El Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica (UCR) emitió un acuerdo firme en el que expresa su posición frente a la denuncia presentada contra un miembro de la Asamblea Legislativa por presunto abuso sexual contra una mujer menor de edad al momento de los hechos.
En el acuerdo, tomado en la sesión ordinaria N.º 6942 del 9 de octubre de 2025, el órgano universitario recordó su compromiso con la defensa de los derechos de las mujeres y la condena a toda forma de violencia de la que puedan ser objeto.
Principales consideraciones del acuerdo
El Consejo Universitario señaló que, ante denuncias de esta naturaleza, las personas funcionarias públicas, especialmente quienes ocupan cargos de elección popular, deben responder al principio de transparencia y rendición de cuentas, conforme al mandato constitucional.
El documento también hace referencia a los recientes cuestionamientos sobre la ética y probidad de algunos miembros de la Asamblea Legislativa, tras el rechazo a una solicitud de levantamiento de inmunidad presidencial.
Acuerdos adoptados
Expresar solidaridad con las mujeres víctimas de violencia sexual.
Instar a las personas funcionarias de elección popular a que, cuando existan denuncias en su contra por violencia sexual o actos de corrupción, se sometan al proceso judicial correspondiente.
Reprochar el uso indebido de la inmunidad por parte de personas funcionarias públicas con fines distintos a los que motivaron su creación. El Consejo recordó que someterse a un proceso judicial no implica violar el principio de inocencia.
Comunicar el acuerdo a las diputadas y diputados de la Asamblea Legislativa, así como a los medios de comunicación.
El acuerdo fue firmado por la directora del Consejo Universitario, Patricia Fumero Vargas, Ph.D., y establece que la ética y la responsabilidad pública son condiciones indispensables en el ejercicio de cargos de representación popular.
Ante la denuncia por abuso sexual interpuesta contra un candidato presidencial y actual diputado de la República, el Instituto de Estudios de la Mujer de la Universidad Nacional manifiesta su solidaridad, respaldo y respeto hacia la joven Alicia Castillo, que ha decidido hacer pública una denuncia por abuso sexual contra un diputado y candidato a la presidencia de la República, por hechos ocurridos cuando ella tenía trece años y él treinta y dos.
Reconocemos la valentía y dignidad de quienes deciden romper el silencio frente a hechos de violencia sexual, especialmente cuando ocurrieron durante la niñez o la adolescencia. Denunciar en estas circunstancias implica enfrentar no solo el dolor personal, sino también las estructuras sociales, políticas y mediáticas que históricamente han revictimizado a las mujeres y minimizado las agresiones cometidas por figuras con poder.
Recordamos que, en Costa Rica, los delitos sexuales cometidos contra personas menores de edad tienen un régimen especial de prescripción, establecido en la Ley N.º 9685, Ley del Derecho al Tiempo, que reconoce las particularidades de estos crímenes y su impacto a largo plazo. Según esta ley, el plazo para presentar una denuncia penal comienza a correr a partir de que la víctima cumple los dieciocho años, y puede interponer la denuncia hasta veinticinco años después de esa fecha. Este marco legal reafirma el derecho de las víctimas/sobrevivientes a buscar justicia incluso muchos años después de los incidentes de violencia sexual.
El hecho de que el denunciado sea actualmente diputado de la República y aspirante a la presidencia plantea una responsabilidad ética y política de mayor magnitud. El fuero parlamentario, o inmunidad, no puede ni debe convertirse en un escudo de impunidad ante denuncias de delitos sexuales, en especial aquellos que involucran a menores de edad. En un Estado de Derecho, todas las personas deben ser investigadas con igualdad ante la ley.
Por ello, el Instituto de Estudios de la Mujer se suma a las voces ciudadanas que solicitan a la Asamblea Legislativa valorar con prontitud la solicitud de levantamiento de inmunidad parlamentaria, a fin de permitir una investigación judicial transparente, imparcial y libre de interferencias políticas.
