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Etiqueta: xenofobia

Reflexiones sobre la profecía de George Orwell, 1984, las armas de destrucción masiva, el distópico universo totalitario y la geopolítica mundial en el Siglo XXI

Luis G. Martínez Sandoval.

MBA Lic. Bach. Luis G Martínez Sandoval
Académico Universitario Titular

Carreras Comercio Exterior, Administración Aduanera

Sede Central UTN www.utn.ac.cr
Especialista en Relaciones Económicas y Políticas Internacionales,

MBA Administrador de Empresas énfasis Mercados Globales y Negocios Internacionales.

Ex Funcionario Banco Mundial IFC – Ecuador- y, América Latina,

Escritor, Científico Social

Hace algunos días finalice la reelectura de la novela 1984. George Orwell, muere el 21 de enero de 1950. A la edad de 46 años. La tuberculosis se lo llevo muy joven. Su nombre real Eric Arthur Blair.  Nació en la India. Fue escritor, corresponsal de guerra, poeta, ensayista, periodista, novelista, crítico literario, autobiógrafo, librero, guionista y publicista. Estudio en Eton College.  Su literatura es distópica, dado que se crea una sociedad imaginaria bajo un poder totalitario o una ideología determinada, según la concepción de un autor determinado, que sería lo opuesto a la utopía.. Escribió obras notables pero hablaremos de su novela 1984. Sus escritos estan impregnados de su vivencia, el imperialismo británico, el socialismo democrático,  el totalitarismo nazi y el estalinismo.

1984, es una novela distópica (escrita 1949)… 

Era un día luminoso y frío de abril y los relojes daban las trece… Así inicia esta gran novela de realismo, ciencia ficción, distopía…

Winston Smith esta atrapado en la Casa de la Victoria el Gran Hermano te vigila a traves de la telepantalla. El INGSOC. La Policía del Pensamiento que vigilaba todo a la vez. El Ministerio de la Verdad.  El MIVER una enorme estructura piramidal de cemento que se elevaba 300 metros hacia el aire con 3.000 habitaciones y cuya fachada tenia tres consignas del Partido: LA GUERRA ES LA PAZ. LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD. LA IGNORANCIA ES LA FUERZA. Alli estaban instalados los siguientes Ministerios que conformaban sistema gubernamental: el Ministerio de la Verdad – noticias, espectáculos, educación y las bellas artes- el Ministerio de la Paz – para asuntos de guerra-. El Ministerio del Amor – encargado de mantener la ley y el orden-. Y el Ministerio de la Abundancia – asuntos económicos-. MINIVER, MINIPAX, MINIAMOR, MININDANCIAEl Ministerio del Amor era el terrorífico.  La Ginebra de la Victoria era la bebida de Winston. Como los Cigarrillos de la Victoria. Mientras la telepantalla vigilaba todo. Nada era ilegal por ya que no existían leyes.  Era 4 de abril de 1984.  ¿Para quién estaba escribiendo éste diario? Para el futuro, para los que aún no habían nacido.  Hablescribe. Doblepensar.  ¿Cómo iba a comunicar con el futuro? El futuro se parecía al presente o sería una cosa distinta. La telepantalla trasmitía música militar y todas las películas eran de guerra. El Departamento de Registro donde laboraba Winston.  El Departamento de Novela. La Liga Juvenil Antisex. Todos eran espías o agentes de la Policía del Pensamiento. La telapantalla transmitía los Dos Minutos de Odio. El enemigo del pueblo eran los contrarrevolucionarios que se oponian al Gran Hermano.  Los traidores que manchaban la pureza del Partido Unico. El enemigo del pueblo era quien insultaba o acusaba al Partido que ejercía la dictadura. Eran enemigos del pueblo los que abogaban por: libertad de palabra, libertad de prensa, libertad de reunión, libertad de pensamiento, los que gritaban la revolución a sido traicionada. Eran el blanco de todos los odios. Emmanuel Goldstein era el líder, el jefe supremo del inmenso ejercito que actuaba en la sombra, una subterránea red de conspiradores que se proponían derribar al Estado. La organización se llamaba la Hermandad.  Había un libro escrito por Goldstein. Una sociedad guiada por el extasis del miedo y venganza, deseo de matar, de torturar, de aplastar rostros con un martillo, de odio… El Gran Hermano y su procedimiento de autohipnosis para ahogar la conciencia colectiva.Hacer lo mismo que hicieran los demás era natural. Las mentes y los pensamientos debian estar abiertos no ocultos. La Hermandad eran los enemigos del Partido. Existia o era un mito.  ABAJO EL GRAN HERMANO. ABAJO EL GRAN HERMANO. ABAJO EL GRAN HERMANO. ABAJO EL GRAN HERMANO. Eso simboliza el Partido Unico Totalitario Dictadura Terror. Que te descubrieran pensando seria CRIMENTAL. Las detenciones nocturnas. La gente desaparecia sencillamente y siempre durante la noche. En nombre desaparecia de los registros, se borraba de todas partes toda referencia y su paso por la vida quedaba totalmente anulado como si jamas hubiera existido.  Se vive como ratón asustado.  “Es la dicotomía entre  la psiquis del inidividuo y la violencia que se crea al someterse a los mandatos del gobierno totalitario” El Gran Hermano te vigila. La Policia del Pensamiento, dependía la estabilidad del Partido. Y ellos eliminaban  a los traidores y criminales mentales. Las matanzas por ahorcamiento. Cualquier indicio de herejía descubierto por los Espias que eran todos y todas era considerado una rebeldía contra la disciplina del Partido.  Habia que adorar al Partido y el Gran Hermano.  Conceptos como INGSOC guiado por principios sagrados: neolengua, doblepensar, mutabilidad del pasado. Nada era del individuo a no ser unos cuantos centímetros cúbicos dentro del cráneo.  La profunda pregunta de Winston para quién escribía el Diario: ¿Para el pasado, para el futuro, para una época imaginaria?  Cenizas. Vaporización.  La herencia humana no se continuaba por que uno se hiciera oír sino por el hecho de permanecer cuerdo.  Conceptos: Crimental (el crimen de la mente) no implica la muerte; el crimental es la muerte misma.  Uno se reconoce ya a sí mismo muerto. Purgas. Miedo. Odio. Dolor físico. Todo se desvanecía.  La Bomba atómica armas de destrucción masiva. Solo existiran tres potencias resalta la novela 1984: EURASIA, ASIA ORIENTAL y, OCEANÍA el Estado totalitario intercontinental. Mas los territorios en disputa.

