El 29 de octubre de 1821, el proceso independentista costarricense y el surgimiento de la ciudadanía costarricense

Vladimir de la Cruz

(Conferencia dada el 29 de octubre del 2020, en el marco de las actividades de celebración del Bicentenario de la Independencia de Centroamérica, organizadas por la Biblioteca Nacional “Miguel Obregón Lizano”, la Cátedra Enrique Macaya Lahmann de la Escuela de Estudios Generales, de la Universidad de Costa rica, y el Instituto de Formación en Democracia, IFED, del Tribunal Supremo de Elecciones, transmitida por Facebook Life del Tribunal Supremo de Elecciones)

Como resultado de la conquista y el proceso colonizador español, España se vio obligada a dividir el territorio americano en vastas regiones, llamadas Virreinatos.

A medida que fue conociendo la inmensidad del territorio llegó a establecer cuatro virreinatos, los dos primeros fueron el de Nueva España y el de Nueva Granada, más tarde el de Perú y luego el del Río La Plata. A su vez, cada Virreinato, por la misma razón, de penetración y colonización, de dominio de tierras, de riqueza y de hombres, fueron divididos en jurisdicciones administrativas más pequeñas.

Así, los virreinatos, durante su existencia, fueron divididos para su mejor administración, en Capitanías Generales, Gobernaciones, Audiencias, Intendencias, Corregimientos, Comandancias, Provincias, Alcaldías Mayores y Menores, Partidos, como el de Nicoya, a cuyo frente se ponían autoridades, generalmente de origen español o peninsular. Los gobernadores realizaban funciones administrativas, legislativas y judiciales.

Dentro de estas estructuras funcionaron los Cabildos y Ayuntamientos como la base política de la organización colonial.

Todas estas regiones estuvieron en función de ese control de territorios y de hombres, a cargo de funcionarios españoles, primero, en los puestos de poder y de decisiones administrativas, judiciales, tributarias, más tarde con algunos criollos.

La Iglesia Católica que acompañó a los conquistadores y colonizadores, de la misma manera, impuso su propia división territorial religiosa, así como sus propias autoridades religiosas, encargadas de atender las necesidades espirituales de los conquistados y sometidos al orden colonial, y de justificar moralmente la conquista y la colonia española.

El Virreinato de Nueva España o de México fue constituido en el 8 de marzo de 1535, que creció luego con los territorios conquistados de Mechoacán, Nueva Galicia, las Californias y la Península de Yucatán.

Allí, en México, se inició el Tribunal de la Real Audiencia, en 1527, luego otros tribunales y Oficinas públicas del Virreinato. En 1525 se había establecido el Obispado, en 1545 se constituyó el Arzobispado, en 1535 se introdujo la imprenta, el 21 de setiembre de 1551 se fundó la Universidad de México, en 1728 se publicó el primer periódico. Con la Iglesia llegó el Tribunal de la Santa Inquisición, que alcanzó en su accionar a Costa Rica, a finales del siglo XVIII, cuando fue detenido ante ese Tribunal el Dr. Esteban Curti Roca.

Como parte de los territorios del Virreinato se constituyeron la Capitanía General de Guatemala y la Capitanía General de La Habana. En la de Guatemala se reprodujeron las mismas instancias administrativas que en México, el Tribunal de la Real Audiencia, en 1542, el Consulado en 1794, el Obispado en 1534, el arzobispado en 1742 con mando sobre tres obispados, entre ellos el de León de Nicaragua. En Guatemala, la capital de la Capitanía, se estableció una Casa de la Moneda, en 1733, una Universidad, en 1678, y una Sociedad Económica, en 1795.

Los territorios del Virreinato de México, o de Nueva España, alcanzaron Asia y Oceanía. Su división política fue en Reinos y Capitanías Generales, que estaban a cargo de Gobernadores o Capitanes Generales. Con las Reformas Borbónicas, en 1786, se constituyeron Intendencias y Partidos.

En el continente americano desde finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX empezaron a surgir movimientos rebeldes, anti españolistas, insurreccionales, contra el dominio colonial, por la Independencia de las colonias.

Esta situación se agudizó y estimuló con la ocupación francesa de España, por Napoleón, desde 1808 hasta 1814. Su presencia en España impuso la abdicación del Rey Fernando VII a favor de José I Bonaparte, sobrino de Napoleón, lo que provocó la reacción del pueblo español, que los condujo a convocar las Cortes de Cádiz como Asamblea Nacional Constituyente en 1812.

A la causa de la defensa de la monarquía española se sumaron las monarquías Inglesa y Portuguesa. España como imperio acentuaba la decadencia que venía sufriendo desde el siglo XVIII frente a los otros reinos de Europa.

Los problemas que tenía España facilitaron los movimientos anti españolistas en la región y el continente, lo que se fortaleció con la promulgación de la Constitución de Cádiz de 1812, que estableció el sufragio universal, la soberanía nacional, la separación de poderes, la libertad de prensa, reparto de tierras y libertad de industria, algunos de los aspectos que los criollos venían pidiendo desde finales del siglo XVIII.

La ocupación sacudió los virreinatos. Las noticias llegaron con su respectivo impacto, provocando en las autoridades españolas la inmediata solidaridad con el Monarca español, Carlos IV y su hijo, que Napoleón había apresado en Bayona. En Xalapa, México, las tropas virreinales se pusieron en movimiento ante la amenaza napoleónica, ante la posibilidad de que invadiera América. El 5 de agosto de 1808 en México, el Ayuntamiento, había reconocido como Rey de España y de las Indias a Fernando VII, quien en España se le había reconocido como monarca en marzo de 1808.

En España, en respaldo del Rey y contra Napoleón, se habían constituido Juntas. En España estaba la Junta Suprema Central. En México se creó la Junta el 14 de agosto de 1808. La Junta era el gobierno encargado de dirigir la administración colonial durante la ausencia del Rey. De las Juntas de Oviedo y de Sevilla llegaron emisarios a México a tratar de supeditar la Junta de México.

En México se empieza a producir una crisis de gobierno. Liberales independentistas empezaban a tomar fuerza. Se impulsan conspiraciones como la de Tacubaya, la de Melchor de Talamantes, en Morelia, y en Querétaro, en la que participa el sacerdote Miguel Hidalgo, que era el párroco de Dolores, conspiración que da origen el movimiento de independencia de México, en su primera etapa, con su famoso grito por la Independencia, como se conoce, el Grito de Dolores, del 16 de setiembre de 1810, proceso que culmina en México, once años después, en 1821, con la Declaración de Independencia. A los insurgentes del Padre Hidalgo se sumó luego el sacerdote José María Morelos. Ambos fueron capturados y ejecutados.

