la aceleración del virus y el incremento de muertes, tiene la posibilidad de convocar a una liberación temporal de patentes de las vacunas contra la COVID-19, tal como lo ha expuesto Stephen Cornish (Médicos sin Fronteras), debate ampliamente expuesto en diferentes países del mundo; como comunidad mundial existe la posibilidad de decirle a las grandes empresas farmacéuticas detengan la retención de ganancias a costas de la vida humana.

De la mano de esta acción en favor de la vida humana, debe encarnarse la adopción de prácticas regionales que permitan resistir a los embates de la pandemia y post-pandemia, en este sentido, los conocimientos populares y autóctonos de las regiones que aún coexisten de manera minimizada en un ambiente mundial capitalista serán necesarios consejeros. La solución no está en retroceder la historia previo al desarrollo del capitalismo, sino en trascender la historia, o para ser más humildes, servir de puentes al nuevo tiempo, donde la esperanza que nos anima, nos inspira a pensar una sociedad planetaria global que conviva en una casa común, donde la naturaleza no sea una pertenencia sino nuestra relación, donde lo patriarcal sea una mínima expresión en desuso, donde el colonialismo sea un relato de libros solamente y donde el capitalismo sea obsoleto frente a nuevas formas, plurales de economías, que permitan una vida digna para todos y todas. La pandemia que afrontamos es una difícil lección que enfrentamos como humanidad, que marcará en conjunto con otros eventos el paso de la humanidad a una nueva época, el futuro lo escribimos ahora.

Bienes Comunes en riesgo: Minería en Perú impactos y consecuencias para la vida digna (video)

En esta nueva entrega de Sentires y Saberes compartimos con Wilmar Cosme y Jaime Silva, compañeros del Centro de Cultura Popular Labor, para reflexionar sobre las implicaciones de la actividad minera a través de la experiencia en el Cerro de Pasco, tanto en sus dimensiones ambientales, pero también políticas, sociales y culturales, es un recorrido para problematizar la minería desde una perspectiva de defensa de la vida digna.

Sentires y Saberes es un espacio del Observatorio de Bienes Comunes del Programa Kioscos Socioambientales y del Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica con el fin de profundizar la reflexión en torno a los Bienes Comunes, sobre su origen, propiedad y gestión.

Solicitud de sobreseimiento a las y los defensores del río Choluteca y las comunidades aledañas

Organizaciones, colectivos y colectivas se unen para exigir que se desestime la causa penal del Ministerio Público de Honduras hacia personas ambientalistas que fueron agredidas y detenidas en una concentración pacífica el pasado 29 de marzo del 2021.

La detención se realizó mientras se encontraban manifestándose a favor de los derechos humanos y la protección de la Tierra. Específicamente de la zona del río Choluteca, Honduras y en sus comunidades aledañas donde la contaminación del río está causando graves problemas de salud a dichas comunidades y a la vida de los diversos ecosistemas.

En el comunicado, las diferentes organizaciones responsabilizan al Estado Hondureño por cualquier acto que atente contra las personas procesadas y sus familias. Así como la persecución política a dichos defensores y defensoras de la naturaleza y la vida digna de las comunidades.

Dentro de la solicitud, diferentes personas, organizaciones civiles y organizaciones sociales; denuncian la pérdida del estado democrático y de derecho en Honduras. Vinculando a algunos sectores políticos con la corrupción, narcotráfico y asesinato.

Últimos días de los 17 años

Testamentum Ab Eo Tempore

Macv Chávez

Al volver a casa mi mamá fue la más feliz, y como siempre me recibió con los brazos abiertos, contenta por tenerme de nuevo en casa. Aunque, un tiempo después empezó a preocuparse pensando que me habían echado del seminario por algunas visitas que me hizo, debido a su gran preocupación de madre y también a la situación económica del hogar, logrando recibir las generosas propinas que algunas veces me daban unas personas generosas, esas que no solía gastar en nada porque lo tenía todo. Pues, por gracia divina el pago de mi pensión finalmente lo realizaban unas monjas de la cuadra 15 de la avenida Brasil, quienes generosamente ofrecieron hacerlo a raíz de la primera misa que celebró el Padre Carlos Rossell en dicho lugar, un tipo bastante admirable por su capacidad intelectual y sencillez, en aquel tiempo, ahora no lo sé, y todo gracias a una práctica -consciente o inconsciente- que existía en aquel entonces: “la amistad se termina al salir del seminario”; y todo por una fabulosa, “bendita” o sutil prohibición que existía, esa que más de una vez el director espiritual me lo hizo saber, ”para que nadie se viera envuelto en ningún problema de la vida mundana”. Algo que me parecía una estupidez y se lo dije, porque quien quiere ser algo, lo es; y quien no, no, y simplemente fingirá, como muchos lo han hecho por varios años, tanto que algunos se merecen un Óscar por tan maravillosa actuación.

Durante una temporada intenté conservar amistad con algunos, tanto que algunas veces iba a la Catedral de Lima a misa, encontrándome con algún “amigo del seminario”, tanto con los que estaban dentro como fuera. De ese modo, un día fui a visitar a Jean Pierre a la iglesia de las Nazarenas, logrando visitarle por varios días, incluso en el mes morado, porque todavía andaba de ocio y había desarrollado una costumbre religiosa fuerte, por la experiencia del seminario, algo que me llevó a seguir cultivando mi espiritualidad religiosa mientras iba buscando trabajo a través de algunos “amigos”, esos que poco a poco se fueron manifestando como lo que eran en sí, al saber que ya no estaba en el seminario. Cosa que me sirvió para empezar a ver la otra cara de la moneda, recordando un tanto a las clases sociales: si no eres de los suyos, marginado te tienen.

Bueno, entre algunas de esas visitas Jean Pierre, él llega a presentarme a dos sacerdotes, a uno lo conocí el día de mi cumpleaños uno o dos años antes de ingresar al seminario, porque ese día pasé acolitando toooooooodo el santo día -expresaría mi madre un tanto fastidiada, porque siempre ese día lo compartía con mi familia-. Aunque este sacerdote no recordaba mucho de mí, cosa que suele pasar cuando conoces a un sinfín de personas en la vida diaria. Pero, yo tenía la seguridad de que él era uno de los diáconos que fue a la iglesia Santa Ana, con Monseñor Carlos García, el ahora ya Padre Mario. Al otro sacerdote recién lo conocí ahí, tanto que a estas alturas no recuerdo su nombre. Creo que mi torpe mente menciona Fernando, como su nombre, pero no estoy seguro de ello, porque en sí no pasamos nunca a una amistad real, debido a que su invitación a su parroquia no solo fue para ayudarle con la catequesis, sino que tenía la firme intención de replantearme la vocación sacerdotal para terminar ingresando a la diócesis del Callao, cosa que no me gustó en lo más mínimo, porque evidentemente yo había salido del seminario y estaba en una búsqueda superior para dar lo mejor de mi ser en mi quehacer, y por eso acepté gustosamente ayudarle en la catequesis de su parroquia, porque tenía el conocimiento que había adquirido en el seminario gracias a la generosidad de muchas personas, razón por la cual debía ofrecerlo del mismo modo, aunque no voy a negar que los pasajes corrían por cuenta de la iglesia, debido a que mis bolsillos no me permitían semejante privilegio.