Fuente: Tomado de www.google.com

Oceanía estaba en guerra con Eurasia y era aliada de Asia Oriental. “El que controla el pasado, decía el slogan del Partido, controla también el futuro. El que controla el presente, controla el pasado”.   Segun, autores consultados en la web site, las tres superpotencias emergen de la guerra nuclear y de disoluciones civiles. Tres superestados. OCEANÍA surge de la absorción del Imperio Británico por parte de Estados Unidos y su geografía comprende toda América, toda Oceanía, las Islas Británicas, Islandia y el archipielago britanico, las islas del Atlántico y el sur de África.   EURASIA lo conforman toda Europa y casi toda Asia desde Portugal hasta el estrecho de Bering.   ASIA ORIENTAL, el más pequeño y más joven de los superestados, lo conforman China, Indochina, Japón, Mongolia, Tíbet y en general, el Sudeste Asiático. Los tres son SUPERESTADOS.

Las  fronteras fluctuantes que durante la guerra se dividen y cambian de control de un estado a otro son principalmente el Polo Sur y una especie de cuadrilátero que se extiende entre Tánger (Marruecos), Brazzaville (República del Congo), Darwin (Australia) y Hong Kong (China) que abarca Asia Central (norte de Mongolia y Tíbet), el África Central, Medio Oriente,sur de India e Indonesia cuya población ha sido convertida en esclavos.

La guerra entre las superpotencias se describe como sangrienta y las violaciones, masacres, saqueos, infanticidio así como ejecuciones tortuosas y brutales de prisioneros son comunes, pero ningún estado puede ganarle al otro. Y por lo general la guerra acontece en la frontera fluctuante, pero salvo por esporádicos bombardeos, la guerra jamás toca los centros de civilizacion y las fronteras bien definidas.

Los tres estados se encuentran en un estado constante de guerra, aunque usualmente dos se alían contra otro por un cierto lapso de tiempo, hasta que el aliado se confía, se forman bases militares en las fronteras y entonces lo traicionan, tras lo cual se alían con el antiguo enemigo. Debido a que su poderío es equivalente ningún estado puede ganar la guerra que se vuelve eterna, aunque la prensa controlada por el gobierno frecuentemente anuncia numerosas victorias. La guerra es el principal motor de la economía y permite el desarrollo de la industria así como justificar el control y la violación de los derechos dentro de sus propias fronteras, razón por la cual resultaría inadecuado para los gobernantes de todos los países que terminara.

Asimismo, ninguno de los estados tendría las posibilidades de derrotar o invadir. La xenofobia fomentada por el Estado es común, así por ejemplo los ciudadanos de Oceanía se les enseña a odiar a las poblaciones del país enemigo e incluso se ve con recelo a las del país aliado. Todos los ciudadanos tienen prohibido aprender lenguas extranjeras o interactuar de cualquier forma con extranjeros, especialmente para evitar que descubran que en el fondo son todos iguales.

Cada uno de los estados realiza una fuerte carrera armamentista (que es la única función útil que tiene la ciencia en esos momentos) la cual busca crear armas de destrucción masiva, armas biológicas, armas químicas, etc. así como almacenar más y más bombas atómicas con laboratorios ubicados en las selvas de Brasil, los desiertos de Australia y Mongolia. O en los polos norte y sur. Y los oceános.

En un momento de la novela se afirma que Asia Oriental y Eurasia combaten por «una porción grande pero fluctuante de Manchuría, Mongolia y el Tíbet». En otro episodio, cuando Julia adquiere té para compartir con Winston, comenta que posiblemente Oceanía ha tomado la India (o partes de la India), pero agrega que ese control suele ser transitorio.

En todo caso, cuando Oceanía es enemiga de Asia Oriental y aliada de Eurasia y luego cambia, siendo enemiga de Eurasia y aliada de Asia Oriental la historia se cambia para demostrar que siempre había sido amiga de Asia Oriental y enemiga de Eurasia, y viceversa. Como lo establece uno de los tres lemas del Partido; la guerra es la paz.

