De la pandemia, la FANAL, y la ingratitud

Dr. Jorge D. García, Ph.D.
Cédula 1 0403 1429

Sin mascarillas ni gel hidroalcohólico…Así es como luchan contra el coronavirus médicos y enfermeras franceses, quienes se sienten desamparados, estresados y enfadados.” Este es el recuento de un medio digital nacional para describir lo que viven actualmente muchos trabajadores de salud en Francia.

En contraste, y si por algo debemos sentirnos afortunados, es de que nuestros trabajadores de salud no sufran las mismas estrecheces, particularmente en lo que se refiere a solución alcohólica desinfectante, de probada eficacia para inactivar el coronavirus. Damos por un hecho, y ni siquiera pensamos, en que FANAL rutinariamente surte las necesidades de alcohol de toda la Caja Costarricense de Seguro Social, A PRECIO DE COSTO.

Se dice que, si algo permite separar el grano de la paja, es una crisis. La pandemia en curso ha permitido a los costarricenses aquilatar el espíritu de servicio de los servidores públicos, y ver de primera mano cómo responden a las necesidades de la población. Irónico contraste con la campaña infame de desprestigio mantenida por el poder mediático en su contra durante los últimos años. En esta ocasión, han sido los trabajadores de FANAL, con total dedicación, los primeros que han dado ejemplo de entrega y sacrificio para dotar de antiséptico protector a quienes lo solicitan. Y ello ha sido claro y patente para todos. Pero hay quienes, engolosinados ante la perspectiva de hacerse del negocio de los licores y lucrar con él, y vitoreando anticipadamente la venta o concesión, encuentran insufrible la idea de que FANAL sea vista con alivio y agradecimiento por los costarricenses.

Como es costumbre, esos intereses no encuentran mejor manera de expresar su enojo ante la renovada y positiva percepción popular de la FANAL, que enlodar a la institución, acusándola, una vez más, de ser un fardo de añejas deudas y de no valer gran cosa. Insólito caso de FANAL, editorializan, y arrastran por el barro su gestión. Pero lo que es realmente insólito es que el mismo Consejo Nacional de Producción (al que FANAL está adscrita), haga más fácil el ataque y no salga a defender el papel que FANAL juega en el país. Cuánto más, porque la realidad histórica apunta a que las deudas y pérdidas de FANAL ni siquiera se originaron en su propia gestión institucional. Pero haría falta una investigación técnica, honesta y objetiva, para demostrarle al país el verdadero origen de las pérdidas señaladas. Desprestigiar a FANAL ha sido una constante durante los últimos años. Pero que lo hagan en la presente circunstancia, cuando la institución brilla por mérito propio, es el colmo de la ingratitud y la mezquindad. Por lo menos el proverbial borracho en la vela podía después disculparse aduciendo obnubilación. Ellos lo hacen con pleno conocimiento de causa. ¿Habrán oído acaso que es de bien nacidos ser agradecido?