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Somos seres integrales

José Luis Pacheco Murillo

Somos seres integrales, somos o deberíamos ser de una sola pieza y eso implica no ser incongruentes. Sin embargo, por diferentes circunstancias no logramos esa integralidad y nos comportamos de tal manera que ante circunstancias similares tenemos comportamientos diferentes.

Deberíamos ser sensibles, justos y congruentes. Muchas veces decimos que lo somos, pero actuamos de manera muy contraria a lo que decimos.

La sensibilidad nos debería hacernos reaccionar ante tanta miseria y ante tanto abandono de muchas personas e incluso de animales. Si no tenemos esa sensibilidad para ser solidarios difícilmente podremos ser congruentes pensando que somos justos.

Si ante situaciones de injusticia no reaccionamos evidencia que no somos lo suficientemente sensibles ante el dolor de los demás y ante las tragedias que tenemos en el mundo por falta de justicia, de equidad y de amor.

Nuestra sociedad está urgida de que reaccionemos de manera congruente ante lo que sucede a nuestro alrededor. Debemos ser sensibles y buscar la justicia y la equidad en donde quiera que estemos y con quien quiera que nos relacionemos.

Si somos integrales, como debería ser, no podemos ser sensibles y justos con algo o con alguien e insensibles e injustos con otros. Debemos ser congruentes y comportarnos ante todo y con todos con la sensibilidad y con la justicia que nos lleve a ser equitativos y amorosos con todo y con todos.

A veces somos “candil en la calle y oscuridad en la casa” y eso es muy doloroso, injusto y muestra insensibilidad para con quienes tenemos cerca y a quienes debemos amar profundamente.

Dios quiera que podamos mostrarnos congruentes en nuestras actuaciones y con nuestras actitudes y seamos sensibles y justos mostrando solidaridad y amor en todo momento y con todo lo que nos rodea.

Si lo hacemos nuestro mundo y nuestra sociedad será igualmente más solidaria y amorosa.

Corresponde distinguir

Por Carlos Meneses Reyes

La propuesta presidencial de un cese al fuego multilateral corresponde asumirlo dentro del contexto de la realidad del conflicto armado y social en Colombia. Se debe partir del presupuesto de que existen fuerzas insurgentes rebeldes motivados por aspiraciones políticas que los llevan a pretender destruir las estructuras e infraestructuras del modelo capitalista y por ende se enfrentan al orden constitucional y legal imperante. Pretender descalificarlos aduciendo que son narcotraficantes, terroristas, etcétera, hace parte del capítulo de desinformación orquestado por la dictadura mediática. Es preciso dimensionar el conflicto social al que corresponde calificar como insuperable en cualquier sociedad pero en el que es factible la superación de las expresiones de crueldad contra la población, conforme a los niveles de barbarie inhumana a que se ha llegado en el país nacional.

Objetivamente partamos de que estamos ante una insurgencia que aduce principios para explicar que no está incursa directamente en el narcotráfico. No son estructuras narcotraficantes. No poseen infraestructuras, laboratorios, ni realizan tareas dedicadas al narcotráfico. No comercian con insumos dedicados a esa actividad. No poseen rutas exclusivas para ese negocio. Coinciden (el EPL, las FARC-ep y ELN) en calificar al narcotráfico como fenómeno del capitalismo, ratificando que incide en el escenario político, social y militar en el que actúan y que, en principio, no pueden calificarlos como tales. Como fuerzas irregulares, buscan fuentes de financiación para sostener sus unidades armadas, pero no para el enriquecimiento personal. En busca de ese funcionamiento violan toda la normativa penal de la institucionalidad colombiana, a la cual atacan y desconocen. Al contar con un programa e ideario políticos acuden a las acciones de hecho. Como factores objetivos para su existencia argumentan -entre otras razones- la inexistencia de una democracia directa participativa, signando a la existente (representativa) como una falsa democracia, que bajo una “enredadera jurídica” imposibilita el ejercicio democrático de las comunidades y la sociedad civil organizada.

Ya por la experiencia reciente el pueblo colombiano ha asimilado qué es una fuerza insurgente y rebelde alzada en armas y por qué existen como tales. No obstante, la intoxicación mediática, distorsionadora de la realidad, no cesa en su campaña de confundir a la opinión pública, retomando bajo calificativo inocuos que se trata simplemente de delincuentes, bandoleros, etc. Ello anida por ser fuerzas irregulares carentes de medios de información masiva y por lo cual acuden a instrumentos publicitarios limitados a su alcance para transmitir sus mensajes revolucionarios.

Las insurgencias en Colombia no son progresistas, ni reformistas, son revolucionarias con un objetivo socialista. Han demostrado que contienen un elemento de praxis funcional como organizaciones armadas -seguramente conscientes del momento histórico en el cual no lograrán el poder por ese medio- enrutando la búsqueda de salidas o soluciones políticas, como objetivo al cual tampoco han renunciado. Esto posibilita colocar en el orden del día la finalización del conflicto armado interno en Colombia. Conlleva un singular y particular proceso que la fatal experiencia de otros intentos han hecho difusa la tan anhelada paz, que en forma demagógica ha sido utilizada por los intereses en el poder, desnaturalizando las aspiraciones del pueblo colombiano.

Al parecer, las fuerzas insurgentes en Colombia expresan una disposición de sentarse a conversar con el gobierno alternativo del presidente Petro para lograr transformaciones, modificaciones y reformas de fondo al y dentro del establecimiento (tanto el gubernamental como el del poder oligárquico y pro imperio) al cual no están matriculados y que ellos, de por sí, desconocen.

Por el lado de la contraparte gubernamental no existen duda al respecto con la novedosa propuesta de la Paz Total. El reto está en la consecuencia de los llamados grupos de presión que detentan el poder económico (industriales, empresarios, banca, economía subterránea del narcotráfico). Indiscutiblemente, el fin del conflicto armado interno requiere de ingentes recursos y la reacción contra ello comienza a manifestarse en torno a la propuesta de reforma tributaria. En esto, la opinión nacional no está dispuesta a admitir equívocos.