Tres bloques de poder se conforman: Eurasia guiada por el neobolchevismo que estan enfreantados a Oceanía el Ingsoc y en Estasia un término chino que se traduce como «culto por la muerte» o «desaparición del yo», aunque los tres estados condenaban la ideología de sus rivales como aberraciones.

Los tres superestados tienen sistemas políticos virtualmente idénticos y represivos donde la población es controlada hasta en sus más íntimos momentos y desaparece cualquier noción de libertad personal y con un líder semidivino y absoluto.   

Estasia o Asia Oriental, es el más pequeño y más joven de los superestados mundiales, lo conforman China, Indochina, Japón, Mongolia, Tíbet y en general, el Sudeste Asiático.

La ideología dominante en  Estasia  esta guiada por los Nacionalistas Comunistas que enfatizaban la idea de sacrificar la vida por un bien mayor y éste era un tema recurrente en la propaganda.

La guerra puede ser también ficticia o falsa. Por ejemplo, Londres es bombardeado por el propio gobierno para mantener el clima bélico y reforzar su control.  Recuerdan las Torres Gemelas en EUA y la invasión de Irak.

Esta novela se publicó en 1949, décadas después durante la Guerra Fría y las predicciones de Orwell parecían coincidir simbólicamente con la efectiva división de la Tierra durante la Guerra Fría: EUA + OTAN, URSS, CHINA . Posteriormente tras el fin de la Guerra Fría, durante el siglo XXI dichos paralelismos han aumentado aún más, ya que el mundo ahora ha entrado en un nuevo conflicto (conocido como nueva Guerra Fria o la Segunda Guerra Fria para diferenciarlo de la del siglo pasado) en la que el mundo ha sido disputado por zonas de influencia de tres superpotencias nucleares: Estados Unidos, Rusia y China, cuyas áreas de influencia son bastantes similares a las de las ficticias Oceanía, Eurasia y Eastasia. Las armas nucleares, químicos, biológicas  de destrucción masiva solo estan a la espera de la orden para ser usadas contra la humanidad…

ANEP: Acerca de la violencia política de los simpatizantes de Chaves

El día 16 de junio de 2023 la Junta Directiva de ANEP responde a los ataques recibidos el lunes 12 de junio de 2023 por parte de los seguidores del presidente Chaves, asimismo responde a los miles de muestras de solidaridad que han recibido.

Albino hace un llamado al diálogo social y movilización cívica pacífica. A su vez, se dirige al presidente Chaves resaltando que sus discursos de odio, confrontativos ha generado xenofobia, misoginia, violencia de género, homofobia, aporofobia y ha satanizado y vulgarizado a las dirigencias sindicales del país.

Para escuchar el mensaje de Albino Vargas ingrese al siguiente enlace:

La ira incontenible

Por Memo Acuña (sociólogo y escritor costarricense)

“Igualiticos nunca hemos sido”, decía con humor e ironía el querido y recordado Carlos Sojo en su obra “La construcción social de la desigualdad” (PNUD-FLACSO, 2012).

En este análisis, falto ahora de un complemento de cómo en los últimos 10 años los procesos de deterioro social y la imposibilidad de cumplir un contrato social de integración horizontal, Sojo desmenuzaba la matriz sociocultural e institucional que crea la base de la desigualdad en el país: componentes sociales, raciales, económicos y geográficos alimentan esa Costa Rica que las visiones hegemónicas insisten en borrar bajo el candor de un aparente idilio que nos crea como comunidad de iguales.

Nada más alejado de una realidad que nos golpea hoy más que nunca. Pero no solo ese tema debe leerse críticamente.

Junto a la igualdad como mito fundacional de una colectividad desagregada, otro gran referente discursivo e ideológico en la construcción de esa Costa Rica hegemónica, ha sido el de la paz como núcleo que vertebra las relaciones sociales de los costarricenses.

Recién concluí la lectura de “El año de la ira”, novela ficcional de corte histórico escrita por Carlos Cortés y publicada por Ediciones Alfaguara en 2019.

En esta obra Cortés propone con detalle una lectura al pasado militar y violento de la sociedad costarricense, basado en los acontecimientos sucedidos entre 1917, año en que el presidente Alfredo González Flores es derrocado por su Secretario de Guerra y Marina, Federico Tinoco Granados y 1919, cuando se produce el asesinato de José Joaquín, hermano de Federico y la caída del régimen dictatorial que ambos labraron por aquellos años.

A menudo se suele caricaturizar la abolición del ejército en Costa Rica, otorgándole una dimensión simbólica que no permite dimensionar el eje histórico de la violencia que ha marcado el desarrollo de la sociedad costarricense en su conjunto. La ausencia de institucionalidad no significa necesariamente que el ADN de la violencia siga operando como marcador en la sociedad costarricense.

Ni igualiticos ni pacíficos hemos sido. Ambas son narrativas sedimentadas en la necesidad de alimentar momentos devocionales a nivel colectivo.

Por ello, el origen de lo que ha ocurrido desde 2022 en cuanto a asesinatos y la violencia generalizada en el país, debe ser buscado en las bases históricas de lo que hasta hace muy poco (70 años) constituía un ejercicio social e institucionalmente naturalizado, basado en la aplicación de métodos violentos para construir democracia. Esta lectura crítica complementaría la predominante que ubica las violencias en una conflictividad de actores y poderes fácticos que prácticamente se han repartido el país y lo administran a su antojo.

