Bolivia: los entretelones de un golpe de Estado

Por Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor

Lo que se ha producido en Bolivia, a lo largo de los últimos días es algo que puede calificarse, ni más menos, como la materialización de un golpe de estado (así con todas sus letras, a pesar de que algunas gentes y medios trataron de hacernos pasar gato por liebre, vendiéndonos la idea de que no lo era, en un vano intento de lavarnos el cerebro, con métodos totalitarios) ejecutado por etapas, el que ha quedado evidenciado en la descarada, violenta e hipócrita usurpación de los poderes públicos y de los mandatos legítimos del pueblo boliviano, empezando por las acciones violentas para sembrar el terror en las ciudades y pueblos de Bolivia, las que fueron ejecutadas por bandas armadas asesoradas y armadas desde el exterior. Durante días quemaron y apedrearon casas de dirigentes del MAS en ciudades como Santa Cruz, Cochabamba, Sucre, Potosí y hasta en La Paz, además lincharon, secuestraron e incluso llegaron a vejar a las familias de funcionarios públicos, militantes del MAS y dirigentes de las organizaciones obreras y campesinas. En un determinado momento, la policía dejó de resguardar al orden público para permitirle al “fascismo civil” hacer de las suyas, con toda la impunidad del caso, desatando el caos…noches y días de terror en muchas regiones del territorio boliviano se vivieron, algo que recuerda el comportamiento de las bandas fascistas en la Alemania Nazi cuando sembraban el terror entre los judíos alemanes, allá en la segunda mitad de los años treinta del siglo anterior.

Después vino la “sugerencia” o “recomendación” de los altos jefes militares para obligar a renunciar a sus cargos al presidente legítimo y también al vicepresidente de la república que lo acompañaba, una vez hecho esto se empezó a construir el “nuevo orden” por parte de un “fascismo uniformado” -militares y policías, algunos de ellos armados de Biblias, como los conquistadores europeos de hace cinco siglos-, en ese momento empezó la represión más descarnada contra el pueblo boliviano, el de las mayorías indígenas, obreras y campesinas, ese que molesta y le causa terror-escozor a los señoritingos y señoritingas de la burguesía y algunos sectores medios paceños, alborozados por la renuncia forzada del presidente, como asimismo a los integristas religiosos y racistas de Santa Cruz de la Sierra, en las tierras cambas del oriente del país, de ahí acaba de surgir una presidenta usurpadora, quien Biblia en mano después de una sesión parlamentaria en la que no hubo quórum, pues los dos tercios de los integrantes del senado y la cámara de diputados son del Movimiento al Socialismo MAS, quienes están siendo perseguidos y no pudieron hacerse presentes, por lo que sin contar con el apoyo parlamentario en ambas cámaras (senado y cámara de diputados), la supradicha integrista dispuso, ayer martes 12 de noviembre de 2019, que quedará como una fecha sombría en la historia de Bolivia, consumar el golpe de Estado que en vano habían venido intentando disimular, presentándolo como una “rebelión cívica” de unos angelitos lectores de la Biblia (¿Talibanes acaso como entre los musulmanes integristas?), muy bien armados que se dedicaron a quemar, sólo por entretención la whipala o bandera de los pueblos originarios y a ofender sus creencias más profundas (la pachamama, no volverá, dicen estos integristas), cuando en realidad son gentes que acaban de pisotear toda la institucionalidad democrática del país. Sus actos carecen de toda legitimidad, razón por la que Evo Morales Ayma y Álvaro García Linera siguen siendo los gobernantes legítimos de la nación boliviana. Un capítulo aparte merece la digna actitud de México, que no reconoce al gobierno de facto y dio asilo al presidente de Bolivia, también la felonía rastrera y cobarde de gobernantes como los de Perú y Ecuador quienes negaron hasta el espacio aéreo al avión de la Fuerza Aérea de México que llevó a Evo y sus compañeros hasta la capital mexicana. Bolivia resiste, no al totalitarismo fascista, no al golpe militar, viva el heroico pueblo boliviano, la lucha sigue…

 

Imagen ilustrativa.

Enviado por el autor.

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