Una vez que conocí a estos dos sacerdotes, empecé a acolitar en la iglesia del Señor de Los Milagros, primero con el cura del Callao y luego con el Padre Mario, así con mayúscula por mi admiración a su persona, porque además es un gran amigo y ser humano, con quien al principio pensé que jamás iba a pasar de una relación protocolar de conocerlo y tratarnos bien, como buenas personas, debido a que me parecía bastante serio y distante, de pocos amigos, por así decirlo, cosa que con el tiempo descubrí que no era verdad, porque era un hombre de meditación y gran calidad humana, bastante querido a dónde iba o lo mandaban, porque era una persona admirable, así como un gran sacerdote.

Durante el tiempo que estuve en la parroquia del Callao me dediqué a acolitar, como también a conversar con uno u otro chico del grupo de catequesis, rara vez lo hacía con alguna chica, debido a que había ido a cumplir con una misión o fin: colaborar en la catequesis sin problemas, porque en la parroquia Santa Ana había tenido experiencias de las malas lenguas que decían que andaba con una y otra chica sin siquiera andar con ninguna, salvo con Daniela, una chica por la que me quedé admirado, ya que luego de nuestro primer beso fue bastante romántica, cauta y sabia, como para que nadie se entere, ya que yo había sido elegido para el retiro de postulación al seminario por esos días. Y por eso, al día siguiente de nuestro primer beso y momento romántico, ella me dijo que “no sería una piedra en mi camino” y que me guardaría como un hermoso recuerdo en su corazón, cosa que también logró grabar en el mío, luego de despedirse con un último beso, uno de los besos más hermosos que he recibido, por la grandeza de su corazón.

Por otro lado, no voy a negar que en dicha parroquia, en la del Callao, una que está por Faucett con Santa Rosa, a unas cinco o siete cuadras, más o menos, había dos chicas que me gustaban físicamente, porque me parecían simpáticas, pero nada más allá de un gusto, porque no andaba en afán de buscar enamorada ni nada por el estilo, porque por aquel entonces todavía era un chico con un ideal romántico sanvalentinesco, uno que creía en el amor de los cuentos o floros de hadas y demás pendejadas de las telelloronas mexicanas, esas que nos vendía la televisión desde pequeños; y por ende, si no nacía el flechazo de Cupido, lo demás era simple gusto, razón por la cual solo andaba perdido entre las líneas del espacio-tiempo en el que transcurría mi vida diaria en ese lugar. Y así, conforme pasaban los días, yo iba esperando dejar de tener 17 años, porque aquello me permitiría poder buscar un trabajo para ayudar con los gastos de casa, debido a que siempre hacía falta un dinero extra en el hogar; y por esa situación yo no iba a poder estudiar una carrera, cosa que tampoco me llamaba mucho la atención, porque en principio quería estudiar derecho para meter preso a mi padre por la pensión que no nos hacía llegar durante una larga temporada y por voluntad propia, gracias a su propia formación cultural, bastante mediocre y común en nuestra sociedad, y también gracias a su -antónimamente- adorable mujer, quien logró someterlo a base del uso de ciertos conocimientos ancestrales que la iglesia suele negarlo, pero que la vida y la experiencia de las cosas me ha llevado a saberlo como tal, y todo gracias a un sinfín de experiencias ligadas a dichos eventos paranormales, aunque a veces pienso que es más para anormales, para seres que no han aprendido a ser personas, pero bueno, eso es algo que quizás algún día contaré en algún libro de ciencia ficción, porque considero que es algo bastante interesante, lo suficiente como para plasmarlo en un libro, mientras voy meditando sobre ese asunto como tal, sobre todo ahora que sé que la mujer murió gracias al purificador Covid-19, cosa que me alegró interminablemente, por diversas razones que algún día quizás cuente si es que llego a escribir ese libro. En fin, necesitaba conseguir un trabajo y mis adorables 17 me hacían más jodida la cosa, porque además de eso estaba mi complejo de pendejo “inteligente”, es decir, sentía que tenía la capacidad mental para trabajar en cosas que no me hacen un obrero incapacitado para pensar, cosa que me parecía algo tan bajo para el hombre, gracias a toda mi mediocridad sobre el ser humano y el trabajo, porque lastimosamente la escuela no me sirvió para aprender lo que es vivir en sí, sino en que debía cumplir una función social de pasar de año, estudiar una carrera si la vida me lo permite y tener muchos hijos, como cuy o ratas, depende de qué camino se elija: el bien o el mal. Y este es un pensamiento que está incrustado en el dominante subconsciente de las masas, de esa masa que no es capaz de llegar a más allá de sí mismo ni para sí mismo, o sea, la mayoría de la población, porque somos un país extremadamente pobre de ser y quehacer, por más que paguemos más impuestos y altas tarifas de bienes y servicios, mucho más que otros, a pesar de tener demasiadas riquezas en varios campos de la obtención de la materia prima para la vida digna del siglo XXI.

En fin, aquel entonces yo todavía era un mocoso un tanto maduro en el ser, pero lo suficientemente inmaduro en demasiadas cosas, gracias a mi ignorancia sobre la vida y el ser humano en sí mismo, porque lastimosamente todavía tenemos un gran problema de formación, cosa que me ha llevado a penar y repensar sobre el problema del hombre o la humanidad, ese que lo podría resumir: “en que no nos han enseñado en el hogar ni en las escuelas a ser personas, para dejar de ser animales domésticos, para aprender a velar por nuestras vidas, desarrollando nuestros talentos sin menospreciar el de los otros, como eso que puede tenerlo un obrero, agricultor o cualquier intelectual o profesional, porque finalmente son capacidades humanas que uno desarrolla para dar lo mejor de sí”, cosa que también espero poder hablar mejor en algún otro momento y en otro dizque libro, pero que lo resumiría en eso, en “aprender a ser persona para dejar de ser animales domésticos o masa”.

Entones, mientras estuve dizque ayudando en la catequesis, que no daba, porque el cura ya tenía sus catequistas, que sabían tanto como saben los profesores de las escuelas públicas y de muchas particulares de bajo estatus social, me hice “amigo” de un grupo de chicos, aunque en sí muchos me seguían porque era el chico santo, jajaja, solo porque había salido del seminario y dizque “tenía vocación sacerdotal”, sin enterarse que yo ya me había comido el “sa” hasta finalmente quedarme hoy como el “cerdote”, cosa que sirve para reírnos un rato cuando alguien me recuerda esa época. Y de ese modo, tenía algunas cuantas tertulias con cuatro chicos, con los que más compartía: uno era de mí mismo signo y día de nacimiento, con quien hacíamos el número 10, aunque ahora si nos juntamos haríamos la nota de la lucha anticorrupción de los presidentes del país: 00; otro que era el más alto de todos, quien siempre solía pedirme que le ayudara a expresar algunas palabras en un poema o carta para la chica que le gustaba; otro que tocaba la guitarra bastante bien como miembro del coro; y, finalmente, otro que era lo suficientemente delgado para quedar como el más flaco de los cuatro flacos de ese momento, porque en ese entonces yo tenía una delgadez que en más de una ocasión algunas “amigas” me reclamaban, luego de confesarme que les gustaba en ese entonces, cosa que me daba risa, porque miraban el frasco y no a la persona, algo que me parecía lo suficientemente pobre como para hoy decir que seguro eran fans de la televisión basura. Aunque, en mayoría yo jamás hubiera tenido nada con ellas, no porque no fueran simpáticas ni buenas chicas, sino porque no las sentía a la altura de mis ideales, pues me parecían demasiadas corrientes al babear por una parece que parece linda, no que lo sea en sí, es decir, sin conocer ni saber realmente quién es.