La ira del tico bien podría dar cabida a otros análisis sobre sus formas expresas y veladas de comportamiento. La descarga discursiva en redes sociales, la xenofobia, la homofobia, la aporofobia se vinculan con todo tipo de violencias físicas hacia niños, niñas, personas adultas mayores, poblaciones indígenas, entre otros ejemplos cotidianos.

No es una ira solapada, sino abierta e incontenible. Para detenerla hay que asumirla. Trabajar sobre sus orígenes y desde allí empezar su desmontaje. Esta tarea es necesaria para la construcción de una experiencia colectiva en la que nos reconozcamos todos y todas.

El miedo en el viento

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Las tomas eran elocuentes. Invitaban a la zozobra, la desconfianza, el rechazo. Un periodista de la sección de sucesos de un noticiero estelar seguía las huellas de quienes intentaban cruzar la frontera entre Nicaragua y Costa Rica para protegerse. Casi que al mismo tiempo que las autoridades fronterizas, intentaba atrapar él mismo con sus propias manos a quienes osaran cruzar a territorio costarricense y devolverlos hacia su país.

Eran tiempos de incertidumbre, de resguardo, de puertas adentro. La amenaza sobre el cuerpo blanco y sanitizado costarricense campeaba y una vez más era ubicada lejos de sus fronteras. En Nicaragua, el abordaje de las autoridades locales sobre la emergencia sanitaria no era el más adecuado y el manejo y la gestión de la información sobre la casuística, así como las medidas de prevención hacia la población, no garantizaban el cuido que por entonces sugerían las autoridades de salud global.

Eran las primeras semanas, los primeros meses desde que en marzo de 2020 se hubiera declarado por primera vez en décadas una pandemia de proporciones planetarias. Sus alcances, conforme avanzaban las horas, eran más amplios en términos de población afectada, territorios cubiertos e impactos a nivel social y económico.

La actitud del periodista costarricense, en realidad, reproducía lo que a nivel colectivo se experimentaba y se impulsaba como voz y prácticas sociales: había que endosarle a alguien, cual chivo expiatorio, la responsabilidad por el aumento de casos que a nivel local, y durante un largo periodo, había registrado una admirable estabilidad hacia la baja y el número de personas fallecidas se había mantenido en un mismo nivel durante semanas.

Todo cambió al registrarse una de las primeras olas pandémicas, denominadas así por las autoridades de salud pública del país. Entonces vinieron las medidas restrictivas y junto con ellas, el aumento de las percepciones colectivas sobre el cuerpo extranjero “que había venido a enfermar al nacional”.

Desde dentro, las familias nicaragüenses residentes o no, conformadas muchas de ellas con un carácter binacional, experimentaron uno de los periodos de discriminación y xenofobia que se recuerden a nivel contemporáneo, quizá solamente anticipado por una odiosa marcha nacionalista convocada en agosto de 2018 en la ciudad capital y que terminó con varias personas detenidas, armas de fabricación casera incautadas y una reacción de descontento de parte de varias personas sobre ese hecho, que indicaba una creciente construcción de discriminación en contra de dichas poblaciones.

Eran tiempos donde el miedo se acrecentaba y las estrategias de invisibilización, mimetización e integración se manifestaban como formas obligadas de contender el rechazo que circundaba en medios de comunicación, espacios públicos y redes sociales.

De sobre la forma en la cual las familias extranjeras, particularmente nicaragüenses vivieron este periodo en la sociedad costarricense, sus preocupaciones, sus afectos, anhelos y esperanzas, habla la novela Polen en el Viento, publicada el mismo 2020 por Uruk Editores, escrita por Rafael Cuevas, escritor y académico guatemalteco radicado hace ya varios años en Costa Rica.

Con una secuencia donde las subjetividades de los distintos personajes desarrollan la historia familiar de migración, inserción, acoplamiento social y laboral en la sociedad costarricense, la trama desarrolla como eje narrativo, los distintos momentos de construcción de la diferencia, el miedo como director de orquesta (al decir del poeta costarricense Ricardo Marín) y los desenlaces que seguramente experimentaron en realidad cientos de personas extranjeras en el país durante aquel periodo.

Uno de los principales argumentos esbozados por Cuevas es el del peso de la institucionalidad al momento de visibilizar con datos a la población extranjera. Algunas veces, muchas veces, por omisión e invisibilización a propósito; algunas veces, muchas veces, porque el peso de la exageración determina percepciones y acciones de política pública, como aquella infeliz directriz en los tempranos días de pandemia que obligaba a las personas extranjeras indocumentadas a recibir atención médica, acompañada de elementos de seguridad.

Es enero de 2023 y es una época de transición hacia lo que ciertamente podría denominarse “nueva normalidad”. Con una preocupante carga de casos en aumento por nuevos brotes, situación que seguramente permanecerá por años, continúa latente el registro, el sedimento del chivo expiatorio en la opinión pública costarricense. Por ello, novelas como la de Rafael Cuevas deben ser consultadas permanentemente como ejercicio de construcción de la memoria colectiva de este momento de la historia, para que la discriminación y la barbarie de creer que la blancura de la población nacional es señal de superioridad biológica y social, sea desterrada para siempre.

