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Cuando el poder se confunde con la verdad: una defensa cívica del Tribunal Supremo de Elecciones

Por MSc. Rodrigo Campos Hernández

En los últimos días, el debate público costarricense ha girado en torno a las tensiones entre el Poder Ejecutivo y el Tribunal Supremo de Elecciones. Las declaraciones del presidente de la República, al acusar a los magistrados del TSE de “amenazar la democracia” y “violar la Constitución”, no solo reavivan un conflicto político, sino que ponen a prueba la madurez institucional del país.

Más allá del intercambio retórico, lo que está en juego es el principio republicano de separación de poderes y la confianza ciudadana en el árbitro electoral que ha garantizado, por más de siete décadas, la estabilidad democrática costarricense.

El propósito de este texto no es alimentar la confrontación, sino invitar a una reflexión cívica y pedagógica sobre el significado profundo del respeto institucional, los límites del poder y la responsabilidad ciudadana de resguardar el equilibrio constitucional. Para ello, propongo un análisis desde tres lecturas complementarias: una jurídico-institucional, otra política discursiva y finalmente cívico-pedagógica. Quienes puedan leer esta reflexión pueden intervenir en el debate.

Lectura jurídico-institucional: el TSE como pilar de la democracia constitucional

La Constitución Política de Costa Rica, en su artículo 99, confiere al Tribunal Supremo de Elecciones la potestad exclusiva y vinculante de organizar, dirigir y vigilar los actos relativos al sufragio. Este diseño no es accidental: responde al propósito histórico de proteger la pureza del proceso electoral frente a las presiones políticas.

Cuando el presidente de la República acusa a los magistrados electorales de “violar la Constitución”, incurre en una inversión del orden constitucional. No es el Ejecutivo quien interpreta ni juzga la legalidad de las actuaciones de un órgano autónomo, sino el Derecho —a través de los mecanismos institucionales previstos— quien determina los límites de cada poder.

Como advertía Norberto Bobbio, “la democracia se mide no por la fuerza de la mayoría, sino por los límites que la Constitución impone al poder” (El futuro de la democracia, 1984). El TSE encarna precisamente esa frontera: el lugar donde la soberanía popular se traduce en legalidad y donde ningún presidente puede situarse por encima de la norma.

Lectura política y discursiva: la erosión simbólica de la institucionalidad

Más allá de las declaraciones, el peligro radica en la estrategia discursiva que busca debilitar la confianza ciudadana en las instituciones arbitrales. Cuando un presidente acusa al árbitro de “amenazar la democracia”, introduce en la esfera pública una lógica de sospecha que reemplaza el debate racional por la deslegitimación emocional.

Este tipo de narrativa, propia del populismo contemporáneo, pretende sustituir la pluralidad institucional por la voz personal del líder. Habermas advertía que la legitimidad democrática depende de “la circulación de razones en el espacio público” y no de “la imposición de verdades desde el poder” (Facticidad y validez, 1992).

El discurso presidencial, al presentarse como intérprete moral del orden constitucional, desplaza la deliberación jurídica hacia el terreno de la fe política. Y en ese desplazamiento, la democracia se empobrece.

Lectura cívico-pedagógica: recuperar el sentido de la crítica democrática

La defensa del TSE no debe entenderse como un acto de complacencia institucional, sino como una tarea cívica de protección del equilibrio democrático. Las instituciones no son infalibles, pero su crítica debe provenir del respeto, el conocimiento y los cauces legales, no de la descalificación pública desde el poder.

En una democracia madura, los límites al poder no son obstáculos, sino garantías. Luigi Ferrajoli recuerda que “sin límites, el poder deja de ser democrático y se convierte en mera dominación” (Derecho y razón, 1995).

Por eso, frente a los ataques verbales y las descalificaciones, lo que corresponde no es replicar con fanatismo, sino educar políticamente: recordar que los árbitros electorales no gobiernan, pero hacen posible que gobernemos en libertad.

La independencia del Tribunal Supremo de Elecciones es, en última instancia, una expresión de la soberanía ciudadana, no de un privilegio burocrático. Defenderla es defender la posibilidad misma de elegir, disentir y decidir sin miedo.

Costa Rica ha preservado por más de siete décadas una cultura democrática basada en la confianza en sus instituciones. Esa confianza no puede ser patrimonio de un gobierno ni rehén de un discurso.

El respeto al TSE no es reverencia: es conciencia cívica. Cuando el poder se confunde con la verdad, el deber ciudadano es recordar que la verdad constitucional no tiene dueño.

El liberalismo y la disolución de la naturaleza humana

Mauricio Ramírez

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

Tras el fin de la Guerra Fría, el liberalismo logró consolidar su hegemonía política y económica en Occidente. Con su victoria sobre las ideologías colectivistas del siglo XX, creyó haber alcanzado la culminación de la historia: la instauración definitiva del individuo soberano y absoluto, libre de todo condicionamiento. Pero una vez conquistada la esfera pública —el Estado, el mercado y las instituciones—, el liberalismo emprendió su última cruzada: liberar al ser humano de sí mismo, de su identidad biológica, sexual y espiritual.

En su empeño por emancipar al individuo de toda atadura identitaria, histórica, colectiva y existencial, el liberalismo ha extendido su lógica disolvente hasta la biología misma. El cuerpo ha dejado de ser una realidad esencial e irreductible o una síntesis entre materia y espíritu para convertirse en un límite, en una condicionante más que debe ser superada. En esta perspectiva, el cuerpo mismo, la identidad sexual y la diferencia corporal se interpretan como imposiciones que restringen la autodeterminación absoluta del yo.

Conviene aclarar, que la reivindicación del valor ontológico y natural de la biología no implica en modo alguno una defensa de los viejos determinismos biológicos o de los mitos pseudocientíficos del siglo XX que pretendieron justificar jerarquías raciales, supremacismos étnicos o teorías totalitarias. Precisamente lo contrario: reconocer la dimensión biológica del ser humano significa afirmar su pertenencia a una naturaleza viva, cósmica y espiritual trascendente, no reducirlo a un mecanismo genético, a simple materia, ni a un instrumento de dominación. Los sectores progresistas suelen descalificar toda apelación a la biología bajo la acusación de “biologicismo reaccionario”, cuando en realidad cometen un error simétrico: niegan la naturaleza humana por un sesgo ideológico que los lleva a confundir toda referencia a lo natural con autoritarismo. Esa negación es, en el fondo, un acto de ignorancia revestido de moral.

