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Arrancó el mejor certamen del voleibol regional

Rafael A. Ugalde Q.
Periodista

Con la participación de cuatro seleccionados caribeños, uno del istmo y tres norteamericanos, arranca en nuestra capital la II edición del campeonato Norte, Centroamérica y el Caribe (NORCECA) de voleibol femenino sub-17.

Participan de 4 al 9 de noviembre las selecciones femeniles sub-17 de México, Estados Unidos, Canadá, Cuba, Puerto Rico, República Dominicana, Surinam y Costa Rica.

Las seleccionadas mexicanas defienden en el Gimnasio Nacional de La Sabana la corona conquistada en Honduras en 2023, cuando vencieron en un cerrado duelo a Puerto Rico 3-2 en la final, mientras Canadá derrotó a República Dominicana 3-1 en el partido por el tercer lugar, para llevarse así la medalla de bronce.

Pese el desastre ocasionado en Cuba el miércoles anterior por el paso del Huracán Melisa –en Jamaica dejó 19 muertos– pudo más en las jóvenes cubanas el deseo de estrechar los vínculos indisolubles con los pueblos creados solamente por el deporte y la cultura, y dijeron presente, pues ya están en nuestra capital a la espera de su debut nada menos que frente a México, el próximo 4 de noviembre a las 4 pm, según el calendario oficial.

Sin embargo, uno de los encuentros más memorables en el NORCECA celebrado en Honduras en 2023, fue protagonizado entre ticas y cubanas, cuando las centroamericanas estuvieron arriba en las cifras, pero una reacción arrolladora de las caribeñas dio la victoria a las de la Antillas Mayor en cinco episodios.

En la llave A están Costa Rica, Surinam, Canadá y República Dominicana, mientras en la B sembraron a las campeonas mexicanas, Cuba, Puerto Rico y Estados Unidos, grupo, sin duda alguna, llamado de la muerte.

El certamen se extenderá hasta el próximo 9 de noviembre y todos los juegos se realizarán en La Sabana. Precisamente allí habrá un “choque” de locomotoras, cuando en el juego inaugural el 4 de noviembre disputen su clasificación a las 2 pm nada menos que las muchachas de Puerto Rico y Estados Unidos, mexicanas y cubanas lo hacen a las 4 de la tarde, dos horas después bregan Canadá y República Dominicana y cierran la cartelera las anfitrionas y Surinam, a las 8 pm.

La segunda jornada del 5 de noviembre desde ya avisa no será apta para cardiacos. A primera hora se enfrentan las campeonas de México y Estados Unidos, a segunda hora corresponde nada menos que a las dos mejores exponentes de voleibol sub-17 del Caribe, Puerto Rico y Cuba, a las 6 pm la velada correrá por cuenta de las jóvenes de República Dominicana y Surinam, mientras la potente selección canadiense cierra la jornada frente a las ticas.

Ejemplar decisión de los organizadores de ampliar la participación a las mujeres desde las bases y entrelazar a nuestros pueblos mediante el deporte.

Lidia Skoblikova: seis oros olímpicos para el patinaje soviético

Gabe Abrahams

La patinadora soviética Lidia Skoblikova ganó seis medallas de oro olímpicas con la URSS y fue la primera deportista en alcanzar esa cifra en unos Juegos Olímpicos de Invierno. Tras mi artículo sobre el patinador soviético Yevgeny Grishin, le toca el turno a ella. Esta es su historia.

Lidia Skoblikova nació el 8 de marzo de 1939 en Zlatoúst, una ciudad situada en el sur de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), en el seno de una familia de trabajadores y tuvo tres hermanas y un hermano.

Tras pasar todo tipo de penurias durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Skoblikova empezó a practicar atletismo y, gracias a eso, consiguió sus primeros logros en el mundo del deporte. Con 14 años, ganó la prueba de los 800 metros de los campeonatos de atletismo de Zlatoúst y de la región de Cheliábinsk.

Después de ese primer éxito, Skoblikova se decantó por el patinaje y, en 1959, con solo 19 años, fue incluida en el equipo de la URSS que acudió al Campeonato Mundial de Patinaje de Velocidad sobre Hielo disputado en Sverdlovsk (URSS).

La joven Skoblikova ocupó una meritoria tercera plaza por detrás de sus compatriotas Tamara Rylova y Valentina Stenina, resultando el dominio de las patinadoras soviéticas absolutamente avasallador.

Un año después de su primera gesta mundialista, en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1960, llevados a cabo en Squaw Valley (Estados Unidos), Lidia Skoblikova confirmó todas las expectativas que se habían depositado en ella y alcanzó la gloria. Se proclamó campeona olímpica en las distancias de los 1.500 y 3.000 metros. Por si fuera poco, en la primera distancia, consiguió la plusmarca mundial y, en la segunda, el récord olímpico. La URSS dominó por completo el medallero.

En ese mismo año de 1960, Skoblikova, además, todavía tuvo fuerzas para ganar la medalla de bronce en el Campeonato Mundial de Patinaje de Velocidad sobre Hielo, disputado en Östersund (Suecia).

En los años siguientes a la olimpiada, Skoblikova tuvo que pelear duramente contra otras patinadoras soviéticas para conseguir nuevas medallas en los campeonatos del mundo que se fueron disputando. Se colgó una medalla de bronce en el mundial de 1961, una de plata en el de 1962 y dos de oro en los de 1963 y 1964. En 1961 y 1962, quedó detrás de sus compatriotas Valentina Stenina, Albina Tuzova e Inga Voronina. En ese periodo, Skoblikova de nuevo batió plusmarcas mundiales.