Setenta años de agudo conflicto armado han transitado por las exigencias, cual camisas de fuerza inamovibles y líneas rojas inmodificables, impuestas a las insurgencias desde antes de sentarse a conversar. Se hizo costumbre aplicar una metodología que desconoce el espíritu y actitud universal de escuchar a los contrarios y buscar fórmulas altruistas y conciliadoras que llevan, en el caso colombiano, al fracaso del fin del conflicto armado interno con las organizaciones rebeldes e insurgentes alzadas en armas.

Cual lastre, en esta nueva etapa de conversaciones pesa el incumplimiento del Estado colombiano como parte plenipotenciaria en la falta de implementación de lo acordado y en el incumplimiento de actos de convenio regidos por el derecho internacional.

Esto lo escribo con el ánimo de ilustrar para que situaciones pasadas no se repitan durante el nuevo proceso que está por comenzar.

DE LA DEFENSORÍA DEL PUEBLO

En un vídeo difundido, un frente insurgente de las FARC-ep denuncia anomalías sobre la efectividad práctica del Sistema de Alertas Tempranas (SAT) de la Defensoría del Pueblo, denunciando que se han convertido “en una táctica más de guerra”. Estas alertas se adelantan como un ejercicio técnico e independiente que valora los riesgos a los que están expuestas las comunidades y, de manera particular, sus líderes sociales y personas defensoras de los derechos humanos. Exponen que, por omisión, la Defensoría del Pueblo emite alertas tempranas relativas a movimientos de fuerzas insurgentes, pero calla ante la actividad de las fuerzas narco-paramilitares bajo influencia contrainsurgente de las fuerzas armadas estatales. Qué no decir de la carencia de eficacia ante la impunidad por los crímenes contra líderes, lideresas sociales y exguerrilleros desarmados de las FARC.

El hecho político de ser el actual defensor del pueblo, Carlos Camargo, un funcionario del anterior gobierno narco-paramilitar acusado de múltiples crímenes de lesa humanidad y acciones terroristas de Estado lo descalifica, pues más parece un defensor del puesto que un ecuánime funcionario que, por dignidad, ha debido renunciar en el momento de la posesión del nuevo gobierno. Ya el nuevo gobierno ha dictado medidas de emergencia para la protección de los líderes en las comunidades y para prevención de masacres.

Se debe aplicar un trípode de inteligencia que comprenda al Ministro de la Defensa, al Alto Comisionado para la Paz y al Director de Inteligencia Nacional para auscultar este fenómeno de crímenes de Estado; en labor conjunta a la cual debe estar integrado el Defensor del Pueblo. La cualificación política del movimiento popular y sus organizaciones de masas contribuirán, muy segura y certeramente, en aportes de inteligencia popular para poner fin a tal flagelo, que por ningún motivo se puede asomar como heredado, sino que, por el contrario, corresponde extirparlo de inmediato.

Para no incurrir en los yerros del pasado, tal aspecto debe tomarse como una denuncia seria y no terciar en anticiparse, aduciendo que colocan a los servidores de la Defensoría del Pueblo como un objetivo militar. Eso significa terciar en la discusión anticipada antes de definirse un entorno de diálogo y conversaciones que solo ha de darse con las mesas instaladas y no en expresiones motivadas de manera extemporánea.

ASÍ, OTRAS SITUACIONES…

De otro lado, el ELN, por ejemplo, en vocería oficial sostiene que no admite la acusación de que reclutan en sus filas a menores de edad, reafirmando que a su organización llegan y se vinculan jóvenes por decisión voluntaria. Admiten que la edad de incorporación no es la legal colombiana de 18 años, sino una inferior que va en los 16 años y que para ellos se acogen en consideraciones del derecho internacional que admite la edad de 16 años como capacidad de ejercicio. Se puede explicar que la mediática dictatorial asuma la objeción y despotrique contra esa decisión; pero en modo alguno resultaría aceptable que el ministro del interior, por ejemplo, optara por iniciar el debate anticipado al respecto.

En torno a estas situaciones planteadas es como se distinguirá el desarrollo de las conversaciones de cómo fueron durante la función “santista” y otro el motivo determinante del actual gobierno en búsqueda de la solución definitiva del conflicto armado interno.

MANEJO DEL MULTICRIMEN

De igual manera, el análisis sociopolítico del momento ubica la existencia del multicrimen organizado que azota a la sociedad colombiana, no dentro del espectro de comportamiento político, sino como elemento integrante del conflicto social colombiano. Permite resaltar el acertado llamado presidencial a un “cese al fuego multilateral”. Lo cual obedece a una búsqueda definitiva del fin del uso de las armas en esas dos precisas manifestaciones, de por si diferentes, del conflicto armado interno y del conflicto social, dentro de la categoría de conflictos que aquejan a la nación colombiana. Todo en el entendido de que no caben en un mismo recipiente el conflicto armado interno y el conflicto social.

Es con esa perspectiva con la que corresponde analizar la iniciativa altruista y de estadista del presidente Gustavo Petro al anunciar la “Paz Total”.

Nuevamente el análisis político (no solo académico) resalta la solución definitiva de las otras expresiones del conflicto colombiano: el conflicto político, el conflicto económico y el conflicto ambiental-ecológico. Superadas esas categorías de conflictos se construye la Paz Total.

Es por esto que corresponde asumir la distinción entre el proceso del fin del conflicto armado interno en forma definitiva con todas las insurgencias, sin circunscribirlo a un demagogo utilitarismo de “proceso de paz”.

Este proceso del fin del conflicto armado que ya comienza con las acertadas medidas gubernamentales desde el día siguiente de su posesión, llama a la participación y a la organización de toda la sociedad civil. En ese torrente, la izquierda legal, así expresada, en la participación popular de ejercicio de la democracia directa (la democracia de las calles), en la minga, como gobierno y no como oposición, en la movilización popular, campesina, de afrodescendientes, de género y LGBT, acorde con el impulso presidencial a la organización popular, asimila el llamado al pedido de cese al fuego multilateral.

