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Carlos Alvarado y Rodrigo Chaves: un fracaso compartido

Luis Paulino Vargas Solís

Si no se los sabe examinar con la suficiente agudeza y sentido crítico, los datos o indicadores económicos pueden resultar engañosos, y, al cabo, podría ocultar más de lo que revelan. Así ocurre con ciertas estadísticas fiscales que el ministro de Hacienda, Nogui Acosta, publicita mes a mes.

Resulta que, si excluimos los pagos por intereses de la deuda, tenemos un superávit: los gastos exceden de los ingresos, cosa que no se veía desde hace 15 años ¡Albricias! Al sumar los intereses, reaparece el déficit. Pero, incluso en tal caso, don Nogui nos repetirá la cancioncita: es el déficit fiscal más bajo que se registra desde hace muchos años.

Todo lo cual es cierto, pero eso solo nos cuenta una partecita chiquitita de la verdad.

Tengamos en cuenta, para mejor ubicar el asunto, que nuestra conversación versa sobre una estrategia de políticas frente al problema fiscal que, en su momento, fue liderada por Carlos Alvarado y el PAC, y la cual contó con un amplio apoyo multipartidista en la Asamblea Legislativa (excepto Villata y el FA), incluyendo al PLN, el PUSC y los partidos evangélicos.

Todo lo cual, como ustedes recordarán, se concretó en la Ley 9635, aprobada en diciembre de 2018. Lo cual, tiempo después, se amplió con la Ley del Empleo Público.

La cuestión incluía medidas para incrementar los ingresos y recortar los gastos, contando con la regla fiscal como su arma más poderosa, así como una grosera transformación en los sistemas de contratación y remuneración del personal. En el proceso, y con la complicidad de la Sala Constitucional, se violentaron principios constitucionales de autonomía, a la vez que se imponía un régimen burocrático autoritario y centralizado, que hacía de Hacienda y MIDEPLAN, dos superministerios.

Al cabo de casi 5 años, estamos siendo arrastrados por algunas tendencias sumamente problemáticas:

1) En materia de ingresos, la reforma ya dio lo que podía dar. Tocó techo, pegó con cerca y ello se manifiesta en un marcado declive en el dinamismo de los ingresos recaudados.

2) En materia de gastos, se está ocasionando -tal cual era previsible- un brutal desmantelamiento de la institucionalidad pública, y, en consecuencia, un marcado deterioro de los servicios, con consecuencias sociales y humanas realmente devastadoras.

3) La Ley del Empleo Público, incluso sin haberse implementado a plenitud, ya está dando gravísimos problemas. El director el OIJ lo ilustraba en una entrevista reciente: el OIJ ha venido perdiendo personal altamente calificado, y hoy se le dificulta contratar el personal que necesita, porque esta ley impone salarios que no son competitivos. Este mismo problema sin duda se sufre en todo el sector público, incluida la Caja.

4) La inversión pública está paralizada. Un titular en La Nación de hoy lo ilustra: “Construcción pública atraviesa su periodo de contracción más prolongado en 31 años” (dicen “31 años” porque corresponde al período para el cual hay datos. Posiblemente sea la contracción más prolongada de la historia). Imposible modernizar la economía y levantar su productividad de esa forma. Imposible reactivar así el empleo.

La estrategia de Carlos Alvarado, que es la misma de Rodrigo Chaves, es un fracaso total. Vamos de cabeza al abismo. Es urgente rectificar.

En los 50 años del golpe de Estado contra el gobierno de la Unidad Popular: parecía que había una derecha democrática…

Gilberto Lopes

Septiembre del 2023, en Santiago

Parecía que la había: una derecha democrática. “Pero era porque tenían el control, el poder de veto”. “Cuando vieron que la democracia podría permitir a otros tomar el control, entonces estuvieron contra la democracia”, dijo Fernando Atria.

Estoy otra vez sentado con Atria, abogado constitucionalista, exconstituyente, en su casa, en Santiago, en una conversación que se prolonga ya por seis años. El mismo hilo conductor de siempre.

La forma política chilena caducó el 18 de octubre del 2019, cuando estallaron las enormes protestas por un aumento del transporte público, que luego se transformaron en un verdadero estallido social, me dijo en mayo del 21, cuando integraba la Asamblea Constituyente.

Tres años antes, cuando aspiró, sin éxito, a una curul en la Cámara de Diputados –y Sebastián Piñera lograba su segundo mandato presidencial– me habló de un cambio de época en la política chilena, desde las protestas del 2011. Percibía el país sometido a una forma de gobierno incapaz de producir las transformaciones significativas que le hacían falta.

Una crisis sin solución

–Hace seis años, en 2017, me dijo Ud. que había un “cambio de época” en la política chilena. Pero que las demandas de impugnación del modelo neoliberal no podían ser satisfechas sin una nueva constitución. Se avanzó en esa dirección, pero creo que poca gente se imaginó que llegaríamos al punto actual, con el proceso constituyente en manos del pinochetismo. ¿Qué sigue?, le pregunté, en vísperas de las conmemoraciones de los 50 años del golpe contra la Unidad Popular, cuando la elaboración de una nueva propuesta de constitución entraba en su fase final.

“Sigo creyendo que Chile necesita una transformación y que la constitución lo impide”, dijo Atria. “Esta situación, lo que produjo fue una progresiva deslegitimación, hasta que estalló el proceso. Solo entonces se abrió la posibilidad de una transformación de verdad. Esa posibilidad fracasó y no se va a realizar ahora. Una de las razones es porque llegó demasiado tarde. La crisis va a quedar sin solución”.

En un Consejo Constitucional de 50 miembros, la derecha tiene una amplia mayoría. Solo los republicanos, de José Antonio Kast, tienen 22 representantes, a los que se suman los seis de la UDI y cinco de Renovación Nacional-Evopoli. A partir del 16 de septiembre han venido votando (y aprobando) prácticamente todas las reformas que el grupo ha hecho al texto más consensuado que un Comité de Expertos había preparado.

“Quienes controlan la mayoría en ese proceso están convirtiendo su proyecto de Constitución en una fuente de odio sectario y mezquindad”, dijo el 21 de septiembre pasado el rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Álvaro Ramis. “Lo que se ve en el Consejo es un pantano en el que se revuelcan personajes mediocres”.