Ya en los Juegos Olímpicos de Invierno de Innsbruck 1964 (Austria), Lidia Skoblikova ratificó su condición de mejor patinadora del mundo, ganando la medalla de oro en las cuatro pruebas en las que participó. Y eso le supuso ser la primera deportista con cuatro medallas de oro en una misma competición olímpica de invierno y la primera deportista con seis medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Invierno.

En resumen, la patinadora soviética se adjudicó en los Juegos de Innsbruck la medalla de oro en las pruebas de 500 metros, 1.000 metros, 1.500 metros y 3.000 metros. Poco más se puede decir, ante un dominio tan implacable. La URSS la imitó en el medallero.

Como premio a sus hazañas olímpicas y mundialistas, el presidente soviético Nikita Jrushchov le comunicó a Skoblikova tras los Juegos su afiliación al PCUS, el partido comunista de la URSS.

Lidia Skoblikova estuvo retirada del patinaje durante dos años, periodo en el que nació su hijo Georgy, fruto de su matrimonio con el marchador atlético Aleksandr Polozkov. Pero, en 1967, regresó a la competición y consiguió su enésima plusmarca mundial, en esta ocasión en la distancia de los 3.000 metros. Fue su último momento estelar.

Al año siguiente, la gran patinadora soviética acudió a los Juegos Olímpicos de México y solo pudo ser sexta en la prueba de los 3.000 metros, retirándose en 1969 de la competición con sus seis medallas de oro olímpicas y sus dos oros mundialistas.

Tras su adiós, Skoblikova se trasladó a Moscú para trabajar como entrenadora en diversas escuelas deportivas. Educada en la Facultad de Educación Física del Instituto Pedagógico de Cheliábinsk, se había licenciado en esa materia.

En 1982, Skoblikova escribió una destacada tesis sobre la educación ideológica y moral de los deportistas soviéticos. Y, en 1983, recibió la Orden Olímpica de plata, una condecoración más entre las varias que ya tenía. Años después, fue presidenta de la Federación Rusa de Patinaje y entrenadora de su equipo.

Con el cambio de siglo, Skoblikova recibió cada vez más reconocimientos. Por ejemplo, el 7 de febrero de 2014, fue una de las seis personas que sostuvieron la bandera olímpica en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi (Rusia). Ella misma había sido nombrada embajadora oficial de esos Juegos. No merecía menos.

A sus 86 años, la extraordinaria ex patinadora soviética permanece con vida y sigue entre nosotros. Mantiene una buena salud y su gusto por el patinaje. Es una de las últimas viejas glorias del deporte soviético que continúan vivas. En definitiva, uno de los últimos testimonios importantes de lo que llegó a ser el deporte de la URSS.

Grishin: el patinador soviético de los cuatro oros olímpicos

Gabe Abrahams

El patinador soviético Grishin consiguió cuatro medallas de oro olímpicas para la URSS, una hazaña impresionante. Esta es su biografía.

Yevgeny Grishin (o Yevgueny Grishin) nació el 23 de marzo de 1931 en Tula, una ciudad de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), situada a una distancia de 165 kilómetros de Moscú.

Al principio, el deportista se decantó por entrenar y competir en ciclismo durante todo el año y patinar en invierno solo en sus entrenamientos. Pero, transcurrido un tiempo, optó por entrenar y competir tanto en ciclismo como en patinaje plenamente.

Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), así pues, Grishin compaginó el ciclismo y el patinaje. Y, de esta forma, consiguió ganar un campeonato juvenil de patinaje de velocidad, alcanzar una plusmarca nacional juvenil en esa especialidad y ser incluido en el equipo de ciclismo de la URSS que acudió a los Juegos Olímpicos de Helsinki de 1952, aunque al final no compitió.

Los Juegos de Helsinki de 1952 marcaron un antes y un después en la carrera de Grishin, ya que, a partir de estos, dejó atrás el ciclismo y se centró en el patinaje por completo. Una decisión acertada que le condujo a ganar cuatro medallas de oro olímpicas en los años siguientes. Y es que cuando uno tiene que darlo todo en una disciplina deportiva, es preferible no desdoblarse en dos. El cuerpo y la mente dan para lo que dan.

En los Juegos Olímpicos de Invierno de 1956, disputados en Cortina d’Ampezzo (Italia), Grishin recogió los primeros frutos de su acierto y se proclamó Campeón Olímpico en las pruebas de 500 y 1.500 metros de patinaje, encabezando la URSS el medallero de los Juegos con 17 medallas. Fue su primer gran momento olímpico.

Cuatro años después, en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1960, llevados a cabo en Squaw Valley (Estados Unidos), el doble campeón olímpico soviético volvió a triunfar en las mismas dos pruebas en las que lo había hecho en los Juegos de Cortina d’Ampezzo y se proclamó otra vez doble campeón olímpico. La URSS, de nuevo, encabezó el medallero con 21 medallas.

Arribados los Juegos Olímpicos de Invierno de Innsbruck 1964 (Austria), a pesar de ser ya veterano, el incansable Grishin una vez más estuvo a la altura de lo que de él se esperaba y logró ganar su quinta medalla olímpica, en esta ocasión de plata, en la prueba de 500 metros, cerrando su ciclo de medallas olímpicas. Fue su último momento estelar en unos Juegos Olímpicos. Como venía siendo habitual, la URSS volvió a encabezar el medallero de los Juegos con un total de 25 medallas.