En España el Movimiento Juntista llamaba a luchar contra la ocupación francesa de España, a luchar por la Libertad y la Independencia de España de esa ocupación. La Iglesia española se sumó a este llamado contra la ocupación francesa y ordenó a todas las iglesias del continente, que eran subordinadas suyas, y a sus sacerdotes, a actuar de la misma manera, contra la ocupación Francesa de España, por la Libertad y la Independencia, lo que estimula a la vez el compromiso de algunos sacerdotes con la Independencia de América de España.

Ese llamado de la Iglesia permitió que en México se empezara a distinguir el sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla, el Cura Dolores, quien el 15 de setiembre de 1810 llama a rebelarse contra los españoles, quien fue ejecutado en 1811. En México el sacerdote José María Morelos también en 1814 declara la Independencia de la América Mexicana. Otros sacerdotes que participaron en México fueron el fraile Melchor de Talamantes, el cura José María Mercado, los sacerdotes Mariano Matamoros y Pablo Delgado. Se calcula que en México casi 150 sacerdotes participaran al lado de la lucha independentista. En Guatemala el Arzobispo Ramón Casaus y Torres era seguidor de la monarquía y atacó la Independencia, al igual que el Vicario General, José María Castilla.

Ya declarada, el 15 de setiembre de 1821, la Independencia, el 20 de setiembre el Arzobispo Casaus firmó el Acta de Independencia y llamó a los sacerdotes a Jurar la Independencia, al comprobar el apoyo mayoritario que ésta tenía. La Orden de los Bethlemitas fue la primera en seguir la orden de apoyar la Independencia, lo que se comunicó a las iglesias de la Capitanía General.

En El Salvador el sacerdote José Matías Delgado y de León fue uno de los firmantes del Acta de Independencia del 15 de setiembre porque era miembro de la Diputación Provincial de Centroamérica, y un acérrimo defensor de la independencia. La Iglesia salvadoreña tenía una pugna interna entre monarquistas e independentistas desde 1810, cuando trababan de crear el obispado de San Salvador. En Honduras la Iglesia, con Obispado desde 1531, tuvo un papel conservador. Durante los sucesos de 1821 un grupo de sacerdotes estuvo a favor de la Independencia de Centroamérica, encabezados por Francisco Antonio Márquez. En 1812 en el levantamiento antiespañolista de Tegucigalpa participaron los frailes franciscanos José Heredia y Antonio Rojas. En Nicaragua desde los sucesos antiespañolistas de 1811 la Iglesia tenía una posición conservadora. Otros curas fueron Fray Antonio Moñino quien fue desterrado del convento franciscano al que pertenecía, por estar en contra del dominio español, el Fray Benito Miguelena, de la orden de los mercedarios, y Tomás Ruiz, padre de origen indígena, de origen chinandegano, a quien en Nicaragua se le considera Prócer de la Independencia, que fue el primer sacerdote involucrado en los sucesos de la independencia nicaragüense en 1814.

En el caso costarricense jugaron un papel importante, en los días de la Independencia, algunos sacerdotes, que fueron firmantes del Acta de Independencia de Costa Rica, como Miguel de Bonilla y Laya-Bolívar, conocido como el padre Tiricia, Pedro José Alvarado, y uno de los más destacados sacerdotes que fue Juan de los Santos Madriz, también firmante del Acta de Independencia. Otros sacerdotes destacados en esos años, que formaron parte de este proceso, e integraron los primeros gobiernos provisionales, que sucedieron a la Independencia, lo que los hacía partícipes de la Independencia, fueron Luciano Alfaro Arias, Manuel Alvarado, Pedro de Alvarado Baeza, Miguel Bonilla, Nicolás Carrillo Aguirre, Joaquín Carrillo, José Antonio Castro Ramírez, José Nereo Fonseca.

En América se dieron movimientos Juntistas a favor del Monarca, que a la vez estimularon a quienes ya venían haciendo planteamientos independentistas, por la misma razón que en España se luchaba contra los franceses, contra la ocupación española de América, por su Libertad y por su Independencia.

En México continuaba la lucha por la Independencia en los pueblos de San Miguel el Grande, de Salamanca, de Toluca, de Guanajuato, de Guadalajara, de Chihuahua, de Chilpancingo, de Tixtla, de Chilapa, de Tehuacán, de Oaxaca, de Acapulco, entre otros.

En Chilpancingo se llegó a firmar una “Acta de Declaración de la Independencia de la América Septentrional” el 6 de noviembre de 1813, considerada el primer documento constitucional por el cual se declara la Independencia de Nueva España del imperio español, que fue resultado del Congreso de Anahuac, del 13 de setiembre de ese año, convocado por el cura José María Morelos.

En esta Acta se declara que, ante la ocupación francesa de España, América recupera la soberanía que le había sido usurpada, quedando disuelta la relación o unión entre la Metrópoli con sus colonias, reconociendo la religión católica como única, elemento que trascenderá a todas las constituciones políticas que surgieron en adelante.

El Padre Morelos era defensor de la idea que la Soberanía residía en el pueblo.

Esta Declaración de Independencia decía que la América Septentrional “ha recobrado el ejercicio de su soberanía usurpado; que en tal concepto queda rota para siempre y disuelta la dependencia del trono español; y que el Congreso de Chilpancingo, es árbitro para establecer las leyes que le convengan, para el mejor arreglo y felicidad interior: para hacer la guerra y la paz y establecer relaciones con los monarcas y repúblicas”.

Este movimiento en 1814 hizo surgir la Constitución de Apatzingán, inspirada en la Constitución Francesa de 1791, no en la de Cádiz, ni en la de Bayona. En estas luchas estuvo Vicente Guerrero, líder de los patriotas que luchaban por la independencia, concentrándose al inicio de 1821 en Oaxaca.

Agustín de Iturbide, criollo mexicano, recibió, tiempo después, órdenes de capturarlo y pacificar las provincias del sur, por el Virrey Juan Ruiz de Apodaca.

En esa persecución Iturbide y Guerrero terminan uniéndose y pactando el documento conocido como el Plan de Iguala, con el cual unían sus ejércitos, proclamado su Plan de Independencia el 24 de febrero de 1821, sustentado en tres garantías, el reconocimiento de la religión católica como única, la Independencia de España o de otra nación bajo la forma de una monarquía constitucional y la unión entre americanos y españoles, entrando a México el 27 de setiembre, siendo recibido como Libertador, y declarando el 28 de setiembre de 1821 la Independencia de México del domino español, donde se afirma que México “por trescientos años, ni ha tenido voluntad propia, ni libre uso de la voz, sale hoy de la opresión en que ha vivido.”

