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Crisis de la democracia en Centroamérica será analizada en webinario académico

PRISMA y la Cátedra Centroamérica de la Universidad de Costa Rica (UCR) invita al webinario “Crisis de la democracia en Centroamérica”, un espacio de reflexión que reunirá a especialistas de la región para examinar los desafíos actuales que enfrentan los procesos democráticos en el istmo.

El encuentro se realizará el miércoles 19 de noviembre de 2025, a las 10:00 a.m. (hora Centroamérica), y será transmitido en Facebook Live por la página de la Cátedra Centroamérica (UCR).

Participarán Ileana Gómez, del equipo coordinador de la Fundación PRISMA; el economista Rafael Enríquez; y Alberto Cortés, coordinador de la Cátedra Centroamérica de la UCR.

Desde Fundación PRISMA, Ileana Gómez abordará los riesgos que amenazan la democratización en los países del Triángulo Norte de Centroamérica, donde —según explicó— las élites económicas buscan silenciar voces disidentes y controlar territorios rurales y sus recursos.
A pesar de ese contexto, Gómez subraya que comunidades campesinas, pueblos indígenas y afrodescendientes están impulsando una resignificación de los territorios, reconociéndolos no solo como tierra productiva, sino también como espacios de identidad social, ejercicio de derechos y prácticas de sustentabilidad e inclusión.

Este diálogo forma parte de los esfuerzos de la Facultad de Ciencias Sociales (UCR), en alianza con PRISMA y el programa FOCOS, por promover el análisis regional sobre las condiciones democráticas y las respuestas sociales frente a los autoritarismos que resurgen en América Central.

📅 Fecha: Miércoles 19 de noviembre de 2025
🕙 Hora: 10:00 a.m. (hora Centroamérica)
📍 Transmisión: Facebook Live – Cátedra Centroamérica UCR

Lanzamiento del documento “Una propuesta para pensar, analizar y trabajar la violencia que agobia nuestros días”

El Núcleo de Investigación y Acción en Psicología y Violencia invita al lanzamiento de su más reciente documento de trabajo, titulado “Una propuesta para pensar, analizar y trabajar la violencia que agobia nuestros días”, el cual busca abrir un espacio de reflexión crítica y acción frente a las múltiples expresiones de violencia que afectan la vida cotidiana de las personas y comunidades en Costa Rica.

El documento parte del compromiso ético y profesional de la psicología con la transformación social, proponiendo herramientas conceptuales y metodológicas que permitan abordar la violencia desde una perspectiva integral. La propuesta incluye ejes para el análisis de la violencia estructural, simbólica, de género y comunitaria, con el fin de aportar insumos para la acción profesional, institucional y colectiva.

🗓 Fecha: Lunes 17 de noviembre de 2025
💻 Modalidad: Virtual (Zoom)
📲 El código QR del afiche permite acceder directamente al enlace de la reunión.

Entre cenizas y algoritmos: el eclipse democrático y el renacer autoritario

Frank Ulloa Royo

Resumen:

Este artículo reflexiona sobre el colapso del socialismo democrático y el ascenso de nuevas formas de fascismo en Europa y América Latina. El primer capítulo analiza cómo los países nórdicos, otrora bastiones del pacto social, han sido seducidos por discursos autoritarios, mientras en América Latina las maquinarias electorales y los algoritmos reemplazan a los ejércitos como instrumentos de control. El segundo capítulo se centra en Costa Rica, donde la multiplicación de partidos sin ideología, el descrédito del sistema electoral y el ataque a la institucionalidad desde el propio poder estatal configuran un escenario de grave deterioro democrático. El texto propone una lectura ética y literaria del presente, y plantea la necesidad de repensar el mito del ave fénix como tarea colectiva ante la crisis de humanidad.

Palabras clave:
Socialismo democrático, fascismo digital, crisis institucional, Costa Rica, autoritarismo, sindicatos, democracia, ética política

Capítulo I: El fin del socialismo democrático y el renacer del fascismo

Hubo un tiempo en que el socialismo democrático fue más que una etiqueta. Fue una promesa. En los países nórdicos, esa promesa se tradujo en hospitales públicos, educación gratuita, sindicatos fuertes y partidos que aún cantaban. Se creyó que el capitalismo podía ser domesticado, que el mercado podía servir sin devorar, que el trabajo podía tener dignidad sin pedir permiso al capital (Gomariz, s.f.).

Pero ese tiempo se ha ido. Hoy, incluso las sociedades que fueron modelo de equidad escuchan los cantos de sirenas autoritarias. En Suecia, Finlandia y Dinamarca, crecen partidos que hablan de orden, de fronteras, de pureza. La guerra fría, que parecía enterrada, resucita como espectro, no solo en lo militar, sino en lo cultural y simbólico (Urrego Ardila, 2022). Se rearma, se vigila, se teme. El pacto social se deshilacha, y en su lugar se instala la sospecha.

