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Entre gaviotas y delfines*

Al movimiento estudiantil que luchó contra ALCOA por defender la soberanía del país y preservar el patrimonio ecológico para las nuevas generaciones.

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

Estamos abordando la lancha, después de ponernos los chalecos salvavidas. El guía es realista y nos advierte lo difícil que es observar las ballenas, pero se cuida, al hacerlo, de no matarnos las ilusiones:   

–No les garantizo que logremos avistar las ballenas; no es la mejor temporada, pero algunas veces nos sorprenden y cuando menos pensamos están allí. Por el contrario, sí, es muy probable que veamos los delfines. Es muy curioso que este lugar tan frecuentado por las ballenas cuente con una formación de arena de playa que tiene la forma de la cola de una ballena, ¿no les parece? La pueden apreciar mejor ahora que estamos a distancia. ¿Verdad que es bonita? Pero todo ese paisaje de montañas verdes al fondo sería un desierto si el gobierno de Costa Rica, por los años de 1970, hubiese mantenido la firma de los contratos con la compañía ALCOA, la famosa Aluminum Company of America, para explotar las minas de bauxita de toda esta zona. Exactamente allí en Bahía Ballena iban a construir un puerto para exportar la bauxita ¿Se pueden imaginar cómo sería este lugar? Sí, un desierto ¿Saben un detalle interesante? Uno de los primeros extranjeros que se vino a vivir a este lugar, siendo un joven, y que ahora tiene un pequeño hotel ecológico en la playa, se llama don John; trabajaba para ALCOA pero se enamoró de esta playa y de estas montañas. Dicen que le pasaba información al movimiento social que estaba en contra de los contratos con esta compañía, razón por la cual lo echaron de la empresa, y entonces se vino a vivir aquí. Miren, se los dije que si teníamos suerte íbamos a ver delfines; hay como tres que están tratando de cazar un pez grande que está debajo de ese tronco que flota; alisten las cámaras que esto va a ser una linda aventura.

No era para menos. Los delfines se habían preparado muy bien para ofrecernos una coreografía magistral. Una secuencia de saltos sincronizados, en curvatura, nos hacen movernos de un lado hacia otro de la lancha para tratar de tener el mejor ángulo con nuestras cámaras fotográficas. El guía nos advierte de mantenernos en los asientos porque podemos volcarnos pero la adrenalina está al tope y casi nadie le hace caso. Algunos piensan que por una buena fotografía se puede correr el riesgo; de todas maneras estamos con los chalecos salvavidas y el mar está tranquilo. Un delfín salta y los otros dos parecen imitarlo. Están rodeando al pez, y aunque parece como si jugaran, se trata, más bien, de una estrategia de ataque, nos dice el guía. El pez salta como queriendo salirse del círculo de la muerte que han construido los delfines, pero en ese preciso momento el delfín más grande salta también para cazarlo en el aire, ofreciéndonos el espectáculo de cierre perfecto: un salto mortal… para el pez. Increíble, parecía como que el delfín le había adivinado las intenciones al pez y en cuestión de segundos se cerró aquella casería marina con un delfín triunfante y un pez menos. Así es la lucha por la vida en el mundo marino. No alcanzamos a avistar las ballenas; será en la próxima.

De regreso a la playa me detengo a contemplar la bahía, ahora convertida en un parque nacional protegido. Me imagino lo que sería este lugar con un puerto construido exactamente allí, donde se dibujaban los montículos de arena en forma de cola de ballena, y como siguiendo un trazo parecido en dirección al mar aparecen los barcos mercantes. Sí, barcos enormes cargando la bauxita; tráileres en fila india; una pila o montículo de contendores como si fuese un edificio de apartamentos; movimiento y ruidos que aturden; bares, sodas y pequeños hoteles en los pocos predios donde se aprecian pequeñas, pequeñísimas, manchas de verde en medio de aquel desierto de polvo que se levanta para contaminar el aire y el mar; los animales marinos huyendo en estampida, aturdidos y desesperados; las ballenas jorobadas ahora en otros mares y bahías.

