¿Cuál es el negocio de INCOPESCA de cobrar por ver ballenas?

Vladimir de la Cruz

La Ballena está considerada como un animal marino, es un mamífero placentario, adaptado totalmente a la vida acuática. Son placentarios porque su cría en gestación se retiene, o son sostenidas, en el útero materno, por una placenta, durante el tiempo de gestación del embrión, donde es alimentado por la placenta, y permite el crecimiento dentro de la ballena madre.

La Ballena forma parte de los llamados cetáceos, entre los que se encuentran los cachalotes, las orcas, los delfines, las marsopas. En el orden de los llamados cetáceos hay unas 80 especies diferentes. De todos ellos solo cinco especies de delfines se sabe que viven en agua dulce, el resto son de agua salada, mares u océanos.

El nombre de cetáceo se atribuye al filósofo griego Aristóteles quien lo refirió a los animales marinos que tenían respiración pulmonar. Junto a la Ballena hay cetáceos con barba y hay cetáceos con dientes.

Se caracterizan entre otras cosas por su gran tamaño, siendo la más grande de ellas la Ballena Azul. Tienen una larga vida, arriba de los 60 años y pueden llegar a medir hasta unos 20 metros. Un pariente de los cetáceos es el hipopótamo, quizá por eso le encanta estar sumergido, aunque sea por poco tiempo, en el agua.

Como todos los seres vivos los cetáceos tienen sistemas de comunicación. Lo hacen moviendo los “labios” que tienen que les permite generar dos sonidos al mismo tiempo, que los especialistas clasifican como “canto”, con un sistema sensorial que se llama ecolocalización, por emisión de ondas sonoras.

Generalmente se puede pensar que este tipo de cetáceos son típicos de regiones lejanas a Costa Rica. Sin embargo, en las costas de Costa Rica, en ciertas épocas del año se pueden avistar fácilmente.

En Costa Rica son usuales los cetáceos llamados delfín manchado, el rotador, el común, el calderón menor, la orca, el calderón gris, el cachalote y el manatí, aunque pueden llegar a más de 40 tipos de cetáceos.

Las zonas donde más se pueden apreciar son la llamada Zona Económica Exclusiva del Pacífico de Costa Rica, en aguas oceánicas, y en las aguas costeras del Pacífico nacional, donde se concentran tres especies, el delfín nariz de botella o bufeo, el manchado y la ballena jorobada.

En los últimos años esta presencia de cetáceos, o de ballenas, especialmente ha sido muy importante para estimular las visitas turísticas a las regiones cercanas a donde se pueden ver estos cetáceos, contribuyendo también a estimular la educación, la educación ecológica y la educación biológica en general.

Los sitios de avistamiento, o de observación de ballenas, se han convertido en un polo de atracción turística regional y de viajes programados con ese fin en el mar. La costa Pacífica de Costa Rica es uno de los mejores lugares para estos avistamientos, y está considerada Costa Rica entre los mejores 10 lugares del mundo para estas observaciones. La más frecuentes de ver son las ballenas jorobadas, que se mueven en migración entre el norte y el sur del continente. También es frecuente ver las ballenas con sus crías.

Me ha tocado en varias ocasiones en la región de Guanacaste, acompañando a un hijo, en la pesca deportiva que le gusta, ver estas ballenas. En una ocasión vimos varias ballenas. Y, verdaderamente es una sensación extraordinaria la que se tiene al apreciar la maravilla de la naturaleza, del reino animal, y de estas extraordinarias ballenas, sobre todo cuando se quedan en un solo lugar, como si supieran que están posando para que se les aprecie o se les fotografíe o filme.

Ya las había visto hace muchos años en otra parte. Algunos de mis nietos, menores de 9 años, las han apreciado igualmente, lo que ha sido una experiencia de vida muy buena para ellos, por lo que aprenden de estos animales en videos y libros con los que se les refuerza su experiencia de vida.