La última participación olímpica de Yevgeny Grishin se produjo en los Juegos Olímpicos de Invierno de Grenoble 1968 (Francia), donde a pesar de ser muy veterano aún pudo quedar cuarto en la prueba de los 500 metros.

A sus grandes gestas olímpicas, el incansable patinador añadió una medalla de oro en el Campeonato de Europa de 1956 y dos medallas de bronce en los mundiales de los años 1954 y 1958, así como una larga lista de plusmarcas conseguidas entre 1956 y 1963. Sus años de gloria.

En 1966, Yevgeny Grishin se convirtió en entrenador y realizó una buena tarea al frente de la preparación de ciclistas y patinadores de la URSS, retirándose de esa actividad a finales de los años setenta.

En 1959, además, Grishin se casó con la patinadora Marina Granatkina, con la que tuvo una hija: Elena. En 1962, se afilió al PCUS, el Partido Comunista de la Unión Soviética. Y, tras sus gestas, recibió condecoraciones como la Orden de Lenin o la distinción de Honorable Maestro de Deportes de la URSS.

Grishin falleció finalmente el 9 de julio de 2005 en Dédovsk, una pequeña ciudad de los alrededores de Moscú, tras pasar sus últimos años de vida con problemas de salud. Y fue enterrado en el cementerio moscovita Troyekúrovskoye, a escasos metros de algunos ex responsables del PCUS, es decir de su partido, y del KGB (servicio de inteligencia de la URSS) como Vladímir Semichastny o Víktor Chébrikov.

La noticia de su muerte causó sorpresa y a algunos les costó asimilar que el extraordinario patinador que ayudó a encumbrar a la Unión Soviética en el patinaje y el olimpismo se había ido. Lo había hecho en silencio, sin hacer demasiado ruido, un tanto apartado del mundo. Y, por eso, hubo quien se sorprendió con la noticia.

Desde su fallecimiento, Grishin no ha sido olvidado y, frecuentemente, recibe reconocimientos y homenajes, sobretodo en su país. Suele aparecer en sellos de correos, en monedas conmemorativas o en reportajes que lo recuerdan. Y es que el paso del tiempo ha permitido apreciar mejor su trayectoria, valorar más sus éxitos y tomar conciencia de la verdadera dimensión de todo lo que consiguió. El campeón está aquí, con nosotros. Eterno Grishin.

Philippe Thys: entre el Tour de Francia y la guerra

Gabe Abrahams

El ciclista Philippe Thys ganó tres Tours de Francia y perdió otros tantos por culpa de la Primera Guerra Mundial. A pesar de eso, su récord de victorias en la ronda gala permaneció durante más de cuarenta años. Esta es su biografía.

Philippe Thys nació el 8 de octubre de 1889 en Anderlecht, Bélgica. Hijo de Desiderius Thys y Caroline Van Grimbergen, tuvo cuatro hermanas y un hermano.

Siendo muy joven, Philippe Thys se aficionó a diversos deportes, aunque al final se decantó por el ciclismo y empezó a cosechar éxitos.

En 1910, Thys ganó el primer campeonato nacional belga de ciclocross. Y, al año siguiente, ganó también el Circuito Francés Peugeot, al igual que diversas carreras por etapas en Francia.

Ya en 1913, Philippe Thys se impuso por primera vez en el Tour de Francia, triunfando además en la clasificación de la montaña. Le acompañaron en el pódium el francés Gustave Garrigou y su compatriota Marcel Buysse.

Thys volvió a vencer en el Tour de Francia en 1914, en esta ocasión por delante de los franceses Henri Pélissier y Jean Alavoine, ratificando con su segunda victoria su condición de mejor ciclista del mundo.

Pero la celebración del joven campeón belga de 24 años duró poco, ya que solo dos días después de su triunfo estalló la Primera Guerra Mundial (1914-1918). El 28 de julio de 1914, de esa manera, se inició un conflicto bélico en suelo europeo que condujo a la destrucción y a la muerte a una generación entera, incluidos grandes deportistas. Hace justo un año, publiqué un artículo dedicado al corredor francés Jean Bouin, el campeón del mundo de campo a través, subcampeón olímpico de 5.000 metros y plusmarquista mundial en diversas distancias que falleció en el frente en esa brutal guerra.

Durante la contienda, Philippe Thys fue miembro de la Fuerza Aérea Belga instalada en Francia, aportando sus conocimientos como mecánico. Su colaboración con el ejército belga duró tiempo. ¿Cuántos Tours de Francia dejó de ganar Thys en aquellos años?

Poco a poco, a pesar de la guerra, Philippe Thys pudo entrenar mejor gracias a una serie de permisos del ejército y logró vencer en el Giro de Lombardía de 1917 y en la París-Tours de 1917 y 1918.

Finalizada la contienda el 11 de noviembre de 1918 con el triunfo de los Aliados entre los que se encontraban Bélgica y Francia, Philippe Thys fue dado de baja del ejército dos meses después, lo cual le sirvió para acabar de retomar sus entrenamientos de forma definitiva y demostrar que su talento permanecía intacto.

En 1919, Thys venció, junto al ciclista Marcel Dupuy, en los Seis Días de Bruselas, una competición de pista por parejas exigente. Y, en 1920, ganó su tercer Tour de Francia de forma brillante, liderando la carrera desde la segunda etapa.