Y, aquel joven de escasos veinticinco años –sí, esa sería su edad, según la información que nos brindó el guía–, siente una angustia tan intensa que sería capaz de quitarle el sosiego hasta a un monje budista; una angustia que se transforma en un deseo de organizar un boicot para ahuyentar a aquellos “corsarios” de la compañía ALCOA. Está pensando en las ballenas y los delfines con sus movimientos dancísticos cuando se trata de jugar, y en los movimientos circulares cuando llega la hora de comer; en los riachuelos y cataratas que son como hilos de plata que se abren paso entre esas montañas de verde multicolor; en los pájaros, esa gaviotas que se desplazan plácidamente surcando el cielo, en esas lapas rojas teñidas de azul y en los tucanes que miran con reverencia mientras tuercen el pico y parecen saludarnos con esa ternura del niño sonriente. Sí, aquella exuberante naturaleza lo ha atrapado; con la suavidad del viento y aquel oleaje de colores esmeralda y azulado se fue adentrando en un mundo que hablaba un lenguaje extraño y esotérico, pero tan cálido y noble como convincente. Sin duda, se decía, la riqueza de este lugar está en su belleza y nada más; es un lugar para ser contemplado, admirado, adorado… y nada más. ¿Acaso puede haber un bien más preciado que la belleza? No, no quiere convertirse en cómplice de aquella empresa devastadora de ese mundo tan espléndidamente bello y generosamente acogedor. Se siente un miserable, un pendenciero, un ser sin alma que simplemente se ha dejado llevar por la ambición y el egoísmo que empobrece el espíritu y lastima la piel.

El joven John, mochila en mano, camina hasta el cuarto del hotel; se queda en la salita de espera y pide un café fuerte –“americano”, para su gusto–; luego prende un cigarrillo –“ticos” sin filtro– y empieza a maquinar. Tiene acceso a los planos del proyecto; los presupuestos, incluidas las ganancias exorbitantes que obtendrá la compañía; la estrategia de cabildeo para una votación favorable de los contratos por parte de la Asamblea Legislativa; algunas medidas de seguridad para los funcionarios; uno que otro informe con posibles sugerencias de estrategia anti-motines, de las que se aprenden en la Escuela Militar de las Américas en Panamá, para contener las manifestaciones del movimiento estudiantil. Prende otro cigarrillo y pide otra taza de café –más fuerte, por favor–. Su mente vuela, pero trata de apaciguarla. No es posible soltar toda la información y salirse del negocio, podría costarle no solo el puesto sino la vida. Se decide por el camino más lento pero más seguro. Continuar en la empresa y entregar la información en pequeñas dosis. Así lo hace. El movimiento estudiantil cuenta ahora con un poderoso aliado, ahí donde lo necesita; la información es cada vez más y fluye con mayor rapidez. El movimiento se fortalece en las calles de San José, y John pende de un hilo porque se sospecha de su colaboración: son muy frecuentes sus viajes a San José y últimamente se muestra un poco tenso, dicen los jefes.

El gobierno se ve obligado a echar marcha atrás con los contratos que ya había firmado porque el país está que arde. Una revuelta civil como la de 1948 estaba a la vuelta de la esquina; los estudiantes de secundaria y universitarios se convirtieron en la vanguardia de un movimiento que unió sindicatos, educadores y gente de la zona sur del país –los primeros que se opusieron a los contratos–. La victoria fue celebrada en las calles josefinas, como si hubiese sido una gesta parecida a la de 1856, cuando se expulsó a los filibusteros esclavistas.

A John no le pudieron comprobar la complicidad con el movimiento, pero bastó la sospecha para que lo echaran de la compañía. Ya él lo tenía previsto; su decisión era quedarse en el sur para disfrutar de sus bellezas naturales y, de paso, montarse un negocito para tener de qué vivir en un lugar donde abundaban los motivos para quedarse, hasta morir.

¡Qué mundo este!, los problemas de ayer se parecen tanto a los de hoy, y los años se pasan volando. Don John es un sesentón como muchos que cargamos la nostalgia de esos tiempos…de “paz y amor”.

* Relato tomado de Vega, Alvaro (2016) Entre gaviotas y delfines. Vivencia en la Costa rica. San José, BBB Producciones.

A 50 años de la lucha patriótica contra la ALCOA

Vladimir de la Cruz

Hace 50 años, un 24 de abril, culminó una batalla de características ecologistas, patrióticas y nacionales, que resultó de intensas movilizaciones estudiantiles, y populares que se sumaron, para detener la aprobación del Contrato Ley con la compañía Aluminiun Company of America (ALCOA), que se venía discutiendo para su aprobación en la Asamblea Legislativa en las últimas sesiones extraordinarias del gobierno de José Joaquín Trejos Fernández, cuando la juventud y los estudiantes costarricenses protestaron violentamente contra la aprobación de este Contrato por la Asamblea ese día.