Su entrada a México Iturbide la garantizó con el acuerdo que realizó con el nuevo Virrey, Juan O’Donojú, que depuso al anterior Virrey, Ruiz de Apodaca, con el Tratado de Córdoba, el 3 de agosto de 1821, confirmando el Plan de Iguala, con el acuerdo de nombrar un Emperador, Tratado que fue apoyado inicialmente por los independentistas mexicanos.

El 24 de agosto se entrevistaron el Virrey O’Donojú e Iturbide, quienes suscribieron los llamados Tratados de Córdoba, que confirmaban en lo fundamental el Plan de Iguala. Consecuencia del Pacto anterior se instaló una Junta Provisional Gubernativa, siendo Iturbide Presidente de la misma.

Inmediatamente tuvo resistencia, la prensa se hizo opositora de Iturbide. Aunque las Cortes españolas rechazaron el Tratado de Córdoba, el 18 de mayo Iturbide fue proclamado Emperador, comunicándose a las Provincias la noticia del nombramiento hecho por el Congreso, reunido el 19 de mayo, y lo coronaron como tal el 21 de julio de 1822.

Los sucesos de México repercutieron directamente en la provincia de Chiapas, colindante con Oaxaca. El 28 de agosto en reunión del Cabildo de Comitán se acordó proclamar la Independencia el siguiente 1º. de setiembre y así comunicarlo al Jefe Político de la Provincia. En la ciudad de Comitán se exaltó el espíritu independentista.

Comitán declara la Independencia el 1 de setiembre, Ciudad Real, la actual San Cristóbal, y Tuxtla lo hicieron el 3 y el 5 de setiembre. El 6 de setiembre toda la Provincia de Chiapas lo había hecho.

En Guatemala las ideas de la independencia igualmente eran vivamente seguidas por la población. Había una agitación intelectual intensa.

La influencia de las ideas liberales en Costa Rica del Bachiller Rafael Osejo, y de Gregorio José Ramírez, conocedor éste de las luchas de Bolívar y San Martín, y de la Casa de Enseñanza de Santo Tomás, entre otros, prepararon el ambiente para la Independencia de Costa Rica.

El 13 de octubre de 1821, al recibir los documentos de León y de Guatemala, Cartago, por la influencia del Gobernador, se adhiere a los propuesto por León de Nicaragua, pero el 15 se retractó y acordó proponer a los Ayuntamientos de la Provincia que enviaran un Legado, para decidir en Junta de Legados lo que conviniera a Costa Rica, el 29 de octubre.

La víspera de esa fecha llegó la nueva Declaración de León declarando la absoluta Independencia de España, eso, sí, bajo el Plan que adoptara el Imperio Mexicano.

El 14 de octubre de 1821, el Ayuntamiento de San José conoce los documentos relacionados con la noticia de la Independencia que se había recibido en el país un día antes.

El 15 de octubre de 1821, el último Gobernador colonial de Costa Rica, Juan Manuel de Cañas, presentó al Ayuntamiento de Heredia, los documentos del Acta del 15 de setiembre de Guatemala y la del 28 de setiembre de Nicaragua, que declaraban la Independencia.

El gobernador se movía con la intención de que estos documentos no se aprobaran en la reunión convocada para el 29 de octubre de Cartago. El Gobernador propiciaba el apoyo al Acta de León que era ambigua en su declaración de Independencia. El Gobernador había asumido el cargo, en 1819, interinamente, y. Luego. en 1820 ejerció como Jefe Político Subalterno del Partido de Costa Rica.

El 21 de octubre se realizó una misa para implorar los auxilios celestiales en esta decisión. De inmediato se discutió en los pueblos y Ayuntamientos del Valle Central, cuyos habitantes se pronunciaban a favor y en contra.

En San José se había recibido una carta de Pablo Alvarado que pedía a los costarricenses jurar la Independencia e influyó para constituir una Junta de Gobierno.

El 25 de octubre se inició la reunión de la Junta de Legados de los Pueblos.

El 29 de octubre, al alba, en Cartago se dispuso la Independencia de España.

La Independencia es un acto político, de rompimiento con la dominación colonial española, que aseguró el inicio de un Gobierno propio, de los costarricenses, con derechos y libertades, y manejar nuestros asuntos con autonomía y plena soberanía. El 29 de octubre, en Cartago, se dispuso la Independencia de España.

El 30 de octubre el Ayuntamiento de San José declaró rotos los lazos con León y Guatemala y convocó a integrar una Junta Provisional de Gobierno.

El 1 de noviembre en Cartago se juró la Independencia y luego en las otras ciudades.

El 12 de noviembre se instaló en Cartago la Junta de Legados o Junta Gubernativa Provisional. Ese día se acabó la autoridad colonial española y el nuevo Gobierno asumió los mandos políticos, militar, de hacienda y las funciones que tenía el gobernador colonial, iniciándose así nuestra vida independiente. Bien podríamos considerar éste como el Primer Gobierno de Costa Rica a partir de la declaración de Independencia de Cartago.

Mientras tanto, en México, el 31 de octubre, Iturbide, en disolvió el Congreso. El 2 de diciembre de 1822, el Coronel de Veracruz, Antonio López de Santa Ana se subleva proclamando la República Mexicana, atrayendo a los principales militares que rodeaban a Iturbide, situación que le obligó a renunciar el 19 de marzo de 1823. El Congreso nuevamente reunido, el 7 de noviembre, aprobó la organización federal de México, y el 13 de febrero de 1824 el Congreso declaró traidor a Agustín de Iturbide.

Así habían trascurrido esos años, especialmente en México, desde la ocupación francesa de España, desde 1808 hasta 1814, con el retorno de la monarquía hasta la Independencia de España en 1821.

La Capitanía General de Guatemala, por su parte, llamada Reino de Guatemala, estaba constituida por los territorios de Guatemala, El Salvador, Comayagua u Honduras, Belice, Nicaragua, Costa Rica, el Estado mexicano de Chiapas, y en una parte de su historia comprendió también las provincias panameñas de Chiriquí y Bocas del Toro.