Al final, el 17 de diciembre, los chilenos deberán acudir de nuevo a las urnas para aprobar o rechazar el texto que les presenten, cuya radicalidad ha empezado a crear incomodidad en sectores de la misma derecha.

A 50 años del golpe

–Visto a 50 años de distancia del golpe, pareciera que Chile necesita retomar el rumbo de reformas interrumpido por la dictadura. La hija de Allende, la senadora Isabel Allende, reivindicó la obra de su padre y el programa de la Unidad Popular en su discurso del 11 de septiembre. La derecha respondió a ese programa con un golpe, que lo ha puesto entre paréntesis durante estos 50 años. ¿No le parece que hace falta retomar ese hilo político?, le pregunté a Atria al iniciar nuestra conversa.

“Sí, desde luego. Hay que retomar el hilo. Continuar la construcción de ese Estado social es lo que Chile necesita”, me dijo. Pero no es el 12 de septiembre del 73, agregó. El programa de Allende, la experiencia de la UP, hay que verlos en el contexto del desarrollo chileno en el siglo XX. En la década de los 60, en el gobierno de Frei (64-70), hubo un intento por redefinir el rol de la propiedad, la presencia del Estado de la economía. Eso tiene que ver con la propiedad como una forma de redistribuir el poder y fue explícito en el caso de la reforma agraria”.

La senadora Isabel Allende, hija de Salvador Alende, recordó ese proceso histórico al hablar en La Moneda, el 11 de septiembre.

“Mi padre transitó todo Chile, recorrió en más de la mitad de su vida el país, desde la cordillera y los valles al mar, desde el desierto hasta los hielos patagónicos. Representó en el Congreso al norte, centro y sur como diputado y senador; y en sus cuatro campañas presidenciales escuchó las voces de miles de personas e instó a la construcción de movimientos sociales amplios, diversos, plurales”.

“En esos años, el 60% de las familias percibía el 17% de los ingresos del país, mientras que 2% de las familias controlaba el 46% del ingreso nacional. La mortalidad infantil superaba los 200 fallecidos antes de un año por cada mil nacidos vivos, la pobreza era brutal y, por supuesto, multidimensional”.

El gobierno de la Unidad Popular recogió su pensamiento, recordó. “Más allá de sus dificultades y errores, redistribuyó la renta, aumentó significativamente el sueldo mínimo, las pensiones, democratizó el crédito, nacionalizó las principales riquezas naturales del país, profundizó la reforma agraria, combatió la desnutrición, abrió espacios de participación para la toma de decisiones, duplicó el descanso postnatal, estableció igual salario para hombres y mujeres que trabajaran en el Estado, incrementó las becas y programas especiales para trabajadores y para mujeres en las universidades, promovió la cultura, la lectura, desarrolló la medicina social, le dio un par de zapatos a todos los niños que no los tuvieran, entre muchos otros logros”.

Lo que sucedió en Chile en aquellos años, dijo Isabel Alende, “pasó a ser parte de la historia de vida de millones de ciudadanos que se sintieron interpelados y se movilizaron de muchas formas, inspirados por Allende”.

Hoy esa derecha busca tergiversar los hechos para culpar a la UP y al Presidente Allende del golpe de Estado. Pero los verdaderos responsables –agregó– “fueron quienes quebraron la institucionalidad, bombardearon este palacio, persiguieron, torturaron, asesinaron y desaparecieron a miles de chilenos. Y, sin duda, quienes los ampararon políticamente y guardaron silencio cómplice ante las atrocidades que el país vivía”.

Democracia y derechos humanos

La historia nos muestra que estos 50 años de la historia de Chile han sido 50 años de lucha por retomar un hilo que el golpe de Estado cortó. Una lucha que no se interrumpió nunca, ni siquiera cuando las condiciones eran las más dramáticas y todo parecía imposible.

Lo había dicho Allende: “No se detienen los procesos sociales ni con la represión, ni con el crimen, ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos”. A ese camino me parece que hacían referencia Atria e Isabel Allende.

Boric prefirió hablar de democracia y derechos humanos. No es que a Atria y a la senadora Allende el tema no les importara. Pero el abordaje es distinto.

Le pregunté a Atria si la reivindicación del presidente de promover los derechos humanos “sin anteponer ideología alguna” no lo termina alineando con una política conservadora que ha sido el fundamento de la violación de esos derechos, en Chile y en América Latina. Aliado, además, a lo más conservador en la región. ¿Es ese el camino para la defensa de los derechos humanos?, pregunté.

Se toma un tiempo piensay me dice: Sí y no… “No creo que una política internacional pueda definirse por el tema de la incondicionalidad de los derechos humanos. Pero, con independencia de al lado de quien termine Boric, hay un valor en la idea de la incondicionalidad de los derechos humanos”.

Se toma un tiempo nuevamente… “Latinoamérica necesita tener una izquierda cuyo compromiso democrático sea fundacional. Que permita compensar el daño que a la izquierda latinoamericana ha causado la situación de Venezuela y Nicaragua”.

Y agrega: “Pero en política no es indiferente el lado donde uno termina.

En su política orientada a constituir una izquierda latinoamericana, el gobierno no ha tenido el empuje que yo esperaba”.

Hay que leer los discursos de Boric: el del 11 de septiembre, el de Naciones Unidas, y el de la OEA, al inaugurar la puerta Salvador Allende. “La democracia es el único camino para avanzar hacia una sociedad más justa y humana y es, por lo tanto, un fin en sí mismo”, dice Boric. Se trata de “una construcción continua, es una historia de nunca acabar”.

Es difícil encontrar asidero en la historia para afirmaciones como esas. La misma indefinición del concepto de “democracia” permite sus más variados usos. En una reciente reunión de la derecha más rancia, latinoamericana y española, celebrada en Argentina, se decía que la “democracia” es el único sistema “capaz de garantizar la libertad, el progreso, la justicia y la sustentabilidad”.

Casi al mismo tiempo se reunían en Roma, el pasado 20 de septiembre, más de 140 académicos de 15 países en un seminario chino-europeo sobre derechos humanos con el título de “Modernización y Diversidad de los Derechos Humanos entre civilizaciones”.