El impacto negativo de la ALCOA, interesada en explotar la bauxita en la región de Pérez Zeledón, a razón de 25 céntimos de colón por tonelada de extracción de materiales, de la que no solo sacaba aluminio, lo divulgó el Ing. Fernando Chávez Molina, comunista, quien había escrito el folleto “La ALCOA un matapalo”, y el Partido Vanguardia Popular, venía creando conciencia, desde principios de la década de 1960,  sobre el significado de esta empresa y el impacto negativo que podría tener para el país.

Por lo demás era una empresa norteamericana, que inscribía esta lucha contra la presencia imperialista en el país, en el contexto de la guerra fría de entonces, del impacto y auge de la Revolución Cubana en la región, de la lucha anticolonial mundial, así como de las protestas y movilizaciones de solidaridad contra la guerra en Vietnam y al auge que adquiría en Europa y Estados Unidos esta resistencia, con la participación de los jóvenes norteamericanos del movimiento pro paz, los hippies y otras manifestaciones juveniles, que no eran ignoradas de la juventud costarricense.

También brotaron en esos años grupos de izquierda cristianos, por el impacto del II Concilio, el CELAM y los movimientos de cristianos por el socialismo en América, que tuvieron gran repercusión en la Universidad de Costa Rica (UCR).

En la UCR, el surgimiento del Frente de Acción Universitaria (FAU), organización estudiantil comunista, a partir de 1967, le imprime al movimiento estudiantil y a las luchas estudiantiles un carácter diferente, de mayor conciencia social, de compromiso solidario internacional y nacional, de discutir asuntos políticos y nacionales, y de vincular a la Federación de Estudiantes de la Universidad (FEUCR) con las luchas populares y de movilización estudiantil.

Así, a principios 1969, por la acción del FAU y de la FEUCR, después del Congreso estudiantil de la Federación, de marzo, se lleva a cabo un Seminario, que estudia el Contrato de la ALCOA, donde se articuló la estrategia de lucha para oponerlo.

A finales de 1969 se organiza la protesta permanente, con un piquete en los predios de la Asamblea Legislativa. A ello se sumó la visita constante a los colegios de secundaria, que se fueron sumando.

Los dirigentes estudiantiles y los doce diputados que se oponían al Contrato Ley son el factor de agitación y movilización, el FAU y la FEUCR el de su organización.

En esta lucha, como en la del Combo del ICE, en el 2000, o la del TLC en 2007 fue importante la presencia de diputados que hicieron de la Asamblea Legislativa un centro de discusión política, pero sobre todo de llegada de la movilización ciudadana, con el apoyo de las organizaciones sociales.

De allí la importancia de tener representantes legislativos en capacidad de mimetizarse con los sectores populares y estudiantiles en sus luchas.

Los doce diputados, de los partidos Liberación Nacional y Unificación Nacional, que votaron en contra del Contrato de Alcoa, en la Asamblea Legislativa, fueron:

Armando Arauz
Arnulfo Carmona Benavides
Cecilia González
Fernando Gutiérrez Benavides
Fernando Guzmán Mata
Fernando Volio Jiménez
Jorge Luis Villanueva Badilla
José Antonio Bolaños
José Hine García
Matilde Marín Chinchilla
Rodrigo Carazo Odio
Uriel Arrieta Salas

Disputas por lo público y lo común en tiempos de pandemia – Conversatorio

CLACSO-ALAS-ISA

El miércoles 15 de abril se realizó un Conversatorio virtual co-organizado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS) y la Asociación Internacional de Sociología (ISA).

En dos horas de duración, se sumaron dos centenares de personas conectadas desde América Latina, el Caribe y varios países de Europa. Entre otros, participaron Breno Bringel por ALAS, Geoffrey Pleyers por ISA y Pablo Vommaro en representación de CLACSO, en lo que fue planteado como un espacio de encuentro, intercambio, debate y reflexión acerca de algunas dimensiones no suficientemente abordadas sobre la pandemia del COVID-19.