Su nueva gesta le supuso al ciclista belga ser considerado otra vez por unanimidad el mejor del mundo. El organizador de la ronda gala y periodista Henri Desgrange escribió una reflexión acertada: “Francia no ignora que, sin la guerra, el ciclista estrella de Anderlecht no estaría celebrando su tercer Tour, sino su quinto o sexto”.

Todavía tuvo tiempo Philippe Thys de conseguir alguna victoria más. En 1921, venció en el Critérium de As. Y, en 1922 y 1923, inscribió su nombre en el cuadro de honor de la París-Lyon.

Después de lograr la tercera posición en los Seis Días de Bruselas del año 1925 y participar en otras pruebas hasta 1927, Philippe Thys se retiró del ciclismo, camino de los cuarenta años.

Tras su retirada, Thys se aficionó al tiro con arco, buscando una vez más la emoción de la competición, y trabajó como mecánico, vendedor de bicicletas y organizador de autobuses turísticos.

Hasta 1963, nadie consiguió superar su récord de tres victorias en el Tour de Francia, pero en ese año el francés Jacques Anquetil lo logró al alcanzar su cuarto triunfo en la ronda francesa. Habían pasado cuarenta y tres años desde la última victoria de Thys. La desventaja de este respecto a Anquetil era por culpa de la Primera Guerra Mundial y, por eso, el belga declaró: “Qué desafortunado que esa guerra interrumpiera el ciclismo. Sin Tour de Francia durante cuatro años y en mi mejor momento. Maldita sea, sin eso podría haber ganado al menos dos rondas más”.

Las guerras siempre ponen de relieve lo peor del ser humano. Generan destrucción y muerte, dejando secuelas en varias generaciones. En la Primera Guerra Mundial, como ya he comentado, un campeón extraordinario como Jean Bouin perdió su vida en su mejor momento atlético y Thys dejó de ganar varios Tours que eran prácticamente suyos. El conflicto, en el que él participó con el ejército belga, se los quitó.

Philippe Thys falleció el 16 de enero de 1971 en Bruselas con 81 años de edad. Su familia, sus compañeros y los aficionados al ciclismo lloraron su perdida.

En 2002, Thys fue incluido en el Hall of Fame de la Unión Ciclista Internacional (UCI). Y, en 2015, Johan Van Win publicó su biografía con el título Philippe Thys: el olvidado tres veces ganador del Tour de Francia. Coincidiendo con esos reconocimientos, también se puso su nombre a un velódromo y a una calle de Estrasburgo y se le rindieron homenajes.

Thys ganó tres Tours de Francia, pero pudo ganar cinco o seis. Tras su fallecimiento, en cualquier caso, no fue olvidado y, gracias a eso, su memoria está presente entre nosotros. Y ahí seguirá, firme, impasible ante el trascurrir del tiempo.

Escuela Santa Cruz de Buenos Aires es el nuevo campeón nacional fut 7 masculino B

Por Uriel Rojas

El pasado sábado 21 de junio de 2025, la escuela de Santa Cruz de Buenos Aires se coronó campeón nacional de los Juegos Deportivos Estudiantiles MEP 2025, Masculino B.

Este torneo fue realizado en Boruca de Buenos Aires del 16 al 21 de junio, en donde participaron 12 equipos provenientes de escuelas de todas las regiones del país.

En la primera fase cada equipo disputó tres partidos en su grupo A, B o C.

Hubo dos semifinales, cerrando con el partido por el tercer lugar y la gran final.

Este fue el tercer intento de la escuela Santa Cruz ya que en años anteriores había estado acariciando el ansiado trono de campeón, obteniendo un cuarto lugar en el 2023 y el tercer lugar en el 2024.

Esta institución de educación primaria pertenece a la Dirección Regional Grande del Térraba.

Premio goleo y mejor portero

Pero la Escuela Santa Cruz no solo fue campeón absoluto del torneo, también arrasó con el premio de goleo, mejor portero.

Con solo 13 años, el niño Carlos Iván Calderón Figueroa, en representación de la Escuela Santa Cruz de Buenos Aires, fue declarado goleador de los Juegos Deportivos Estudiantiles MEP 2025, que se desarrollan en Boruca.

El romperedes obtuvo este logro gracias a sus 13 goles que realizó y que a la postre llevó a su equipo a la campeonización.

Carlos Iván es de origen bribri y sus padres son oriundos de Cabagra y Salitre de Buenos Aires.

El goleador estudia en la Escuela de Santa Cruz, la más grande del cantón bonaerense, el cual además brinda lecciones de idioma y cultura bribri a sus alumnos indígenas.

El premio de mejor portero lo obtuvo su compañero Yeikel Abarca Ortiz.

Felicidades a la Escuela Santa Cruz de Buenos Aires: Campeones absolutos de los Juegos Deportivos Estudiantiles MEP 2025 y por supuesto al director general de la institución, MSc. José Lázaro Ortiz, al jefe de delegación Melvin Ferrero Cano y la directora técnica Auria Sequeira Fuentes, así como a su asistente técnico José Francisco Mora Monge.

Gabe Abrahams: plusmarca de una semana de caminata rápida

Noemí Gómez

Entre los días 17 y 24 de mayo de 2025, el marchador barcelonés Gabe Abrahams ha caminado durante 7 días, una semana, por un circuito comprendido entre Barcelona, Badalona y Cornellà de Llobregat y ubicado en el Área Metropolitana de Barcelona.