Fue así, cómo una semana antes de cumplir estuve reunido con estos cuatro sujetos en las afueras de la casa del cura, luego de una reunión de la gente de catequesis, esa que él había sostenido con los chicos y en la cual yo andaba como un simple espectador, pero no al cien por ciento, porque siempre me fui casi imposible no opinar ante algo que veía como error o necesidad de aclaración, y por eso en más de una ocasión en las calles siempre termino indicando a la gente que le han dado una mala información sobre su solicitud de referencia.

Aquella tarde el chico del coro empezó a tocar una canción de Alejandro Sanz que todos cantamos a viva voz, casi como enamorados que no fueron aceptados, porque a todos nos gustaban sus canciones. Luego la guitarra pasó por cada mano, girando y girando, tanto que llegué a tocar la primera canción que aprendí en la guitarra: “No puedo amarte” de Gian Marco, esa que me enseñó Raquel Pinglo. Luego volví a coger la guitarra para tocar: “De todo lo mío lo mío es más” de Jean Paul Strauss; y justo ahí, en ese momento, mientras iba tocando y cantando a viva voz, iba pensando que esa es una hermosa canción, capaz de abrirte el interior, como muchas otras que me gustan de otros artistas, como las de Leiva que en estos tiempos escucho sin cansarme, porque es capaz de abrirte el ser, el alma, con tanta fuerza que quieres sacar el dolor de tu ser para manifestarlo de tal forma que te purificas sin herir a nadie, algo así como una especie de catarsis, de rito de purificación, cosa que nos ayuda a mejorar los estados de ánimos, a entristecernos feliz, algo que me da alegría de vivir, porque uno encontraba las palabras que no podía expresar por cuenta propia; y de ese modo, en mis pensamientos, me dije en ese preciso instante: “Es esto lo que quiero ser: Escritor; porque quiero brindar a las personas esas palabras que necesita expresar ante determinadas situaciones, buenas o malas, para que no tenga que enfrentarse ante la impotencia de no saber cómo decirlo, porque nadie quiere enviar un mensaje errado, uno que puede cambiar el rumbo de la historia en favor de uno o absolutamente en contra, logrando dejar un dolor de conciencia o de sufrimiento, simplemente por no encontrar las palabras o expresiones adecuadas para cada situación, esas que logran purificar el ser hasta embellecerlo, porque consideraba que la humanidad necesitaba embellecer su alma antes de anclarse en la miseria, para salir de ella con conciencia, esa que te permite saber las cosas para hacer, para elegir entre el bien y lo mejor”, y por eso en ese momento, por obra y gracia de la divinidad del espacio tiempo, un flash inmortalizaba mi toma de decisión del ser Escritor, justo en el preciso instante que decía en mi interior: “Quiero ser Escritor”. Y por eso esa foto la conservo y la uso hasta ahora, por más que en más de una ocasión me han dicho que debo actualizar mi foto, porque ahora ya no ando así y la gente quiere conocer al hombre de ahora, pero eso a mí no me interesa, porque esa es una forma de recordarme incansablemente, como para nunca olvidarme cuál ha sido mi fin como Escritor, aunque ahora solo ande como dizque Escritor, porque soy consciente de que todavía me falta crecer mucho en la pluma para ser Escritor, y por eso con esta memoria y todos los libros ya publicados y escritos pretendo llegar al final de una etapa que terminará con la publicación de mis obras completas, esa que será al día siguiente de la publicación oficial de las memorias de mi ser “Escritor”.

Entonces, así fue cómo tomé la decisión de dejar de ser el joven que se pone a jugar a transcribir canciones de otros a su propio lenguaje, así como también los sentimientos de los otros para ayudarles con sus parejas, con la firme idea de convertirme en un Escritor, una tarea que algún día espero alcanzar, y mientras tanto sigo ensayando algunas ideas que voy escribiendo en forma de libros para las personas que tienen la necesidad de expresar su ser de alguna forma, ya sea mediante un dizque poema, carta, canción, novela, cuento, relato, artículo, ensayo o cualquier otra cosa que se me pueda ocurrir escribir, solo para dejar palabras a los demás, por si lo llegan a necesitar, buscando acercarlos a la lectura de una forma sencilla, pero dizque profunda.

Finalmente, debo confesar que a los 22 años, luego de andar analizando algunas reacciones de la gente con respecto a la figura o apariencia del ser, junto a algunos absurdos problemas con una dizque enamorada gracias a los comentarios de sus amigas, decidí que era necesario e indispensable seguir usando esa inmortal foto para recordarme la decisión de aquel día, y que no debía usar más fotos, porque finalmente las fotos -en este caso- solo sirven para los que quieran hacerse famosos, y yo no quería hacerme famoso, por más que el día que tomé la decisión también había pensado en que podía hacer mucho dinero como escritor para poder darle lo mejor a mi familia y no tener que andar con los problemas de los ajustes del bolsillo, cosa que era un pensamiento bastante iluso en un país como en el que habito. Pero, en fin, esa idea lo corregí a los 22 definitivamente, decidiendo que lo que quiero es que se conozca a mi ser por medio de mis ideas y no por mi cara ni cuerpo. Y por esa razón siempre evito las cámaras de fotos o videos, para seguir conservando el anonimato de la apariencia, para ser el hombre de las palabras, porque es la palabra la que se queda mientras el cuerpo se va, porque son las palabras las que te llevan de un lugar a otro, al punto de que hay veces que se cruza por mi mente la idea como un divino mensaje: “Ese anonimato en algún momento debe terminar para siempre, porque el sistema así lo exige para llegar a más gente”.

 

Lima, 02 de enero de 2021 a las 02:11 horas

Reflexión sobre el estallido social

Alexis Rodríguez B.

Partimos de un mundo capitalista, patriarcal, colonialista y antropocéntrico. Estos conceptos encierran las prácticas más nocivas para la vida; vida en la que no se permite soñar, porque todo sueño está atravesado por la explotación laboral, por sistemas educativos punitivos, por la violencia estatal y una ecología decadente.

Aún se conservan pueblos que por su legado ancestral o por lucha y resistencia política, mantienen prácticas inspiradas en la solidaridad, en el respeto a la Tierra y por una vida digna. Estos grupos, con pensamiento de caracol, constantemente vuelven su mirada atrás, para reflexionar sobre sus acciones y poder crecer, mejorando su convivencia. Esto en contraposición con la visión unidireccional que promueve el mal llamado progreso neoliberal.

Un abrazo a les Zapatistas, a los pueblos aborígenes y a todas las organizaciones alrededor del planeta, que sostienen una vida desacelerada, armoniosa y que inspira a todes quienes sufrimos el egocentrismo occidental.

Con los pies en una tierra actualmente conocida como Costa Rica, delimitada por fronteras ficticias e inspirada por un proyecto político con espíritu mercantil, manchado con sangra de aborígenes asesinades por genocidas como Cristóbal Colón y que ingenuamente se hace llamar un país de paz, se hace esta reflexión al calor de una coyuntura política crítica.