Negar la biología que es, en sí misma, una expresión de la naturaleza cósmica y de la energía vital del universo, constituye una de las más profundas contradicciones del pensamiento contemporáneo. En nombre de que “todo es una construcción social” y, por tanto, debe ser deconstruido y cuestionado porque sí, se erige el escepticismo racional y reduccionista como nuevo dogma incuestionable. Pero ese mismo pensamiento, tras disolver toda referencia a lo natural, lo espiritual y lo trascendente, pretende luego reconciliarse con el cosmos mediante un discurso new age sobre la “energía universal” y la Pachamama. Se trata, en realidad, de una contradicción irreparable: negar la biología, que es precisamente la manifestación viva de esa energía cósmica, equivale a negar el fundamento natural del ser humano. Esta regresión disfrazada de progreso racional reproduce, bajo nuevas formas, el viejo mito moderno del progreso ilimitado, que promete emancipación mientras conduce al hombre a una desconexión cada vez más radical de sí mismo y del mundo.

A esta lógica se ha sumado, paradójicamente, buena parte de la izquierda occidental y del pensamiento posmoderno y deconstructivista. Tras la caída del bloque socialista, sin un horizonte revolucionario claro ni una resistencia geopolítica o ideológica real frente al capitalismo global, muchos movimientos de izquierda adoptaron estos principios liberales en su dimensión cultural. Asumieron la agenda identitaria y la defensa de minorías como nuevo terreno de lucha, creyendo que en ello residía la continuidad de la revolución y la vía para subvertir el sistema.

Pero en esa confluencia entre liberalismo y progresismo, ambos coinciden en una visión materialista y racionalista de la realidad que niega el componente espiritual del ser humano. Al final, la llamada “agenda de las minorías” se transformó en una poderosa industria cultural y económica, capaz de generar millones, pero incapaz de modificar las condiciones estructurales que perpetúan la desigualdad. Las grandes mayorías —los pobres, los trabajadores, los marginados del sistema— permanecen al margen de este discurso emancipador que ya no los representa.

Mientras tanto, la revolución tecnológica y la expansión de la inteligencia artificial amenazan con desplazar a esos mismos sectores, y el progresismo, lejos de ofrecer una resistencia crítica o una alternativa humanista, aplaude entusiasta cada avance técnico como si el desarrollo tecnológico fuera sinónimo de justicia o libertad.

De este modo, tanto el liberalismo como su heredero posmoderno convergen en un mismo destino: la disolución del ser humano en un universo material sin sentido. La emancipación, entendida como negación de toda naturaleza y de todo límite, termina revelándose como una forma de servidumbre al vacío. El transhumanismo, presentado como la próxima etapa del progreso, es quizá el ejemplo más claro de ese final compartido: la pretensión de trascender el cuerpo, la biología y la propia condición humana.

Paradójicamente, no es hoy la izquierda, absorbida por el mito tecnocrático y la utopía de la deconstrucción total, la que ofrece resistencia, sino solo algunos sectores arraigados en tradiciones espirituales que aún defienden la dignidad del límite y el sentido trascendente de la existencia.
En nombre de la libertad, el hombre se ha negado a sí mismo; en nombre del progreso, ha olvidado la vida.

Siete de noviembre Día de la Democracia Costarricense

Lic. Javier Francisco Cambronero Arguedas

Desde 1942 con gran sapiencia nuestros gobernantes han designado el 7 de noviembre como el Dia de la Democracia Costarricense. Y es precisamente para honrar al gran y noble pueblo costarricense por su hidalguía y dignidad al salir en defensa de la voluntad soberana y popular, ante el temor y las malignas intenciones del gobernante de la época, de confabular en favor de la candidatura de sus preferencias y perpetuarse en el poder en una forma indigna, ilegal y antidemocrática. Se equivocaba en ese actuar el presidente de la época, don Bernardo Soto Alfaro, quien deseaba que el verdadero ganador de las elecciones don José Joaquín Rodríguez Zeledón, no llegara al poder. Don José Joaquín, tenía la mayor cantidad de apoyo en San José y fuera de la ciudad capital. Don Bernardo Soto deseaba transferir el poder a Ascensión Esquivel, a pesar de que había perdido las elecciones en 1889. Ante el temor de que el gobernante arrebatara el poder al soberano, el pueblo actuó, se movilizó y exigió el respeto a los resultados lectorales. Es decir, el pueblo había hablado y decidido a través de las urnas. Costa Rica daba una extraordinaria lección cívica y de espíritu republicano ante las pretensiones innobles y espurias del gobernante. Dichos eventos históricos, también nos permiten traer a colación la vil muerte en San Ramón del ilustre ciudadano Rufino Mora Rodriguez, durante ese periodo de arrebato y pasiones desbordadas. Don Rufino fue asesinado en octubre de 1889 en las calles de San Ramón. Ante el riesgo inminente de violencia ante el enojo de los costarricenses, bien hizo don Bernardo Soto al reconocer su error y pronunciar la célebre frase “por mí no habrá de morir un costarricense”. Permitiendo de esa manera la transición pacífica del poder a fines de 1889 y que posteriormente don José Joaquín Rodriguez fuese designado como presidente la República como consecuencia de la expresión de la voluntad del soberano- es decir el pueblo costarricense. Hermosísima lección cívica y patriótica, escrita por los costarricenses, que debe quedar en los anales de la historia y muestra del civismo que siempre debe predominar y que el currículo escolar costarricense ha de exaltar.