Abrahams ha caminado un total de 403 km en 7 días, logrando la plusmarca de una semana de caminata rápida o Speed Walking.

Gabe Abrahams ha comentado que el recorrido le ha ayudado a distraer la mente y “a evitar un poco el cansancio, a la vez que un inoportuno enfriamiento ha remado en la dirección contraria. Me lo ha hecho pasar muy mal. Ya estoy acostumbrado a situaciones de este tipo durante las caminatas. Conviene mantener el control de la mente en todo momento y no dejarse intimidar pase lo que pase. Como decía el futbolista Pepe Samitier, en la vida todo tiene solución salvo la muerte”.

Gabe Abrahams tiene una larga lista de plusmarcas en caminatas Multiday, siendo la más larga la de las 6 Semanas del año 2023, conseguida en un circuito de la costa de Cataluña. En aquella ocasión, el marchador mantuvo una media diaria de 45,8 km, mientras que ahora por tratarse de una caminata con una distancia más corta ha conseguido subir la media hasta 57,5 km diarios.

Desde 2020, Gabe Abrahams compagina su condición de marchador con la de articulista en medios de comunicación y autor de libros. Su perfil de autor en SURCOS Digital es el siguiente: Gabe Abrahams.

Lada y Kamaz en la historia de los 100 años de Colo Colo

Félix Madariaga Leiva
Periodista

Quizás sólo sea nostalgia, quizás sea el horror ante una campaña presidencial que está sacando lo peor de unos candidatos que claramente no están a la altura de las necesidades de este país, quizás sea la rabia y la impotencia ante la muerte de dos jóvenes atropellados por un zorrillo durante el partido de Colo Colo con Fortaleza. Quizás, por todo eso me vino en mente este pedacito de historia que quiero contar.

Cada cual recuerda a su manera. En 1990 comenzó el fin de la dictadura civil y militar en Chile, dando paso a lo que se llamó “transición a la democracia”. La alegría duró poco, justo el tiempo de darnos cuenta de que pocas cosas cambiarían. El gobierno de la Concertación, cuidando la fragilidad de la nueva institucionalidad – terminó con las movilizaciones, persiguió a los últimos movimientos revolucionarios, encarceló a sus combatientes y cerró puertas y ventanas para no escuchar el clamor por justicia, verdad, reparación y garantías de no repetición.

También en 1990 se restablecieron las relaciones diplomáticas con la entonces URSS reabriendo la Embajada chilena con Clodomiro Almeyda como Embajador, un socialista muy respetable, un socialista de otra época. Con esa apertura comenzaron a comercializarse en Chile productos soviéticos ¿y cómo olvidar?, quizás, los más significativos: los autos LADA y los camiones Kamaz. Sí, un auto le cambio la cara a un pueblo.

Al igual que los camiones Kamaz, la principal característica de los LADA era su accesibilidad para el bolsillo del chileno que hasta ese entonces no se imaginaba poder comprar un auto. Es así como los rusos – que el próximo mes conmemorarán los 80 años de la Gran Guerra Patria – les cumplieron el sueño a muchas familias chilenas, tener su primer auto, lo que representó un importante cambio social y económico, símbolo de progreso y movilidad. Yo seguí soñando por muchos años hasta tener mi primer auto.

Pero más allá de ese hecho, se cumplen 100 años de la fundación de Colo Colo – el equipo de mis amores – y para los hinchas la camiseta más querida es la del año 1991, sí esa que tuvo como patrocinador la marca de autos rusos LADA en el pecho y la de los camiones Kamaz en la espalda (1990-1992). Con esa camiseta Colo Colo ganó la Copa Libertadores en 1991, la Recopa Sudamericana y la Copa Interamericana en 1992.

Aunque la marca desapareció del mercado chileno en 1998, en 2018 regresó a Chile con algunos modelos, y yo la recuerdo por lo que significó para miles de chilenos, que después de 17 años de horror, oscuridad y pobreza, comenzaron a atreverse a soñar de nuevo, la recuerdo porque eran años en que el futbol se vivía en los estadios, sin miedo a perder la vida.

Avanzan acuerdos claves para combatir el racismo en el deporte

Luego de la intervención que hizo la Defensoría de los Habitantes por la presencia de actos y conductas racistas en algunos juegos de fútbol en la Primera División Costarricense, se logró llegar a acuerdos importantes por parte de la Comisión Nacional de Seguridad en Eventos Deportivos.

En primer lugar, la Defensoría instó a la institucionalidad presente durante una sesión de trabajo, efectuar los procesos dirigidos a finalizar la composición de la Comisión Nacional de Seguridad en Eventos Deportivos, para que sesionara y atendiera las denuncias existentes y venideras ante casos de racismo o violencia en eventos deportivos.

De acuerdo con la información suministrada por el viceministro de Seguridad y coordinador de dicha Comisión, Erick Lacayo, durante el segundo semestre del 2024 se convocaron sesiones donde se acordó convocar a una reunión a la Gerencia Deportiva de los clubes de Primera División con el propósito de que compartan cuál es la visión que tienen sobre la Ley N° 9145, para la Prevención y Sanción de la Violencia en Eventos Deportivos y su Reglamento, así como sugerencias en materia preventiva.

Además, se acordó revisar temas relacionados a la aplicación del procedimiento de eventos masivos para los distintos deportes, solicitar a las Federaciones que informen cuáles son las distintas actividades deportivas programadas en un periodo de 12 meses, así como la participación de personas menores de 18 años. Lo anterior para poder determinar quién es el responsable de los eventos y a la vez se alerte las situaciones que se pudieran presentar y establecer la conformación de una mesa de trabajo para la creación del protocolo de actuación de la Ley 9145 así como la propuesta de Reforma de la Ley.