Y EL PÚBLICO ¿ESTÁ LOCO? ¿POR QUÉ APLAUDE?

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

La convivencia en un país como Costa Rica se ha vuelto compleja, inmanejable, agobiante. La exacerbación de sentidos de exclusión, discriminación y rechazo muestra una cotidianidad conflictuada, alimentada por la laxitud y la proliferación de una comunicación mediada en redes sociales provista de discursos iracundos, acríticos, canceladores de cualquier disidencia, de cual manifestación de la diferencia.

El video que circuló el pasado 18 de agosto en el que se ve a un hombre aceptando ser el asesino del dirigente recuperador bröran del territorio de Térraba Jerhy Rivera, en Costa Rica, es por mucho expresivo de una forma incontenible de racismo, discriminación y exclusión social que se ha venido instalando en la sociedad costarricense en los últimos años, a pasos agigantados.

En el material audiovisual, reproducido en redes sociales de forma viral cientos de miles de ocasiones, se logra apreciar el momento en que un hombre de apellidos Varela Rojas indica haber cometido el asesinato con el que acabó la vida de Rivera.

Por este caso al hombre se le sigue una causa penal aún en proceso.

Lo más dramático de este hecho no es solo la confesión pública, realizada inclusive ante autoridades gubernamentales durante un acto oficial en el que se reunía la comisión de la Mesa Técnica Interinstitucional para la construcción de la ruta de trabajo y la atención de la Población Indígena y la Asociación Multiétnica y Pluricultural, desarrollada en el cantón de Buenos Aires de Puntarenas, sino los gestos de exclamación y júbilo provenientes de un público en apariencia de acuerdo con el acto cometido.

Los aplausos y la aprobación observados confirman una ruptura del tejido social costarricense en todos sus extremos. Se producen en una fecha que recuerda otro hecho condenable, en la que exactamente cuatro años atrás, el 18 de agosto de 2018, una turba nacionalista y xenofóbica organizara una marcha odiosa y repudiable dirigida hacia el Parque de la Merced ubicado en la ciudad capital, con el objetivo de “expulsar a los nicaragüenses que allí se encontraran”.

Hace apenas unos días un entrenador y exjugador de futbol costarricense, Walter Centeno, fue objeto de insultos y cánticos homofóbicos por parte de una barra rival. Los hechos fueron denunciados, pero hasta la fecha no se conocen acciones reparadoras en este caso.

El escritor argentino Jorge Bocannera en su texto poético “Universo” reflexiona:

“El domador que mete su cabeza dentro de la boca

del león, ¿qué busca?

¿La lástima del público?

¿Que tenga lástima el león?

¿Busca su propia lástima?”

Y de inmediato se pregunta:

“Y el público, ¿está loco? ¿por qué aplaude?”

En tanto el público continúe aplaudiendo frenético ante la muerte, mientras siga sintiéndose empoderado para insultar, ofender y excluir simbólica y físicamente, esta sociedad continuará requiriendo una intervención urgente en su acuerdo social. Hoy más que nunca es necesario un nuevo contrato incluyente y respetuoso de las diferencias. Es impostergable.

El silencio de los inocentes

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Pudo más la discusión de élites sobre el cierre de un complejo de entretenimiento, la defensa de cierta libertad de expresión que no asume la libertad de expresión completa y el pulso que, en palabras de Serrat, procuraba medir el tamaño no del cerebro, sino de otro órgano con el que se demuestra virilidad.

Pudo más ese escenario mediático y espectacularizado, que la peligrosa instalación en las últimas dos semanas de un núcleo recesivo en materia de poblaciones migrantes.

Pasó hace unos días en Guanacaste. Concretamente en la comunidad de El Silencio en Huacas de Santa Cruz. Una mujer, dos de sus hijos, un sobrino de esta y el cuñado de uno de los hombres, fueron acribillados a balazos.

Las autoridades dirían entonces que al parecer se trató de una equivocación en un ajuste de cuentas dirigido a personas que vivían anteriormente en la vivienda donde fueron cometidos los asesinatos. Tres de los hombres tenían un poco más de una semana de haber llegado de Nicaragua en busca de trabajo.

En medio del barullo de élites que todo lo ha copado, esta noticia pasó prácticamente desapercibida, como anecdótica fue la acción de discriminación que experimentó el jugador nicaragüense Byron Bonilla al negársele a salir con la bandera de su país a recibir su medalla de campeón del torneo de fútbol de primera división costarricense. La acción fue reparada, pero quedó marcada en la epidermis de Bonilla: “llevo la bandera de mi país adonde vaya”, respondería entonces el jugador al agravio.

Este escenario complejo para las relaciones de convivencia en un país que desde hace tiempo perdió su locus horizontal, tiene su correlato, como lo hemos dicho ya en varias ocasiones, en la producción y distribución de discursos que alimentan odios exacerbados y nacionalismos decimonónicos que asumen la defensa de una patria pétrea, descartando a quienes no son “ciudadanos legítimos”.

Pasó por alto el crimen de la familia nicaragüense en medio de la escaramuza interburguesa (acepción que tomo prestada de colegas con más experiencia que la nuestra en el análisis social), pero quizá lo más impactante haya sido el silencio colectivo sobre este hecho, una forma de desinteresarse por esos otros cuerpos que no importan.