Abrió el debate del conversatorio “Disputas por lo público y lo común” Pablo Vommaro, llamando a pensar lo público “en un sentido amplio. Sin dudas que esta pandemia y las políticas públicas implementadas ponen en tensión y debate qué significa una política pública, su rol y la capacidad del Estado de intervenir y de modular la vida económica, la vida política, la vida social, pero también visibiliza fuertemente el rol societal, el rol de las comunidades, el lugar de los barrios populares, de los territorios, de la sociedad civil, de las organizaciones sociales, de los vínculos interpersonales, plantearse qué sucede con los espacios públicos…”

A su vez, el antropólogo colombiano y profesor Arturo Escobar convocó a “una reflexión colectiva que nos ayude a liberarnos de una forma dominante de pensar y de vivir”. Se preguntó cómo hemos llegado a esta situación y cómo seguiremos adelante. Al respecto, planteó que es imaginable que después de la pandemia surgirá un mundo diferente. “¿Cómo podemos contribuir desde ahora a crear este mundo?”, se preguntó, y propuso que “parte de la lucha por lo común y lo público en América latina es construir narrativas de otras formas de vivir y de otros futuros posibles, y tenerlas listas para –cuando la oportunidad se dé– estar aprovechándolas con los colectivos y colectivas con los que trabajamos”.

Para la socióloga costarricense Montserrat Sagot, esta crisis nos permite ver lo mejor y lo peor de los tiempos. “Esta crisis, que no es una crisis sanitaria y más bien tiene la potencialidad de convertirse en una crisis civilizatoria, nos permite ver lo que yo llamo la fase asesina del capitalismo. Esa fase siempre ha estado presente, es una de las características del capitalismo, pero es muy diferente cuando los muertos son migrantes africanos en el Mediterráneo, o personas de Centroamérica” en su peregrinar hacia los Estados Unidos, que “cuando se llena de cadáveres una pista de hielo en Madrid o salen 40 camiones militares con muertos desde Bérgamo, o se abre una fosa común en un parque de Nueva York. Esta fase asesina nos ha permitido incluso una redefinición de lo que han sido espacios públicos para el placer, para el divertimento, convertidos ahora en campos sembrados de cuerpos”. Y, en cuanto a la coyuntura, aseguró: “No estoy en contra de las prácticas de distanciamiento social en este momento de crisis mundial, pero sí tiene que haber una renta social para todas las personas, un rol del Estado en políticas redistributivas”.

También participaron del Conversatorio el sociólogo brasileño Paulo Henrique Martins, la profesora chilena Kathya Araujo y la socióloga argentina-alemana Paula Irene Villa Braslavsky.

Le compartimos el video:

Compartido con SURCOS por Mariano Sáenz.

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Mesa virtual de diálogo: #NoContagiemosAlEmpleo en América Latina

La Oficina de la OIT para América Latina y el Caribe le extiende la invitación a participar en una conversación virtual sobre el desafío de reconstruir los mercados de trabajo de la región, enfrentados a una crisis sin precedentes como consecuencia de la pandemia del COVID-19.

Descripción:

En esta Mesa virtual de diálogo los panelistas se referirán, desde diversas perspectivas, a los impactos socio-laborales y medidas adoptadas para proteger la actividad económica, los puestos de trabajo y los ingresos.

Los países de la región enfrentan el desafío de generar nuevos empleos y recuperar los que existían, las empresas deben volver a funcionar a plenitud, las personas deben contar con protección y derechos para enfrentar la crisis del trabajo, y los motores de la economía deben volver a funcionar.

La Mesa virtual de diálogo de este 14 de abril tendrá una duración de una hora, entre las 10 a.m. y las 11 a.m. de Lima (UTC/GMT -5).

 

Enviado por Tyronne Esna Montero.

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Coyuntura, escenarios y proyecciones hacia 2030 ante crisis de COVID-19 – CEPAL

Compartimos el análisis propuesto por Alicia Bárcena en la coyuntura marcada por COVID-29. Ella es la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) fue establecida por la resolución 106 (VI) del Consejo Económico y Social, del 25 de febrero de 1948, y comenzó a funcionar ese mismo año. En su resolución 1984/67, del 27 de julio de 1984, el Consejo decidió que la Comisión pasara a llamarse Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

La CEPAL es una de las cinco comisiones regionales de las Naciones Unidas y su sede está en Santiago de Chile. Se fundó para contribuir al desarrollo económico de América Latina, coordinar las acciones encaminadas a su promoción y reforzar las relaciones económicas de los países entre sí y con las demás naciones del mundo. Posteriormente, su labor se amplió a los países del Caribe y se incorporó el objetivo de promover el desarrollo social.

La CEPAL tiene dos sedes subregionales, una para la subregión de América Central, ubicada en México, D.F. y la otra para la subregión del Caribe, en Puerto España, que se establecieron en junio de 1951 y en diciembre de 1966, respectivamente. Además, tiene oficinas nacionales en Buenos Aires, Brasilia, Montevideo y Bogotá y una oficina de enlace en Washington, D.C.

https://www.cepal.org/es/acerca

Puede descargar la presentación en el siguiente enlace:

Imagen ilustrativa.

