A Chaves le quedó muy grande el traje de presidente de la República

Freddy Pacheco León

Incapaz de reunir profesionales competentes, en sus instancias gubernamentales, el más de medio centenar de sustituciones de funcionarios, es evidencia del por qué, su orquesta filarmónica, suena a cimarrona, encabezando un desfile de personajes de mascarada. No hay disciplina, ni en Zapote ni en ministerios y otros entes gubernamentales. Costó, pero ya el presidente parece haberse dado cuenta, de que, conforme corre el tiempo, son mayores las malas decisiones que se van acumulando. Así le llegó el punto, en que se siente imposibilitado de dominar el timón que gira violentamente, sin control. Su barco a la deriva, está escorando en un litoral rocoso, y, aunque grita y gesticula, no hay quien evite el destino que le espera.

Mientras tanto, reparte culpas entre sus tripulantes, y las autoridades del puerto, pero, él, el verdadero culpable, finge no ser el capitán, el principal responsable del inminente naufragio. Ya su discurso amenazante, sus llamados a la sedición, sus tenues cortinas de humo, lo que nos muestran, es a un gobernante deseoso de salir corriendo, hasta muy lejos, hasta donde, quizá, no le alcancen las 52 causas penales, que le esperan al final de su histórica (por mala), administración. Cambió la Biblia del primer día, por machetes sin filo, aunque siempre peligrosos, que hay que tomar en cuenta, pues, en manos de una persona así, amenazan la PAZ que merece nuestra PATRIA, la de nuestros hijos, la que han forjado costarricenses con sentido de responsabilidad histórica.