Los capitanes de las embarcaciones muy rigurosamente se acercan hasta una distancia prudente que tienen regulada legalmente. Eso no impide que si se quiere nadar para tratar de oír los sonidos de las ballenas se pueda hacer, con las advertencias del Capitán de la nave. Yo no lo he hecho pero el hijo mío sí, y hasta ha grabado dentro del mar su acercamiento. En uno de esos viajes cuando mi hijo, buen nadador, se acercó lo más que pudo, entre la lancha y la ballena, para filmarla y tomarle fotos, le dije a mi nieto Julián, en ese momento de siete años, “lo que hace tu tata es muy peligroso, y la ballena lo puede golpear si da vuelta, o se mueve bruscamente”, y me contestó: “Abu, eso es lo que le gusta”, pero se puede morir en un accidente de ese tipo, le insistí, y me contestó que “moriría feliz”, a lo que no tuve respuesta ni otra pregunta, tan solo ver que todo estaba saliendo bien.

Es muy frecuente ver delfines y no pocos. Grandes tortugas también y, más raro aún, he visto, en tres ocasiones, tortugas grandes copulando a nivel de la superficie del mar.

Se pueden ver ballenas y delfines en el Parque Nacional Manuel Antonio que además se considera un hogar para estas ballenas, delfines y tortugas. En el Parque Nacional Ballena se pueden ver y apreciar las ballenas desde la playa. También se ven en la Península de Osa, considerada una de las más ricas regiones en diversidad biológica del mundo, en Golfo Dulce que es un lugar de apareamiento de ballenas, y en la Isla del Caño y en Bahía Drake.

Hay temporadas para el mejor avistamiento de ballenas del Pacífico desde la mitad de julio hasta la mitad de noviembre y desde mediados de diciembre hasta abril.

A propósito de estos avistamientos, y el flujo turístico que pueden provocar, el Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (INCOPESCA) ha dispuesto cobrar 30 dólares a todos los turistas y operadores turísticos que hagan tours para ir a ver las ballenas, para lo cual hasta hay que sacar un carnet.

El INCOPESCA es la institución reguladora del aprovechamiento pesquero y de la captura de especies marinas. ¿Cuál aprovechamiento pesquero y captura de especies marinas hace? En sus barbas, en sus manos, con su posible complicidad, barcos pesqueros piratas extraen nuestra riqueza marítima, los domos de atún son brutalmente saqueados a ojos vista de INCOPESCA.

Que yo recuerde no hay una sola acción de este organismo preocupándose de cómo regular o vigilar este saqueo de nuestra riqueza marítima. ¿Habrá complicidad de esta institución en este saqueo? Esto es más importante que lo atienda INCOPESCA a que trace directrices de cobrar $30 dólares a turistas y operadores turísticos por ir a ver ballenas. Eso es un robo, un saqueo más, al bolsillo de los turistas, especialmente nacionales, y a sus escuálidos salarios que les quieren establecer, con las rebajas que se han impuesto, cuando con grandes esfuerzos pueden ir a este tipo de visitas.

En este sentido históricamente INCOPESCA no ha hecho nada, absolutamente nada, al menos públicamente conocido. Costa Rica con 1020 kilómetros de costa pacífica, y con poco más de 200 en la costa caribeña, con una proyección territorial marítima 10 veces más grande que el territorio nacional, es para que INCOPESCA, como instituto regulador de esta materia, hubiera impulsado y desarrollado políticas y acciones nacionales, desde hace mucho tiempo, desde su fundación, para efectivamente hacer un buen aprovechamiento de los recursos del mar, de haber impulsado nacionalmente, o del Estado en alianza con empresarios nacionales, una buena flota pesquera nacional, hubiera explotado racionalmente el mar, y no dejárselo a las empresas extranjeras, de distintas banderas, que llegan a nuestro mar territorial con la clara complacencia de esta Institución que nunca la he oído protestar ni quejarse de este saqueo. Quizá su regulación se limite a que traigan un poquillo del atún pescado a procesarlo en los esteros de Puntarenas para cumplir.

En la década de 1940, ante la crisis provocada por el impacto de la II Guerra Mundial, el Partido Comunista de Costa Rica, propuso una política para el suministro de alimentos del mar a la población…” Pescado a Peseta” (25 céntimos de la época) era la consigna. Más tarde, en la década de 1970, el diputado comunista, Arnoldo Ferreto Segura, preocupado por este asunto, impulsó una Ley reguladora de la actividad pesquera que se conoce con su nombre, la Ley Ferreto. No hay nada que se conozca similar de INCOPESCA preocupándose por el pueblo costarricense en políticas pesqueras.