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Carta a Carmen Lyra en el centenario de Los cuentos de mi Tía Panchita

San José, 2 de abril de 2020

Señora
María Isabel Carvajal
Carmen Lyra
La Gloria

Estimada comadrita:

Disculpe que la interrumpa de sus quehaceres celestiales. ¡Idiay!, ¿no ve que hoy estamos de manteles largos con el centenario de “Los Cuentos de mi tía Panchita” y se nos hizo la venada careta?

Cómo nos hubiera gustado hacerle un jolgorio con mucha gente reunida en persona hablando bellezas de usted, compartiendo unos con los otros y saludándonos con besos y abrazos; pero el Coronavirus anda por el mundo como Pedro por su casa, matando a muchos cristianos, y ni siquiera Uvieta puede valerse de sus mañas para dejar a la Muerte subida en el palo de uvas.

Ni siquiera nuestra querida Costa Rica se salvó del indino. ¡Si usted nos viera encerrados en la casa, como pizote en su cueva desde hace ya tres semanas! ¡No se nos ve ni la punta de la nariz!

Y no es que rechacemos a los demás por puro gusto. Se trata de ser más humanos y amorosos que nunca. ¿Qué tal si el zángano se acerca y nos pega un susto de padre y señor mío?

Esa conciencia social, esa que predicaste en vida, es ahora nuestra inspiración: me cuido para cuidar a los demás. ¿Qué mejor acto de amor hacia el prójimo? Aquí no vale ser rico o pobre porque ahora, la mayor riqueza es la salud.

Y esto va para largo, dice don Daniel Salas, el Ministro de Salud, que es muy nonis para dirigir la emergencia: que no salgamos de la casa y que nos tomemos en serio la advertencia, contimás si somos viejitos porque si no, nos lleva quien nos trajo.

Lo que pasa es que hay muchos que todavía andan pajareando en un puro jolgorio, como si les estuvieran metiendo una larga y otra corta. ¿Será que piensan que se van a ir al otro lado cuando les dé la gana, así como pensaba Uvieta que, por altanero, la pelona lo tuvo que jalar de las mechas y se lo llevó para el otro mundo sin tus ni mus?

Por eso, y por andar de cucharillas, andan regando el virus por todas partes. Lo peor de todo, es que la platica ya no alcanza, muchos cristianos perdieron su huesito, ese que le da de comer a su familia y los hospitales se están llenando con gente contagiada…Si no que lo digan también el Viejo Continente y otros países, que están cundidos por esa terrible enfermedad. ¡Quién lo iba a decir!

¡Ay, comadrita de Dios! Ni siquiera Tía Zorra que es tan campanera, ni Tía Ballena, ni Tío Elefante que son tan grandes y fuertes, se salvan de este azote.

¡Qué falta nos hace Tío Conejo para que venga a meter en cintura a los que, sin tener que salir a trabajar, andan algarete en un puro jolgorio! ¡No señor!

Y si esto sigue así, va a tener que venir el mismito Dios Padre en persona a amarrar con una coyunda bien tilinte a esos mal amansados, a ver si se quedan quietos y se controla el brote. ¡Ah, no!, que ellos saben lo que hacen y que no quieren dar el brazo a torcer… ¡Ingratos! ¡Van a ver la risa llorar! ¿Será que no tienen mama, ni tata, ni hermanos, ni abuelitos que puedan enfermarse por su culpa?

Vieras, comadrita, que a pesar de todo, este país, que también es el tuyo, se puso las botas y en su mayoría nos estamos portando muy riatas. Por eso, dicen, los sabidos en estadística, que la curva se va aplanando poco a poco. Esto quiere decir, que no todo está color de hormiga y que seguiremos dándole chancletazos al tal Coronavirus.

¡Quién lo iba a decir! Somos una patria pequeñita como un frijolillo en comparación con los grandes países que están haciendo pininos para controlar el virus, ¡y lo estamos logrando! ¡Quiera Tatica Dios que un día de estos, nos digan que ya estamos saliendo del atolladero!

Y eso no es todo, Chabelita de mis amores, los médicos y el personal de salud están dando alma, vida y corazón atendiendo a los enfermos en los hospitales, que hasta dan ganas de ir a darles un beso; pero no se puede. Y ni se diga de los científicos que están trabajando duro para ver si inventan una vacuna para curar el Coronavirus. ¡Quién quita un quite y lo consigan!