Las consideraciones expuestas en los párrafos anteriores, son herramientas con las que se puede analizar el estallido social que estamos viviendo, ya que a pesar de que las consignas que exigen les manifestantes son muy específicas, lo que muestran es que el deterioro de las condiciones de vida es un problema estructural, es un sistema que por más reformas que se le apliquen, no es capaz de suministrar lo necesario para que se cubran las necesidades básicas. Esto es, porque, aunque en muchos discursos políticos quieran hacer creer lo contrario, a este sistema no le importa crear condiciones para una vida digna, lo que le importa es crear riqueza y distribuirla inequitativamente en pocas manos. Para cerrar este párrafo es importante mencionar que cuando se dice sistema, no es de manera abstracta, este sistema tiene caras, nombres: son aquellas personas que ostentan el poder desde posiciones privilegiadas en puestos gubernamentales, empresariales y en la milicia. Contra estas personas es que se lucha, para derribarles.

El caos precede a la creación. Esta es una oportunidad para alimentar discusiones que nos dirijan a un mejor mañana, para que las exigencias no solo sean por reformas que ni a mediano ni a largo plazo van a mejorar nuestra calidad de vida. Que la rabia y la disconformidad nutran consignas anti-capitalistas, anti-patriarcales, anti-colonialistas y anti-antropocéntricas. Soñemos, soñemos con alternativas revolucionarias.

Imagen aportada por el autor.

Bicentenario en Costa Rica: encrucijadas para las políticas públicas y la democracia

Luis Muñoz Varela[1]

La celebración del bicentenario de la independencia acontece en Costa Rica en el marco de una situación crítica de carácter multidimensional. La pandemia del Covid-19, que despuntó en el país en marzo de 2020, aún estará presente para el año 2021. Las repercusiones de la situación provocada por la crisis sanitaria y el tiempo que tardará en ser superada son todavía inciertas. La única certeza posible que de momento se puede tener es la de que la sociedad costarricense habrá sido afectada por una coyuntura de crisis cuyos alcances no se reducen a la cantidad de muertes provocada por el virus ni a los costos económicos que la batalla por el control de la pandemia haya representado para el sistema de salud y para el país en general.

Las afectaciones de la pandemia Covid-19 son múltiples en diversos sentidos: económicos, sociales, políticos, culturales y, desde luego, educativos. En lo económico, tras medio año de crisis sanitaria que se cumple al mes de septiembre de 2020, la tasa de desempleo en el país prácticamente se duplicó con respecto a la que se tenía a inicios de año: de 12,5% que registraba al primer trimestre de 2020, dicha tasa pasó a 24,4% para el segundo trimestre. Este incremento del desempleo afecta en mayor medida a las mujeres, las cuales, en el período de referencia, registran una tasa de 30,4%, lo que significa una diferencia negativa de 10,4% con respecto al desempleo de los hombres, que es de 20%. (INEC, 2020).

El subempleo, por su parte, alcanzó un incremento de 10,3% entre el segundo trimestre de 2019 y el mismo trimestre de 2020. Las proporciones de distribución entre mujeres y hombres son de 20,5% para ellas y de 20,6% para ellos. La pandemia ha significado pérdida del empleo sin posibilidad de reintegro, reducciones de la jornada laboral y de los ingresos para un sector de quienes aún conservan el empleo, así como cancelación parcial o total de operaciones para sectores que se dedican al trabajo independiente o por cuenta propia y para pequeños negocios de servicios. Estos últimos registran con una afectación del 68,5%. (INEC, 2020).

Si se tiene en cuenta que, para el año 2019, se tenía en Costa Rica una tasa de pobreza del orden del 25,70%, los datos anteriores colocan al país en una deriva hacia la pobreza y la pobreza extrema que abarcará a muchos otros hogares más, los cuales quedarán sin perspectivas de poder salir de dicha condición ni siquiera en el mediano plazo. La situación se agrava aún más, al tener en consideración que, entre los hogares en condición de pobreza, el 48,4% de ellos tiene una jefatura femenina y son familias con más integrantes de lo que son los hogares no pobres. (INEC, 2019). Esta es una situación que erosiona las bases de la democracia y que coloca a la sociedad costarricense a las puertas de una desintegración social de alcances muy peligrosos para la estabilidad del bienestar común y para la convivencia social.

En lo que a la educación corresponde, el impacto de la pandemia también deriva en la configuración de una situación compleja y crítica para un amplio sector de la población estudiantil del país. Una vez iniciada la crisis sanitaria, las autoridades del sistema educativo dispusieron establecer la modalidad de educación virtual, en un contexto de realidad nacional en el que las desigualdades sociales y los niveles de pobreza confabulan en perjuicio de una proporción significativa de la población estudiantil. A finales de mayo de este año, por ejemplo, el Ministerio de Educación Pública (MEP) informaba acerca de la existencia de una cuarta parte del estudiantado nacional que no contaba con acceso al servicio de internet para atender la educación virtual. (Ruiz, 2020).

En este aspecto, es bien probable que, al finalizar el curso lectivo de 2020, la proporción de estudiantes que, tanto por la afectación económica que ha habido en sus hogares y a título personal, la pérdida de capacidad adquisitiva para pagar servicios telefónicos y de internet, lo mismo que por la inexistencia de cobertura de la conectividad, hayan debido abandonar los estudios y, con ello, quedar en una complicada situación de rezago. Pérdida de oportunidades para estas personas y pérdida de capacidades para el país y para la sociedad en su conjunto.

Sin embargo, más allá de la coyuntura de crisis que ha traído la pandemia, todas estas situaciones de inequidad, exclusión, desigualdad social, pobreza y pobreza extrema, son resultado del modelo socioeconómico establecido en el país desde hace cuatro décadas. La crisis de la pandemia solo ha venido a ponerlas a plena luz del día y a ampliarlas y profundizarlas. Se trata de una situación, no ya de crisis coyuntural, sino estructural y sistémica. Crisis que colocan al país y a la sociedad en una encrucijada de toma de decisiones urgentes e impostergables, a nivel de las políticas públicas y en las dimensiones económica, social, política, institucional, cultural, educativa.

¿Qué tipo de país tendrá que seguir siendo Costa Rica de aquí en adelante? ¿Se podrá dejar atrás cuatro décadas de un modelo socioeconómico que ha profundizado la inequidad, la exclusión, la desigualdad y la injusticia social? ¿Podrá servir la celebración del bicentenario de la independencia para hacer un esfuerzo nacional por regresar a los principios y a la salvaguarda de la institucionalidad de la democracia, tal como quedó establecido en la Constitución Política de 1949?

En vísperas de la celebración del bicentenario de la independencia, bajo el agobio que representa la crisis múltiple de la pandemia (crisis económica, social, institucional, cultural), la sociedad costarricense hoy se enfrenta al imperativo y a la necesidad de proceder a realizar una refundación del país. Una refundación en la que se tenga como eje central generar condiciones de vida digna y de bienestar social para todas las personas y para los distintos sectores sociales que conforman la sociedad.