Las próximas elecciones presidenciales y legislativas están a menos de cien días; éstas, tras doscientos años de historia, parecieran ofrecer panorama que pudiese ser desolador o darnos una nueva venturosa oportunidad de reencontrarnos con nuestras raíces. Habrá que escoger entre una ruta que permita que sobreviva nuestro régimen democrático, como lo soñaron y lo construyeron nuestros abuelos; u otra, sinuosa, tortuosa, llena de sombras siniestras y riesgos desmedidos e insospechados. Podríamos pagar caro nuestra indiferencia y pereza; no es opción dejar que sea la mediocridad, la corrupción -que asoma rampante durante los últimos meses, la vulgaridad y el fascismo, los elementos que nos gobiernen y se perpetúen. No pueden sustituir a las buenas formas del ejercicio del poder, en forma democrática, cívica, de entendimiento y de acometer la búsqueda de soluciones a los graves problemas que nos agobian ante la incapacidad de nuestros gobernantes por intentar resolverlos. El chavismo-cisnerismo amenaza, acecha y confabula para quedarse en el poder. Echan mano literalmente al librillo discursivo que ya hemos visto ponerse en práctica en países vecinos, de desprestigiar y atacar a aquellos que valientemente se les oponen o que de alguna manera constituyan una amenaza moral. El chavismo-cisnerismo se comporta como una dictadura para señalar, perseguir y espiar a quienes piensen distinto; osan desprestigiarlos para minar su credibilidad. Recuerdo perfectamente una entrevista de 2018 donde se le preguntó a Donald Trump por qué insistía en denigrar a la prensa. El respondió “lo hago para desacreditarlos y menospreciarlos; así, cuando escriban cosas negativas sobre mí, nadie les va a creer”. Así lo escribí en artículo denominado De aprendices y absolutistas, que publiqué el 26 de enero de este año. Para Cisneros, Chaves y su comparsa, cualquier estrategia de distracción es justificada con tal de evadir los graves problemas que enfrenta el país y la necesidad imperiosa de abocarnos a la búsqueda de soluciones; ante las muertes violentas, ante la crisis educativa, los deseos de seguir debilitando la CCSS, minar al IC E desde dentro. El ejercicio del poder político no puede ser reducido a esa repugnante y patológica forma de estar en una eterna y estéril campaña política, permanentemente. Durante más de 40 meses hemos sido testigos de muecas y una explosiva pirotecnia discursiva, donde desde Zapote primero se atacó a la prensa, luego a la Asamblea Legislativa, después a la CGR, posteriormente a gobernantes anteriores, a la fiscalía y magistrados, presidentes de los supremos poderes y finalmente en medio de lluvias, tormentas e inundaciones, le ha llegado el turno al TSE. Tal y como penosamente profetizábamos en ese artículo propio, de finales de enero de este año.

Llamo la atención costarricenses, que estamos en presencia de una ruta fascista que nos pone al borde de pérdida de libertades y de constreñir el espíritu civilista y democrático que hemos cultivado por décadas; para que ahora, como nos advertía Juan Rafael Mora P. en noviembre, en otro noviembre, el de 1855, “…una gavilla de advenedizos”, liderados por una sombría figura, cuya estatura moral y dotes de estadista son discutibles, pretende borrar de un plumazo todo resabio de civismo y democracia, añorando una Carta Magna hecha a su medida, como ya lo han logrado Ortega en Nicaragua y Bukele en El Salvador….preguntémonos por qué sospechosamente han debilitado la educación pública? ¿Por qué debilitar la seguridad social al no proveer de recursos y propiciar una adecuada y sana gestión de la CCSS? ¿Por qué destinar menos recursos para el combate a la pobreza, reduciendo becas para estudiantes y bonos de vivienda?

El desinterés que siente esta generación por lo político debe conducir a una sacudida nacional que nos saque del conformismo, la indiferencia y de cierta modorra tropical; que nos permita reaccionar patrióticamente antes de que el riesgo de que seamos despojados de los derechos más elementales sea consumado. Como ciudadanos no debemos pasar por alto el afán de esta administración de instrumentalizar las instituciones para la consecución de sus pérfidas intenciones y perversos fines para ser capaces de perseguir a costarricenses y ocultar sus verdaderos objetivos. Poner a Hacienda a perseguir a Baruch y hablar de un megacaso de fraude fiscal. Utilizar al Ministerio de Salud para cerrar un centro recreativo como Parque Viva porque es de La Nación. Lograr en México que, desde el servicio exterior a través de la embajada, una diputada del PUSC crítica de la administración, perdiera su trabajo en una empresa de telecomunicaciones. Utilizar el BCIE para destinar fondos de allí y canalizarlos presumiblemente para espurias contrataciones y movilizaciones de partidarios del chavismo. Intentar destruir la reputación y honra de personas como doña Patricia Navarro; el señor Bulgarelli, cuya familia fue amenazada y todo el país fue testigo. O al mismo jefe de la policía judicial a través del INAMU.

Debemos de ser capaces de denunciar y repudiar el alineamiento de cierto sector de la prensa, alejado de la objetividad y búsqueda de la verdad en el ejercicio del periodismo serio; carentes de objetividad y estigmatizados por su énfasis en la manipulación y la criminal desinformación. Debemos de entender que las mentiras que propelen constituyen una amenaza cancerosa a la democracia. Están alineados a una morbosa y podrida forma de hacer política y ejercer el poder.

Este grupo que nos gobierna hoy, sueñan con quedarse en el poder, y ya cosechan sus propios casos de presumible corrupción como caso Barrenador, caso Comején, caso Richter y podría estar incubando otros como “cariñitos” “TRADECO”, el chorizo con MECO en el supuesto arreglo de la pista de aterrizaje del aeropuerto de Liberia, y la desfachatez con el favorecimiento hacia CISCO con millonarios contratos en el ICE.

O tendremos en Zapote a una persona sentada, lacaya y porrista de Cisneros y Chaves, absolutamente inoperante e incapaz de reaccionar ante los desafíos que la patria demanda; o a alguien capaz de reencontrar y renovar la ruta costarricense dentro de un marco democrático y que con sagacidad sabrá liderar, construir acuerdos, discutir y proponer salidas a los múltiples atolladeros que hoy nos abruman. No vaya a ser que despertemos viviendo en un país que ya no es el nuestro.

Hoy en este aniversario de nuestra Constitución Política y de la democracia costarricense, concluyo con esta reflexión donde se ve reflejado todo el pueblo costarricense. Pregúntese usted, ¿en qué estrato se ubica?

un sabio levantó su mano
Y señaló al cielo con el dedo.
Muchos miraron hacia la luna, maravillados
… otros se enfocaron tan sólo en el dedo!”