En América Latina, el paisaje es semejante, aunque con sus propios matices. Aquí no son los tanques los que avanzan, sino los algoritmos. Las maquinarias electorales se perfeccionan, los ejércitos quedan a la retaguardia, y los sindicatos se refugian en discursos que ya no conmueven. Los partidos políticos han perdido sus ritos, sus cantos, su capacidad de convocar desde la emoción colectiva. Con excepciones luminosas —Uruguay, Brasil, Colombia— el continente parece rendirse a una nueva forma de fascismo: más digital, más emocional, más eficaz (Trindade, 2003; Borón, 2003).

Este nuevo fascismo no necesita uniformes ni marchas. Se disfraza de eficiencia, de modernidad, de sentido común. Promete seguridad, orden, progreso. Pero lo que ofrece es miedo, exclusión, silencio. No busca convencer: busca saturar. No construye comunidad: la reemplaza por tribus digitales. No propone futuro: administra el presente como si fuera eterno.

Y mientras tanto, los que aún creemos en lo humano, en lo colectivo, en lo justo, nos preguntamos: ¿a qué oponernos? ¿A quién apoyar? Los liderazgos se construyen en redes, se consumen como productos, se olvidan como memes. La juventud, despojada de esperanza, ya no quiere reproducirse. Adopta mascotas, se sumerge en pantallas, se repliega. Lo social se desplaza, lo político se diluye, lo humano se desvanece.

Tal vez, como decía Gomariz (s.f.), solo las comunidades más “atrasadas” puedan salvarse. Las que aún cultivan la tierra con las manos, las que aún cuentan historias en la plaza, las que aún entierran a sus muertos con canto. Tal vez allí se guarde la semilla de un nuevo comienzo.

Pero no basta con esperar. Es hora de repensar el mito del ave fénix. No como consuelo automático, sino como tarea ética. Reconstruir lo humano desde las cenizas, con memoria, con coraje, con palabra. Porque si algo nos queda, es la capacidad de resistir, de narrar, de cuidar.

Capítulo II: Costa Rica: el deterioro democrático y el riesgo de colapso institucional

Costa Rica, país que alguna vez fue símbolo de estabilidad democrática en América Latina, atraviesa hoy una crisis profunda, no solo institucional, sino ética. La multiplicación de partidos sin ideología, la banalización del liderazgo político y el uso del poder estatal para desacreditar el sistema electoral configuran un escenario alarmante (Cortés Ramos & Fernández Alvarado, 2021).

Los partidos políticos han dejado de ser espacios de deliberación y proyecto. Se han convertido en plataformas de ocasión, sin raíces ni propuestas. Los líderes que emergen son fatuos, construidos por redes sociales, sin trayectoria ni compromiso. La política se ha vuelto espectáculo, y la institucionalidad, blanco de ataques desde el propio poder ejecutivo.

El Tribunal Supremo de Elecciones, pilar de la democracia costarricense, ha sido objeto de sospechas infundadas, sembradas desde el discurso oficial. Esta estrategia, que recuerda el modelo argentino de deslegitimación institucional (Trindade, 2003), se despliega ahora desde el centro mismo del Estado, con una eficacia inquietante.

Los sindicatos, otrora actores de resistencia, sobreviven en discursos, pero enfrentan descrédito, fragmentación y persecución. La ciudadanía, desorientada, se repliega en la individualidad, mientras crece el riesgo de una ruptura mayor. No es exagerado hablar de una posible segunda guerra civil, no en términos bélicos tradicionales, sino como colapso del pacto social, del respeto mutuo, de la convivencia democrática.

Este tema no es para jugar. La democracia no está escrita en piedra. Requiere cuidado, memoria, coraje. Y hoy, más que nunca, exige una palabra clara, una resistencia ética, una reconstrucción desde las ruinas. Esperamos que se trate de un eclipse y no el inicio de una nueva historia de terror para la humanidad.

Referencias

Boron, A. (2003). El fascismo como categoría histórica: en torno al problema de las dictaduras en América Latina. CLACSO. http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/clacso/se/20100529014903/3capituloI.pdf

Cortés Ramos, A., & Fernández Alvarado, D. (2021). Órdenes sociales, regímenes políticos y geopolítica en Centroamérica: una lectura de larga duración en el contexto del bicentenario. Anuario de Estudios Centroamericanos, 47(2), 1–30. https://doi.org/10.15517/aeca.v47i2.48291

Gomariz, E. (s.f.). Reflexiones sobre el socialismo democrático y la socialdemocracia. Manuscrito inédito.