Así distinguidos los escenarios, corresponde el sometimiento a la justicia y al orden constitucional a esas organizaciones multi crimen, en buena medida aliadas de un narco estado que aún permanece e insistimos en sepultar.

En el escenario de la lucha armada, el fin del conflicto armado interno, bajo la metodología de la salida política acordada y no militar, se obtendrá el ejercicio político civilizado y el imperio de un Estado con monopolio de las armas en la República de Colombia.

A manera de epilogo, un fin del conflicto armado implica elevadas inversiones. La clase empresarial, industrial y parasitaria financiera, no quieren meterse la mano al bolsillo. Un impedimento difícil de sortear. Su holgura económica no les permite desmejorar su ritmo de explotación y de consumo, acumulando riqueza e iniquidad. Debido a ello, asistiremos a históricas movilizaciones populares conforme al signo de los tiempos.

Las lenguas maternales y oficiales: organismos vivos

Marta E. Delgado Salazar, profesora de francés
martaeuds@gmail.com

La Constitución Política de Costa Rica, en el artículo76 indica: El español es el idioma oficial de la Nación. No obstante, el Estado velará por el mantenimiento y cultivo de las lenguas indígenas nacionales. Así modificado por la Ley No.7878 del 27 de mayo de 1999. Efectivamente, el español, después de ser una lengua impuesta después de un proceso de invasión y colonización por parte de España, hace más de 500 años, se convirtió, en la mayoría de los países de América Latina, en lengua materna con carácter oficial. Dentro de esos países Costa Rica participa de la oficialización del español como lengua oficial.

La esencia de una lengua radica en que ésta es un ser vivo, y los hablantes modifican su desarrollo lingüístico-cultural. En el caso del español de América, este se ha nutrido de muchos americanismos provenientes de las lenguas originarias, así como de la llegada de migrantes de otras latitudes. Estos aspectos influyen en los diversos acentos del español del continente. Sin embargo, las lenguas originarias, a pesar de su exclusión por parte de las políticas lingüísticas oficiales, continuaron su desarrollo natural, haciendo eco de su pasado y su raíz natural, resistiendo y reafirmando así, que las lenguas son organismos vivos. ¿Por qué tal afirmación? Porque una cosa es una lengua oficial y otra cosa es lengua franca.

El ensayo de Julio Sánchez: La enseñanza de lenguas extranjeras en universidades públicas de América Latina, nos explica claramente la influencia del inglés como lengua dominante: verdadera lengua franca de nuestra época (…) desempeña un papel de primer orden en las actividades económicas de la región.

Una lengua tiene una raíz profundamente social, por eso se define el lenguaje como el uso social de la lengua y por lo tanto es la comunidad la que modifica su accionar. Nunca podría una instancia de carácter técnico-económico, personificada en las transnacionales, amparadas por el gobierno de turno, y los anteriores, determinar la imposición oficial de una lengua, ya que elementos históricoculturales y territoriales, es decir el dominio geográfico de una lengua, el número de hablantes y las migraciones masivas juegan un rol determinante en la oficialización de una lengua.

Cabe preguntarse: ¿cuántos hispanohablantes -producto de migraciones forzosas- viven en los Estados Unidos, y cuántos anglófonos? Hipotéticamente, no sería sorprendente que el número de millones de hispanohablantes podría transformar el español, a mediano plazo, en una lengua oficial en los Estados Unidos. Ahora bien, la propuesta emanada del poder político para imponer el inglés como lengua oficial, cae por su propio peso, porque como bien lo señala Rogelio Cedeño en su artículo: ¿El inglés: ¿Segunda lengua oficial en Costa Rica? Si fuera el inglés criollo limonense, para darle carácter oficial en una parte del territorio de la provincia de Limón, tendría un sentido de reivindicación lingüística-cultural. Sin embargo, con Cedeño, por supuesto que, continuamos sospechando. Ahora bien, es importante recordar que, en Canadá, producto de la ocupación inglesa y francesa, tanto el francés como el inglés son las lenguas oficiales, el francés, -con más de 10 millones de hablantes-, y el inglés, -con más de 30 millones de hablantes-. La Constitución canadiense así lo determina. Asimismo, en los territorios canadienses donde se habla lenguas de raíz originaria, estas tienen carácter oficial, por su condición histórica-territorial.

Qué importante sería darle sentido real a nuestra Constitución política en su artículo 76 para fortalecer, aún más tanto el español como lengua oficial, así como las lenguas indígenas, reservorio de historia nacional y de cultura.

Imagen ilustrativa, UCR.

El tren busca combustible

Freddy Pacheco León

¢843 millones requiere el INCOFER para poder continuar dando el servicio de transporte del Tren Interurbano de la GAM, que conecta las ciudades de Cartago, Alajuela, Heredia, Pavas, Belén, Curridabat y San José. Servicio público necesario para unos quince mil trabajadores, estudiantes, y otros, que viajan diariamente, en los 16 trenes que son su medio de transporte imprescindible, pese a las conocidas limitaciones. La preocupante situación financiera actual del INCOFER ha de ser un recordatorio hacia los que erróneamente creen (como el ministro del MOPT) que tales servicios no han de ser necesariamente subsidiados por el Estado, desdeñando que sus costos ¡jamás pueden ser cubiertos con el pago de los pasajes! para que éstos no sean prohibitivos. Así funcionan alrededor del mundo y sería imposible que Costa Rica fuese la extraña excepción.

Las menores emisiones de gases contaminantes se han de colocar en una balanza frente a los costos financieros inherentes a enfermedades respiratorias y cardiacas, que habrán de ser atendidas por nuestro saturado sistema de salud. Sin olvidar, asimismo, que el funcionamiento de los trenes, ¡ojalá ampliados a más destinos que los actuales! (se propuso para 15 cantones) conlleva un ahorro significativo en la importación de combustibles fósiles, bajo el determinante de un mercado petrolero impredecible, cada vez más difícil de enfrentar.