Tras analizar el trabajo realizado, la Defensoría de los Habitantes recomendó dar seguimiento y continuidad a las sesiones a efectuar por parte de la Comisión de Eventos Deportivos durante el 2025, atendiendo las recomendaciones que se generen en dicho espacio, y continuar con el proceso de revisión del Reglamento a la Ley 9175, para su publicación y entrada en vigencia e informar de sus resultados.

También se instó a establecer protocolos claros de investigación y sanción para casos de racismo en espacios deportivos, incluyendo la coordinación efectiva entre las instituciones responsables y dar seguimiento y atención a la situación presentada meses atrás en la Federación de Taekwondo en relación con la existencia de las denuncias por presunto acoso sexual.

Nuevamente la Defensoría de los Habitantes expresa la urgente necesidad de trabajar en la prevención de la violencia, la no discriminación y el rechazo a toda manifestación de racismo en todas las actividades públicas y privadas.

Hans Gamper: el Fútbol Club Barcelona, la dictadura y el exilio

Gabe Abrahams

Hans Gamper cofundó el Fútbol Club Barcelona, fue su primer gran goleador y padeció el exilio. Su dramático final conmocionó a la sociedad de su tiempo. Esta es su historia.

Hans-Max Gamper Haessig, conocido como Hans Gamper o Joan Gamper, nació en Winterthur, Suiza, el veintidós de noviembre de 1877. Fue hijo de August y Rosina Emma y tuvo cuatro hermanos.

La madre de Hans Gamper, Rosina Emma, falleció muy joven y eso provocó que él, sus hermanos y su padre se trasladasen a Zúrich, lugar en el que había nacido este último.

En esa ciudad, Hans Gamper inició su actividad futbolística, militando en los clubs FC Excelsior, FC Zürich y FC Basel.

En 1897, Gamper se trasladó a Lyon, Francia, para formarse como comercial y estudiar francés y allí ingresó en el club de rugby Union Athlétique, añadiendo a su currículum otro deporte más a los que había practicado hasta la fecha.

En noviembre de 1898, Hans Gamper llegó a Barcelona y residió en principio en casa de su tío Émile Gaissert, el cual era delegado en la ciudad de una compañía suiza. Rápidamente, Gamper hizo amistad con miembros de la Iglesia Evangélica Suiza, a la que él pertenecía, y retomó la práctica del fútbol. El barrio de Sant Gervasi de Cassoles fue el escenario del retorno a su deporte preferido.

En este punto, cabe señalar que Gamper alcanzó la estabilidad económica en Barcelona, gracias a trabajar en la compañía de Tranvías de Sarrià, en la prensa deportiva suiza, etc.

El 22 de octubre de 1899, Hans Gamper publicó un anuncio en la revista Los deportes, invitando a reunirse a todos los aficionados al fútbol de Barcelona. Y, el 29 de noviembre de 1899, fruto de ese anuncio, se llevó a cabo la reunión fundacional del Fútbol Club Barcelona en el Gimnasio Solé de la ciudad condal.

El acta de la fundación del nuevo club fue firmada por Walter Wild (primer presidente), Lluís d’Ossó (secretario), Bartomeu Terradas (tesorero), Hans Gamper (vocal y capitán del equipo), Otto Kunzle, Otto Maier, Enric Ducal, Pere Cabot, Carles Pujol, Josep Llobet, John Parsons y William Parsons.

Varios de los cofundadores del Fútbol Club Barcelona eran extranjeros que se conocían previamente por pertenecer a las comunidades de culto protestante que había en la Barcelona de aquel momento.

Los colores elegidos por los cofundadores del Barça para la camiseta del club fueron el azul y el granate, existiendo varias teorías sobre el motivo que provocó esa elección. Lo más probable es que se escogieron por ser los del FC Basel, club en el que había militado Gamper durante su estancia en Zúrich. De aquella noche mágica en la que se fundó el Fútbol Club Barcelona, se cumplieron 125 años el pasado mes de noviembre de 2024.

Puesto en marcha el club, desde 1899 hasta 1904, Hans Gamper jugó en su primer equipo, destacando como delantero y goleador. Consiguió los títulos de la Copa Macaya de 1902 y de la Copa Barcelona de 1903. Y también se proclamó subcampeón de la Copa de la Coronación (Copa del Rey posterior) de 1902.

En esa etapa, Hans Gamper logró marcar más de 100 goles. Un registro excepcional. De hecho, aún posee varios récords de la historia del Fútbol Club Barcelona en cuanto a goles conseguidos. Por ejemplo, tiene el récord de goles en un solo partido con nueve, gesta que alcanzó en tres ocasiones: el 10 de febrero y el 17 de marzo de 1901 en la Copa Macaya y el 1 de febrero de 1903 en la Copa Barcelona.

Tras su retirada de los terrenos de juego, Gamper fue además presidente del club que él había cofundado en diversas ocasiones: 1908-1909, 1910-1913, 1917-1919, 1921-1923 y 1924-1925. La lista de títulos que alcanzó como presidente es muy larga. Fueron años de éxitos tanto para el Fútbol Club Barcelona como para él.