Trindade, H. (2003). El tema del fascismo en América Latina. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. https://www.cepc.gob.es/sites/default/files/2021-12/16048repne030111.pdf

Urrego Ardila, M. A. (2022). Totalitarismo, fascismo y su importancia para América Latina: continuidad de la Guerra Fría en el campo cultural y las ciencias sociales. Revista de Estudios Latinoamericanos, 34(1), 45–67. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/9016543.pdf

Cuando el pueblo se convierte en consigna

*M. EL Ernesto Herra Castro
Sociólogo

Las imágenes recientes de la marcha encabezada por figuras del Partido Liberación Nacional (PLN) bajo la consigna Defendamos Costa Rica” confirman lo que advertí en un artículo anterior publicado en otro medio (Las consignas de la oligarquía): los sectores que históricamente se beneficiaron del modelo de dominación económica y simbólica de la oligarquía criolla vuelven a ocupar el primer plano del escenario público, esta vez disfrazados de defensores del pueblo. Pero lo verdaderamente alarmante no es su teatralidad, sino la participación utilitaria de las universidades públicas y los sindicatos, que terminan sirviendo de andamiaje legitimador a quienes entregaron la soberanía nacional en el altar del neoliberalismo.

No hay que olvidar que el PLN fue el artífice de la apertura comercial que devastó la agricultura, desmanteló el Estado social y erosionó la paz social construida a pulso durante décadas. Fueron sus gobiernos los que convirtieron la educación en una mercancía, la salud en un negocio y el trabajo en una precariedad institucionalizada. Que hoy aparezcan marchando por la defensa del agro” o la unidad nacional” no es más que un gesto de cinismo histórico: quienes destruyeron la casa ahora posan como sus guardianes. Y lo hacen de la mano de un aparato universitario que, en lugar de producir pensamiento crítico, se presta al juego mediático de la democracia liberal, confundiendo presencia cívica” con neutralidad académica.

El problema no es que la universidad participe en el debate público de hecho, debe hacerlo, sino desde qué lugar y con qué conciencia lo hace. Cuando lo hace sin distanciamiento crítico, cuando se alinea con las fuerzas políticas que vaciaron de contenido al Estado y al bien común, cuando pone sus símbolos y su legitimidad al servicio de intereses partidarios, renuncia a su función emancipadora. No es el pueblo quien marcha, sino la razón crítica convertida en procesión institucional, donde las universidades, en vez de interpelar el poder, se suman a su liturgia. Lo que se presenta como civismo no es sino una escena de restauración simbólica del orden político que las alimenta.

Lejos de haberse vestido de pueblo, como alguna vez soñaron la conquista de la institución educativa quienes le sembraron al lado del pensamiento crítico latinoamericano, la universidad corre el riesgo de culminar por disfrazarse de pueblo para servir al poder. Es el pueblo el que trabaja, produce, resiste y sostiene lo comúnquien encarna hoy las múltiples fracturas de una “democracia” forjada al calor de la evasión, la impunidad y la decadencia moral que sin ningún pudor llaman institucionalidad”. Es junto al pueblo que también la vieja política negó que el futuro de la universidad debe surgir sin temor a afirmarse como actor social y popular. Allí radica su legitimidad: en el vínculo con la vida concreta, material, espiritual del pueblo que le sostiene, no en la obediencia cómplice de una aristocracia nobiliaria cuyos apellidos se extienden desde la Colonia hasta la actualidad sobre la base de la explotación sistemática de aquellos a quienes ahora se atreve a llamar “compatriotas”.

Si es verdad que la historia habría de repetirse dos veces, primero como tragedia y luego como farsa, como pensaba Marx tras el golpe que disolvió la república francesa y devolvió el poder a los herederos del viejo imperio, la tragedia que como país hemos experimentado los últimos 20 años han estado promovidos por la voracidad egoísta, individualista y egocéntrica con que el PLN anunciaba durante la negociación del TLC (2007) que sin duda, “como en toda negociación” decían, habrían “ganadores” y “perdedores”. La tragedia se ha hecho carne en nuestra nación con la entrega del país y de sus instituciones a los intereses de las dinastías mediáticas y financieras: la familia Jiménez, que desde La Nación y su participación en FIFCO ha moldeado candidaturas y opinión pública a su antojo; los Picado Cozza, dueños de Teletica, cuyo Canal 7 se erige como altavoz de una élite política y financiera que siempre está a salvo; los hermanos Arias, capaces de armar un bloque de 41 diputados para controlar la Asamblea y la agenda legislativa; las cámaras empresariales agrupadas en UCCAEP, junto a empresarios como los Quirós, los Raventós o Simaan, que compran favores electorales y dictan la política económica a cambio de aportes millonarios en las campañas políticas de quienes les protegen. Mientras eso ocurría la Farsa se hacía carne esta mañana bajo esa misma bandera que sin ningún pudor han mancillado los mismos partidos que privatizaron la tierra, la educación, la salud y nuestra paz.

El día que Ramiro perdió su empresa (sin quebrar)

Welmer Ramos González

Cuando vender más fue el principio del fin

Esta historia es real. Esperaba en la acera a que vinieran por mí y se me acercó un hombre que se presentó se llama Ramiro, era una tarde fría de diciembre —un día que debía ser alegre, pero que terminó lleno de congoja y rabia. Me contó que le habían ido quitando el negocio de la familia sin que, en el papel, paulatinamente sin que pareciera una quiebra. Con ello se le fue la ilusión de toda una vida. Ramiro es un hombre bueno: trabajador, honrado, inteligente, profesional e ingenioso. Pero aquella temporada lo dejó contra las cuerdas.