Boric habla “a las nuevas generaciones, a las que crecieron o nacieron en democracia y que, por lo tanto, la dan por hecho”. ¿Qué les dice? Dice que los problemas de la democracia siempre deben resolverse con más democracia y nunca con menos. Que “los derechos humanos son una base ética e irrenunciable elección política”, que no tienen color político, que deben ser promovidos y defendidos en todo tiempo y en todo lugar, que su condena debe ser clara, “sin importar cuál sea el color del gobierno que los vulnere”. Asegura que no pretende “entregar recetas ni dar lecciones nadie”.

Naturalmente, nada de eso es posible. ¿Qué va a hacer si Estados Unidos no hace ningún caso a sus exigencias de que ponga fin a las ilegales sanciones a países como Venezuela y Cuba (a la que tiene sometida a drásticas medidas hace más de 60 años, condenadas prácticamente por la unanimidad de la Asamblea General de Naciones Unidas)? ¿Puede hacer algo? ¿Irá por el mundo repitiendo su condena? Apunta particularmente al gobierno de Nicaragua. Antes lo había hecho con el de Venezuela. ¿Tratará por igual las violaciones a los derechos humanos de los Estados Unidos (que ni siquiera es miembro de los organismos interamericanos de derechos humanos, como la Convención o la Corte) y las que denuncia en otros países?

Nada de eso tiene sentido. No es posible tratar el tema de los derechos humanos (si se pretende avanzar en algún sentido) sin considerar circunstancias políticas, el escenario histórico. O sea, transformar los principios en políticas activas e inteligentes para avanzar en la solución de los problemas. Esa capacidad de aplicar los conceptos generales a las situaciones concretas es una cualidad escasa, indispensable para cualquier político.

Al final, Boric termina entregando recetas y dando lecciones. Termina alineado con lo más conservador de Latinoamérica, sin poder resolver un desafío al que se enfrenta cualquiera que pretenda hacer política: transformar los principios generales (en los que están de acuerdo un vasto espectro, de derecha y de izquierda), en aplicación práctica de esos conceptos. Ha renunciado a esa tarea. Le basta con un concepto general, una idea que nos hace recordar la introducción de Atria: Parecía que había una derecha democrática. Pero era porque tenían el control, el poder de veto.

Rechazo de la derecha

Consecuente con esa visión, Boric persigue un alineamiento político que se ha revelado imposible en Chile. A sus intentos unitarios, la derecha replicó leyendo nuevamente en el congreso la polémica resolución del 22 de agosto de 1973, en la que sentaron las bases para el golpe de septiembre, desatando una respuesta airada de los parlamentarios que representan, de algún modo, lo que puede considerarse como fuerzas cercanas al proyecto de Allende. En su texto, la derecha responsabiliza a Allende de la ruptura institucional, como justificativa para el golpe.

Hace tan solo un mes, en agosto pasado, el general Ricardo Martínez, excomandante del ejército, publicó un texto modesto y polémico, de 140 páginas, titulado “Un ejército de todos”, de notable importancia política. Ahí redefine el papel del ejército en escenarios políticos turbulentos, entre ellos el del período de la Unidad Popular. En los últimos 50 años, afirmó, “una sucesión de hechos relevantes involucró al Ejército”. Pero ninguno tuvo más importancia para la vida de la nación y para sus ciudadanos que “el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, en el que asumió el comandante en Jefe del Ejército como presidente de la junta de gobierno”.

El general Martínez reivindica el papel de dos de sus antecesores en el mando del Ejército, los dos asesinados por conspiraciones civiles y militares de la derecha: el general René Schneider (en cuyo asesinato –asegura– participaron civiles y militares en servicio activo, con el apoyo de la CIA), y el del general Carlos Prats, antecesor de Pinochet en el mando del Ejército. Asesinato de Prats y su esposa, en septiembre de 1974, en Buenos Aires, donde había buscado refugio después del golpe. Un crimen “cobarde, cruel y repudiable”, dice el general Martínez, “una vergüenza institucional”.

No es posible extenderme aquí en las reflexiones de un libro lleno de lecciones, que me parce mucho más útil para aplicar una política de derechos humanos al caso de Chile que la reiterada reivindicación de una idea, sin asidero en el análisis de lo concreto. Pienso, por ejemplo, que, si Boric hubiese invitado al general Martínez a acompañarlo en La Moneda, en el acto del cincuentenario del golpe, habría enviado un mensaje de unidad mucho más lúcido y potente a los ciudadanos que su discurso reiterado de consignas.

“Se ha intentado invertir las responsabilidades sobre la tragedia que vivimos todos durante los largos 17 años más oscuros de nuestra historia”, denunció en su discurso la senadora Allende. “Los verdaderos responsables fueron quienes quebraron la institucionalidad, bombardearon este palacio, persiguieron, torturaron, asesinaron y desaparecieron a miles de chilenos”, afirmó.

Ese escenario político dejó claro que la consigna del “nunca más” –repetida hasta el cansancio– no es más que un deseo, pero que no le da a los chilenos orientación alguna para conseguirlo. Para lograrlo solo hay dos caminos: o se renuncia a todo cambio significativo en el país, para que esa derecha no se sienta amenazada; o se crea la fuerza política necesaria para promover esos cambios, sin que otro golpe pueda evitarlo. Pero la consigna, vacía de contenido político, contribuye poco –o nada– al logro de lo que aspira. Lo mismo que una concepción vaga de la democracia no deja orientación alguna para una población ávida por conquistarla.

Quizás todo esto tenga mucho que ver con las dificultades para celebrar los 50 años del golpe de Estado, sin que ningún objetivo político –sustituidos por los buenos deseos del presidente– haya convocado a la población a retomar el sendereo perdido.

Una puerta errada

La celebración del cincuentenario coincidió con la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York, hacia donde el presidente chileno viajó una semana después.

Ahí reiteró su discurso:

los problemas de la democracia se resuelven con más democracia; los derechos humanos no tienen color político… Criticó las sanciones que Washington impone a Cuba y Venezuela. No habló de las aplicadas contra Nicaragua.

Pero el acto final del cincuentenario estaba aún pendiente. Se celebró en la sede de la OEA, en Washington.

Boric destacó, en su página de “X”, que la OEA había nombrado su puerta principal en homenaje al expresidente Salvador Allende, junto a 32 países que se adhirieron a esta decisión”. Y posó, dándole la mano, al secretario general de la OEA, bajo un hermoso tapiz con la imagen del presidente Allende.