Los territorios de la Provincia de Guatemala, en su alcance, con las Reformas Borbónicas, estaba divida en cuatro partidos, el de Guatemala, el de Quezaltenango, el de Escuintla y el de Chiquimula, la Intendencia de San Salvador, que había sido creada el 17 de septiembre de 1785, estaba dividida en 15 partidos, el de San Salvador, el de Olocuilta, el de Zacatecoluca, el de San Vicente, el de Usulután, el de San Miguel, el de Gotera, el de San Alejo, el de Sensuntepeque, el de Opico, el Tejutla, el Chalatenango, el de Santa Ana, el de Metapán y el Cojutepeque, la Intendencia de Ciudad Real de Chiapas, que había sido creada el 20 de setiembre de 1786, se dividía en tres partidos, Chiapas, Soconusco y Tuxtla, y la Intendencia de Comayagua, creada en el 23 de diciembre de 1786, estaba divida en los partidos de Comayagua y de Tegucigalpa, la Intendencia de León, creada el 23 de diciembre de 1786, estaba dividida en cinco partidos, León, Matagalpa y Chontales, el Realejo, Subtiava y Nicoya y el Gobierno Militar de la Provincia de Costa Rica, a cargo de un Gobernador.

A principios del siglo XIX el Reino de Guatemala estaba dividido en 15 provincias que eran las Alcaldías Mayores de Chimaltenango, Escuintla, Sacatepéquez, Sololá, Sonsonate, Suchitepéquez, Totonicapán y Verapaz, los Corregimientos de Chiquimula y Quezaltenango, la Gobernación de Costa Rica y las intendencias de Ciudad Real, Comayagua, León y San Salvador.

Bajo la ocupación francesa de España, las Cortes de Cádiz, de 1812, eliminaron el Reino de Guatemala y mantuvieron la Capitanía General de Guatemala, dividida en dos grandes provincias, la de Guatemala, que incluía Chiapas, Honduras y El Salvador, instalada el 2 de septiembre de 1813 y la de Nicaragua y Costa Rica, gobernadas por un jefe político superior sin subordinación entre sí.

En las Cortes de Cádiz estas Provincias eligieron siete representantes entre ellos al Dr. Florencio del Castillo, de Costa Rica, motivo por el cual se le ha considerado el Primer diputado de Costa Rica.

España, bajo las dificultades de la ocupación francesa impuso mayores impuestos en las colonias para sostener su lucha anti napoleónica, lo que a su vez produjo reacciones anti españolistas en Centroamérica.

Al impacto de los sucesos que se estaban dando en México y las noticias que venían de Europa, en Guatemala, el estudiante de medicina, costarricense, Pablo Alvarado y Bonilla, el 15 de setiembre de 1808, publica una hoja suelta exaltando la Independencia, incrustándose desde ese momento en la lucha por la Independencia de la región, siendo el primer detenido por tal motivo en el Reino de Guatemala. Su lucha intensa hizo que las autoridades guatemaltecas quisieran devolverlo a Costa Rica, pero el Gobernador costarricense se oponía a su regreso. Su grito, el de Pablo Alvarado, fue anterior al del padre Miguel de Hidalgo. Pablo Alvarado, reconoció en un documento por él elaborado donde dice que fue “el primero de toda la monarquía española que caí en estas cárceles el quince de setiembre de mil ochocientos ocho, por la Libertad de América”.

En el Salvador, del mismo modo, en 1811, los sacerdotes Matías Delgado, Nicolás Aguilar y sus dos hermanos, Juan Manuel Rodríguez y Manuel José Arce y Fagoaga fueron de los primeros promotores de la independencia en Centroamérica. La lucha de los salvadoreños motivó a otros pueblos en su ejemplo. Le siguieron en Zacatecoluca y Santiago Nohualco, Usulután, Chalatenango y Metapán. Durante 28 días el pueblo gobernó San Salvador.

Sus luchas provocaron una conspiración contra el intendente de la provincia, Antonio Gutiérrez Ulloa, movimiento que tuvo repercusiones hacia Nicaragua.

En diciembre de 1811 en Nicaragua se produjo un movimiento anti españolista. Ante éste el Gobernador de Costa Rica, Juan de Dios Ayala, envió un batallón militar a apoyar la fidelidad a la corona, al mando de Juan Manuel de Cañas, motivo por el cual se le reconoció a Cartago el título de “Muy noble y leal ciudad” en las Cortes de Cádiz, iniciativa del Dr. Florencio del Castillo, título que también se le dio de Ciudad a San José, y el de Villa para los pueblos de Alajuela, Heredia y Ujarrás.

En Honduras hubo motines en 1812 y en Guatemala, en diciembre de 1813, se produce la llamada Conspiración de Belén, con participación de frailes.

En 1814 de nuevo se realizaron sublevaciones en El Salvador.

En Nicaragua, en las ciudades de León, Granada y en la actual ciudad de Rivas se dieron movimientos parecidos a los de 1811.

En Costa Rica los sucesos de Nicaragua tuvieron resonancia en Liberia y Nicoya, donde hubo levantamientos similares a finales de diciembre de 1811, y donde se intentó formar una Junta de gobierno.

En San José también hubo incidentes, lo mismo que en Alajuelita, y en Cartago hubo peticiones para que se eximiera de pagos al Ayuntamiento y se abrieran los potreros cerrados del Ayuntamiento.

El Gobernador Ayala murió en junio de 1819, asumiendo interinamente el Alcalde Ordinario Ramón Jiménez, hasta que fue nombrado Gobernador Bernardo Villarino, quien murió en un naufragio, y le sucedió así el coronel Juan Manuel de Cañas, quien se desempeñaba, como Jefe Militar, con procederes muy arbitrarios y despóticos.

También hubo sublevaciones en Guanacaste contra los estanquillos de aguardiente y las tercenas de tabaco.

En Guatemala Juan Francisco Barrundia, realizó Juntas en el edificio de Belén, con el propósito de obtener la independencia de España, lo que se llegó a conocer como la Conspiración de Belén, en 1813, por la que fueron detenidos los activistas principales de este movimiento. En Honduras por ese motivo se dieron protestas, como sucedió en Costa Rica contra los estancos y los estanquillos.

Intelectuales muy importantes contribuían en Guatemala al impulso de las ideas de la Independencia, el costarricense Fray Antonio Liendo y Goicoecha, uno de los más ilustres personajes de ese período, José Cecilio del Valle, hondureño, de los que más influyó para los sucesos que desembocaron el 15 de setiembre en Guatemala.

En la prensa guatemalteca se debatían aspectos relacionados con la Independencia. El periódico El Editor Constitucional, impreso en Guatemala, cambió de nombre en 1820, por el de El Genio de la Libertad, el 24 de julio de 1820, donde se empiezan a agitar las ideas de la independencia y se evidenciaban los desaciertos coloniales. Pedro Molina, uno de los próceres de la Independencia, se distinguía en estos debates.

