Una última reflexión cultural y política sobre Fútbol

Jiddu Rojas Jiménez

Mucho se ha dicho y escrito ya, pero quiero señalar esta mi tesis, -en nada original-, a riesgo de ser malinterpretado y escarnecido. Ahí les va.

Francamente y con mucho respeto, hay un sector muy intolerante del Progresismo, -infumable por su bien intencionado desgarramiento interno pero impotente-, que regala siempre el Fútbol a la Derecha, al Patriarcado inercial y su violencia estructural, al Chauvinismo, a la Mafia de la FIFA y de la CONCACAF, a los Jeques, a la Homofobia, a los «Bolsonaro», a los «Videla», a la «Fedefútbol» tica, y a la rapiña del Imperialismo global y sus medios hegemónicos.

El Fútbol, -nos guste o no-, es mucho más que un juego o un deporte organizado, y comercializado por Transnacionales Multimillonarias. Y sobre todo, mucho más que los Mundiales, aunque haya -en la medida de lo posible-, que verlos, estudiarlos, digerirlos, y analizarlos, al menos casi como parte (relativamente) nueva de la Industria Cultural de Masas (Adorno/ Benjamin) contemporánea.

El Fútbol atraviesa vetas telúricas de nuestro Inconsciente Colectivo, atraviesa la resolución colectiva e individual del Edipo social (en particular la socialización primaria, por ausencia o por sobre-presencia del vínculo, con la relación paterna/»Ley» en Lacan), de nuestros temores y deseos colectivos, de nuestros demonios internos, desde nuestra infancia hasta nuestra estética, desde nuestra memoria hasta nuestras representaciones sociales.

Sin hablar de las posibilidades laborales y económicas del Fútbol profesional actual. No podemos negar, -que pese a la evidente putrefacción comercial y patriarcal del Fútbol Profesional-, el mismo ha sacado individualmente de un destino estructural de privaciones y miseria, a muchos jóvenes a nivel nacional e internacional.

Y por supuesto la Híper-Mercantilización del Capitalismo Tardío lo sabe también y hace rato. No hay que ser un genio para saber esto.

Precisamente por eso, en general, vale la pena reflexionar sobre el mismo. Y no regalarle este «campo» a la «Bestia Negra» del fanatismo, del odio y de la ambición mercantil desmedida.

En consecuencia, y como un sencillo Ciudadano Costarricense y Latinoamericano de Izquierda Democrática, creo que es mi deber señalar que esta dañina impotencia política contemplativa de un sector del Progresismo y de la Izquierda, -aunque comprensible-, no es correcta.

Menos aún, cuando nos revestimos de «falsa superioridad moral», y nuestros quejidos existenciales devienen en un refugio sectario, elitista o desesperado.

Así nuestro justo malestar deviene objetivamente en reaccionario, como reaccionario sería obviamente también, callar y no denunciar a la Mafia transnacional del Fútbol, sus piruetas y rapiñas. (Esto es extensivo para todos los Deportes y hasta para las Artes y Letras, la gestión cultural, para la Academia, y para las diferentes prácticas religiosas, incluso).

Los poderes fácticos, económicos, financieros, políticos y militares, nos necesitan así: tristes y derrotados/as, marginados/as, impotentes, sectarios, minoritarios, como «Almas Bellas», frente a una gran masa distópica, globalmente difusa, y que apenas sobrevive y no sueña. Y cuyo deseo estructurado, fue castrado. Hay una Ablación de nuestros deseos, proyectos y utopías, que destroza la cooperación y la convierte en una competencia feroz, donde todos y todas perdemos. Es el Imperio del Tánatos organizado.

Frente a esta tragedia global organizada de miseria humana, crisis económica, política, cultural y hasta militar permanente, y frente al caos simbólico, y a un cercano Apocalipsis ambiental, el sistema-mundo instala inercialmente dispositivos y trampas… Algunas más locales, algunas territoriales, algunas en el Bio-poder, algunas en los «cuerpos y mentes», algunas hasta en micro-espacios que se auto-perciben y se imaginan como autónomos, otras tantas nacionales, otras regionales y otras más globales.

Adentro del «ensimismamiento», ilustrado o no, sólo nos divorciamos aún más de las grandes masas, potencialmente susceptibles de educarse cívicamente, de transformarse, y de auto-construirse en «Pueblo Político» (Helio Gallardo «dixit»), o sea, en el embrión de una «Multitud» (Spinoza/ Negri) con consciencia «para sí», con proyecto de Vida inclusivo «para sí» mismos/as…

Dejar el estado social inercial de la Consciencia «en sí» propio de la «cosa» en que nos han convertido colectivamente, intentar liberarnos de la masificación agresiva ( o soñar con ello), resistir a la alienación globalizada, evitar y denunciar al «canibalismo social» entre pobres, rechazar a la brutalidad deshumanizada y cotidiana en el Capitalismo Financiero Salvaje Periférico, y a la violencia material y simbólica (no sublimada) , y a su Desigualdad estructural creciente e irracional, y hacer algo por El/La Otro/a, por el Prójimo y por el Planeta, comienza a veces por vencer estratégicamente a la vocación interiorizada de derrota moral, política, laboral, sexual y cultural, permanentemente implantada.

¿O acaso no podemos aprender del «Enemigo»? La respuesta táctica nos la dio en vida Maradona.

Gracias, mi opinión fraternal.