50 años después, la idea de transformar la imagen de Allende en una puerta en la OEA me parece infeliz… Es inevitable comparar con otra puerta –tan recordada en estos días–, la de Morandé 80, por donde fue sacado el cuerpo del presidente Salvador Allende.

La imagen de esa puerta (que Pinochet mandó clausurar), llenó de recuerdos –y de lecciones­– a los chilenos.

¿Qué lección nos deja la puerta Salvador Allende de la OEA, inaugurada por un secretario general comprometido con el golpe de Estado en Bolivia, en una institución cuyo desprestigio no puede ser mayor en América Latina?

La OEA no merece esa puerta, ni Allende ese escarnio.

Las universidades públicas ante al cambio climático

MBA Lic. Bach. Luis G Martínez Sandoval
Académico Universitario Titular
Carreras Comercio Exterior, Administración Aduanera
Sede Central UTN www.utn.ac.cr
Especialista en Relaciones Económicas y Políticas Internacionales,
MBA Administrador de Empresas énfasis Mercados Globales y Negocios Internacionales.
Ex Funcionario Banco Mundial IFC – Ecuador- y, América Latina,
Escritor, Científico Social

luis.martinez.sandoval@gmail.com

Luis G. Martínez Sandoval.

La Tierra es nuestro hogar y el daño a la Madre Tierra es irreversible. Los límites del crecimiento (Meadows:1972) han sido superados y hemos talado el árbol de la ciencia del bien y del mal.  El Huerto del Edén creado por Dios para que el ser humano lo “labrara y lo guardase” (Génesis: 2:15) no solo está devastado y destruido sino también hemos eliminado los querubines (Génesis: 3:24) que con sus espadas encendidas guardaban el árbol de la vida.

Hoy, a veintitres años del Siglo XXI y la Tierra con más de 8 mil millones de seres humanos guiados por la sociedad capitalista hiperconsumista global como las sociedades de economia planificada que depredan sin límites los seres vivos de los reinos biológicos, la academia e investigación científica debe dar las respuestas a los problemas desde los centros de educación superior universitaria pública.

Las Universidades Públicas ante el cambio climático tienen la responsabilidad de asumir el liderazgo para crear seres humanos diferentes, que le hagan frente al calentamiento global inducido por: los seres humanos cuyos impactos (IPCC: 2023) son generalizados y severos con emisiones globales que alcanzarán su punto máximo antes de 2025 en las trayectorias alineadas a 1.5 °C y que son producto de la quema de combustibles como el carbón, petróleo y gas. La detonación de más de 2.500 bombas nucleares o dispositivos con carga atómica desde 1945 a nuestros días encabezados por EUA, ex URSS y Francia. La deforestación de selvas y bosques, el excesivo uso de fertilizantes, los residuos y  la ganadería.

Este cataclísmo guiado por ese “atlas del sufrimiento humano y una acusación incriminatoria del fallido liderazgo climático” obliga a  las universidades públicas a cumplir con la Carta de la Tierra y sus pilares: Respeto y Cuidado de Vida, Integridad Ecológica, Justicia Social y Económica, Democracia, No violencia y Paz para cuidar la Pachamama, o Madre Tierra. Están llamadas a liderar, guiadas por sus principios de la conservación, mejoramiento del medio ambiente y el fomento del desarrollo sostenible.

Desde la academia, la extensión, la acción social, la investigación, el movimiento estudiantil y el Consejo Universitario deben contribuir en la búsqueda de soluciones concretas y de corto plazo a los desafíos del cambio climático. Esa es su razón de ser en el Siglo XXI dado, que tienen el deber de desarrollar programas especiales para construir sociedades guiadas por la responsabildad social ambiental y la economía circular. Asimismo, deben estimular la indagación y la construcción de nuevos conocimientos y el impulso del modelo de desarrollo socio económico autosostenible.

En este momento crítico de la humanidad, las universidades públicas tienen el compromiso de hacer suyo el gran mensaje del Jefe indio Seattle, de la tribu Suwamish (1854) y la Carta de la Tierra (lanzada formalmente el 29 de junio de 2000) y sus pilares, para no solo ayudar a enfrentar el cambio climático sino la gran soledad espiritual que permea al ser humano, desde que perdió su misión de labrar y guardar el Huerto del Edén y proteger el árbol de la ciencia del bien y del mal y el árbol de la vida.

Hoy debemos ser más prudentes que nunca

Marco Vinicio Fournier

Tal y como lo habíamos anunciado, los niveles de violencia tienden a aumentar conforme disminuye el apoyo al presidente, ya que la población sufre una decepción más y una evidencia más del poco compromiso de la clase política con las miserias de la mayoría de la población.

Definitivamente la mayoría de los homicidios están asociados al crecimiento del narcotráfico. Pero también existe un problema creciente de violencia cultural que genera manifestaciones más allá del crimen organizado. Piénsese, por ejemplo, en los suicidios y en las muertes en accidentes de tránsito, que juntos superan la tasa de homicidios. O en los hechos de violencia en centros educativos que también la superan con creces como tasa poblacional.

Por otra parte, recuérdese que la relación entre la tasa de homicidios y el coeficiente Gini es de 0,70.

Entonces, es innegable que urgen mejores estrategias de seguridad; pero, por encima de esto, urge un mejoramiento de la calidad de vida de la mayoría de la población y mejores estrategias de socialización para una cultura de paz y convivencia. Cuando un pueblo se empobrece y pierde respeto al ordenamiento jurídico, necesariamente se hará más violento, pero también se sentirá más atraído hacia el crimen, incluyendo el narcotráfico.

Por eso, es un absoluto sinsentido el quitarle recursos a la educación para reforzar la seguridad. Pero también resulta irracional el generar más violencia con la excusa de controlarla.

Solo durante esta semana, he leído dos artículos que insisten en que Costa Rica no puede enfrentar al narcotráfico porque no tiene ejército y se compara a nuestro país con México y Colombia, como si esos países hubiesen logrado algún tipo de avance en el control de la violencia asociada al narcotráfico a través de la acción de sus ejércitos. Ni qué decir de los Estados Unidos, con el ejército más poderoso del mundo y con el mayor consumo de drogas por parte de su población.

Del mismo modo, en uno de los artículos que circularon esta semana se menciona también que nuestros parques nacionales son un obstáculo para la lucha contra el narcotráfico, mientras se promueve un nuevo megaproyecto turístico frente al Parque Nacional Santa Rosa.