El negocio empezó con la receta de la abuela, un secreto de familia para elaborar y hornear galletas. Al principio las vendían en dos pulperías del barrio. Diez años después, cuando el abuelo perdió el trabajo, apostaron por el negocio: ampliaron el horno, pusieron marca, compraron un carrito repartidor. Los hijos se metieron al negocio, y las galletas “Los Abuelos” ya se vendían en todo el país.

El secreto no era solo la receta, era el cariño: el sabor, la textura, la presentación… todo tenía algo distinto.

Usted las ha probado”, me dijo Ramiro con un orgullo que dolía. “Y todo eso me lo robó el Supermercado Mastodonte”.

Su cliente más grande, la cadena que lo hizo soñar con crecer, ya no le compraría más.

Van a hacer mis galletas en El Salvador —me dijo— con mi receta, mi forma, mi empaque… y fui yo, ingenuamente, quien les dio todos los secretos. Caí a punta de engaños, presiones y mentiritas, sin darme cuenta”.

Me robaron, y yo metí al ladrón en la casa”, dijo con la voz quebrada y la mirada húmeda.

Mientras me contaba, respiraba profundo, botando el aire despacio, como si quisiera apagar un fuego que le quemaba por dentro.

Le sugerí hablar otra vez con la gerencia del Mastodonte; me respondió seco:

Ya lo intenté, no sirve. Me dijeron que no fue un robo de mi producto, que es que el precio no les sirve y que ahora ellos saben fabricarlo idéntico, que eso es estrategia y cumplimiento de metas. Así lo llaman ellos.”

La gerente me dijo: ‘Ramiro, lo lamento, así es el mercado’, y se puso de pie para que yo me retirara”.

Cuando Ramiro se despidió, me dio la mano con fuerza. Yo se la apreté y lo abracé.

Al verlo salir, el día pareció volverse más frío.

¿Quién dice que diciembre siempre es alegre?, pensé.

Cuando la marca Los Abuelos entró como proveedor de la mundialmente conocida cadena de supermercados Mastodonte, Ramiro estaba feliz. Sus ventas se triplicarían; con suerte, lo meterían en todos los formatos de la cadena, y así ocurrió. Entonces invirtió: amplió la planta, compró maquinaria, contrató más gente, consiguió certificaciones y se endeudó. Valía la pena: creía tener mercado seguro.

Pero lo que parecía apoyo fue una trampa. Durante meses, los ejecutivos del Mastodonte venían “a revisar la calidad”. En realidad, querían saberlo todo: la receta de cada producto, cuánto producía, cuál era su deuda, a qué precio vendía a los demás comercios; hasta capacitaron a su personal clave. Sonreían todo el tiempo.

Después de dos años y medio vino el golpe. Le exigieron bajar precios drásticamente “para garantizar que aquí estén los precios más bajos del país”. No era negociación:

Usted debe garantizarnos un margen neto del 30%, además de un descuento del 10% por volumen. Y ojo: si encontramos a alguien vendiendo más barato que nosotros, le descontamos un 20% de sus facturas pendientes. Somos su mayor comprador; debe sernos leal”.

Así operan. Con los precios que le impusieron, la fábrica vendía por debajo del costo. Una y otra vez le dijeron: “Con nosotros usted logra volumen de producción, y con los demás usted debe sacar rentabilidad”. Pero con una relación tan desigual, nunca pudo. La cadena Mastodonte siempre puso precios de ruina.

El caso de Ramiro no es único. Es el modelo. Grandes cadenas mundiales han construido su poder con políticas de compra depredadoras que destruyen al comercio nacional —la competencia— y les succionan las finanzas a las pymes, y a las no tan pymes.

Ofrecen precios iguales o más bajos que los de la Feria del Agricultor, pero no porque ganen menos; lo hacen porque imponen al productor condiciones ruinosas. Sostienen su imagen de “precios bajos todos los días” a costa del pequeño.

Detrás de cada “oferta imbatible” hay un proveedor que asumió el costo y sufre la extracción de su ganancia justa.

A los proveedores les exigen condiciones que asfixian: precios ridículamente bajos, exclusividad en las presentaciones de mayor venta, certificaciones que ellos mismos cobran, pagos a 90 días (con descuentos de facturas, si quieren cobrar antes). Cobran por cabeceras de góndola, por usar su centro de distribución, por “visibilidad”.

Y mantienen la política de “conozca a su proveedor” para saber qué tanto depende el productor de ellos: si un proveedor vende más del 30% o el 50% por medio de la cadena, lo tienen del cuello. Si lo sacan de los anaqueles, la empresa no aguanta.

Cuando alguien depende para sobrevivir, acepta cualquier condición. Incluso fabricar el mismo producto para la cadena, con otra marca —“Masrico”—, al costo o peor.

Ramiro me confesó:

Con el precio que me impusieron, no salgo; estamos perdiendo hace rato. Me metí en la trampa. Soy un fracaso”.