Dia de la Democracia Costarricense

Importancia de la celebración del 7 de noviembre en Costa Rica y el apoyo al solidarismo costarricense desde la provincia de Heredia

Lic. Efraín Mejía Vindas
Vicepresidente
Academia Solidarista Alberto Martén Chavarría

Lic. Alberto Martén Chavarría Creador y Fundador Solidarismo Costarricense

Introducción

Al llegar al penúltimo mes de cada año, el 7 de noviembre se destaca como una fecha de especial relevancia para Costa Rica. En esta jornada se celebran varias efemérides que exaltan la democracia nacional y conmemoran el surgimiento de importantes hitos del Solidarismo Costarricense, reflejados en decretos y leyes que fortalecen nuestra identidad cívica y social.

  1. Día de la Democracia Costarricense

Según el Decreto Ejecutivo N.º 18 del 6 de noviembre de 1942, se declaró el 7 de noviembre de cada año como el Día de la Democracia Costarricense. Con esta disposición se honra a los costarricenses que defendieron el proceso electoral de 1889. En aquel entonces, los candidatos Ascensión Esquivel Ibarra, por el Partido Progresista, y José Joaquín Rodríguez Zeledón, por el Partido Constitucional Democrático, se enfrentaban en una elección decisiva. Ante los resultados favorables para Rodríguez Zeledón, el presidente Bernardo Soto Alfaro intentó ceder el poder a Esquivel Ibarra, pero el pueblo se levantó para exigir el respeto a la voluntad popular. Finalmente, Soto Alfaro entregó el poder al tercer designado, Carlos Durán Cartín, quien concluyó el periodo presidencial de 1889-1890.

  1. Día de la Constitución Política de la República de Costa Rica.1949

El 7 de noviembre de 1949 marca también la aprobación y entrada en vigencia de la Constitución Política actual que consolidó el Estado Social de Derecho y Democrático de Costa Rica. Esta Carta Magna, la decimocuarta en la historia del país, es fruto de la última Asamblea Nacional Constituyente y permanece vigente como fundamento de nuestra institucionalidad.

  1. Ley de Asociaciones Solidaristas N.º 6970 (1984)

El 7 de noviembre de 1984 se promulgó la Ley de Asociaciones Solidaristas N.º 6970, 37 años después del establecimiento del Plan de Ahorro y Capitalización o Plan Martén. Esta legislación define a las asociaciones solidaristas como organizaciones sociales orientadas a promover la paz y la justicia social, la armonía obrero-patronal y el desarrollo integral de los asociados.

  1. Día Nacional del Solidarismo Costarricense

El Solidarismo Costarricense fue fundado por el ilustre pensador Lic. Alberto Martén Chavarría, reconocido como el Padre del Solidarismo Costarricense y declarado Benemérito de la Patria en 2009. Mediante la Ley N.º 8168 del año 2002 se instituyó el Día Nacional del Solidarismo, reconociendo su aporte a la sociedad desde 1947 por medio de las Asociaciones Solidaristas, las cuales fomentan una actitud de empatía y cooperación entre trabajadores y empleadores.

El aporte de Heredia al Solidarismo Costarricense

Edificio de ASOUNA, HEREDIA, COSTA RICA

Aunque Alberto Martén Chavarría nació en San José, la provincia de Heredia —conocida como la ‘cuna de educadores’— ha tenido un papel fundamental en la difusión del Solidarismo Costarricense. Desde la creación de organizaciones y proyectos académicos hasta la construcción de la sede de la Asociación Solidarista de Empleados de la Universidad Nacional (ASOUNA), Heredia ha sido un pilar en la consolidación del pensamiento solidarista a nivel nacional.

Principales actividades desarrolladas en Heredia a favor del Solidarismo Costarricense:

  1. En 1957 se constituyó en San Francisco de Heredia la primera organización solidarista en el sector agrícola: la Asociación Solidarista de Empleados de Sánchez Cortés Hermanos. Este hecho impulsó la creación de nuevas asociaciones y la conformación, en 1985, de la Unión de Asociaciones Solidaristas del Parque Industrial de Heredia y Alrededores (UNASOPIH).

  2. Con la creación de la Universidad Nacional (UNA) en 1973, el propio Alberto Martén Chavarría, como profesor, difundió sus ideas sobre el Solidarismo Costarricense, proponiendo el concepto de ‘Capitalización Universal’ para lograr una distribución más justa de la riqueza nacional.

  3. Durante la primera década del siglo XXI funcionó en la UNA el Centro de Estudios para el Desarrollo Solidarista (CEDESASOUNAEDUCA), difundiendo el pensamiento de Martén Chavarría.

  4. En 2006 se creó la Asociación Solidarista de Funcionarios de la Universidad Nacional (ASOUNA), que desde 2024 cuenta con el edificio más destacado del Solidarismo Costarricense.

  5. En 2013 se publicó el primer documento integral sobre el sector solidarista, titulado: ‘Hecho en Costa Rica’. Un año después se estableció el Centro de Documentación Alberto Martén Chavarría en la UNA, destinado a recopilar su obra.

  6. En 2015 se fundó la Academia Solidarista Alberto Martén Chavarría, que promueve la investigación, educación y divulgación del solidarismo. Entre sus aportes destaca la publicación de los cuatro tomos: ‘Proyección del Pensamiento y Obras Selectas de Alberto Martén Chavarría’ (2023).

  7. En 2024 la UNA publicó el documento ‘Ideario de Costa Rica Bicentenaria – Diálogo Nacional’, que por primera vez incluyó al Solidarismo Costarricense dentro de sus reflexiones académicas.

  8. La Cátedra Alberto Martén Chavarría en la UNA ha promovido la producción académica con trece libros publicados, seis de ellos en colaboración con la Academia Solidarista y ASOUNA.

  9. La Escuela de Música de la UNA apoyó la creación y ejecución del Himno del Solidarismo Costarricense.

  10. Finalmente, el Presbítero Claudio Solano Cerdas, quien ejerció su labor pastoral en Heredia, difundió el Solidarismo Costarricense en la zona Atlántica, fundando en 1971 la primera Asociación Solidarista en una finca bananera propiedad de un herediano, en Guácimo, Limón.

Conclusión:

Creación de la Asociación Academia Solidarista Alberto Martén Chavarría (Museo de Cultura Popular de la Universidad Nacional, sábado 8 de agosto de 2015). En primera fila, familiares del Señor Alberto Martén, creador del Solidarismo Costarricense.