El Estado costarricense tiene la obligación internacional, derivada de la Convención de Belém do Pará y de otros instrumentos de derechos humanos, de garantizar el acceso efectivo a la justicia a las víctimas de violencia sexual y de protegerlas de la revictimización y la exposición mediática dañina.
Como institución académica comprometida con la igualdad y la no violencia, el Instituto de Estudios de la Mujer:
● Rechaza toda forma de descrédito por la violencia sexual sufrida o manipulación política de la víctima; exhorta a las autoridades judiciales y legislativas a actuar con celeridad, transparencia y perspectiva de género; e insta a los medios de comunicación a abordar el caso con responsabilidad ética y enfoque de derechos humanos, evitando discursos que perpetúen la desconfianza hacia las mujeres que denuncian.
● El Instituto reafirma su compromiso con la lucha contra todas las formas de violencia de género y sexual, y con la defensa del derecho de niñas, adolescentes y mujeres a vivir libres de violencia.
Este caso nos recuerda la urgencia de fortalecer la educación afectivo-sexual, los mecanismos institucionales de prevención y denuncia, y la necesidad de que el poder político sea ejercido con responsabilidad, ética y transparencia.
El silencio social y la impunidad perpetúan el ciclo de violencia. Por eso, acompañar, creer y respetar a quienes denuncian es un acto de justicia y de construcción democrática.
Firma responsable: Dra. Fannella Giusti Minotre Directora Instituto de Estudios de la Mujer Universidad Nacional de Costa Rica Heredia, 8 de octubre de 2025
El Partido Frente Amplio (FA) aprobó su Reglamento para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en la política, un instrumento que busca garantizar el pleno ejercicio de los derechos políticos de las mujeres dentro de la organización y en el ámbito público.
El documento, ratificado por la Asamblea Nacional del partido, se enmarca en la Ley N.º 10235, que regula este tipo de violencia en Costa Rica, y desarrolla un procedimiento interno específico para investigar y sancionar conductas basadas en género que afecten la participación política femenina.
Estructura y principios del reglamento
El texto consta de cinco capítulos:
Objetivo y ámbito de aplicación. Define que el reglamento protege a todas las mujeres afiliadas, candidatas, funcionarias y representantes del FA, garantizando su derecho a una vida libre de violencia política.
Definiciones y manifestaciones. Precisa los conceptos de violencia política y discriminación, e incluye ejemplos concretos de comportamientos que constituyen violencia, como obstaculizar funciones, difundir información privada, discriminar por embarazo o invisibilizar el trabajo de una mujer en espacios partidarios.
Procedimiento. Establece los principios de confidencialidad, no revictimización y debido proceso. Crea mecanismos de denuncia, plazos para investigación, acompañamiento legal y psicológico, y la posibilidad de medidas cautelares para proteger a las denunciantes.
Sanciones. Detalla las medidas disciplinarias que puede imponer el Tribunal de Ética del partido, que van desde amonestaciones privadas hasta la expulsión, según la gravedad de los hechos. Incluye agravantes como la repetición, el uso de medios digitales o la afectación a familiares.
Disposiciones finales. Indica que el reglamento entra en vigor tras su publicación en la página oficial del FA y su comunicación al Tribunal Supremo de Elecciones.
Prevención, acompañamiento y transparencia
El reglamento crea mecanismos para que las mujeres víctimas de violencia política puedan acceder a asesoría jurídica, apoyo psicológico y acompañamiento de la Secretaría de las Mujeres del FA, además de articular con los servicios del Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU).
También establece que las sanciones firmes deberán notificarse al TSE y al INAMU, con el fin de mantener un registro público de casos sancionados, reforzando la transparencia y la rendición de cuentas en materia de derechos de las mujeres.
Enfoque integral
Con este reglamento, el Frente Amplio busca consolidar una política interna coherente con su ideario de igualdad y justicia social. El texto no solo regula los procedimientos sancionatorios, sino que promueve una cultura partidaria de respeto, equidad y participación plena de las mujeres en todos los niveles de decisión.