Se le quebró la voz.

Dijo que su papá le advirtió: “No te metas en inversiones grandes solo por un cliente; vende según tu capacidad”.

Pero la promesa de crecer pudo más.

¿Qué podía hacer? —me dijo— soy buena gente; quería dar trabajo”.

Yo, que lo escuchaba, sentí gran angustia. No atiné más que pedirle a Dios que iluminara a Ramiro.

La tarde se había enfriado, la llovizna apagó el sol. Cuando se fue Ramiro, la llovizna me cayó en los ojos también.

Estas prácticas exprimen a las pymes hasta dejarlas raquíticas. No las dejan crecer, destruyen al comercio local, concentran la riqueza, frenan el empleo y disminuyen la inversión productiva en el país. Las utilidades salen del país y se van a la casa matriz; aquí queda la ruina.

Cada empleo que crean estas cadenas puede destruir varios en agricultura, industria, transporte y servicios. Lo que parece eficiencia es, en realidad, concentración monopólica y extractivismo comercial dentro del mercado nacional.

Ramiro no esperaba que el gobierno arreglara su vida, pero sí cree que el país necesita reglas. Entre otras cosas, hace falta:

Regular la penetración y el poder de mercado de las grandes cadenas, como hacen en varios países de Europa, para proteger la competencia y al pequeño comercio.

Restituir derechos de propiedad intelectual cuando las pymes ven sus productos copiados y reetiquetados por la cadena —en suma, robados—.

Fomentar canales alternativos de comercialización: mercados locales, cooperativas y redes que devuelvan poder a los productores.

El caso de Ramiro es real, no es anécdota; es un espejo.

Muestra cómo el sistema puede devorar a quien produce con honestidad y talento.

Los que concentran el poder económico se justifican con un bostezo: “Así es el mercado”.

Pero los mercados no son dioses; son reglas creadas por la gente.

Y las reglas se pueden cambiar.

Dos años después, encontré a Ramiro y nos saludamos con entusiasmo. Era abril y hacía sol. Me dijo:

Ese diciembre tuve que despedir a la mitad del personal, vender los carros repartidores para pagar prestaciones y poner las bodegas a la venta para arreglar las finanzas. Logramos salvar apenas el 40% de los clientes que nos quedaban, todos pequeños y medianos, negocios que han sido fieles.”

Perdimos el 80% del capital —me dijo—, pero vamos de nuevo. La familia sufrió, sí, pero ahora nos unimos más. Que el Mastodonte se vaya al infierno; ahora le vendemos a la gente criolla.”

Me sonrió con una mezcla de dolor y orgullo.

Y supe entonces que, aunque lo hayan dejado raquítico, no lo habían vencido. Ahora me impactaba en las emociones, pero en positivo.

Si esto sirve para que otra pyme no cometa la misma ingenuidad, si mueve a un agricultor a buscar alternativas de venta, entonces contar esta historia valió la pena.

Porque un país donde las pymes y los agricultores no pueden prosperar, se empobrece a sí mismo, aunque las góndolas estén llenas los precios que se pagan son altos, siempre.

Consejo Universitario reconoce aportes del magistrado Fernando Cruz Castro

María del Mar Izaguirre Cedeño
Periodista

Con este acuerdo, la UCR reitera su papel como centro de pensamiento que promueve el libre acceso a la información y al conocimiento en pro del interés público y la progresividad de los derechos. (Foto: Anel Kenjeekeva,OCI).

De manera unánime, el Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica (UCR) reconoció al distinguido magistrado de la Sala Constitucional, Dr. Fernando Cruz Castro por sus aportes en materia de libertad de expresión, promoción de la pluralidad, la defensa de la autonomía universitaria, la libertad de cátedra y la democracia del país.

Para el Órgano Colegiado, la trayectoria y el conocimiento del Dr. Cruz han sido invaluables en la construcción de un marco teórico, normativo y jurisprudencial cuyo eje central es la defensa de la democracia, el cual ha impactado al país y el ámbito universitario. Asimismo, destacó su calificada participación en diversos espacios que fomentan el debate social desde una perspectiva que busca comprender la libertad de expresión como un derecho, y como una práctica sociohistórica sujeta a principios de responsabilidad, transparencia y control democrático.

El Consejo Universitario también reconoció en Fernando Cruz su posición clara y firme respecto a la importancia de asegurar la libertad de cátedra y la autonomía universitaria, elementos esenciales para evitar transgresiones a la Constitución Política de la República de Costa Rica y así garantizar un intercambio de ideas libre en el país

Adicionalmente, el acuerdo insta a la Administración a institucionalizar actividades conmemorativas al Día Nacional de la Libertad de Expresión y el Derecho a la Información, que se celebra cada 1. ° de setiembre, como una forma de reforzar el compromiso de esta Casa de estudios con el pensamiento crítico e independiente.

Trayectoria

Fernando Cruz Castro es licenciado en Derecho por la Universidad de Costa Rica y Doctor en Derecho de la Universidad Complutense de Madrid. También cuenta con estudios de posgrado en Criminología, en el Instituto de Criminología de la misma universidad española.

