Algunas reflexiones sobre las elecciones municipales del 4 de febrero
Vladimir de la Cruz
La próxima semana, el año 2024 nos recibe con una elección especial en el país, las elecciones municipales; una en cada cantón del país, para un total del 84 procesos donde los ciudadanos y las comunidades se movilizan por integrar sus Alcaldías, sus Concejos Municipales y Distritales, las Intendencias. De los 84 cantones 82 tiene una municipalidad que los dirige o gobierna.
Hay territorios cantonales pequeños de 7 km cuadrados y los hay gigantescos, como San Carlos, de la Provincia de Alajuela, con casi 3400 km cuadrados. En las elecciones últimas hubo 82 cantones, para ésta hay 84. Existe una tendencia en los diputados por estar creando cantones pequeños. Así ha sucedido con los dos últimos.
Las elecciones municipales son una prueba de participación ciudadana, de espíritu cívico, de responsabilidad política.
Los territorios cantonales son, comparativamente, como el territorio nacional. Cada Cantón es una unidad política. Tiene su territorio bien delimitado, está bien demarcado. Es independiente uno de otros. Tiene su propio gobierno municipal, su propia administración, su propio presupuesto. Definen sus propias políticas cantonales y planifican, elaboran y gestionan los llamados planes reguladores locales. Los cantones se dividen en distritos. Nacionalmente hay casi 500 distritos, que son las circunscripciones más pequeñas territoriales que tenemos.
Es en cierta forma cada cantón es soberano en todo lo que le atañe de políticas cantonales.
La referencia de un ciudadano costarricense se da por su referencia de nacimiento y de ubicación geográfica. Así, por ejemplo, Vladimir de la Cruz es ciudadano costarricense, nacido en Costa Rica, en mi caso de madre y padre costarricense. Soy costarricense tanto por el ius solis como por el ius sanguinis, el derecho del sol que me vio nacer y el derecho de sangre dado por mis padres. Nací en la Provincia de San José, en la Maternidad Carit, por lo que mi cédula inicia con el número 1. La Provincia número 2 es Alajuela, la 3 Cartago, la 4 Heredia, la 5 Guanacaste, la 6 Puntarenas y la 7 Limón. Los otros números de la cédula corresponden al Tomo de inscripción en el Registro Civil y al número de Asiento en que consta esa inscripción. Estos son datos que no se pueden alterar ni cambiar.
Todos los ciudadanos costarricenses en nuestra carta de identidad iniciamos con el número de la Provincia. Le siguen el del tomo y el del asiento de inscripción. Hay otros números de inicio para nacionalizados y nacidos en el exterior, por ejemplo.
Todos los ciudadanos independientemente de la provincia en que nacimos, vivimos o moramos en un barrio, en una localidad, que pertenece a un distrito, y este distrito pertenece a un cantón de una provincia. Así, por ejemplo, Vladimir de la Cruz, nacido en San José, vive en el distrito de San Ramón, del cantón de la Unión, de la Provincia de Cartago. Esta condición hace residente a Vladimir de esta comunidad, y lo puede hacer ciudadano de esta comunidad si en el Registro Civil, a la hora de solicitar o renovar su cédula, cambia el lugar de residencia. En mi caso nunca lo he hecho. Sigo siendo ciudadano inscrito, para todos mis derechos electorales y cívicos, en el distrito y en el cantón de San José, donde fui inscrito al momento de solicitar mi cédula. Mi esposa y un hijo cambiaron su dirección a la Provincia de Cartago, votan, y son ciudadanos activos, del cantón de la Unión.
Cuando un ciudadano renueva su cédula, y coincide esa renovación, con un cambio de dirección habitacional, el Registro Civil y Electoral, automáticamente le cambia el lugar de votación, colocándolo en el distrito y el cantón de la nueva dirección declarada. Por esta razón el número de votantes en los cantones puede variar, porque entran o salen ciudadanos registralmente inscritos.
La nacionalidad costarricense es irrenunciable. La “nacionalidad” provincial de cada ciudadano también es irrenunciable. La provincia que lo vio nacer a uno es un sello indeleble. No es así la condición de morador declarado registralmente, que define al ciudadano de un cantón.
Los cantones son como pequeñas repúblicas. En esa misma dimensión, guardando las proporciones, el Alcalde es como el Presidente del país, y los vicealcaldes son como los vicepresidentes de la República; los Concejos Municipales son como la Asamblea Legislativa. Estos son los que constituyen el gobierno municipal, en su Poder Ejecutivo y su Poder Legislativo cantonal.
Al igual que en las elecciones nacionales, la elección cantonal elige al alcalde y sus vice alcaldes, a sus miembros de Concejo municipal y Concejos distritales, de manera directa y secreta, con participación de partidos políticos que se organizan con ese fin, de ganar los puestos políticos de la Municipalidad en toda la línea.
Igual que en las elecciones nacionales, los puestos se eligen por mayoría de votos a favor de un partido en sus candidaturas de alcaldes, regidores y síndicos municipales. Aquí no funciona el 40% de votos emitidos a favor para elegir, suponiendo segunda vuelta electoral, en el caso de que no se alcanzara ese porcentaje. Esto es interesante porque a nivel nacional sí se hace esa distinción porcentual, pudiendo homologarse la situación electoral, lo que eliminaría las segundas rondas presidenciales. Pero, esto es otra discusión y reflexión.