Dentro de esta misma línea, la ANEP apoyó públicamente el abuso policial de hace dos semanas, en donde fueron brutalmente agredidas muchas personas frente a la Asamblea Legislativa, incluyendo profesores y estudiantes universitarios, una diputada, periodistas y varias activistas feministas. Según la ANEP, la censurable actuación de la policía se basaba, precisamente, en la necesidad de combatir el consumo de marihuana, aunque no se hubiese encontrado esta droga en ninguna de las personas detenidas y aunque el motivo de la manifestación fuera el rechazo a la violencia policial.

Ante la ola creciente de violencia, es entendible que surjan con mucha fuerza sentimientos asociados al miedo, al tiempo que también se genere mucho enojo ante la incapacidad del gobierno para enfrentar el problema.

Sin embargo, debemos ser muy prudentes al escoger las estrategias a seguir o a apoyar. El miedo puede llevarnos a aceptar políticas que a la postre generan más violencia, como el apoyo a un ejército o a la brutalidad policial. Del mismo modo, el enojo puede llevarnos a aprobar medidas autoritarias y agresivas, como las que sistemáticamente ha favorecido el gobierno actual, o a permitir en nosotros mismos actitudes y conductas violentas hacia nuestros familiares o vecinos o hacia sectores de población más vulnerables.

Pero tampoco es solución la paralización, la sumisión o la resignación. Debemos insistir en que la mejor estrategia para combatir la ola de violencia es el mejoramiento de la calidad de vida de la mayoría de la población y el apoyo a los esfuerzos para una educación integral, de calidad y de amplia cobertura. Pero ese mejoramiento no vendrá jamás como iniciativa del gobierno, por lo que la mejor solución pasa por el trabajo organizado y activo de la población exigiendo y promoviendo estrategias de enfrentamiento de la violencia a través de la promoción de una cultura de paz y respeto y exigiendo mejores políticas de redistribución de la riqueza y mejores estrategias de prevención y combate a la corrupción y a la violencia en todas sus manifestaciones. El miedo y el enojo deben canalizarse hacia la participación política activa y propositiva y dirigida al beneficio de la gran mayoría de la población, con énfasis en los sectores más vulnerables.

 

 

 

Día Internacional de la No Violencia

José Luis Pacheco Murillo

El 2 de octubre se celebra el Día Internacional de la No Violencia, decretado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Se escogió esta fecha en honor a uno de los principales líderes que ha existido de movimientos no violentos: Mahatma Gandhi, líder de la independencia de la India y quién definió la no violencia como: «la mayor fuerza a disposición de la humanidad. Es más poderosa que el arma de destrucción más poderosa concebida por el ingenio del hombre».

No hay duda de que hoy vivimos en una sociedad altamente violenta, nuestro país es un claro ejemplo de ello y otros muchos países en los que la violencia es cada día mayor.

Se estima que cada año 1,6 millones de personas pierden la vida en algún acto de violencia, donde los tipos más comunes son violencia contra la mujer o violencia de género, violencia racial, violencia religiosa, violencia homofóbica y en menor grado violencia criminal. En la mayoría de los casos, las razones por las que las personas recurren a la violencia es por falta de tolerancia y poca comprensión hacia el prójimo. Nuevamente tenemos que caer en la cuenta de que la única forma de disminuir primero y desterrar después la violencia es con educación, educación y más educación.

También es muy importante que se dejen de atomizar a los niños y jóvenes con tanta violencia en los medios de comunicación. Por ejemplo, lo sucedido con el último asesinato ocurrido en nuestro país, fue transmitido miles de veces en la mañana en la tarde y en la noche, sin restricciones y fue un hecho sumamente violento y el transmitirlo tantísimas veces logra que la insensibilidad se vaya apoderando de todos nosotros.

Violencia en los hogares, violencia en carreteras, violencia en centros educativos, violencia en medios de comunicación, violencia entre las parejas. YA BASTA DE VIOLENCIA, debemos de asumir el compromiso de no ser violentos y decir no a la violencia.

Dios quiera que volvamos a tener mayor diálogo, mucha más tolerancia y que hagamos realidad y como una cuestión de todos los días el amarnos los unos a los otros como Él nos amó.

¿Vamos al estadio?

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

No más terminado el partido en Estelí en el que el equipo local venció por la mínima diferencia al Deportivo Saprissa flamante campeón vigente del fútbol costarricense, se desató en redes sociales un discurso sobre el ridiculo internacional y el drama que significó el resultado. 

Hablamos de un país que se asume potencia en el concierto del fútbol mundial, ubicado en la actualidad en el lejano puesto 46 del ranking elaborado por la transnacional empresarial FIFA.

Hablamos de un país futbolero en el que su ambiente se ha salpicado por recientes casos de racismo y discriminación.  Hablamos de un país tomado por la violencia producida por los poderes fácticos en colusión con ciertos poderes políticos que le han abierto un espacio para que gestionen el país a su antojo.

Desde este escenario se produjeron esos comentarios de drama y crisis nacional. No era posible que el Real Estelí de Nicaragua triunfara sobre Deportivo Saprissa de Costa Rica. Era inaudito. Inadmisible. La identidad nacional una vez más se había visto amenazada.

Lo que realmente debe llamar la atención, drama futbolero y nacionalista con tintes de superioridad social y cultural aparte, es lo producido en los últimos días en discursos vertidos en redes sociales. 

La comunidad nicaragüense radicada en Costa Rica (responsable en buena medida del 12% del Producto Interno Bruto) ha sido invitada a asistir al juego de vuelta a realizarse en el Estadio Ricardo Saprissa.

Imagen tomada de sitio Yashin Digital

Una rápida observación en comentarios en redes sociales a esta invitación nos vuelve a traer la racialización en los discursos, el tinte xenofóbico en algunos comentarios que relacionan comunidades donde vive una buena cantidad de población nicaragüense con pobreza, delincuencia e inseguridad y la supuesta superioridad biológica del costarricense en relación con la población nicaragüense.

Durante tres años la empresa de monitoreo de discursos COES a solicitud del Programa de Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD) ha llamado la atención acerca de la distribución de discursos de odio contra las poblaciones migrantes en redes sociales.

El humor pasivo agresivo, la broma que racializa, la referencia a espacio y migración, son referentes permanentes que deben llamar la atención. La violencia simbólica puede pasar a la agresividad física en cualquier momento.  