En 1814 Napoleón abandona España, se restablece el reinado de Fernando VII quien suspende la Constitución de Cádiz hasta 1820, en que se ve forzado a restablecerla, cuando el continente ya casi había declarado su independencia, y los realistas del continente no veían con simpatía el restablecimiento de la Constitución de 1812. Las mismas Cortes, reunidas en España, el 1 de enero de 1820, declararon una amnistía de los presos políticos, especialmente de México.

Los movimientos de resistencia a la dominación colonial, especialmente en Sur América, donde participan indígenas, negros, criollos, desde el siglo XVIII, como las de los comuneros, las de Tupac Amaru, los movimientos en Paraguay, Colombia, Venezuela, Perú, Argentina eran parte de las raíces de la lucha independentista de inicios del siglo XIX.

Las declaraciones de Independencia de los países suramericanos iban dándose, así, en Haití el 1 de enero de 1804, en Paraguay el 15 de mayo de 1811, en Venezuela el 5 de julio de 1811, en Argentina el 9 de julio de 1816, en Chile el 12 de febrero de 1818, en Colombia el 20 de julio 1820, en Perú el 27 de julio de 1821. El imperio español se desgranaba.

Luego siguieron las regiones que pertenecían a la Capitanía General de Guatemala, que terminaron integrándose a México, como lo fue Soconusco, que pertenecía a la Provincia de Ciudad Real de Chiapas, que declara la Independencia el 28 de agosto de 1821, tanto de España como de Guatemala y, además, se adhiere al Plan de Iguala, la Ciudad Real de Chiapas que declara su Independencia el 3 de setiembre de 1821, de España y de Guatemala, incorporándose a México, por disposición que toman el 14 de setiembre de 1824.

El Departamento San Marcos, de Guatemala el 5 de septiembre, de 1821, proclama la independencia de España y Guatemala incorporándose a México.

El Alcalde de Tapachula, región que pertenecía a Soconusco, Bartolomé de Aparicio, el 23 de octubre de 1821, proclama la independencia de España y de Guatemala incorporándose a México, y el 24 de julio de 1824 declara la separación de la Provincia de Chiapas y la integración a las Provincias Unidas de Centroamérica, quedando aceptado el 18 de agosto de 1824 como parte del Estado de los Altos.

En Guatemala el último Capitán General, Carlos de Urrutia, era incapaz de gobernar, en las condiciones difíciles que existían, y con el restablecimiento de la Constitución de Cádiz en 1820, la Junta de la Diputación Provincial lo obligó a renunciar en marzo de 1821, llamando a ejercer la jefatura al Brigadier Gabino Gaínza que acaba de llegar de España.

En setiembre de 1821 se supo en Guatemala de la firma del Plan de Iguala y del surgimiento de Iturbide. El ambiente en la capital de la antigua Capitanía se agita.

El 4 de setiembre el Jefe Político Superior, Gaínza, en el Ayuntamiento, reconoció que se recogían firmas para que se publicase la independencia. En esta sesión se distinguió el patriota Mariano Aycinena divulgando el conocimiento que había sobre los movimientos emancipadores de la región. Luego de la discusión el Ayuntamiento dispuso redactar un memorial que lo suscribieron más de cuatrocientas personas, que le pedían a Gaínza secundar el pronunciamiento de independencia y proclamar la República. También se obligó a Gaínza a restablecer las comunicaciones con Oaxaca.

En San Salvador, el padre José Matías Delgado realizó un acto similar enviando un memorial en los mismos términos.

Las noticias de los sucesos de México influían mucho. Los sucesos de Independencia Ciudad Real, Comitán y Tuxtla, se conocen y llegan a Guatemala el 13 y 14 de setiembre de 1821, provocando la reunión urgente, y bajo presión y movilización popular, en vigilia desde el día 13, para que la Diputación Provincial de Guatemala se pronuncie sobre la Independencia, lo que se realiza el 15 de setiembre de 1821.

Desde los primeros días de setiembre se había intensificado el debate por la independencia en la prensa guatemalteca, en plazas públicas, en las tertulias patrióticas y en corrillos. Este sentimiento se hacía llegar por cartas a los periódicos y al propio Ayuntamiento.

El viernes 14 de setiembre circularon las invitaciones a los ciudadanos para forzar a la Diputación para que al día siguiente, el 15, se pronunciara. La reunión convocada por Gaínza tenía mayoría de representantes enemigos de la independencia lo que hizo que Aycinena, Pedro Molina y José F. Barrundia invitaran a los vecinos de los distintos barrios a congregarse frente al Palacio de Gobierno.

Por la mañana del 15 de setiembre se reunieron 56 personajes, representativos de los poderes públicos, civiles, eclesiásticos, militares y el pueblo, quien de hecho tomó el edificio. En la sesión se leyeron los pronunciamientos de los Ayuntamientos de Chiapas.

El pueblo se opuso a anexar Guatemala a México. Dominaban la reunión los partidarios de la Independencia, con poca presencia de los representantes de las provincias, dominando en número los guatemaltecos, lo que puede explicar la redacción del Acta del 15 de Setiembre, con un ambiente popular muy amplio y rico, así reconocido por la misma Acta del 15 de setiembre cuando dice “y oído el clamor de ¡Viva la Independencia! que repetía de continuo el pueblo que se veía reunido en la calles, plaza, patio, corredores y antesala de este palacio”

La reunión fue presidida por el Jefe Político Brigadier Gabino Gaínza y la redacción del Acta la hizo el hondureño José Cecilio del Valle.

Quienes proclamaron la Independencia de Guatemala invitaron al resto de las provincias a que decidiesen lo mismo, por cuanto no había representantes en la reunión del 15 de setiembre de las provincias ni de sus ayuntamientos ni de sus diputados.

El Acta de Independencia de Guatemala del 15 de setiembre es clara en su Artículo 1, que declara “la independencia del gobierno español la voluntad general del pueblo de Guatemala”, dejando sujeta la posibilidad de revisión “sin perjuicio de lo que determine sobre ella el Congreso que debe formarse”, al cual se convoca.

En su Artículo 2 se ordena hacer circular “oficios a las provincias por correos extraordinarios para sin demora alguna se sirvan proceder a elegir diputados representantes suyos, y éstos concurran a esta capital a formar el Congreso que debe decidir el punto de independencia general y absoluta”.

Mientras tanto, en su Artículo 7 señala que las autoridades establecidas “sigan éstas ejerciendo sus atribuciones respectivas con arreglo a la constitución, decretos, y leyes hasta que el Congreso indicado determine lo que sea más justo y benéfico”, y en su Artículo 8, concordante con éste mantiene al Jefe Político al frente del Gobierno, para que forme una Junta Superior Consultiva, con distintos representantes pero ninguno de Costa Rica.