SURCOS comparte este llamado de Mujeres Unidas en Salud y Desarrollo (MUSADE):
Cada día, desde hace 39 años en MUSADE trabajamos por construir bienestar y oportunidades para nuestra comunidad, apoyando a mujeres, familias y personas en situación de vulnerabilidad.
Ahora podés ser parte de este cambio. Con tu donación al 8327-3577, grande o pequeña, nos ayudás a continuar con nuestros programas de bienestar social, talleres, capacitaciones y actividades que transforman vidas.
No hay aporte pequeño cuando se trata de generar un impacto real.
¡Doná hoy y acompañanos a construir un futuro más justo e inclusivo!
Nuestro país transita un campo minado: se ha erosionado el pacto social que nos sostuvo y se dinamitan pilares como la autonomía universitaria. El regateo de recursos del FEES, las leyes de empleo público y la desvalorización de la educación superior son síntomas de un desgaste estructural que también se refleja en la propia comunidad universitaria. El mundo tampoco ofrece un respiro. Autoritarismos renovados, neofascismos, guerras y genocidios ignominiosos asedian democracias frágiles y penetran los espacios académicos. En ese marco, los derechos se negocian a la baja y retroceden. Mientras tanto, en casa, los feudos internos de poder impiden acciones de avance.
Congresos con deuda pendiente
La UCR, aunque fue el primer centro educativo superior moderno y formalmente laico del país —al suceder a la pontificia Universidad de Santo Tomás que, además de Letras y Derecho contaba con Facultad de Teología— absorbió parte de las unidades académicas de aquella y las unió a otras nuevas, pero sin generar una unificación integradora. De allí que el quehacer universitario se fuera ajustando mediante la reflexión intra-orgánica por medio de los congresos universitarios los cuales se convirtieron en espacios de autocrítica y reforma. A esta fecha suman siete y un octavo está en curso. Algunos marcaron hitos, como el tercero (1971-72), que transformó la estructura académica. Solo en el quinto (1990) se instauró una comisión para reflexionar sobre “la (sic) mujer universitaria”.
Democracia universitaria: el ángulo olvidado
El VIII Congreso se desarrolla bajo el lema: “La construcción de la Universidad del futuro en respuesta a las necesidades nacionales y globales”. Una consigna esperanzadora que quedará en palabras si no se aprovecha la coyuntura para afrontar la deuda histórica con la democratización universitaria tanto externa —para llevar aún más oportunidades educativas de calidad a diversas zonas del país— como con la interna a fin de disminuir las brechas que hoy caracterizan el quehacer universitario. Entre estas se encuentran distorsiones como
el desigual peso de las voces en la deliberación interna según se provenga del sector académico, administrativo o estudiantil;
las desigualdades entre el personal académico de la sede central frente a las sedes regionales;
la infravaloración del personal en condición de interinazgo frente al adscrito a régimen académico.
Sin embargo, la brecha más persistente es la de género, a la que se suman condicionantes interseccionales que generan nuevas estratificaciones. Mujeres interinas, en sedes regionales, indígenas, afrodescendientes o con alguna condición de discapacidad, para citar solo algunos casos, estarán en el vértice de las discriminaciones. Aunque es vital reflexionar sobre todas las formas de democratización universitaria, me centraré en esta última.
“Androcratemia”
Designaremos, caprichosamente, como “androcratemia” el estado patológico de una comunidad de saberes en donde el poder masculino se naturaliza, reproduce y legitima como si fuera parte de su funcionamiento vital. El término une las raíces griegas “andrós” (hombre, varón), “Kratos” (poder, dominio) y “-emia” (sufijo de patologías sistémicas, como en anemia o septicemia, y morfonema final de la palabra “academia”). Y este es, precisamente, el estado de las cosas en la UCR.
Baste mencionar que el sexismo en nuestra academia está tan naturalizado que en más de 80 años de historia solo ha habido una rectora propietaria; la cantidad de profesoras eméritas y catedráticas es escandalosamente menor respecto de sus pares varones; los salones y plazas llevan nombres masculinos; cientos de docentes sostienen el quehacer interno con sus interinazgos perennes y la composición de las Asambleas de Facultad, Consejos Científicos de Institutos de Investigación y de paneles académicos convocados sigue siendo mayoritaria o exclusivamente masculina.