Está claro, eso sí, que no sería prudente ni inteligente, un futuro tren que conectara solamente a Cartago con San José, cuando de lo que se trata es de impulsar con decisión, un transporte público de verdadero impacto, que pudiere movilizar diariamente unos 250 mil pasajeros, encadenado con las líneas de autobuses, para que más y más automovilistas puedan dejar sus autos en sus casas por varios días de la semana. Es el Instituto Costarricense de Ferrocarriles (Incofer) una institución estatal de especial importancia para los habitantes y el progreso de Costa Rica, y como tal habría de brindársele la importancia que merecen los habitantes. Un tren eléctrico rediseñado quizá, que pudiere aprovechar los préstamos muy convenientes, como el de US$250 millones a 0% de interés a 40 años con 10 años de gracia del Fondo Verde de la ONU, más una donación de US$21,3 millones, que pareciere están dejando perder. La necesidad crece día con día, y lo peor que podría hacerse es no reconocerlo así, en un país donde muchas vías cantonales y nacionales, están deteriorándose aceleradamente.

Nosotros en la crisis mundial del neoliberalismo

Manuel Delgado

El capitalismo no le ha dado al ser humano más que pobreza y explotación, guerras y sufrimientos, desigualdad y destrucción del medio ambiente, ignorancia y desempleo.

La pobreza y no el bienestar sigue a este régimen como su sombra.

En 1820, cuando el capitalismo tenía más de cien años de madurez, el número de pobres en el mundo rondaba el 90% de la población. ¡90%! Solo una décima parte de los seres humanos eran no pobres.

Ese régimen social, el capitalismo, creció custodiado por la filosofía del liberalismo económico, una teoría que pregonaba la no intervención en las leyes del mercado. Dejar hacer, dejar pasar, decían los franceses, que el mercado se regula solo. Era lo que llamaban, y aun llaman, la mano oculta del mercado, que más bien debía llamarse la mano peluda del capitalismo.

Casi un siglo después, en 1900, las cosas habían cambiado poco. La pobreza seguía siendo de un 80%. Pero algo comenzó a cambiar. La lucha de los trabajadores y de sus sindicatos, por un lado, y el miedo de las oligarquías, que ya ha habían visto arder el mundo con revoluciones y grandes huelgas, hicieron que a ese capitalismo se le introdujeran reformas. No fue la economía, no fueron las leyes económicas, pues estas solo conducen a la miseria de las masas, sino las medidas extraeconómicas, que le vienen a la economía desde fuera, desde la lucha social y desde la política. Esas reformas permitieron cierto alivio a las condiciones de pobreza.

Eso pasó en nuestro país. Hubo que amarrar la mano peluda e introducir las Garantías Sociales y el Código de Trabajo, reformas que vinieron desde fuera de la economía, vinieron desde la lucha social de los sindicatos y del gobierno del Dr. Calderón Guardia.

Entonces en Costa Rica y en el mundo empezaron a superarse las injusticias más notables. Surgió el llamado estado de bienestar general. En 1950, la pobreza había bajado al 70% en el mundo. Y en 1980, era ya del 40%. En los países desarrollados y algunos países en desarrollo como el nuestro, las cifras mejoraron aún más. Nuestro país logró su récord en 1980, con un 20 ó un 24% de su población en pobreza, porcentaje que no ha bajado desde entonces, desde hace cuarenta largos años.

Pero pronto las cosas comenzaron a cambiar. Grupos surgidos principalmente de las altas esferas del capital financiero, los banqueros y prestamistas, los jerarcas del mercado mundial, demandaron ponerle fin a esos que ellos llamaban privilegios. Pregonaron entonces volver a la juventud, volver a la libertad de empresa, volver al capitalismo salvaje exento de cortapisas. Eso es lo que se llama neoliberalismo.

Esa distopía, que antes solo veíamos en las películas, es lo que viene incubándose y ahora quiere salir a luz.

Los gobiernos anteriores, sobre todo los dos gobiernos anteriores, dejaron las bases listas. Dejaron preparados aquellos huevos del depredador. ¿Se acuerdan de la película? Y ahora este gobierno encuentra la mesa servida. El bicho ese está listo para saltarnos a la cara, y meter en nuestros cuerpos y nuestras almas su semilla siniestra. Esa semilla del capitalismo salvaje. Los dos gobiernos anteriores le dejaron a este las limitaciones al sindicalismo, la prohibición de huelgas y convenciones colectivas, la congelación de salarios, la reducción creciente del gasto social a través de la Regla Fiscal, la espantosa ley de empleo público, la pérdida de las autonomías, y todo lo demás que ustedes conocen bien. Ahora este depredador que tenemos como presidente se dispone a poner esas normas en vigencia.

Yo veo que todavía hay mucha gente pobre o ingresos medios que se hace ilusiones con este gobierno. Yo les pregunto: ¿Cuál fue el primer acto de gobierno de este gobierno? Respuesta: subir el sueldo a sus ministros en un 100% y a los trabajadores del sector privado en un 1%. Para los del sector público no hubo ningún aumento. Métanse eso en la cabeza. Ese es el gobierno que tenemos. Ese y no otro.

El presidente Chaves dijo que iba a acabar con el alza del costo de la vida, pero hemos visto cómo todo sube y sube. Los economistas predicen una inflación del 15 % para final de año y un aumento de la pobreza hasta un 30%. Ya hoy la pobreza es mayor que la peor que tuvimos durante la pandemia. Para el fin de año este rubro será similar al que teníamos en 1970, hace cincuenta años.

¿Y qué propone el gobierno? Propone liberalizar. Así lo acaba de hacer con el arroz comuna medida que conducirá a la desaparición de la producción nacional, que cubre solo el 30% del consumo.

Esa medida ha sido una insensatez. En momentos en que el mundo se adentra en una crisis de alimentos, nosotros decidimos no producir y poner las mesas de los trabajadores al vaivén de los precios internacionales, dominados por tres o cuatro monopolios a nivel mundial.

Ya hicimos lo mismo con los frijoles, una de las principales fuentes de proteína de los hogares. Simplemente, ya no producimos. Hoy solo generamos el 20% de ese grano. Mandamos a los agricultores al desempleo e importamos el grano de China y de la India.