Inició su carrera como agente de Faltas y Contravenciones de Alajuela en 1972, actuario, agente fiscal, fiscal general, juez general, juez superior y presidente del Tribunal de Casación Penal

Actualmente es profesor en el posgrado de Derecho Penal de la Universidad de Costa Rica; es magistrado desde el 14 de octubre de 2004 y fue presidente de la Corte Suprema de Justicia desde el 2018 hasta el año 2022.

Fuente: https://www.cu.ucr.ac.cr/inicio/noticias/noticia/Articulo/consejo-universitario-reconoce-aportes-del-magistrado-fernando-cruz-castro.html

Defensa y resistencia: sosteniendo la democracia juntes

Invitación

Desde ACCEDER les extendemos la invitación a participar en las sesiones con sociedad civil sobre Defensa y resistencia: Sosteniendo la democracia juntes, financiadas por el Fondo Canadiense para Iniciativas Locales. Esta actividad está dirigida a personas interesadas en fortalecer sus conocimientos sobre democracia, derechos humanos y Estado de Derecho.

A través de dos sesiones virtuales y tres presenciales se brindarán herramientas prácticas que aumenten los conocimientos y capacidades de las personas participantes para conocer mejor qué es la democracia y el Estado; el sistema judicial, elección de jueces y litigio estratégico; dos talleres prácticos sobre recursos constitucionales como el hábeas corpus y el recurso de amparo; y una sesión como conocer de mejor forma cómo usar la Defensoría de los Habitantes en la defensa de derechos humanos.

No es necesario que te inscribás en todas las sesiones, podés hacerlo sólo en las que te interesen más.

Cronograma preliminar

Democracia 101 

Lunes 17 de noviembre, 5pm (Virtual)

Sistema judicial y litigio estratégico 

Lunes 24 de noviembre, 5pm (Virtual)

Taller: Derecho a la protesta y hábeas corpus 

Miércoles 26 de noviembre, 6pm (Presencial, lugar por confirmar)

Taller: Recurso de Amparo 

Miércoles 3 de diciembre, 6pm (Presencial, lugar por confirmar)

Defensoría: ¿cómo usarla? 

POR CONFIRMAR.

Inscripción abierta en el enlace adjunto:

https://forms.gle/84Zr1kjKDvYTS4FP7

Cupo limitado

Del siglo XXI al XIX: el capitalismo vuelve a su punto de partida

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

Mauricio Ramírez

Un estudio reciente de Jutta Bolt y Jan Luiten van Zanden (Estimaciones al estilo de Maddison de la evolución de la economía mundial: Una nueva actualización de 2023, Journal of Economic Surveys, abril 2024) ofrece la panorámica más completa de la economía global desde 1820 hasta hoy. Sus hallazgos son contundentes: el crecimiento económico mundial se está desacelerando y las brechas entre regiones vuelven a ensancharse.

En los últimos dos siglos, la humanidad ha experimentado un ascenso económico sin precedentes. Desde 1820 hasta 2020, el ingreso promedio mundial se multiplicó casi por trece, y el planeta entero fue arrastrado, con ritmos distintos, hacia una misma dinámica de modernización y expansión capitalista. Sin embargo, los datos más recientes sobre el crecimiento del PIB global muestran un fenómeno particular: la economía mundial se está ralentizando.

El ritmo de crecimiento que en el siglo XX parecía ilimitado hoy se desacelera y se concentra en pocas regiones, mientras amplias zonas del planeta, incluida América Latina, enfrentan un estancamiento crónico, como lo ha admitido la misma CEPAL. A primera vista, podría parecer un ciclo económico más. Pero desde una mirada histórico-científica, lo que está ocurriendo es la expresión de un agotamiento estructural de un modo de producción concreto.

Karl Marx anticipó que el desarrollo del capitalismo llevaría, con el tiempo, a una caída tendencial de la tasa de ganancia, a medida que la inversión en maquinaria y tecnología sustituyera el trabajo humano, única fuente real de valor. Cuando esa relación se agota, la rentabilidad cae, y el sistema necesita recurrir a nuevas formas de expansión: colonización, endeudamiento, guerras, innovación o financiarización. Por eso no resulta casual el clima de tensiones y reacomodos que hoy domina la geopolítica mundial: el sistema busca nuevos espacios donde reproducirse para sobrevivir.

Durante el siglo XIX, Europa impulsó su crecimiento sobre la base del colonialismo y la revolución industrial. Entre 1950 y 1970, el capitalismo vivió su “edad dorada” gracias a la reconstrucción posbélica, el keynesianismo y un alto dinamismo productivo de carácter “fordista”. Desde los años ochenta, la globalización y la liberalización financiera sostuvieron la expansión mundial, pero a costa de un endeudamiento masivo y una creciente desconexión entre la economía real y la especulativa.