Referencias bibliográficas

Instituto Nacional de Estadística y Censos. (2019). Encuesta nacional de hogares julio 2019: resultados generales. San José: INEC. Recuperado de: https://www.inec.go.cr/sites/default/files/documetos-biblioteca-virtual/reenaho2019.pdf

Instituto Nacional de Estadística y Censos. (2020). Encuesta continua de empleo al segundo trimestre de 2020. Resultados generales. San José: INEC. Recuperado de: https://www.inec.cr/sites/default/files/documetos-biblioteca-virtual/reeceiit2020.pdf

Ruiz, Paula. (2020). MEP detecta 250 mil estudiantes sin acceso a internet para recibir educación virtual. El Observador, 27 de mayo de 2020. Recuperado de: https://observador.cr/noticia/mep-detecta-250-mil-estudiantes-sin-acceso-internet-

[1] Instituto de Investigación en Educación (INIE), Universidad de Costa Rica, 14 de septiembre de 2020.

En los bordes del abismo de la irracionalidad

Rogelio Cedeño Castro, catedrático UNA

Nunca como ahora, y a lo largo de las dos décadas transcurridas desde que dio inicio el nuevo siglo, habíamos experimentado con tal grado de intensidad, ansiedad e incluso terror, el profundo desencuentro entre los sobrevalorados logros materiales de la civilización en la que vivimos y los requerimientos efectivos del ser humano de carne y hueso para alcanzar una existencia digna y creadora, tanto en términos de la cultura como de las condiciones materiales que deberían permitirla, las que se encuentran hoy amenazadas por ese desencuentro tan dramático, que se ha visto acelerado por la hegemonía de fuerzas totalitarias y deshumanizantes, cuyas únicas metas están regidas por la religión secular del mercado, a la que se unen con mucha más frecuencia de la que pudiéramos imaginar, las versiones más degradadas de las viejas religiones monoteístas salvacionistas, en especial el cristianismo (Darcy Ribeiro), hoy convertidas en mecanismos de una cultura de muerte y degradación, aunque sus portavoces más visibles aseguren estar actuando en nombre de los más elevados valores, otorgados por una deidad suprema.

La lógica intrínseca del mecanismo insondable que nos conduce hacia la destrucción como una nave al parecer sin control alguno, operando dentro de unas presuntas metas supremas que sólo buscan el crecimiento económico per se y el enriquecimiento de unos pocos, negando en los hechos el bienestar, y hasta la salud de los seres humanos, conforman el desiderátum de una civilización desbocada, que más allá de sus oropeles no logra ocultar siquiera un poco, su intencionalidad a ratos homicida, e incluso suicida en tiempos del Covid 19.

La tenaz, heroica, y casi siempre solitaria resistencia de los pueblos originarios de este continente, como uno de los pocos grupos humanos que parecen darse cuenta, o presienten las consecuencias finales de la destructividad de esta civilización, tanto como de sus aceleradas dinámicas de irracionalidad, es algo contrastante en medio del desenfreno de la ya anunciada cuarta revolución industrial, como una especie de muerte piadosa para miles de trabajadores. Frente a esa resistencia tenaz de mapuches en Chile y Argentina, aymaras o quechuas en los altiplanos perubolivianos, bribris o cabécares en Costa Rica, paez en Colombia e innumerables etnias en Brasil, en Panamá, Honduras, Guatemala y México entre otros países, nos encontramos con que esta maquinaria, ha respondido asesinándolos literalmente, o acelerando los procesos etnocidas que implican su destrucción cultural, como un paso previo a su conversión postrera.

Tampoco este orden de cosas se concilia con el funcionamiento de una democracia efectiva, con participación de sectores amplios de la ciudadanía en los procesos de toma de decisiones, la que ha sido siempre algo mítico o utópico en el mal sentido del término en los países de la región, pues para las élites del poder es algo más grave que una herejía. Sucede que la democracia opera con un doble standard, de tal manera que por un lado resulta un estorbo para los poderes fácticos interesados en dar el asalto final al estado social en derecho en países como Costa Rica, pero por el otro su sola enunciación opera como un conjuro mágico para acallar las voces disidentes que reclaman la necesidad de su existencia efectiva.

El totalitarismo ramplón en el que se mueven ciertas élites de nuestros días les exige controlar o disminuir la cultura o lo cultural hasta la insignificancia, tanto como la producción de conocimiento científico libre de las ataduras de los poderes fácticos, de ahí el ataque frontal a la autonomía universitaria disfrazado de preocupaciones presupuestarias e incluso, al parecer éticas, llegando a asegurar que les interesan las investigaciones científicas y el acceso de la población joven a la educación superior. El grado de violencia de estas expresiones del neofascismo ha alcanzado un rango ya muy elevado, sólo necesitan pasar de la violencia simbólica a la violencia física, tomemos nota.

 

*Imagen de cabecera: https://como-funciona.com

Bailar con el enemigo

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

Para enfrentar la pandemia del Covid19, nos dicen los epidemiólogos, se requiere un medicamento efectivo, que no existe todavía, o una vacuna, cuyo descubrimiento es incierto en el mediano plazo. Con más angustia que resignación, se nos convoca a aprender a convivir con la amenaza del contagio, procurando tomar las medidas preventivas, de manera disciplinada.

Para ello, se ha sugerido, y se está aplicando, la estrategia de la “danza y el martillo”. Cerrar las puertas de los negocios con suaves martillazos con la esperanza de reabrirlas, en el menor tiempo posible; o flexibilizar medidas y optar por “bailar” procurando esquivar o sortear el virus, dependiendo del estilo del bailarín.

El asunto de fondo sigue siendo que “quien paga la fiesta manda el baile”. De tal manera que, ya sea que aprendamos a convivir con el virus o que se logre el antídoto milagroso, posiblemente tendremos que continuar bailando al ritmo que nos marquen los poderes fácticos del capitalismo mundial globalizado, acompañados de los organismos financieros internacionales que, en el caso de los países pobres siempre los ponen a bailar con la más “fea”: la danza con la muerte. El trago amargo que, debido al Covid19, hoy también les ha tocado tomarlo a los países ricos, con Estados Unidos a la cabeza.

Efectivamente, bailar con el enemigo –más bien enemigos que hoy se disfrazan de amigos “protectores”– se ha venido convirtiendo en una danza de la muerte. En América Latina, hay más de 5 millones de niños con desnutrición crónica y 700.000 en riesgo de muerte. En Guatemala murieron 492 niños por desnutrición en tres años (2015-2017), casi la mitad de la población infantil (46.5%) están desnutridos, y entre los indígenas aumenta a un 65%. Para Julio Berdagué, funcionario de la FAO, “a estos niños les hicimos algo tan salvaje como cortarles una mano”, pero como la desnutrición crónica no resulta tan visible “no provoca un escandaloso espanto”, como lo causaría una mutilación física[1].

Son los estragos que causan las políticas económicas neoliberales que, a pesar de sus comprobados fracasos, persisten en aplicarlas en países que se consideran predestinados a empobrecerse y sumar muertes por causas remediables, como la desnutrición. Y ahora, hasta exponiéndolos al contagio de un virus mortal, con tal de mantener activada la máquina de producir dinero. Países a los que solo se les receta socarse la faja, reduciendo la inversión social en educación y salud, para seguir pagando la deuda que alimenta con creces los bolsillos y el estómago del mundo rico, incluidas las élites económicas privilegiadas de nuestros países.