La conmemoración del 7 de noviembre reviste un profundo valor cívico y educativo para Costa Rica. Estas efemérides fortalecen la memoria democrática y resaltan el papel del Solidarismo Costarricense como modelo de armonía entre trabajadores y patronos.

Desde Heredia, epicentro de múltiples iniciativas solidaristas, se proyecta el compromiso con una sociedad más justa, solidaria y participativa.

Asimismo, se espera que el futuro Congreso Ideológico Solidarista, por realizarse en esta provincia, contribuya a renovar el pensamiento y las estrategias del solidarismo nacional.

Heredia, 7 de noviembre de 2025
efrain.mejia@academiasolidarista.com

Sobre la libertad: dos instrumentos para garantizar la existencia y evitar su amenaza

Daniel Raventós / pressenza

La Renta Básica de una cantidad al menos igual al umbral de la pobreza sería un instrumento para garantizar la existencia material —condición republicana para la libertad—. La RM sería un instrumento para evitar que las grandes fortunas acaben con la existencia material y con la libertad de la inmensa mayoría. Es una cuestión, efectivamente, de libertad.

¿Qué no se ha dicho sobre la renta básica (RB)? Desde la filosofía, la economía, la econometría, la sociología, el derecho, la política, y mediante vídeos, artículos, cómics, películas y libros, la RB ha sido explicada, divulgada y extendida. A mediados de octubre escuché la siguiente conversación en la facultad de Economía de la UB entre dos estudiantes. Uno comentaba que “la propuesta de la RB ya es muy conocida”, el otro contestaba: “sí, lo que hace falta es que se ponga en funcionamiento”. Tengo mis dudas de que realmente la RB sea conocida entre la población digamos europea en general. Que lo es de una forma muchísimo mayor que a finales del siglo pasado no hay la menor duda. Cuando a principios del año 2001 se constituyó la asociación Red Renta Básica, ahora hace nada más y nada menos que casi un cuarto de siglo, nadie de los presentes podía ni imaginar que la RB fuera motivo de debate público en muchos países del mundo como lo es hoy en día, pero de constatar esta evidencia a asegurar que es “ya muy conocida”, creo que hay un gran recorrido aún.

Sobre la contestación del segundo estudiante, no tengo la menor duda, se trata de ponerla en práctica. Pero ¿cuáles son las dificultades o los obstáculos que lo impiden? Varios, pero hay uno por encima de todos: la oposición cuando no abierta beligerancia de algunos partidos de izquierda izquierda, en sentido muy lato, porque la animadversión de los partidos de la derecha, con alguna excepción puramente anecdótica, siempre ha sido clara y diáfana. Si bien la opinión de sus votantes no coincide con la posición oficial de estos partidos, las cosas son así. Realidad que ha sido también tratada con cierto detalle en muchas ocasiones por diversos autores y autoras.

Lo que no acostumbra a merecer la atención de muchas personas defensoras de la RB es el tipo de medidas que deberían acompañar a la RB. Pequeña y redundante aclaración: el tipo de medidas que deberían ser compañeras de la RB dependerá de las opiniones sociales, económicas y políticas que sustentan la propuesta. Un liberal en sentido europeo que apoye la RB, hay algunos sí, o una persona socialista si bien usando más propiamente las palabras debería decir una persona simpatizantes o militante de algún partido socialista de los que hay ahora que simpatice con la RB, que también  hay alguna, estas personas digo apoyarán un tipo de propuestas junto a la RB muy diferentes a las que pueda defender una persona partidaria del republicanismo socialista o socialismo republicano. Como me incluyo en esta opción, me gustaría tratar en este artículo una medida “hermana” a mi entender de la RB que ya empieza a “ser popular” aunque no todavía al mismo nivel de la RB ni por conocimiento, ni por justificación técnico-científica. Me refiero a la llamada renta máxima (RM). Y para ello voy a utilizar parcialmente y con algunos datos más recientes lo que se trató en un capítulo de En defensa de la Renta Básica.

La definición estricta de la RM sería una tasa marginal impositiva del 100 % a partir de determinada cantidad de renta ganada en un período de tiempo, normalmente un año. Sabido es que la riqueza está mucho más desigualmente repartida que la renta. En Europa, el 10 % más rico posee más del 55 % de los activos; en Estados Unidos, ese porcentaje supera el 70 %. El 1 % más rico concentra más del 20 % y del 40 %, respectivamente.

Cuando se habla de RM normalmente se refiere a lo ganado como ingresos (“renta”) en un año. La propiedad formaría parte de impuestos relacionados con el patrimonio o la riqueza, definida como toda propiedad inmobiliaria, mobiliaria, financiera y de cualquier otra modalidad excepto la vivienda habitual. Esto quiere decir varias cosas. Puede defenderse una RM y también un impuesto a la riqueza que recibe distintos nombres como “impuesto a las grandes fortunas”, por ejemplo. Pero conceptualmente son diferentes. La RM se refiere a lo que una persona gana en un período de tiempo, como ya se ha dicho a las rentas obtenidas. Adicionalmente, puede defenderse por razones democráticas republicanas que las grandes concentraciones de propiedades tengan un límite. Grandes concentraciones de riqueza y grandes rentas van relacionadas, obviamente la riqueza ayuda a incrementar la renta y la renta ayuda a incrementar la riqueza.

Apuntaba en un artículo con Jordi Arcarons algunos datos del reino de España. El 5 % superior de la población con mayor renta concentra más del 41 % del total y el 2 % superior más del 28 % del total. En cuanto a riqueza: el 5 % superior acumula prácticamente el 73 % del total, mientras que el 2 % superior concentra más del 44 %.

Un ejercicio interesante es analizar qué sucede en la intersección del 5 % superior conjuntamente en renta y riqueza. La población auténticamente rica. En este caso, tan solo un 3,8 % de la población total acumula simultáneamente poco más del 20 % de la renta total y muy cerca del 44 % de la riqueza neta total. Y si descartáramos a los que disponen de patrimonios inferiores a 500.000 euros los menos ricos entre los ricosentonces algo menos del 1 % de la población total poco más de 415.000 personas  seguirían concentrando el 8,3 % de la renta total y más del 32 % de la riqueza neta total. En estas cantidades y porcentajes no se incluye todo lo escondido o evadido de forma semi o directamente fraudulenta, solamente lo que está registrado de forma legal. Estas 415.000 personas, o este menos del 1 % de la población, es más rico de lo que dicen los números oficiales, claro, pero con los oficiales ya son muy ricos.