Más allá de su actividad deportiva, Hans Gamper se integró por completo en la sociedad barcelonesa y catalana de su tiempo, asumiendo como propia la identidad y la cultura catalanas. Aprendió el catalán hasta el extremo de que, incluso, todos sus discursos los hizo en dicha lengua. Hans pasó a ser Joan y, con el transcurrir del tiempo, tuvo un posicionamiento político catalanista.

El 14 de junio de 1925, en el Camp de Les Corts del Fútbol Club Barcelona, se disputó un partido entre el Barça y el Club Deportivo Júpiter como homenaje al Orfeó Català, acontecimiento que conduciría a Gamper a graves problemas y a su trágico final.

En los prolegómenos del encuentro, el público azulgrana abucheó el himno español, la Marcha Real, y aplaudió el himno británico, el God Save The Queen, interpretado por una banda de la marina británica que estaba en aquellos días en Barcelona.

Debido a lo ocurrido, la dictadura del general Miguel Primo de Rivera (1923-1930) que gobernaba España cerró el Camp de Les Corts, suspendió las actividades del Fútbol Club Barcelona e “invitó” a su presidente Hans Gamper a abandonar el territorio español. El ya expresidente del club se marchó al exilio en Suiza.

Pasado un tiempo, las autoridades de la dictadura permitieron que Gamper regresase a Barcelona, aunque prohibiéndole cualquier vínculo con su club, situación que le provocó una grave depresión. Problemas económicos posteriores derivados de la crisis económica que sacudió al capitalismo en 1929 agravaron aún más su estado.

Hans Gamper falleció finalmente por suicidio el 30 de julio de 1930 en su domicilio de la calle Girona número 4 de Barcelona. Su inesperado y dramático final causó una gran conmoción entre los seguidores del Fútbol Club Barcelona y en la sociedad de su tiempo, provocando un entierro multitudinario, según reflejó el diario La Vanguardia del 1 de agosto de 1930.

Los restos del deportista suizo que dio su vida por el Fútbol Club Barcelona fueron a parar al cementerio de Montjuïc, en concreto a la zona reservada a las personas de culto protestante. Gamper dejó atrás con su fallecimiento a su mujer Emma Pilloud, la cual era católica practicante, y a los dos hijos que tuvo con ella. Un brusco adiós. Un dramático final, provocado por un exilio injusto, un apartheid deportivo y una crisis económica.

En 1934, el Ayuntamiento de Barcelona republicano le dedicó una calle al malogrado Hans Gamper, pero en 1939 las nuevas autoridades de la dictadura de Franco le cambiaron el nombre. En 1947, sin embargo, aceptaron que la calle volviese a llamarse Gamper.

Ya en 1957, el Fútbol Club Barcelona quiso llamar a su estadio Joan Gamper. Y la dictadura de Franco lo prohibió. Gamper era extranjero, catalanista, protestante y se había quitado la vida. “Pecados” que el nacional-catolicismo franquista consideró como demasiado graves para que el estadio del Barça llevase su nombre. Nunca se corrigió esa anomalía, permitiéndose solo que, en 1966, el club fundase el torneo de verano Trofeo Joan Gamper como mal menor.

Terminada la dictadura franquista, la figura de Gamper tuvo más presencia dentro del Fútbol Club Barcelona, aunque no tanta como hubiese merecido. Una pequeña corrección a esa falta de interés ocurrió en 2006, cuando el club inauguró una nueva ciudad deportiva, la Ciutat Esportiva Joan Gamper, poniéndole su nombre. Poca cosa…

Hans Gamper ha sido la figura más importante de la historia del Fútbol Club Barcelona. Fue su cofundador, su primer gran goleador, su presidente en varias etapas claves de la entidad y su salvador en más de una ocasión y acabó pagando todo ese recorrido con su propia vida. Parece evidente que, sin él, el Barça no existiría a día de hoy.

Soy del bando de los que apoyan a Hans Gamper, a Joan Gamper, y su memoria. Y también de los que aplauden a los que han trabajado para que esa memoria permanezca. No acepto el olvido de un personaje de su dimensión. Este artículo está en esa sintonía y, por eso, rinde homenaje a Gamper, rinde homenaje al suizo que pasó de Hans a Joan e hizo enorme al Barça.

Teófilo Stevenson: el héroe del boxeo amateur

Gabe Abrahams

El boxeador cubano Teófilo Stevenson fue tres veces campeón olímpico y del mundo de boxeo amateur. Y, además, tuvo un compromiso permanente con su país. Este artículo recuerda su trayectoria.

Teófilo Stevenson Lawrence nació el 29 de marzo de 1952 en Puerto Padre, provincia de Las Tunas, Cuba. Su padre, Teófilo Stevenson Patterson, fue un inmigrante que llegó a Cuba desde la isla caribeña de San Vicente, una colonia de Gran Bretaña hasta 1979. Y su madre fue una cubana nativa, con ancestros que procedían de la isla de San Cristóbal, también una colonia británica hasta 1983.

Teófilo Stevenson empezó a entrenar muy joven con el ánimo de dedicarse al boxeo. Y, bajo la dirección del excampeón nacional cubano del peso semipesado John Herrera, inició su carrera peleando con boxeadores más mayores y experimentados que él.

Con el paso del tiempo, Stevenson mejoró poco a poco como boxeador y, en 1968, logró la medalla de oro del Campeonato Nacional Juvenil cubano en la categoría de los pesos pesados (más de 81 kilos).