Por vida suyita, usted que vive en la Gloria a la par de Tatica Dios y María Santísima, dígales que nos ayude a salir bien librados de esta epidemia. ¿No ve que el año entrante celebramos el bicentenario de nuestra independencia y queremos estar vivos y muy juntitos para hacer un jolgorio bien sonado? Los chiquitos desfilando por las calles, las maestras orgullosas de sus alumnos, las familias agitando la bandera de Costa Rica a los cuatro vientos…

Y ya para ir terminando esta misiva, y no quitarle mucho tiempo, quiero decirle que aquí en esta patria que la recuerda, y en otros países del mundo, la gente la tiene a usted allá arriba, en el palo que está parada Tía Palomita Yuré.

No hace más que echarle piropos: que Carmen Lyra sí que es una escritora muy nonis, que Los Cuentos de mi tía Panchita marcan el inicio de la literatura infantil en Costa Rica, que por aquí y por allá.

Feliz aniversario, querida Chavelita, usted nos dejó un tesoro que ha hecho muy felices a niños y grandes, transportándonos a mundos de ensueño y fantasía. Por eso, debe estar en la puritica Gloria, ayudándole a la Virgen Santísima a darle de comer a las gallinas que ponen huevos de oro y contándole cuentos a los angelitos.

Honor a quien honor merece.

Su segura servidora

Floria Jiménez
Escritora nacional de Literatura Infantil
Costa Rica, 2 de abril de 2020

Ilustración: https://editoriallegado.com/tag/carmen-lyra-2/

Contextos y texturas: COVID19 entre el miedo, egoísmo y la solidaridad

CEP Alforja ha hecho un dossier sobre los desafíos del COVID 19, con hipervínculos a documentos que expresan distintas opiniones. “Se busca contribuir al pensamiento propio crítico y la acción transformadora”, dijo Óscar Jara Holliday a SURCOS.

El documento incluye ideas diversas y documentos para el pensamiento crítico y el debate propositivo. Este es el contenido:

La solidaridad como alternativa
COVID19 en contexto
¿Qué sociedad encontró el COVID-2019?
¿Qué valores imperan en la crisis?
¿Qué nos ensenan y qué nos esconden?
Disputa de sentidos
¿Qué institucionalidad?
Pronunciamientos
Encuentros
Poema
Educación Popular ante la crisis

Como temas a profundizar se sugiere:

– ¿Que sociedades encontramos y qué va a pasar con ellas?
– Miedo como instrumento de parálisis y dominación
– Cuidados o agenda de seguridad
– Solidaridad y cuido colectivo
– Perspectivas y disputas futuras

Puede descargar este valioso documento aquí:

Vida familiar y solidaridad en el COVID-19

La Asociación Nacional de Educadores (ANDE) compartió con SURCOS material educativo que está promoviendo en alianza con otras organizaciones, para apoyar la formación de conciencia en torno a valores como la solidaridad y la erradicación del machismo.

Una de las infografías, que invitamos a circular en todas las redes a su alcance, hace referencia a la acción de humanidad que implica cuidar a otras personas, como a la población adulta mayor, que es parte de nuestra familia o de la vecindad.

Otra ofrece el mensaje de que la emergencia no es excusa ni oportunidad para actuar con violencia en el espacio familiar o de pareja. La construcción de espacios seguros y sin violencia son factores claves para mantener la tranquilidad, fomentar la salud, y activar el respeto a todas las personas.

La campaña formativa la desarrolla ANDE en colaboración con la Fundación Justicia y Género, la campaña Metele un Gol al Machismo, la Asociación Cartaginesa de Atención a Ciudadanos de la Tercera Edad, y el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor.

Puede reenviar la nota con los enlaces al pie o copiando y pegando este vínculo: https://bit.ly/2RfywIn ;o bien, también puede copiar las imágenes para compartirlas en sus redes.

Distancia física y solidaridad social: soluciones a la crisis COVID-19

El próximo jueves 26 de marzo y martes 31 de marzo se llevará a cabo mediante el Facebook Live del Instituo de Investigaciones Sociales de la UCR, el foro: «Distancia física y solidaridad social: soluciones a la crisis COVID-19».

Más detalles en la siguiente imagen.

 

Compartido por Juan Carlos Cruz Barrientos.

Sea parte de SURCOS:

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