En su Artículo 16 se ordena acuñar una Medalla “que perpetúe en los siglos la memoria del día Quince de Setiembre de mil ochocientos veintiuno, en que proclamó su feliz independencia.”

En su Artículo 17 se señala que “las Excmas. diputaciones provinciales, ayuntamientos constitucionales y demás autoridades eclesiásticas, regulares, seculares y militares, para que siendo acordes en los mismos sentimientos que ha manifestado este pueblo, se sirvan obrar con arreglo a todo lo expuesto.”

Puesta a circular el Acta, a medida que se fue conociendo, El Salvador proclamó su Independencia el 21 de setiembre de 1821, Honduras, Comayagua, y Nicaragua lo hicieron el 28 de setiembre. El Acta de Independencia de Honduras acordó jurar la Independencia de la Provincia de Comayagua “con la precisa condición de que ha de quedar sujeta al Gobierno Supremo que se establezca en esta América Septentrional”.

La ciudad de León era asiento de la diputación provincial de Nicaragua, Costa Rica y Nicoya, desde 1812. El Jefe Político era Miguel González Saravia, enemigo de la independencia. El 23 de setiembre había enviado un documento de fidelidad a la monarquía.

En el caso de Nicaragua se produjo un primer pronunciamiento el 28 de setiembre, redactado principalmente por el Obispo Jerez, españolista, monárquico, enemigo de la Independencia, que abrigaba la esperanza de que se revertiera el proceso, por lo cual establece condicionada la Independencia de Guatemala, en su Artículo 1º. “que parece se ha erigido en soberana”. Respecto a la Independencia del Gobierno español, en su Artículo 2 señala que la “Independencia” se hará “hasta tanto se aclaren los nublados del día y pueda obrar esta Provincia con arreglo a lo que exigen sus empeños religiosos y verdaderos intereses.”

El 27 de setiembre llegó el correo a León con los documentos de 15 de setiembre y el Manifiesto de Gaínza. Conspiraron por todos los medios que tuvieron contra la proclamación de la independencia González Saravia, el obispo Nicolás García Jerez y el coronel Joaquín Arechavala, jefe de milicias de León. Convocaron el 28 de setiembre con urgencia a los miembros de la Diputación Provincial. Lograron en su conspiración reavivar los sentimientos de rivalidad que tenían con Guatemala, como capital del reino, por lo que se acordó declarar «la absoluta y total independencia de Guatemala que parece se ha erigido en soberana». Los diputados Galarza, Gutiérrez y Solís abogaban por la independencia y pedían su proclamación inmediata. La presión fue grande y el obispo García Jerez engañó en su redacción proclamando la «Independencia de España hasta tanto se aclaren los nublados del día…», lo cual era una independencia provisional.

En el Artículo 3 señalaba que mientras tanto “todas las autoridades debían continuar en el libre ejercicio de sus funciones con arreglo a las constituciones y a las leyes. En su Artículo 4, se dice que se “tomen las medidas más eficaces para la conservación del orden y sostenimiento de los funcionarios públicos presentándoles el más eficaz auxilio, en la inteligencia de que el gobierno castigará severamente a los perturbadores de la tranquilidad pública y desobediencia a las autoridades.”

Queda claro que el Acta de León, de Nicaragua, es una declaración de la Independencia de Guatemala, aún así, ambigua, más no declara la Independencia de España.

Costa Rica desde junio de 1819 estaba gobernada por don Juan Manuel de Cañas, a quien en la época le calificaban de déspota y terrorista

Las Actas de Guatemala y la de León llegan Costa Rica el 13 de octubre de 1821.

El gobernador Juan Manuel de Cañas convocó con urgencia el Cabildo de Cartago, dando a conocer los documentos del 15 de setiembre, el Manifiesto de Gaínza, copia del bando de la Diputación de León de 28 de setiembre, documentos recibidos sin júbilo ni entusiasmo patriótico por los cartagineses. Se acordó, con excepción de un representante, imitar a León y visitar los ayuntamientos de San José, Heredia, Alajuela y Ujarrás. El 15 volvieron a reunirse para determinar, acusar recibo de estos documentos, y enviar las copias a los ayuntamientos locales, donde brotaron sentimientos de anexar Costa Rica a México y de separatismo.

El 14 de octubre el ayuntamiento de San José conoció los documentos y declaró que no conocía el Plan de Iguala y planteó la necesidad de integrar una Junta Provisional de gobierno. Por la noche se reunió el cabildo abierto de Heredia, quienes declararon continuar asociados a la Diputación Provincial de León y rechazó la propuesta de San José.

El 16 de octubre se reunió el Ayuntamiento de Alajuela, en igual sentido que los anteriores. Cartago tomó la iniciativa de una reunión con representantes de los ayuntamientos, incluidos Escazú y Barva.

El 25 de octubre se instaló la Junta de Legados en su primera sesión. El 26, en su segunda sesión, se propuso la creación de la Junta Superior Gubernativa, con carácter provisional, situación que provocó grandes debates entre los representantes de los ayuntamientos, que acordaron reunirse nuevamente el 29 de octubre.

El 28 de octubre se recibió la noticia en San José que las ciudades de Nicaragua se habían independizado, lo que provocó gran entusiasmo y celebración, por lo que el día 29 por la mañana el Ayuntamiento decidió proclamar la absoluta independencia del gobierno de España y subordinarse a la Junta Gubernativa Provisional.

El 28 de octubre por la noche se convocó a la población para que en Cabildo Abierto, a las 5 a. m. del día siguiente, dispusiera en Cartago sobre estos acontecimientos. El 29 de octubre, en el amanecer, se tomó la decisión de declarar y jurar la Independencia absoluta de España.

En la madrugada del 29 Santos Lombardo se apoderó del cuartel de Cartago para custodiar las armas allí existentes, con dos propósitos, asegurar que las armas no las usara el Gobernador para impedir la Independencia, que se declararía al día siguiente, y para tener las armas por si hubiera que usarlas en defensa de la Independencia. Así, el 28 de octubre por la noche se convocó a la población, para que en Cabildo Abierto, a las 5 a. m. del día siguiente, se dispusiera en Cartago sobre estos acontecimientos. El 29 de octubre, en el amanecer, se tomó la decisión de declarar y jurar la Independencia absoluta de España.

En Centroamérica no hubo necesidad de desarrollar ejércitos independentistas porque no había un ejército colonial que derrotar.