Enfrentamos un desafío fundamental, que el teólogo Raimon Panikkar[2] lo ha planteado en términos de preguntas claves: “¿Para qué curar al hombre? ¿Para que vuelva a ser carne de cañón? ¿No es una coincidencia que la medicina haya logrado la mayor parte de sus progresos en los campos de batalla?”[3].

Con las Guerras, al igual que con las crisis, como la financiera del 2008, por lo general se pone en evidencia la tragedia humana de la meta cumplida (Oscar Wilde[4]), porque lo urgente aplaza a un tiempo indeterminado lo importante: un futuro de prosperidad que nunca llega ¿Acaso pasará también con la pandemia actual?

Panikkar apunta al problema medular de las sociedades tecnocráticas modernas, donde la medicina y la salud están al servicio del productivismo, la mayoría de las veces empobrecedor y esclavizante, y no al servicio del disfrute de la vida digna: “Para la gran mayoría de las instituciones médicas modernas, la salud consiste en mantener a las gentes en condiciones de trabajar. Decir que alguien “ha vuelto al trabajo” equivale a considerarlo sano […] En nuestro mundo tecnológico la actividad humana creativa ha sido confundida con el trabajo remunerado y el empleo […] un mero medio indirecto de “ganarse la vida” (como si la vida tuviese que ganarse), es parte de la maldición asociada al pecado original: “con el sudor de tu rostro comerás el pan”, en vez de hacerlo con el gozo del banquete compartido”[5].

Por el contrario, en las medicinas tradicionales “el criterio de salud no está dado por la capacidad de trabajar, sino por la capacidad de disfrutar […] Sin embargo, en ciertos ámbitos puritanos el goce frecuentemente ha sido considerado sospechoso, aunque ello vaya en contra de la tradición cristiana más auténtica”[6].

Es pertinente la advertencia de que “la medicina puede ser peor que la enfermedad”, si no alcanzamos a proyectar un cambio cultural sustantivo, para una convivencia justa y solidaria, que también nos reconcilie con toda la creación. Es decir, que reivindique el derecho al disfrute y la celebración de la vida, esa comunión amorosa y dignificante entre seres humanos diferentes –pero siempre complementarios–, y con todos los demás bioecosistemas planetarios.

Para el teólogo y psicoanalista, Rubem Alves, la cultura es del orden del disfrute –del verbo latino frui: gozar de un bien que se ha deseado–, por consiguiente no tiene que ser algo útil sino bello, que nos produce placer; tiene que ver con la felicidad y la vida de las personas: cultura de la vida. Y la vida no existe en función de la practicidad; la practicidad en la vida es solo un medio para alcanzar la felicidad. Según el Génesis Dios trabajo seis días, se entretuvo con el dominio de lo útil para disfrutar del gozo del descanso, el sábado. Y en el paraíso solo había belleza y placer, no había ni ética ni política; estas son actividades pertenecientes al mundo de quienes perdieron el paraíso; la ética y la política se practican para ir más allá: a la experiencia del gozo[7].

En la tradición judía, precisamente, el año sabático (jubileo) apunta a esa experiencia gozosa de disfrutar y celebrar la vida. Es el año de gracia y liberación: “Y contaréis siete semanas de años[…] Entonces harás tocar fuertemente la trompeta […] Y santificaréis el año cincuenta y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo” (Lev. 25:6-10). Jubileo hace referencia a la trompeta del cuerno de carnero (Jobel) que convoca a una fiesta de libertad[8], similar a la fiesta de los panes sin levadura que celebra la salida (éxodo) y la liberación de la esclavitud en Egipto, aunque en el caso del jubileo se trata de la liberación de las diversas formas de sometimiento y esclavitud endógenas. Se convoca a defender y celebrar la vida con la liberación de los esclavos, el perdón de las deudas, la recuperación y distribución de las posesiones y el descanso de la tierra y de los animales (Éx. 23:10-11; Dt. 15:1, Lev. 25:20,21).

¿Por qué no decidirse a apostar por esta pequeña agenda de tres desafíos: económico, social y ecológico, que podría significar un viraje radical hacia una verdadera normalidad? Una demanda al sistema financiero internacional, hoy de nuevo interpelado por un selecto grupo de economistas[9] para condonar una deuda externa que ya ha sido pagada de manera generosa por nuestros pueblos empobrecidos. Asimismo, una exigencia de equidad: mejor distribución para superar las injustas desigualdades. Un llamado a erradicar, una vez por todas, las nuevas formas de trabajo esclavizado, por parte de quienes se resisten a humanizarlo y a reconocerlo como el principal generador de valor y de riqueza. Y, un decreto para brindar un merecido descanso a los animales y a la tierra, que “gime […] con dolores de parto hasta ahora” por su liberación (Rom.8:22).

Hay que resistir, hoy más que nunca, a las fuerzas que están induciendo a la humanidad a un suicidio colectivo, con la estrategia de la “danza y el martillo” de las políticas económicas neoliberales, hechas a la medida de los más nefastos y frívolos intereses de quienes pretenden perpetuar un sistema humana y ecológicamente insostenible.

¿Por qué no emular la fiesta de la libertad del jubileo y también las danzas comunitarias liberadoras con las que celebraban las cosechas y las victorias nuestros pueblos originarios? Reivindicar, así, el derecho al disfrute de una vida digna: “el gozo del banquete compartido”.

[1] https://www.bbc.com/mundo/noticias-46100675

[2] Entre los muchos motivos para agradecer al profesor Dr. Amando Robles, merece mención especial el haberme introducido a la lectura de la basta y maravillosa obra del filósofo y teólogo Raimon Panikkar. Pensador y maestro cuya obra merece una lectura detenida, particularmente en estos tiempos de búsqueda de nuevos y mejores horizontes. Cfr. Robles, Amando (2006) Para una nueva espiritualidad (cosmoteándrica). Aportes en Raimon Panikkar. Guatemala, Centro Ak Kutan y Costa Rica, CEDI.

[3] Panikkar, Raimon (2014) La religión, el mundo y el cuerpo. Barcelona, Herder, pp.107.

[4] “En este mundo hay solo dos tragedias. Una es no conseguir lo que uno desea, y la otra es conseguirlo. La última es la peor”. Frase del escritor Oscar Wilde.

[5]Panikkar, op. cit, pp.110

[6] Ibid, 109.

[7] Alves, Rubem (1989) Cultura de la vida. En: Simón Espinoza (1989). Hacia una cultura de paz. Caracas, Nueva Sociedad, pp.16-20. Cfr. Los excelentes trabajos del teólogo mejicano Leopoldo Cervantes Ortiz sobre Rubem Alves. https://www.academia.edu/15021091/La_teolog%C3%ADa_ludo-er%C3%B3tico-po%C3%A9tica_de_Rubem_Alves_una_introducci%C3%B3n_m%C3%ADnima_en_13_asedios_1999_file:///C:/User

[8] https://protestantedigital.com/print/33946/El_Jubileo_de_Dios_para_israel.

[9] https://surcosdigital.com/por-una-condonacion-de-la-deuda-publica-externa-de-america-latina/

 

La obsesión por el dinero

Juan Huaylupo Alcázar[1]

Preguntarse por lo que quieren los empresarios, parece una pregunta ociosa, pero no se trata de buscar una respuesta simple y alienada al deseo empresarial por una riqueza sin límites, se trata de comprender los medios empleados para conseguirla califican la pertinencia social, económica, política, moral y cultural de esa ambición.