Pese a ello, los acuerdos formales adoptados por las instancias administrativas y de gobierno de la UCR sobre la discriminación contra las mujeres universitarias han sido pocos, recientes y no exentos de resistencia. No fue sino hasta 2020 en que el Consejo Universitario (CU) aprobó el proyecto Mujeres en la bibliografía para: “1. Exhortar a la comunidad universitaria a desarrollar procesos reflexivos que permitan identificar las desigualdades de género presentes en la academia, para así tomar medidas concretas, a fin de erradicar las inequidades existentes…” También se comprometió a incluir la perspectiva de género en el trabajo cotidiano de la Universidad y a elaborar diagnósticos anuales sobre el estado interno de la igualdad de género. Más recientemente se han creado iniciativas como PUBLICARE para estimular la producción académica de mujeres y su ascenso en régimen académico; surgió la Unidad de género de la UCR y la Red de Mujeres en Ciencias, Ingenierías y Humanidades. Sin embargo, fueron las denuncias públicas las que propiciaron la depuración de la tramitología asociada a procesos por acoso sexual en la docencia y no se ha dado el paso principal: implementar acciones afirmativas que garanticen la igualdad en la academia.
Paridad de género: una obligación, no una opción
El VIII Congreso tanto como las actuales autoridades universitarias no deberían evadir más la cuestión. Se requieren reformas estatutarias que garanticen la paridad en órganos de decisión y que implementen medidas afirmativas claras: concursos y becas exclusivas para mujeres, criterios diferenciados de admisión para poblaciones históricamente marginadas (como ya aprobó el CU algunas) y políticas de contratación que eliminen carteles diseñados a la medida de unos, no pocas veces cercanos a centros decisorios.
Quien objete estas medidas bajo el argumento de “discriminación inversa” desconoce que tratados internacionales como la CEDAW o la Convención de Belém do Pará, ambos ratificados por Costa Rica, obligan al Estado —y, por ende, a la universidad pública— a aplicarlas. Estos tratados están por encima de la Constitución Política y de la autonomía universitaria la cual nunca puede usarse para justificar retrocesos sino para potenciar posiciones humanistas y nada puede recibir mejor ese calificativo que disminuir brechas entre seres humanos. Las acciones afirmativas no son concesiones, sino compromisos éticos y jurídicamente vinculantes.
La paridad de género como justicia democrática
El Estatuto Orgánico de la UCR establece que su misión es contribuir a la justicia social y al bien común. Hoy, esa misión exige que la universidad asuma con seriedad la paridad y la perspectiva interseccional de género.
No basta con sumar algunos nombres de mujeres a listas o fotos institucionales. Se trata de transformar las estructuras que las excluyen, de abrir espacios de poder real y de garantizar que la academia costarricense deje de reproducir las mismas desigualdades que critica.
El VIII Congreso Universitario o reafirma una universidad que se moderniza en el vacío, sin democratizarse, o inaugura un camino donde las mujeres universitarias dejan de ser satélites de focos de poder y para ser concebidas como parte esencial de la academia, en igualdad de condiciones que sus pares hombres.
San Ramón, Costa Rica, 29 de agosto 2025. Más de 300 personas se han unido para demanda la reapertura de la sede regional del Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU) en la zona de Occidente, tras años de enfrentar graves dificultades de acceso a los servicios que esta institución ofrece.
Hasta hace algunos años, el INAMU contaba con una oficina regional en la provincia de Alajuela, lo que permitía a las mujeres de cantones como San Ramón, Palmares, Naranjo, Zarcero, Grecia, Atenas, Sarchí y Poás acceder a servicios de acompañamiento, asesoría y protección de derechos de manera más cercana. Sin embargo, con el traslado de la sede a San José, este acceso se volvió sumamente complejo, obligando a las mujeres a recorrer largos y costosos trayectos para recibir atención.