Los núcleos duros de conservadurismo instalados ya en la sociedad costarricense deben ser contrarrestados con el reconocimiento de que todos, absolutamente todos, somos importantes para el desarrollo del país. Ya no más el silencio como política, ya no más inocentes en la primera línea de fuego.

La suerte está echada

Foto: Gerardo Iglesias.

Fin de la democracia y de los derechos laborales

Costa Rica no se queda atrás respecto a la desigualdad, la militarización y la xenofobia que avanzan por el conjunto del continente.

Frank Ulloa Royo

16 | 06 | 2022

El modelo político electoral carece de mecanismos de participación igualitaria y son los grupos económicos los que al fin definen los candidatos.

Pero fueron los votantes de los sectores medios, los empleados públicos y los sectores marginados y de las zonas rurales atrasadas quienes buscaron una alternativa radical, pero con soluciones orientadas por los grupos de poder tradicionales.

Es un modelo mágico que encarna los deseos más íntimos de la vieja y nueva oligarquía.

Por otra parte, el auge de la violencia nos lleva a buscar respuestas violentas y justifican la militarización del país, el ingreso de flotas armadas extranjeras y la formación militar de los guardias civiles, sin que se pase por un tamiz los valores que allí se les imparten.

En lo laboral las cúpulas empresariales tienen sus propios sistemas de seguridad, de listas negras, de supervisión ideológica de los trabajadores, controlan servicios estratégicos del Estado, alientan la organización militar paralela y justifican la explotación de los migrantes porque supuestamente los nacionales no quieren trabajar.

Múltiples empresas de paramilitares ofrecen sus servicios de inteligencia y protección armada, autorizadas por el Estado.

Más restricciones a los sindicatos

La preocupación principal de los sindicatos fue mantener sus cuotas de negociación con el Estado y acercarse a los candidatos ganadores. Pocos plantean una oposición ideológica a las ideas dominantes.

Más grave aún, la situación política actual es un importante caldo de cultivo del fascismo en su nueva versión, al recoger importantes valores generados desde la segunda mitad del siglo XX, especialmente con la derrota política del movimiento sindical en 1948.

Parece ser que la prohibición del sindicalismo en el sector privado se ha visto fortalecida. Nuevas leyes restrictivas de derechos son la ruta escogida por los sectores dominantes.

A esto se une un sistema judicial bajo sospecha de corrupción y de estar influenciado por los dirigentes políticos y las cámaras empresariales.

Van además por la reducción salarial mediante la inflación acelerada y el establecimiento de jornadas de 12 horas sin pago de horas extra y por la eliminación de los regímenes particulares de pensiones en función de crear un régimen de libre despido.

Todo en nombre de la patria y la lucha contra la corrupción. Alea acta est: la suerte está echada.

 

Fuente: http://www.rel-uita.org/costa-rica/la-suerte-esta-echada/

La sociedad negada II: El cercamiento a nuestras esperanzas

El extremismo es resultado de la hipertrofia de la irracionalidad y esta hipertrofia se da cuando se está objetiva y emocionalmente inmerso y dominado por intereses materiales, que podrían ser en sí legítimos, sino trajeran consigo miseria y la injusticia a la mayor parte del país.

Ignacio Ellacuría

Luis Andrés Sanabria Zaniboni

Seguimos dando el prudente tiempo al gobierno que recién empieza, para que pueda amueblar la casa presidencial, preparar la documentación y proyectos de ley. Es así que como comentamos en el artículo anterior, podemos seguir reflexionando sobre nuestro contexto. Por esta razón nos preguntamos ¿Cuáles sociedades se encuentran al margen del proyecto dominante?

Empecemos por desnudar un falso principio, que la concentración de riqueza ordena nuestras sociedades, que premia el “esfuerzo”, es decir genera las legitimidades y relaciones que reconocen el “esfuerzo”. En cambio, lo que dicha concentración si evidencia son las formas y modos que reproducen la dominación y explotación en nuestras sociedades, pero también impiden el surgimiento o reproducción de otras lógicas que atenten ese monopolio del discurso del “esfuerzo”.

Una supuesta “meritocracia” que premia al más vivo, en detrimento de las personas que se quedan “dormidas”, es decir aquel que sabe cómo se mueven las cosas, a quien llamar o a quien citar, dista mucho de ese esfuerzo que representa el trabajo de tantas personas, que a partir de su fuerza mueven un país.

¿Por qué falso principio? Porque la concentración de riqueza, lejos de demostrar la idoneidad de algo, es precisamente la consecuencia de muchas acciones que van desde la privación de algo hasta el despojo violento de comunidades y de nuestros bienes comunes (naturales, sociales, culturales).

Este marco nos permite identificar que proyectos de sociedad se privilegia sobre otros, es decir leyes, políticas, discursos  y prácticas. En esta ocasión, no nos preocuparemos por aquellos que se imponen, sino a pensar sobre esas sociedades que desaparecen.