Hasta ahorita se están preocupando por ver cómo le sacan más plata al pueblo que puede ir a turistear.

El avistamiento de ballenas NO le compete a INCOPESCA, ni a la Junta Directiva de esta institución, regularlo. Hoy quieren cobrar, esos directivos, por ir a ver ballenas. Mañana se les puede ocurrir cobrar por ir a ver los períodos de desove de los seis tipos de tortugas que llegan a Costa Rica a desovar, que quizá es más impresionante, que ir a ver las ballenas, por las miles de tortugas que vienen todos los años a nuestras costas a desovar, en el Atlántico entre marzo y noviembre, aunque suelen anidar entre abril y mayo, y las tortugas verde del Caribe que anidan entre marzo y octubre, de abril a junio, cuando es el desove de las tortugas baula, y de julio a octubre cuando se acercan a desovar las tortugas verdes.

O, en Ostional, de julio a noviembre, o en Tortuguero, a lo que debe su nombre…y así podría seguir mencionando situaciones por las cuales a algunos de los cerebros de INCOPESCA, se les pueden iluminar sus sesos, que por estar relacionados con la pesca, probablemente sean cerebros pequeños, como los de los peces, en relación al tamaño de sus cuerpos. Dicen los especialistas que el cerebro de los peces está también relacionado con sus hábitos alimenticios. En INCOPESCA el hábito alimenticio, como estamos viendo, es ver como se comen los $30 que quieren cobrarle a quienes quieran ir a ver ballenas.

El cerebro, la masa cerebral, de los peces se dice es un quinceavo de la masa cerebral de aves o mamíferos de un tamaño similar. Como todo cerebro está dividido en varias regiones. Una de esas regiones, en la parte frontal, es la parte olfativa. Esta parece ser la que han desarrollado los de INCOPESCA para oler donde sacan plata… de los turistas y de los costarricenses que quieren ir a ver ballenas.

Los de INCOPESCA huelen el dinero fácil… de los turistas, a quienes quieren extraérselo.

Por dicha la Junta Directiva de INCOPESCA o los funcionarios a quienes se les ocurrió cobrar los $30 por ir a ver ballenas no los han nombrado en Parques Nacionales, porque cobrarían por todo tipo de animales que se quieran avistar…

Si en el Reglamento para la Operación de Actividades Relacionadas con Cetáceos en Costa Rica, se obliga a los turistas y la tripulación de barcos a pagar por la observación de ballenas, es el momento para que se elimine esa norma reglamentaria, que probablemente no tenga asidero legal, de una LEY. Por Reglamento pareciera que no se pueden crear este tipo de exacciones económicas a la gente.

Con este tipo de medidas recaudatorias, o confiscatorias, no ayuda INCOPESCA a la reactivación económica del sector turístico, y menos a las condiciones gravosas de los ciudadanos, a quienes el gobierno está invitando constantemente a ir a turistear para favorecer y apoyar el sector turístico. Por el contrario, lo que es peor, es que tiende a ahuyentar a los turistas.

Es hora de que se elimine esa disposición, si está vigente, y no se siga robando de esa manera a la gente, a los ciudadanos y a los turistas parte de sus salarios o de sus ingresos.

El impacto turístico de quienes viene a avistar los cetáceos en Costa Rica es más importante que el cobro que a los turistas se les puede hacer. El avistamiento de cetáceos en Costa Rica representa la economía con mayor crecimiento de América en su ámbito turístico.

Si de cobrar se tratara, entonces, debería ser a favor del sector turístico y no de INCOPESCA, que nadie sabe para donde está bien justificado y destinado ese cobro. Y si de Parques Nacionales se trata, tampoco INCOPESCA administra los Parques Nacionales relacionados con el avistamiento de Ballenas. E, igualmente, en el Parque Marino Ballena, sería a Parques Nacionales los que le correspondería cobrar por avistar, pero no a INCOPESCA. No es de su competencia cobrar por ver ballenas. Pero, tampoco puede cobrar por el uso del mar o de las playas.