El problema de las grandes fortunas no es solamente la gran desigualdad que suponen respecto a una gran mayoría de la población. Las grandes fortunas, las grandes concentraciones de propiedad, son una amenaza a la democracia, y desgraciadamente más que una amenaza. Como también pensaron los fundadores de la primera república moderna en 1776. Efectivamente, como muchos autores han insistido, los founders temían que si las grandes desigualdades se hacían inmensas el experimento republicano democrático fracasaría. Y fracasó. Louis Brandeis, Juez de la Corte Suprema de Estados Unidos de 1916 a 1939, lo expresó de forma difícilmente superable hace un siglo: “Podemos tener democracia o riqueza concentrada en pocas manos, pero no podemos tener ambas”.

Por eso cabe preguntarse: ¿cuál debería ser el límite razonable de la riqueza personal en una sociedad democrática? ¿Un millón de euros? ¿Dos? ¿Cinco? ¿Cuánto necesita realmente alguien para vivir con comodidad, incluso con lujo, sin poner en riesgo la libertad del resto? Una persona que innova, que trabaja duro para aportar a la sociedad un montón de ventajas, que sabe adelantarse a los negocios, que tiene una gran capacidad de iniciativa, que se arriesga y todas estas virtudes que los chearleaders de las grandes fortunas acostumbran a ofrecer, ¿necesita más de un millón, dos, tres, cuatro como recompensa? Se trata de una discusión democrática que aún no se ha iniciado y que no puede resolver ninguna persona supuestamente experta (¿experta en qué, en realidad?).

Una RM, recordemos que esta se refiere a la renta no a la riqueza, puede incluso ligarse a la suerte parcial de los que están muy por debajo de la distribución de la renta. Por ejemplo, la RM podría ser un múltiplo del salario mínimo interprofesional, como propone Sam Pizzigati. ¿100 veces? ¿50? ¿200? No importa aquí tanto el múltiplo sino la idea. Si soy una persona ganadora de renta de las más elevadas y sé que lo que gane a partir de 100 (o 50 o 200) veces el salario mínimo interprofesional tendrá una tasa marginal impositiva del 100 %, estaré interesado que la cantidad a partir de la cual se multiplica por 100 (o 50 o 200) sea mayor. No es lo mismo ganar 100 (o 50 o 200) veces sobre 800 euros que sobre 1.500, claro. Otra aproximación distinta, pero con la misma intencionalidad, podría ser el salario medio.

La cantidad de RM que puede permitirse desde la perspectiva de la libertad republicana no es algo que pueda ser fijado al margen del debate público y del momento histórico al que nos refiramos. Republicanamente no puede admitirse la acumulación de grandes riquezas por la injerencia que maquinan estas fortunas para interferir en la existencia material de la gran mayoría de la población, por la capacidad de estas grandes fortunas de comprar-influir-presionar-manipular gobiernos (solamente las grandes fortunas disponen de posibilidad material para sobornar-manipular a políticos o para influirles decididamente para favorecer sus intereses) y, ligado con lo anterior, por la destrucción que supone para las democracias. Como escribía junto a María Julia Bertomeu:

“[H]ay un argumento republicano contundente para justificar una renta máxima, a saber: puesto que la riqueza y la propiedad privada son un producto esencialmente político y social, una república democrática debe ser capaz de diseñar algunos instrumentos —como una renta máxima— que eviten que ésta quede concentrada en unas pocas y confiscatorias manos, y debe impedir también que estas manos puedan disputarle a la república su capacidad para definir el bien común y para garantizar una vida republicana y democrática normal, para todos”.

Otro aspecto básico de la RM es que no está pensada especialmente para recaudar. Sin menospreciar las posibilidades recaudatorias, está pensada principalmente para reducir la desigualdad. En EEUU, debido a impuestos del 90 % a las grandes rentas, “desde finales de los años treinta hasta principios de los setenta, disminuyó la desigualdad de la renta”, como explican Saez y ZucmanRecuérdese que Franklin D. Roosevelt, si bien no consiguió su propósito inicial de establecer una RM del 100 %, sí logró implantar una tasa marginal del 94 % para rentas por encima de los 200.000 dólares anuales (de 1936, actualmente equivaldrían aproximadamente a 4,6 millones de dólares). Estas tasas marginales máximas se mantuvieron durante décadas, alcanzando un promedio del 81 % desde 1944 hasta 1981 y excediendo, entre 1951 y 1963, el 90 %. También en el Reino Unido, que llegó a tener desde 1941 a 1952 tasas marginales máximas que llegaban al 98 %.

Ya Aristóteles —muy benevolente con los ricos y muy crítico de la democracia ática de los pobres libres en la que vivió— era de la opinión de que la riqueza debe estar limitada a lo que permita una existencia digna (“hay un límite [a la riqueza] aquí como a las demás artes”) (Pol. 1256b). Ningún político actual cercano al poder cuando se está lejos es más fácil ha dicho nada semejante aún para vergüenza de la política.

La RB de una cantidad al menos igual al umbral de la pobreza sería un instrumento para garantizar la existencia material —condición republicana para la libertad—. La RM sería un instrumento para evitar que las grandes fortunas acaben con la existencia material y con la libertad de la inmensa mayoría. Es una cuestión, efectivamente, de libertad.

Lo diré de otra manera. La RB garantiza la existencia material: es el piso de la libertad. La RM evita que unos pocos destruyan esa libertad con su poder económico: es el techo de la libertad. Ambas, en definitiva, son instrumentos republicano-socialistas esenciales para asegurar la existencia y proteger la libertad de todos.

Fuente: https://www.pressenza.com/es/2025/11/sobre-la-libertad-dos-instrumentos-para-garantizar-la-existencia-y-evitar-su-amenaza/

El legado de Armand Mattelart

Observatorio de Bienes Comunes

El reciente fallecimiento de Armand Mattelart, uno de los pensadores más influyentes en el análisis crítico de la comunicación, nos invita a volver sobre su legado.