Hoy, tras más de cuatro décadas de financiarización, esa frontera expansiva parece haberse cerrado. El planeta ya no ofrece nuevos espacios de acumulación fáciles ni recursos infinitos. Las desigualdades internas alcanzan niveles históricos, la productividad estancada no genera bienestar, y el crecimiento se mantiene solo mediante deuda y consumo artificial. En términos marxistas, el capital ha entrado en su fase de madurez: produce más mercancías, pero menos valor; genera más riqueza financiera, pero menos progreso humano.

Lo paradójico es que, en su búsqueda incesante de expansión, el capitalismo está regresando a una forma que recuerda al siglo XIX: crecimiento lento, desigual, rentista y concentrado. Y es de esperarse que, con ello, el Estado de bienestar construido durante la época más fértil del capitalismo, entre ahora en recesión o pausa. Las clases medias se ven cada vez más golpeadas, los derechos adquiridos se desfinancian, y los retrocesos sociales se manifiestan en una creciente polarización política y un descontento generalizado hacia la democracia.

Como bien advirtió Slavoj Žižek, “es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”. Hoy podríamos añadir: es más fácil pensar en el fin de la democracia que en el fin del capitalismo. David Harvey ha descrito esta fase como la del “capitalismo tardío”, donde las innovaciones ya no abren horizontes de desarrollo, sino que se vuelven mecanismos de control social y concentración.

El mundo contemporáneo, en apariencia hiperconectado y próspero, se asemeja más al siglo XIX de lo que queremos admitir: crece poco, distribuye mal y concentra mucho. Las mismas fuerzas que alguna vez impulsaron el progreso hoy lo frenan. Si algo enseña la historia económica, es que ningún sistema puede expandirse indefinidamente sobre bases injustas o ecológicamente insostenibles.

El desafío, entonces, no es solo técnico o financiero. Es civilizatorio. La pregunta que se abre para el siglo XXI no es cómo reactivar el crecimiento, sino qué forma de desarrollo humano puede suceder al capitalismo cuando este ya no puede crecer sin destruirse a sí mismo.

Hidrógeno Verde: ¿Solución doméstica para los residuos orgánicos?

Kevin Riley
Ingeniero Ambiental

Avanzando hacia la transición energética

La búsqueda de fuentes energéticas sostenibles y con baja huella de carbono ha impulsado en los últimos años la investigación sobre el hidrógeno verde como una opción clave en la transición energética. Este combustible limpio, que solo libera vapor de agua al ser usado, se perfila como una alternativa estratégica para países que aspiran a alcanzar la neutralidad de carbono. En este contexto, resulta particularmente interesante el caso ecuatoriano estudiado por Coello-Pisco et al. (2024), quienes demostraron que los residuos orgánicos urbanos pueden transformarse en una fuente viable de energía mediante procesos biológicos que producen hidrógeno verde.

En Ecuador, el estudio de se analizó los residuos intradomiciliarios de 286 hogares urbanos, determinando que los residuos alimentarios y vegetales tienen un potencial energético elevado. Los resultados mostraron que el 80,74 % de esa biomasa puede utilizarse para producir hidrógeno verde (Coello-Pisco et al., 2024).

Costa Rica, por su parte, genera una alta proporción de residuos orgánicos, lo cual se posiciona como una oportunidad para generar este combustible limpio y avanzar en la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde 2023 del Ministerio de Ambiente y Energía para avanzar hacia una economía descarbonizada. De acuerdo con el informe nacional de residuos ordinarios, Costa Rica generó en 2021 alrededor de 41 394 693,4 toneladas de residuos orgánicos destinados para compostaje (Ministerio de Salud y MINAE, 2023). Sin embargo, únicamente 2 360 379 toneladas de estos residuos se destinaron realmente al compostaje, lo que representa un 5.70% aproximadamente, es decir, casi un 95% de los residuos orgánicos destinados al compostaje no fueron valorizados. Esta biomasa en lugar de generar emisiones podría transformarse, al igual que en Ecuador, en hidrógeno verde. Integrar este aprovechamiento dentro de las metas nacionales de descarbonización permitiría a Costa Rica fortalecer su independencia energética y reducir las emisiones derivadas de la gestión inadecuada de residuos.

La Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde de Costa Rica (MINAE, 2023) proyecta una demanda de entre 18 y 20 kilotoneladas anuales de hidrógeno para 2030 y hasta 420 kilotoneladas para 2050, con un 89% y 91 % destinado al transporte respectivamente. Estas cifras reflejan una visión clara: transformar la matriz energética nacional mediante combustibles limpios. El aprovechamiento de residuos orgánicos aporta un doble beneficio: genera energía renovable y soluciona el problema de gestión de desechos orgánicos. Así, cada kilogramo de residuos orgánicos podría convertirse en una fracción de la energía limpia necesaria para sostener la vida urbana moderna mediante baterías verdes o cocción doméstica.