Por cierto, la otra gran fuente de proteína del hogar costarricenses es el pollo y los huevos, dos alimentos que en su producción emplean maíz, del cual importamos prácticamente el 100%. Mientras tanto los maiceros lavan carros en San José, una locura.

Ahora piensan seguir con la papa, la cebolla, la zanahoria y otros.

Amarrarle las manos al trabajador es un gran negocio para el capital. Pero ahora viene el segundo negocio: apoderarse de los bienes del Estado. ¿Qué nos propone? Nos propone que vendamos las instituciones más rentables: el BCR y el INS. Esas dos entidades financieras, que los grandes banqueros nacionales y extranjeros ven con hambre, dejan al estado grandes beneficios año con año. Pero además son entidades muy rentables. Entonces esa rentabilidad debería usarse para beneficio de los trabajadores, para bajar los seguros y para asegurar créditos más baratos. En otras palabras: es un gran negocio para los capitales privados, pero un pésimo negocio para la población costarricense, además de que no va a resolver ningún problema, ni el del déficit, ni el de la deuda, ni la crisis fiscal. Sería a lo sumo un paliativo.

Lo que sí resolvería los problemas fiscales es acabar con la evasión fiscal y con el fraude fiscal. Pero de reforma fiscal no se ha dicho nada. El mismo presidente ha dicho que aquí se dejan de pagar 3 millones de millones de colones cada año por impuestos establecidos legalmente, y nada se hace al respecto. Con ese dinero en cinco años ya no tendríamos ni deuda, ni déficit fiscal ni ninguna otra enfermedad. Pero no quiere enfrentarse a los grandes evasores, que son los de su clase y son los financistas de su partido.

Él es la representación de ese neoliberalismo fatal que él mismo impulsó en Indonesia, donde se depredó una extensión de bosques del tamaño de Costa Rica y se echaron de sus tierras a millones de indígenas, todo para promover el cultivo de la palma aceitera y promover la minería a cielo abierto. Ahí está el informe del Oakland Institute que nosotros publicamos en la revista Surcos. Búsquenlo para que vean.

¿Cuál ha sido el resultado del neoliberalismo? Que en el mundo el 1% de la población se apropia del 51% de la riqueza global, mientras que la mitad más pobre solo posee el 1% de la riqueza. Esa la demostración más palmaria del fracaso del neoliberalismo como camino de desarrollo. Pero tenemos otra muestra de ese fracaso, y son las grandes victorias del pueblo de Chile, el triunfo de Petro en Colombia y el próximo triunfo electoral de Lula en Brasil (¿seguiremos nosotros después?). Los pueblos se cansaron de que les roben su bienestar y su dignidad y empiezan ya a decir ¡Basta!

Día del Negro

José Luis Pacheco Murillo

Costa Rica celebró, oficialmente, el “Día del Negro” según el decreto Nº 11928, realizado en la administración de Rodrigo Carazo, expresidente de la República (1978-1982), por iniciativa impulsada por el Sindicato de Educadores Costarricenses (SEC, sin embargo no es sino hasta en el año 2021 se celebra por primera vez el 31 de agosto como el Día Internacional de los Afrodescendientes, en homenaje a las contribuciones de la diáspora africana alrededor del mundo, así como sensibilizar a la población acerca de la necesidad de eliminar las formas de discriminación contra los afrodescendientes.

La creación de esta efeméride fue presentada por Costa Rica, copatrocinada por 52 países miembros para su aprobación en Asamblea General de las Naciones Unidas.

La escogencia del 31 de agosto como fecha para la celebración no es casualidad, se debe en conmemoración de la Primera Convención Internacional sobre la Situación de las Personas Negras, en el Madison Square Garden, en Nueva York, el 31 de agosto de 1920, y como resultado de las discusiones en esa convención, se promulga “La Declaración sobre los Derechos de los Negros”.

Con ello se quiere reafirmar la libertad e igualdad de derechos, reconociendo su potencial de contribución al desarrollo y bienestar de la sociedad.

Si bien es cierto se han alcanzado algunos avances en los ámbitos legislativo, normativo e institucional, siguen manifestándose diversas formas de discriminación racial, marginación y exclusión, evidenciado en desigualdades estructurales en materia de derechos humanos.

Históricamente, la provincia de Limón, que se ha caracterizado por aglutinar la mayor población afrodescendiente en el país, en términos generales ha vivido el abandono, la indiferencia y en más de una ocasión el olvido por parte de los gobiernos de turno y con ello, afectándose la colectividad se ha afectado a cada uno de los habitantes que han sufrido por esas conductas discriminatorias y de abandono. Y desgraciadamente podríamos asimilar la situación de Limón en Costa Rica con muchas otras zonas en otros países y con África con relación al mundo entero. Eso debe acabar

Dios quiera que este día no sea solo una celebración de jolgorio y vacilón, sino que, y especialmente, se asuman compromisos para que se empiece a saldar la deuda histórica que se tiene con este sector de la población y que las futuras generaciones puedan disfrutar de lo que sus antepasados, por desidia, egoísmo e indiferencia, se vieron privados.

Un abrazo fraterno a los negros y afrodescendientes en Costa Rica y el mundo.

Mundo sin guerras: Una iniciativa plena de vida

11/19/1985 President Reagan greeting Mikhail Gorbachev at Villa Fleur d’Eau during their first meeting a the Geneval Summit

Madrid, España – 

Los orígenes de la organización humanista «Mundo sin guerras y sin violencia» (MSGySV) fueron en Moscú recién disuelta la URSS. Allí vivía Rafael de la Rubia en 1993, su creador.

Unos de los primeros apoyos que recibió la organización fue de Mijhail Gorbachev del que hoy comunican su fallecimiento. Aquí va nuestro agradecimiento y reconocimiento por su aporte al entendimiento entre los pueblos y por su apuesta por la reducción de los armamentos y el desarme mundial. Aquí se reproduce el texto que Mijhail Gorbachev hizo celebrando la creación de MSGySV.

«¿Paz o guerra?. Este es realmente el dilema continuo, que viene acompañando a toda la historia de la humanidad.