Su obra nos recuerda que comunicar no es solo transmitir información, sino disputar el sentido, construir comunidad y defender la palabra como bien común.

Desde Geopolítica de la cultura, Mattelart advirtió cómo la globalización neoliberal transformó la cultura en mercancía y la comunicación en instrumento de poder. Pero también abrió caminos para imaginar una comunicación liberadora, democrática y comprometida con la vida digna.

En esta nota exploramos su pensamiento y compartimos su libro completo para seguir aprendiendo de una de las voces más lúcidas de la crítica cultural contemporánea.

Leé la nota y descargá Geopolítica de la cultura aquí

https://bienescomunes.fcs.ucr.ac.cr/homenaje-a-armand-mattelart-pionero-del-pensamiento-critico-en-comunicacion-su-legado-impulsa-una-vision-de-la-cultura-y-la-comunicacion-como-bienes-comunes-orientadas-a-la-emancipacion-y-la-justic

Compartí y sumate a la conversación sobre la comunicación como bien común social.

Unidos por la paz en el 136° aniversario de la Democracia Costarricense

  • La Alianza Ciudadana por el Despertar Democrático impulsa compromiso con la defensa de la democracia.

Por: Dr. Efraín Cavallini Acuña
Miembro Alianza Ciudadana por el Despertar Democrático

San José, Costa Rica – En conmemoración de los 136 años de la Democracia Costarricense, la Alianza Ciudadana por el Despertar Democrático invita a todos los costarricenses a participar en el evento patriótico «Día de la Democracia Costarricense: Celebración de sus conquistas y análisis de desafíos actuales», que se llevará a cabo el viernes 7 de noviembre de 2025, de 9:00 a.m. a 10:00 a.m. en el Auditorio Cosmos del Colegio Humboldt, contiguo a la Iglesia Nuestra Señora de Loreto, Pavas.

El evento será una oportunidad para rendir homenaje a la democracia que nos ha permitido vivir en paz y libertad durante 136 años, mientras reflexionamos sobre los desafíos que enfrentamos como nación. El Día de la Democracia Costarricense fue establecido por ley de la república en 1942.

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En el foro “Perspectivas sobre la Democracia Costarricense” expondrán Marielos Alfaro Murillo, ingeniera forestal especialista en economía, negocios y comercio internacional, sobre los beneficios que ha dado la democracia a los costarricenses; la Premio Nacional Magón de Cultura, Marjorie Ross, escritora, abogada con especialidad en derechos humanos, periodista y consultora sobre la situación actual de la democracia; el Rector Emérito de la Universidad EARTH, José Zaglul, sobre los nuevos derroteros democráticos. El moderador del foro será Armando Vargas Araya, escritor e historiador.

El programa del evento que se transmitirá en vivo por internet será conducido por la empresaria y comunicadora Grettel Alfaro Camacho.

Este Día de la Democracia es un momento para recordar que, a pesar de las dificultades que puedan surgir, la unidad y el trabajo conjunto de todos los ciudadanos son esenciales para garantizar que la democracia siga siendo la base de nuestro bienestar. En esta fecha tan especial, reafirmamos el compromiso con los valores de libertad, participación y respeto que han caracterizado a Costa Rica a lo largo de su historia.

Si usted, como ciudadano democrático, desea estar presente puede inscribirse en el siguiente enlace: https://acortar.link/caKgGw

¡Le esperamos para celebrar juntos y analizar el futuro de la Democracia Costarricense!

Para consultas:

Correo-e: acdespertardemocratico@gmail.com

El pensador que enseñó a leer el poder en los medios

En la madrugada del 31 de octubre de 2025, en París, falleció Armand Mattelart, uno de los intelectuales más influyentes del pensamiento comunicacional contemporáneo. Con su partida se extingue una voz crítica que supo vincular la comunicación con la política, la economía y la cultura, desmontando las tramas ideológicas del poder mediático y el imperialismo cultural.

Nacido en Lieja (Bélgica) el 8 de enero de 1936, se graduó en Derecho en la Universidad de Lovaina y se especializó en demografía en La Sorbona. Su formación inicial, anclada en el estudio de las políticas de población, pronto lo llevó a cuestionar las estrategias de control demográfico impulsadas por la Alianza para el Progreso en los años sesenta, promovida por el gobierno de John F. Kennedy.

Un belga en América Latina: el despertar crítico en Chile

En 1962 llegó a Chile invitado por la Pontificia Universidad Católica, donde se integró como profesor de sociología de la población. En ese contexto fundó el Centro de Estudios de la Realidad Nacional (CEREN) y comenzó a articular su mirada crítica sobre los medios de comunicación masiva y su papel en la construcción del imaginario social.

Durante el gobierno de Salvador Allende, Mattelart participó activamente en los debates sobre la democratización de la comunicación y el rol de los medios en los procesos de cambio social. En 1971, junto a Ariel Dorfman, publicó el célebre Para leer al Pato Donald, texto pionero en la crítica al imperialismo cultural. En sus páginas reveló cómo los cómics de Disney difundían valores, jerarquías y modelos de vida funcionales a la dominación ideológica estadounidense.

El libro se convirtió en un símbolo del pensamiento crítico latinoamericano, cuestionando lo que parecía inocente —el entretenimiento infantil— como un vehículo de colonización cultural.

Exilio, pensamiento global y crítica del poder mediático

El golpe militar de 1973 interrumpió abruptamente ese ciclo. Mattelart fue expulsado de Chile y debió exiliarse en Francia. Desde allí, transformó la experiencia latinoamericana en un marco global de análisis: la comunicación entendida como campo de disputa política y estructural dentro del sistema-mundo.

Profesor emérito de la Universidad de París VIII (Vincennes–Saint-Denis), desarrolló una vasta producción académica que renovó la Economía Política de la Comunicación, incorporando la crítica de la mundialización y las redes transnacionales de poder mediático.

Entre sus obras más destacadas figuran La Comunicación-Mundo, Multinacionales de la Comunicación, La Invención de la Comunicación, Diversidad cultural y mundialización, Un mundo vigilado y, junto a Michèle Mattelart, Historia de las teorías de la comunicación.
En todas ellas defendió una convicción: democratizar la información es democratizar la sociedad.