El enriquecimiento por los actos de saqueo en las invasiones y ocupaciones colonialistas que esclavizaban y diezmaban pueblos, no es una riqueza deseable ni posible para todos; los militares, mercenarios y sicarios, lo hacían posible en nombre y amparados por las potencias militares o por gamonales y caciques en las distintas épocas del pasado y el presente latinoamericano. Tampoco es admisible la riqueza obtenida por otros actos delincuenciales, sea por venta de drogas, asaltos, estafas, asesinatos, secuestros, robos, corrupción etc., como también es censurable que empresarios se enriquezcan apropiándose del bienestar colectivo y vendiendo mercancías y servicios que afectan la salud, la vida, el medio ambiente y la naturaleza, como también es cuestionable que  incumplan con sus obligaciones tributarias y como consecuencia los ingresos fiscales del Estado sean sostenidos por los sectores sociales vulnerables y medios de la sociedad. Las prácticas ilegales de los empresarios son conocidas, sin embargo, se incumplen por la complicidad estatal que afectan a la sociedad en su conjunto.

No se cuestiona a los propietarios del capital y sus representantes, por su riqueza, por su condición de vida, por sus éxitos o fracasos. No, se les cuestiona cuando transgreden el orden constituido, establecido para la convivencia y la interdependencia colectiva, porque los favores y concesiones que reciben y las ilegalidades que se les permite, violentan la condición y formalidad jurídica de igualdad ciudadana que perjudica al resto de la sociedad, así como condicionan la parcialidad de la actuación estatal.

Esto es, no se censura a los empresarios ni a los ricos por serlos, como especulan algunos de sus representantes. De ningún modo se critica a los negociantes que ofrecen mercancías y servicios de modo honesto, en razón del esfuerzo, dedicación y trabajo que realizan sin especular, ni apropiándose indebidamente de los recursos de los demandantes, tampoco se critica a quienes respetan el trabajo digno y no explotan a sus trabajadores más allá de lo establecido por el orden jurídico laboral y derechos establecidos, ni hacen elusión y evasión de sus obligaciones tributarias y cumplen con las disposiciones del Estado Social. Ellos serán respetados, no obstante, merecerán ser repudiados, censurados, demandados y sentenciados, quienes valiéndose de sus influencias y poder económico, político, legislativo y judicial atentan contra la naturaleza, el medio ambiente, la sociedad, la salud y la vida de trabajadores, así como de los consumidores y los ingresos fiscales.

Sin embargo, el presente revela la vulnerabilidad de la economía y su dependencia de los trabajadores, consumidores y del Estado, así como de quienes sustentaron las bases democráticas y sociales de nuestra nación: los campesinos. Sin ellos, los empresarios no habrían surgido ni enriquecido, como tampoco tendrían viabilidad alguna de existencia. 

La incesante invocación a los negocios, por parte de ricos y pobres, es el prejuicio de la época, que imagina ser el único modo posible, para vivir confortablemente sin penurias ni angustias de supervivencia y reproducción social. Derivado de este afán de promoción de los negocios, se ha generado una preocupante tendencia por la creación de micro empresas o “empresas” de autoexplotación, que frustran las ilusiones y esperanzas de pobres y desempleados que, sin lograr liberarlos de la voracidad financiera, se empobrecen rápidamente por las deudas crediticias que deben hacer frente.

El fetiche del dinero ha ponderado su magnitud como unidad de medida del crecimiento e inclusive del desarrollo, todo busca ser medido y comparado con las cantidades acaparadas y disponibles de dinero. Así, el Producto Interno Bruto (PIB), o el valor estimado de la producción anual nacional, la medida con que se juzga y califica a los países, como se evalúa a las empresas públicas, privadas e incluso las solidarias, del mismo modo como se segrega y excluyen a las personas. Por cantidades de dinero las instituciones públicas son satanizadas, porque “gastan” y no generan ganancias, no obstante, crean valor público para la vida social y las condiciones necesarias para la reproducción privada y nacional. Las visiones economicistas -cuantitativistas y fetichizadas-  distorsionan, simplifican y absolutizan las realidades, ignorando la historia, la cultura, las relaciones sociales y la propia humanidad.

En las diversas situaciones descritas, el dinero se ha convertido en un fetiche más allá de ser un medio para el intercambio mercantil, para otorgarle una significación de suficiencia, bienestar y poder, sin serlo, porque la capacidad adquisitiva se modifica cotidianamente, porque el bienestar trasciende a las magnitudes dinerarias y porque el poder es una relación social. La representación simbólica del dinero como capital, es el sustento ideológico del poder, como prejuicio popular y clasista de la sociedad capitalista.

La riqueza o el exceso de medios y recursos para una vida digna, no es una creación mágica, es una creación colectiva producto de la desigualdad de los términos del intercambio entre los actores económicos, que distorsionan el fundamento de la existencia del dinero. Así, la práctica bancaria especula y multiplica ficticiamente muchas veces el valor de cada bien, para formalizar valores inexistentes que terminan confiscando recursos y riquezas ajenos para beneficio exclusivo de algunos “inversionistas”. Sin embargo, ese dinero paradójicamente no representa riqueza, no generan bienes ni constituyen centros de empleo, la labor fraudulenta financiera se encubre con papeles y registros para apropiarse de las riquezas existentes. Así, entre papeles y cuentas han desaparecido miles de millones de los salarios de los trabajadores en las operadoras bancarias de pensiones obligatorias en América Latina que, con el pretexto de invertir y proteger los recursos y los futuros ingresos de los trabajadores, son sustraídos de modo premeditado e intencional de los medios de vida de los pensionados. Los dineros se pierden para parar en cuentas privadas de las redes financieras, sin ser recuperados, sin sancionar ni condenar a los funcionarios corruptos que parasitan dichos recursos, ni de los cómplices estatales que autorizan actos delincuenciales encubiertos de legalidad.

El dinero especulativo predominante o la apropiación de la riquezas, propiedades y recursos con dinero, es un estilo feudal de las relaciones económicas, que aun acompaña al capitalismo, fagocitándolo desde su propio seno hasta el fin de sus días.

Así, el afán por el dinero en una sociedad y mundo desigual y con crecientes niveles de miseria, hambre, insalubridad y muerte, es un medio ansiado no solo por los propietarios del capital, también necesario y deseado por los pobres, aunque con valoraciones profundamente diferenciadas, para unos es un medio para conseguir más dinero, mientras que para millones de personas es el medio para la subsistencia, la educación, la salud o la vida misma.

El uso consistente, pertinente y primigenio del dinero, a decir de Aristóteles y muchos otros, es efectuado por las inmensas poblaciones del mundo, al ser el medio para intercambio mercancías; mientras que el dinero empleado para hacer dinero o, dicho de otro modo, para enriquecerse y empobrecer infinitamente a otros, es una falsificación de su creación originaria efectuada por los ricos y entes financieros. Los 28 bancos que controlan las finanzas del planeta, la hydra mundial, como los califica Francois Morin, son la concreción de la regresión capitalista, que ha convertido a una institución de origen y funcionalidad feudal en el factor dominante del empobrecimiento y descomposición de la globalidad contemporánea.