A lo largo de los siglos, en el desarrollo ilimitado de la literatura, millones de páginas están dedicadas al tema de la paz, a la necesidad vital de su defensa. La gente siempre ha comprendido que, como decía George Byron, “la guerra perjudica a las raíces y a la corona”. Pero al mismo tiempo las guerras han continuado ilimitadamente. Cuando aparecían discusiones y conflictos, los argumentos razonables retrocedían ante los argumentos de la fuerza bruta, en la mayoría de los casos. Además, los cánones de derecho elaborados en el pasado y existentes hasta tiempos no tan lejanos consideraban la guerra como el método “legal” de hacer política.

Recién en este siglo se han producido algunos cambios. Estos han sido más importantes después de la aparición de las armas de eliminación masiva, en especial el armamento nuclear.

Al finalizar la guerra fría, por esfuerzos comunes de Oriente y de Occidente se apartó la amenaza terrible del conflicto bélico entre las dos potencias. Pero desde entonces la paz no ha dominado en la tierra. Las guerras siguen eliminando decenas, cientos de miles de vidas humanas. Vacían, arruinan a países enteros. Ellas mantienen la inestabilidad en las relaciones internacionales. Ellas ponen barreras en el camino para la resolución de muchos problemas del pasado que ya deberían estar resueltos y dificultan resolver otros actuales de fácil solución.

Después de haber comprendido lo inadmisible de la guerra nuclear -cuyo significado no podemos menospreciar, hoy tenemos que dar un nuevo paso de importancia también decisiva: es un paso hacia la comprensión de la no aceptación por principios de métodos bélicos como forma de resolución de los problemas existentes hoy o los futuros que se presenten. Para que las guerras sean rechazadas y excluirlas definitivamente de las políticas gubernamentales.

Es difícil hacer este nuevo y decisivo paso, es muy difícil. Porque aquí, tenemos que hablar por un lado de desvelar y neutralizar a los intereses que producen las guerras contemporáneas y por otro lado de superar la predisposición sicológica de la gente y especialmente de la clase política mundial, a resolver las situaciones conflictivas por medio de la fuerza.

A mi parecer, la campaña mundial por un “Mundo sin guerras”…. y las acciones planificadas para el tiempo de la campaña: discusiones, encuentros, manifestaciones, publicaciones, permitirán revelar públicamente los verdaderos orígenes de las actuales guerras, mostrar que ellos se oponen completamente a las razones manifestadas y demostrar que los motivos y justificaciones para estas guerras son falsos. Que las guerras hubieran podido evitarse de haber tenido insistencia y paciencia en la búsqueda de vías pacificas para superar los problemas, sin escatimar esfuerzos.

En los conflictos contemporáneos, las guerras tienen en su base esencial a las contradicciones nacionales, étnicas y a veces hasta en discusiones tribales. Frecuentemente a esto se suma el factor de los conflictos religiosos. Además existen las guerras por disputa de territorios y de las fuentes de recursos naturales. En todos los casos, sin duda alguna, los conflictos podrían ser resueltos con métodos políticos.

Estoy seguro que la campaña por un “Mundo sin Guerras” y su programa de acciones permitirán sumar a grandes cantidades de fuerzas de la opinión pública al proceso de extinción de los aun existentes focos de guerras.

Así el rol de la sociedad, especialmente de los médicos, de los científicos nucleares, biólogos, físicos, consistirá no solo en hacer comprender a la humanidad lo inadmisible de la guerra nuclear sino también en realizar acciones que alejen de todos nosotros esta amenaza, es decir: el potencial de la diplomacia popular es enorme. Y él no solo no está acabado sino que en gran medida no está todavía aprovechado.

Es importante, es importantísimo crear condiciones para evitar la instalación de focos de guerra en el futuro. Las instituciones intergubernamentales existentes todavía no son capaces de conseguirlo, a pesar de que toman algunas medidas (tengo en cuenta la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa, otras organizaciones religiosas, y por supuesto la O.N.U., etc.).

Está claro que esta tarea no es fácil. Porque, en alguna medida, su resolución exige la renovación de la política en la vida interna de los pueblos y gobiernos así como modificaciones también en las relaciones entre los países.

En mi entender, la campaña por un Mundo sin Guerras, es una campaña mundial de dialogo, dentro y fuera de cada país por encima de las barreras que los separan; de dialogo en base a la tolerancia y apoyándose en los principios del respeto mutuo; de un dialogo capaz de contribuir a cambiar las formas políticas con el fin de consolidar nuevos y realmente pacíficos métodos políticos de resolución de los problemas existentes.

En el plano político, tal campaña es capaz de crear iniciativas interesantes dirigidas al establecimiento de un entendimiento común para la consolidación de una conciencia pacífica. Eso no puede dejar de ser un factor de influencia en la política oficial.

En el plano moral, la campaña por un “Mundo sin Guerras” puede contribuir al fortalecimiento del sentido de rechazo a la violencia, a la guerra, como instrumentos políticos, llegando a un más profundo entendimiento del valor de la vida. El derecho a la vida es el derecho principal del Ser Humano.

En el plano sicológico, esta campaña va a contribuir a la superación de las tradiciones negativas heredadas del pasado, al fortalecer la solidaridad humana…

Está claro que sería importante que todos los estados, todos los gobiernos, los políticos de todos los países comprendan y apoyen la iniciativa por un “Mundo sin guerras”, para garantizar un comienzo pacifico del siglo XXI. A éstos, yo hago mi llamamiento.

“El futuro pertenece al libro, no a la espada”- dijo una vez el gran humanista Víctor Hugo. Yo creo que así será. Pero para acelerar el acercamiento de tal futuro son necesarias ideas, palabras y acciones. La campaña por un “Mundo sin Guerras” es un ejemplo, en el más alto grado de acción noble.»

Mijhail Gorbachev

 

Compartido con SURCOS por Rafael López Alfaro.

Fuente de información: https://www.pressenza.com/

¿Cuánto es el presupuesto que Costa Rica realmente dedica a la educación pública?