Hoy, ante la discusión sobre la posible reapertura de una sede en la región, las organizaciones y personas firmantes reconocen la importancia de la descentralización del INAMU, pero advierten que la ubicación de dicha oficina debe responder verdaderamente a las necesidades de accesibilidad de la población.
“La sede regional debe estar en un punto estratégico y de fácil acceso, como lo es la provincia de Alajuela y sus cantones de conexión más ágil, para garantizar que más mujeres puedan acceder a los servicios del INAMU sin enfrentar barreras económicas y geográficas”, señalan las personas firmantes.
El llamado colectivo es claro: el derecho de las mujeres a la atención, la justicia y la igualdad no debe depender de la distancia ni de los costos de traslado.
Por ello, se insta a las autoridades del INAMU a considerar la voz de las comunidades y garantizar que la nueva sede regional responda de forma efectiva a las necesidades de las mujeres de Occidente.
Finalmente, la campaña invita a más personas a sumarse con su firma para fortalecer este clamor y asegurar que las voces de las mujeres sean escuchadas.
El Colectivo Reflexión-Acción invita a un espacio de diálogo abierto sobre la sexualidad femenina bajo el título Entre sábanas y secretos: sexualidad femenina. La actividad se desarrollará el próximo 29 de agosto de 2025 a las 18:00 horas y se transmitirá en vivo por Facebook, YouTube y Spotify, con el apoyo de emisoras amigas: Guanacaste 106.1 FM, Radio Soberanía, Radio Revolución y 506 Ondas Alajuelita Radio.
El panel contará con la participación de tres invitadas que aportarán diversas perspectivas desde sus experiencias personales y profesionales:
Pamela González, mujer, madre, hija, hermana y tía; terapeuta Flora y psicóloga (UCR) con consultorio privado, quien se describe como amante de la vida y en constante proceso de mejora.
Jenny Vásquez, mujer, esposa, hija, hermana, tía y madrina; enfermera y obstetra (UCR), además de sexóloga en consulta privada y terapeuta holística, interesada en cumplir su misión desde un caminar consciente.
Sharon Mendoza Gómez, estudiante de Psicología en la UCR, integrante de Círculos de Diálogo y quien desarrolla su trabajo final de graduación en torno al autocuidado.
El panel busca abrir un espacio de reflexión colectiva y crítica sobre la sexualidad femenina, con un enfoque inclusivo y desde las vivencias de mujeres de distintas trayectorias.
La actividad forma parte del programa Alternativas: pensar libremente para construir un país y un mundo integralmente mejores, impulsado por el Colectivo Reflexión-Acción.
Fecha: viernes 29 de agosto de 2025 Hora: 18:00 horas (UTC-6) Transmisión en vivo: Facebook, YouTube y Spotify Emisoras amigas: Guanacaste 106.1 FM, Radio Soberanía, Radio Revolución, 506 Ondas Alajuelita Radio
La Red de Microproductoras de Occidente (REMOC), impulsada por MUSADE, anuncia con entusiasmo el lanzamiento oficial de su nueva tienda virtualartesaniasremoc.com, un espacio digital diseñado para acercar al público nacional e internacional el talento, la creatividad y la tradición de mujeres artesanas de la región de Occidente.
La plataforma ofrece una amplia variedad de productos elaborados a mano, como piezas de madera, artículos de cocina, decoraciones, recuerdos y mucho más. Con un diseño moderno y accesible, la tienda facilita compras en línea seguras, ofrece descuentos exclusivos y presenta nuevos productos que celebran la identidad cultural costarricense.
El evento de lanzamiento se realizará el miércoles 13 de agosto a las 2:00 p.m. en modalidad bimodal (presencial y virtual), permitiendo que personas de todo el país y del extranjero se unan para conocer la propuesta y apoyar a las artesanas.