Los vecinos de Cartago se lanzaron a las calles avivando la independencia. Se convocó a reunión de cabildo, se conocieron nuevamente los documentos, junto con el de León y un manifiesto de Guatemala sobre el verdadero significado de la Independencia y se acordó proclamar y jurar solemnemente, el jueves 1º. de noviembre, la independencia absoluta del Gobierno español.

La Provincia de Costa Rica dependía de Guatemala en cuanto a guerra, justicia y hacienda, y de la Diputación de León, de Nicaragua, en política, economía y policía, por ello el Acuerdo tomado en León, el 28 de setiembre, que condicionaba la Independencia hasta que se aclararan los nublados del día, nos llegó junto con el Acta de Guatemala.

Del 13 al 28 de octubre las principales ciudades y villas del Valle Central se agitaron con las noticias recibidas y por la resolución que habría de tomarse.

El 11 de octubre la Diputación de León había acordado rectificar, con otra Acta, la Independencia de Nicaragua del gobierno español, bajo el Plan de las Tres Garantías de Imperio Mexicano, noticia que se recibió en Costa Rica el 28 de octubre, Acta que llegó a Costa Rica la víspera de la reunión de Cartago del 29 de octubre, lo que contribuyó a tomar la decisión de la Independencia de Costa Rica, puesto que las ciudades, villas y pueblos de Nicaragua se habían declarado totalmente independientes de España.

Esa misma noche se comunicó que a las 5 de la mañana del día siguiente, 29 de octubre, se reuniría en Cabildo Abierto la población, a resolver sobre los acontecimientos que se venían conociendo y discutiendo en los pueblos y ciudades costarricenses.

Al declarar la Independencia de Costa Rica se ordenó enviar el Acta a la Jura de los pueblos. Mientras tanto el gobernador colonial y Jefe Político subalterno del Partido de Costa Rica, Juan Manuel de Cañas, seguía fungiendo en sus funciones.

Cartago y la Villa de Heredia se sumaron al Plan de las Tres Garantías, que había permitido instalar el Imperio en México a cargo de Agustín de Iturbide, desde el 27 de setiembre.

Los habitantes de San José se opusieron, pues en ellos predominaban sentimientos e ideas republicanas y liberales.

Al amanecer del 29 de octubre, en aquel Cabildo, los patriotas reunidos acordaron jurar la Independencia absoluta del Gobierno español.

A partir de este momento la autoridad colonial española, el Gobernador Juan Manuel de Cañas, legítimamente dejó de ejercer su poder. De un modo efectivo lo hizo a partir del 12 de noviembre de 1821, luego que los Ayuntamientos de San José y Alajuela, el 5 de noviembre habían dispuesto que el gobernador colonial debía ser removido, convocando a la integración de la Junta de Legados.

El 30 de octubre el Ayuntamiento de San José declaró que los pueblos de Costa Rica habían recobrado su libertad natural y sus derechos fundamentales, rechazó el Plan de Iturbide y llamó a establecer una Junta Provisional de gobierno. La Junta de Legados instalada el 12 de noviembre fue la que recibió la renuncia del Gobernador Juan Manuel de Cañas, y desconoció su autoridad, considerado como un hombre de carácter despótico, intolerante, violento, de procederes arbitrarios y opresivo del pueblo costarricense.

Los documentos de 15 de setiembre de Guatemala y del 28 de setiembre de León, se conocieron en los pueblos, villas y ciudades de Costa Rica. Apasionadamente los costarricenses los discutieron en bandos a favor y en contra; a favor de la independencia absoluta o en contra de ella; o a favor o en contra del anexionismo al imperio mexicano de Agustín de Iturbide, quien el 27 de setiembre había instalado el Imperio.

El 28 de octubre, cuando ya se sabía de esta situación, el Ayuntamiento de San José se opuso a apoyar el anexionismo y rechazó el Plan de Iguala o de las Tres Garantías, que aseguraba la conservación de la Iglesia Católica, la Independencia del Virreinato y la unidad de españoles y mexicanos. Este Plan se había publicado en febrero, se había firmado el 24 de agosto y permitió la instalación del Imperio el 27 de setiembre.

Nicaragua había reaccionado y al 28 de octubre todas las ciudades, villas y pueblos se habían declarado totalmente independientes de España.

Así, el 29 de octubre de 1821, afirmamos una vez más los sentimientos de libertad, independencia y soberanía; igualdad, legalidad y fraternidad que inspiran y conforman la sociedad republicana y liberal que constituimos, los costarricenses, en el Estado Social y Democrático de Derecho que hoy vivimos.

El 1º de noviembre el Ayuntamiento de San José declaró que esta ciudad era libre e independiente y reconoció únicamente la autoridad del Ayuntamiento y la de la Diputación que nombró para consolidar el Gobierno.

El 5 de noviembre se instaló la Junta de Legados en Cartago, con carácter de Gobierno Provisional de la Provincia.

Lo acordado el 29 de octubre de 1821, es la Declaración de Independencia de Costa Rica, la que puso punto final al dominio colonial español y abrió el camino hacia la formación republicana y el Estado de Derecho que se empezó a gestar a partir de esta fecha.

Ese mismo día, 29 de octubre de 1821, el emperador Agustín de Iturbide, por medio de su Canciller o Primer Ministro José Manuel de Herrera envió una carta al Capitán General de la Junta Provisional Consultiva de América Central, Gabino Gaínza y Fernández de Medrano, cuya Junta presidía a los delegados representantes de las provincias de Chiapas, San Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, con la propuesta de unirse al Imperio mexicano de acuerdo a las Tres Garantías de los Tratados de Córdoba.

El 5 de abril de 1823, se produce en Costa Rica la Guerra Civil de Ochomogo, en la que se encuentran anexionistas al Imperio mexicano e independentistas, triunfando los republicanos independentistas. Este evento militar hay quienes sostienen que es el momento en que se define la Independencia de Costa Rica. El acuerdo de anexión existente al Imperio Mexicano se volvió ineficaz puesto que el 19 de marzo de 1823 Iturbide había abdicado a la corona mexicana, noticia que no había llegado a Costa Rica para el momento del conflicto. La abdicación de Iturbide condujo a que las Provincias del Imperio se separaran, y que Chiapas, que había pertenecido a la Capitanía General de Guatemala, se quedara agregada a México.

Los partidarios de la independencia de las provincias del antiguo Reino de Guatemala, lograron que el Jefe Político Superior, Vicente Filísola (1822–1823), nombrado por el Imperio Mexicano, convocara un Congreso de las Provincias Centroamericanas.