Legado intelectual y humano

Mattelart recibió doctorados honoris causa de universidades en Nuevo León, Córdoba, Málaga, La Habana y Valladolid, y junto a su esposa Michèle fue reconocido como Profesor Honorario por la Universidad de Chile durante la IX Bienal Iberoamericana de Comunicación en 2013.

También incursionó en el cine documental. En 1976 presentó en el Festival de Cannes La Spirale (La Espiral), codirigida con Jacqueline Meppiel y Valérie Mayoux, una mirada lúcida sobre el proceso chileno de la Unidad Popular y la ofensiva mediática que precedió al golpe.

Hasta sus últimos años, Mattelart siguió observando con atención las nuevas formas de concentración mediática, la lógica extractivista de las plataformas digitales y los riesgos de vigilancia global. Su lucidez seguía intacta: la comunicación no era para él un simple flujo de información, sino un terreno de batalla simbólica donde se juegan la libertad, la cultura y la soberanía.

Una luz crítica que no se apaga

Su pensamiento sigue marcando a generaciones de investigadores, periodistas y educadores. En América Latina, su paso por Chile dejó una huella indeleble: enseñó que leer los medios es leer el poder, que la comunicación no es neutral y que comprender sus mecanismos es condición de toda emancipación.

Armand Mattelart fue, ante todo, un intelectual comprometido con su tiempo, que convirtió la crítica en un acto de esperanza: entender el mundo para transformarlo.

Referencias

  • FELAFACS-Regional Brasil. (2025, 3 de noviembre). Murió Armand Mattelart: Pensar la comunicación como política del mundo.
  • Diario UChile. (2025, 3 de noviembre). Se apaga una luz crítica de la comunicación global: muere Armand Mattelart.
  • [Sin firma]. (2025, 31 de octubre). Fallece Armand Mattelart: Pensador mundial de la comunicación y la cultura de masas.

Resumen de Juan Carlos Cruz Barrientos. Para Surcos.

Armand Mattelart (1936–2025) Imagen: AFP

Un país que ya (casi) no existe

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

Parafraseo al gran Roque Dalton en esta columna. Lo hago desde el más absoluto de los miedos sobre lo que somos y estamos a punto de llegar a ser. “País mío no existes”, dice Dalton con gran elocuencia.

Tiene razón.

Si con la narrativa del odio politico y a la institucionalidad democrática no nos fuera suficiente, quedan aún otras formas de legitimar la desigualdad cultural, exhibir un racismo solapado en una supuesta comunidad de iguales que ya no lo es más. Non existe más.

La semana anterior se conoció de un mensaje puesto en circulación en redes sociales que a la letra decía lo siguiente: “Necesito recolectores de café, si alguien tiene indios desocupados le agradecería que me lo preste para avanzar y no se caiga el café”.

A todas luces, la subjetividad que aquí se dibuja es una subjetividad negada, cosificada, mercantilizada. Este discurso no es casual en un país (que ya casi no queda) en el que el otro continúa siendo menguado en razón de su origen, etnia y color de piel.

Por otro lado, la subjetividad que enuncia se ampara en siglos de exclusión, hegemonía blanca, poder cultural.

En el contexto de pandemia la situación de la recolección de café fue un tema central que hizo emerger la importancia de las manos recolectoras provenientes de Panamá y Nicaragua. Ante el cierre de fronteras, los productores nacionales apelaron a convocar a la mano de obra nacional con un éxito reducido.

Pero entonces, como ahora, el reconocimiento al otro se estructura sobre la base de su rol económico, nunca como subjetividad y colectividad sociocultural.

En una época en la que el escenario de la confrontación y la descalificación oficial a los contrarios está pautado, estas narrativas racistas constituyen una más de las vergüenzas que nos tocó escuchar.

“Antes creía que solamente eras muy chico que no alcanzabas a tener de una vez Norte y Sur, pero ahora sé que no existes y que además parece que nadie te necesita”. Dice Roque en su texto. Yo creo ciertamente que hemos perdido ese país y que para encontrarlo toca, una vez más lo declaro, refundarnos desde el fondo.

Comunidad de Zapote celebra el Día de la Independencia de Costa Rica este 29 de octubre

El Grupo Cívico Cultural de Zapote invita a la comunidad a participar en el acto cívico conmemorativo del Día de la Independencia de Costa Rica, que se realizará mañana martes 29 de octubre a las 5:00 p. m., en el salón de actos de la Escuela Napoleón Quesada Salazar.

La actividad, organizada por el Comité Cívico de Zapote, busca rescatar el valor histórico y cultural del 29 de octubre de 1821, fecha en la que se firmó el Acta de Independencia de Costa Rica. El evento contará con la participación de personas historiadoras, docentes, artistas e integrantes de la comunidad educativa.

Programa de actividades

El acto cívico iniciará las 5:00 p. m. con la participación del pabellón nacional y la entonación del Himno Nacional de Costa Rica, seguido de palabras de bienvenida de la directora de la Escuela Napoleón Quesada, M.Sc. Pamela Campos Rivera.
Entre los temas que se abordarán destacan:

  • El significado del 29 de octubre de 1821, a cargo del Lic. Ronald Obaldía González.

  • Lectura del Acta de Independencia, por el historiador Miguel Rojas Jiménez.

  • Contexto histórico de los hechos en Cartago, con el historiador Franco Fernández Esquivel.

  • Resumen histórico de la independencia, a cargo del historiador Vladimir de la Cruz de Lemos.

El programa también incluirá la interpretación del Himno Nacional de la Libertad e Independencia de Costa Rica 29 de octubre, con letra de Miguel Rojas Jiménez y música de Marco Quesada Aguilar, interpretado por Francisco Piedra Vargas y Carlos Manuel Ortega Morales.

Finalmente, se presentará el sainete teatral “Enredos de la Independencia”, bajo la dirección de Kiko Palma, como cierre cultural de la actividad.

Invitación abierta

El Comité Cívico de Zapote subraya la importancia de esta celebración como un espacio de encuentro comunitario y de educación cívica, que busca fortalecer la memoria histórica y la identidad nacional.

La organización invita a todas las personas de la comunidad y alrededores a acompañar el acto y participar en esta jornada patriótica que combina historia, arte y reflexión.