«Este proyecto representa una oportunidad para que nuestras artesanas den a conocer su trabajo más allá de las fronteras locales, fortaleciendo su independencia económica y preservando nuestras tradiciones», destacó Enid Cruz Ramírez, Vocera de MUSADE
La tienda virtual REMOC es parte de la estrategia de MUSADE para promover el empoderamiento femenino, el emprendimiento y el comercio justo, ofreciendo a las mujeres productoras una vitrina digital que les permita competir en el mercado actual.
La Red de Mujeres Costeras y Rurales de Costa Rica se están preparando para celebrar su segundo encuentro nacional, el sábado 6 de septiembre de 2025 a las 10:00 a.m. hora Costa Rica, modalidad virtual, vía zoom.
Se hace un llamado a todas las organizaciones y mujeres lideresas que forman parte de esta Red a sumarse a este momento de articulación, fuerza colectiva y lucha compartida.
Abramos el diálogo: lo que nadie dice sobre la maternidad, el duelo y el deseo.
Ante la pregunta: ¿Qué me llevó a escribir este libro?, la respuesta se vuelve cada vez más compleja conforme el libro circula entre las manos de sus primeros lectores y lectoras.
En un inicio, nació como un ejercicio íntimo. Un espacio para poner sobre la mesa preguntas incómodas que pocas veces se pueden decir en voz alta. El libro ofrecía esa confidencialidad necesaria para comenzar a hablar de ciertos temas, sin juicios ni interrupciones. Pero con el paso de los días y el eco positivo que ha generado en mujeres, hombres y personas jóvenes, siento que ya no me pertenece solo a mí. El libro está abriendo las puertas a conversaciones urgentes y necesarias.
Como sociedad costarricense y latinoamericana, seguimos arrastrando vacíos profundos en temas de salud mental y salud pública —especialmente cuando hablamos de la salud integral de las mujeres—. En nuestros hogares y familias, cada vez hay menos espacios para el diálogo y la reflexión. Y esos espacios no podemos darnos el lujo de perderlos.
De ahí surge una necesidad: crear espacios colectivos donde podamos hablar del deseo (o no) de ser madre o padre, del dolor de no lograrlo, o del peso que a veces significa sí lograrlo. ¿Qué pasa con una mujer después de una pérdida gestacional? ¿Cuánto dura ese duelo? ¿Lo viven igual mujeres y hombres? ¿Se puede somatizar? ¿Nos enferma guardar tanto dolor sin procesar?
Las preguntas son muchas. Y urgentes.
Por eso, desde aquí, propongo algo: abramos el debate. Llevémoslo a los centros culturales, a las universidades, a las municipalidades. A cualquier rincón donde pueda florecer el pensamiento crítico y la empatía. Porque si bien es difícil saber cómo acompañar a una mujer que ha vivido un aborto —ya sea voluntario o involuntario—, lo cierto es que el silencio no es la respuesta.
Regalar un libro como este puede ser una forma de decir: “Estoy aquí para vos, te acompaño en este proceso, aunque no tenga todas las palabras”. Puede convertirse en un puente cuando no sabemos cómo expresar lo que sentimos ante el dolor ajeno.
Finalmente, ojalá que desde el sistema de salud pública se reconozca cada vez más la importancia de una atención holística para las mujeres. Que se abran espacios donde cuerpo, mente y emociones sean tratados con igual respeto y profundidad. Quizás este libro, en manos sensibles, pueda ser también una herramienta de acompañamiento psicológico y médico.
No ha sido fácil encontrar espacios para hablar de estos temas. Pareciera que la pregunta “¿Qué pasa con una mujer después de una pérdida gestacional?” nos confronta demasiado como sociedad.
Pero escribirlo, compartirlo y abrir estos canales de diálogo es una forma de sanar. Y de invitar a otras personas a sanar también.
Ojalá este medio sirva como un puente para llegar a muchas más voces, de todas las edades, dispuestas a mantener abierto el diálogo, incluso en los temas que más duelen.
Título del libro: Huidas y Despedidas Inoportunas.
Bióloga ambientalista de profesión, madre por decisión, buscadora de verdades antiguas que el tiempo ha querido olvidar. Acompañante en el camino de mujeres que también desean sanar.