Siguiendo esto, podemos mirar nuestras comunidades campesinas que han sido devoradas por la expansión de monocultivos para la exportación en beneficio de la agroindustria y los mercados financieros. Esta voluntad de los sectores dominantes por la supuesta “tecnificación”, genera no sólo la destrucción del mundo rural y la migración a la ciudad, sino que la mezcla de ambos vulnera nuestra naturaleza, ya que el abandono de la tierra representa la  desprotección del bosque y de los ciclos de la vida.

Esto nos lleva a repensar el conflicto que viven los pueblos indígenas ante su voluntad de permanecer en sus territorios, lo cual ha reflejado el extremo al que llega el despojo,  ya que por un lado la indiferencia refleja la grave reducción de los pueblos indígenas a meros portadores del “folklore”, es decir sus formas y modos de ser en el mundo, no son reconocidas ni legitimadas.

Por esto la galopante impunidad ante los actos de violencia que procuran aterrorizar y desmovilizar a las personas indígenas en sus territorios.  Sin la intensión de escarbar mucho detalle, podemos remontar la agudización de estos actos desde el 2012 al presente.

La anulación de los derechos colectivos, es una muestra más de este cercamiento de la “ciudadanía”, es decir de esas sociedades que habitan los territorios y espacios públicos, erosión y reducción constante de los “servicios públicos” (salud, educación, cultura entre otros) , muestra el camino de la reconfiguración de la ciudadanía “real”, en donde el poder económico, es decir la propiedad, poder adquisitivo y la concentración de riqueza determina el grado de libertad y capacidad de autorrealización posible de los individuos y los sujetos colectivos.

Sumado a esto, la ofensiva por la revisión de todo lo que se pueda denominar “ideología de género” muestra una vez más el cercamiento que sufre la diversidad sexual y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Es decir una sociedad que estratifica los roles de género, privilegiando una supuesta “tradición” moral y un falso determinismo biológico, que esconde las relaciones de desigualdad que es fruto del poder de la dominación-esclavitud que enajena la voluntad de muchos a pocos.

Este es un vistazo hacia esas sociedades negadas, a cómo esas violencias estructurales se configuran para impedir su realización, establecen no sólo relaciones, sino también mecanismos para negar su existencia, desde la institucionalización se garantiza su invisibilidad. Tal vez, la muestra más clara de este proceso, es la ya mencionada oleada contra la “ideología de género”, que nos evidencia este proceso de negación en clave de retroceso.

¿Cómo llegamos a esto? Son muchas las trenzas de dominación que han estructurado nuestras sociedades, en ocasiones identificamos al capitalismo, patriarcado y el colonialismo, que se manifiestan desde la xenofobia, el racismo, machismo y otros más que tal vez han escuchado en otras ocasiones. Sin embargo, también son muchas las experiencias que han apuntalado hacia un compromiso por la liberación, desde la necesidad y la crítica han convertido su pensar-hacer en formas y modos instituyentes de otra cosa. Este será el centro de nuestra última entrega.

EL ODIO DETRÁS DEL MITO

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Recientemente fue aprobada en Costa Rica una ley que penaliza con cárcel entre 20 y 35 años a quien cometa un crimen tipificado como “crimen de odio”.

Esta ley, que agrega un inciso al artículo 112 del Código Penal sobre homicidio calificado, define como crimen de odio “cualquier homicidio que suceda a causa de la nacionalidad, raza, edad, sexo, opinión política, situación migratoria, orientación sexual, identidad o expresión de género, discapacidad o características genéticas».

Constituye sin lugar a dudas un avance en la estructura normativa y legislativa del país pero las tareas pendientes siguen siendo supernumerarias.

Por ejemplo, esta aprobación ha coincidido con una denuncia interpuesta por un grupo de vecinos encabezados por el Comité de la Persona Joven de Palmares, cantón ubicado al occidente del país, en la que señalan el ensañamiento y violencia recibido por un hombre que actualmente lucha por su vida, dadas las heridas provocadas por otra persona.

Todo apunta a que su orientación sexual estuvo tras las causas de este hecho. Las autoridades judiciales, en cambio, han insistido en investigarlo como un aparente intento de asalto.

Entre la ley, la percepción, las creencias y la acción institucional hay un mundo de diferencia. Pasa con los femicidios, a los que la prensa insiste en señalar como “crímenes pasionales” o la xenofobia, que en mucho casos se reviste de “defensa a ultranza de nuestro país, de nuestro territorio”.

Hablar de odio en una sociedad construida históricamente igualitaria y pacífica como la costarricense implica desmontar los andamiajes de un mito que ya no se sostiene. Significa, por ejemplo, trabajar con los efectos que discursos de muy diversa naturaleza provocan en lo cotidiano y se entienden como reacciones que terminan siendo naturalizadas.

Hago mías las palabras de la antropóloga costarricense Natalia Villalobos, que en estos días reflexionaba acerca de la violencia en el lenguaje vertido en redes sociales a propósito del fútbol. Cito: “ Viendo Memes, videos y otras formas de comunicación propias de estos tiempos, de las cosas que una ve terribles en el fútbol es mostrar orgullo o reproducir «chistes» a través de alegorías sexuales «qué rico les dieron hasta debajo de las…!!!», «qué rico a tal equipo se la metieron toda ayer», «que buena c0g1d4, para que respeten», éstas no son expresiones inocentes o chistes forman parte de algo más grande que está muy normalizado «la cultura de la violencia» y dentro de ellas la «violencia sexual», esa que busca castigar o aleccionar a través de actos sexuales…No dudo que muchas personas van a defender esas formas de comunicación… van a decir que soy exagerada pero no, es muy alarmante ver esas formas de violencia”.