Para integrar la alcaldía y el gobierno municipal se convoca a elecciones populares, bastión de la democracia costarricense, desde la Independencia. Estas elecciones desde el 2006 se han separado de las nacionales, hasta llegar a ponerlas a distancia de dos años de ellas. La idea es que los ciudadanos se concentren más y mejor en los problemas de su propia comunidad, de su propio gobierno municipal, que tiene que ver con los problemas que son propios de los cantones, de las comunidades, del buen vivir ciudadano en cada una de estas 84 regiones del país.
No ha sido fácil desarrollar esa conciencia cívica, esa participación ciudadana, ese interés por el gobierno local. Hay, igualmente, que con las elecciones nacionales desinterés, apatía, desánimo de los ciudadanos con sus gobiernos locales, por las mismas razones que le imputan o cobran a los gobiernos nacionales, para provocar el abstencionismo electoral. Aun así, históricamente ha ido decreciendo cada vez más el abstencionismo municipal.
Para el ciudadano del cantón, como para el ciudadano nacional, el abstenerse de votar no lo aleja del gobierno municipal ni del nacional. Siguen existiendo con sus virtudes o vicios. El que no vota de hecho participa pasivamente en el triunfo del candidato y partido ganador.
En las elecciones municipales hay tres elecciones, la del alcalde y sus vice alcaldes, la de los regidores y la de los síndicos. En la del Alcalde, como en las elecciones nacionales, gana el que tenga más votos. En las elecciones de regidores y síndicos se eligen, igual que las elecciones de diputados, por porcentaje de votos recibidos en las distintas papeletas. Por eso los gobiernos locales pueden tener un alcalde de un partido y un Concejo municipal totalmente en contra, integrado por representantes de varios partidos. Esto es parte de las dificultades de los gobiernos locales, como lo es para el gobierno nacional. Los ciudadanos “parten” su decisión de votar en el alcalde, los regidores y los síndicos, distribuyendo poder, por distintas razones.
En buena cultura, y educación política y cívica, los ciudadanos a la hora de emitir su voto deberían hacerlo en toda la propuesta del candidato y partido por el que decidan votar. Esto le daría “poder” al candidato principal para impulsar sus políticas de gobierno, en este caso, municipal, con las propias iniciativas que a los Concejos municipales lleven los representantes de los distintos partidos políticos.
En la vida diaria de nuestros cantones no hay partidos políticos que realmente existan, vinculados a las comunidades por medio de sus dirigentes distritales y cantonales. Son como los abejones de mayo, solo se asoman en los tiempos de elección. Los Concejos municipales no hacen mucho por entusiasmar a sus ciudadanos sobre los problemas que se debaten en esos Concejos, no convocan a plebiscitos ni referéndum, ni tampoco a la figura de los cabildos abiertos, para enterar de sus discusiones y para oír opiniones de los ciudadanos.
Los candidatos a alcaldes, vice alcaldes, regidores y síndicos, para serlo, tienen que tener al menos dos años de residir pública y registralmente en el cantón. No se permite que una persona que no esté registrada en el cantón pueda aspirar a puesto alguno en ese cantón, como tampoco se permite que alguien registrado electoralmente en un cantón, si no vive en él, pueda ser candidato en el cantón donde están inscrito como votante. Por ejemplo, el ciudadano Vladimir de la Cruz, no podría ser candidato a ningún puesto municipal por no vivir en el cantón de San José, aunque siempre haya votado allí, porque nunca ha cambiado su domicilio electoral; y tampoco puede aspirar a puesto alguno en el cantón de la Unión, aunque tenga 40 años de vida pública en ese cantón, porque nos e ha registrado como ciudadano residente de ese cantón. Estas cosas parecieran no tener sentido en comunidades territoriales pequeñas, donde esas condiciones de territorialidad podrían no tener ninguna trascendencia e importancia práctica política. Pero, así es como funciona el sistema electoral nacional.
A todo esto se agrega que los partidos políticos están obligados actualmente a considerar una igualdad total en la conformación de las listas de candidatos, de manera que haya alternabilidad vertical de género, hombre mujer, en la lista de cada distrito y cantón, y a la vez haya una igualdad similar en la alternabilidad horizontal de cantones, cuando un partido político está inscrito en varios cantones de una misma provincia. Cuando esto ser incumple se viola la ley electoral de la igualdad paritaria. Esto le ha sucedido a los partidos cantonales, en esta ocasión, que apoyan al Presidente Rodrigo Chaves y se identifican totalmente con él, “Aquí Costa Rica Manda” y “Pueblo Soberano”.
Las elecciones municipales son un reto, un desafío, para todos. En ellas se van a elegir 84 gobiernos municipales, que tienen que ver con el diario vivir de todos nosotros. Por ello es importante ir a votar el 4 de febrero. Es igualmente importante enterarse de cuáles partidos están participando en cada uno de los cantones, y en el nuestro, donde ejercemos el voto. Podemos votar por partidos cuando tenemos confianza en esos partidos, o podemos escoger votar por candidatos, por la misma razón, porque nos merecen más confianza, aunque vayan postulados por un partido. Lo que debemos tener claro es que por quien decidamos votar, debemos darle el voto a él y a la papeleta de candidatos que él impulsa, para que lo acompañen en las tareas del gobierno municipal, para garantizar mejor su próximo gobierno, que es el que tiene que ver con los problemas inmediatos que nos aquejan en cada cantón.