El ambiente seguía agitado en las territorios de la antigua Capitanía. El 3 de mayo de 1823, consultas populares en las cuales Chiapas y el Partido del Soconusco se pronuncian por la unión a México, lo que motiva a la apertura de la Asamblea Nacional Constituyente, en la ciudad de La Nueva Guatemala de la Asunción, el 24 de junio de 1823, a la que no asiste Chiapas, situación que produjo una tensión militar entre Guatemala y México.

El 30 de junio de 1823 se realiza el Congreso Constituyente de México, que produjo la ruptura de las condiciones por las cuales las Provincias Unidas de Centroamérica se habían integrado al Imperio Mexicano, creando las condiciones para avanzar hacia la constitución de la República Federal de Centroamérica, lo que se amarró el 22 de noviembre de 1824, la Constitución Federal, que nos reconocía como un Estado dentro de la Federación, que ya habíamos nombrado el Jefe de Estado desde el 6 de setiembre de 1824.

Así el 1º. de julio de 1823 la Asamblea Nacional Constituyente de las Provincias Unidas del Centro de América declaran que son “libres e independientes de la antigua España, de México y cualquiera otra potencia, y que no son ni deben ser patrimonio de persona ni familia alguna”. Esta es otra fecha que marca la Independencia, que nos toca, pero a la vez nos subsume en una organización estatal regional, que nos desdibuja como país independiente mientras permanezcamos en las estructuras unionistas o federalistas centroamericanas.

Las Provincias Unidas de Centroamérica, afirmando la Independencia y la Libertad, el 24 de abril de 1824, por gestión del Prócer José Simeón Cañas, abole la esclavitud en los territorios de Centroamérica, declarando en libertad a los esclavos que habitaban en el territorio, y declarando que nadie puede nacer esclavo, y que los esclavos que huyan de otros territorios donde son esclavos se les reconocerá como libres. Antes que Centroamérica la abolición de la esclavitud fue declarada en la ciudad de Guadalajara, en México, en 1810, en Chile, en 1811 se declara la libertad de vientres con lo cual a partir de ese momento, los hijos que nacían de esclavas serían libres, y luego, en 1823, se declara abolida la esclavitud. En las Cortes de Cádiz el Dr. Florencio del Castillo se distinguió en esta lucha. En 1813 Las Provincias Unidas del Río de la Plata acordaron la abolición de la esclavitud. Sin embargo, se puede entender que el Acta de 15 de setiembre de 1821 abolió la esclavitud al romper con España, y lo que ello significaba en ese sentido.

A pocos días declarar la Independencia de Costa Rica el 22 de octubre de 1821. Pablo Alvarado Bonilla, Prócer de nuestra Independencia y de la Centroamericana, se había dirigido a los “Ciudadanos” de Costa Rica, dándole trato de ciudadanos, toda vez que él mismo llamaba a desconocer la autoridad colonial desde el mismo 15 de setiembre, recordándoles su lucha, su apresamiento “por la brava lucha por la Independencia”, donde él mismo se reconoce como “ciudadano”, y les exalta a declarar la Independencia, como lo había hecho en otra nota, el 22 de setiembre, dirigida a los ayuntamientos de Cartago y San José.

El 29 de octubre de 1821 es la fecha que en Costa Rica debemos celebrar la Independencia nacional, porque es cuando aquí se toma la decisión de romper con el orden colonial español, de manera absoluta, de desconocer a las autoridades españolas, de integrar los primeros gobiernos propios, provisionales, y de establecer el 1º. de diciembre de 1821, la primera Constitución Política de Costa Rica, la del Pacto Social Fundamental Interino o Pacto de Concordia. En este Pacto o Constitución se afirmó la Independencia cuando allí se establece que “Costa Rica está en absoluta libertad y posesión exclusiva de sus derechos para constituirse en nueva forma de Gobierno, y será dependiente o federada de quien le parezca, y se reconoce y respeta la libertad civil y demás derechos naturales y legítimos de toda persona”, y hace surgir un régimen de elección popular.

Si el Acta del 15 de setiembre de 1821 hizo surgir la ciudadanía en Centroamérica, el Acta del 29 de octubre de 1821, de Cartago hizo surgir a la ciudadanía costarricense. Dejamos de ser súbditos, sumisos, es decir sometidos, y vasallos, según la dependencia política, económica y social que se tenían al interior del régimen monárquico.

La Independencia hizo surgir a los Hombres libres de Costa Rica. Si carecíamos de posibilidad de expresar la voluntad política, la Independencia nos dio la Voluntad Política, la Soberanía, para tomar decisiones políticas propias, y para ejercer el derecho de representación política, como forma suprema del Poder Popular. La Independencia nos dio Derechos y Libertades y la posibilidad de gozarlos y ejercerlos

Mención especial merece el costarricense Pablo Alvarado Bonilla. Se reconoce en él al primer insurrecto por la Independencia en Centroamérica.

Joven de 23 años, de ideas republicanas. Era cartaginés, nacido en 1785, de uno de los últimos Alcaldes de Cartago, Tomás de Alvarado y de María del Rosario Bonilla de Laya y Bolívar. Su padre posteriormente fue Teniente Gobernador de la Villa Nueva de la Boca del Monte, actualmente San José. Su familia era numerosa, compuesta por nueve hermanos. Compartía anhelos políticos con uno de ellos, con José Antonio, quien se dedicó al sacerdocio y también fue diputado al Congreso de la República Federal Centroamericana, igual que Pablo, quien también fue diputado.

Pablo Alvarado mostró interés por la educación desde niño. No teniendo oportunidades de estudiar Medicina en Costa Rica fue enviado en 1807, por su familia a Guatemala, donde abrazó la causa de la Independencia.

Su lucha y compromiso, sus pasajes por la cárcel y las detenciones, hizo que se graduara de Médico hasta 1823.

Desde Guatemala siempre pensaba en Costa Rica. Nunca estuvo desligado de este suelo.

Con motivo de la proclamación del Acta de Independencia de Guatemala, de 15 de setiembre de 1821, Pablo Alvarado envió un Manifiesto “A los costarricenses”. Y, durante el proceso de la proclamación de Independencia de Costa Rica estuvo ligado, y muy de cerca, a los sucesos que la iban definiendo.

Cuando regresó a Costa Rica, después de dejar la Diputación Federal, se dedicó a la medicina hasta su muerte en 1850.

Tenemos, al recordar esta fecha 29 de octubre de 1821, dos deudas históricas. La primera, erigir un gran Monumento a Pablo Alvarado, nuestro Prócer de la Independencia y, la segunda, levantar un gran Monumento alusivo a la Independencia de Costa Rica.

En todo el territorio nacional no tenemos un solo Monumento en estos sentidos. Esta debe ser nuestra meta histórica hacia la celebración del Bicentenario en el 2021.