Coincido con Natalia. Es alarmante el tipo de violencia que se enquista en la aparente democracia comunicativa de las redes sociales. Por ello el trabajo es amplio. Allí donde exista discriminación por nacionalidad, clase, género, nacionalidad, etnia, orientación sexual tanto en el lenguaje como en la práctica, se debe trabajar en restablecer las bases de una convivencia horizontal que hace mucho tiempo perdimos.

La violencia inicia justamente con los discursos y luego pasa a las prácticas, normalizadas muchas veces bajo una pasivo agresividad colectiva que todo lo naturaliza.

Si queremos ser recordados por ese mito de la igualdad y el pacifismo, empecemos por construirlo. Empecemos hoy.

DE TODAS LAS FLORES

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

No conozco a Tanisha. Personalmente quiero decir. Se que es una mujer joven, negra, activista por los derechos de las personas afrodescendientes y migrantes. Particularmente he seguido, por Twitter, sus comentarios y reflexiones acerca de los procesos de racismo y discriminación a los que un día sí y otro igual se enfrentan ella y su comunidad.

En twitter, valga decirlo, los ataques que experimenta son feroces, particularmente por hombres que a toda costa y a base de insultos y recuerdos constantes de que es “mujer, negra, activista” tratan de cancelar su voz y su agenda.

En los últimos días los insultos y las provocaciones han subido de tono. Pero ella no se inmuta y sigue adelante con su lucha diaria por hacer visible lo que discurso y prácticas sociales desarrollan con las minorías, las personas extranjeras, las etnias.

Una de las cosas que le cobran seguramente con odio nacionalista, rancio y pestilente, es su constante cuestionamiento a la identidad homogénea y hegemónica, “blanca” y vallecentralina. Nada que Chavela Vargas no haya dicho ya y por eso también en su momento fuera enjuiciada por la moral decimonónica que recorre las fibras de esta nación imaginada que creemos ser.

No conozco a Tanisha pero respeto su agenda, comparto sus luchas, la escucho.

Personas como ellas son necesarias en un mundo que hoy pareciera no haber entendido absolutamente nada acerca de la necesidad de vivir distinto, vivir bonito al decir de mi querida amiga psicóloga colombiana Rosita Suárez, entendernos como colectivo, procurarnos espacio todos y todas con nuestras diferencias.

En pocos días hemos tenido ejemplos de sobra acerca de cómo nos cuesta la convivencia, vivir juntos y juntas.

El club de futbol español Atlético de Madrid fue multado por UEFA con 5.000 lugares menos para su partido de vuelta en el marco de la Champions League. ¿El motivo? Durante el partido de ida jugado en Inglaterra, algunos de sus Ultra fueron captados en vídeos haciendo el saludo nazi.

Una apelación y suspensión cautelar de última hora logró refrenar la multa, pero los videos siguen su curso viral, al tiempo que se desarrolla una investigación para determinar la responsabilidad de quienes provocaron el acto racista.

En Costa Rica, hace unos días, un hombre irrumpió en un comercio al detalle administrado por personas de origen oriental. De nuevo el video como herramienta de denuncia, captó improperios de corte xenofóbico que el hombre profirió contra la mujer encargada del negocio.

No es de recibo pensar que sus disculpas posteriores en medios de comunicación atenúen la matriz histórica, colonial, xenofóbica, que esconden sus insultos y su idea de que Costa Rica es para los nacionales. Con esa idea se ha cimentado una comunidad imaginada basada en una superioridad biológica y social inexistente.

Esa acción de tirar la piedra y luego disculparse, no resulta válida en un mundo como hoy. Se debe más bien restituir una conducta colectiva basada en la aceptación y la convivencia, que deben ser instrumentos de política pública y currícula educativa de forma inmediata.

Preocupa el hecho en el supermercado, por supuesto. Pero preocupa aún más la ausencia de una visión amplia en materia migratoria y de integración de las autoridades gubernamentales costarricenses electas para el periodo 2022-2026. Es urgente trabajar desde ya para contar con la continuidad, evaluada por supuesto, de una política migratoria integral cuya implementación de 10 años termina en 2023.

En este instrumento es necesario fortalecer las herramientas para abordar con perspectiva constructiva y formativa el tema del racismo y la xenofobia.

En lo que esta posibilidad encuentra interlocutores válidos y sensibilizados, acciones restitutivas y reparadoras aparecen para mediar el dolor y la pesadumbre de una persona expuesta a través del insulto infundado, la exclusión y la discriminación.

Justamente una campaña aparecida en el mismo twitter, llamó a llenar de flores, de todas las flores, el negocio de la mujer agraviada con insultos xenofóbicos. Pienso en cuantas cuarterías, comunidades, espacios de habitabilidad de poblaciones migrantes en Costa Rica merecen ser adornadas con esos mismos colores, esa misma actitud de restitución de la dignidad.

La reparación no debería quitar el dedo del renglón de lo urgente por hacer, pero al menos llena de color y luz un alma que un buen día salió de su país para recalar en este otro, construido también con su esfuerzo.