La obtención de hidrógeno verde a partir de residuos orgánicos puede analizarse como un ejemplo de desmaterialización de la economía, ya que propone reducir el uso de recursos nuevos mediante el aprovechamiento de residuos ya existentes, alineándose también a criterios prácticos de sustentabilidad, como la eficiencia energética, y siendo también un ejemplo de moderación y reciclaje, al reincorporar la biomasa a un ciclo económico y prolongando su vida útil para evitar presiones en el ecosistema por extracción de recursos o disposición final de residuos.

Figura 1. Fuente: International Journal of Hydrogen Energy

Este tipo de iniciativas refleja un compromiso ético con las generaciones futuras, al promover energías menos contaminantes y más resiliente frente a los límites ecológicos del planeta. La equidad entre generaciones es un principio esencial de sustentabilidad, satisfacer las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de los ecosistemas para sostener la vida de futuras generaciones, no solo humanas sino de demás organismos

En definitiva, la experiencia ecuatoriana demuestra que la biomasa urbana posee un alto potencial energético para hidrógeno verde, que combinada con políticas públicas como las que Costa Rica busca implementar en tema de descarbonización, podría generar una transformación cultural, un paso hacia una economía amigable que reconoce que el progreso auténtico debe regenerar, y no agotar los ciclos de vida del planeta.

Referencias

Alinejad, Z., Parham, N., Tawalbeh, M., Al-Othman, A., & Almomani, F. (2025). Progress in green hydrogen production and innovative materials for fuel cells: A pathway towards sustainable energy solutions. International Journal of Hydrogen Energy, 50, 1078-1094. https://doi.org/10.1016/j.ijhydene.2024.09.153

Coello-Pisco, S., Rodríguez-Gómez, B., González-Cañizalez, Y., & Manrique-Suárez, R. (2024). Hidrógeno verde como recurso energético sostenible a través de la energía de la biomasa urbana. FIGEMPA: Investigación y Desarrollo, 18(2), 89–100. https://doi.org/10.29166/revfig.v18i2.6799

Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE). (2023). Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde de Costa Rica. Gobierno de Costa Rica. https://minae.go.cr/energia/Estrategia-Nacional-de-H2-Verde-Costa-Rica.pdf

Ministerio de Salud & Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE). (2023). Informe Nacional de Residuos Ordinarios de Costa Rica. Gobierno de Costa Rica. https://www.ministeriodesalud.go.cr/separayvenceras/img/Linea-base-GIR-Taller-6-de-diciembre%202022.pdf

Óscar Aguilar Bulgarelli: “La Constitución del 49 y el Tribunal Supremo de Elecciones son pilares de nuestra democracia”

El historiador y analista Óscar Aguilar Bulgarelli recordó este 7 de noviembre, fecha en que Costa Rica conmemora dos hechos históricos fundamentales: la defensa del derecho al voto en 1889 y la promulgación de la Constitución Política de 1949, que desde entonces ha garantizado la estabilidad democrática y la paz del país.

Aguilar señaló que el 7 de noviembre de 1889 marcó la primera gran defensa popular del sufragio:

“El pueblo se levantó en armas y rodeó la ciudad de San José para defender algo muy importante: el derecho a la elección libre de un presidente. La imposición que quiso hacer Bernardo Soto no prosperó, porque comprendió que la sangre de los costarricenses valía más que el poder”.

El analista recordó también que el 7 de noviembre de 1949, hace 77 años, fue aprobada la Constitución Política que dio origen al marco institucional actual:

“Todo el marco que nos ha permitido vivir en paz y tranquilidad durante 77 años se aprobó hoy, exactamente un día como este. Esa Constitución creó el Tribunal Supremo de Elecciones, institución que nos permite ir a elecciones libres, le guste o no al presidente de la República”.

Defensa del TSE y respeto a la legalidad

Aguilar enfatizó que el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) ha sido una de las instituciones que mejor ha garantizado la democracia costarricense, aunque reconoció que puede haber cometido errores en el pasado.
Sin embargo, advirtió que estos no justifican los intentos de deslegitimar o atacar al órgano electoral.

“La intervención contra este Tribunal el pasado miércoles fue inaudita, por sus términos y su forma. El presidente dice que no ha hecho beligerancia política, pero por supuesto que sí la ha hecho. Lo que ha habido es un irrespeto a la ley de su parte, y eso debe quedar muy claro”.

El historiador recordó que fue el propio TSE quien garantizó la validez de los votos que permitieron la elección del actual mandatario:

“Ese Tribunal envió en las elecciones pasadas a sus delegados a todas las mesas del país para cuidar el voto que lo hizo presidente. Usted se llenó la boca celebrando aquella elección, pero ahora, porque le piden respetar las normas del juego electoral, reacciona con improperios”.

Llamado al respeto institucional y la paz

Aguilar concluyó su exposición con un llamado al respeto de la institucionalidad y de las normas democráticas:

“No es amenazando al pueblo como vamos a tener elecciones libres y democráticas, sino respetando la Constitución. Los costarricenses queremos vivir en paz y superar este proceso para volver a tener una persona en la presidencia que se gane merecidamente el honor de ser llamada presidenta o presidente de la República”.