Luis Paulino Vargas Solís
Economista, investigador CICDE-UNED

El artículo 77 de la Constitución es claro: el sistema educativo de Costa Rica está constituido por “sus diversos ciclos, desde la preescolar hasta la universitaria”. No se incluye el INA, los CEN-CINAI, ni esa extraña jungla de 50 instituciones, que, según la ministra Müller, ha de formar parte del presupuesto de la educación. En relación con el sistema educativo, según éste es definido por la Constitución, el artículo 78 es igualmente contundente, cuando ordena lo siguiente: “En la educación estatal, incluida la superior, el gasto público no será inferior al ocho por ciento (8%) anual del producto interno bruto…” (sic).

Pero, en fin, ¿cuánto es realmente el monto que se destina a la educación? Voy a basarme en datos que aparecen en un reportaje de la periodista Sofía Sánchez, publicado en el Semanario Universidad, cuya fuente es el propio Ministerio de Educación (MEP), y voy a combinar esos datos, con los correspondientes el Producto Interno Bruto (PIB) a precios de mercado (montos nominales). Obtengo así los porcentajes correspondientes a la ratio “presupuesto educación/PIB”, los cuales son como siguen:

  • 2013:   6,83%
    2014:   6,92%
    2015:   7,29%
    2016:   7,37%
    2017:   7,47%
    2018:   7,40%
    2019:   7,00%
    2020:   7,34%
    2021:   6,69%
    2022:   5,83%

Cuatro conclusiones básicas derivan de lo anterior:

  • Jamás se ha cumplido el mandato constitucional del 8% (un transitorio al artículo 78 de la Constitución ordena que, a partir de 2014, debía darse cumplimiento a esa disposición.
  • Los porcentajes tienden gradualmente a crecer hasta 2017. De 2018 en adelante vienen en retroceso.
  • El dato para 2022 nos hace retroceder al menos 10 años.
  • La Constitución está siendo violentada de modo flagrante.

Pero, consideremos también: ¿cuáles son las cifras que oficialmente se manejan?

Me remito de nuevo al reportaje de Universidad que ya mencioné. Según ahí se indica, y citando fuentes oficiales del MEP, los porcentajes dedicados a educación llegaron al 8,01% en el 2017 y 7,92% en el 2018. Y todavía se habla de 6,9% para 2021 y 6,4% en 2022. Estos datos difieren claramente de los que indiqué.

Si son correctos los datos sobre los presupuestos de la educación, que le fueron suministrados a Universidad por el propio MEP, y si también son correctos los datos sobre el PIB que publica el Banco Central, resulta entonces que los porcentajes que da el MEP son incorrectos.

¿A qué se debe eso? Una razón podría ser que los datos presupuestarios que aportó el MEP a la periodista de Universidad, corresponden estrictamente al sistema educativo, sin incluir las otras instituciones (INA, CEN-CINAI, etc.) que a la brava han metido en educación. Pero el propio reportaje de Universidad descarta esa posibilidad (supongo que lo hace con base en información oficial), al afirmar que el presupuesto reportado incluye las transferencias a las mencionadas instituciones.

En tal caso, el MEP simplemente está reportando porcentajes que son falaces. Y, si no lo son, les corresponde aclararle a la ciudadanía la forma precisa cómo los calcularon.

O sea, no solo se atropella la Constitución, y no solo se está aplicando tijera a lo bestia a la educación, sino que, encima de todo, se aportan datos confusos y contradictorios.

¿Cuál “democracia” electoral en Costa Rica?

Martín Rodríguez Espinoza

La reciente lucha de poder que se desarrolla en Costa Rica, entre dos sectores de la aristocracia con altos intereses financieros, saca a la luz todo aquello que ya sabíamos, que ya conocíamos, que ya hemos vivido desde 1948 y hasta nuestros días. NO hay verdadera democracia en Costa Rica, no existe, y si hay alguna, es la democracia de los millonarios, la democracia de clanes familiares que han mantenido el poder, la democracia de los corruptos, podríamos decir, desde la época colonial.

Los ataques de un sector financiero metido a narcotraficantes, contra otro sector financiero, igualmente corrupto, sacan a la luz del día los números de todos esos sectores financieros que COMPRAN candidatos a la Presidencia y a la Asamblea Legislativa, que fabrican y financian partidos políticos, con millones y millones de dólares y colones, con los medios de “comunicación” en su poder, con bolsas de basura llenas de dólares o dólares en oficinas de corruptos. Financistas que posteriormente piden el favor de vuelta, para que legislen a favor de sus intereses.

¿De cuál democracia electoral habla el Tribunal de Elecciones?, cuando es un “zombie” en medio de tanta corrupción con el financiamiento de candidatos y partidos, pero una feroz bestia cuando se trata de “amarrar” a otros partidos políticos “pequeños”, pero que tienen una propuesta absolutamente diferente, honesta y transparente, como es el caso del Partido Pueblo Unido.

El TSE, en medio de “investigaciones” a candidatos y partidos, por corrupción, les permite participar y ser electos. Pueden ESTAFAR al TSE y este ente, al servicio de los mismos de siempre, permite que sigan en sus partidos o les permite “fabricar” otro para participar de las elecciones en “condiciones de igualdad”.

¿Cuál igualdad electoral?, unos con los bolsillos llenos y otros siendo sancionados porque hacen una pinta en un poste, porque solo tienen dinero para un tarro de pintura, cuando nacionales o extranjeros, de dudosa credibilidad, financian a manos llenas a los partidos políticos que son del agrado de quienes detentan el verdadero poder en Costa Rica, o responden a sus intereses.

¿Cuál igualdad electoral?, cuando los medios de “comunicación” dedican 5 minutos a otros candidatos y semanas enteras “a los suyos”.

No hay duda, la democracia de la que hablan, no es democracia para el pueblo o la clase trabajadora, es la democracia de una clase corrupta y parasitaria que saquea la riqueza del país, con todos los gobiernos anteriores y con el actual, por igual.