El llamado al respeto a la diferencia debe ser política pública declarada para lograr una sociedad mejor dispuesta a la convivencia. Por el momento la tarea está pendiente.

“Oralidad Poética”: Voces Que Tienen Mucho Qué Decir

Oralidad Poética se realiza el 3er jueves de cada mes en el Lobo Mestizo

Escrito por Martín Rodríguez Espinoza

Un espacio frecuentemente de puertas abiertas, donde las almas creativas encuentran refugio, donde las complicidades se dan cita para expresar, con la música y la poesía, sus más profundos sentimientos, amores, miedos, sueños, de luces y sombras. En eso se convierte el Lobo Mestizo los terceros jueves de cada mes con la presencia de Oralidad Poética.

No existen edades, no existen diferencias, cada quien sube al escenario, para leer o declamar sus propias poesías o tomar prestadas las de otros; lo que importa es expresarse, sacar de su pecho aquello que desea compartir. Irreverencia, enfado, tristeza, alegría, la más brutal y honesta manifestación sobre lo que ocurre en Costa Rica y en el mundo, desde la mirada y el corazón que late en lo profundo de la Patria.

Los temas son variados, desde lo más íntimo y personal, a lo social, lo que nos rodea. La sala llena, los aplausos, la música, una noche propicia para conspirar libertad.

Carlos, Camilo Chica aka C, Andrés Laguna, Alison Ching, Frank Herrera, Marvin Vega, Esteban Masis, Ale Ajoy, Alejandro Rodríguez, Andrés Orataya (Amorfo), Cinthya (BETUZCA), Walter Bravo, Ance Zamora, Abigail Céspedes, AnCe Zamora, Teo Doro (TEO-REMA), Reflejo Cotidiano (Julian), Primitivo, Damián, Daniel Montero, entre muchos más, desnudando el alma, los sueños, los miedos, la rebeldía y asumiendo una posición, clara y contundente, contra un sistema social que oprime y encarcela.

Conversamos con Yai Quesada de la organización del espacio esta noche, y Carlos Montero, quien colabora esta noche, 21 de setiembre de 2023, con quienes conversamos sobre la historia de este espacio abierto, libre, sin discriminaciones de ningún tipo y que permite a muchas personas expresarse mediante la poesía, también entre música, cuentos, historias, anécdotas.

¿Cómo nace este espacio llamado “Oralidad poética”?

Yai Quesada: “Oralidad Poética” nace gracias a la iniciativa de la poeta afrocostarricense Shepsa Nzinga Maxwell (1971-2023), mejor conocida como Queen, en el año 2014, y que luego de su partida le hemos dado continuidad.

“Oralidad Poética” vuelve a abrir sus puertas el pasado 17 de febrero del 2022 tras la pandemia, bajo la bendición de Queen, con la coordinación de Mario Gamboa, Gallo (Josué) y yo, reiniciamos con el evento: Rapperura.

Para nosotros fue triste cuando Queen fallece, Mario llegó y me dijo, “mirá creo que vos, Josué y yo vamos a quedar con la tarea de continuar esto, contamos con la bendición de Queen”, para mí fue un impacto, porque jamás nadie va poder suplir a Queen, ella era muy linda persona, pero bueno aquí estamos hoy, continuándolo.

Queen vio la necesidad de crear un espacio de poesía, lo que luego dio lugar a “Oralidad Poética”, para que podamos expresarnos libremente, y que para mucha gente es un oasis en medio de la sociedad costarricense y todo lo que se les exige, es una forma de expresar ese arte reflexivo y poco usual en nuestro país, aquí no hay nada aburrido, la gente se apoya, sonría, comparte en forma solidaria.

Hemos conocido a gente que se expresa tan libremente con temas que no son muy fáciles de hablar, algunos de ellos considerados tabúes y hasta los que se pueden considerar más simples, sencillos. Queen nos hereda un espacio muy bonito de expresión.

Por ahora se realiza el 3er jueves de cada mes en este sitio, Lobo Mestizo, pero estamos tratando de llegar a otros lugares, realizamos eventos, hemos ido a provincias también, queremos que este espacio sea la casa de muchos, más allá de simplemente un “evento cultural”, como formalmente se entiende, es una comunidad, una casa, un espacio.

Aquí no hay esa jerarquía de que “yo soy poeta” o “tengo más experiencia”, con todo respeto para otros espacios culturales, que está bueno que existan, ojalá hubiera muchos más espacios para que las personas puedan expresarse. Acá todos somos iguales, tenemos la oportunidad de exponer y compartir, lo que cada quién quiere expresar es una sorpresa para todos los demás, nadie te va a juzgar si cumples o no “las reglas” literarias, esa es la idea, que la gente venga sin miedo de exponer libremente, que creo que es lo que nos da felicidad.

Por su parte Carlos Montero, un hombre ya mayor, “quizás soy el más anciano aquí” (nos comenta entre sonrisas), quien colaboraba con el espacio esta noche, comenta que a Queen la conoció y que de inmediato compartió el sueño de un espacio de amplia libertad de expresión.

Carlos: Yo, por casualidad, llegué una noche. Soy escritor, escribo desde 1986, tenía en ese momento un libro de cuentos, me encontré con una joven que me invitó a participar del espacio y exponer lo que yo había escrito, ahí conocí a Queen, era una gran artista, una persona muy alegre, muy jovial, un ser humano maravilloso. En 2019 yo empecé a participar, es un placer venir y escuchar a tantos jóvenes, aquí es una mentalidad abierta, de libre expresión. Para mí es un placer colaborar esta noche presentando a todos estos jóvenes e invitándolos a subir al escenario.

También conversamos con Walter Bravo, uno de los asiduos participantes y colaborador de “Oralidad Poética”.

Yo he participado de este espacio unos 5 años, es como un “vicio”, una vez vine, me gustó y aquí estoy hoy. Yo escribo mis poesías, tengo unos 10 años escribiendo, y este es un espacio donde tengo la oportunidad de compartir y expresar de manera que llegue a las personas.

Para escribir un poema se necesita papel, lápiz y sentimientos, sacar lo que se siente por dentro y expresarlo de la forma como lo sentimos.

Queen Nzinga Maxwell

Fotos: MRodríguezE
Fotos de Queen Nzinga Maxwell de internet.