Ese primer éxito de Stevenson provocó que los responsables del deporte cubano se empezasen a fijar en él. Andrei Chervonenko, entrenador principal del sistema estatal de deportes de Cuba tras la Revolución Cubana, se volcó con el joven boxeador.

En los dos años siguientes a su triunfo en el campeonato juvenil, Stevenson se preparó a conciencia, aumentó sus horas diarias de entrenamiento físico y técnico y perfeccionó algunos de sus golpes. Y los grandes resultados no se hicieron esperar.

En los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972, Teófilo Stevenson arrasó a sus rivales y se proclamó Campeón Olímpico de los pesos pesados. Los fulminó literalmente, convirtiendo cada uno de sus combates en una exhibición. En su pelea inaugural, el polaco Ludwik Denderys le duró treinta segundos. En su pelea de cuartos de final, el estadounidense Duane Bobick no pasó del tercer asalto, cayendo tres veces en la lona. En su pelea de semifinales, el alemán Peter Hussing le duró dos asaltos. Y la pelea por el oro olímpico la ganó sin subir al ring, porque el rumano Ion Alexe alegó estar lesionado, tal vez para evitar un duro correctivo.

Los Juegos Olímpicos de Múnich consagraron a Teófilo Stevenson como el mejor boxeador amateur del peso pesado del mundo.

Dos años más tarde, en el primer Campeonato Mundial de Boxeo Amateur disputado en La Habana, en el cual participaron 274 atletas de 45 países, Stevenson volvió a vencer en la categoría de los pesos pesados con gran autoridad, lo cual le situó como el máximo favorito para alcanzar la medalla de oro en los siguientes Juegos Olímpicos de Montreal. En la cita olímpica, Stevenson finalmente cumplió con las expectativas que estaban depositadas en él, realizando una nueva exhibición ante sus rivales y colgándose su segunda medalla de oro olímpica.

Entre sus dos primeros Juegos Olímpicos, Stevenson empezó a ser tentado en repetidas ocasiones desde Estados Unidos para pasarse al boxeo profesional. Pero él rechazó cada una de las ofertas que recibió. Stevenson fue fiel a Cuba y a su revolución.

Tras los Juegos Olímpicos de Múnich, al enterarse de que un estadounidense le había realizado una oferta de un millón de dólares por pelear con el campeón mundial de los pesos pesados del boxeo profesional Joe Frazier, se limitó a decir que “no me iré de mi país ni por un millón de dólares ni por mucho más. ¿Qué es un millón de dólares comparado con el amor de ocho millones de cubanos?”. Su decisión impresionó a Fidel Castro. “Merece el reconocimiento de nuestro pueblo por su éxito deportivo. Y dejó un ejemplo todavía más valioso que eso y es el instante en que le hablaron de la posibilidad de ganar un millón de dólares. Dijo que él no cambiaba a su pueblo por todos los dólares del mundo”, afirmó el líder cubano el 28 de septiembre de 1972.

Ya en 1978, Stevenson acudió al segundo Campeonato Mundial de Boxeo Amateur celebrado en Belgrado, Yugoslavia, y venció, de nuevo, en los pesos pesados.

Dos años después, Stevenson acudió a sus terceros Juegos Olímpicos, los de Moscú 1980, y se colgó otra vez la medalla de oro con una buena prestación. Lo habitual en el campeón cubano. Stevenson se convirtió de esta forma en el segundo boxeador de la historia en ganar tres medallas de oro.

El boicot de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y los países comunistas como Cuba a los Juegos de Los Ángeles de 1984, una respuesta al boicot de Estados Unidos contra los Juegos de Moscú de 1980, le impidieron a Stevenson ganar su cuarta medalla olímpica. Pero, en 1986, el púgil cubano se desquitó de lo ocurrido en el tercer Campeonato Mundial de Boxeo Amateur, disputado en la ciudad de Reno, Estados Unidos. Se proclamó por tercera vez Campeón del Mundo, aunque, en esta ocasión, en el peso superpesado (más de 91 kilos). Stevenson dejó claro en su último mundial quién fue el mejor boxeador amateur del planeta durante las casi dos décadas que duró su carrera deportiva.

Finalizada esta, la vida prosiguió para Teófilo Stevenson, siendo fiel a su país y a la Revolución Cubana en todo momento. En esos años, Stevenson mantuvo una gran amistad con Fidel Castro y una admiración compartida con personajes de la talla de Nelson Mandela. Cuando Mandela visitó Cuba en julio de 1991, un año después de recuperar su libertad, solicitó con insistencia conocerle.

Además de sus medallas olímpicas y mundiales, Stevenson aglutinó a lo largo de su carrera deportiva otros triunfos en los Juegos Panamericanos, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, etc.

Entre los galardones que recibió por sus gestas deportivas, uno sobresale especialmente. En 1972, la URSS le concedió una distinción que muy pocos deportistas no soviéticos recibieron, la de Maestro Merecido del Deporte de la URSS.

Teófilo Stevenson murió en La Habana en 2012 víctima de un ataque cardíaco a la edad de 60 años. Su muerte conmocionó a Cuba y al mundo del deporte. Le sobrevivieron sus dos hijos.

Desde esa fecha, los homenajes a su figura se han sucedido. En febrero de 2025, la prensa internacional ha anunciado el último: una película de coproducción cubano-rusa que narrará su vida. Parece evidente que Teófilo Stevenson sigue muy presente en la memoria de los cubanos y de los aficionados al boxeo. Su talento deportivo y su fidelidad a una causa lo eternizan.