La ponderación del dinero como unidad de medida del valor de las mercancías, ha sido transformado en un objeto de manipulación política internacional en por gran parte de las monedas del mundo. Las determinaciones políticas de los organismos financieros de Bretton Woods, creados en 1944, en momentos previos a la terminación de la II Guerra Mundial y en plena hegemonía norteamericana, y que ocho décadas después aún siguen definiendo la política monetaria y financiera internacional, así como los entes privados de la Reserva Federal y los conglomerados bancarios, son los entes que determinan el valor del dólar y la imposición de los precios de muchas monedas nacionales. Asimismo, la condición privilegiada de la moneda mundial de un solo país, posibilita la transferencia y apropiación de las riquezas a una economía frágil, pero prepotente y agresiva militarmente. Así, creer que las capacidades adquisitivas de las monedas se mantienen, en plena contracción económica mundial, es un error, como es la ilusión imperial norteamericana, de considerar al dólar como una moneda libre de las fluctuaciones económicas y de su crisis hegemónica.

La ponderación de mucho o poco dinero, es la magnificación de esos objetos incesantemente creados, recreados o inventados por los bancos que deciden su producción y definen privadamente su capacidad adquisitiva. La ponderación del dinero por el dinero mismo, es un contrasentido, pues es el medio de intermediación mercantil por excelencia para la satisfacción de necesidades, alcanzar el bienestar, la salud, la educación, el arte, la ciencia, de los medios de vida para las personas y las condiciones naturales para la sobrevivencia.

La inequidad, desigualdad y arbitrariedad en la asignación del valor de las mercancías, así como del valor de la fuerza de trabajo y del propio dinero, reproduce de modo ampliado la diferenciación social, la explotación y la apropiación de los recursos colectivos por la vía mercantil. Asimismo, el empleo del dinero para hacer más dinero esclavizando a individuos, organizaciones y países a pagar por deudas, muchas veces pagadas, es el modo dominante para transferir valores a los usureros y empobrecedores de los organismos financieros, de la banca y las potencias económicas mundiales.

Los dineros excedentes privados son inútiles para la adquisición y satisfacción de las necesidades para quienes no necesitan nada y todo lo tienen, es una contradicción, como lo es también, la imposibilidad de materializar o concretar las inmensas cantidades de dinero existente, ficticios o solo formalmente registrados. Las magnitudes excedentes de dinero para el intercambio deben ser redistribuidas a la sociedad, como una necesaria devolución a quienes los generaron y en los espacios sociales que son requeridos. En los años setenta del siglo pasado James Tobín (1918-2002), proponía tímidamente un impuesto conocido como tasa Tobín, del 0.1 ó 0.2% a las transacciones especulativas en la banca y las bolsas de valores, las cuales exceden los 2 billones de dólares diarios y cuya recaudación podría rondar entre los 200, 000 y 400,000 millones de dólares anuales, que serían empleados para paliar la pobreza y los desequilibrios causados por la desigualdad del intercambio internacional entre los países. Dicho impuesto ha sido rechazado en muchos países y aun se discute en otros, incluso el propio James Tobín (laureado con el premio Nobel en 1981) llegó a criticarlo por el apoyo recibido de los movimientos antiglobalización europeos.

La alienación del dinero por parte de los propietarios del capital en Costa Rica, se expresa presionando al gobierno con el apoyo de muchos legisladores, para eliminar las restricciones sanitarias, quebrar la institucionalidad pública, despedir y empobrecer a los funcionarios públicos, liquidar las universidades públicas y la Universidad de Costa Rica en particular, así como, eliminar las políticas sociales e inclusive vender los activos del Estado. Esto es, se repite la añeja cantaleta liberal del Consenso de Washington, de los programas de tres Ajustes Estructurales y los tratados de libre comercio. La eliminación de las restricciones sanitarias, es un pretexto para imponer la colonialidad del poder y del saber, destruyendo los vestigios de democracia, libertad y futuro de nuestro pueblo.

¿Qué pretende la liberación de las restricciones sanitarias? ¿dar trabajo? ¿continuar con el enriquecimiento privado con afectación pública? La agresividad del empresariado turístico, que dice ser el más afectado, quiere clientes y ojalá muchos, pero que puedan pagar, los pobres e incluso los sectores medios, no tendrán cabida porque han perdido sus trabajos, han reducido sus salarios, o los porque muchos están esclavizados por largas jornadas e intensas labores, como tampoco expondrán sus recursos, salud ni supervivencia por visitas de esparcimiento. ¿Entonces a quienes quieren como clientes? Los pudientes del país prefieren hacer turismo en otros países y los extranjeros que ven atractivo conocer nuestra tierra, aun no pueden hacerlo. ¿No será que aprovechando la pandemia se busque quebrar a los competidores locales de las empresas trasnacionales del turismo? ¿no será que se quiere que los riesgos e incrementos de infección pandémica y posibles fallecimientos, se pretenda deslegitimizar no solo las medidas sanitarias, sino también la institucionalidad pública y el Estado Social de Derecho?

Algunos empresarios reclaman que no existe plan gubernamental, que se imponen y suprimen medidas sin previsión alguna, que se carece de decisiones y acciones estatales que resuelvan el desempleo e incluso les parece indebido que no se enuncien las medidas sanitarias que se adoptarán contra la pandemia. Reclamos absurdos e irracionales que muestran la ignorancia de lo que es un plan, de la imposibilidad gubernamental de resolver el desempleo cuando precisamente han sido los negociantes privados quienes lo han agudizado por la sobreexplotación y la sustitución de trabajadores con software robóticos, así como, tampoco se pueden adoptar nuevas y permanentes medidas sanitarias, cuando no son previsibles los niveles y las tendencias de la infección pandémica. Estos empresarios del sistema están dispuestos a sacrificar la existencia de poblaciones por los negocios que generan riqueza para quienes no necesitan nada y millones de pobres que carecen de todo.

La actual pandemia está revelando de cuerpo entero a empresarios y sus representantes que, en razón de sus intereses y ambiciones individuales pretenden disponer de la salud y vida de las personas, que por subsistencia y necesidad deben trabajar y concurrir al mercado para vivir. Pero, esos propietarios del capital no satisfechos con ello, estrangulan las finanzas para el apoyo de los que despidieron y cercenaron salarios, así como con sus amigos legisladores, restringen recursos para la salud, la educación superior pública y la institucionalidad estatal. Asimismo, en su insaciable voracidad, exigen retribuciones estatales, condonar y prolongar deudas, amnistías tributarias, así como reclaman subsidios y financiamiento para sus negocios. Esas personas que desfalcan el bienestar y la riqueza colectiva para beneficio privado, que defraudan la moralidad y lo público, cometen delitos de lesa humanidad.

Creer que la democracia es complacer a los empresarios transgresores del bienestar colectivo, dispuestos a condenar al pueblo a miseria hambre y enfermedad en aras del crecimiento económico, que se imaginan ser aristócratas que deben ser servidos por la sociedad y el Estado, están equivocados, eso no es democracia, es totalitarismo.

[1] Catedrático en la Facultad de Ciencias Económicas. Universidad de Costa Rica.

Imagen: www.infopalancia.com