El pueblo costarricense debe recuperar y desarrollar la VERDADERA democracia, la del pueblo, la que le permita crecer con justicia y verdadera libertad. Que le permita tener empleo y salario digno, una vivienda, educación verdaderamente gratuita y de calidad, tierra para los campesinos, apoyo a los micro, pequeños y medianos productores, defensa y fortalecimiento de la salud pública y los recursos naturales. Esa democracia es por la que debe organizarse y luchar el pueblo costarricense.
 
30 de agosto de 2022

Desprendámonos de la sociedad del desatino

Lorena Rodríguez. Filóloga, máster en lingüística y en educación.

Mucho hemos escuchado la frase: “cada pueblo tiene el gobierno que se merece”, sin embargo, me atrevo a replantearla así: “en cada época, los pueblos tendrán el gobierno propio de su momento histórico”.

Ajenos, como solemos estar la enorme mayoría de los ciudadanos, de los constructos y los grandes movimientos sociológicos generadores de cambio, especularé un poco al respecto. En Costa Rica, hoy, en pleno siglo XXI, momento hacia el que se dirigían anhelantes nuestras miradas desamparadas de la centuria anterior, después de haberse desangrado en dos penosas guerras mundiales, enormes conflictos políticos e impensables cambios socioeconómicos, fue como llegamos a una meseta colmada de desatinos, y en el caso que me ocupa, tal desatino desembocó en la elección del actual gobierno. Es entonces cuando delibero sobre una época en la que tenemos un grupo gobernante propio de este momento histórico, un momento y un lugar en el cual nos encontramos en el desamparo ideológico, hijo, no solo de la demagogia sino de lo que bien se ha denominado por los estudiosos “el ilusionismo mental”, nefasto para cualquier sociedad.

Hemos hecho oídos sordos, a través de muchos años, de profesionales de alto nivel que han hecho gala de su claro menosprecio hacia temas éticos fundamentales y nos hemos reído de ello, como si se tratara de una comedia que se acaba al caer el telón.

Hemos sido testigos de la caída libre del crecimiento intelectual por generaciones, las cuales han crecido y se han desarrollado sin la dirección exacta de una auténtica formación en el campo del saber como tal, engreídas todas por la posesión de una cantidad cada vez más abrumadora de simple información. El conocimiento, al cual se accede por el duro camino de la reflexión y la profundización de las cuestiones fundamentales y decisivas de la vida, ha sido sustituido por la instrucción y el entusiasmo por la expresión personal que los convierten en verdaderos intrusos en el campo del discernimiento, y se lanzan, cual aves enceguecidas y empoderadas, al vacío. Hoy obtenemos una clase gobernante a la medida de nuestras banalidades.

Producto de este declive bochornoso en la formación ética y religiosa, jóvenes y no tanto, se adueñan de las redes sociales que, cual serpiente que se come la cola, es fuente y receptáculo de incontables despropósitos. Ahí declaran todo tipo de opiniones con fuertes deficiencias de conocimiento histórico, económico y político, aferrados a una intuición espontánea e instintiva, creyéndose dueños de un poder que en realidad no tienen y sin reconocerse víctimas de una manipulación continuada. De esta manera, se construyen argumentaciones falaces, aceptadas y repetidas por otros, incapaces de reconocerlas; se normalizan las conductas inmorales por una supuesta existencia común; se copian y se reproducen escenarios delictivos al ser presentados como resultado de pensamientos audaces y voluntades férreas; se aborrece a los intensos que muevan a la reflexión y a todo escrutinio que requiera tiempo y dedicación, ya que “después de la pandemia”, lo que antes era pereza, hoy es “espacio personal”.

Entonces, ¿qué esperar de unos gobernantes cuyas ocurrencias son aclamadas por una multitud de frívolos, cuya triste estulticia es producto directo del descuido intelectual de sus mayores? ¿Qué esperar de quienes, por miedo al micrófono, lo ceden a quien, por sus años de experiencia usándolo, se adueña, a su vez, de una voz que hace resonar como LA voz? No, muy triste, pero debo subrayar que este es el resultado de décadas de abandono en la educación, de intentos fallidos y replanteamientos a través de los cuáles se introdujeron cambios interesantes como el estudio de la Lógica (la cual pocos entendieron), para luego eliminarlos. Hoy, ya exhaustos, nos abandonamos a programas foráneos que buscan la construcción de una identidad multinacional, cuando en realidad significa borrar los Estudios Sociales y la Cívica, sendos pilares de la significación y el cuidado de lo nuestro.

Todo esto se trata, pues, de una culpa colectiva y, por lo tanto, no existen inocentes.

Los que estamos no podemos decir que no hemos estado y, para no faltar a la verdad, debo decir que también muchos dilectos costarricenses se han alejado de nuestras fronteras por estas y otras razones. Gran parte de ellos han forjado carreras exitosas en el extranjero, producto en su mayoría de una universidad sencilla, nacida del regazo de Santo Tomás y que ha ido creciendo vigorosa, para situarse entre las mejores de Latinoamérica: la Universidad de Costa Rica. Ahora, estos necios descendientes del infortunio, hijos de la inmediatez y hoy llegados al poder, buscan cercenarla. En la búsqueda de nuevos horizontes, sin embargo otros que también se fueron y volvieron, no vieron nuestra gloria, sino que aprendieron a despreciar la robustez de una democracia que, fácilmente, puede declararse descendiente dilecta de la época de oro de Pericles, a quien debemos la frase “Decídanse, porque la felicidad depende de ser libres y la libertad depende de ser valientes”. Entiendo que, en estos momentos, hasta citar esta frase resulte peligroso. Sin el debido entendimiento, cualquiera puede adueñarse de ella para justificar sus desatinos y disfrazarlos de valentía, por eso, ojo, compatriotas, el camino fácil nunca conduce a buenos lugares. Es hora de ponerse serios para que la comodidad de nuestros sitios de trabajo y de nuestros hogares no se convierta en los asientos de platea desde los cuales observamos cómo nuestra institucionalidad y nuestros derechos son lanzados a los leones por una simple señal del dedo pulgar desde la silla presidencial.

Imagen: culturacolectiva.com