Carta a Carmen Lyra en el centenario de Los cuentos de mi Tía Panchita

San José, 2 de abril de 2020

Señora
María Isabel Carvajal
Carmen Lyra
La Gloria

Estimada comadrita:

Disculpe que la interrumpa de sus quehaceres celestiales. ¡Idiay!, ¿no ve que hoy estamos de manteles largos con el centenario de “Los Cuentos de mi tía Panchita” y se nos hizo la venada careta?

Cómo nos hubiera gustado hacerle un jolgorio con mucha gente reunida en persona hablando bellezas de usted, compartiendo unos con los otros y saludándonos con besos y abrazos; pero el Coronavirus anda por el mundo como Pedro por su casa, matando a muchos cristianos, y ni siquiera Uvieta puede valerse de sus mañas para dejar a la Muerte subida en el palo de uvas.

Ni siquiera nuestra querida Costa Rica se salvó del indino. ¡Si usted nos viera encerrados en la casa, como pizote en su cueva desde hace ya tres semanas! ¡No se nos ve ni la punta de la nariz!

Y no es que rechacemos a los demás por puro gusto. Se trata de ser más humanos y amorosos que nunca. ¿Qué tal si el zángano se acerca y nos pega un susto de padre y señor mío?

Esa conciencia social, esa que predicaste en vida, es ahora nuestra inspiración: me cuido para cuidar a los demás. ¿Qué mejor acto de amor hacia el prójimo? Aquí no vale ser rico o pobre porque ahora, la mayor riqueza es la salud.

Y esto va para largo, dice don Daniel Salas, el Ministro de Salud, que es muy nonis para dirigir la emergencia: que no salgamos de la casa y que nos tomemos en serio la advertencia, contimás si somos viejitos porque si no, nos lleva quien nos trajo.

Lo que pasa es que hay muchos que todavía andan pajareando en un puro jolgorio, como si les estuvieran metiendo una larga y otra corta. ¿Será que piensan que se van a ir al otro lado cuando les dé la gana, así como pensaba Uvieta que, por altanero, la pelona lo tuvo que jalar de las mechas y se lo llevó para el otro mundo sin tus ni mus?

Por eso, y por andar de cucharillas, andan regando el virus por todas partes. Lo peor de todo, es que la platica ya no alcanza, muchos cristianos perdieron su huesito, ese que le da de comer a su familia y los hospitales se están llenando con gente contagiada…Si no que lo digan también el Viejo Continente y otros países, que están cundidos por esa terrible enfermedad. ¡Quién lo iba a decir!

¡Ay, comadrita de Dios! Ni siquiera Tía Zorra que es tan campanera, ni Tía Ballena, ni Tío Elefante que son tan grandes y fuertes, se salvan de este azote.

¡Qué falta nos hace Tío Conejo para que venga a meter en cintura a los que, sin tener que salir a trabajar, andan algarete en un puro jolgorio! ¡No señor!

Y si esto sigue así, va a tener que venir el mismito Dios Padre en persona a amarrar con una coyunda bien tilinte a esos mal amansados, a ver si se quedan quietos y se controla el brote. ¡Ah, no!, que ellos saben lo que hacen y que no quieren dar el brazo a torcer… ¡Ingratos! ¡Van a ver la risa llorar! ¿Será que no tienen mama, ni tata, ni hermanos, ni abuelitos que puedan enfermarse por su culpa?

Vieras, comadrita, que a pesar de todo, este país, que también es el tuyo, se puso las botas y en su mayoría nos estamos portando muy riatas. Por eso, dicen, los sabidos en estadística, que la curva se va aplanando poco a poco. Esto quiere decir, que no todo está color de hormiga y que seguiremos dándole chancletazos al tal Coronavirus.

¡Quién lo iba a decir! Somos una patria pequeñita como un frijolillo en comparación con los grandes países que están haciendo pininos para controlar el virus, ¡y lo estamos logrando! ¡Quiera Tatica Dios que un día de estos, nos digan que ya estamos saliendo del atolladero!

Y eso no es todo, Chabelita de mis amores, los médicos y el personal de salud están dando alma, vida y corazón atendiendo a los enfermos en los hospitales, que hasta dan ganas de ir a darles un beso; pero no se puede. Y ni se diga de los científicos que están trabajando duro para ver si inventan una vacuna para curar el Coronavirus. ¡Quién quita un quite y lo consigan!

Por vida suyita, usted que vive en la Gloria a la par de Tatica Dios y María Santísima, dígales que nos ayude a salir bien librados de esta epidemia. ¿No ve que el año entrante celebramos el bicentenario de nuestra independencia y queremos estar vivos y muy juntitos para hacer un jolgorio bien sonado? Los chiquitos desfilando por las calles, las maestras orgullosas de sus alumnos, las familias agitando la bandera de Costa Rica a los cuatro vientos…

Y ya para ir terminando esta misiva, y no quitarle mucho tiempo, quiero decirle que aquí en esta patria que la recuerda, y en otros países del mundo, la gente la tiene a usted allá arriba, en el palo que está parada Tía Palomita Yuré.

No hace más que echarle piropos: que Carmen Lyra sí que es una escritora muy nonis, que Los Cuentos de mi tía Panchita marcan el inicio de la literatura infantil en Costa Rica, que por aquí y por allá.

Feliz aniversario, querida Chavelita, usted nos dejó un tesoro que ha hecho muy felices a niños y grandes, transportándonos a mundos de ensueño y fantasía. Por eso, debe estar en la puritica Gloria, ayudándole a la Virgen Santísima a darle de comer a las gallinas que ponen huevos de oro y contándole cuentos a los angelitos.

Honor a quien honor merece.

Su segura servidora

Floria Jiménez
Escritora nacional de Literatura Infantil
Costa Rica, 2 de abril de 2020

Ilustración: https://editoriallegado.com/tag/carmen-lyra-2/