 

Publicado en
https://revistaenvivo.com/2023/09/23/oralidad-poetica-voces-que-tienen-mucho-que-decir/
y compartido con SURCOS por el autor.

Sobre la politiquería

Luis Ángel Salazar Oses

Luis Ángel Salazar Oses

La politiquería es la Política trucada, prostituida, degradada, esto es, manipulada y preparada con toda clase de ardides y trampas; para convertirla en uno de los instrumentos más perversamente eficientes, empleados en la defensa, fortalecimiento y ampliación de los más nefastos intereses de las minoritarias argollas y sus secuaces que, a través de los siglos han explotado a los Pueblos del mundo. Aunque en sus manifestaciones más elementales cualquier persona puede emplearla y, de hecho lo hacen muy frecuentemente con más o menos éxitos, la politiquería se ha ido convirtiendo en una práctica, muy lucrativa por cierto, que requiere para el logro de sus malvados propósitos del concurso de auténticos especialistas, con amplios y profundos conocimientos de la Política, esa Ciencia que hemos calificado de enciclopédica en sus saberes y noble en sus quehaceres, a los que agregan un esmerado perfeccionamiento en las diferentes ramas de las artes teatrales. A esta variada y robusta panoplia agregan, no olvidarlo, toda la protección, apoyo y financiamiento de sus amos, los grandes ricos y poderosos de todos los tiempos.

Así armados, se lanzan omnipotentes por las buenas y las malas a conservar esclavos a los ya menguados y, ante todo a convertir en vasallos totalmente enajenados a las nuevas generaciones, a la niñez y la adolescencia de cada época. Para lograr estos infames propósitos invaden, sin consideración alguna, actividades fundamentales e ineludibles para la convivencia y el progreso humano como la educación -pública y privada-, a la que, robándole su esencia liberadora, la convierten en su antítesis, esto es, en domesticadora, cuya función otrora redentora, la convierten en esclavizadora; a la comunicación social, mediante el manejo de los grandes medios de comunicación, la tergiversan de tal forma que termina siendo una cadena de mentiras tan perfectamente engarzadas que consiguen, por ejemplo, que el Pueblo que somos terminemos odiando a nuestros auténticos amigos y amando a nuestros peores enemigos, defendiendo a muerte, por ejemplo, a la «democracia» costarricense, cuando se sabe que en nuestra Patria nunca hemos tenido democracia sino plutocracia esto es, gobierno de los grades ricos; a la religión la trocan en fuente de todo tipo de temores y complejos que nos convierten, por un lado en los únicos e individuales culpables de todas nuestras desgracias, siendo nuestra única salida la de sufrir, a modo de expiación acá en la tierra, toda clase de vejaciones, explotaciones y humillaciones, con tal de que, como premio, podamos disfrutar, después de nuestra muerte, del reino de Dios y, por otro lado, en mantenedores con nuestros diezmos, de las más criminal casta de vividores, de fuente fundamental de convivencia humana la convierten en mortal opio para el Pueblo. Otro de sus campos de acción predilectos es el jurídico en su doble función de proveedor de paz, mediante la impartición de justicia y de castigo. A la Justicia la convierten en defensora de los explotadores y represora de los explotados. Al sindicalismo, uno de los pocos campos de acción que poseen las y los trabajadores para la defensa y ampliación de sus legítimos derechos, lo penetran y lo convierten en su antítesis, en una teoría y práctica cuyo único fin es neutralizar toda acción realmente válida para el logro de sus justos propósitos originales y, en nido de dirigentes vividores que se ganan su mullida vida aparentando pretender cambiarlo todo, precisamente para que nada cambie.

Sin agotar el campo de acción de por sí casi infinito, de esta plaga politiquera, nos referiremos como último ejemplo, a la familia como institución. Conscientes de que precisamente en los primeros años del ser humano, en él se fijan los conocimientos y mitos más difíciles de borrar luego, la plaga politiquera sistemáticamente acomete por todos sus flancos a la familia, vía medios de comunicación, religión, etc, etc, inculcándole toda clase de prejuicios, de falsas concepciones que la familia fácilmente e, incluso muchas veces con la mejor intención, inyecta en la mente y costumbres de su descendencia.

Uno de los peores resultados de todo este proceso es que el politiquero y su politiquería, hacen que el Pueblo que somos, terminemos odiando a la Política y a quienes noblemente la practican, de manera tal que esta actividad literalmente vital para el auténtico e integral progreso de nuestra especie, se vea como un venenoso terreno y una cueva de ladrones en la que las personas decentes jamás deben siquiera poner sus plantas y mucho menos su esfuerzo. Justamente lo que la plutocracia hegemónica y sus secuaces politiqueros desean pues, de inmediato, pasan a convertirse en los amos y señores del motor político de nuestro país, de la dirección a su antojo de nuestra Patria, eso es lo que hoy sufrimos.

¿Cómo detectar al politiquero y a la politiquería? No es difícil hacerlo pero sí requiere de quien ejecute esta tarea, tarea por cierto que ineludiblemente todas y todos debemos asumir, primero, una mentalidad bien informada, analítica, crítica, creativa y libre; segundo, armados con estos fundamentales instrumentos de observación y estudio, sumergirnos de lleno en nuestra realidad política local, regional, nacional y mundial, teniendo como guía tres premisas a saber, a la o al politiquero solo le interesa en última instancia su bienestar y el de sus amos, Con ese propósito emplean la politiquería como simple instrumento de acción; la o el politiquero propone grandes cambios siendo que realmente emplea a la teoría y la práctica politiquera para que todo siga favoreciendo sus intereses y los de su mafiosa casta; finalmente, la o el politiquero, aunque demagógicamente siempre predican lo contrario, no tienen más valores que los que le dicta su egoísmo en su irrefrenable búsqueda de riquezas. Así, convierten a la Humanidad y a Naturaleza en materia prima para crear riquezas especialmente pecuniarias y, aunque predican democracia, en su cotidiano quehacer practican y defienden la plutocracia y especialmente la cleptocracia, es decir, el gobierno de las y los ladrones. En fin, las y los politiqueros hoy te abrazan y, mañana te dan la puñalada por la espalda. ¿Qué hacer? ¡Política!

¿Qué gobierna este gobierno?

Mauricio Ramírez Núñez

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

En medio de un panorama político lleno de expectativas y desafíos, surge la pregunta fundamental: ¿qué gobierna este gobierno? Las preocupaciones de la ciudadanía se acumulan, ya que diversos sectores de la sociedad parecen estar ahogándose en un abismo sin solución a la vista. La crisis de seguridad, el costo de la vida, el desempleo, la crisis migratoria, el desastre ambiental en crucitas, el deterioro de nuestro sistema de salud y seguridad social, así como el apagón educativo y la persistencia de la corrupción, son problemas que pesan sobre la administración actual, a la que se le suma un escándalo internacional después de que un medio mexicano publicara una noticia de una supuesta relación entre carteles de droga internacionales con el gobierno del presidente Chaves.

Dicho sea de paso, es crucial destacar que muchos de los problemas persistentes mencionados anteriormente fueron, en su momento, temas centrales por resolver y promesas de campaña hechas por el actual gobierno. Sin embargo, a medida que avanza el tiempo, la percepción general es que estas promesas no se han materializado de manera satisfactoria, lo que ha llevado a la frustración y la desilusión entre muchos votantes que depositaron su confianza en el actual mandatario. La discrepancia entre las expectativas creadas en la campaña y la realidad actual plantea interrogantes sobre la capacidad del gobierno para cumplir con sus compromisos y generar un cambio significativo en la calidad de vida de las y los costarricenses. Cabe recordar también una promesa que caló bastante en la ciudadanía, la cual fue el de la rebaja al precio de los medicamentos, otra más que hoy sigue sin cumplirse.

Por otro lado, la alta rotación del gabinete desde el inicio de la administración actual ha dejado al descubierto no solo la falta de visión y liderazgo en el gobierno, sino también la preocupante incapacidad del ejecutivo para comprender los principios fundamentales de la gobernanza y la gestión pública. La constante reconfiguración de los cargos ministeriales no solo crea incertidumbre en la toma de decisiones y en la implementación de políticas, sino que también erosiona la confianza pública en la capacidad del gobierno para abordar los problemas estratégicos del país de manera eficaz y sostenible. Esta falta de estabilidad en el equipo de gobierno plantea serias interrogantes sobre la cohesión y la dirección estratégica del país, elementos esenciales para lograr un desarrollo político y económico sólido y consistente.

La creciente desigualdad y el desempleo es otro frente crítico. A pesar de los esfuerzos (que el ejecutivo dice hacer) por incentivar la creación de empleo, las tasas de desocupación siguen siendo elevadas, lo que genera incertidumbre económica y social. La falta de oportunidades laborales afecta no solo a quienes buscan trabajo, sino también a la estabilidad de las familias y el crecimiento económico del país, dejando en manos de la economía informal e ilegal (con el crimen organizado) la tarea de ocupar a quienes ya han sido expulsados del sistema educativo formal y a quienes las puertas al futuro han sido cerradas por parte de este.

La inseguridad y la criminalidad son problemas que siguen sin resolverse satisfactoriamente. La sensación de inseguridad persiste en todo el país y la tasa de homicidios rompe récords todos los días, lo que limita la calidad de vida y la inversión en el país. El gobierno se enfrenta al desafío de garantizar la seguridad de sus ciudadanos y abordar las causas subyacentes de la delincuencia, no basta con echar las culpas a otros gobiernos y seguir en la verborrea infantil de un analfabetismo político sin precedentes.

La crisis migratoria es otro tema complejo. El flujo constante de migrantes y refugiados pone a prueba la capacidad del gobierno para gestionar la situación de manera humanitaria y eficaz. Otro problema más que se les salió de las manos por completo. Por último, la corrupción sigue siendo una sombra que se cierne sobre la administración pública, la percepción de que persiste la corrupción en el gobierno socava la confianza pública y obstaculiza los esfuerzos para impulsar el desarrollo, la transparencia y una sana gobernabilidad.

Ante este panorama desalador de nuestro país y ante la comprobada incapacidad de la administración actual de poder resolver lo que prometió en su momento, debemos reflexionar con profundidad y preocupación sobre el futuro de Costa Rica. En un mundo lleno de turbulencias y cambios de rumbo tan bruscos como los actuales, navegar en esas aguas sin brújula ni norte es el equivalente a adentrarse en un territorio desconocido y oscuro, donde cada movimiento se vuelve incierto y cada decisión, una apuesta peligrosa.

En este contexto político y social marcado por la falta de dirección y claridad, la gobernabilidad se torna tumultuosa y llena de obstáculos impredecibles. La ausencia de un rumbo definido y de una guía confiable puede llevar a situaciones de desorientación y desorden social, donde la toma de decisiones se convierte en un desafío constante y el destino final se vuelve incierto. En tales circunstancias, encontrar un camino claro y establecer un curso preciso se convierte en una tarea urgente para recuperar el control y la estabilidad. Mientras tanto, quienes son los menos privilegiados por el modelo actual, son quienes están pagando y sufriendo las peores consecuencias de esa falta de visión, capacidad y liderazgo de este gobierno, así como de gran parte de la clase política de este país.

La pesadilla petrolera

Freddy Pacheco León

De 1920 a 1975 se perforaron 18 pozos profundos en la zona sur de Limón: 17 terrestres y uno marítimo.

En 14 pozos se obtuvieron muestras de petróleo y gas metano, que no nos dicen nada de las cantidades y calidades, que se podrían explotar comercialmente. La inversión en los procesos de exploración, son tan cuantiosas, que para el Estado costarricense sería imposible embarcarse en un proceso semejante, por lo que habría que dar concesiones a los foráneos interesados.

Ellos, de acuerdo con nuestra deficiente ley de Hidrocarburos, se llevarían hasta el 85% del valor del petróleo extraído, en caso de que éste fuere explotable. Mientras tanto, otras de las amenazas que son vitales para Costa Rica, son las ambientales. Factor innegable, fundamentalmente por el valor intrínseco de la biodiversidad y el paisaje, y porque el principal atractivo turístico de nuestro país es el todavía limpio contexto ambiental.

Lo que no puede desdeñarse, es que, al ser el turismo la principal fuente de divisas extranjeras y de empleo, no tiene sentido invertir en una actividad, como la petrolera, que eventualmente pudiere a afectar sensiblemente, el desarrollo turístico.

¡Es tan malo el «negocio», que cuesta entender cómo todavía hay costarricenses promoviendo algo tan nefasto para el país!